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PRIMERA PARTE LAS UNIDADES DEL ESTUDIO LEXICO Capito | UNA IDEA DE LA PALABRA ‘Carvos PIERA Universidad Autonoma de Madrid ara caracterizar una lengua cualquiera hay que disponer, como minimo, de un cconjunto de unidades y de una serie de reglas (u ottos dispositivos cualesquiera) me- dante las cuales dichas unidades se combinen entre si formen unidades de orden superior. Hoy en dia, en las culturas de origen europeo y en las influidas decisive mente por ellas, que son casi todas las alfabetizadas, solemos dar por sentado que entre las unidades que asi se combinan figuran unas que denominamos palabras. Es mas, suponemos que las palabras son las unidades bésicas que se combinan. Por lo comin de manera implicita, damos por sentado que una lengua se compone de un diccionario, que ¢s un repertorio de palabras, y de una gramatica, donde esta equivale al conjunto de los dispositivos que, agrupando, distribuyendo y modificando las pa- labras del diccionario, dan lugar a frases de la lengua.’ En las paginas que siguen nos toca someter a un repaso critico sueinto algunas de las cuestiones que suscita la mitad de esta teoria implicita, equipdndonos para responcler lo mejor posible a la pregunta: gexisten en efecto unas unidades del lenguaje que correspondan razonablemente bien ‘2 Jo que entendemos, de forma intuitiva, por palabras? Se trata de una pregunta sorprendentemente dificil de contestar. Hace tiempo, una bibliografia anotada de 118 paginas (Juilland y Roceric, 1972) se enfentaba a siglos de intentos de caracterizar la nocién de palabra, todos los cuales resultaban in- satisfactorios. Poco antes, un estudio monogrifico (Kramsky, 1969: 67) se consolaba con la definicién siguiente: «La palabra es la mas pequefia de las unidades del len- ‘Buaje que se refiere a una determinada realidad extralingtistica o a una relacién entre 1, Eno suoesivo uso el término areglay para design a singin compromiso con su naturaleza mée allé de lo que explicte el texto. Este capitulo se adsribe al proyecto HUM2006-0S1I8FILO de la Direccion General de Investigacion, Ministerio de Educacin y Ciencia, Gracias a Esther Torrego por sus comentarios y comecsiones los erores que queden son impu- tables al autor. 2. La natralea introductoria de este capitulo, que debe dejar las cuestiones abierts por mu cho que transmita la postura de su aor, ha aconsejado darle un formato més ensaystco que el de las festantes secciones de este volumen, Por la misma razon, su biliografla no distingue entre referencias ‘oblizadase incidentals. 26 ANORAMA DE LA LEXICOLOGIA tales realidades y que se caracteriza por tener ciertos rasgos formales (acisticos, mor- ‘émicos) bien sea de hecho (en tanto que componente del contexto independiente) © en potencia (en tanto que unidad del plano Iéxico)». Al mangen de ciertas torpezas de formulacién (la palabra palabra no remite a ninguna realidad extralingtstica) y de las evidentes imprecisiones, lo cierto es que esta definicién se aplica perfectamente al prefijo ante, ala raiz ruct- y al sufi -oid/e), ninguno de los cuales tenemos por una palabra. Ante consecuencias de este orden, lo habitual viene siendo aftadir de un modo u otro que para ser palabra hay que poder ser independiente. Pero eso traslada la dificultad a la nocién de independencia (potencial), que se plasma en la idea tradi- cional de forma libre, Por una parte, ante, fruct y oid(e) son todo lo independientes que hace falta para combinarse con buen niimero de elementos: antepeniltimo y an- tecdmara, fructificar e infructuoso, androide y esferoide. Por otra, si independencia cequivale a capacidad de aparecer por si solo, el articulo espaol no latiene en absolu- to, y sin embargo se trata como palabra en gramaticas y diccionarios; por ejemplo, a la pregunta ¢7e lo ha pedido ta camarera o el camarero? no cabe contestar *La. Nuestra idea intuitiva de la palabra, que se aproxima bastante a lo que inten- taba captar Kramsky, esta condicionada por dos factores principales: la grafia y la tradicién gramatical grecolatina. En nuestro sistema gréfico, palabra es todo aquello que separamos con espacios en la escritura. Este es un sentido del término que hoy ‘encontraremos probablemente en todas las culturas que usen alfabetos o silabarios, én particular desde Ia difusidn de la imprenta. Sabemos, sin embargo, que es poco de fiar. Convencionalmente, eseribimos quiso verlo con dos palabras gréficas pero fo quiso ver con tres. Las escrituras de la Antigiiedad clasica tardaron en separar (con Puntos) lo que tenian por palabras. Hoy en dia, el alemain o el sueco siguen sin escri- bir separadas las palabras que integran una palabra compuesta mayor, aun cuando las ‘primeras pueden funcionar perfectamente por separado —y es instructivo comprobar que eso no supone un obstaculo serio para su recuperacién, aun en compuestos como el legendario Rheindampfchifffahrtsgeselischafiskapitansstelivertreter «segundo de a bordo de una compania de vapores de! Rhin»—. Con lo que se echa de ver que tan arbitrario es separarlas (inglés Academy awands «premios de la Academia») como unirlas directamente (handbag «bolso») 0 mediante guiones (go-berween «interme- diario amoroso»). No por ello cabe, desde luego, achacar a nuestras grafias una ar bitrariedad absoluta, Los espacios grficos intentan corresponder a lugares donde es posible hacer una pausa, como en la escritura al dictado, y muchos toman como un po- sible criterio de que sea una palabra el que las pausas puedan preceder o seguir a estas unidades, pero (normalmente) no las interrumpan. Sapir (1921: eap. 2) se convenci6 de ello al observar que sus informantes amerindios, al escribir por primera vez en sus enguas nativas, se atenian a este criterio. Pero la experiencia de otros linglistas que han trabajado con informantes va en sentido contrario.’ Dixon y Aikhenvald (20026: 11-12) sugieren que tales experiencias difieren en funcién de ias propiedades de las Tenguas con las que se esté trabajando: ciertos tipos de lenguas favoreeen el dietado por palabras y otros tipos, aquellos al menos en que las palabras pueden ser muy 3. Bloomfield (1933: 178) escribe que «las personas que no han aprendido a ler ya escribir tienen dificultades cuando, por la razon que se, se ven obligadas &dividir en palabras, Esta dificulad es menor en inglés que en otras lenguas, como el frances, INA IDEA DE LA PALABRA 2 Jargas, fomentan el recurso a otras unidades. En cualquier caso, la posibilidad de hacer pausas constituye un criterio fonético-fonolégico y, como veremos, conviene distinguir la palabra gramatical (esencialmente la que inienta recozer el diccionario) de la palabra como unidad fonolégica. El ejemplo que dan Dixon y Aikhenvald de una lengua cuyos hablantes no dictan por palabras es el jarawara, una lengua amazé- nica donde los verbos, formados de seis morfemas o més, pueden tener mas de doce silabas. Es significativo que la unidad de dictado resulte ser una suerte de pie bisflabo, que ni es un morfema ni tiene por qué coincidir con uno, y es, por tanto, una entidad clara y exclusivamente fonolégica Latradicién gramatical de origen grecolatino tiene por su parte una marcada pro- pensién a centrarse en las palabras y organizarse en torno a ellas. Lograba identificar ias «partes de la oracién» (0 «del discurso») y las identificaba con las «clases de pala bras», Estas clases de palabras se organizaban a su vez en paradigmas morfol6gicos, como las dectinaciones de los elementos nominales o las conjugaciones de los verbos. Los paradigmas son listas de palabras completas, en sus distintas formas: el hallarse en nominativo 0 acusativo es un «accidente» de la palabra y su marca es una «termi- naci6n flexible» (de donde nuestra «flexién»). Cuando los graméticos latinos Hlegaban a relacionar una de estas formas con otra lo hacian mediante reglas précticas que ‘operaban sobre una forma entera hasta convertila en la buscada. Un ejemplo espaol semejante seria: para hacer la primera persona del plural del imperfecto de cantar se le quita la ral infinitivo y se pone en su lugar -hamas, sin cambiar el acento de lugar. Vale decir que no se reconocian, 0 no se explotaban, nociones como la de morfema, ue sugiere dividir cantar en cant-a-r y distinguir entre raices (cant-) y afijos. Esa opcién teérica por la palabra y el paradigma casa muy bien con las propie- dades del latin o el griego, y es improbable que hubiera surgido del examen de otro tipo de lenguas. En turco, donde ipler es «cuerdasy, ipin es el genitive de «cuerda» ¢ iplerin el genitivo plural de «wcuerda», es dificil no advert la presencia de una ralz ip wcuerda» y dos morfemas sulijales, -in para el genitivo y -ler para cl plural. Por Jo mismo, tiene poco sentido proponer que los hablantes de turco memorizan listas (paradigmas) como ip, ipin y asi sucesivamente hasta recitar ip con las seis «termi- naciones» casuales del turco en singular y en plural, a la manera como se presenta el paradigma latino de rasa, rosae; esas «terminaciones» (morfemas) del turco son regulares, siempre las mismas y transparentes,* lo que indica que se memorizan cada una por separado junto con el lugar que les corresponde respecto de la raiz y otros sufijos. No es pues extrafio que nuestra distincién entre las raices y los demés in- gredientes de las palabras provenga en iiltima instancia de las gramiticas semiticas (coneretamente las del hebreo, en el siglo xv1). Tampoco que el conocimiento de la exquisita tradicion sénscrita, que discrimina claramente afijos y sus combinaciones, estimulara decisivamente la constitucién de la morfologia modema, que en més de an sentido puede considerarse obra de los neograméticos alemanes del siglo x1 Con todo, en las universidades y en los colegios de Europa siguié consediéndose un papel central a la nocién de palabra, por confusamente que se definiera, La notoria, y 4, Salvo por los efectos de la armonia vocica, proceso fonologico que modifica ls vocales de os suijos, sean estos los que sean, en funcién de las vocales de la riz as cuales a su vex comparten secesariamente cierosrasges. 28 PANORAMA DE LA ‘no muy sélida, distincién entre lenguas aislantes, aglutinantes y flexivas depende de esa nocién, pues lo que mide en primer lugar es el nimero de mnorfemas por palabra: un morfema (lengua aislante, como supuestamente el chino elésico) 0 varios, que pueden ser diseretos (lengua aglutinante, como el turco) o equivalentes a la fusin de varios morfemas discretos (flexiva, como el latin). La dificultad mas sistemética y Hamativa de las que se oponen a la nocién intui- tiva de palabra es la constituida por los cliticos, como el Un clitico se comporta como una palabra a ciertos efectos (as la funcién de complemento directo)’ pero a otros como un afijo (tiene que aparecer justo antes del verbo flexionado 0 justo detrés del verbo en infinitivo 0 gerundio. y si hay varios eliticos de su misma naturaleza su orden es también obligatorio: me ‘puse y no *lo me puse). A primera vista pareceria que el asunto se resuelve identifi- ccando a los cliticos con «palabras sin acento», en la terminologia de Navarro Tomas (1925): por no tener acento, un clitico es una palabra que necesita aparecer junto @ otra que si sea ténica, para constituir con ella una unidad minima de pronunciaciény entonacién, dado que tales unidades minimas no pueden ser étonas. No obstante, de ahi no se sigue cual haya de ser la posicién del clitico con relacién a la palabra en que se apoya ni, sobre todo, que haya de haber un orden entre unos cliticos y otros. Es més: la presencia de acento no garantiza que un elemento Iéxico deje de funcionar como clitico. Veiamos con el ejemplo de /a que el articulo determinado, que es éton tiene las limitaciones de distribucion propias de un clitico; las mismas limitaciones afectan al indeterminado wn, que si lleva acento. Y la ausencia de acento no impide que algunos cliticos puedan acabar recibiéndolo, en ciertas configuraciones; asi, la particula complementante gue, en este ejemplo imitado de Vigério (1999: 285) donde los corchetes indican el fraseo: [Juan piensa que] [después del examen] [podiamos ir a celebrarlo}, Por todo ello, la relacion entre atonicidad y condicién de clitico, que indudablemente existe y tiene consecuencias, no es tal que permita afirmar que un clitico es, sin més, una palabra étona (y, por tanto, una palabra). Sf sugiere en cam bio que prestemos atencién a los que achacan buena parte de nuestras dificultades ‘a no haber distinguido, en el punto de partida, entre la palabra como unidad gra- matical (palabra gramatical, sin més) y la unidad fonol6gica equivalente (palabra fonoldgica o prosédica) —que puede estar formada, entre otras cosas, por cliticos jjunto con una palabra gramatical no clitica—. Adoptan esta distincién como punto de partida todos los participantes en Dixon y Akhenvald (20022), volumen dedicado aun estudio interlinguistico pormenorizada de nuestro tema. Lo que aqui mds nos concierne es que no parece posible construir la morfosintaxis a partir de las palabras fonolégicas. Un ejemplo muy sencillo: analizar la oracién inglesa Mary's broken the rules “Maria ha roto las reglas’ a partir de la palabra pros6dica [Mary's] complicaria extraordinariamente el tratamiento de la concordancia, la sintaxis del verbo y del sintagma verbal y otros muchos aspectos de la gramatica inglesa (p. ej.: zde donde viene entonces la iregularidad de "Mary broken the rules “Mary roto las reglas'). En de verlo y lo quiero ver lo se hace cargo de 5. En rigor esta fancion corresponde a una frase 0 sintagma nominal Ahora bien. un sin ‘nominal fonéticamente materalizado require la presencia deal mencs una palabra no soo un morfema: Puse agua en el vaso. ‘6. Para la morfologia de los citicos pronominslesrominicos hay que parr de Bonet (1992). LUNA IDEA DE LA PALABRA 2 general, los ingredientes de una palabra prosédica pueden pertenecer, segiin las len ‘quas, a elementos de naturaleza morfosintéctica relativamente variada, de forma que dichas palabras constituyen, desde un punto de vista universal, un conjunto de escasa homogeneidad, si es que no en parte arbitrario. De ahi que los linglistas prefieran sisteméticamente considerar que la palabra prosédica deriva de una previa estructura ‘morfosintactica, como haremos aqui. Para la palabra como unidad prosédica, vase Hall y Kleinhelz (1999), teniendo también en cuenta, en particular, Selkirk (1995, 2005), Vigario (2003) y Kratzer y Selkirk (2007),” Dejemos pues de lado, por el momento, la palabra prosédica y veamos qué racteriza segtin Dixon y Aikhenvald a la palabra gramatical. Esto es lo que concluyen (20025: 19): (1) Una palabra gramatical se compone de cierto niimero de elementos grama- ticales que: a) siempre aparecen juntos, y no dispersos por la oracién: 5) _aparecen en un orden fijo: ©) tienen una coherencia y un significado convencionalizados, Los autores denominan a a) criterio de la cohesién; podemos lamar a 6) y ¢) criterios del orden y del significado arbitrario, respectivamente, Précticamente salta a Ja vista que estos criterios pueden ser condiciones necesarias, pero no son suficientes. La forma lisa y Uanamente cumple con los tres eriterios, pero no es una palabra a ro ser que ampliemos ex profeso el significado del término: esta formada por pe- labras independientes segin reglas sintacticas de uso general y no es un compuesto ‘como handbag. De otro modo, también cumple estos eriterios por mor de. Lo cierto es que mii siquiera esté claro que nos hallemos ante condiciones necesarias. Dixon y Aikhenvald advierten que ciertas formas del portugués europeo como procurd-lo-ci (‘lo buscaré’) pudieran ser excepciones a a), pero replican que ef es en estas formas un clitico, no un afijo. Sea esto correcto o no, supone una distincidn previa entre for- mas cliticas no cliticas, sin la que (1) no es operativa. Los «verbos preposicionales» del inglés (bring up “traer a colacién’) y los «separables» del aleman (armachen cen das Licht anmachen ‘encender la luz’) son también en principio contraejemplos aa): She brought the topic up (‘ella sacé el tema’), Wir machen jetzt das Licht an (‘encendemos la luz’). Beard (1995: 54) sefiala que las formas turcas gelir-ler-se y ‘gelir-se-ler significan ambas ‘si ellos vienen’, lo cual supondria un contrajemplo a 7. Se deduce de Wheeldon y Lahti (2002) que en Ia produccién lingtistiea —Ia actuacion det Jocutor—lasunidades pertnentes son las palabras fonologicas, no las gramaticales La referencia clisica para cl ema de los consituyenes prosédioos —como la palabra fonoligica—es Nespor y Vogel (1986), pero Nespor y Vogel daban cabida a un lado grupo clit. situado por eneima de la palabra y por Eebajo dela Base fonolégica, que muchos investigadoresposterioestienden a descatar (pj, Selkirk, 1993), Ua buena manera de entrar en lo que pucde devi Ge los clitcos la gramatica actual es atreverse con dos textos muy distinns: el capitulo 9 de Fale (2047) y la seccin 2.4.3.2 de Bermédez-Otero (de ‘proxima aparcion; para mas detalle consiltene los abajesincluidos en Gerlach Grijzenhout (2001), Boscovie (2001) y sobre todo Anderson (2005). Hay por supuesto otro sentido posible de la expesion palabra fonoldgican, que es el dela parte fSnica de cada entrada lexiea; puede verse al cespecto Halle (1997, 2000), 30 PANORAMA DE LA LEXICOLOGIA 6), el criterio de orden. Los propios Dixon y Aikhenvald recogen que las lenguas de le familia sioux muestran probables excepciones a b); asien lakota: «La posicién del nombre incorporado es bastante variable, especialmente con respecto a los conjuntos de prefijos instrumentales y locativos. El papel sernéntico de] nombre incorporado no es aqui un factor determinante» (Rankin et al., 2002: 186).' En cuanto al crterio ©), advirtamos que en las palabras derivadas a menudo no hay mds arbitrariedad ni convencién que la de un elem de los demas morfemas y del orden de estos es perfectamente regular y sistemética: postdesalinizacién es a salin(o) lo mismo que postdeshumanizacién a fuman(o) y, si salin(o) significara ‘feo’, postdesalinizacién significaria ‘periodo, actividad o proce- so posterior al embellecimiento’. Por tiltimo, si una palabra se analiza como mono- morfémica (paz) los dos primeros criterios de (1), y en cierto modo también el terce- ro, se le aplican de una manera vacua, por cuanto no hay en esas palabras mas que un «elemento gramatical» (perceptible al menos) que considerar; ahora bien, una misma aplicacién vacua daria resultados engafiosos con afijos como post-. Es decir, (1) es vicario de otra categorizacién previa, ademés de la que diferenciaba a los cliticos implica que los «elementos gramaticales» se han dividido en formas i que (1) valdré en la medida en que dicha categorizacién, no explicita, ‘As{ pues, los muy madurados criterios de Dixon y Aikhenvald son con certeza una buena guia préctica, pero no nos ilustran mucho mas que la antigua definiciin de Kramsky. Lo cual no es sorprendente, pues lo que han buscado estos linglistas son criterios inductivos de sentido comin, que procedan exclusivamente de propiedades inmediatamente manifiestas del objeto sin mediacion de ninguna amazin tesrico-con- ceptual. Este proceder da resultado pocas veces: solo cuando viene a delimitar un ‘concepto que acaba sirviendo de elemento primitivo en una posterior teoria articulada, entre otras cosas, a partir de dicho concepto (que luego suele acabar reviséndose en funcién de ella). Aqui nos permite sugerir que la nocién de palabra no es hoy por hoy tun concepto primitivo de la teoria lingistica ni promete serlo (a diferencia de otros, como quizé, por ejemplo, y en el interior de la teoria adecuada, alguna versién de los conceptos de oracién, de categoria funcional —véase infra—o de rasg ico). Si puede ser, claro est, un concepto derivado, y a esa posibilidad dedicamos las paginas ue siguen. En cualquier caso, uno de los inconvenientes que tiene el proceder como lo hacen Dixon y Aikhenvald es que, a menudo, lleva a que conceptos realmente operati- vos en el andlisis adoptado queden implicitos y, por tanto, oscuros ¢ inmunes al andlisis Tal sucedia aqui, como hemos visto, con los de forma libre, afijo y clitco, que a su vez permiten quiza caracterizar inductivamente el de raiz como aquel elemento que en una forma compleja no pertenece en primera instancia @ ninguna res, Con todo, es preciso insistir en que estas categorias inductivas solo se justifican en funci6n de su pertinencia y eficacia para el sistema que se construye con ellas. o central, sea raiz u otro, por cuanto la contribucién 8. Laincorporaciin nominal es un proceso en vruad del cua (a grandes rasgos) el nombre objet directo pasa a formar parte del complejo del verbo: sien espaol huberaincorporacin pereptible por friamos decir tanto Julia lavaba ef coche como lia cochelawabe. Vease Baker (1988). ‘9. Para un repaso muy acenado de los Supuesos momento desu publicacion, véese ol capitulo 1 de Cabré y Rigau (1986). Aqui eenderemos sobre todo & perspectives y desarrollo postrioes movia a lexicalogia ene! 2s en gue 8 LUNA IDEA DE LA PALABRA 31 Hay una dimensién que subyace a todas las tltimas nociones citadas y que si hhubiéramos entrado en la cuestién de los cliticos se nos hubiera puesto inmediata~ mente de manifiesto. Los cliticos, en efecto, pertenecen a las denominadas categorias funcionales. En lenguas afines a la nuestra (Vigario, 1999: 258) podran ser preposi- ciones, conjunciones, complementantes, articulos, pronombres personales cliticos, elementos verbales de cardcter modal o auxiliar (como en inglés), marcadores del discurso (como en griego clasico) y adverbiales (como en holandés), pero en ningun caso nombres, adjetivos o verbos propiamente dichos. La distineién entre los elemen- tos de este tipo (los que representan categorias funcionales) y los que corresponden a las llamadas categorias léxicas (nombre, etc.) es esencial para explorar la viabilidad de la nocién de palabra, y por tanto para ocuparse de lexicologia. Con Beard (1995), y sobre todo en vista del detallado estudio de Baker (2003), admitiremos que las categorias léxicas son las de nombre, verbo y adjetivo."” Beard, tno de los lingllistas que més partido ha sacado de esa distincién, parte de explicitar ccinco principios generales de la investigacién morfolbgica que tiene con razén por «firmemente establecidos» (Beard, 1995: 15-17). Tres de ellos conciernen a las pro- piedades de las categorias léxicas y de ellos damos aqui una versién: 2) a. Los miembros de las categorias léxicas consisten en conjuntos de re- presentaciones no nulas de propiedades semiinticas, gramaticales y fo- nolégicas cada una de las cuales implica alas otras. ', Los miembros de las categorias léxicas constituyen clases sinerénica- mente abiertas. ce. Los miembros de las categorias léxicas se adscriben a una categoria Iéxica y solo a una El principio (2a) no es sino la aplicacién a las categorias léxicas de la definicion de signo, de origen estoico, difundida por Saussure: tienen una cara seméntica y una cara fonolégica, indisociadas, a lo cual se afiade que tienen propiedades gramati- cales (al menos, Ia de ser verbo, nombre, etc.). Lo que cuestiona Beard es que los, elementos no léxicos sean también necesariamente signos, en este sentido. Aduce casos andlogos al -at- de comatoso, que carece de correlato semantico (eft. goma | -gomoso); otro ejemplo puede ser el de la vocal temética de los verbos latinos o romé- 10. Aqui apenas nos afecta cul eal ists universal exacta de estas categoria. Véase el «Ape: dice» de Baker (2003: 303-325) para argumentos en contra de arbuir una categoria Iexice a pre- y Posposiciones (adposiciones). Desde Emonds (1985), que viene a repartles enire los adjtivos ¥ las ‘posiciones, son seguramente mayora lo lingstas que no ereen preciso formar con los adverbios tua categorie primaria. En evant ala inclusign de clitioos propominales enze las categoria no Iexicas, implica evdentemente no tratarlos como nombres; la ltemativa genoralizada es incur ls pronombres personales en la categoria (funcional) de ls «determinantes, junto coa, por ejemplo, os aticulos (en la tradickn generativa, desde Postal, 1969a),Paa la ustiicacign de las categoias en espaol véase Bosque (1989). A menudo, como hace Bosque, se uliza la expres ecategorias gramatcales» para designar las ‘gui llamedas lexicas. Puesto ue ls categorias no lexicas (por ejemplo, el tempo 0 el caso) son las Gu, desde un punto de vista nwitivo, ienen uns funcion mds vsiblemente gramatical,peferimos designar a ‘estas ima como categorasfucionalesy evitarlosequivocos que puede susctar la tiqueta «categoria sramatical, 32 PANORAMA DE LA LEXICOLOG nicos (Oltra-Massuet y Arregi, 2005). El principio (2b) expresa algo que pertenece a la experiencia comin, A lo largo de la vida de cualquiera de nosotros se afiaden a la lengua nombres, verbos y adjetivos, ya sean neologismos (téenicos 0 no), préstamos de otras lenguas (subprime, burka, birra) 0 adaptaciones de estos (tunear, un burguer yorki por Yorkshire terrier), acronimos (GNU), teenicismos 0 arcaismos resucitados (Chupa), etc. (véase el capitulo 2 de ta segunda parte de este volumen). También se adguieren términos nuevos formados mediante las reglas de derivacién establecidas (hipervinculo, monolinea). Un hablante puede erearlos por cualquiera de las Vias an- teriores con fines cémicos, literarios, cientificos, practicos 0 de cualquier otra clase, y el que se incorporen 0 no la lengua es un hecho sociolégico, no linglistico—esto es Jo que implica la precisin «sinerdnicamente abiertas»—. Sin embargo. nadie puede inventar una preposicién 0 un articulo, como no puede afadir un tiempo verbal, un caso 0, en inglés, un modal del estilo de sould. Estos iltimos son categorias funcio- nales, que en toda lengua constituyen una clase cerrada y aun bastante restringida, a diferencia de la clase abierta (a la incorporacién de elementos nuevos) que constitu _yen las léxicas. Al principio (2c) volvemos mas adelante. Hale (2007: 216-217) hace una distincién comparable entre «léxico enciclopé- ico» y «léxico gramatical»."' Admitamos de momento que el contenido del primero son nuestras categorias Iéxicas. Hale les atribuye las siguientes propiedades, de las que carece el «léxico gramatical (3) @ El aprendizaje det Iéxico enciclopédico infringe el «principio del sub- Conjunto» (esto es, permite que los aprendices cambien una hipdtesis demasiado amplia por otra més restrictiva). 4. El aprendizaje del léxico enciclopédico parece conllevar, al menos en cierta medida, un conocimiento explicito. El aprendizaje del léxico enciclopédico (de Ia lengua mate) parece proseguir durante toda la vida. d. La informacién contenida en el léxico enciclopédico no desempefia Papel alguno en la computacién gramatical (Ba) se basa en el principio, comiinmente admitido, de que el ni se atiene a la gramética mas restrictiva (de cuantas tiene a su disposicién) en tanto no tenga datos positivos incompatibies con ella, en cuyo caso la revisa para permitir mayor complejidad. En consecuencia, durante la adquisicién no se postulard, por ejemplo, una gramética que permita desplazar constituyentes a cualquier distancia, sino solo desplazamientos locales, una vez percibido que existen desplazamientos (si es que 11, Cf Peoters (2000) y en particular. dado nuestro sontesto ag Hatley y Noyer (2000), Se sprovecha muy productivamente una dstncién equiparable en Emonds (2000) 12. El principio del subconjunto (subser principle) aparece. sin esa denominacn, en Gold (1967) Su aplicacin al aprendizaje de las lenguas naturales es obra de C. L. Baker, R, Berwick, F. Del S. Pinker, A. Weinberg. K. Wealery otros. Se sabe que un principio formalmente andlogo, que Paul Kiparsky bautizé como elsewhere principle, opera en distinos lugares dela ramstica sincronicnadalta (ease p ¢, Halley Marantz, 1993: 120, o Stump, 2001; 273): como seal Kiparsky, ya estéformulado «en a obra del gramstico indio Papin (siglo w a.C.). Para c aprendizaje del vocabulatio véase Gletman 1 Fisher (2005), asi como los capitulo Iy 3 de la cuarta pate dee eevee ercreseteerrvetntora-seenenmmmreeet mente UNA IDEA DE LA PALABRA 33 hay que percibirlo). En cambio, un nifio puede llamar tuberia al conducto que hace el gusano en una manzana o también afirmar que un muifieco no «es» (= representa) un hombre sino una persona." (35) recoge el hecho de que cualquier hablante puede ex- plicarse a si mismo, mejor o peor, qué es una persona 0 una tuberia, pero no por qué dice que Julia sabe mucha fisica y no que Julia se sabe mucha fisica, 0 por qué Me duele la pierna y no Duele mi pierna, 0 qué diferencia hay entre Estas manchas son de lluvia y Estas manchas son de la lluvia, Espero aqui y Me espero agui, Te vi salir y Te he visto salir. La escasa accesibilidad intitiva de categorias gramaticales como la definitud 0 el aspecto explica la dificultad que tenemos para ensefiar a un hablante de ruso (donde no hay articulos) a usar correctamente los articulos del espaitol, 0 para ensefiar a un hablante de espafiol a elegir la variante aspectual (obligatoriamente indicada) de los verbos rusos: delar' hacer, imperfectivo’, sde/at’*hacer, perfectivo’ Sin embargo, tanto el ruso como el espafiol hacen uso de las nociones de definitud y aspecto en distintos puntos de las respectivas gramticas, Ya hemos visto en (26) lo esencial de (3c). En cuanto a (3d), en este punto podemos entenderlo de la siguiente manera: la informacién que se encuentra solo en el «léxico enciclopédico» y no en el «gramatical» es invisible para la gramética. Esto es algo que normalmente se da por sobreentendido de puro obvio para, muy a menudo, pasar a olvidarlo cuando se hace lingiiistica. Hay lenguas que situan el verbo en primera posicién de la oracién, como el irlandés. No las hay, en cambio, que pongan en primera posicién a los términos relacionados con la comida, sean ‘verbos o nombres. Los términos que designan entidades verdes no se tratan gramati- ccalmente de otro modo que los que designan entidades rojo chillén. Solemos dar por sentado, con buen criterio, que ninguna regla gramatical tiene por objeto categorias como estas. Considérese Ia analogia con lo fonolégico. No hay, ni suponemos que puede haber, reglas gramaticales que afecten a las formas que empiezan con [k] y no a las demés. Asi, no esperamos topar con una lengua que sea como el espafiol salvo que obligatoriamente haya que decir Carifio, buenos dias y Callos no como y no en cambio Buenos dias, carifio y No como callos. Descartamos semejante cosa mediante el supuesto de la modularidad la fonologia es uno de entre varios médu- los auténomos a cuyas unidades internas la sintaxis no tiene acceso. A la sintaxis le importa que callos sea un nombre, 0 que sea obligatoriamente plural, pero no que empiece con oclusiva velar sorda. De hecho, si la evolucién lingtistica llevara a que se pronunciara como gallos su sintaxis seguiria siendo exactamente la misma, por lo mismo que no cambia Ia sintaxis del verbo ser si se pronuncia con ‘ceceo’ ‘Andlogamente, volviendo a nuestro tema, si los cailos de Madrid son el menudo de México D.F., eso solo afecta a la lengua en la medida en que menudo es un nombre singular, de masa, etc.; en absoluto esperamos que la sintaxis de menudo haya de ser igual a la de callos por razones de casqueria. La razén es la misma por la que no nos extrafia que un ordenador (masculino) sea lo mismo que una computadora (fe- 13, Ejemplos registrados po Rafuel Sanchez Ferlosio Joe Emonds, respestivamente. La prime- ra denominacin es ene otras coss, un cao de supercon|untointensional (Ia tuberas tenn propied des que no tiene cualquier conducto)y Ia segunda de superconjunto extensional (hay mas personas que hombres). Puesto que estamos sujetos a (3c), todos podemos incurrir en parecos desvios también de rmayores —y, dado (34, peeatamos luego de elo—.

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