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Un libro de Editorial Voluntad S.A. Interés General © Julio Garcia Espinosa, 1995. © Copyright 1995, EDITORIALVOLUNTAD S.A. Carrera 7 No. 24-89 piso 24 Bax: 2892189 Santafé de Bogoti, D. Colombia. Derechos reservados. Es propiedad del Editor. Este libro no puede ser reproducido en todo o en pate por ning medio mecnic, clectrnieo, de grabacién registo 0 forocopiado sin el previo Consentimiento escrito del Bator ISBN (serie) 958 02 1003 9 Volumen individual 958 02 1004 7 Impreso por Carvajal S.A.—Imprelibos Timpeso en Colombia Printed in Colombia CONTENIDO ‘Prog, por Lisandro Duque Naranjo, 7 Por un cine imperf®et0 ron " En busca del cine perdido ern. 31 Intelectuales y artistas del mundo entero, desunios! 39 ‘Los cuatro medios de comunicacién som tres: cine yTV 7 53 Eldestino del cine En los noventa afi del cine braslero ace 87 La doble moral dl cine soninineninnineninenne 9D Eline popular a veces da sefiles de vida 109 Latelenovela (Oel chisme elevado a la categoria de arte drat nue 25 a electrénica 0 la cuarta edad del cine. 137 Por un cine imperfecto (veinticinco afios después) 145 Elautor ae 155 El Cine Imperfecto vuelve y Juega Hace veinticinco afios, en 1969, cuando Julio Garefa Espi- :nosa publicé por primera vez. su ensayo “Por un cine imper- fecto”, parecia estar muy préxima la utopia del socialismo mundial: en Africa, languidecfa un colonialismo que hasta ese momento se suponfa eterno, en Asia se le bajaban los hhumos a la prepotencia militar norteamericana, en América ‘Latina el ascenso de las luchas sociales sugeria las visperas de ‘varios estados democriticos que posiblemente comenzarian ladécada siguiente sacudidos de toda subordinaci6n, en Fran- cia, estudiantes y obreros, por centenares de miles, le revol- -vian notas de La Internacional ala partitura de La Marsellesa mientras que el milagro alemén era que no se irrespetara a diario, con trincheras y piedras, a severidad de la vida. En Estados Unidos, los j6venes armaban, con las tarjetas de re- clutamiento, pias alas que los adultos arrojaban también las cuentas de los impuestos para financiar la guerra de Vietnam. No quedaba, pues, por volverse contestatario sino el quinto continente 8 Jo Gazca Espinosa Se calculaba que estibamos en ese umbral espléndido en el ‘que, como lo dice Julio Garefa Espinos,“Las minorias de to- das ls trstezas al fin sonreian, ls costumbres y el arte se trans- formaban y nos transformaban. Y luego, la utopia mayor: ‘Crefamos poder ser felices sin necesidad de ser egoistas”. Cada cierto tiempo la humanidad llega a puntos cruciales aque le hacen suponer que hasta aquf todo fue de tal manera, ¥ desde ahora todo serd de tal otra. En los afi sesentas reverdeci6, a propésito del captalismo, esa misma sensacién de relevo radical que conspir6 contra el feudalismo en los siglos XV y XVI, y que puso a Bruoghel a expulsar de sus Tienzos alos reyes para instalar en ellos muchedumbres goz0- sas y relizadss, ¥ a Rabelais a causurar el medioevo en sus piginas pantagruélias legitimando al ciudadano francés wul- far y corriente en tna literatura nacional liberada del com- plejo de inferioridad fiente a la lengua “culta” oficial. Los finales de la década de los afios sesentas tuvieron la vistud, u offecieron la trampa, segiin de donde se os mire, de proveer- ros una sensacién similar, s6lo que como un espejismo, ‘Muchos no logramos, ademiés, por entretenernos en él dis- frute de tanta evidencia aparatosa que le daba un aize termi- nal al capitalismo, detectar los gérmenes, discretos ain y smimetizados entre ls otras lamaradas, que en la Checoslove~ aguia del 68 lo que comenzaban a presagiar era el derrumbe socialista. Pero no incluir entre los clculos esta eventualidad cera ficil, sobre todo si el proyecto cultural de la nueva socie- dad abarcaba corregir, después dela tumbada del capitalismo, {que era lo prioritario, algunos puntos molestos del socialis- smo en el poder, verbigracia el dirigismo estatal en el campo de la creaci6n artistica que era la piedra en el zapato izquier- do de los intelectuales. Ese era el espiritu dela época, incluso en la URSS, donde Evtuschenko oxigenaba con su poesia y susademanes heterodoxos el olor a cuarto viejo del Prolekult. ro a doble mora del eine > “Pero, oh la vida, la vida no es una linea recta hacia el porvenir”, como lo dice Julio Garcia Espinosa en su artculo “Por un cine imperfecto veinticinco afios después”. Como cen l cancién de Serrat, “Se acabé la festa, y con la resaca a ccuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su ri- {queda y el sefior cura asus misas, Se desperté el bien y el mal, la zorra pobre al corral, la zorra rica al rosa y el avaro a sus divisas Se acab6, el sol nos dice que llegé el final, por un ‘momento se olvidé que cada uno es cada cual.” El autor de este libro era, no el tinico, pero si de los mis licidos y en todo caso el mis sistematico, de los intelectuales, latinoamericanos que, cuando el contexto era propicio para Jos sues, se ocupaba de reflexionar sobre el papel del cine y Jos medios audiovisuales. Més que un intelectual revolucio- nario, Gas Epis ry, dee nto, eo nario de la reflexi6n, un provocador de complejidades, que tpori Sngios incisal dscnydeboriaba fsa gares comunes con que la izquierda oficial -de Cuba y de cualquier otra parte- examinaba el papel del artista en la so- ciedad,el del estado en la culeura,y por supuesto y ante todo, cl del cine yl television en los paises agobiados por las gran- desmetrépolis.Allidonde muchos identificaban hechos con- cluyentes, el autor de este libro descubra procesos. Donde otros vefan inminencias de un talhombre nuevo” Julio incafa construcciones por acometer, puntos de partida, operaciones pendicntes de la imaginacién, asumiendo, como Goethe, que “solo lo inacabado es fecundo”. Esas cualidades, cristalizadas a través de un estilo literario inusitado en gentes de cine, nos permiten asegurar que la imaginacién teérica que Julio Garcia, Espinosa desplegé cuando el futuro era ya casi, puede darse por vigente’hoy dia cuando el futuro quedé aplazado para quién sabe cuando. A diferencia de muchas convieciones que quedaron sepultadas, por lo dogmiticas, debajo de las 10 Julio Garcia Espinosa piedras del muro de Bein, las que Julio Garcia Espinosa sus tenta en esta recopilacién pueden darse el ujo de continuar ilesasy no propiamente en estado de suspensin hasta a proxi- ‘ma utopia como el cadéver de Walt Disney que espera conge~ lado el dia de la reencarnaci6n, sino como tn cuerpo cilido ‘ycoherente,lleno de propuestas para acometer la gestion crea~ dora contra esa estandarizacién vertical, en direccién norte~ sur de imaginarios adversos a nuestra idioincracia que se nos jmponen hasta la empuiiadura a través de los medios audiovi-~ suas. Si en los tiempos en que el socalismo parecfa una eerteza invencible estos ensayos tenfan la virtud de no cerrar el cam- ppo de la aventura espiritual -como en cambio silo hacian algunos manuales del marxismo escolistico-,hoy en dia, cuan- do cs el triunfalismo neoliberal el que pretende clausurar la historia poniéndole un Happy end insoportable, este libro, por fortuna, vuelve y juega. Lisandro Duque Naranjo i : Por un cine imperfecto Hoy en dia un cine perfecto ~técnica y artsticamente lo- sgrado~ es casi siempre un cine reaccionario. La mayor tentacién que se le offece al cine cubano en estos ‘momentos ~cuando logra su objetivo de un cine de calidad, de un cine con significacién cultural dentro del proceso re- volucionario~ es precisamente la de convertirse en un cine perfecto, EL boom del cine latinoamericano ~con Brasil y Cuba a la cabeza, segin los aplausos y el visto bueno de Ia inte— Jectualidad europea~ es similar, en la actualidad, al que venia monodisfrutando la novelistca latinoamericana. aPor qué nos aplauden? Sin duda se ha logrado una cierta calidad. Sin dada hay un cierto oportunismo politico. Sin du- da hay una cierta instrumentalizacién mutua. Pero sin duda hay algo mis. @Por qué nos preocupa que nos aplaudan? {No esti, entre as reghs del juego artistico, a finalidad de un reconocimicnto ppblico? ZNo equivale el reconocimiento europe -a nivel de Ih cultura artistica~ a un reconocimiento mundial? 2Que ks obras realizadas en el subdesarrollo obtengan un reconocimicato de tal naturaleza no beneficia al arte y a nuestros pueblos? CCuriosamente la motivacion de estas inguietudes, es necesa- rio aclrarlo,no es sélo de orden ético, Es mis bien, y sobre todo, estético, ies que se puede trazar una linea tan arbitraria- i. Julio Garcia Espinosa ‘Cuando nos preguntamos por qué somos nosotros directo- es de cine y no los otros, es decir, los espectadores, la pre ggunta no la motiva solamente una preocupacion de orden, ftico, Sabemos que somos directores de cine porque hemos ppertenecido a una minora que ha tenido el tempo y las ci unstancias necesarias para desarrollar, en ella misma, una ‘cultura artstca;y porque los recursos materiales de la técnica cinematogrifica son limitados y, por lo tanto, al aleance de ‘unos cuantos y no de todos. "Pero, qué sucede si el futuro es la universalizacion de la censeiianza, si el desarrollo econdmico y social reduce las ho- tas de tabajo, sila evolucién de Ia técnica cinematogrifica {como ya hay sefiales evidentes) hace posible que ésta deje de ser privilegio de unos pocos? ¢Qué sucede si el desarrollo del videotape soluciona la capacidad inevitablemente limitads de {os laboratorios, silos aparatos de televisién y su posbilidad de“proyectar”, con independencia de la planta matriz, hacen Jnnecesara la construccién a infinito de salas cinematogrifi- tas? Sucede entonces no s6lo un acto de justicia social, la posibilidad de que todos puedan hacer cine, sino un hecho de extrema importancia para la cultura artistica:la posilidad de rescata, sin complejos ni sentimientos de culpa de ningu- tna clase, el verdadero sentido de la actividad artstca. Sucede tentonces que podemos entender que el arte es una actividad ‘desinteresada” del hombre. Que el arte no es un trabajo. (Que el artista no es propiamente un trabgjador. El sentimiento de que esto es asiy la imposibilidad de prac- ticarlo en consecuencia, s la agonfa y, al mismo tiempo, el fariseismo de todo el arte contemporineo. ‘De hecho existen las dos tendencias. Los que pretenden realizarlo como una actividad “desinteresada’” y los que pre tenden justificarlo como wna actividad “interesada”. Unos y ‘otros estin en un callején sin salida. Fate mot de cne 15 CCualquiera que realiza una actividad artistica se pregunta en un momento dado qué sentido tiene lo que él hace. El simple hecho de que sura esta inquictud demuestra que exis- ten factores que la motivan. Factores que, a su vez, eviden- cian que cl arte no se desarrolla libremente. Los que se tempecinan en negarle un sentido especifico, sienten el peso moral de su egofsmo. Los que pretenden adjudicarle uno, compensan con la bondad social su mala conciencia. No im- porta que los mediadores (crticos,te6ricos, etcétera) traten de justificar unos casos y otros. El mediador es para el artista contemporineo, st aspirin su pildora tranquilizadora. Pero como ésta, s6lo quita el dolor de cabeza pasajeramente. Es certo, sin embargo, que el arte, como diablillo caprichoso, sigue asomando esporidicamente la cabeza en cualquiera de has dos tendencias. Sin duda es mis ficil definr el arte porlo que no es que por lo que es, si es que se puede hablar de definiciones cerradas no ya para el arte sino para cualquicr actividad de la vida. El cspltitu de contradiccién lo impregna todo y ya nada ni na- dis dix encemar non marco por muy domo que Es posible que el arte nos dé una visién de la sociedad 0 de Ja naturaleza humana y que, al mismo tiempo, no se pueda defini como visiOn de la sociedad o de la naturaleza humana, Bs pb queen per eto et iplcio m cto lela conciencia en reconocerse pequefa concien- cia historic, sociol6gica,pscoldgica, floss, eceer,y al ‘mismo tiempo no baste esta sensacin para explicar el placer estético. aNo es mucho mis cercano a la naturaleza atistica conee- birla con su propio poder cognoscitivo? Es decir que cl arte no es“ilustracién’ de ideas que pueden ser dichas por la filo~ sofia la sociologi, la psicologia. El deseo de todo artista de 16 Julio Garcia Espinosa expresar lo inexpresable no es mis que el deseo de expresarla visién del tema en términos inexpresables por otras vias que ‘no scan Jas artisticas. Tal vez su poder cognoscitivo es como del juego para el nto. Tl vez el placer estétco es el placer {que nos provoca sentir la funcionalidad (sin un fin especifico) dde nuestra inteligencia y nuestra propia sensibilidad, Elarte puede estimular, en general, la funcién creadora del hombre. Puede operar como agente de excitacién constante para adoptar tna actitud de cambio frente a la vida. Pero, diferencia de la ciencia, nos enriquece en forma tal que sus resultados no son especificos, no se pueden aplicar a algo en particular. De ahi que lo podamos lamar una actividad “des- interesada”, que podamos decir que el arte no es propiamen- te un “trabajo”, que el artista es tal vez el menos inteléctual de los intelectuales. ‘Por qué el artista, sin embargo, siente la necesidad de jus- tificarse como “trabajador”, como “intelectual” como “pro- fesional”, como hombre disciplinado y organizado, a la par de cualquier otra tarea productiva? Por qué siente la necesi- ‘dad de hipertrofiar la importancia de su actividad? :Por qué siente la necesidad de tener criticos ~mediadores~ que lo de~ fiendan, lo justfiquen, o interpreten? 2Por qué habla orgu~ losamente de‘mis criticos”? Por qué siente Ia necesidad de hacer declaraciones trascendentes, como si l fuera el verda- ero intérprete de la sociedad y del ser humano?. Por qué pretende considerarse extico y conciencia de la sociedad cuan- do -si bien estos objetivos pueden estar implicitos 0 aun ex- plicitos en determinadas ciricunstancias~ en un verdadero proceso revoluicionario esas funciones las debemos de ejercer todos, es decir, el pueblo? Y, apor qué entonces, por otra parte, se ve en la necesidad de limitar estos objetivos, ests activudes, estas caracteristicae? Por qué,al mismo tiempo, plan- tea estas limitaciones como limitaciones necesarias para que i 1 doble moral del ine i | | Ja obra no se convierta en un panfleto o en un ensayo socio- ogico? {Por qué semejante farisefsmo?

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