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La interpretacién o la maquina hermenéutica Michel Tort (Parte II) III, El proceso de los motives Aparentemente la situacién es perfectamente clara. 0 bien un acto psiquico, un sintoma por ejemplo, en tanto pertenece al psicoandlisis por algunos caracteres es causado, en el sujeto, por cualquier cosa que se parezca @ un estimulo, observable y mensurable: o bien ese sintoma esta motivado por un deseo de escapar al displacer. La tosca conceptualidad del primer enunciado remite naturalmente al segundo que por lo menos dice algo y esto por una razén simple: su lenguaje y el de la psicologia general, Pero, équé es lo que permite enunciar, en el caso de fenémenos inconscientes, la interpretacion en la que se trata del deseo? €Qué es lo que la justifica? Pues el Habla, dado que, como se sabe, el campo del habla, etc., etc. Por cierto, pero solo a partir del momento (Freud) en que esta habla ya no es palabra, es decir, cuando se sefialan alli procesos (condensacién, desplazamiento, etcétera), que, por su misma naturaleza, por la nueva naturaleza conferida al habla escapan radicalmente al lenguaje cotidiano de la motivacién. Resulta de ello que 1°, el lenguaje del proceso, de la causa, no es en ef discurso mismo de la interpretacién una aberracién naturalista, sino el Unico lenguaje cientifico posible, sin el cual es inconcebible Iz menor formulacién de una “motivacién”, de una interpretacién; 2°, el lenguaje natural de la motivacién, porque est estrictamente dirigido por el seftalamiento de los mecanismos y de los procesos solo tiene un valor practico en la experiencia analitica; es tedricamente nulo e inexistente. Por eso, la metapsicologia emplea procesos pero nunca motivos: nada mas que el proceso de motivos; 3°, al pretender situar el centro del psicoandlisis en el nivel de la motivacién, se lo organiza alrededor de un vacio, puesto que, para parodiar una célebre formula de Condillac, la motivacion no es nada, es decir, nada fuera de los mecanismos (mecanismo de los celos, por ejemplo) y de los process. (economia de los procesos psiquicos) que son su realidad, por lo tanto nada mas que el término psi- colégico esponténeo que designa para la psicologia aquello que ésta jamas pudo pensar. Definir el psicoandlisis mediante este no-concepto absoluto consiste entonces en encerrar en el rango de las metéforas toda la metapsicologia, cuyo lenguaje no esta, como parece pensarlo P. Ricoeur, en con- tradiccién con el lenguaje "motivacional" o lenguaje del sentido, porque Freud no seria capaz de pensar la mas minima parte de su experiencia de Ia cura analitica sin los procesos que le abren el secreto de lo que alli se produce, Dicho de otro modo, P. Ricoeur, dado su horror, como muchos otros por lo demés, ante los términos de causa y de proceso, quisiera dejarselos generosamente a los behavioristas. Pero de hecho el divorcio entre el motivo y la causa tiene el mismo origen que la nocién de artificialidad, de mentira de la neurosis, de pitiatismo, de mala fe: la obstinacién en tomar como elucidacién de un fenémeno la palabra que lo traduce en la psicologia espontanea. Las ideologias de la comprension han terminado por hacer que se tome como natural la exclusién del término explicacién en las ciencias llamadas humanas y la “interpretacién” ricoeuriana constituye, como veremos, un subproducto de este no-pensamiento hecho concepto que es la “comprensién”.1 Pero esto deberia desconcertar pues cuando se profirid que el objeto del andlisis es la motivacién inconsciente no se aciaré en lo mas minimo la naturaleza y la eficacia del inconsciente. En una palabra, el no decir nada hace a la naturaleza de la motivacion. El hecho de que se comprendan entonces los procesos inconscientes y conscientes tinicamente bajo la forma del habla y, en un nivel ligeramente superior, de la teorfa esponténea” que es la psicologia, no implica que se reduzcan al delgado hilo mediante el cual se los sujeta de ese modo. El psicoanali precisamente el rechazo, fundado tedricamente, a considerar que términos tales como “intencién” o “motivo” correspondan a otra cosa que no sean las palabras por medio de las cuales la conciencia vive su experiencia, por donde el ser registra aquello que lo mueve y lo agita sin penetrar las vias de su sujecién De una vez por todas hay que consentir en mandar al museo de la ideologia a la oposicion imaginaria entre el motivo y la causa, tanto en psicoandlisis como en historia. Es imposible sostener un discurso cientifico en uno y otro caso de otro modo que en términos de proceso, aun cuando sea necesario ponerse claramente de acuerdo sobre qué es, en ese caso, un proceso. La prueba la suministra, fuera del psicoandlisis, la evolucién de la terminologia y de los conceptos sartrianos desde EI ser y la nada hasta La critica de la raz6n dialéctica, que consiste esencialmente en reintroducir poco a poco en la dialéctica de la conciencia, bajo forma de serialidad, de practico-inerte, eteétera, todo lo que Marx llamaba proceso. Ei rechazo del término proceso es superfluo, si no tiende a recordarnos que el desarrollo de una forma de economia no es asimilable a un proceso fisico-quimico, 0 que los efectos del inconsciente no son el desenvolvimiento de un “mecanismo innato de arranque”: nadie duda de ello. Pero con eso no hemos avanzado ni un paso en la determinacién del status de las realidades encaradas. es Por eso, la idea misma de una “hermenéutica” del sentido en Freud, en dialéctica con la energética, idea-fuerza, es decir Unica, de la lecture de los textos metapsicolégicos en la primera parte de Linterpretation, aparece ahora como lo que es: una fantasia teérica, maquina barroca de cortar en dos al freudismo, mientras “la epistemologia” consiste después en suturar verbosamente un corte completamente imaginario en el discurso freudiano. Y se ve también que hubiera sido una falacia comenzar por esta lectura, dado que introduce ingenuamente una dicotomia (energética- hermenéutica) que brill por su ausencia en el texto freudiano, pero constituye el requisito necesario, investigado en el texto, para hacer del freudismo una teoria de la motivacién y una ciencia “exeigética’. De entrada, en efecto, se nos declara perentoriamente “el proyecto de 1895 representa un estado no hermenéutico del sistema” o también: "los escritos de Freud se presentan desde el comienzo como un discurso mixto, hasta ambiguo, que tanto enuncia conflictos de fuerza justiciables de una energética como relaciones de sentido justiciables de una hermenéutica”.* Pero si todo él freudismo no es la negacién de esta duplicidad y de esta "ambigiedad”, entonces no es nada. No insistamos en la palabra hermenéutica en si misma que, en la medida en que ha prosperado en otros dominios muy precisos, solo puede, si sustituirse con toda naturalidad a lo que Freud llama interpretacién, ser el indicio de una maniobra, de una manipulacién. La dicotomia es lo que importa. Esta es determinante pues instala la lectura y la interpretacién en un sefiuelo cuyos efectos aberrantes se pueden sefialar a cada paso. No existen dos tipos de discursos mas 0 menos contradictorios en el freudismo para traducir |a misma realidad. Esta Idea absurda solo podia provenir de una filosofia de la comprensién. La interpretacién del “sentido” y en primer lugar la del suefio nunca esta disociada de la explicacién por el deseo, como lo plantea una interpretacién insostenible de la frase aislada, sobre la cual se |anz6é vorazmente la ideologia del sentido: “los suefios tienen un sentido”, La interpretacién, como lectura de un texto dotado de sentido, no puede ser separada de ningtin modo de la localizacién de los mecanismos y procesos que la fundan. La metapsicologia 0 teoria de los procesos psiquicos que producen los efectos de sentido del inconsciente no esta pues ni en equilibrio ni en desequilibrio ni en dialéctica con la practica de la interpretacién sino que constituye necesariamente una explicacién sobre la base de los procesos sefialados por la interpretacién. La irrecuctibilidad de "la energética” freudiana no es la de ese nuevo Misterio del "deseo como deseo” inventado por P. Ricoeur, ni un lenguaje “naturalista” inadecuado reemplazado, taponado poco a poco por un discurso interpretative que no la agotard jamas. La presunta dialéctica instalada por P. Ricoeur transforma a la metapsicologia de lo procesos psia) reflejo deformado de una interpretacién del sentido proliferante y desprovista de todo fundamento tedrico real (excepto por supuesto el que le sera reconocido como fantastico mas adelante). En resumen, la Unica funcién de esa escisién introducida en el pensamiento de Freud es de facilitar el anuncio, el indicio de la hermenéutica tradicional y de su progresiva apoteosis en el curso de la obra; su unica naturaleza, el aparato ideolégico que la sostiene y que se explicitara; su Unico objetivo, circunscribir y ubicar al psicoandlisis en una regién del espacio imaginario de la hermenéutica; finalmente su Unico resultado practico, vaciar todos los conceptos freudianos de su substancia reduciéndolos al esqueleto de oposiciones gratuitas. Se puede seguir, partiendo de la estructura fundamental energético-hermenéutica, su proceso en la "lectura” de Freud. El cap. VII de la Traumdeutung se vera entonces remendado en una «oscilacién de la tépica entre un realismo de la cosa y una simple representacién auxiliar de procesos que requieren otro espacio que el de la naturaleza”. La obra de arte vista por Freud pocrd resumirse en una palabra: la permanencia de lo arcaico (y no la progresién del sentido), la teoria de la moral resultaré un genetismo moral del origen insuperable, etcétera. P. Ricoeur, para hacer que funcione alli este aparato dicotémico en desuso, se ofrecié la Unica lectura que podia acogerio: el vacio de una lectura ciega o errénea. Lectura ciega de la metapsicologia: aquella que considerando -solo es un ejemplo- el Proyecto de 1895 como un primer error, se contenta con nombrar irdnicamente uno después de otro los paradigmas de su absurdo localizador, sin preguntarse nunca si y cdmo funciona la maquina para producir el sentido que alli se describe. El agil repertorio de desarrollos considerados como un tejido de errores dispensa de toda interrogacién sobre el sentido de los conceptos importantes: constancia, inercia, energia libre o ligada, ligazén, etcétera, que asi siguen siendo hasta el final palabras evocadoras que con la exhibicién del texto en el que aparecen basta para definir. Lectura falsa -por las mismas razones- que condena como “todavia naturalista” la topica de la Traumdeutung, con el pretexto de que seria victima... ide la teoria de la seduccién! Olvido evidente del hecho que ya en 1897 Freud abandona la teoria de la seduccién por considerar que no se ajusta a la realidad (Ia Traumdeutung data de 1900); que la fantasia es descubierta y estudiada desde la misma época (no es cierto entonces que “la dimension propia de lo imaginario se haya malogrado” en 1900 en virtud de esta ilusién perpetuada de la realidad de la seduccién); confusion manifiesta, a partir de la palabra “escena”, de la teoria clinica de las neurosis modificada precisamente en 1897 (donde la escena es siempre sexual) y de la teoria de la memoria o del recuerdo-pantalla, donde la “escena” nunca tuvo la menor relacién con la seduccién. Pero sobre todo amalgama extraordinaria (provocada por el mismo término “escena” tomado como una pura palabra en su valor facial, jamas como un concepto) de esas dos teorias (mezcladas) con la teoria metapsicoldgica de la regresién en el aparato psiquico. El resultado francamente curioso de todo esto es la asimilacién pura y simple de la escena primitiva de seduccién (ilusoriamente considerada corno real por Ricoeur en 1900) con la alucinacién primitiva, concebida por Freud como un modelo teérico (teorische Fiktion) del origen del deseo, en si mismo, desde el principio, absolutamente incapaz de tener algo que ver con la seduccién. Este montén de contra-verdades, de seudodificultades tiene por supuesto como efecto velar las verdaderas dificultades. La tesis cardinal de la alucinacién primitiva dara testi-montén de contra-verdades, de seudodificuldiano desmesurado por la regresién. Pero jamas se nos dird lo que puede significar efectivamente, como si se tratara simplemente de una alucinacién primitiva. Lectura tautolégica que se perpetua desde la primera hasta la Ultima pagina y de la que ya dimos un ejemplo a propésito de la realidad. Y no se trata de negligencias de detalle, sino del efecto generalizado de un principio tedrico preciso: la “compren: “la apertura”. Pues la desgracia es que una apertura no piensa: se limita a estar abierta. n”, En resumen, solo existen dos Freud para quien codicia la mejor porcién con otros fines. Freud no descubrié la clave de los suefios porque era hermeneuta (uno mas, moderno Tiresias de la Viena imperial) sino precisamente porque no lo era; no porque se hubiera formado en la Escuela de Brentano (de cuya Psicologia, por suerte, se olvidé), sino en la de Helmholz y Briicke. La maniobra mediante la cual esta anticiencia, esta frenologia de los simbolos que es la hermenéutica, de la que se verd poco a poco emerger, en su misma préctica, qué inquietud la agita realmente, y que se convierte con toda naturalidad, a lo largo de la lectura, en una componente del discurso freudiano, e incluso en el criterio de su cientificidad, aparece desde ahora como lo que es: una negacién astuta del freudismo; cosa que es preciso entender, como ya veremos mas adelante, en el sentido estrictamente psicoanalitico. IV. Economia de los procesos y lenguaje Si es preferible hablar en términos de procesos, si, en el freudismo, el lenguaje tépico 0 econémico no es ni accesorio ni absurd sino fundamental, es también porque desde ahora es posible hablar con rigor de lo que percibimos como efectos del inconsciente. Resulta bastante curioso finalmente que P. Ricoeur no advierta otra alternativa, para los fundamentos del psicoandlisis, que entre un behaviorismo indigente y la oblatividad estéril de la comprension hist6rica (que -nétese- no produjo ninguna obra histérica, sociolégica © etnolégica importante)’, En efecto, es evidente que la investigacién linguistica opera sobre un tipo de ‘realidades psiquicas" que, aunque no son “naturales”, igualmente se las trata, tanto la lengua como el habla, en terminos de estructuras y de proceso, independientemente de todo interés con respecto a cualesquiera motivaciones de los sujetos, y sin recurrir a la “comprensi6n”, Se objetaré que la lingUistica trabaja con enunciados que no ocultan un doble sentido, que no requieren precisamente ser interpretados: que, cuando se utiliza las naciones de energia, informacion, economia, los métodos cuantitativos le permiten abstenerse de un discurso metaférico. Pero el punto decisivo que designa el concepto de estructura, es que sea posible de ahora en adelante un discurso riguroso sobre los signos sin perjuicio del fundamento Ultimo de la economia biolégica de éstas. Ahora bien, |a economia freudiana comprende dos aspectos muy diferentes, generalmente confundidos. Por una parte, la decisién fundamental de tratar los actos de la vida psiquica como si los rigieran leyes que actualmente se llamarian estructurales, en tanto que el psicoanalisis puede aprehenderlas mediante aquello que se manifiesta al nivel de la representacién; por otra parte, la determinacién, histérica y en resumidas cuentas relativamente contingente, de la naturaleza de esas leyes con ayuda de diversos modelos (fisicos, fisicalistas, biolégicos). Debido a que estos dos aspectos no se confunden, se ha podido incluso encarar simplemente una interpretacién que denominaremos brevemente, para utilizar el término de P. Ricoeur, “lingiiistica” del inconsciente, es decir, en realidad estructural, aunque se deba considerar que los problemas del freudismo distan mucho de haber sido resueltos con este cambio de modelo. Ahora bien, |a manera como P. Ricoeur, combinando su acuerdo con reservas de hecho radicales, se pliega a esta interpretacién de la metapsicologia resulta en muchos aspectos notable. Se advierte inmediatamente el partido que se podia sacar del lenguaje en la perspectiva de una dialéctica entre explicacién econémica y hermenéutica. La tesis segtin la cual “el inconsciente esta estructurado como un lenguaje” podia sellar el triunfo definitivo de la hermenéutica sobre una teoria econémica "inadecuada". Y hay que confesar cabalmente que lo que el Rapport de Rome de J. Lacan sobre “el habla y el lenguaje” transmitia como filosofia del lenguaje, obnubilaba para algunos su alcance cientifico y teérico. Pero ya se podia adivinar que no se trataba solamente de una filosofia del lenguaje, sino que la interpretacién “fingiiistica” interesa al psicoanalisis como ciencia enunciando que son leyes andlogas a las de la lingiiistica las que el psicoanalisis encuentra en las manifestaciones del inconsciente. Marca asi el punto muy preciso en el que la determinacién del lugar del andlisis como campo del habla se convierte en otra cosa que una palabra. Los argumentos invocados por P. Ricoeur para reducir la interpretacién de los fenémenos inconscientes en términos de significantes al status de una metéfora pura y simple no son nuevos: Freud ha reservado el lenguaje al preconsciente, la Verstellung no pertenece al orden del lenguaje, sino al de la imagen: en fantasias mds originales no son verbales sino que se sitdan al nivel de la sensacién y de la figuracién plastica, etcétera. Mediante esto, se dird que la realidad del inconsciente no es lingiiistica sino figurativa, que su elemento no es la palabra sino la imagen. Solo falta agregar que el dominio del inconsciente es el de la “confusién de lo infra y de lo supra-linguistico”; dicho de otro modo, de los productos larvales indignos del lenguaje que son las fantas(as y de los desechos superiores de la actividad Psiquica que son los simbolos.® éPor qué no resultan convincentes estas criticas?® En primer lugar el texto de Freud no autoriza una oposicién tan tajante entre el discurso y la imagen. En el suefio, sin ir mas lejos, la condensacién y el desplazamiento pueden producirse tanto en nombres y en palabras como en cosas, e incluso Freud lo dice explicitamente, este illtimo caso es mas apropiado para captar el trabajo de condensacién. Por lo tanto, de entrada el orden de la imagen esta por lo menos acompafiado por el del lenguaje en el sentido més estricto. El chiste desarrolla considerablemente esta vertiente vertical, y en la medida en que aqui la realidad analizada es especificamente el discurso, se esta lo mas cerca posible, no de identificar las leyes que gobiernan el retorno o la aparicién de los significantes verbales con las de la lingiifstica (lo que no quiere decir nada), sino de poder ayudarse con el conocimiento de las leyes de la lingilistica para localizar las de los significantes inconscientes, sacando partido de su manifestacién en el discurso. Existe entonces Un cierto numero de casos, muy preciosos, en los que no se puede oponer Ia imagen al lenguaje. Pero al decir que “el inconsciente esté estructurado como un lenguaje”, no se genersliza sin embargo abusivamente aquello que solo seria verdadero en el caso del Witz. Simplemente se afirma que el dominio integral del inconsciente, incluido lo imaginario visual 0 gestual, en tanto que es el lugar de procesos aprehendidos sobre significantes, obedece a leyes formales andlogas a las que la lingiiistica extrae de significantes particulares. Como manifiestamente hay algo, en la teoria tradicional de la imagen, donde se origina la resistencia a la interpretacién “linguistica”, habria que preguntarse si esta separacin de la imagen se justifica realmente. Si la imagen o la “representacién de cosa” sufre incuestionablemente la coercién especifica de la visi6n, que constituye un sistema de modulacién del sentido heterogéneo con respecto al de! discurso propiamente dicho, no es seguro que un andlisis mas profundo de la manera como el sentido llega a la imagen, conduzca a una mayor proximidad de la teoria del lenguaje. En primer lugar la imagen, por ejemplo en el suefto, para tomar el caso menos favorable, envuelve un discurso que puede revestir las formas més diversas: discurso de los personajes en las escenas del suefio y que permite reconocerlos mas alld de su apariencia, palabras visualizadas que aparecen en lugar de Ia cosa bajo la forma escrita, etcétera. Seguin este primer aspecto, el discurso se manifiesta, a titulo de discurso, como una parte integrante de la imagen que coments, cuyo sentido fija parcialmente, tal cual la leyenda de la imagen trivial. Pero esta funcién del lenguaje es finalmente secundaria con relacién a otra, mucho mas fundamental. En efecto, 2de dénde le llega el sentido a la imagen, si no del despliegue mudo, como acompafiamiento de la vision espacializada y pluridimensional, de un discurso informulado pero siempre presente? La metéfora de la “lectura” de la imagen es verdadera a causa de esta estructuracién muy originaria de lo visible por el lenguaje. La descripcién, la formulacién de lo visible, su denominacién suponen esta linealizacion im- plicita de la imagen en la dimension temporal de un recorrido de sus elementos. Al objetar que la imagen, la representacién oléstica no presenta la estructura de articulacién en varios niveles reconocida por la lingilistica en el lenguaje, se olvida que no se podra reducir la representacién de la imagen a la coercion material en la visién, que en si misma solo resulta susceptible de producir imagenes privadas de significacion. Cuando Freud trataba de encontrar, en un estado primitivo de la lengua, los procedimientos de figuracién que emplea el inconsciente, sin duda se equivocaba con respecto al plano de lo que puede no autorizar la teoria de la lengua. Pero se podria comprender de otro modo esta busqueda de un tipo de discurso andlogo al del inconsciente. Se observard que la imagen supone integralmente al lenguaje para recibir su sentido -incluso si ademas puede funcionar como puro significante aislado- y le hace corresponder una ideografia espacial. La representacién de la imagen como significante en lo imaginario implica entonces, fuera de la vision inicial, la cadena significante del lenguaje. No hay que pensar en considerar que los diversos elementos espaciales y visibles de la imagen, en tanto tales, obedecen en sus relaciones al recorte en elementos fonematicos caracteristico de un lenguaje. Pero no es este truismo el que pretende cuestionar la interpretacién del inconsciente como lenguaje. Esta solamente se niega a atenerse a una concepcién simplista y naturalista de la imagen que olvida la operacién fundamental de significacion que estructura la imagen como significante y solo advierte en ella una placa figurada, bidimensional, como tal indivisible e inanalizable. Si, por el contrario, el soporte de todas las operaciones significantes es, ademas de la existencia de un pequefio nimero de significantes-claves, la articulacién de la cadena significante, implicita en la percepcién de la menor imagen, queda entonces por encontrar las articulaciones especificas segtin las cuales se la puede descomponer, que hacen posible su significacién y su lectura, los significantes y los significados multiples que encubren su disposicién general, su encuadramiento, sus colores, sus formas, que codifican, en el lenguaje de lo visible, el discurso retraducido al psicoanalista bajo forma de relato verbal. Cuando S. Leclaire desmenuza, apoyandose Unicamente en el texto de ese relato, el monumento de visibilidad inanalizable que es el “unicornio” aparecido en el suefio de su paciente, en sus elementos significantes, no desconoce de ningtin modo la separacién entre la imagen y el discurso. Pero todo lo que se puede localizar como significacién en la brillantez muda de esta forma poco comin y como significados en la operacién que la constituye como visible, se reduce a lo que se simboliza en el discurso.” La imagen no es entonces tinicamente el limite del sentido, sino aquello con lo cual también se compone y se articula, en el registro del discurso, el sentido. Aun si se debe admitir la anterioridad de algunos significantes no verbales y sila materia espacial de la imagen impone, en el suefio, condiciones muy particulares al proceso de significacién, las relaciones estructurales que interesan al analista son aprehensibles sin distorsi6n trayendo a la luz el discurso implicito de la imagen. Se han efectuado tentativas, fuera del campo psicoanalitico, para echar las bases de una ciencia de la imagen, utilizando los conceptos fundamentales de la lingUistica.® También en ese caso el préstamo de conceptos lingiisticos solo es concebible en virtud de la misma estructuracién fundamental del psiquismo por el lenguaje que da su sentido a la “retérica” a la que el propio P. Ricoeur, quien encuentra el término en Lacan, remite, sin concederie una realidad muy precisa, el discurso del inconsciente. En realidad, como lo dijo R. Barthes, “las retéricas varian por su sustancia (aqui el sonido articulado, alli la imagen, el gesto) pero no necesariamente por su forma: es incluso probable que exista una sola forma retérica comtin, por ejemplo, al suefio, la literatura y la imagen”... "esta retdrica es general en la medida en que las figuras nunca son mas que relaciones formales de elementos”. De hecho, en algunas partes parece que la critica desarrollado por P. Ricoeur descansa sobre una asimilacién curiosa de lo linguistico en el, plano de la palabra, como cuando habla de “cortocircuito de lo supra y de lo infralinguistico”.1® Pues ése puede llamar “infralinguiistico” a un desmigajamiento y a una distorsién en el nivel de los elementos “fonematicos’? Este adjetivo solo sirve para evacuar los fenémenos en cuestién, y dispensarse de pensarlos. Cuando se considera el retorno, en el discurso de algunos significantes fonematicos se tiene més bien la impresién de que existe de entrada, en ese mismo nivel, una relacién de lenguaje originario, que no se opera de ningun modo, en el nivel de la palabre dado que los elementos que lo constituyen estan integrados en el curso del desarrollo del lenguaje en los sistemas de simbolizacién preconcientes, pero también son susceptibles de reencontrar, por diversas razones, su significacién y su virulencia separadas.t* Quedaria por examinar el problema de saber si la econémica freudiana pasa enteramente a la interpretacién en términos de lenguaje: P. Ricoeur lo pone en duda. "Solo la explicacién econémica asegura la separacién de los sistemas ... ese rechazo (de la asuncién por la conciencia) que constituye precisamente la Urverdréngung ya no es un fenomeno de lenguaje”."? Esta utilizacion de lo economico contra sus interpretaciones recientes resulta curiosa. Es cierto que todo un aspecto del concepto freudiano de pulsion se encuentra mas o menos ocultado desde | momento en que solo se retiene de lo econémico aquello que “pasa por la maquina’, es decir, el significante. Pero para sacar provecho de lo que, en la teoria freudiana, introduce este elemento de complicacién, hubiera sido necesario practicar una lectura distinta de la de P, Ricoeur. O sea, desglosar precisamente aquello que se perdié, pues a priori no se ve el elemento que, en la interpretacién econémica de Freud, asegura una separacién de los sistemas (represién) que su transcripcién en términos de econémica de los significantes no podria realizar. Dicho de otro modo, la irreductibilidad de lo econémico sigue siendo el inicio del problema, mientras no se la ha referido al status del concepto freudiano que es la figura misma de la dificultad, el de pulsién, como representacién en el psiquismo del “cuerpo”. E| dato que define entonces con toda precisién la irreductibilidad es el siguiente: la defensa contra las representaciones (Vorstellungen) -0 significantes- siempre esta concebida en Freud segiin el modelo de la defensa contra un cuerpo extrafio™ y esto en ef elemento mismo de la representacién. Lo que la interpretacion en términos de significantes por lo menos hasta aqui- no refleja, es entonces esta naturaleza “corpérea-incorpérea” de la representacién misma en tanto representa la pulsién y que hace que pueda ser el objeto de una defensa interna anéloga a la expulsién de un cuerpo extrafio. El problema esta en saber que tipo de cuerpos son la pulsion y la representacion (o el significante), si se trata simplemente de “metaforas” freudianas, de modelos, o si es, de manera mas verosimil, la propia realidad psiquica quien metaforiza el cuerpo, quien se modela. La posicién de P. Ricoeur solo consiste en definitiva, aunque proclame formalmente que el psicoandlisis aprehende solamente los significantes de la pulsién, en privar de toda significacién a este reconocimento. Por una parte, minandolo mediante una utilizacidn retorcida y no justificada de la economia freudiana; por otra parte, decretando que a los procesos atinentes a los significantes son “infralinguisticos”. Si “infralinguistica” designara solamente ese lenguaje por debajo del lenguaje, en el que J. Laplanche y S. Leclaire vieron la condicién misma del lenguaje, no habria nada que decir salvo que las reservas expresadas por ambos autores con respecto al status del inconsciente como “lenguaje” eran suficientemente explicitas!* como para que uno se tomara el trabajo de redescubririas. Pero “infralinguistica” implica, evidentemente, una connotacién que conduce a la verdaderas razones de la critica de P. Ricoeur. Si se trata, en los procesos del inconsciente, de “torsiones paralingiisticas del lenguaje comtin”, si no es necesario que Ello hable, es porque hay que evitar a toda costa que Ello piense. Pues “entonces” nos dicen, “el psicoandlisis seria a su vez una mitologia, la peor de todas, puesto que consistiria en hacer pensar al inconsciente”.!° Sin embargo, al no admitir que “ello piensa” no se sale de las aporias familiares, en las que, después del discurso de Politzer y por las mismas razones, se atasca la “deduccién trascendental” de P. Ricoeur que nos tranquiliza: sélo piensa el psicoanalista, el inconciente es, o mejor” es ello y nada més que ello”.1° Causa estupor que el realismo freudiano pase, tras medio siglo de psicoanidlisis, por filos6ficamente ingenuo, que uno no se resuelva a reconocer que los propios fenémenos inconscientes son curiosamente “realistas”.1” P, Ricoeur nos proporcionaba ya en Le Volontaire et /TInvolontaire '* el origen inmévil de este desconocimiento : « La negativa de hacer pensar al inconsciente implica tomar partido por la libertad, por esa generosidad cartesiana que es 2 la vez un conocimiento, una accién y un sentimiento... Cuando hago pensar 2 mi inconsciente, me entrego a esa "bajeza’, a ese desprecio de mi mismo que era para Descartes contrario de la generosidad”."® Donde se capta patentemente la repulsién ética que aqui se representa y se racionaliza, una vez mas, en la objetividad del discurso "epistemolégico”. NOTAS: (2) Leyendo a Bultman, por ejemplo, se tendré la conviccién de que esta comprensién siempre tiene ‘oscuramente una relacién con el Misterio, parece que la ciencia objetivante es incapaz de captar los misterios del amor y de la amistad, el lenguaje "ingenuo” en el que se expresa la existencia. Como lo ha recordado J. Lacan, “para expresar el deseo solo hay palabrerias”: pero no habria que convertir a esas palabrerias en la ultima palabra del saber, escribiendo como Bultman respecto de las mismas realidades, “las precomprendo porque las necesito para existir’ (2) Por ejemplo en el sentido de las “teorias” sexuales elaboradas por los nifios para explicarse las diferencias de los sexos. (3) p. 75. (4) Se ruega imaginar, por ejemplo, para divertirse, lo que hubiera sido una Histoire de la Folie emprendida segtin los principios de la ideologia dilthey-weberiana de la historia. éPero por qué hablar de imaginaria? Existe: es la Teofania de la Razén a la que contribuian modestamente los médicos hagiogréficos hasta M. Foucault. (5) p. 486: “En el nivel mas bajo encontramos la simbélica sedimentada: alli se encuentran restos de simbolos, estereotipados y dislocados, menos usuales que usados ... es en ese nivel donde surge la simbélica del suefio.” (6) Se tendrian escripulos en volver a ello después de J. Lacan, J. Laplanche y S. Leclaire, si la discusién de P. Ricoeur no emprendiera precisamente una regresién mas acd de esas posiciones. (7) }. Laplanche y S. Leclaire, "L'Inconscient", Temps Modernes, julio de 1961, pp. 97 y ss. (8) Roland Barthes, "Rhétorique de image”, Communications 4, p. 50. (9) Ibid. (10) El articulo de Benvéniste en La Psichanalyse, vol I, en el que se funda esta formula esté demasiado dominado por esa separacién del lenguaje y de la imagen como para paser por la Ultima palabra sobre la cuestion. (11) 3. Laplanche y J. 8. Pontalis, articulo sobre la fantasia, Temps Modernes, mayo de 1964. R, Pujol, “approche théorique du fantasme”, La psychanalise 8, Precisamente la originalidad de la teoria freudiana de las diversas inscriociones (Nie derschrift) o traducciones sucesivas del material mnémico es tratar los significantes no verbales como integrados a sistemas simbélicos cuyo estudio cientifico ha sido ablerto por la linguistica estructural. (12) p, 392 (13) J. Laplanche y J. B. Pontalis, Temps Modernes, 1964, pp. 1840 y 1841, (14) “En cuanto al status ontolégico del inconsciente asi constituide chay que recordar que, si es un status de “lenguaje” ese lenguaje no puede absolutamente ser asimilado a nuestro lenguaje verbal?” Las “palabras” que lo componen son elementos tomados de lo imaginario ~especialmente de lo imaginario visual- pero elevados a la dignidad de significantes”, etc. J. Laplanche, S. Leclaire, « L'Inconscient », Temps Modernes, 1961, p. 118. Aproximadamente él Unico pasaje que no ha sido citado por P. Ricoeur, el Unico evidentemente que volveria vana de entrada toda su problematica (15) p. 425. (16) Ibid. (17) "Pluralidad de las personas psiquicas, el hecho de la identificacién autoriza quizés un empleo literal de esta expresin". Handschrift L, carta 61, 2-5-1897. (18) Al que es completamente normal remitirse, dado que P. Ricoeur nos asegura que alcanza y supera sus analisis. (19) “Esto ya no es sdlo argumento, sino juramento hecho a mi mismo: de ninglin modo haré pensar a la bestia en mi y en mi lugar y no huiré hacia la irresponsabilidad”, p. 379 Texto extraido de "La interpretacién o la maquina hermenéutica", Michel Tort, pdgs. 31-54, editorial Nueva Visién, Buenos Aires, Argentina, 1976. Traduccién: Diana Guerrero. Edicié ; Le Temps Modernes Nros. 237-38, 1966, Paris. Correccién del texto: Cecilia Falco. Seleccién, nota y destacados: S.R. Con-versiones diciembre 2008 >>> La interpretacién o la maquina hermenéutica (1) - Michel Tort >>> La interpretaci6n o la maquina hermenéutica (III) - Michel Tort

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