Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
El complejo de Edipo se observa como un fenmeno central del perodo sexual de la primera
infancia. Despus cae sepultado, sucumbe a la represin, y es seguido por el perodo de latencia.
Esto se dara por las dolorosas desilusiones acontecidas (por ej. la hija que es retada por su padre
o el nio que debe compartir la atencin de su madre con un recin nacido).
Otra concepcin dir que el complejo de Edipo tiene que caer porque ha llegado el tiempo
de su disolucin, como tambin est determinado por la herencia, por lo que tiene que
desvanecerse de acuerdo con el programa cuando se inicia la fase evolutiva siguiente,
predeterminada. Ambas concepciones tienen sentido y son compatibles entre s.
El psicoanlisis ha atribuido valor a dos clases de experiencias por las cuales todo nio
debera estar preparado para la prdida de partes muy apreciadas de su cuerpo: el retiro del pecho
materno y la separacin del contenido de los intestinos.
Con la observacin de los genitales femeninos, se vuelve representable la prdida del propio
pene, y la amenaza de castracin obtiene su efecto.
Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificacin. La autoridad del
padre, o de ambos progenitores, introyectada en el yo, forma ah el ncleo del supery, perpeta
la prohibicin del incesto y, as, asegura al yo contra el retorno de la investidura libidinosa de
objeto. Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al complejo de Edipo son en parte
desexualizadas y sublimadas (inhibidas en su meta y mudadas en mociones tiernas). As salv los
genitales del peligro de la prdida, y adems los paraliz su funcin. Con ese proceso se inicia el
perodo de latencia, que viene a interrumpir el desarrollo sexual del nio.
El complejo de Edipo de la niita es mucho ms unvoco que el del nio, es raro que vaya
ms all de la sustitucin de la madre y de la actitud femenina hacia el padre. Su complejo de
Edipo culmina en el deseo, alimentado por mucho tiempo, de recibir como regalo un hijo del padre,
parirle un hijo. Ambos deseos, el de poseer un pene y el de recibir un hijo permanecen en lo
inconsciente, donde se conservan con fuerte investidura y contribuyen a preparar al ser femenino
para su posterior papel sexual.