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Roberto R Aramayo (ed) Tocqueville y ias revoluciones democraticas bres concen ae qa nnd at {ls Ci pe iio Ca pr Dei Rb akin echo aaa ‘tnd leery Dae Dteegire apap eicclaratdmac lPogamesalp bct EE pe Toms iy pee HUST Scareighiea te Pomme Ft mldipeyelincom replayed =e Ingres Bi dl Lb 1 icine) Ae de Tog agri dt Ho densi, pos Robert RAMEY one Las meant dee democracia en el pensamiento pic de fem ree Tene teers 1 david demas mode y age tamiznt del iain, por Jali Segall Invi y inde: eesti dl sujet en La democaca en América de A de Tose por oan Manu Res Cher pny apa ml en Le dn on Amie sine eS cere “acyl lin crm or Amos Hem oe Sobre a ten plc de consrscin de a gue social un ‘horde tla Mende Tooele por Helens Ee os Res. Bindi maar: ene ial indi bead plies por Maia Lacan Cadi. a dina eo ne ei oo La ie Perfil deo aor, i “1 17 ‘Aubas Ds TocquEviLiE YSU DAGUERROTIPO Det. HoMo Dewocearicus! Roberto RAramayo Insaco de lost dl CSIC (Una ron nolan dec spends ar Tem ae tds ga de mis mae. Ut fears endednesblim soba fare rs seep per dem mae i. Spor pea ee ms pant, md amie J dt pee genes a ee Gey ee ‘arm ome ha ei ios Di (Ales de Tcl, Le domme die = im) ‘Lo llaman democracs,y nolo et, «$i no nos dejis soar, no 18 dejremos dormie, «No somos marioners de los bangue- © cio need pe de Ha Vie se dh iS F068. O88 bp tre Sepa Sites peo Gos Rel fe Ov epsom egos ‘limi rns ra 7g eco ya pre ‘Eien see Coupon Va Sand li 9) CSIC (hc iedamnepoy ie «leprae de el Po (pms Troe CM ae Cle de Lapa npr ofan og Miia MUSTeNE SOMME plore) 9 Po (game ENCLOSE. ena har gf ae Ca al Ting ‘mo PP. PEOPLE O07 fps nh 1, «Una ver: tomada la Puerta del So hay que pedi la unas, Estas consign fueron coreadas ene ilémetro cero de Madrid, ‘onforme a lo que se ha dado en llamat wel espiiu del 15 de mayor, que entoncaria de alguna manera con el mayo francés dl 68. Buena parte de nuesta ciudadani experimental pee ‘eovoria necesdad de cambiar unas regs de jucgo basadas en tuna obsoleta partitocraciay una chse politica que getiona los inereses de sus conciudadanos al dictado de los interes del sistema Financier En una coyuneura socal como la presente resulta muy _aconscjable revsar ls refleconeshechas por Alexie de Tociuevi- I, el arisdcrata que e propuso estudiar a democracia explo- ‘ado sss inclinacioes, su carcter, sus precios y sus psio- ‘es para conocerlay saber al menos lo que podemos esperar temer de ell zAcaso no suscribican oe partdaros del 15M ‘sas lineas de La demcracia en América (1835): «Educa la ddemocrcia, puilar sus costumbres, regamentar sus mi mienos,adaptar su gobierno a la épca yal lugar y modlifcarlo de acuerdo con as circunstanciasy los hombres tl ex el primer deber que se impone hoy dia «aquellos que diigen la socie- dad ‘Aunque yale fal tempo para ello y el proyecto nunca ‘io la a, hacia el final desu vida Tocqueville se propuso esr- bic la biogafa de un antepasado del cual se enorgllei, hasta punto deafirmar que sus escitos se debian aes progenic Si scribes cosas es porque soy nero de Maleherbe,leemos en la biogeafa de André Jardin,’ aun cuando en realidad Mae Jp ht Pent int age 185189 a Hake leshetbes rae abuelo de su madre’ Comoquiera que ea, Too queville sempre se confess muy influenciado por la impronta de su bisabuclo materno: Malesherbes, el corresponsal de Rousseau ye protector de Diderot, aguel curioso pesonaje que no dudé en fcr lapubliaci6a dl Zio Neg a ocular eu propa cat a plnchas de la Enciclopedia que debia haber petseguido desde su cago insdeucional. Defensor del pueblo fante Ia monargula ¢ insigador de miles reformas, M lesherbes acabaria en ln gulltina por defender al ciudadano Las Capeto x dec, Lis XVI. «Nadie ignora —gusta de e- cordat Tocqueville que Malesherbes, desputs de haber defen- ido al pueblo ante el rey, defends al rey ance el pueblo. Es un Able ejemplo que no he olvidadoy que no olvidar james Ese paradéjico destino de su bifronte anceto, liberal y reformist, defensor de le libereades y del pueblo, si como bogado del rey frente al buna revolucionaro, caracteris También de alin mod a Toequeil el arsterata que sn r- hogar de ss origenes nunca rehuyé ensala las culidades de la -democraca para implica en ella asus pares aristcrtios,ani- ‘mindolos a prscipar en las igultaraseglas dl juego demo- critico aportando sus valores plitcos y su querencia por at bert A "Tocqueville, su perilo nortamericano le hizo reparat cen um hecho capital, «sabe, que sla igualdad de condiciones ‘extende su influenca mucho mds alli de las costumbes poi ‘caty de as lees, y que su predominio sobre la sociedad civil 0 ts menor que el que cjerce sobre el gobierno, pues ees opinio- ‘nes. engendrasentimientos, sugere woos y modifica todo aque- 5h Jaros Bea, Compr Tule, Pare Armd Ca, Pe ce ft Tg mnie hen lo que no produce Ese procs sel ent peo imparible, Toc ‘quevllesintetiza como nadie ee tneato: «Poco a poc, la is ‘nacién se difunde Hl alent lege ser una condickn del éxito. La ciencia es un medio de gobicmo, a inteligenci una fuera so alls leas tienen acceso alos negocios pics." 1a revoluciin democrtica se revela como un dato inexor rable, «Por roxas partes —sefala Tocqueville se ha visto que los ncidenes dela vida de los pueblos se incinan a favor dela ‘democraia. Todos los hombres la han ayudado com sus esfuer- 205 los que lucharon por ella y los que decararon set sus ene ‘migos. El desarrollo gradual de la igualdad de condiciones constituye un hecho providencial, con sus principales caracte- ‘istics: es universal, es duadero, esapa sempre ala porestad humana y todos los acontcimientos, sf como todos los hom bre, srven a su desarrollo.’ Ee nero hovzonte require as ‘modo de ver una cencia politica nueva, cuya metodologia le impuso revisar a Montesquieu, y analiza eriicamence los textos dde Rowseau, sn abandonar el talance propio de moralits eo ‘mo Pascal, Montaigne, La Rochefoucald, La Fontaine 0 La Bruyéz, euyo estilo literario impregn su puma y sus reflxio- ‘3, pucs, como sostene por eemplo Jean-Louis Benol, een el proyecto rocquevllean la éica es totalmente inseparable de la politica.” ¥ esto seria futo desu constant inerocucién con tues pensadores «Hay res hombres —e dice a su amigo Kergor- |ay—con los que vivo un poco todos los disse trata de Pea, Montesquieu y Rowssaus!" 1 Rep ede p28 9 Tocqule sa 3 son at et epee min, ae ang,» ca 10 de nen de 136 ne Cope Tce ekg John Seuart Mil, que hizo una clogiosaresefa del primer libro de Le democracia en Américe y dedicé luego wn amplio ‘esudio al conjunto de la obra, pensaba que la segunda parte (publcada en 1840, cinco aos despuds dela primer) era supe- riot En ella Tocqueville confesa que, tras estudiar I sonoma ‘el mundo politica en la primera, se cenra con la segunda en el ‘éeuio de la sociedad cv «Quid produzca extrafiza —ec- nos en la advertencia al segundo volumen— el que, opinando yo Firmemente que a revolucién democritica de que somos tes tigosconstitaye un hecho iresisble, contra el cual no seria ni descable ni prudent lucha, Hegue a wees dedicat tan severas palabras las sociedades democriticasnacidas de est revol- i, He pensado qu serin muchos los que anuncien con gusto Jos mucvosbienes que la igualdad guanda para los hombres, pero pocos los que quran avistar lor peigros con que les amenaza. a sido, pues, principalmente hacia esos peligros que he dig cdo mis miradas yhabiendo credo descubrsos claramente no the ido tan cobarde como para silencatos.* Sie cierto que Tocqueville aprecia grandes virtudes en el sistema democrético, no dja de sefalar sus peligrs. Ente ls ‘entajas tendo «ina sociedad en la que tds, mirando ala Tey como obra suya, la amen y se sometan a ella sin esfuero ‘Conocedor de sus verdadero iteeses, el pueblo comprenderia ‘que para aprovecha los biens de la sociedad hay que sometense fa cargas, Siendo cada hombre igual de dbil, sensi. igual ‘ecesidad desu semejanesysabiendo que solo puede lgrar el apoyo de estos acondiciin de presar el suyo propio, no tardaré ten descubrir que su ites particular se confunde con el ines penerale.!? Estamos ante lator roequeileana de lo que dio 1 Cr Teco emai 2 Ma Na, 2006 8 1 Geto ean i ek tp 3738 «en denomina sntxés bien entendidow. Sin embargo, su perspi- ‘aca se agudiza todavia ms al sefalar los posblespelgros que podran acechar ala democrcia, cul seis el caso de un miope individualismo preso a dears tutela sin reserva. imagino ‘on qué nuevos rasgos podria el despotism Implancase en el ‘mundo —cscribe—, veo una mulinid de hombres pareidos y sin privilegosgirando en busca de poqueiosy vulates placre, con Tos que eontentan a alma. (Cada cul, spartado de los dems, vive seno al destino de los otros de suerte que sus hijory sus amign forman para l4o- , puede ser necesaria para goberar un Exado, En cuanto a lo {que nosotros entendemos generlmente como creencias,anti- fas costumbres, antiguas tadciones, potencia dela cost bre, nunca he vst hasta el presente rao algunos. La pre- tendidatolerncia norteamericana no, en su opinién, mis ue indifeencia. En América los predicadores solo tratan lagae res comunes de la moralidad —observa Tooquville— y no abe que unos y otros se ofendan entre sf. Mientras que Francia posce tinor predicadore, que ponen en juego tempo, efuerzns y fortuna en la psi eligi, 0 cuenta con unos brutos, que no ‘quieren ni or hablar siquiers de a eligi y no disciermen enze elbien y el mal, América —e expla Tocqueville a Kergolay— carece de estos tipot sociales exremos entre la masa protestant. Em America, observa Tocqueville, ls instinosrligiosos yanti- ligioos se manifesan con plena libertad. A este etd, Toc weve le concede categoria de surioso especticulon. Hay por otro lado, dos principios que dividen el mundo politico. El primer principio lo forman los protstanes de todas las com hones, practiantse indiferentes que vven al ds, habiwados 2 tun medio poco satsactoro, si bien tranquil, donde se cur- 2 ei 226 pen todas ls convenciones. No se preocupan del fondo de las ‘ont en toda su vida, Por encima, como segundo principio e- tn Jos calico. Usan la rolerancia de su adversaio, pero se ‘mantienen inoleranes come siempre en el sentido de que creen dogmicicamente. Solo creenen una verdad, y fuera de ela etd la condena eterna. Viven en medio de la sociedad civil, pero se prohiben cualquier relacién con ls socedadesreligiosss que es ‘odean. Guardan, posiblemente —observa Tocqueville, el ‘mismo dogma sobre la libertad de concencia que en Europa y ersepuirian asus adversarios si fueran més fuerts. Los cablicos son pobre, llenos de el, y sus sacedotes ccen ene clo del sactfcio que abrararon, A diferencia de los sacerdotesprotes- ‘antes, los scerdotesextlcor no favorecen ideas industosas a través de a eligi. Tocqueville consata el aumento prodigioo ‘de lo catlicos en Estados Unidos. Hl autor de La democacia en América no silo consat la vvenca dfs y leve de la eign Prostate, sino también wn parcido fendmeno entre la case dliigene. Los unitaiss, que niegan el misterio dela sansima ‘nidady legan avalorar la gura de Cristo como la de un sof semcjane a Scrates —asegura Tocqueville, no tienen de protstames mis que el nombre, Conservan nos its ligeros ‘=a los que el gran visjeo ha acudido— y mencionan la Biblia para no chocar con el prtestantisme. Su aumento de segdones —abserva— es comparable l del catoiciamo, pro sus seguido- tes se prodigan entre las clases alas de la sociedad (rangos altos de la sociedad). Tanto lcatolicimo como el unitaismo se be- neficin dels perdidas det protstantsmo, La observacin toe quevilleana acerca del unitarismo es importante: el protestan- tismo fifo y Iigeo de ls clases dscutidoras adquiere en eta ‘manifesaciin unitaista forma de seta filowica para los mte- lecruales, que pasan a acer profusin pblica de su dels To ‘cqueuile no quiere que sus observacones provsionaes rec jouwesueques Weed al maewe mundo ean romadas como abuts. Le confi Rega que vas cveraanes marca a> dence evident dels eptam, pro no cl exado ctl comple en os xaos Unidew Acta deka ain fe guudh ends ampli fondo de vlgiin cian del Inno, Esadpostn proven dot dwn agp oly Aig seas gi su opnin-~ com indus flac {Ssbe el eimen pica, proventaimo le mics “acqurile mie fel qu lexan, protease { tonoador sin a pain uc vence oslo cls pro- fia de elie ay Tas props ees son vias por ee find vise co po cas Ge a ipa Al com de Reon —ob- ‘Tcqucile— exis gud pol, pron odin ee ea oe ge pins rata vgn comats Tors Como comune ‘ands no nina ccd oles, per se andes ro pics qe haan wna via singly may nl con un {one de dinctny manera dead propo de mii on wn ume de hone Al enable un pa pul eas en {Se elder de are de ns ogc, a ey en lpenrod Toor 1S uncom tne aria deo prince ar de mpc sind por om ops de ocr mare. No oy ener ania on Ess Unidos a damecaca—sgin Tq xed a Aslan esos ens oumbrea ee pinion mays tr Tq cosa a eet de los dechos cet (erat sl na ans vpiundor. Hl degndsico to deja descr exltate porque arende a una idea comin, uni- 1 ip. 22728. forme, ens hombues yen la ee. Pero qué oct com las mujeres o con los megs esclavzads? Lo igor. La demoxracia « limiaday, buena © mala es para Tocqueville, iesiaible. Para exe extaordinario observa, el movimiento democritico « concluyent, también, para Francia lo Bornes, em lugar de rcforar el principio arctica, dcbiea dar orden yentbii- dad ala democracia. Tocqueville iene rsras hacia cl gobierno dela malin ene diszepancias con un gobiceno que preen- de saisacer ods ls interes en verde los interes maior tales digs por sas clases ms eaclarecidasy me morales de la sociedad, pero xt pensando en la ley come since conta peso posible 2 la imprable democracia. La sisacin de los norteameicnas unica iiaginable por amigo —se- sn e manifesta a Keegy en su corepondencia— que 0 ye eta emergencia dela democracia con sus propos ojos. Para Tacqueil, a posiin moral del pcblo es mis ead en Es- tados Unidos queen Francia, como ms cle enimiento se cada indivduo de su poscn y de la importanca de respetar 4 los tos. La amiacin dl visjeocomprende ds logs ex traoninarios. En primer lugar respec por la ley ya que la Ince ls misma ya pueden cambi.Es mis obec por «ques rien es popular La segunda cues enviable en ete pueblo sl impliacién del pueblo en el gobierno. Todos y ce duno estin cancers pot a sepia pli lj dela yes. La fuera plea ede en toon ober fascia doy no et localiza en a pol. Le sorprende a Toque le cémo el oden se manne porque el putho sabe que es propia sagurdia. Pro acaba de pis ettoro orteamericr na. Se pide, po ell, ane su amigo un repligue sobre sms so para no dejase leat por una finn por Estas Uni- do que alten los eis Wiicos y supriciles. La democacia qu ett deeuliend solo puede ser aconjble “ ors par una yan nan «cond de que pate sm oho Imire una poli ner an "recent en er sold Tegel chan rel sprn de aledor de una oid autoreplads por te spc predomi aio dela ie plac: Am tos sponen que sue un Esa cenalzador yw inde Io equi spol doops de lt cep er eto sle cmd aca! pee de design. No wb a inte enc Se um poder enero, pe el Smo eal se pone en apace los mies pars a> feta. Towra era on aay Proc Sor de La dorian trie confi ay lms cn Ge concn dela nconetct celiac amin te vengt de un ae pic cenlind qe tc ea P= tin een de sed mora, Ao cn ripcion pica decencaliaa een, Toque orgs adn ple lsc, on papel devo is cmcingabernameal dee que eri 1 alamo eg ci, maria de a poral enc pte nl sce on imporne Clair de acc, pra Tq come asin Ses y wc on geo rere En una sce Sn soma ls occ conpen fa proc Sen demands ndvilesUnpreca cient en ‘ompurctn co el praia ps el Eta Pero exit ua ‘Goan mnie enol de aor democes Gece efeciv en le democcarepronta. La vida abit ce ic ses spin denon nies aco Ie creme pide cpa Sen, isl del p> 3 3 howe id eT, Poi Pre sini de biceno loca a sberania popular solo intervene en la clecin y ‘control de los representantes La interpretacén de Mill de La democracia en Améraa se basa en que exe aqui una eisinin ‘capital entre deem y repreentcion, Ademds, ambos con- parten idéntico psimismo sobre los procesos de raconalizacin: dl liderargo politico est bloqueado por la homogenczacén ‘madcina dels individuos,y no es evidente que Ia democracia linpulse I iberead de expresin. Pro Mil es dos puntos mis ‘optimist sobre ls posbldades de ln democracia: no ve mal ndgeno en la fala de cultura drigente en Estados Unidos, ca be educalay selccionalaente Ia wclase acini y arbuye el ‘mbeesamiento cultural por la prosperidad econdmics al cvi- lzacén y no ala democraizacin. En todo caso, ambos denun- «aon la asimilacin eortesan de los intelectual al orden im- perante y el rentable adocenamieno de Ix mayora a la culeura de mass como males endémicos de la democracia emergente- «El hombre de genio se hace cada ver mis raro —seiala Toc ‘quell, y la eulra, mis comin. Y, ala vee eelebraon la profundizacién del gobierno popula, mayor garanda fente a los sineresesocurossadolecdos en a actividad polica, ‘Tocqueville sf es un anti-Maclnyr, pues piensa que la fagmenacin que observa dela sociedad moda es propia de a sacudida de un. paradigma histtico —l_premoderno— inremisiblemence superado. Mis lk de cualquier stonismo es- colistico, muestra un esfuero sincero —initil es aor la ct- luca comunidad bien ordenada— por remontar los males que yale parece inevtables de la democraci: la homogencizacin normalzadora por el difuteo apiaci al binestar, I pric dda de cualquier estima hacia el noble esfucrza epiticualy sobre eae Ln. Pie de dan, Pe ‘odo, el reigo de sinmovilsmo chinos entre los ciudadanos ye jercicio de un adespotimo asiticos vendo de as alturas. Des ‘ino comin a Rusia y a Extados Unidos —para asombro de Schmi—, ya aisadat como las dos superpotenciasfuturas por “Tocqueville. En un pats como Exador Unidos, donde el acceso alas forcunasintermedias yw expansin eset gencralzado, ef poder de las mayors no se ejtcerd sobre las riquezas de unos poco ina sabre le opiniones disidenesy las minora de raza Y tligin, Para Tooqueil la terapia democritca consste —y qui coincide con Milly Weber— en la profundizacén de la educa potion através de ln rvtalizaién del asocacionismo Yy (Diez del Corral, 1989), entre ls zones del prion y las rezone dl corazén? La respuesta de Tocqueville a ‘ste dilema puede set reconstuida, a mi juicio, estudlando de- tenidamente lo que nor dice acerca de Iz narualeza del indvi- dualism, En un célebrecapiulo de a 2 parte de La demoeracia on América que leva pos ttl +El individualism en los pales democrtios, Tocqueville nos fee una dfiicin de indiv- del misma, Seg la prime- ra reduce el imerés individual a lo meramente econémico, lo ‘concibe ingentamente como sise tats de algo nara y re- viamente constiuido a la sacién social, dende a confundilo ‘con el egoismo y, Finalmente, cre solamente que el interés general no es mis que la suma de los inceeses particulates. La segunda, por el contrario, define el interés particular como una ‘onstruccin sociale insist, a parte de ahi, en la necesidad de Insercomprender als individuos que no son auosufcentes y que su propio interés se halla exrechamente vincuado a ia constzuecin justa del interés general. Puede que eta docrina el sinerés bien entendidos —viene a decimos Tocqucville— Joc ann Ros Cua no baste para hacer alos hombres virewosos, pero limit su in- clinacién hacia el egofsmo: puede que no sea una barrera sulle Cente para evita las tentaionesderpéticas de mayoras 0 mino- ras, pero lat cuesiona al mostrar que lo pblico es, justamente considerado, cosa de todos y no de los miso de unos cuantos: puede que no impida que lor individuos pense ante rodoen si Iismos, pero les hae ver que serdn mejores individuos si son ‘también cudadanos: puede que no liber alos hombres de la pasin por el bienesar material, pero les hace comprender que "i satisfacin por parte de todos depende de una dstribucin ‘sitatva de los bienes producidos; pede, Finalmente, que no aparte alos sujtor del propensia a obrar por incr, pro les ensca que el ters por lo bumano es, entre rsos, e sini realmente valioo e interesante, Por todo ello concluye nuestro No eoo decir que la doctrinal interés bien envendido me parece a mis propia, devodas ls doctins isis, para Tas needed os amb de muestotempo¥ qu Yo en laa is pers grunt conta los misos que es que- (a (Intrudo,pe, en ls vd costa, porque el silo de low meric igo y de as vires insti hye y eos de ows y veo aprotimare el emp en que a ibrtad, la put pili y el nen sical mimo no podein prsinic de la ‘kas (Ade Toque, 1989, 1: pp. 162 5) Pariendo de exa idea, Tooqueile rata de demostar que el remedio democrétco mis ica y leghimo que tenemos 2 ‘nuestro alcance para corregir esta forma de iusién individuali- ‘a, y consequir un acuerdo justo entre ls interesesparticularesy cl incrés general, pas, Fundamentalmente por el eecicio de la libertad politica, estos, por a participaciéin activa dels hom- bres en tanto que ciudadanos, en la dizeceién de lor asuntor piblics, ara que I democrcnimpere —rubraya mst ator cn et icin, se preian cadadanos que ritereten en ls = scos pbs, que tenga la cpaidad de compromece y que desen hac Puno capil al que hay que volver tempre (Gta po Scher, 1984p. 267), Fn estecharelacin con la anti la sagunda dels i siones del indvidualismo conse en creer que lor individuos pueden ocupars, sn peligro alguno para su libertad, de sus in- teresesecondmicos con independencia de sus responsbilidades ciudadanas. Dicha isdn imprime a individualism an sego ‘eeomomiciza que se manifesta, dice nueso autor, en el gusto desmedido que ls individvos de la sociedad democritica sien- ten porelbienestar materia, “Tocqueville reconoce, de entrada, el estrecho lo exit tente enre ka prospeciad econsémica Ia liber lo largo de lahisoria. Ahora bien a diferencia de los patidarios ntusastas de iberalismo econémico, sefala el vesgo de desposeno que ‘entra el descuido de los deberes civico-poltcos por pare de unos indviduos estechamente concentados en su bienestar material tluoriamente confador en las bondades del libre mercado. En ecto, cuando se vudve exes el gusto por et ‘onforeeconémico deta alos individuos del vids polite, lo cual puede ser aprovechado por un déspota cualquiera —un hombre ambiciso, un partido polio, una fcc, te para rminarsutlment [a demacrcia en nombre del orden pablico nscesaro para la prospeidad material. As pues: {suede menudo ene paclosdemocrisicos qu gto orl bienesar mater hace bandonas la libertad (ul. Sien ue Mest Ros Cus cot rico momento, un hibil ambos eps a apodere (Ge pose encontrar aie a va rods as tsurpacones. Si ‘dram algin Gempo tne culdado de que todos los icereses mates prosperen se tender a dcalpa linen todo lo dems, Sobre td, que garam el buen orden [oo] Una a tn que slo pide gobierno el manteiient dl orden x Js calraen el fondo de su coranin: et eclaa de bins, Yel hombre que debe encadenara puede spect muy pronto. | despotiama debs fecones noc menos de emer qu de ‘un hombre (A. de Toque, 1989, I: p. 180 182). No debemos, pus, confundir sin mis el progreso demo- critico con el progrso econémico, ni tampoco creer que el primero se deriva antomaticamente del segundo. Eero del in- ividulisme consste aqui en eer que la libertad econdmica y ¢f bienesar material que ella prcura no guandan més que una felacién indirecta y nofundamental con la libertad politica Cuando lo cero es que, sin esa ltima, la propia libertad eco- ‘mica se encuentra amenazada y la prospridad material == sulk njusamentedistibuda ‘La tercera ius individualisea consiste en crer que los Individuos pueden talzrs ibremente en la esfera privad sin asumir su responsabilidad de cudadanos, 0 mis exactamente, reduciendo a su minima exprsion —l sufragio priédico— el jeri des libertad pois. Dicha isin se bisa, sein Toc ‘quell, en una idea ereinea —porreduccinisay limitad— de a libertad, esto es, el eoncebirla solamente como un derecho ditigio a protege la independencia prvada y no como un de ber de putcipacién aciva en la drecin de lo piblico. Y es que libertad del burgut separa de le libertad del ciudadano, viene a decir nuestro autor, no 6 més que wn espejimo. En ‘fect, ol défi de partcpacién politica, moivado por el retro de los individuos a su vida prvada,supone dejar en manos de los gobernanes la gestién exclusiva de lopli, y ello propia ue tor puta amin decane haa lac ‘misma de aquellos. En este sentido, el sufagio peiddico no ‘ssuficiente para fenar esta peligrsatendencla, ya que, sein (el results li cancer cmo uno hombres que haa c= ‘munca enteameme a hibico de digie asf mismos po- tan clei bien alos gue deben digs, y no ce creer que els sufagas de un pueblo decidos pda alguna ex slic tn gobiero Ube, engin ysabio (A. de Tocqueville, 1989, 1p 379, El repliegue de los inviduos sabe si mismos, a fale de solidaridad social la despolicizacin y la carencia de un espirca piblico democritico son los principals efectos negatives so ciados a la mencionads iasién. De petite ena, adverts el ‘idadano puede converse en un sere demaendi,y con ello |i aparicin del desporismo estéverdaderamence servida. Eline ‘convenient de es libertad-ndgpendenca radia, pucs, en cl fomento de un aisamiento individual que, lejos de supone, ‘como aparenta, un inctemento de a libertad de lo sujetos los sumerge en realidad en ef egoismoy los sta vralene a mer cad de una administracientaal cada vex més pateralisa, bu rocratzada y todopoderosa. Para corrgi eta isin de a ae ‘onajicienca privada generada pore individualism y el peligro ‘de despotsmo que tae consigo, Tocqueville insite en el papel Fundamental que desempesian las asocacionesciudadanas, ya aque ells consttuyen, sgn scala, ess cnrpos interes ca paces defrenar la dependencia del individuorespecto al Estado de generar el enevento enue las dimensiones civil y politica dela libertad en una socedad democritca En ete sentido, sla cencia de a arociacéne es consderada or €l como ea ciencia madre dels piss democrticose (A. de Tocqueville, 1989, I: Py 150) e interpretada como un medio fundamental para la edu- ‘acién democritca de la eudadania. 1 cuarta y dima forma de sisi individualist hace teferencia 2 ex especie paradéjica de autosuficiencia que ‘mucsracomdnmente el hombre demacitico en materia inte- lectual. Dicha autosuficiencla le lea, por un ldo, 2 cuestior tar las Fuentes de la autoridd tradicional en nombre del jucio individual, pero, al misma tiempo, tende acter que la verdad se encuentra nla opinin de la mayora. La explicacion de emejante paradoja hay que buscarla,segin nuestro autor en individalismo intelectual que genera el igualtarismo de ‘moctéteo. En efecto, el indvdualismo impalsa a cada indivi ‘duo a buscar Ia verdad en sf mismo y, simuléneamente, hace ‘que cada cual vea en el otro, semejante a dl, una verdad equl- valente a la suya. Ahora bien, por grande que sea Ia indepen- dencia individual en el dominio del pensamiento, étatene sus limites y, por eanto, hace flea —dice Tocqueville que la sutoridad intelectual se encuentte en alguna parte. Si, pero ‘donde? La misma semejanza de ls individvos les inclina a pensar que se halla ene juiio del mayor nimero, em la mayor Fi, y con ello ceen haber tesuelo la uestin. Se rata, afima rst autor, de una solucién reconfortante peo iasoria ya «que erucca Ia independencia inelecual del individuo en de- pendencia dela opinién comén, y de ahi ala strana de la mayorias no hay mis que un paso muy pequeto. Asi pues el Individuals cee, iusorlamente, seguir su propio punto de vista cuando, en realidad, no hace sino conformar us ideas la ‘opinin mayortaria. En este sentido, dice R, Bella acerads- mente que {ella conina dl individual en su propia opinions y la ‘confi apsion con lt est de st semejantes resulta ser las dos cas de una misma moneda (Bllah, 1983: p. 196), El lazo que une al indviduaiemo intelectual con sla tra: nia de la mayoria»consiuye, pues, una de as fuentes del des- patio denesio mas pigs po lo sly aif de ‘ombatr que resulta. ¥ ello porque el impero de la mayria se confunde en la opinin comin con la definiién misma de la democracia. Convertda as en deg que se ame de modo in- conscieme y se acepta sin discus, la opinién mayoritaria ets llamada ase lt nue reign dels empos democritcns,y su ‘omnipocencia, da marc de filbrics del revo despotismo que les amenaza. En efecto: Lae ens opinién comin ela ede hs maconesdemocritica ‘La mayoral profs En las acioncsdemoceeas, el impe- io moral de la mayors est Iamado qui a remplaar hava ert pun as reigns, 0 perpetual is po ‘eye Per entnce eligi svt ots opinion comin mis que come eligi. [J Hay en la, y munca pode repe tro demasiado, maivo pars hae weflesona lon que ven en 1a ber de la imeligencia una cost satay aia no wl mental dsp, sno tumbin al despismo (A de Tocquet- 1 1989, pp. 31 y 34 ‘Mis que cualquier ops legal, politica o adminis ‘ao que le preocupaba verdaderamentealaitérata nrman- do era a ranasutlyprofunda sobre as ideas, senimientos y ‘valores del individuo que una mayoria pada extablecery justif- ‘ar amparindose en cl gultarismo democrético Por este mot vo bus, valiéndose del ejemplo american, ls remedos que puedan fenar sa tendencia y la manera de corregir la iusion Jos tan Ross individualist en la que se funda. El ertor de la aurosufclencia inceleetual, propio del individualismo democritico, puede ser coneyido —arguye nueto autor— mediante la participacion Ae los sets en ls aeuntos pblicos —ya sex en as isttucio- ‘es, ya se en las aociacionesvluntarias—, ya que dich accién les enseia @no confundir la atonoméa intelectual con La auto- sufienla individualist , al mismo tempo, ls ace sli de si ‘mismo para actu en comin como ciudadanos. 3, ELhumanismo civieo de A. de Tocqueville De todo el ands precedente podemos infer que la ein toc- ‘quevillena al individualism nos limita a sefalara és como tino de lor Factores que propiclan la aparciém del desporsmo democritco, sino que también propone, a mi jucio, algo de mayor trasendencla a saber, un bumaniome chico que trata de superar la concepcin indiduaita del hombre que ofrce a ie beralsmo clisico come fundamentoantropogico de Ia demo- cracia moderna [Es cierto que nuestro autor no nos ofeceen La demons cia en América — en ninguna os parte de su obra— un ea tamiento completo y sstemdticamente elaborado de sus ideas antropolgics. Ello no significa, sin embargo, que tales ideas 0 faparecan elas, una y otra ver al hilo de su reflex sobre Ja democraca norteamericana, y muy especialmente en la e- ‘ganda de sus pares. A exe respect, eabe subrayar que Toeque- ville no solamente reat, con una penetracion fllosfica x ‘raondinata, al Home demoeatcus aly como ct sino que ade- mis nos dice cme debera ter para evtar su degradaciin en el ‘gofima individualist, En el fondo de su eoria se encuent, Pes, une ancroponomia demaertice que tata de preeeva la Aligned del hombeee imped su degencracinexpitcul. A mi modo de ver, dcha antponomiatene wn carter humanist y no individualist, porque lo que defiende Tocqueville et la u- tonomia, yno la autosuiiencia, de los individos et a partic- ‘cin en lo piblico,y no la independencia prvads: es el axo- lacionismo, y no la aromiracién social; <= cl compromiso vio, y noe consumo de bienestar materiale la responsabil- dad moral y no La maximizacin egosa dl beni: son los habits dl corzbas, y no Ia protecién legit de lot dete- chos; yen definiia, ese cindadano, y no el derchohabiente, [No se tata, sin embargo, de scifi l individuo pars recupe- raral ciudadano, como pensaba Roussea, pro tampoco de que la ciudadania sea nada més que un instrumento defensivo al ser= vicio de la privacidad individual, como sostenia. Constant. EL humanism civico de Tocqueville tata, ami juici, de superar ambos extremos —el republican ye beral—, yen est sent- do, lo que precende es rests l iudadano sin anular po ello al individuo. Peo, jeules son los principales rags de exe hu- anism ciico que, sin nuestra inerpretacisn, propone Toe- queville como ethos demwcnitie? A mi mad de ver, seria los siguientes 3.1. Antonie individ Para nuestro autor no hay civsme venladeramente democrtica sin ly consideracin nuclear del hombre —de todo hombre— como sujetocapaz de pensar de sentry de actus por sl mismo; en una palabra, capar de aucogobernare. En este sentido, el jeri de la libertad —un eercici ilustado y responsable peto sobre todo apasionade— constixuye, sein seal, Io pro- pio del ser humano y lo que leconfiee valor moral, dignidad uanAtue Roxana por encima de cualquier otra prerrogativa, ya sea de tipo hela (eros as docteina que permien al cuerpo social psotear alos hombres y que hacen todo de la nacién y nada de los ciudada- ross (A. de Tocqueville, 1954, VI 1: p. 53). ya sea de tipo dn- Ske aor deamon Tail yen co de ue sacs gpd dsp nei a ea p11. Juan Ros Cra solidrda soc Mevadeuentmene a caminr a conmace- ‘ret deseo bers de a paca! Es cto que el ator de La demacracia en América piensa sobre ee punt come un liberlpresapado por dear meci- mck —en ate co, le aoiaciones— capaes de contr retary pont liter lercimiento dexmesurado del Estado, ero no 6 menos Geto que mba zona como un dem {rat al conaderar el arciconismo cdadano como un factor Aecisivo en a verebracin de una soidad cil eauoorgani- ds plrisaeindependicne del Estados sn la que no puede haber una verdadra democaca? En ete sentido a wort de la soca renr,a mtodo de yer, el méito de vince trechamente beri y democraciarando, 2 la ver, los Pius ankdemociticos presente en la dc liberal y peligro despa que conlleva I ealiacién, desde el Estado, el ideal democrtico de le Ancguos. Dede eta pics, po- dhiamosconcar que el ascioimo representa para nest ps adelante en la configura thnvada de wna cultura cio-democrtie yn comecuenca, una via part hae cer dela demacrici ber go mucho mis profandoy rail {que um mero stems de gobiemo repeentatv.” Por eta r= ts pepe pcos pos eros om Pays ede lnc sl gosomliac radi ce on ein (CITA Tein ed eran een lef ons en ‘Sepia Cowan typ 7 na pre ae bn ce yea ler Tac ve Kens 192 37 "Neder cn ne oun a de est fd prpg sn eg} Sl ‘itny eb id, nde coms ingrained i ‘spent sopra del dma Had 99.10, 6 aa a én —habria que afadir—, reulea parcculstmente decisiva la elucacién moral y politica de a ciudadania en los valores que sustentan y contrbuyen a perfecionarericamente ala propia cdemocraia. En este sentido, puede verse en La demeericia en América, ya desde su misma ioduceén, una cara vneulacion cour objetivo polio ypedadgico: Tsuru democrca,eaniar se pol, cerca, pu tcar ss comumbres, ular sus movinentos, sue pos 4 cos nesperencap a cent de ov auspice y as intincs egos por el onocimieot de ws veradercs intros le Hace fla una cee poli eva pa ah mundo ene ramente nie (de Tocquvile 1989 pp 108) [No es de exrafar por eanto, que la obra sé repets de referencias educatvas: el municipio el jurado y, sobre odo, las ssociacones polis y civles son vistos de este modo como grandes ecuelas abies a wodos que educan al cudadano en cl ‘pirtu piblico democrtico. Quizis puede resumitse su idea Aiciendo aquello —tantas veces proclamado como ecasimente ‘omado en setio— de que no puede haber verdadera demoxracia sin una educacdn para la democraca 33. Sendo de ta jst ‘Como hemos visto, Tocqueville considera el axacacionismo ‘iudidano como una condici indispensable para el desarrollo de la atomomia individual y para la eeacién de un expt pu- bico democritio en la sociedad moderna. Ahora bien, 2 nest autor no se le oculta que el indivduslismo puede teprducise de nuevo, incluso vere acrecentado, en el comportamiento de an aasun Rox Cea las asciaiones sto ocure,bisiamente, cuando las ascicio- ‘nes obvian toda rerencia al interés comin y se dedicanexcus- ‘vamente a peseguir intereses patcularisas, © corpora, oma dam by: Ea eco —alviee— cea oc ‘ones pueden converte en fuera oligirquicas y amenarar proceso demacitco con un nuevo género de despotism, a st- bet el ejercido por estas minoras sobre la mayoria, Lo que el arisedcrata nrmando teme, en ese sentido, es que ls pores i= ‘ox de los cuerpor aristocrtins dl pasado se reptan bao una ‘nueva aparienca en a conducea de las asociaciones, ya sa en as de corte expecfcamente polico —léae partidos politicox—, ys en lat asociaciones de carcter cv Pr lo que se refiere alas primers, sefiala con toda clar- dad el pligno de que los partidos politicos se conviertan, en h- ta de ser representantes, en mandataris dela vluntad popular ‘A este respecte, puede servir como borin de muestra la sic tgulenteobseracdn depotsmo de as faccones noe menos de emer que el de tan slo hombre, Cuando ls masa de cadhanos dncamente (quire ocupane de us aunts pra, os paris [ol m0 Aiben despenr de convetine en detox de los asunas pi bcos, Noe rar ver enonceen lyst scenario del mundo, 2s como en estos eto 3 una mult representa pot tllos (1. Disponen sxgin as capchor de todas las cos, Camban las eye ian aoa volta as costumbres, torprende uno al vere pac nme de diese indigns manos en las que puede cer un gran puch (A. de Toequri i, 198, Usp 182), lft democntico en cl faneionamiento interno de tir les asoiacones es, asimismo, blanco de ls crtcas de nuestro autor As por ejemplo, esctibe: [es scictone inna 4 dane un organizaciin que to iene nada de lly a introduce en su intron hibits y ‘mfsimasiiares As sve centralize todo lo que pueden la diced de sus fra euegarel poder de tos en ma ode un mero muy pequeio. Los miembros dee asc ‘ones esponden «un sam ys, como Jos sla en ame ia, y profsan l dogma del obedienca psa oa bien, alunine hacen de uns ver el sacifco de ju ys ibe 2 biti. De exe modo, ena con fecaencla cn el inti de ess -socicones una iala mds lsoporsable qe I que pueden ec en Scie en nombre del gobi (A, de Toequev ie 1989, Ip. 189) En Lo que se refee a las asociaciones civil, valgn como ‘jemplo significavo la preocupacién de nuestro autor por la cmergencia de una «nueva arstocracia de sefiores:en el campo ‘dela industria lo que puede constitir un aso de cin opre- siva de una minora sobre la mayoria que baba que afi a ‘onstbida prevencin de Tocqueville con respecte al rana de as mayoris. Ast pues, lx asciaiones pueden reproduce en forma de comportas: ls mismos males que con ells se preten- de superar EI ejemplo de la sociedad noreeameticana nos ‘mucitra —dice Tocqueville que la solucén a este problema psa por Ia doctrina del sinerés bien entendidon, eto es, por hacer comprender a individios y aociaciones que no & inel- ‘gente ni justo en democracia periegur egistamente el propio imterés particular con independencia del interés generl.* De lo 2 Ama ape es ase dcp de Leni ‘ina heap to suivants ge Sed Tree 1 1 mic aise bx sco aes dan oe ‘icin de mere enn Ne er cep set Prone qu Tecquce fort Ut sn ce age to Jowentnen Rosa que se tata, en el fondo, es de responder ala necesidad de ar- ‘moniar justamente el incrésprivado y el ites pblico en tuna sociedad democrétca (Manent, 1991: p. 70)- Queda, sin ‘embargo, la cuestin de aclarar mejor, aunque sea someramenc, Jo que eniende nesta autor por sinters bien entendidos. Contes lo que pueda parecer, no estamos ante un mero principio empirice-ulizari eleva a la extegora de teoria50- ‘al por pate de le norteamercanos y mal comprendido en la Francia desu iempo. Més profundamente consderado, el win- ‘ers bien entendidos puede ser interpretado, a mi juicio, como tn citerio democetico de jsticia que pone en tla de juicio as visiones de exe mismo criterio que contaban con mayor predi- camento en el ambiente incelecual de la oca(y que son tar via, en buena medida, los dl nuestra), a sabe, a regla de ma- yoras, Is mano invisible del mereado y la volunad general ‘Ami modo de ver, Tocqueville se inspira aqui en el pen- samiento de su venerado. macsto intelectual PL Royer Cllr aunque sea, como veremos inmediatament, para ie mis alli de 4. Dos son, prncialmemt, as ideas que nuestro autor toma dl ieee doctinaio. En primer lugay, la ide, tn tpreciada por RoyerCllad, «pliner le morale aux grandes ‘hone de donde deriva Tocqueville el cacter éco-normat- {ima en nee cn cen, Vi rp a de ‘inet Nal le Dp 1 Cae fea en pe por Roel bee Fxg» citer dean deepen yt wn br eat (Teen de pnd pede Le deni ia bi ae de ‘oi De dl Cr Bp. 35629 amb Hp. B19). Ye ‘Sropy Gane on a propor qe ews pp nto arene terpenes mento ln use spas pga ep at pnamle ple Toque npr Cac, 178 9 pS 1 Fag ge Ror rd cn pops sgl ple ce mutinds smartest vo del principio de interés bien encendido y en ete sentido, st papel de instancia egtimadora dela praxis democtitiea. En se- undo lugar, la definicin doctinaia dela justicia como ssobe- rania de a raz, lo que signlica para Tocqueville una visién de indole formal y universalista dela misma cuy referent ideal son los Detechos del Hombre. Desde eta perspective princi Pio del incerés bien entendido no puede ser ideticado sin mis "—arguye nuestro autor con la ela de mayorias porguet [J] le mayo, en i no todopoderos; por encima deel, lino mol, tn bt humandad, la ustiia yoni {1:14 mayoraen sv omnipoenc, debe conocer ear dor Iaeras alguna ver la bs echad ajo ex pong, conto los homes quel componen, ha rend sas patos ye I vio arta por la mia ll dew deechs (A de Toe- ques, 1989, Ip. 374), En otro pasaje de La democracia en América 1 isiste ruesto autor en esta misma idea al sostener que ls mis ala lic mitacién dl gobierno de Ia mayoria es sobre todo de caricter moral y no js, es sti yno tanto Is leglidad, En este sentido, escibe La justia forma pus mie del derecho (a manda) dec da pueblo. Una macén er come un junio enestpado de pr semara sociedad nivel y de api juss que ley jurado, que representa ala sacedad, ele ener mis poder a pall, La rec can ns ern Re Cal no ‘mpocontrla pnb oa mecca ky Tage Al apc, abe nd ue apa y Toga pen ern ope Mebane ims wid Lo ae ‘Sateen rc mn ena gu ge pi lr del rele plc’ cca act nn {ilps end ii on ham sds Rox ORT quel sociedad mis cya eyes aplica? Aa pes, sand me ‘igo deer un ey inj, no eg mayoral dee- ch 4 manda, aplo solamente la soberania del géneo hur ‘mano conta la bean del pucblo (A de Tecqucile 1989, p.246. ‘Tampoco puede ser el interés bien eotendido coniado 2 ls mano incsble del mercado, porque ello supondsla —viene a decie nuestro autor— minusvalorar el papel de le libeoad- pericpacin de los ciudadanos y responsabilidad en la cons twuccién de un ined comin. A este respec, indica Lambert «ue la primera condiciéa de un verdadero acuerdo entre ls in- teres particulars y ol interés general es, para ‘Tocqueville, la libertad politica yno la libertad econdemics (Lambert, 1983: p. 253), Finalmente, la volumtad general rouseauniana presena incomveniente de confundir Io que e un principio de lgicima- “ina de qc re sis nbn ple conver ‘ten purn yo nga come spn oom pa” 5. Esa posciin de Tocqueville es muy inflayente,incuso mi ‘que la primera, en la medida en que apunta 2 una préctica, la religén, que con ota logra superar las insufcencas cultures ‘el orden democritio, A pani de ella, Putnam ha defendido la idea del capital social entendido como el conjunto de relaciones con las que cuenta el indviduo ala hora de desrolla su pet- sonalidad en una sociedad.” 97 01.29.1251 ain men me on en cme Pale pmersranme grees Dipsegiacameeey sea pes ir 215 230 an cons gus ie San ginaends nissan Din) eed mam St mma ded pe 2 Rac Prmem, Maing Dy ak Ce aii Madr ad naan 6p Ay 1 nen ee vets ve End Us an Boy se Te lipo te “ren Cmmy Ne Yt Som Se, nro pen porch. Concent tps qc estamos conocer Y toemor cad cal un mateo en plcipo ellen atv 44 cal eseollaion ners vida ri en que a ‘ec conver on moderna, linden See gue cone ‘rau prope ek lotic mena pity ewe tilidad del sujeto para adapearse a nuevas situaciones. Hl apial decal en una mica vol oles mpl io ques ‘ee pot kon ren ura scnad modal ue ‘hn prt lind eee pra un ambit donde pda Ice fee ou neces que no san eicament prof orl rw concep que cape ena ncn emcees ieee ing ata agian al ees ee reece testa ime en un cont olde mane ceca. En tc idioma prc xe eid cede enone he Spd ab lps ne cel pr ame pa bi eget eee my se estes Urea eae beeches tien ee ‘trans on iu i ett ‘Spl dae, Hcg el rs pe ia pons ‘me epesn plao fede ads con mma ‘none Pesca enue fod nd Tate, ‘te drone tir on Oe dry a ‘hole una gut npr el apts mb ny ‘lmiminede nto expec pesca ue fon se ramet Lx sein gu pc un vec pl en se ‘Sm uel ni = du nae un cpl cl de {renee de gu pd oa ct dea each dade aoe sas bla de saltenmar, pec sn flea el hecho de quel propia ima ‘gen dea esti condicionada por estos inercambios. 6. En lo que especta alas cosumbes en general y la eign en concreto trabajo de Tocqueville ene para al distin- ‘in que hace Ortega entre ideas y creencas. Un lector de Onte- ‘gen principio, se encuentra con Ia afirmacion dela priordad fo de la erencia sobre lat ideas, como el autor de En torn (Gale, per side lt costumbres rete als lye, y de a elu a fente ala geografia, Quien entiende a realidad social como ‘ertcbrada por crencas, eso de Orega, puede encontrar en el ‘ert francés un andlss del sociedad americana que abunds ‘en a importancia de los presupustos culturaes, primero para a ‘vida dita y le inicaias plcticas, y después para el modo de pensar: Oportunamente, en sus nots de trabajo Ortega habla de que fl tema de Tooqueil es descubrr las econdiciones de Ia posblidad de a ibersad polices peo no le sigue en lo que respec a ea cuetin importante. Tampoco hay evidencia de ‘que cuando Orca react Idea y Crencasyotos trabajos de Tos aos teint, ruviera en cuenta los andisis de Tocqueville. Es certo que hay ene «Prlogo para Fanceses referencias elgio- ‘aslo doctinarioe fancsses que Ortega conacié ben, per as Teesuras ye consguiente eudio de Tocqueville parece que son dela Gikima parte de los afs euaenta, estudio que se contra entre ls ims trabajos que Orcegareliz6. Con todo, la obra tara de Ortega ests recorida por la itincin ene usory teens.” mientras que Tocqueville, en To que respect aa religi,offece una apeoximacién sinerdnica 2 ta apne mip me y ran Os Cole to, Torn alla 208 05,909 Br ome ale Obs Cp Fann Md 06,66 37 re a le eee econ area coeccee pee ee ere ae ees eee eae eee Se ee SS ers opener Sila atcrmaegetnonra coe peer eee ean 2 ee Se ee Sheenerrerenlmre caer bea eles Se ee eae streets Se eee es eae aoe See ee ees noes ee Felulesonee sce Ee Cp: Mail 30614 Eg ae inten lo xa sc ce Ce er apa n dle ded cso Rte Forte it desde on Ong Gat ene pr Pao Cape Be ‘ad eee Ann sc sate 8 aoe medida en que, a partir dl segundo Wingensein, reconncemos la contnuidad entre el pensamientoy Iz accién en el lengua. La posicién de Wingenstein sugiere que existe un fondo co- inn, una forma de vida donde la accin y el pensamiento se ‘encuentran, Desde ego, es suscepaible de lograr un mayor ga- do de personalizacin de acuerdo con el mismo nivel de conv- ‘vencia, Por ello, mis que contaposicin entre vida inerindiv- thal y vida soil, ene a persona y Ia gran desalmada que es la sociedad, se dara en mi opinin un lnta emergencia de a per~ sonaliacién a ls que apuncan otros textos de Orrega. De tos formas, es certo que Ortega cre asi a una forma de rebar barizacén de la vida social —como por otro lado permite ai- bar a visi de Tocqueville sobre Ia posible decadencia de la democraciaestadounidense** ae ‘Creo que, a parti de Tocqueville y de su visi de la ime portancia de a crencia eligos, se encuentra una forma de se pera este lata, Noe tan importante la dstincién entre creen- {ay uso, sino mas bien Ia aporecin que la creencia relia 2 lasidess, Debeentenderc no tanto como fundamen, como en caso dela mulkiud de actos que relizamos bajo supuestos regativos 0 positios de un orden de cosas, o nstancia, como en cl eso de las erencias que nos mucven a producimos de cirta ‘manera. Lo importante es que las erencias incluso ls wsos ‘onsticuyen el contexto vivo dentro del cual la dimensn cons- dente de lot accos se apoya. Al estar su mirada ms cerca del Fancionamient dels perspectvas individuals, recoge con ma- yor dete la peculiaridad de ls ccenciss. "Me resulta mis explicito Tooqueile al poner de mani- fiesto cémo ana ceenca implica la toalidad de la perspeciva 2s rc Le dc yA mie ome den ange de tn pr dl ec individual. No es que Ortega sea akno a cstainsicién, por «ejemplo en fo que respect a la voacién, pero las observaciones de Tocqueville deparan una vsién del sujeto en toda su con plejdad. La reign, por ejemplo, permite una incorporacién sentimental del individvo Ia totlidad de su vida. Inelso ol papel de esta puede conssit en legimar la realidad en cone juoto. También puede estructura una pertonalidad yextablcee tun mundo dual, el del hogar burgué, frente al mundo de los ‘negocios, donde la elacin de cada parte da aga na forma de data en I que el sujeto puede innovar en el uno porque seenctuentra veguroy sabe a qué ateners en el oto. Hay que resefar diferencias inporcantes entre los dos aurotes que, afectndo sobee todo a su punto de vst, también sleanzan la forma en que costumbreso crecacias se atculan en cada uno de estos amore. El mundo orteguiano ext centro ‘en la prctca del ofcio del intelectual y en la acaracion del ‘propio mundo que esto exige. Aunque Tocqueville de hecho ha- ‘e una aportacién enorme al mundo de la historia dels ides, s punto de pata es disdauo y punta aun ide! mis amplio. ‘ue a elucidacin del propio mundo que pucde deprat la acti- vida incelectual. Se tata de comprendcr lava en una soce- 2 fa Teeuwen ede Som oa cpeiest taleek pene io inde ‘Se forma complement ld Emre ee ant, (im deine md ip ht a ‘i tac pani. Segue lit Fedde mi de ‘je re de aur 1-218 ee ep at ‘a ge specs rc on dace & Tope De ql ‘pri mene lea ome cone La pane ee seri pi lin sn oe cli rel gu uno edte pr yen lege ok elie emt dl mane io, ‘Sy mitaie clr aepdie DI, Pa sores dad en un momento histérico dado. Tal seria el objeto de la ‘altura en general. Su punto de parti e el de un pensador que scude la cules pra entender la vabilidad de la politica y de ‘su comprensin, ‘Frente a Orga cl individvo que etudia Tocqueville 90 ‘x propiamence el fildsofo que busca la dima claridad dels co- ‘8s, sino mas bien toda aquel que tiene que producese denuo de un émbito social. Exo se confirmara en el hecho de que, en (Omega. se puede peri la volunad de legar a princpiosco- ‘ma el de la anvil, desde Ia cal se pede entender Ia evolu- cin de In culture occidental, mientras que en Tocqueville se trata de un estudio ma sincrénico, donde wna gars, a soce- dad exadounidense, se presenta en toda su ariculacién cukurl inerna. Por otto lado, en Tocqueilees macho més claro que Jas creencie dan lugar a leyes ¢inchuo a ideas, pero primor- ialmente se ejrcen en gran medida en cl conteato de la eli dad social. La euesién es comprender cémo se puede Hegar ala libertad desde las comtumbres, y no tanto imperarla desde las ideas. I pensadr francés no pretende entrar en a historia de la Alosofia, es deci en una discus teéric, sino més bien bser- var dl egjido que de hecho se da en una sociedad en un’ mo- mento determinado. La valides no es propiamente incletua, sino tansaccional, aingue se empleenertriosinelectualespo- ‘8 aproba los reskados. Por el contato, la posicién de Ortega se apoya mucho en las css, que no son un mero proceso de Jl ing La Ec Sv Mae, Soda Easy seen -20 Al mien mg no we om dea cance deo ie ji desde lego, imposibles de demostar, pero en conjuno es un ‘extaoidinrioacierto entender que la tcora mis sofisticaa cx ‘una claboracon de peicicas y repreentacones propias del ‘mundo corinte, dela cultura en su expresn mis populat,y ‘que esta daboracién no es tanto la de wn sistema filoslico co- ‘mo la del radio de aecin de un sujxo que opera en su mundo, ‘TocQUEVILLEY ELLAICISMO EN AMERICA Antonio Hermosa Ander Unive de Sela 1. Introduccién ‘Ali hor de deeneafar ls aad de Tocqueille quid se ‘bea comenzar or los grandes to! que han hecho del exi- tio pensar francs uno de los mis epresenatvo cones del pemsamiento politico de todos los tempos. © quid eabria Icopar una perspec mie histories y dejaros guar en nace elenco por la dvenos torque lox scesivospetodos Iitérico han io haciendo de us ides. Este punto de visa es sin duds ms redactvo que el primero, pero antes 0 después nos las habrtamos visto con el rechao del toaiarsmo ye acrifio deta iberad indivi que ecut,o con la denuncin de los pels de soda de consumo, qu oft dtc ariicio tnedinte ot ial arencanda sus vicimas el corn de la lierta en lala de biensta Hatin io er, ocasiones ara esa legato contra Ja can de ls mayors, ee burdo ser moral igualiaio que yo Madion denna en Felts con arguments sles! a "The abi Nw ek Rando Howe, 201 p36 enn sc de mba ps dmest tm fdo ‘Spor Hann 7 99) gun lable neo oem los de su heredero, susceptible de ser ata como un expantajo autorario contra minorasy dis, que muestra, adem, una aperencia audi y constane por eablecer un contol popular ‘xtremo de las insttuciones, pero dejando deicontolado al que, justo por eo, el ateo es convertido en el no de la mo- ral ef deci, ese personaje ecemamente encaustrado en el fueto del desprecio y de Ia marginaci6n: en realidad, siuado ‘ns ald del nivel defo mano —como el negro mis ali de la poliica—, pues su palabea no es eel por el juz, su dctrina eclarada enemiga jurada de la sociedad por el, en generh ge- nial obserador de la misma, y su vida arojad a orilas dela igualdad del reba por la piadosa ovea even, an eelosa ella de u reign.” La consecuencia e que, s bien Tocqueville con- siderab funcional la eligidn paral beread* —una verdad a rmedias en el mejor de los casos, sein aluimos mis antiba—, también Io es, y con oral cetera, su contraro: Ia rligién 5 fancional la discriminacién y persecucidn de quienes no profe- san su fe” La rlign como contapunto dela pasién por ligula no solo formaba parte de su bondad, sino que conscua otro dato descootado més. Ente ell la doctrina del inerés bien ‘entendido recomponian lot desttozos ineroducidos por es pa Sién inca, a pacon mere a lama Tocqueville, en el seno de % fon mii en Pg ei ow ie “intemal ap et ‘Bremner oy dg eee Mets pd shec ne ‘tus nin Le Sep se NCI pp. 9657 Ls Met, Ore ‘pp Vedi Ca 300, shar ls pls Sc Duin “i wrap tr nscale emp ue sts es Sect Speci pen te yp ‘Spur ele re oe ie unin: opi 1c ‘Ti ome pre pc imc igi ea me or omens ae ‘non nono stn en queen meh 2 Snob, cain Ref Les 20% 31 a. 10 In sociedad desde el corn de sus miembros. Pero la eligi, por su partes aportaba la arama de éxito en un combate en el ‘que quella doctin, por s sol, malbararaba sus fueras. For: ‘maba parte de su primacia en a soe [Nacuralmente la eligi saca todo ese poder dl ugar de privilegio que acupa en a meoddlacin de lat cosumbes. Ahora bien, ge taa de un poder real, de un deddeniumo de otra cox? Pregunasemejant, cierto parece mis venganza de agin ato maces que dada sera. Mires, no obstante, con deteni- mieno alos contenients. De un Indo, un deseo iresisible en acid permancn de otro, un sacri levadero, pero igual ‘mente constante, ecompensado ahora yshora no, cua mixin ‘no e sino la de jsificar Ia acin del deseo; poe ttm, un nis allé que supe el mal regusto moral dejado pol fla de ream pens y que mis que por sf mismo, por el destino que promete, limes en general por su ayuda ag y ahora, es deci, ene bio sin regu dominado por el deseo. Juntos, remarea dl polio anc, funcionan como una mquina bien engrasda, pero dada la fuera ejetcida por cada tno sabe la volunead, abe pes que habe siempre armonia?:No es ms fl pensar que I cadena se romper en tos por lado mds fey y que este, sao alguna ‘nmol excep, nunca er l de la psi del bien) Hiaa cabra ser mds ieligioo todavia y preguntar: puesto que el cludadano comin sabe que ene el domingo para ‘spiritualzase, gno served eso preciamente de acicate para materiaizare el revto de la semana Si el domingo se me perdo- tua ofiialmente todos mis pecede, ;por qué no seguie cul ‘indo entre fests, cuando tanta abundancia de bienes pro- potcionan? La ratina de es abundancia sera una ela divina de que lo hago bie alos ojos de Dice, pera pensar més de uno, en cualquier caso, la iualiaci6n semanal del perdén me ex. usa formalmente dl arepentimiento 0, mot, del evicio del remordimientor, como le dice Dorota a Juan Precio en Pero ‘Pévamo,\a genial obra de Juan Rao "Tampoco aq preciso recurrr alo que sucedis despuds para desmentr 4 Tacquville, Pero lo certo esque el sentimienco ‘eligloso ha decido, aun cuando sgn siendo fuerte: la postin por el bens, 0, yl iberead, aumentad, ha perdurado, pose fl parétesi de la uecra de lak en lo concerninte ala libertad ‘de prensa y a deriva liberal emprenida hace décadas, sobre a ‘qve nos ilamina y previene Sheldon Wolin” Quix la guerra que aque intoducin en a sociedad no era. fin de cuentas tan des- Cructvao qui sujet yl sociedad inventananddoeos aun sin saberlo, per lo cierto ex que el sansén eligiso es mucho menos fuerte de lo armado, porque el rino de sus efetos ha tendo {que repartilo con su principal enemig exer laesmo,ade- nis de con otros Factores mis, y porque poste un peculiar demo- ni interior que reba sus pretensions de prndera. La eligi, nor decia Tooquvile, infuyendo direramente sobre el individ y la pola, imped en aquel quel duday el tuar—l debe de todo individo enn mundo igualitario— co- troyeran el firme wivero de as ceencas y lo diluyeran en un ‘toe deimpoteni,yreforabaen esa la atonomia yt igual republicnas. , inlayenda indirctamente en la sociedad, la une ta de orden y egularidsd,y por su avs def idea de imi Kane hubiera podido deci aq que el Gregor dela moral no cede ant el poderoso fier de a anarqula "Ahora bien, el perpetuo aluvidn de deseos que sacude la cetabildad dela sociedad e inocula desaa y temor en el alma 2 En pc or pai te es pee Aes pind perma ene tend oe cae es dene ae [GL etn pls pre dele omen em goo me SW, Drmmct SA Le dome die fname de etn ie Me Ra 008. “Tocquevuevm cio ex AMCs de os individu, en la medida en que delta fla de ivismo y hhasta corrupién, no sons ele considera en una dpica rele ios ino pecs, vale deci ls accones del yo pecadoru hom bre relgioso en sociedad. Cuando el ciudadano oba y cuando el police previa si son religisos, estin, ademas, pecando, :De {que lea servo ese mundo de colores pintado por larg? EL peaado, en efecto excl mod en cl que la reign pregona su Impocenca iene la realidad, al punto de desmoronarse por dentro. Sin duda, deja intacto el reconocimiento del poder del Dios de tuo, pero sempitemamente tocida s omnpotencia, Incapar, como se adviet, de hacese duefa del corszin oa menos, del voluntad de ss fils. En el pocado, ie, el conflict se hace pertonalmente invisible en In caja fuerte dela conclencia moral y se esa por entero ras el muro del arepentimieno y del pera protetan- tes, 0 de la contin y la confesién catbicat las diversas f- furas de a mala concienci, que no raramente encuentra un le- nitivo para el dolor ene cinismo—, uadido en rornoa dl, Pero se hace perfctamente patente en la secuclacolectvs, vale dein, pila, de a pare de ese inframundo consti por a faa de ‘ivismo y la corrupcin: monaras, por certo, alos que inden incesante pleitesia ti y woyanos, gobermantes y gobernados, ‘reyenesy ateos, hombres y mujeres, americanos y forincos, ‘demécrats © no.” En ol pecado (como en el dlito), ls maura leza humana desafiael poder de la reign para controlar infiniareieracin es yun juicio acerca de dicho poder 25 Enon wan come ee a pees on ee lesions de ‘Ann le open engender i Sena ee eo mo eno gr magento le ae ‘Sana abr a al Taboo cep En otro onden de coms, cuando se insta a la relgiin a adoptane la democracia par sobrevvie en democracia no p= rece que el nfs recsiga en aque, sino en esas y cuando sla ‘itor por lire a la moral dl interés bien entendido, prome- tiendo al remunciante en el mis ack, apace de su ines, salvae ca eterna en el mis als, 0 s et eableiendo un do ur des ‘moral en el que la reign compra con la compensa fuura la virtd del sactifcio perional por los otrs realizado nel pre sente? Ys dicho sactifco se efetia, pee a a supuestacoviia ‘el sacrificente, No infinivo de su deseo de bienesar,y pes, demi, lo vaporoso de tan lejana compensicién espiritua, {no eabra pensar que aquel ha podido advert, por sf mizmo, fama necesdad en su acin a exigencia de una enuncia& que- rerlo todo para que la sociedad, y él.con la sobreviva, y que por lo ranto puede hace To mismo haciendo a menos del ital promesay desu premio? Por kim: zn se estar, en este caso, haciendo use de Ia propia autonomia moral cuando se ob sin «leant del premio posterior y renegando de l misma cuan- dose obra con el objeto de ganala? Prosigulendo por esa via ‘nose tanlari en concluir que slo late tiene la posibiidad de ser aut6nomo desde el puso de vista moral, y que solo el per veto fo el necio necetan dea ascendencia —solo el perver So ylo el necio pueden creer en Dios, pues— para cumplir con su obligaciones, sean ives oreligoss, pues muchas son bs Inismasconsieradas deade dos puntos de vista diferentes. Peo, prosigulendo por est via, pronto se enraria también en una historia, lade peso de otros factores de la vida demoeritica en la conservacén de la misma, que aquty ahora no esa que roca contat. De momento not conformamos con argumentar ques Frente al apostoladorligios de Tocqueville, la democracia ame- rican ena vida y iro ms alli de af, y con suger que at hombre repablicano realmente auténomolesobr a reign. ‘SONRE.LA TAREA POLITICA DE CONSTRUCCION DEA IGUALDAD SOCIAL: UN ABORDAJEALAS IDEAS DE TOCQUEVILLE! Helena Ear dor Reis Unive den de Goi hecho generador En la introduccién de La demecracie on Américs, Tooqucill, de una perpectiva providencalise, aume la inevebilidad ddl advenimiento de Ia igualdad de condiciones y considera Ia

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