UNA ARQUITECTURA ORGANICApoem.
PRIMERA VELADA
1, AGRADECERLE a nuestro Presidente su célida bienvenida, observo que
“nosotros los britinicos” hacemos las cosas con una seriedad tan impo-
nente que ya me parece, estando aqui, que deberia estar preparado para brin-
dar una conferencia formal y estudiada, Sin embargo, al no saber qué es
tuna conferencia formal, por no haber asistido nunca a tna, no sé bien cémo
podré brindarla, También creo necesario confesarles desde un comienzo, que
traigo el informe de una minoria: una Declaracién de la Independencia
informal. Gran Bretafia recibio una de nosotros, el 4 de julio de 1776, una
Declaracién de la Independencia que se referia a los impuestos; sta se
refiere al espiritu.
gEntonces yo también soy un rebelde? Si. Pero s6lo un rebelde en eb
sentido de alguien que ha estado poniendo en prictica en su trabajo, dia a
dia, durante toda una vida (zo acaso més?), lo que eree cierto. Briténico
yo también —mi padre era de Yorkshire, mi madre de Carnarvon—, el
estino me llevé a las praderas del Medio Oeste de los Estados Unidos de
Norteamérica —llamémoslos Usonia— y ahi creci entre los pastos y aprendi
lindole los méritos debidos al gran maestro, Louis Sullivan.
Marchabamos bastante bien en los Estados Unidos, avanzando hacia la
expresién de nosotros mismos como pueblo con arquitectura propia, cuando,
intad de Ia suerte, tuvimos nuestra primera Exposicion Mundial, la
Exposicién Mundial de 1893. Y ahi, por primera ver, los Estados Unidos
vieron a Ia arquitectura como una gran orquestacién, y sc enamoraron de
ella, sin meditar acerca de su naturaleza, sin saber que les Uegaba sobre pa-
pel de calcar, desde libros secos, o que como “tradicional” se cruzaba con las
fibras de nuestro propio esiuerzo indigena integral. En esa época teniamos
muchos arquitectos demasiado bien educados —cuyos nombres conocen
ustedes, que estén familiarizados con la arquitectura—, y les result6 muy
sencillo, por ser todos eruditos, al encontrar la arquitestura prep
venderla en gran escala, muy convenientemente, al pueblo norteamer
De ahi en adelante, Ia arquitectura se convirtié en un gran negocio en las
viejas formas del delirio de grandezas, cuando los mismos arquitectos —to-
dos ellos eruditos— se convirtieron en activos comerciantes. Nuestros gran
des” arquitectos eran, cosa que entonces no se sabia, “socios disefiadores”,
‘entre bambalinas. La mayoria de las firmas arquitecténicas estaban com.
puestas por varios hombres, . “arquitectos”. Habia un socio “diseiiador”192 Frank Loyd Wright
que diseitaba los odificios, habia un hombre que resultsba ser ingenicro y
conseguia obtener en alguna forma los edificios imitados —cosas malditas—
construidos con la ayuda de un contratista: el maldito. Y ademas habia un
encargado de ventas: el que conseguia trabajos. Creo que fue nuestro gran
arquitecto Henry Richardson quien dijo que “el primer principio de la ar-
quitectura es conseguir un trabajo”.
Por lo tanto, casi toda la arquitectura de nuestra Usonia, después del
desastre de la Exposicién Mundial de 1893, fue un negocio de esa categoria.
Por mi parte, nunca pude ver que esa arquitectura preparada obtuviese
algin gran resultado o tuviese alguna relacién con nuestra vida, tal como
ésta era vivida. Estaba seguro, aiin entonces, de que la verdadera arquitec-
tura surgia del suelo y que en alguna forma el terreno, las condiciones
industriales nativas, In naturaleza de los materiales y el objetivo del editicio,
debian determinar inevitablemente la forma y el cardcter de cualquier buena
construccién. Por lo tanto, toda esta gran aglomeracién en la escena, me
amargaba. Louis Sullivan, mi viejo maestro, junto a quien yo habia estado
ereciendo, ya habia manifestado su pensamiento independiente y
Ja atencién de su pueblo, pero esta ola “post-er ” que
ahora era un “ismo”, barrié todo y nos sumergié a todos. Pasaron afios y
aifos antes que empezésemos a emerger de la resaca de esa marca. Mientras
tanto, manteniéndome como podia, poco a poco, paso @ paso, aio a aifo, una
‘dea completamente nueva de la edifieacién se apoderé de mi. La llamo nue-
‘va, pero esa idea data de por lo menos quinientos aiios antes de Jestis. Aun-
que entonces no lo sabia, el principio que ahora esta en el centro de nuestro
‘movimiento moderno habia sido expuesta en aquella temprana época por el
fil6sofo chino Lao Tsé. El primer edificio que construt conscientemente, co-
‘mo una contribucién honesta de mi parte a la expresion de esta “nueva” idea
en la construccién, fue el Unity Temple, Oak Park, 1904.
2Cual es esa nueva idea de la edificacién? Bien, he venido aqui hasta
ustedes, con la esperanza de mostrarles algo que haga mas facil aclarar en
‘sus mentes esta idea de la arquitectura moderna. A raiz de este temprano
trabajo, un nuevo semblante aparecié en las praderas del Medio Oeste: el
semblante poco conocido del principio. El semblante no tardé en viajar al
extranjero gracias a Alemania y Holanda, pero el principio parece haber
permanecido casi por completo en su lugar de origen. Ustedes conocen ese
semblante, tal como aparecié en varias Exposiciones Mundiales posteriores,
empezando por la de Paris, Y en muchos otros edificios, podran ver en todos
los paises apariencias Iamadas modernistas. Pero creo que el principio
todavia ha sido poco comprendido, o nada practicado. Por lo tanto en estas
conversaciones trataré de exponer lo més claramente posible la linea funda-
‘mental que animaba —originariamento— a este ideal, para que Ia arquiteo-
tura orgénica pueda mantenerse firme frente a esta ola que ahora es mun-
dial, de imitacién de ella misma, Lamentablemente siento que este gran
‘deal que, hace tanto tiempo, en mi juventud, llegué a admirar y practicar
diligentemente, ha sido traicionado. Traicionado sin mala intencién, pero
El Futuro de la Arguitectura 193
de todos modos traicionado por quienes querfan ser sus partidarios y caye-
ron en st imitacién sin comprenderlo.
La arquitectara de Usonia ha, importado siempre a nuestro pais las
formas tradicionales de ustedes. Eh primer y primordial lugar tenfamos
(siempre) la vieja tradicién Colonial Inglesa, como obsticulo; esa tradicién
que fue responsable de la vida cultural que conociamos. Entonces tenfamos
que luchar contra la tradicién Colonial, y todavia tenemos que enfrentarla
porque hasta ahora muchos de nuestros edificios privados, y la mayoria de
los piblicos, tratan de expresar esa antigua tradicién que tuvieron ustedes
cn Inglaterra. Y cuando vengo a visitarlos a Londres, como lo hago ahora,
veo que tienen entre ustedes los originales de casi todo lo que el hombre ha
hhecho sobre nuestra tierra. Pero naturalmente, debemos admitirlo, tampoco
fue original entre ustedes ino es cierto? En la época que ustedes lo adopta-
on también era un eclecticismo, elegido en Francia, segin creo. zNuestro
Colonial fue su Georgiano? ZY el Georgiano de ustedes fue el Francés, pro-
cedente de Florencia, Italia? Esta arquitectura ‘talo-franco-inglesa es la que
ahora est ampliamente reproducida en Norteamérica. En estos mismos dias
el gobierno esté construyendo casas tipo Capecod en Ins praderas del
Medio Oeste, En Kansas, los Dakotas, y Nebraska se pueden ver estas pe-
usin eas “Colonales” eificadas recientemente por nucsto goblere,
sin preocuparse, segsin parece, por In naturaleza ni por la naturaleza de
frquitectura o del buen sentido; edificadas en nombre de mejoras de *v
vienda”.
Si queremos vivir nuestras propias vidas, debemos ser leales zpero leales
‘2 qué? Aparentemente, en esta cuestién de Ia arquitectura, leales al final
decadente de una cultura que legé a nuestras playas ya degenerada, sin
hhaber tenido nunca nada mejor que un discutible gusto, y con poco o ningtn
conocimiento; sin sentido del todo, sin nada de la verdadera integridad del
concepto o la estructura, por medio de la cual una nueva nacién puede
seguir creciendo segin su modo de vida, para establecer por si misma una
cultura propia, en lugar de aceptar humildemente como moda a la senilidad.
Esa vieja herencia “Colonial”, tal como la vemos a la luz de los tiempos
modernos, resulté trégica, Por lo tanto, la Declaracién de Ia Independencia
que les traigo hoy no es s6lo una negacién. Ea un repudio afirmativo de la
validex de algo por ser Ia servilidad en esta tierra, y es Is afirmacién del
derecho de la vida, a vivir, En Inglaterra, si les place, pueden continuar
con las viejas formes tradicionales con Is que nos corrompieron. Estin
rmuertas, pero aqui son més legitimas: son mis o menos de ustedes, pero no
son nuestras. Declaro que ha legado la hora de que la arquitectura reconozca
su propia naturaleza, que comprenda la verdad de que nace de la vida
misma y por la vida tal como es vivida ahora, una cosa intensamente
humana, Debe convertirse nuevamente en la més humana de todas las expre-
siones de la naturaleza humana. La arquitectura debe ser una interpretacién—
de-la-xida-humana que ahora conocemos, st nosotros mismos.que-
n_individualidad ¥belleza,.