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Sabis, sin duda, que de esos jueces ninguno tena por nombre
el de juez sino que cada uno tiene el suyo particular. Pues
bien, si se ofende a uno de ellos en su calidad de particular o se
habla mal de l, se ver uno sometido a la acusacin de una
denuncia pblica por ultraje y demandado en un juicio privado
por maledicencia; en cambio, si se le hace en su calidad de juez,
perder uno de una vez por todas su derecho de ciudadana.
(;Por qu? Porque el que obra as esta ultrajando, adems, de
inmediato, las leyes, la corona, que es vuestra pblica ensea, y
el nombre de la ciudad: pues el nombre de juez no pertenece
a ningn individuo concreto, sino a la ciudad.2
Por ley, la herencia de un hombre era dividida entre sus hijos.5 Los
sistemas de propiedad y herencia de la Grecia arcaica y clsica no
excluan totalmente a las mujeres, pero variaban los modos en los
que las mujeres estaban relacionadas con la propiedad. Con todo,
lo ms usual era que una hija no heredase sino que recibiese su
parte como dote, usualmente en forma de dinero o bienes mviles.
Las mujeres tampoco heredaban de sus maridos aunque, en el
perodo clsico, sabemos de hombres que hacan donaciones en
dinero o propiedades a sus mujeres en el testamento. La dote era
gestionada por el marido ya que, al ser equivalentes a menores
legales, las mujeres no podan administrar ni controlar ninguna
propiedad. Una ley, citada por Iseo indica que la capacidad de las
mujeres para realizar transacciones financieras en Atenas estaba
fuertemente limitada: La ley prohbe expresamente a un menor
contratar, igual que a una mujer cuando excede de una medimnos
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