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El ataque
Yo tena once aos. Como mi madre se hallaba en la cocina, preparando
la cena, yo estaba aprovechando para ver la televisin en su recmara
su televisor era ms grande que el nuestro. El programa era un captulo
repetido de Lunch Box, en el canal de Disney que entonces no contaba
subttulos ni doblaje. Lleg como una flecha que entr por la pupila de
mi ojo izquierdo, instalndose justo en medio del lbulo cerebral de ese
mismo lado, y cuya punta despus comenz a girar desgarrando
frenticamente alguna especie de ncleo nervioso. Slo se me ocurri
pensar que estaba muriendo a causa de un derrame cerebral y en mi
edad. El poco control que tena sobre mi cuerpo me sirvi de poco
porque no tena fuerzas para ponerme en pie. En algn momento me di
cuenta de que estaba llorando. Por la mirada de mi madre cuando me
encontr, casi en estado de convulsin, supe, por la expresin de su
rostro, que ella tambin pens que estaba muriendo.
Despus de todo, s, estaba muriendo. Una de las tantas formas de morir
en abonos, con la excepcin de que sta, cada vez que viene por su
pago, se empea en saldar la cuenta entera de una sola vez: se pone
violenta, te da una golpiza de muerte: te toma por los pies y te azota
sobre el piso y sobre las paredes sin el ms mnimo asomo de piedad. Y
es incansable; lo nico que te salva es que, por fortuna, posee una
debilidad humana: se aburre. Aun as tiene la suficiente paciencia para
ensaarse contigo hasta tres das, mantenindote vivo a base de
descansos de una o dos horas en las cuales es imposible dormir porque,
en realidad, el dolor no cesa del todo. Cuando finalmente se retira, uno
puede dormir todo un da y despertarse con la impresin de haberse
quedado dormido no ms de diez minutos. Te pueden decir que ya es
jueves o viernes o sbado y no vas a entender nada hasta despus de
un buen rato: te acabas de dormir y algo est destrozando el interior de
tu cabeza. Yo me pasaba el resto del da aterrado, slo esperando que el
ataque se reanudara en cualquier momento.
No s cunto pas en el instante en que apareci el dolor y el momento
que llegamos al hospital. Tampoco podra decir cunto tiempo pas
antes de me atendieran. Recuerdo que me inyectaron y que, cuando
volvimos al departamento y el dolor comenz a disminuir por fin, eran
ms de las once de la noche.