Riboud
éQué entendemos hoy
por historia social?
PRESENTACION
Ls historia social ha ecupado una parte importante del quchacer de los historiador
largo del siglo. Ha sid asf desde el momento en que ls investigadores-una profesin
pricticamente nueva que venia a unirse la condicion de pratesor~ consideraron insti
factoras las naraciones sobre el pasado bastdas en la historia episidica sobre los grandes
personajes piblicos,destacados sobre todo por su telacién con el ejercicio del poder 0 a
servicio de éste. El protagonismo de ls multitudes en determinados hechos hstorieos, la
relacién entre coyuntura socal y actitudes colectivas, la historia de la gente correntey de
sus formas de vida, los grupos en su relacidn con estructura tendencialmenteestables, los
ores que en la sociedad contemporines promovian aciacioncslaborales pelt
es desconocidas por su naturaleza, sus dimensiones y sus pretensiones, la polities
to prictica soval electoral, organizativa y movilizadora,revolucionaria~.. pasion
«a converttse en materia de estudio, a menudo desde Ia identfieacion ideolbgica sent
rental de histriador con ls grupos que hacia materia de estudio.
El modo de aproximarse alas nuevas realidades, o por decilo mejor, als realidades
redescubiertss, fue muy variado: también los sectores populares podian ser estudiados a
través de Tos episodio que protagonizaban, por medio de sus lideres pablios ysirvigndo-
sede sus oganizaciones De ora part, el estudio de la sociedad no tena por gu limitarse
al de las clases subaltenas. Otros campos, relacionados con los oficios y las profesiones,
Ta condicin de vida, as oportunidade, la educacidn y la cultura, ls habitos, el ocio, el
deporte, ete, ete, fueron buscando su lugar en ese gran eajn que eomenzaba a sr la is
tora social, una Suma de todo To que In definiay de aquello que no cab en las otras par-
clas del esto histrico perfectamente cercadas: Ia historia politica, la econmiea, la
historia de las ideas, del are a literatrao la ciencia,e incluso éstas podtan ser modifica
das desde una perspectiva social ala que en los afoseincuenta y sesenta del siglo XX po-
06 parecian dispoestos a renuncat
Para llevar a cabo su programa, los programas que desde diferentes metodologias €
imereses fueron surgiendo, la historia social nici un dilogo, no demasiado fluid, conse
‘ante o actualizado, con la cencias sociales. La teora social y la socologi, la psicologia,
a antropologia, la demogratia Ia economia, sus tess, temas y técnica, comencaron a
formar parte, en mayor o menor medida, dela caja de heeramientas del hstoriador, unaspreviamente se habia servido de aquellas contribuciones. "
Hoy, avanzada la primera dea de sil las condiciones def stoi, n tanto
proyecto cinco, om muy stints dels el pasa sci y consider de a
Biado. La revista MistrieSocialemple 20a en 2008, Conta moive hens
dedicar et mimeo 6a reflexionar sobre el presente de lo que ha dado
‘historia sca teuniendo la opinion decreas Rison
tasladado la sighinte pregunta {Que hy dil isto soe
mmjory donde se alan ss pnp
cdo
Tos que les hemos
qué temas la deinen
5 retos?Presentamnos a continuacin las respuestas
Hisromta Sociat
EN ESTADO FRAGIL
James Amelang
A primera vista, la trea parece sencilla: offecer un
estado de salud, Ios temas los retos de Ia historia socal de hoy en dia, Una prin
puesta, pida e intuitive, es que su estado de salud es fri, que no hay consenso acerea
eos temas que debo tratae y que tiene ante si muchisimos ret, Intenar justifiear estas
aflemaciones en unos breves comentarios dirigidos al canjunto de la historia social, com
plementados con algunas consideraciones sobre lasituacin en Espana.
En primer lugar, seria un despistecentrarseexclusvamente en el imbito de estudio de
Ja historia social, eso significara perder de vista fos cambios que estinafectando a todos
los campos de la historia. Los retos que acechan la historia en general son muy importa
tes y nos afectan afodos,independientemente de la especialidad en la qu
Dicho eso, también hay que reconocer que nosotros, los historiadores, no nos ponemos de
acuerdo ala hora de diagnosticar los problemas que acechan a nuestra disciplina. Algunos
colegasaluden, por ejemplo, a la situacién actual como wna etapa de “rss”, y eulpan de
ello a algo que llaman el “posmodernismo". Yo si que creo que estamos ante una crisis,
pst estoy fimemente convencdo de que ef postiodcniun es la eta. Y 1 digo eto
Porque simpatice con esa postra; més bien al contrat. Lo digo poraue ene Tos muchos
factores que estin promoviendo cambios de larga duracign en nuestro ofiio me parece que
cl desafio posmaderno s uno de los menos inflayentes. La nuestra es unt diseplina pro
fundamenteconservadora, para bien y para mal, y que resist las modas con una impresio-
‘ante ficilida, Es cierto que lo que se ha llamado posmoderistio no se puede despachar
tan ficilmente como una moda, pero aun asi nunca a ejecido mucha influencia en Espa
fa, e incluso donde se ha hecho fuerte, como en os Estados Unidos, da la sensacin de que
Jos vintos que ants le eran favorabes, sopan ahora en otasdireceiones
Otros factors parecen ser mucho mis decisivos en este momento, E
en primer lugar la pérdida visible de un piblico lector par la historia profesional. Esto se
ha producido no slo fuera dela universidad sino tambien ~y esto es mis grave-dentro de
ella, entre nuestros alumnos, Hay muchisimas personas interesada en lee libros de hist
ria pero a las que no les interes el tipo de historia que eseribimos Ios historiadoes de of
cio. Hay de todo, pero lamentablemente no creo equvocarme cuando diga que, en general
lo que ahora triunfa Son los productos de una cultura del pasado dominada por latvia
zacién y la comercialidad, y muchas veces portadora de in iracionalismo sin ambages,
‘como demuestran fenémenos recientes como el davincianismo, el cataismo, el templars
mo, ete. En este sentido existe poca diferencia entre la experiencia espaiaa y To que pass
(uisinagradcr Xavier i, let Lip, Lo Roe y Mike Sidon ss cometro 5
én reli dev exo Nats 0 ie eon sdeseaes econo192
en el resto del mundo, Uno sinte la misma desesperacién cuando echa un vistazo a la sec
«mde historia de las librerias de ls aeropuerts por todas partes. Aun cuando los titulos
on diferente, el contenido es ef mismo: superficial, sensacionalistayFelizmente indi
rente a los protocolosy las préctcas de la investigacin cinta,
[Lo que podria ser mis especificamente espafiola es una segunda tendenci: la vuelta
mejor dicho, un paso atrs~ hacia ls impulsosabiertamente nacionalistas que tanto mar
caron a las generaciones histriogriicas anteriores, La concepeiGn de la historia como
instrumento para a "formacin del esprit nacional” es algo que na se limita ala clase
politica, aunque es llamativo eémo comparten esta idea lidres tan aparentementediferen
tes como Aznar, Arzllz y Pujol, por seal so tes de los abanderads mis conocides
de esta definicin de la funcién de la historia. Muchos historiadores profesionales comul-
tz también con esta visin de su oficio. En este sentido, sla no es una cortiente exch
va de Espafa, ya que en muchos sitios sea registrado una efervescencia de lo que e ha
denominado “historia identtaria Pero Ta peculiaridad espaiola se manifiestaen la for
mutacin especificamente nacionalista de estas identidades, a diferencia de aquelas en las
‘que la bisqueda de la identidad se tradiceen el estudio de otros aspects como, por ejem-
Plo, el género o el color, como gcurte en el caso de los Estados Unidos. Y mientras que
All I preocupacign por las mujeres o las minorias acaba fomnentando una historia deibe
radamente socal, el enfogue nacionalista agui conduce hacia otra direccién. Una historia
nacionalista es casi por definicion una historia poirica. Su protagonist, y muchas veces
‘nica sujeto histrieo, es Ia nacin, y el estado (real o imaginado) que la respalds, Ade-
mis, el hecho de que en el caso espafol comptan en la misma arena distintos proyectos
nacionalistas que, a pesar de su estidenci, manticnen un altsimo grado de mutua depen-
‘dena, alimenta la polémicay el protagonismo de este tipo de estudios. Esta situacion tae
‘consecuencias neyativas para la historia politica y en especial ~pues es lo que nos importa
aqui efastas para la historia social. Esta suf diectamente la inigracion del centro de
ravedad de la tencign historiogrific, que sbandona la ralidades sociales par centrat
Se en cucstiones de identidad, que por ser planteadas sobre todo en términos nacionales
Aacaban condueienda hacia tia historia fundamentalmente politica. Y para colme, hacia
‘una historia politica empobrecida, simplistay apriovistica
Estas son slo dos de las amenazas externas que mis vsiblementeacechan la histo-
ria socal, Pero qu se puede decir de las canciones dentro de Ia subdiseiplina? Hace a
‘gunos ais offect un diagnéstico que yo entendi era amigable de a historia social en Es
Paia? Si bien encontrabe que habia mucho que celerar-Ia historia social y yo éramos
bastante jvenes entonees— también advert la presencia de algunos puntos dais en mis
trabajos en los de otros colegas que laboraban en el mismo vifeda (algunas de estas de
bilidades se encontraban por doquer, mientras que otras parecian mis caractersticas de la
historografia espala en particular). Me parecia que éramas demasiado deseriptivos, y
no sufiientemente analiticns, Nuestra teoria era d&bil, y nuestas referencias a obras va
Tiosas en otras diseiplinas eran pocas y pobres. Nos vinculamos demasiado estrechamente
‘un paradigma espectico de cambio Ristrco, el de I “clisica” lucha de clases, y eso
nos condujo hacia las marismas de la teleologiay, an peor, saber nuestras conclusiones
antes de empezar nvstas investigaciones. Nuestra forma de entender la eausacén histori-
a resultaba demasiado primitiva y peigrosamente cercana al sentido eomiin. Sobre todo,
‘ofrecimos may poca innovacién, Un movimiento que habla empezado por tod partes
‘como una fuerza dindmica propulsando cambios no sélo en interpretacion istérica sino
también en la prictieahistoriogriea se habla convertido en una ruina previsble. Crea
abi
cu uci imparil de la sini actual detectara la petsstencia de todas estas ca
{Racing eso a psa de as mmerosas scales de mayor sofiscacon en el modo en que
oncebimnosy exces la historia social, de que ea revista ha dado buena cuenta alo
Ingo de swine aos de vida
‘Desde entonces han apareeko nievos problemas, ente fos gue dstca la dismins-
cin Jel interes mostado en la istoiaeopeeificaente social, como demuest limp
tans cidade as matrelasones de es slunnos en et eampo de esti. Fn ese Snt-
di es resehable el nolable deplaamienorepstado hacia Ia historia cultural -lgo que
fersnalmente no me parece mal, tanto por se praccante de est variate de Ta historia
Eomo por el hecho de que evo macho empo lamentando cl abupdono en el culls his
toiadoeshaian dejado este ea de exo que segin pares, ao se pod bord des-
A tas csciptnas, como la ilosof, las login Ta histor dl arte. Oa eae a
treed cota de a historia social, cuya espectacular recuperacion me produce menos
Teri, sla hstoria pola algo que cro qe ninguno de nosotros hubiera consderado
imaginable cuando nos formbaros como histriadores (sociales). No esque plese ve
intistorapotica sea insignificant. Lo que me resulta maesto es que pesar de ln exis
tenca de lars procbas de ransfrmacin en et campo, como po ejemplo una atencion
Sin precedents hacia cuestiones de pensamiemo yTenguaje plies, a mayor parte de a
historia police sigue siendo la historia pola de siempre Es dec, dovada el mismo
fnfogueisiioel, eprodctendo el mismo punto de vista dels misas lites api
Tand datos en el mismo cit de posts arco qe cuando consoldé su posién
de fuerza academica ene siglo MX. Que Hoy en dia sigateunfando este enfogue tan con
Xencional no slo nla Real Academia del Historia sin también en el mereado de Tos
Icctores, no me deja de asombra.
193