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Este documento resume algunas ideas clave de Jacques Lacan sobre el deseo. Lacan ve al ser humano como un "sujeto del deseo" más que como un ser racional. El deseo no es solo deseo sexual, sino que forma la historia humana según Alexandre Kojève, uno de los maestros de Lacan. Para Lacan, el inconsciente está estructurado como un lenguaje y se manifiesta a través de nuestras palabras y acciones. El deseo no es un objeto conocible sino una expresión del ser. La experiencia analítica permite conocer
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Jacques Lacan es uno de los pensadores más difíciles de interpretar: su arduo y árido sistema no siempre se atiene a la lógica del mundo ordinario.
Este documento resume algunas ideas clave de Jacques Lacan sobre el deseo. Lacan ve al ser humano como un "sujeto del deseo" más que como un ser racional. El deseo no es solo deseo sexual, sino que forma la historia humana según Alexandre Kojève, uno de los maestros de Lacan. Para Lacan, el inconsciente está estructurado como un lenguaje y se manifiesta a través de nuestras palabras y acciones. El deseo no es un objeto conocible sino una expresión del ser. La experiencia analítica permite conocer
Este documento resume algunas ideas clave de Jacques Lacan sobre el deseo. Lacan ve al ser humano como un "sujeto del deseo" más que como un ser racional. El deseo no es solo deseo sexual, sino que forma la historia humana según Alexandre Kojève, uno de los maestros de Lacan. Para Lacan, el inconsciente está estructurado como un lenguaje y se manifiesta a través de nuestras palabras y acciones. El deseo no es un objeto conocible sino una expresión del ser. La experiencia analítica permite conocer
CUANDO NO ENTIENDAS, ENTENDERS: LACAN Y EL DESEO (DEL OTRO)
POR: PIJAMASURF - 01/12/2016
SABEMOS REALMENTE QU DESEAMOS? POR QU NOS
SENTIMOS DESDICHADOS CUANDO NUESTROS DESEOS SE CUMPLEN? EL PENSAMIENTO DE JACQUES LACAN PUEDE DARNOS ALGUNAS PISTAS --Y MUCHAS MS DUDAS PROVECHOSAS
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Jacques Lacan
Jacques Lacan es uno de los pensadores ms difciles de interpretar: su
arduo y rido sistema no siempre se atiene a la lgica del mundo ordinario. Eso quiere decir que slo quienes ingresen en alguna de esas caricaturescas logias lacanianas pueden comprender los secretos del maestro? En realidad Lacan es simple en cuanto a lo que trata de pensar y analizar, pero difcil en cuanto a muchas otras cosas. Un chiste de psicoanalistas encierra una gran especie de verdad mstica: cuando crees que entiendes a Lacan, no lo entiendes en absoluto; si crees que no lo entiendes, vas por buen camino.
Si nos acercamos al pensamiento y el estudio de Lacan con el crdito
otorgado a cualquier filsofo riguroso --uno que muestre y demuestre los conceptos que utiliza-- ms que como un psiclogo esotrico y algo chiflado, incluso podramos aprender un par de cosas sobre la naturaleza de nuestro deseo.
En principio, todos vivimos en el entendido de que somos seres
racionales, ms o menos lgicos, o en trminos ms formales, "sujetos del conocimiento". Para Lacan, sin embargo, somos "sujetos del deseo". Ahora bien, a qu se refiere Lacan con deseo? Se trata solamente del deseo sexual? En absoluto: uno de los maestros de Lacan fue un insigne estudioso de Hegel, Alexandre Kojve; a su seminario (que dedic a comentar frase por frase la Fenomenologa del espritu de Hegel) asistieron tambin personalidades como Georges Bataille, Andr Breton, Maurice Merleau-Ponty y Raymond Queneau (cuenta la leyenda que Sartre lleg a tomar tambin ideas de este seminario). Para Kojve, estudioso de la filosofa oriental y a menudo llamado "marxista de derechas", la historia humana es la historia del deseo. Mejor dicho, la historia de los deseos conforma lo que conocemos como la Historia con maysculas. Existe una leyenda --contada en ocasiones en forma de chiste-- que dice que, a la muerte de Kojve, vieron salir a un jovencsimo Lacan del estudio de su maestro. Es una forma de describir, al menos, el impacto que la dialctica kojviana tuvo en Lacan y sobre cmo el futuro psicoanalista llegara a explicar el deseo de forma dctil y mvil --y ciertamente a menudo contradictoria-- como el deseo mismo.
Tomando lo mejor del pensamiento de su poca (el psicoanlisis
freudiano y la lingstica saussuriana), Lacan se propone leer la obra de Sigmund Freud con la misma paciencia y dedicacin que el viejo Kojve tuvo por Hegel. A travs de este cruce de caminos lleg a la proposicin de que el inconsciente est estructurado como un lenguaje. Esto no quiere decir que el inconsciente de cada uno --con sus similitudes sociales y sus diferencias personalsimas-- funcione como la gramtica de la lengua que habla ni que el inconsciente sea una funcin completamente autnoma, un husped extrao de la conciencia: quiere decir que el inconsciente no deja de manifestarse, de "hablar" a travs de nuestras palabras, nuestros actos y gestos, as como de participar en la lgica de nuestras aversiones y atracciones. El deseo no es un "objeto" del pensamiento ni una cosa que se pueda conocer, sino que es una expresin del ser mismo: el hecho de ser t --quien quiera que seas-- te hace ser deseante.
Pero es posible conocer nuestro propio deseo? Para Lacan, en
realidad, no hay forma de no vivir sujetos a los movimientos de nuestro deseo. Y cmo conocerlo, cmo expresarlo? Otra respuesta rpida: nuestras palabras indican (a menudo a pesar de nosotros o de nuestras intenciones) la direccin de nuestro deseo. Los "actos fallidos", las homofonas, el creer or una cosa cuando nos dicen otra, todos los gestos comunicativos son interpretables en trminos de deseo; pero para darle un marco (un templum, en el sentido de un marco en el cual se da la interpretacin de los designios celestes en las religiones paganas) a la interpretacin es necesario un mbito clnico donde un sujeto d rienda suelta a su deseo en un territorio verbal: la "cura por la palabra" que revolucion la psicologa a principios del siglo XX y la descripcin del inconsciente freudiano se nutran del rigor --y tambin de algunos esquematismos-- estructuralista para desarrollar una forma de escucha clnica en la cual los analizados (no pacientes) pueden conocer y reconocer la direccin de su deseo. La experiencia analtica es la forma prctica y viva de algo que puede leerse en Lacan, pero que slo se completa al vivenciarlo: que aquello que pensamos que es "real" en realidad nos aleja de nuestro deseo.
En una frmula sucinta, podra decirse que el deseo es la causa y la
solucin de todos nuestros problemas: cuando deseamos algo --una persona, un trabajo, etc.--, a grandes rasgos estamos "extrayendo" un elemento muy particular del mundo y prestndole una gran cantidad de atencin. El desear supone una falta, la cual el elemento (objeto del deseo), o su posesin, habran de llenar. El problema es que apenas tenemos aquello que deseamos, no lo deseamos ms --o deseamos algo que nunca se nos hubiera ocurrido desear. Sin entrar demasiado en la jerga lacaniana, esta falta constitutiva del deseo se llama "objeto pequea a" (objet petit a), y es un significante que puede tomar cualquier forma en la ecuacin del deseo. Por ejemplo, tal vez notemos que en nuestra vida amorosa hay algn patrn: nos gusta siempre una mujer criada por mujeres (sin influencias positivas paternas) o nos gustan los alcohlicos que se hacen dao y no nos prestan atencin. Lo que indaga la clnica analtica no es sobre la moralidad de nuestro deseo, sino nuestra relacin con l. Por qu elegimos parejas dainas? Tal vez porque tenemos interiorizada la consigna de ayudar a los inocentes, lo que puede hablar de un supery sano, pero de una vida amorosa insatisfactoria. Es que no podemos ser fieles a nuestros deseos? Nuestro inconsciente rige, como si se tratara de la fuerza del destino, todas nuestras elecciones? No es eso, sino que la naturaleza misma del deseo es mvil y cambiante: es lo vivo de nuestra vida.
Para Lacan, el problema es que la gente no sabe desear, sino que
aprende a desear aquello que cree que los otros desean. Queremos ser deseables para el otro: queremos ser deseados y deseadas, pero en nuestras interacciones sociales es muy posible que estemos siguiendo el guin que la moral y el supuesto "sentido comn" nos da sobre el deseo. Interpretamos papeles en una obra donde nadie sabe quin es el autor ni en qu consiste el argumento, pero todos actuamos en alguna medida. El asunto complicado es saber distinguir entre el deseo y la fantasa: tal vez nos criaron para ser padres ejemplares o amas de casa perfectas, pero nosotros no deseamos eso: se trata del deseo del otro deseando en lugar del nuestro. Y aqu la cosa se complica un poco ms: Lacan postula la existencia de un Gran Otro, una entidad sin ente que no es Dios, pero que guarda no pocas semejanzas con uno --el nico espectador a quien se dirigen con fidelidad nuestros actos de lenguaje, en una palabra, para quien representamos el papel de nosotros mismos. La libertad que muchas personas encuentran en el psicoanlisis es la de llegar a un acuerdo entre su deseo y esa demanda incesante y dolorosa que nos impone el Gran Otro.
Seramos ms felices si todas las personas dijeran exactamente lo que
desean y, en el acto, se les cumpliera? Probablemente no, porque la satisfaccin en ocasiones proviene no tanto de la realizacin del deseo sino de su fantasa, como en el perverso, o de su aplazamiento, como en algunas histerias. En el caso de problemas de pareja, no sera ms fcil que nuestra pareja nos dijera qu quiere de nosotros, y as poder drselo? Y qu hacer si no estamos en posicin de cumplir con sus deseos? En trminos analticos, no podemos hacer realmente nada con el deseo del otro, pero podemos aprender a movernos como peces en el agua de nuestro propio deseo, lo que ya es un gran paso para aceptarnos a nosotros mismos y a los dems. Utilizando una metfora comnmente ligada a la iniciacin homosexual, nuestro deseo vive en un clset (o en ms de uno), y slo conocemos la libertad cuando le permitimos salir y tomar la forma que le es ms adecuada --probablemente no la que hubiramos querido, pero s la que est pidiendo a gritos, o a travs de patrones de conducta dainos para nosotros y para los dems.
La experiencia de anlisis es aquella donde el sujeto (del deseo) se
atreve a poner en juego o en entredicho lo que cree que constituye su deseo. Esto se realiza bajo la escucha privilegiada de un analista que funciona simplemente como un espejo: no es alguien que va a aconsejarnos qu hacer o no con nuestras vidas, sino alguien que tomar nuestras palabras al pie de la letra y nos confrontar con sus significados, tanto los manifiestos como los latentes, como si se tratara de interpretar un sueo. La funcin y la tica del analista tambin ha sido motivo de amplios debates; si el psicoanlisis parece una ciencia oculta es porque los modos cotidianos de emplear la palabra hablada son expuestos al rigor de una suerte de cbala, una encrucijada verbal en la que cada sujeto aprende a distinguir cmo construye su propia subjetividad, lo que le permite ulteriormente hacerse cargo de ella. No es lo mismo decir "Nadie me ama" a "Esta persona no me ama" a "No merezco ser amado": un sentimiento comn de indefensin frente al amor puede expresarse verbalmente de muy diversas maneras. Son las maneras especficas que cada uno tenemos de relacionarnos con nuestro deseo lo que importa en la experiencia de anlisis, y no una supuesta "cura" para las enfermedades del alma.
Es necesario dejar de tocar, en favor de la brevedad, algunos suculentos
temas en torno al deseo en Lacan. Por qu dice que las mujeres no existen, o que no existen en realidad las relaciones sexuales (puesto que cuando nos acostamos con alguien en realidad nos exponemos a vivir nuestra propia fantasa por intermedio del cuerpo del otro, etc.)? Lo cierto es que el deseo forma el hilo conductor de las diferentes etapas del pensamiento de Lacan: un saber vivo que se expres de manera privilegiada en sus seminarios orales y en su prctica clnica.