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Da de otoo

En un da de esos entre sol y nubes que me traen la


nostalgia de nuevo, en ese otoo en que las hojas de
los arboles caen cual esperanzas incumplidas. De
nuevo su rostro se aparece en mi memoria.
Un tipo de treinta aos, cabello oscuro y brillante, ojos
grandes, lentes, suter de rayas azules, calcetines
negros ese soy yo.
Recostado en mi cama observo por la ventana, justo
ah ese rbol de hojas naranjas y amarillas que nos
anuncian esa poca del ao que es intermediaria entre
lo clido y lo frio; justo ah me encuentro.
-Por qu?-.
S, me estoy preguntando en voz alta como un loco
que trata que su misma conciencia le conteste cuando
ni ella sabe por qu.
-A poco no se acuerda de m?-.
-No-, me contesta esa voz interior. Y sigo conversando
con ella:
-La vida es as, afortunadamente no se qued
contigo-.
-Y t quin eres para decir eso?-. Le contesto.
- El amor no es complicado mi buen amigo-. Me
responde. Y contina hablando:
-Observa esas hojas que caen del rbol, resulta que no
se pueden aferrar ms al pasado, para ese rbol ellas
ya no son necesarias. Durante la primavera esas hojas
van naciendo y adornndolo con ese color verde
intenso que les caracteriza, es hermoso y se siente el
rbol ms maravilloso del mundo, con la llegada del
verano se siente til, pero al llegar el otoo sucede lo
que te cont. Pero el rbol no se deja morir ni se
deprime, al contrario espera el regreso del verano para
ver nacer a nuevas hojas-.
-Porque debera hacerte caso?-. Le conteste como si no
hubiese escuchado lo que me platico.
-Resulta que no quiero que nos dejes morir, quiero que
seamos ese rbol-.
Me levanto, salgo al jardn y limpio esas hojas.

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