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Armando Revern.

(Caracas, 1889 - id., 1954) Pintor venezolano considerado uno de los grandes
maestros en la historia de las artes plsticas del pas. Realiz estudios en la
Academia de Bellas Artes de Caracas y, gracias a una beca, sigui estudios en
Espaa y tuvo la oportunidad de visitar Pars. A lo largo de su vida abord el
tema religioso, las naturalezas muertas, la figura, el paisaje, el autorretrato y
el desnudo femenino; estos dos ltimos fueron los ms recurrentes en su
produccin. En 1921 se mud a Macuto y construy con sus propias manos El
Castillete, su morada hoy desaparecida. Se suelen distinguir en su carrera tres
grandes pocas: azul (marcada por la influencia de Nicols Ferdinandov),
blanca (en la que explor los efectos de la intensa luz del trpico) y sepia (ya a
finales de los 30). En sus cuadros experiment con soportes y tcnicas
inusuales, incorporando materiales como el musgo y el xido de hierro; pero
fue sin duda la luz el elemento ms explorado. Cre, adems de sus pinturas,
objetos de la vida diaria, valorados actualmente como parte de su trabajo
artstico.

Toda la obra de Revern debe ser leda como un camino, desandado, de lo


representable, que se dirige hacia su pureza, hacia el despojo de cualquier
exceso, en una continua transmutacin. Pasamos por el Retrato de Casilda,
la Figura bajo un uvero, el retratoJuanita (1920-1922) y notamos que el azul
se diluye en una rfaga que ya apunta a esa luz apasionada que cae a toques
de sus brochazos, que se hace golpe y tela. La trinitaria (1922) est a punto
de ser tragada por la sombra-luz, y los Uveros azules (1922) recuerdan el
efecto de arena en los ojos que nos acerca al extraamiento. En el polvo
levantado de muchedumbre en Fiesta en Caraballeda (1924), en el batir de
los Cocoteros en la Playa (1926), en la desaparicin tras la tela porosa que
como la arena borra las huellas que se dejan en Rancho en Macuto(1927),
en El Playn (1929) y en la irona bailarina de carnaval translcido
de Cocoteros (1931), se observan las mismas constantes: los rboles, rostros,
cuerpos y paisajes van difuminndose, y toda presencia referencial parece
dormir en el poti
La Cueva.

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