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3H 4 “5 1 a- Me W o- 0~ n- “5 6 dal alma infant K. Homey: La pereo- nalidad nowrdtion de W. Holitseber: Intro- ucclin al peiconnd- Fkinkel_y RoE Dickerson: Lax forma cién dol cardeter. J. Rummey y J. Mater: Sociologia. La’ cleneia do la sociedad. A. Adler: Gulando al ni, E. Fromm: Bt miedo @ la liber ‘A. N. Whitehead: Loe de ci E, Fromm: Hl arte de V. Klein: EI cardcter dos de ptcolata pr Biel: Andis det cexpirt, G.Highet: El arte de LL. Klages: Los funda- ‘mentor do la caracte- fologia. E. Tones y otros: So- cultura y pol ‘coandlists le hoy. i pmuorca DEL HOMBRE CONTEMPORANEO TASC G. jung: Conflictos 2 18M, Ket y otros Pa ceologia tnfantl y pei- ‘oundliss de hoy. 10—F. Alexander yolros: Neurosis, sexualidad y psicoandisis de hoy. 20—F. Donbar y otros: Medicina peicosomdti- $2 poland de on BLP. Schilder y_ otros: Poiguiatria y peicoond- Isis de hoy. 22—W. MeDowgall: Intro- ducclén ala pico Togia. 23-G! Palmade: Le oa fcteroloeta 24M. Reuclin: Histora de ta ps 25—G. Viaud: La intelt- rroncia 26—D. Lasache: Hl psico- ands. éuticas pelquldtricns, 29—P. Chaueliad: La dicina poicosomética. 90—P. Pichot: Las teste smentales. a1 Maiomewe: Pa. Cologta octal . Flows: Pstcolo- ‘gia deloe animales. 83—G. Palade: La pal cotéeniea SAN, Binols: La patcolo- sia aplicada. 98—T, Chazal: La fnfancia delincuente. 32. (Continia en la pagina 988) 339 RENZO DE FELICE EL FASCISMO Sus interpretaciones EDITORIAL PAIDOS BUENOS AIRES CONCLUSION El que eseribe ha tenido la ocasién de afirmar ‘en estas paginas, y piensa haberlo demostrado con sus investigaciones ‘acerca del_fascismo. italiano, ‘que, personalmente, no cree en Ja validez absoluta do ninguna de las interpretaciones individuales del movimiento fascista que han sido formulndas; tam- bién que —aunque sin negar por completo la exis- tencia de un denominador comin entre una serie (es decir, no todos indistintamente) de movimien- tos, partidos y regimenes que generalmente son © definidos como fascistas— esti convencido de que, para lograr una explicacién en términos efectiva. f@ historicos del jendmeno fascista en genoral os. diversos fascismos en particular, es nece- sarlo tener presente y articular entre. si todas. las interpretaciones formuladas hasta el momento. So- ‘bre todo, considera que, en mayor medida que generalizar el significado de algunos caracteres generales del fascismo, so han de tener siempre muy resentes las caracteristicas concretamente naciona- dss, it vinculadas con las situaciones histéricas ‘particulares (econémicas, sociales, culturales y po- Iticas). de cada uno de los paises en los cuales se han. desarrollado movimientos, partidos o regime- nes fascistas. El que escribe, en resumen, esté convencido de que —como lo afirmaba Angelo Tas- ca~ definir el fascismo es, sobre todo, escribir su EL FAScIsMO 331 historia, Y est convencido de que, aunque en este camino, es decir el de Ia concreta reconstruecién hiistérica de los diversos fascismos, se ha —sobre todo en Ios iiltimos afios— trabajado mucho y ofi- cientemente, mucha queda, sin embargo, por hacer. ‘Sefialado ‘esto, nos parece posible realizar una especie de primer balance provisorio de las conclu- siones alcanzadas. Ello, también, es oportuno para que, frente a una tendencia més 0 menos claramen- te advertible que intenta privar de contenido 0 casi (quizd como reaccién frente a aquellos que, por el contrario, lo han extendido en forma desmesurada) al fascismo como fendmeno, no se pierda la con- ciencia del minimo comin denominador que sefia- Tibamos recién; de no ser asf, se pierde también Ja posibilidad de comprender Ta fntima razén de la constitucién de un determinado bloque de Estados y de hombres contrapuesto a otro, indudablemente hheterogéneo y provisorio pero dictado. por una igualmente fntima raz6n de contraposicién al pri- mero, y Ia historia de Europa y del mundo entre las dos guerras mundiales terminaria por recibir ‘una explicacin meramente diplomética 0 incluso casual: sien Versalles no se hubiesen cometido ciostos errores, si Ia Italia fascista no se hubiese aliado a la Alemania nazi, si en Francia hubiese triunfado la tesis de los que querian intervenir mi- litarmente junto a Finlandia contra la URSS., si Hitler hubiese respetado el pacto Ribbentrop-Mo- , lotoy, etcétera, AI precio de algunas escruematizaciones inevita- bles, intentaremos, sin embargo, resumir_los_ele- mentos que, segtin creemos, deben ser tenidos en cuenta para comprender histéricamente el fend- meno fascista. El primero de estos elementos es de tipo geogri- fico-cronolégico: el fascismo fue un fendmeno euro- 332 ENZO DE FELICE peo que so desarrollé en el periodo transcurri entre las dog guerras mimmdislex, Sin dade diverse precondiciones y rafces preexistian ala’ Primera Guerra Mundial, tanto desde wn punto de vista moral como social, Ellas, sin embargo, estaban estrechamente vinculadas con la situacién cultural y-econémica de Europa (y, sobre todo, de algunos ppafses europeos) y toda comparacién con situa: ciones_extraeuropeas, incluso posteriores, incluso actuales, es imposible de realizar dada la diferen- ia. radical de Tos confextos hist6rfcos (en ‘el senti- do més extenso del término). Estas precondicio. nes y rafces, sin embargo, eran “marginales” y nin- guna permite pensar que se habrian desarrollado sin Ia crisis traumética determinada, dizecta 0 in- Alrectamente, por Ia Primera Gueria Mundial 'y sus consecuencias, inmediatas y a més azo guerra fue Ja tniea y verdadera causa de su irrup- cién y. do su extensién a grupos sociales que hasta ese, momento habfan sido inmunes a. ellos y les proporcioné la fuerza o la exasperacién de nuevos contenides tanto morales como politico-morales* o econémico-sociales. De ese modo, en Ia posguerra Ia crisis se hace activa y general 'y afecta, aunque 1 Seqin B. Locwenstein: “Nemecky véleony sizitck a fractal Wel eines, Trend oo 1 geod lly fasiama 9 Hlologicke a Kultrne ssboloricksperspektice™ ‘en Ceskoslovensky casopis historicky, 1966, n. 4, pigs. 521 Ys tos tues, tnion aon sn nto Guat Te esperanca do wna renovacion' moral por melo, de la guerra, la autoexaltacién nacional y el de kee Tos derechos ‘de los otros pueblos, Ia ee ihe oe Ui aa wld natal, igen esos coe Ampe s 4 SM Sane ce aos EL FASCISMO 333 ‘con manifestaciones de divers tipo, a todos los aspectos de la sociedad, a todas sus estratificaci nes y a todos sus xespectivos valores. Pero, sefia- Jado esto, se debe advertir de inmediato contra la tendencia a formular conclasiones demasiado ex- tensivas a partir de esta comprobacién, En los diferentes paises, la crisis tuvo manifestaciones y Gimensiones diferentes, vinculadas tanto con sus ‘peculiares situaciones (actuales ¢ histéricas) como Yambién con la capacidad, culpas y errores —para decirlo con Chabod 2 de los hombres de entonces, de las clases dirigentes tradicionales, pero tam- ign de los partidos politicos cuyas raices y fuerzas se basaban en clases y sectores sociales diferentes de aquellos que expresaban las clases dirigentes y que se referian a otvas tradiciones y_auspiciaban Giferentes soluciones para la crisis. El desenlace fascista 0 autoritario que tuvo la crisis en algunos ‘paises no fue completamente inevitable, no corres ondié en absoluto a una necesidad. Fue la_c0 Cuoncia de tna multiplicidad de factores, todos x Cionales y todos evitables, de incomprensiones, de ferrores, de imprevisiones, de ilusiones, de miedos, de fatigas y —s6lo en el caso de una minorla— de_ determinaciones que muy a menudo, por otra_par- te, no eran en absoluto conscientes de los. resulta- dos a Tos que su accién condujo efectivamente *, 2} El segundo elomento que.se debe tener en cuen- ta para comprender histéricamente al fendmeno “no en ol que estos contends no lograron afimarse en Foe a vlae Te" radial at desta Sn (xetiormechia ela prtaa guerra mondiale”, en Stora con femporance. 1970, x" 3, pags: 803 ¥ sis. 3p. Chabed: Croce sorco, ob. elt, pigs. 519 y sigs 3 Véanse, en este sentido, Tas abservaciones de. P. To- isu: Ledion! sul fasciamo, ob. ct, pags. 20 y sas. RENZO DE FELICE e octal. Aquellos co han afirmado que el fascismo no .expresién de una. determinada clase social sino.que tuvo partidatios y adversarios en todas Ing Clases, tienen plenamente razén. Sin embarro mas Por-tazin atin tienen aquellos que, como Fromn, #2" sefialado que, mientras en la clase obrera yo Y catélica, en general, la acti. {ud predominante hacia el fasciamo fue negative resignada, Jos més ardientes defensores del faccic, uo se reclutaron en la pequefia burguesia, “Le a. Iacign fascismo-pequetia burguesta y, mis en gone: yal, fascismo-clases medias es, en realidad, wo oo rita, el anilisis de los que han puesto el acenta sobre-esta relacién_ puede ser_sintotizads- del ne Bulenie: modo: 1) Después de la Primera, Guerra Mundial, on liversos. paises europeos, tanto vencedores ‘cone vencidos, las clases medias tuvieron que aftonter yn perfodo do grave y en algunos casos. (como on Halla y Alemania) de gravisima crisis; las eoasee do crisis eran. parcialmente. anteriores. a, la Guerra, es decir vinculadas al proceso ya iniciade Go.transformacin y,de masifiencién ineipiente de Ja sociedad; en. parte derivaban directamente de 1s guerra y de Ia aceleracién del proceso do transfor. macién social en. general y de la movilidad social (vertical principalmente) provocada particulars, te por la guerra; parcialmente también se debian EL FASCISMO 335 4 Ja influencia sobro éstas de otras causas, origina das en un primer momento en la crisis econdralen y social de la inmediata posguerra y sucesivamente fen Ia “gran crisis” de 1999; 2), Bn el plano econbmico-social, esta criss de, las clases medias se manifest en formas y medidas, arcialmente diferentes cuando afects.a las clases medias_tradicfonales. (agricultores, comerciantes, profesionales, pequefios empresarios) que’ disp. nian de una cierta,autonomia personaly comth, tufan ‘una entidad social bastante homogénea -o integrada, que, cuando. afecté a los de. promocién, ds reciente, (empleados, poquetios comerciantes: intelectuales asalariados) que, inversamente, so on. contraban pricticamente privados de. autonoinin Personal y, en general, estaban bastante poco int Srados; sin profundizar demasiado, podemos decir, sin embargo, que todas, las clases medias se velan pbligadas a enfrentar una sociedad en ripida teame, formacién, caractorizada por la afi Y te del proletatiado y de la gran burguesta y quo en Ia mayor parte de los casos debfan afrontarlaien Condiciones econémicas (pignsese en In inflactin, el alto costo de Ia vida, la. desvalorizacién de log réditos fijos, el congelamiento de los alquileres, et, cétera), sin instrumentos de defensa sindical ade: Guados y en una situacién de pérdida progresive de status econémico y social; 3) En el plano psicoldgico-politico, esta has clases medias produjo un stale deen social que se manifesté a’ menudo como profunds inquietud, un’ confuso deseo de venganza_y una sorda rebeldfa (que ‘a menudo asumia modalidades destructivas y revolu ionarias) frente a Ja socie en relacién con Ia; cual se_con ‘Prineipales 0 quizés iinicas yictimas y que, mer ENZO DE FELICE mudo, habfan considerado que Ta guerra hubiese debido conducir finalmente a su hegemonia “de- mocritica” y, moral; en un primer momento, ese estado de frustracién podria haber sido explotado y conducido por el movimiento socialista para es- tablecer una alianza efectiva con al menos un sec- tor de las clases medias; los errores, de los partidos obreros_y_el_miedo_al bolchevismo, sin embargo, -condujeron a gran parte de las clases medias al ca- ‘mino del fascismo, considerado. como_un,movimien- to. revolucionario propio que les_permitiria_afir- ‘iaise_ social y-pollticamenite tainto-contra_ el prole- tariado coms contra Ja gran burguesta; 4) En este sentido, algunos, autores consideran que el fascismo habria sido In. tentativa, de. dar vida ppoliticamente una tercera fuerza que_se contra- pusiese a la democracia parlamentaria de los paises * eapitalistas smo_y_cuyo motor principal iia_en las clases medias en funcién de su afir- (0 realidad social auténoma; pero_el hecho de que el fascismo dirigicra sus golpes prin- cipalmente contra el. proletariado habria de des- mentir esta interpretacién: en perfodos breves, Ia ‘ofensiva antiproletaria se explicarfa a través “del hecho de que en ese momento las clases medias se hhabfan sentido social y politicamente amenazadas ‘en mayor medida por el proletariado que por la gran burguesfa y habrian encontrado entonces un modus. vivendi provisorio con ésta contra aquél; en periodos largos luego, la tendencia de fondo podria ser apreciada a través de la politica econd- mica del fascismo italiano y alemin que —aunque zno revolucionaron 1a propiedad privadd sooial— tendfan a establecer el control sobre Ia economia, al’ difundir 1a iniciativa piblica y al transferir Ia EL, FASCISMO 337 direccién econdmica de los capitalistas y ‘empresa rios privados a los altos funcionarios del Estado, Si'so lo desea considerar —como lo pretenden : | algunos~ como una. interpretacin completa. del fendmeno fascist, este ands de ta relacién cla | ses medias-fascismmo es demasiado unilteral y, por To tanto, inaceptable. Como todas Jas_ofras fn pretaciones formuladas ‘para interpretar_al, fa ho, subestima, en_efecto,.importantes_aspes Ja realidad fasclsta y desculda otros, : Entre los_primergs, tres, por lo menos, segin |) cereemos, son particularmente importantes, En pri ‘mer lugar, cl hecho. de que_la_movilizacton_secun- daria do Tis clases medias no puede ser desligada do Ta aceleracién contemporinea. do_ la” moviliz cién primaria del proletariado y del hecho de.que en fa situneién do erisis en la que habian-caido algunos pafses como Italia y Alemania este se.” undo tipo de movilizacién tropez .con_mayores dificultades de las que encontrd en el pasado. (y también en’ otros paises) para hallar como. dice Germani~ canalespropios legitimos 0 tolerados, En esta situacién, Ia tendencia general —estudiada , por Lowenthal al aumento de Ia. influencia de fas clases no productivas en el total de la poblacién afectaba también al proletariado en general y a:Ja clase obrera en particular, en el que sufrieron: en.) forma masiva sus repercusiones, entre Tas que-nos interesan, en particular, las que se tradujeron en Ta formacién, en su seno, de toda una serie de dife- | renciaciones de intereses competitivos y, de ;es¢ 7 modo, en un debili de clase. Y ello, si bien provocd por un lado una. exasperacién do’ las contradicciones sociales y una “| radicalizacién de In ucha politica, por el otfo rmenté y desperté en el proletariado y las organiza efones de clase que éste ere (en algunas ocasiones | hide “A 8 ENZO DE FELICE ialmente y parcialmente, obligado) Tas ten- cias centrifugas y arrojé a algunos sectores del proletariado mismo —en gran parte los constituidos or desocupados— a una situacién psicolégica y politicamente bastante ambigua (del mismo modo ‘en que en el Ambito de Ja burguesia se ha hablado de “desplazados”, también seria posible hablar de “desplazados” en’ lo referente al proletariado), os- cllante entre los extremismos més opuestos; en’ tina | situacién traumética que determiné que gran par- te de sus miembros finalmente adhitiesen al fascis- ‘mo. Esta fue la situacién que se produjo en par- ticular en Alemania en los comienzos de la década de 1930 a 1940 y que condujo a W. Conze a escribir “To siguiente: “contrariamente al Partido Socialista, el Partido Comimista no era précticamente en ab- soluto un partido obrero. Como consecuencia de Ia exisis, so convirtié mas bien en un partido de des- ocupados. De ese modo, son faciles de comprender Jas razones que determinaron que en el transcusso de esos afios los intercambios de miembros entre KED y SA del NSDAP sd hiciesen cada ver mas cortientes y afectaran, en 1932, a un 80% del total de sus miembros”*. En segundo lugar, que en to- das_las experiencias del. fascismo, desde sus co- mienzos hasta su final, tanto en los momentos de avance como en Tos de eis, Ia Juventud desom- pefié un rol particular que puede ser resumido sélo arcialmente bajo el comin denominador de la extiaccidn social dé las diversas categorias de jéve~ nes comprometidos en esas acciones. Para ser bre~ ‘ves, no nos-extendemos.en este aspecto, dado que Pie «den “6 W. Conze: La crise économique et le mouvement coworier en Allemagne entte 1929 y 1993, en AA. VV. Mouoements oucriers et dépression économique de 1929 3 |, 1998, ‘Assen, 1966, Dé. 58, EL FASISMO fue esclarecido correctamente por Germani en un estudio reciente. En tercer lugar, desde el punto (3)” de vista de su base social ef fascismo fue un. fend. | \7~ meno bisicamente de clases medias, y su élite tam- ign pertenecié a estas clases, aunque’ con” una: caracterfstica que no puede ser subestimada: espe- cialmente en Ia fase de los “origenes”, los jefes fascistas, muchos de ellos al menos, hablan. vivido dos ‘tipos de. experiencias particulares que-a mo. nudo se sumaban entre si: habfan militado.en log partidos 0 en Jos movimientos de extrema izqui da en puestos de responsabilidad 0 habfan’ comb ‘tido_en Ja guerra esta situacién suscité en ellos una actitud particular para encarar situ ue ‘vas entre las cuales podemos meneionar Ia falta do || Prejuicios, Ia falta_de_escripulos, la agrosividad, capacidad_de_mando,_ coraje,_ sensibilidad para comprender los cambianites estados de Animo-de las masas, conocimiento.de la, psicologia y_de-las. téc- nicas revolucionarias del. adversario, Una élite, ademas en condiciones de elaborar una “ideologfa’t revolucionaria y nacionalista que se adecuase a la Psicologia, a Jos resentimientos, a Ias veleidades y a Ins aspiraciones de Ins masas con cuyo concurso debia contar si pretendia aleanzar el poder, ‘También son muchos los aspectos que_| an | aquellos que pretenden otorgar el valorde una interpretacién global del fascismo.a Ta, relacién_ ene. tre éste y las clases medias. El més’ importante, 5 Véase C. Germani: “La socializearione politica. dei slovanl nel regimt fascist: Talia e Spagna”, en Quadernt 4 Sociologia, 1909, nos. 1-2, pags. Il y ties, ih © En el fascism el rol de los ex combatientes fue siem=" ro —especialmente en su faso inicial~ bastante conside- || rable; sobre el tema se debe consultar R. Rémond: “Les |!" Ancions combattants et la Politique”, en Revue Francaise | de Science Politique, 1955, n, 2, pigs. 267 y sigs. te te ENZO DE FELICE incluso decisivo, de ellas es el de_autonomizacién progresiva —cuando el fascismo’ se convirtié en ré- gimen— del_mecanismo totalitario de, las. fuerzas ‘que, en diferentes medidas y con diversos intentos, ‘| habian_contribuido a la afirmacién del fascismo y ( habfan_logrado, precisamente, que se convirtiese enrégimen, En realidad, esa autonomizacién pro- gresiva se realiz6 en particular en relacién con la 2) Base pequefio y mediano-burguesa que haba cons- tituido el miicleo de las escuadras de accién en el |. perfodo do la lucha armada, y que —una vez que | el fascismo legé al poder habria deseado admi- nistrar democriticamente la vida interna de los partidos fascistas y constituir Ia corren de transmi- sién de las propias instancias econdmico-sociales, cl instramento do la propia afirmacién social auté- noma. Y que, por el contrario.(y en una propor- cin atin mayor que ellas), al igual que las otras fuerzas sociales que contribuyeron a Ja afirmacién del fascismo, se vio pricticamente marginada, Siem- relacién con el momento del régimen, otro aspecto importante que también se suele olvidar —pese a que ha sido sefialado con suficiente relieve por los sostenedores de la interpretacion del fas- cismo como variante del totalitarismo y, por ello, Jo sefialamos brevemente= es el. de la importancia de los instramentos y_de_Ia “tecnologia” utilizados por.el_fascismo.—sobre todo por el nacionalsocia- lismo— para realizar en forma completa esta auto- nonizacién y, mas en general, para ejercitar el con- trol totalitario sobre. todos los_aspectos_de.Ia vida de los paises por él gobernados. Sefialado esto, debemos decir, adem4s, que, para comprender_histéricamente_alos_fascismos_verda- deros. y, on particular, al italiano y al alemin (en- tre, los cuales, sin embargo, existieron notables di ferencias, atribuibles a por lo menos tres causas: EL FASCISMO os caracteres diferentes de los dos pucblos, ‘el hecho de que en el nacionalsocialistno Ja idea’ del ‘oolk desempefié um papel, tuvo un futidamento y ‘una tradieiin radicales que no pueden ser compa- rados en absoluto con ningtin otro factor de las restantes ideologias fascistas y, por wltimo, el di- verso grado de totalitarizacién de Ia vida nacional realizado por los dos regimenes)', y para distin- guirlos de otros movimientos, partidos o regimenes {que fueron fascistas sélo superficialmente 0 que ‘no Jo fueron en absoluto, es decir para caracterizar el famoso minimo comin, denominador al que nos r0- feriamos al comienzo, la_relacién, clases _ fascismo, segéin creemos, debe ser tenida muy en cuenta,_De no ser asf, se pierde la_posibilidad de comprender.la novedad_y la. diferencia (no sélo teonoldgica y de intensidad) del fascismo en rela- cién con los diversos. movimientos 0 regimenes conservadores totalitarios_que_lo_precedieron, ‘Jo ‘Aacompafinron 0 lo sucediefon, y, también, se. pierda la postbilidad de comprender el. verdadero origen, Jos, caracteres y los limites. del.consenso.queel-fi iso logré durante varios aos tanto en Italia co: mo en Alemania, en vastos sectores de los_dos_pat: ses;, serfa demasiado simplista y erréneo atribuirlo s6lo al régimen de policia, al terror, al monopolio de la propaganda de masa, Es decir que se pierde de ese modo la posibilidad de comprender los dos aspectos que caracterizan, quizis, en mayor me- dida al fascismo, Los regimenes_conservadores_y 1B problema de las diferencias entre el fasisino yl racionaloctalsmo fae encarado, en To quo so refire a los lind. der allenische Pasclmus. DisseWr, 1068.” En su Drimeros aos, por K-P. Hoepke: Dio deutsche Recht, memento, M.’Ascol-A. Feiler reaizaron agudas.observay Clones acerca’ de la importancla de estas diferencias: Pov ‘iam for WhomP, Nueva York, 1998. tarios clésicos han tendido siempre a desmo- masas y a excluirlas de la participacion vida politica, ofteciéndoles valores. un modelo social. ya experimentados en él pasado, 1 Tos. que se Jes atribuye la eapacidad de_ imp (22) “Tos inconvenientes y los errores de algim paréntesis, {i tevolucionario reciente. Por el contrario, el fas. ‘elsmo siempre ha intentado (y en ello se’ basa en ‘gran medida su fuerza) crear en las masas la sen- | sacién de estar siempre movilizadas, de tener una 1} relacién directa con el jefe (que es tal por ser capaz {, de. ser el intérprete y el traductor on los actos de ‘sus aspiraciones) y, de participar y contribuir no en una mera restauracién de un orden. social cuyos Iimites © inadecuacién histéricos todos compren- dian, sino en una revolucién en la que gradual. © mente naceria un nuevo orden social mejor y més Justo que el preexistente. En ello se’ basa el con. senso de que disfrut6 el faseisma, “Un consenco © que, por otra parte, sélo puede ser comprendido y evaluado si se esclarecen los valores (morales y *\culturales) que lo alimentaban y el orden social 44," Amaginado que Jo sostenfa: uno y otro son tipicos 1) de las clases medias y de los sectores limitados del =), Testo de a sociedad ‘en los que Ia hegemonfa.cul- tural de las clases medias lograba operar en alguna | medida. Un_consenso, entonces, vasto aunque no vastisimo, ffeil de quebrar por los absticulos re. | resentados por_una demasiado prolongada deten. = eién del_progreso social que —a falta de éste~ po- Gia_ser alimentado sélo a través de la utilizacion ‘de sucedéneos irracionales_y proyectados fuera de “ Ta-sociedad nacional, como’en Alemania, por ejem- £, plo, el mito de la superioridad ‘de la raza aria y, en. “> Malia, el de los derechos de la nacién “proletaria” || ¥joven” de hacer valer sus derechos contra las { Raciones “plutocraticas” y ya. “viejas”: no es casual que ambos gueses. No son éstos los tinicos nudos de Ia historia. del fascismo que la relacién clase media-fascismo Puede contribuir en forma vilida a romper; refle-,.) xionemos, para limitamos a ello, en el problema de,” | la ideologia fascista y de sus matices y, mas en ge‘ | | neral, en el de la presencia simulténea en el fas. |) cismo de elementos viejos, conservadores, herederos. |_| del pasado y de elementos nuevos, renovadores, ©) caracteristicos de Ia moderna sociedad de masa, pero tipicos ambos, de una mentalidad, de una cul. | tura® y de intereses que univocamente son expre~ sién de las clases medias. Tampoco, nos parece, es posible subestimar la contribucién que puede pro- porcionar una correcta evaluacién del papel desem. Pefiado por las clases medias en la crisis politico: social de algunos paises entre las dos guerras mun, diales para evaluar, en términos menos ideol os aque los habituales, el problema de los errores de los partidos obreros frente a Ia consolidacién y, a la Megada al poder del fascismo, Lo explicamos con un interrogante: ¢Qué papel desempefiaron en estos errores la subestimacién de las clases medias, la obstinacién en negar toda autonomfa social del fascismo y en considerar a los fascistas s6lo como aventureros, desplazados a sueldo del capitalismo agrario e industrial? En Ja actualidad, examinamos el problema en términos histéricos; en esa época, sin embargo, cuando se planteaba en términos dra miticamente politicos y de lucha, gacaso un andlic sis menos esquemético del problema de las clases medias no hubiese podido evitar algunos errores, y nitos sean tpicamente pequefio. bur- © Pera un primer énélisis do Ia cultura fascist’ en Tta-| Jia, Alemania, Francia © Inglaterra, ef. A. Hamilton: The: Appeal of Fascism. Londses, 1871, t ENZO DE FELICE sobre todo— su repeticién en otros patses después ie la primera experiencia de Ttalia? = Si de lo general pasamos a lo particular y exa- ‘minamos el_caso italiano, la caracterizacién funda- mentalmente pequeiia y media burguesa del fascis- ‘mo_es confirmada en forma pricticamente_abso- Yello, en. todos los nivéles, en Ios textos de observadores més agudos de la. época, en_los documentos de la policia, en los del partido fascis- || ta, en, las investigaciones yen los estudios cada vez |, mds numerosos quo en los tiltimos afios se_han de- / :dicado al fascismo. Sobre Ia base de este conjunto “de datos, de clementos, de testimonios y de juicios | 8 puede afirmar que, hasta el momento en el que una vez quo el régimen se establecié a través de Ja definicién de rasgos totalitarios— In inscripeién en el PNF se convirtié en un hecho masivo y en ‘| una necesidad prictica, In base social del partido fascista estuvo constituida en su gran mayoria por Tas clases medias y, sobre todo, por la pequefia burguesfa. urbana y rural. Estos elementos, por si solos bastante significa- tivos, adquieren un significado aun mayor si los -) examinamos juntamente con Ia prensa y la propa- ganda fascista de la época, Estos —con su ambi- valencia y oscilacién entre conservadorismo (fren- te al proletariado) y actitad subversiva (frente a la alta burguesia), entre liberalismo y proteccionismo, entre autoritarismo y democracia social, entre 1 lismo y romanticismo— reflojan, en realidad, y am- |_mentalidad, las aspiracones, ‘los in- ,..Jt_cultura, Jas condiciones .¢, incluso. la fraseologia de_las.clases medias italianas (y de sus estratificaciones internas) de aquellos_afios.y sefia~ Jan claramente una efectiva hegemonia de los ele- mentos que expresaban a las clases medias sobre -1 |/ Jos ottos elementos, el de Ja gran burguesia y el ed EL, FASCISMO i del proletariado. Una_efectiva_ hegemonfa:: que !. | Masson y el nuovo gro dirigente fascia (fs cistas moderados, nacionalistas, simpatizantes, com- mis @Etat), originado después dela Tegada_al_ poder por los dos compromisos do octubre de 1922 y 1925, se habrian apresurado_a eliminar pero que, en el perfodo anterior a la. “marcha sobre_Roma” fue decisivo para el destino del.fascismo, ya. que le permitié convertirse en un partido de masas.y no perder su.propiaautonomfa politica (como Toe! eraba Giolitti y, como él, gran parte de lai clase irigente liberal). Y, también, le permitié penetrar progresivamente a una profundidad cada vez ma- yor en el aparato burocratico y militar del Estado Aisolviéndose en él y —especialmente~ en la. base, rompiendo en muchos casos, los vineulos discipli: narios entre el centro y Ia. periferia; del mismo |. modo en que, a otro nivel, le permitié sustraer gran parte de los inscriptos y do los electores a partidos més tipicamente pequefios burgueses, tanto a los de tradicfén més antigua como al partido popular, hacia el cual, inmediatamente después de la guerra, | se habia orientado una gran parte de las clases me- dias més integradas y tradicionales. De ese modo, se comprende que, inmediatamen- te después de Ja Negada al poder de Mussolini, un observador muy atento de la realidad social y poli- ica italiana, LuigicSalvatorelli, haya podido afir- ( mar, como hemos visto, sin medias palabras, que el elemento caracteristico, decisivo para. compren- \,der al fascismo eran las clases pequefio-burguesas, * Para el_ futuro histérico de Italia fascista, ° En una orfentaciin muy diferente y muchos aoe posterior, se dehen ver también y-confrontar con, las de. Salvatoreili, Is observaciones de” C.Malapart del colpo di state. Milén, 1948, pags, 180 y sis ENZO DE. FELICE EL, FASCISMO + fascismo de 1922-1923 representaba —debemos re- k i medida que los demas a esclarecer no sélo Ja reali- | 11\"“petislo~ “la lucha de clases de'la pequetia burgue.| |, _dad del lascismo de los alos snteroves ein eee 4 a sia enclaustrada entre cl capitalismo y ol palate. i cha wire ie rae nla a del fas- iado, como el tercero entre dos litigantes”. Es in. cismo de los aiios del “régimen” verdadero y propio. - dadable que Ia pequeta burguesia fascia tenia |, Como creemos haberlo demostrado en nuestra =), una_psicologia de clase _revolucionaria y aspiraba } biografia de Mussolini, en el momento del “régi-\ una revolucién propia“auténoma y radical", sin men” Ja politica del grupo ditigente fascista y_do | embargo, esta, psicologia carecia de un sustrato i Mussolini se caracterizé por la. definitiva consoli-. real, va que la pequefia burguesia “no constituye | dacién y perfeccionamiento del compromiso de.oc= se social verdadera, con funciones y fuerza | tubre del 22 (gracias al cual Mussolini habia Ile- ) Propia, sino un conglomerado que vive al margen | gado al poder) con la vieja clase dirigenté politica del proceso produetivo esenelal ‘para la civ Y.econdmica prefascista y con las fuerzas sociales capitalista”. En ello, segin Salvatorelli, se o1 que Ia expresaban (la gran burguesta y lo que que- el caricter_de “tebelién” y no de “revolucién” daba de la aristoctacia). Conseeuencia directa _y ° | | iccién fascista y por lo tanto, su vana dema- 4 entre las mas importantes de este compromiso: re- | gogia. “En ello, también, se originaban las dos novado fue la necesidad de Mussolini y del “réai- -} evaluaciones de fondo de Salvatorelli sobre el fas- men” de proceder a. una_transfc idn, a una ade- | cismo: 1) la rebelién pequefio-burguesa fue posible i cuacién del PNF alejando de éste a una gran can-\ tuacias « ln'complicdad de in alts buigusda, dos p-_—_‘tHlad-de fos Lascistas (on general ee eceetrige) _pequeiio. aento ideolégico comin a la pequefia burguesia, burgués. Gracias a estas depuraciones (que se pro- era =dada su heterogencidad—et nacionalismo, En’ _'-—- fascismo italiano, volvamos ahora al estudio més” | Seneral de Ta baso social del fascismo como fend: | |‘ ™eno @ intentemos concluirlo, De Jo que. hemos dicho, se deriva, implicitamente, la imposibilidad 7 de ‘sostener Ta tesis de aquellog que intentaron considerar al fascismo como_un_ momento, a me- nudo el momento culmiante de la reaccidi capi, talista y antiproletatia e, incluso, que se_refitio. zon a él como una culminacién inevitable del capi talismo correspondiente a la fase de su decaden. yegaremos_que.se_deba_consi- 4 ‘como.una, manifestacién de la F lucha de_clases. "no s6io dé Ja “bilateral” de la pequefia burguesfa sino también de la burguesia capitalista, El problema es el de no reducir todo ella y no pretender explicar al fascismo tout Court sobre esta base. Y ello. por tres motivos por Io aque, como hemos vis- to, el elemento que caracteriza al fascismo y que permite_su_consolidacién estuvo ‘constituido_ por as clases_medias_y,, por Io tanto, seria necesario, “antes que nada, explicar_en_forma. convincente ese a la actitud subversiva, al revo- ucionazismo, y al anticapitalismo de esos sectores Ja_burguesfa capitalista pudo hegemonizarlo desde um.comienzo, El segundo debido a que —como lo ha reconocido' incluso un trozkista como Guérin Ja. burguesfa_capitalista no tayo una posicién un fa quelli que, segiin Gué- in, habrfa recurrido a la solucién fascista para enfrentar Ia amenaza_revolucionaria y reconquis- tar las posicfones perdidas en la crisis habria sido el ala constituida por los “magnates de Ta indus- tria pesada (metalirgica y mineral) y por los ‘Danqueros que tenfan intereses en Ta industria pesada”; mientras el ala constituida por la “indus- tria ligera 0 industria de transformacién” habria asumido una posicién “de reserva y, en algunos casos, incluso de hostilidad” frente’ al fascismo, no habrfa deseado en absoluto su triunfo, no se hhabria opuesto a la posibilidad de encontrar un modus vivendi con sus propios dependientes e, ineapaz de cerrarle el camino al. fascismo recién al final habria sido inducida por la “solidaridad do clase a dejar de lado toda divergencia de inte- reses” y se habria “resignado” al. éxito fascista, EL FASCISMO EI dia en el que el fascismo, para gran sor presa suya escribe Guérin—, se convirtié ‘en. una fuerza politica considerable con objetivos ropios, en un movimiento de masas que ya no podia ser contenido a menos que se hiciese intervenir al ejército, en exe momento, entonces, la industria ligera y los politiqueros “liberales” se vieron inducidos por la solidaridad de clase a dejar de lado toda divergencia de intereses Ellos no deseaban derramar la sangre de los “patriotas” y se resignaron al triunfo del fas-.’ cismo. El capitalismo en su conjunto se recon- cilia para instalar al fascismo en el poder™, tercero_debido_a que, dejando de lado iat inciones entre sectores, en realidad no ble demostrar quo el verdadero interés. de. fo del eapftalismo fuese el de llevar al poder al fa cismo, una fuerza _ambigua, potenc que no bisicamento ajena_al_capitalism ¥_que, aun -hegemonizada, abrigaba riesgos nota- bles y —como lo demostraron los hechos (en Ale- mania sobre todo pero también en Italia)— per seguia objetivos que se hablan hecho progresi- vamente cada vez mas divergentes de los objeti- vos naturales del capitalismo; sin duda del capi, talismo mis ayanzado, pero también de aquel’y que queria refor Es realmente significative, en ese sentido, lo quo- escriben en la actualidad, ‘como hemos visto, estu- diosos auténticamente marxistas como P. A. Baran y P.M. Swweezy 20 D. Gustin: Fasclsme et grand capital. Paris, 1005, hg, 31, NP. A. Baran y P. M. Swicesy: I! capitele monopolistico; ob. city (trad. it.) pig, 133. ages ue : ENZO DE FELICE La historia de las tltimas décadas on los pal- ses capitalistas abunda en ejemplos de reempla- 0s de gobiernos democriticos mediante gobier- nos autoritarios... En general, sin embargo, las oligarquias financieras prefieren los gobiernos democraticos a los autoritarios. del sistema es consolidada mediante periédicas consultas populares que ratifican lo realizado por los gobiemos autoritarios —éste y no otro es el significado corriente de las elecciones par- lamentarias y presidenciales democrdticas~ y covitan algunos peligros muy reales de dictadura personal o militar a Ja misma oligarquia. Por ello, en los paises capitalistas desarrollados, especialmente si tienen una larga historia de ré- gimen democritico, las oligarquias no desean en general recurrir a métodos autoritarios para enfrentar a los movimientos de oposicién o re- solver problemas dificiles, y recurren, por el contrario, a métodos més sutiles ¢ indirectos para lograr sus fines. .. Con esos métodos. .. la democracia se encuentra en condiciones de ser- vir a los intereses de Ia oligarquia en forma mucho més eficaz y duradera que un régimen autoritario, Después de todo lo quo hemos dicho, el. pro- Blema_de Ja relacién gran burguesfa-fascismo, en nuestra opinién, no debe ser encarado en forma mecanicista y unilateral sino en forma articulada mniendo“en relacién la posicién de Jas fuerzas capitalistas (sobre todo financieras e industriales) la actitud més general de las clases dirigen- Ta época. En esta perspectiva, se obser- EL. FASCISMO va", poruni lado, que —en una_primera_época— el fascismo fue utilizads por capitalists: indivi Guales © grupos locales sélo en funcién de “guar. dia blanca”, “para destruir la resistencia. de. las organizaciones proletarias de clase, evitar”pertur. baciones de la “libertad de trabajo", etc, pero no tuvo apoyo impoitante por parte de las “centra- les” patronales, y que —en un segundo momento si bien el apoyo al fascismo, que ya se estaba con- virtiendo ‘en forma auténoma en un movimiento de masa, se hizo. més consistente, no por ello. la ran burguesia pensé en momento alguno en més minimo, en ceder el poder al fascismo: una parte de ella queria utilizarlo sélo para. destruir Aefinitivamente, el movimiento de los. trabajado- res, pero la mayor parte queria sblo volver a. Ta normalidad a partir de una situacién de crisis poll. tica que se habfa hecho eréniea y, por lo tanto, intolerable para ella; esto. por un lado mientras que, por el otto, es evidente que al permitir (ent el segundo “momento artiba”indicada) el” acceso del fascismo al gobiemo (en gobiernos dé coall- cién), Ta gran burguesfa financiera ¢ industrial —al no haber comprendido la verdaderanaturaleza y Ja novedad’ del fascismo—, cometi6 Jos” mismos 12 En relacién con Italia véase_P.’ Melogra dustria ¢ Fascisma tra il 1919" #1035, ob. cit, pags. 634 ¥ sigs, M. Abrate: La lotta sindacale’ nella industratsoa- lone én Teal (1906-1996), Milin, 1967. 3 Que ello se haya producido euando el avance revo- Iason, roo estaba en delnaién tee Htieamen- te un significado relativo; lo importante es ho apareefa claramente yes sabido que en ‘ei clone, y corto zo, par ‘que la eal RENZO DE FRIICE ‘errores_de_evaluacién_en los que_cayé tanto_en Ytalia como-en Alemania la claso ‘politica liberal Fdemosritica: cfefan que al ‘actuar de ese modo podian resolver la crisis politica y al mismo tiem- | “po, ‘normalizar”, “constitucionalizar” al, fascismo, es décit_hegemoniarlo y_absorherlo en. el sistema, No por ello, sin embargo, la gran mayoria de est clase se hizo fascista, Bauer esclarecié en. gran medida este proceso cuando escribié en relacién con Alemania gAcaso la clase capitalista y los Junker se ha- ian convertido en nacionalsocialistas? En abso- lato. En.el fondo despreciaban a los que aspi raban al poder, al movimiento, absolutamente lebeyo —sostenido por poquefios burgueses, Eampesinos, deselasndos de todas las clases, em: Debido con un ut6pico anticapitalismo pequefio Durgués— que ellos apoyaban. Pero del mismo modo que en Italia, donde Giolitti considera que puede utilizar el fascismo para dominar, someter e intimidar a Ia clase obrera rebelde, también en Alemania los capitalistas y Tos ker consideraron que poilian utilizar al movi miento nacionalsocialista para derrotar la i fluencia de la socialdemocracia y de los sindi- catoss para enfrentar la resistencia de Ia clase obrera contra la disminucién de los salarios, contra el desmantelamiento de la legislacién laboral y de seguridad social, contra Ja politica de deflacién de una dictadura del eapital y de Jos terratenientes. Pero también en este caso el fascismo escapé muy pronto de la mano de Jas clases capitalistas: también en Alemania He~ 1, ob. cit, pigs. 368-307. EL FAscISMO 957 ga el momento en que los Junker y los capits listas no tuvieron otra alternativa que la. de Fi derribar al fascismo y, de ese modo, modificar Jas relaciones de fuerza —con un viraje en favor: de la clase obrera, 0, si no, ceder al fas 0" el poder del Estado. En esa situacién, los Junker, i ue constituian el sector de apoyoa Hindenburg’ Gecidieron ceder el poder del Estado a Hitler, | j Al igual que en Italia, también en este caso los.) representantes de los’ partidos burgueses hist6-" ricos formaron parte del primer gobierno. fas- cista, también en. este caso creyeron que po-’ drfan dominar y asimilar al fascismo. Pero; con més rapidez atin que en Italia, una vez’ que) conquisté el poder el fascismo alemén lo utilizé para expulsar a los partidos burgueses del bierno, para disolver los partidos y las organi zaciones de la burguesia, para imponer su pro- pia dictadura "totalitaria”. a Como es obvio, las consecuencias de estos erro: res de evaluacién se manifestaron muy pronto. La gran burguesfa no. perdié. sin_ duda_bajo._ol fascismo su predominio de clase y gos sectors, obtuvieron incluso. ventajas__ consider lerabl embargo, debié enfiéntar muy pronto —sobre todo: en Alemania— la légica’ de Ia progresiva_auto: nomizacién del poder autotitario, de modo tal que! los asi Hamados “patrones del vapor” vieron afec- A tados en muchas ocasiones, algunos de ajsinte-' | reses, defendidos hasta entonces_celosamente, y, progresivamente, vieron disminuir” su, poder poli. fico, se enfrentaron a menudo con Ia nueva élite: fascista que so encontraba en el poder, tanto en» | Jo referent a problemas particulares, sectoriales, "| como en relacién con las orientaciones de fondo que el fasesmo intentaba imprimir a Ja economia, | aan el ENZO DE FELICE cional (y a las cuales, tanto por pobreza de ima~ ginacién como por exceso de prudencia y tam- )bién por la efectiva pérdida del poder politico ‘quo habian experimentado ¥, no pudieron contra- poner una politica propia);’finalmente, corrieron el riesgo de ser derribados juntamente con la ‘derrota del fascismo y, si bien lograron evitarlo, ‘$6 vieron obligados a pagar un precio muy caro Por sus errores. ‘Aclarado asi el problema de la base social, debe- PV 415 a ego sentido, y en relacién con Italia, véase el Mcido ensayo de ML." Abrato: "Remarques sur Tanalyse de Ia conduite des entrepreneurs en Italie pendant Ja grande dépression”, en Annales Clalpines d'Histoire sociale, 1970, ‘uly plus. 3'y sigs, Bntre otras cosas, se lee (pits. 4 tigs.}: "Es indudable que las voluntades de las agrupacio- hnes ms poderosas encontraron una gran comprension. en Jas disposiciones legisiativas, y ave ello, al estimulac Ja | conceiactn, coat 0 wountara, Io favored, enor. |'memente, Sin embargo, tengo la impresién de que una Inteligencia oculta ‘aunque no demasiado (zAlberto Bo- neduce?), opertndo todo desde 1032 dicigia las cosas de tal modo’ que las que podian parecer, o efvctivamente eran Cconcesiones reconoeidas al gran patronato, se revelaron ta ‘biéa como los peoues de un juego mucho mis complejo 1 y tendiente a eforzar los instrumentos econdmices je Cutivos en las manor del Estado. ello eefala, finalmente ‘que el maquiavelismo de la Confederacién de los. Indi Wales, st os posible hablar de maquiavelismo, no fue stil, ‘a puctir de 1945-48 ni durante el periodo. precedente la Sogunda Guena Mundial. Ya ‘antes do la criss la tendencia er hacia el refuerzo que acabamos de! men- |, clonar; algunos de los hombres mas. previsores. dela or- anlzacién confederal Io habian predecido claramente y nno'sélo en el sentido generalmente descripto como el fin deo la época liberal’ de De Stefani o en el de manelo por pparte del Estado del control de cambios ~es decir del co- ero ‘con el eauenjeron, sno, también,» sobre. to, ‘como una tendencia, apoyada por el Partido Nacional Fas: | esta, a acaparar log sectores principales do la vida econé- ‘mica italiana”. EL. FASCISMO ‘mos indicar por lo menos. otros dos element. se deben tener’ presentes para, comprender_ his camente al fenémeno fascista. Nos limitatemos a algunas indicaciones en ese sentido. : EL primero de estos dos iiltimos elementos es el quo concierne a algunos aspectos_econdmicos, ‘bnrocriticos, institucionales,” sociales "del Estado fascista. Se ha discutido abundantemente acerca de estos aspectos en estos iltimos afios y en la actualidad se ha logrado que las ideas en’ese sen- ido sean mids claras que en el pasado.’ Sin em- bargo, debemos sefialar que, en lo que se refiere a algunos de estos aspectos 0, més a menudo, a) sus, motivaciones de fondo, no. se_distingue_a' me: nudo en forma suficiente entre lo que es atribui- ble a Ia‘ralz, a Ja sustancia tipicamente, intrinse- camente fascista. y_aquello que, por el ‘contratio, debe ser atribuido_a_las_necesidades_objetivas.de ° Ta 6p0ca, al crecimiento y al desarrollo .de-una sociedad de. masas.,cuya realidad .no-podia.ser + enfrentada —fascismo 0 mo fascismo— con los ins- | ‘trumentos, Jas técnicas y._la_mentalidad anteriores. ella, Para. comprender_la_realidad_histérica_de | log regimenes fascistas no_se_puede_prescindir_de su forma totalitaria., Esta, sin_embargo, no A set confundida (y ‘para ello se debe vealizar.su__ viviseccién que permita distinguir sus diferentes: elementos) con el crecimiento y la mutacién de Jas funciones del Estado que —como lo sefialé oportunamente Léwenthal— son. tipicas de la. mo- dema sociedad pluralista capitalista. Reflexione- 1 Véase sobre todo A. Aquarone: Lorgonizazione dello Stato totalterio, ob, olt; ‘Th. Mommsent” Beamtentum im Daitten Reich. St duspowahlien Quelle zur nationasozia- listischen Beomtenpotitk Stttznt 1009; 5. 1. Woolf: “Did ~ 8 fascist economie System exit?” en AA. VV. The Nature of Fesciom, ob. cit, pgs. 119 y sigs. 4 | RENZO DE FELICE || mos, para limitamos a dos ejemplos, en Ia cre- ciente tendencia del Estado-a centralizar y dis- tribuir la producciém, a subvencionar algunas acti- vidades y a planificarlas y, en lo que so refiere | @ otros aspectos, en la difusién cada vez mis vaste “ do la. asistencia y de la previsién social y en la | importancia do los contratos colectivos y, en ellos, de los aspectos “normativos”, Sino se realiza ‘esta. distincién no s6lo no se profundiza correcta- mente la realidad del fascismo sino que, también, se corre el riesgo de atribuir a éste lo que por ls contrario, era el fruto de una tendencia general que se observaba en todos los pafses que habian sleanzado un cierto grado de desarrollo, Frente ‘ello. se muestran inmutables aquellos que en as_mAs recientes Investigaciones histéricas sobre el fascismo —extraviados por sus prejuicios ideo- | Ibgico-politicos frente a la situacién politico-so- | cial— pretenden ver en el fascismo una “callada revalorizacién del Estado neoautoritario y refor- mador”. El segundo y ‘ltimo elemento que se debe tener Presente pari un juicio histérico del fendmeno fascista estd_constituido_por_el_caricter_induda- Dlemente_revolucionario_que_tuvo...el. fascismo. ¥ entre cellos, claramente Léwenthal, lo | han afirmado. A la aceptacién de este juicio, que deberia derivar en forma totalmente obvia del anilisis hist6rico, se opone sin embargo, una vez més, un prejuicio de orden ideolégico-politico bas- tante difundido que ha otorgado un. significado migico a la palabra revolucién y, ademés, un sig- nificado en sentido tinico, hasta tm punto tal quo J. Monnerot ha llegado a escribir que “en la actua- Yidad la palabra ‘revolucién’ es considerada. siem- pre en sentido positive: cuanido deje de, serlo, ha- I, FASCISMO bremos cambiado de, época”;_en_ello.se_origina. Ja negativa a considerar al fascismo como un fené~ meno revolucionario, Una negativa que desde_un punto de vista, histérico, sin embargo, no_ puei ser.aceptada, ya_que se perderfa de ese modo la posibilidad de comprender a fondo el estrecht- simo indisoluble vinculo del fascismo con la’ sociedad de masas y, de ese modo, el lugar que geupd en la época ‘que Del Noce define como “de la secularizacién” ™; es decir que no se_com- prenderfa ni su novedad. en relacién con Tos regi- menes anioritarios y conservadores_clisicos_y "con las rebeliones ocasionales y_sin_desenlace cional efectivo del pasado, ni su diferencia _bisica en relaeién_con las otras’ revoluciones_ cont fincas a cominists, Mtgoramento, polite soei, | y Ia revolucién técnica del neocapitalismo, falsa~ ‘mente democratica, ni tampoco en relacién como | dico J. Ellul ®— con Ia revolucion “necesaria” de los valores que es la tinica que puede ser la ver-! dadera revolucién. H 1 J, Monnerot: sis. 7 sie Vi Yaase A. Del Nove: [epoca dlls selects, ob. ot ion solacin con el estudio deta revolucién sus ttrrcnins ‘ncn, lao J. Aon de Ta ‘ tA i Soctologle de la sbvolution, ob., city’)

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