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DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

INTRODUCCION
El fin de este trabajo es profundizar en los principios que rigen la doctrina social de la
Iglesia. La misión de la Iglesia es llevar a todos los hombres el mensaje de salvación y
liberación que Jesús de Nazaret encarnó en su vida y predicó a los hombres. Su mensaje
provocó conflictos y persecución porque tocó los cimientos del sistema político y
religioso de la época.
Hoy toca a nosotros encarnar el mensaje y proclamarlo sin desvirtuar la fuerza de
transformación que engendra su palabra. La Iglesia con sus pastores necesita estar bien
definida para que su mensaje sea creíble. El reto es iluminar la realidad desde el
evangelio y la doctrina social, solo así el pueblo se sentirá acompañado en sus
angustias, temores y dejará de percibir a cierta parte de la Iglesia que calla la verdad que
no anuncia la salvación integral del hombre porque no quiere perder privilegios que el
mismo sistema que engendra muerte y pobreza les ofrece para mantenerlos callados
pero que en definitiva ha logrado su objetivo desactivar la fuerza de transformación que
el evangelio de Jesús produce.

EL NOMBRE
1
Cuando hablamos de doctrina nos referimos a principios de orden moral, a exigencias
de la fe cristiana con respecto a las actividades humanas individuales o colectivas.
Que esta doctrina vaya calificada de social quiere significar que se trata de la actividad
del hombre que vive en una sociedad concreta. Por consiguiente la doctrina social se
dirige a la conciencia del hombre para educarla, esclarecerla, para que pueda decidir
libremente iluminada por la fe en las circunstancia concreta en que se encuentre.1
El nombre Doctrina Social se remonta a Pio XI y se refiere a los temas de relevancia
social y a partir de la Rerum Novarum de León XIII se ha desarrollado en la Iglesia a
través del magisterio de los Papas.2
La Iglesia siempre ha estado preocupada por las causas sociales, por la vida y
desarrollos de los pueblos, y a lo largo de la historia en los diferentes momentos de la
vida siempre ha tomado posición. Es decir nunca ha renunciado a decir la palabra que
le corresponde como lo afirmó categóricamente el Papa León XIII.

SIGNIFICADO
Toda la doctrina social se podría entender como una actualización, una profundización y
una expansión del núcleo originario de los principios expuestos en la Rerum Novarum.3
Esta doctrina manifiesta ante todo la continuidad de una enseñanza que se fundamenta
en los valores universales que derivan de la Revelación y de la naturaleza humana. Por
tal motivo, la doctrina social no depende de las diversas culturas, de las diferentes
ideologías, de las distintas opiniones: es una enseñanza constante.4 Porque esta siempre
guiada por la luz del evangelio atenta a los cambios de la sociedad, pero no es un
sistema rígido que no permita nuevos enfoques o adaptaciones oportunas, sino está
abierta a las cosas nuevas.
El pueblo de Dios movido por la fe, que le impulsa a creer que quien le conduce es el
Espíritu del Señor, que llena el universo, procura discernir en los acontecimientos, los
signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios. Cada pueblo camina dentro
de un proyecto colectivo que se expresa en términos de progreso, desarrollo, liberación,
democratización, secularización, pluralismo cultural y religioso. Y a la luz de la fe
1
Cf. ARIN ORMAZABAL, ÁNGEL DE, Doctrina Social de la Iglesia. E.S.T.E, Zaragoza
1961
2
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 87
3
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 90
4
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 85
2
descubrimos como ese determinado proyecto humano respeta o no, las exigencias de la
dignidad del hombre, descubrimos como responde a la vocación del hombre en el
mundo y podemos arrojar nuevas luces para su perfeccionamiento. La Iglesia ilumina
los proyectos y caminar de los pueblos.
Pero esto no quiere decir que el pueblo de Dios en la vivencia de su fe, deba contentarse
solamente con señalar los caminos del Señor, debe comprometerse con determinado
proyecto colectivo. La palabra de Dios interpela al hombre completo, si ella es
transpolítica eso no quiere decir que sea a-temporal, a-histórica; ella es una palabra
encarnada y percibimos su significación verdadera, sólo si la situamos
convenientemente en su contexto histórico.5
La iglesia, en consideración de Cristo y en razón del misterio, que constituye la vida de
la Iglesia misma, no puede permanecer insensible a todo lo que sirve al verdadero bien
del hombre, como tampoco puede permanecer indiferente a lo que lo amenaza.6 Por
esto, la preocupación de la Iglesia es por todo el hombre.
Este hombre no esa abstracto, sino real, concreto, histórico. El hombre en la plena
verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez comunitario y social, en el ámbito
de la propia familia, en el ámbito de la sociedad y de contextos tan diversos, en el
ámbito de toda la humanidad, este hombre es el primer camino que la Iglesia debe
recorrer en el cumplimiento de su misión. Es el camino primero y fundamental de la
Iglesia, camino trazado por el mismo Cristo, solo por ese camino encontraremos la
salvación y redención.7

SUJETO
El sujeto de la doctrina social de la Iglesia es toda la Iglesia iluminada por el Espíritu
Santo. Porque la Iglesia es el sujeto que la elabora, la difunde y la enseña. No es
prerrogativa de un componente del cuerpo eclesial, sino de la comunidad entera: es
expresión del modo en que la Iglesia comprende la sociedad y se confronta con sus
estructuras y sus variaciones. Toda la comunidad eclesial sacerdotes, religiosos y laicos

5
DOCUMENTO DE MEDELLIN Capítulo 7 pastoral de élites # 13
6
Cf JUAN PABLO II, Carta enc. Redemptor hominis # 13 (1979)
7
Cf JUAN PABLO II, Carta enc. Redemptor hominis # 14 (1979)
3
participa en la elaboración de la doctrina social, según la diversidad de tareas, carismas
y ministerios.8
Es decir, el Papa con la autoridad universal que le viene de Cristo interviene en la
fijación de la Doctrina Social con sus proclamaciones en las encíclicas sociales y en
otros documentos de diverso rango. Todos los cristianos, guiados por sus pastores, están
implicados en la tarea de discernir y proclamar la enseñanza social, pero son los papas
los responsables directos de la Doctrina Social. El depósito de la verdad que Dios nos
ha confiado tenemos el deber de interpretarlo, divulgarlo y actuar oportunamente según
nuestro supremo juicio en el orden de la realidad.9

OBJETO
El objeto de la doctrina social es esencialmente el mismo que constituye su razón de ser:
el hombre llamado a la salvación y, como tal, confiado por Cristo al cuidado y a la
responsabilidad de la Iglesia. Con su doctrina social, la Iglesia se preocupa de la vida
humana en la sociedad, con la conciencia que de la calidad de la vida social, es decir, de
las relaciones de justicia y de amor que la forman, depende en modo decisivo la tutela y
la promoción de las personas que constituyen cada una de las comunidades. En la
sociedad, en efecto, están en juego la dignidad y los derechos de la persona y la paz en
las relaciones entre las personas y entre las comunidades. Estos bienes deben ser
logrados y garantizados por la comunidad social.10 El objeto inicial de esta doctrina fue
la llamada cuestión social, es decir, el conjunto de problemas socio-económicos
surgidos en determinadas áreas del mundo europeo y americano como consecuencia de
la revolución industrial. Hoy la cuestión social no está limitada a una zona geográfica
particular, sino que tiene una dimensión mundial y abarca muchos aspectos, incluso
políticos, unidos a la relación entre clases y a la transformación de la sociedad ya
realizada y todavía en curso de realización. De todos modos "cuestión social" y
"doctrina social" permanecen como términos correlativos. 11

8
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 79. Cf. MISTERIUM LIBERATIONIS, Ricardo Antoncich
Teología de la liberación y doctrina social de la Iglesia. Tomo I pág. 146
9
Cf. PIO XI, Carta enc. Quadragesimo Anno, # 41
10
CF. COMPENDIO DE LA DSI # 81
11
CF. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. Orientaciones para el
estudio y enseñanza de la doctrina social de la Iglesia en la formación sacerdotal,
#11, (1989)
4
AUTORIDAD
En cuanto parte de la enseñanza moral de la Iglesia, la doctrina social reviste la misma
dignidad y tiene la misma autoridad de tal enseñanza. Es Magisterio auténtico, que
exige la aceptación y adhesión de los fieles. El peso doctrinal de las diversas enseñanzas
y el asenso que requieren depende de su naturaleza, de su grado de independencia
respecto a elementos contingentes y variables, y de la frecuencia con la cual son
invocados.12 Más aún, en la misma formulación de la doctrina se observa el peso de las
ideas dominantes y las corrientes de pensamiento de cada época.13 Las orientaciones y
enseñanzas de la Iglesias extraídas del evangelio nunca engañan. A medida que pasan
los siglos, la historia le da siempre la razón, a pesar de los límites, debilidades y errores
de muchos de los hombres que lo anuncian.14

DESTINATARIOS
La primera destinataria de la doctrina social es la comunidad eclesial en todos sus
miembros, porque todos tienen responsabilidades sociales que asumir. La enseñanza
social interpela la conciencia en orden a reconocer y cumplir los deberes de justicia y de
caridad en la vida social. Esta enseñanza es luz de verdad moral, que suscita respuestas
apropiadas según la vocación y el ministerio de cada cristiano. En las tareas de
evangelización, es decir, de enseñanza, de catequesis, de formación, que la doctrina
social de la Iglesia promueve, ésta se destina a todo cristiano, según las competencias,
los carismas, los oficios y la misión de anuncio propios de cada uno.15
Además de la destinación primaria y específica a los hijos de la Iglesia, la doctrina
social tiene una destinación universal. Así pues, todos, en nombre del hombre, de su
dignidad una y única, y de su tutela y promoción en la sociedad, todos, en nombre del
único Dios, Creador y fin último del hombre, son destinatarios de la doctrina social de
la Iglesia.16

12
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 80b
13
Cf. CAMACHO, IIDELFONSO, Creyentes en la vida pública. Pág. 16
14
Cf. SORGE BARTOLOMEO, La propuesta social de la Iglesia. Pág.5
15
CF. COMPENDIO DE LA DSI # 83
16
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 84
5
FINALIDAD
La finalidad de la doctrina social es de orden religioso y moral. Religioso, porque la
misión evangelizadora y salvífica de la Iglesia alcanza al hombre en la plena verdad de
su existencia, de su ser personal y a la vez de su ser comunitario y social. Moral, porque
la Iglesia mira hacia un humanismo pleno, es decir, a la liberación de todo lo que
oprime al hombre y al desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres. La
doctrina social traza los caminos que hay que recorrer para edificar una sociedad
reconciliada y armonizada en la justicia y en el amor, que anticipa en la historia, de
modo incipiente y prefigurado, los “nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la
justicia” (2 P 3,13).17

COMPETENCIA
Con su enseñanza social, la Iglesia quiere anunciar y actualizar el Evangelio en la
compleja red de las relaciones sociales. No se trata simplemente de alcanzar al hombre
en la sociedad, el hombre como destinatario del anuncio evangélico, sino de fecundar y
fermentar la sociedad misma con el Evangelio. Cuidar del hombre significa, por tanto,
para la Iglesia, velar también por la sociedad en su solicitud misionera y salvífica. La
convivencia social a menudo determina la calidad de vida y por ello las condiciones en
las que cada hombre y cada mujer se comprenden a sí mismos y deciden acerca de sí
mismos y de su propia vocación. Por esta razón, la Iglesia no es indiferente a todo lo
que en la sociedad se decide, se produce y se vive, a la calidad moral, es decir,
auténticamente humana y humanizadora, de la vida social. La sociedad y con ella la
política, la economía, el trabajo, el derecho, la cultura no constituyen un ámbito
meramente secular y mundano, y por ello marginal y extraño al mensaje y a la
economía de la salvación. La sociedad, en efecto, con todo lo que en ella se realiza,
atañe al hombre. Es esa la sociedad de los hombres, que son “el camino primero y
fundamental de la Iglesia “18.

La tarea mediata consiste en contribuir a la purificación de la razón y en despertar las


fuerzas espirituales y morales. Es decir, el deber inmediato de actuar a favor de un
orden justo en la sociedad. La misión de los fieles es, por tanto, configurar rectamente la
vida social, respetando su legítima autonomía y cooperando con los otros ciudadanos
17
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 82
18
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 62
6
según las respectivas competencias y bajo su propia responsabilidad. Aunque las
manifestaciones de la caridad eclesial nunca pueden confundirse con la actividad del
Estado, sigue siendo verdad que la caridad debe animar toda la existencia de los fieles
laicos y, por tanto, su actividad política, vivida como caridad social19

FUENTES
La doctrina social halla su fundamento esencial en la Revelación bíblica y en la
Tradición de la Iglesia. De esta fuente, que viene de lo alto, obtiene la inspiración y la
luz para comprender, juzgar y orientar la experiencia humana y la historia. En primer
lugar y por encima de todo está el proyecto de Dios sobre la creación y, en particular,
sobre la vida y el destino del hombre, llamado a la comunión trinitaria.20

Además de la Revelación y la Tradición; el derecho natural es el lugar de encuentro de


todos los hombres. Todo hombre es persona, y de esa naturaleza personal nacen los
derechos y deberes que son a su vez universales, inviolables e inalienables. El derecho
natural podría entenderse como el conjunto de instancias fundamentales de las personas
que crean una plataforma de encuentro entre todos los hombres. Con estas fuentes,
Revelación, Tradición y derecho natural. La Doctrina Social evita, por una parte,
convertirse en pura ética y, por otra, reducirse a ideología y praxis relativa.21

FORMALIDAD TEOLOGICA MORAL


La doctrina social de la Iglesia forma parte de la teología moral en el campo social, esta
enseñanza se refiere al modo como debe comportarse el hombre en la sociedad y
además propone las exigencias éticas que deben regular el ordenamiento de las
estructuras económicas, políticas, culturales y sociales. La visión cristiana de la
convivencia social se fundamenta en la dignidad de la persona humana. Pues la iglesia
recibe del evangelio la plena Revelación de la verdad del hombre.
La doctrina social de la Iglesia al formar parte de la teología moral, no se queda en
cuestiones técnicas que competen a otras disciplinas, sino que pretende juzgar la
19
Cf. BENEDICTO XVI, Carta enc. Dios es amor # 29
20
Cf. COMPENDIO DE LA DSI # 74
21
Cf. CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, # 2419. 2ª. Edición coeditores católicos
mexicanos, 1993
7
realidad social desde el punto de vista ético, para conocer su conformidad o diferencia
con lo que el evangelio enseña acerca del hombre en la convivencia social y para ver en
qué medida los sistemas existentes respetan la dignidad del hombre.22
Toda enseñanza moral debe recurrir a una ética filosófica orientada a la verdad del
bien, que no sea ni subjetivista ni utilitarista, tiene que ir fundamentada en una
metafísica del bien. Gracias a esta visión unitaria la teología moral será capaz de
afrontar los diversos problemas de su competencia: como la paz, la justicia social, la
familia, la defensa de la vida y el ambiente natural de una manera adecuada y eficaz.23
En el orden de la moralidad, la Iglesia ejerce una misión distinta de la que ejercen las
autoridades políticas: ella se ocupa de los aspectos temporales del bien común a causa
de su ordenación al supremo Bien, nuestro último fin. Se esfuerza por inspirar las
actitudes justas en el uso de los bienes terrenos y en las relaciones socioeconómicas.24

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Y RELACION CON LAS CIENCIAS


La reflexión teológica de la doctrina social de la Iglesia, el uso de la razón humana y
más específicamente de la filosofía, con especial atención a la antropología filosófica:
esta es necesaria para formular, aclarar y profundizar los diversos conceptos, principios
y orientaciones que son indispensables para desarrollar la doctrina social de la Iglesia.25
Además de las fuentes propias teológicas. La doctrina social se sirve de los datos que
aportan las ciencias positivas, particularmente las ciencias sociales, que constituyen un
elemento importante, aunque no el único, para la comprensión de la realidad. El recurso
a estas ciencias exige un cuidadoso discernimiento, con una oportuna mediación
filosófica, pues se puede correr el riesgo de someterlas a influencias de determinadas
ideologías contrarias a la recta razón, a la fe cristiana y a los datos de la experiencia
histórica y de la investigación científica.26
22
Cf. CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Instrucción Libertatis
Conscientia # 74 (1986)
23
Cf. COLOM ENRIQUE, Curso doctrina social de la Iglesia, pág. 48. Ediciones
Palabra S.A 2001 Madrid
24
Cf. CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, # 2420. 2ª. Edición coeditores católicos
mexicanos, 1993
25
Cf. G. CHALMETA, Ética especial. El orden ideal de la vida buena. Eunsa,
Pamplona 1996
26
Cf. CONC. VATICANO II Const. Pastoral GS # 5.57. 62. Decreto CHRISTUS
DOMINUS # 16. Decreto OPTATAM TOTIUS # 20. Cf. CONGREGACIÓN PARA LA
8
Cristo desde la encarnación está presente en todo lo que es auténticamente humano,
muestra la profunda concordancia entre la fe y la razón, entre la verdad humana y la
verdad divina. Y al mismo tiempo manifiesta la posibilidad de un diálogo entre las
ciencias humanas y la enseñanza de la Iglesia, para lograr que el hombre comprenda en
modo nuevo y profundo la propia humanidad en sus dimensiones personales y
sociales.27
Si la moral social se cerrase a la verdad de las ciencias humanas, acabaría por
convertirse en una reflexión fideísta-integrista que sería rechazada con toda razón por el
mundo científico. Resulta por lo tanto, necesario que el pensamiento cristiano incida
más profundamente en la esfera cultural; y eso solo será posible si usa un análisis
científico riguroso realizado simultáneamente con una óptica trascendente.28
La armónica conexión entre las ciencias sociales y la doctrina de la iglesia será
fructuosa si se efectúa como servicio a la verdad y al hombre. Formando personas
capaces de ser artífices responsables del propio progreso material, del auténtico
desarrollo cultural y moral y del cumplimiento pleno de su destino espiritual.29

CONCLUSION
Al finalizar esta investigación queda más claro los fundamentos de la doctrina social de
la Iglesia. He comprendido mejor la enorme riqueza que posee el magisterio de la
Iglesia en el ámbito social que incluye todos los diversos tópicos que tocan la realidad
del hombre y su ambiente en el que se desenvuelve aportando a la sociedad su fuerza de
trabajo, talentos, ideología y sus creencias que vienen a enriquecer la cultura.
Es de resaltar la centralidad que tiene la dignidad del hombre en la reflexión teológica
de la doctrina social de la Iglesia. Sus logros y luchas en el campo moral, cultural y

EDUCACIÓN CATÓLICA. Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina


social de la Iglesia en la formación sacerdotal, #10, (1989)
27
Cf. JUAN PABLO II Carta enc. Sollicitudo rei socialis # 1 (1988)
28
Cf. CONC. VATICANO II Const. Pastoral GS # 61. Cf. PABLO VI Carta enc.
Populorum progressio # 41
29
Cf. CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, # 2293. 2ª. Edición coeditores católicos
mexicanos, 1993
9
político parten de la convicción de encontrar en Jesús de Nazaret, el hombre nuevo por
antonomasia. Esa postura de la Iglesia le da gran altura moral para pronunciarse sobre
los diversos vaivenes que se van suscitando a lo largo del desarrollo histórico de la vida
de los pueblos.
En el peregrinar por esta vida la Iglesia debe acompañar a todos los hombres a quienes
se les violenta el derecho a una vida digna, debe dejar oír su voz firme y decidida donde
está en peligro el desarrollo humano manifestando y promoviendo los valores del
Evangelio, haciendo vida ella misma los valores del Reino. Esta es la misión que Cristo
encomendó a la Iglesia, y que debe desarrollarla fielmente apegada al mandato de Jesús.
El mundo no escuchará muchas veces esta voz clamando por la dignidad e igualdad de
todos los hombres, e incluso les molestará por que las sociedades se rigen por otros
valores que no son los que la Iglesia defiende.
Por lo tanto, si verdaderamente quiere ser sal y luz en medio de las realidades que no
respetan los derechos del hombre. Debe afrontar los desafíos y conflictos que conlleva
ser fiel al Evangelio de Jesús, defender a los indefensos, a los pobres, explotados y
humillados, a los desechables y sobrantes de la historia como lo afirma el documento de
Aparecida en el numero 65, de esa manera la Iglesia iluminará con mayor profundidad
la vida y destino de los pueblos más desposeídos y marcará el rumbo de la historia llena
de intereses mezquinos por la senda de la verdad y la justicia tal como fue el proyecto
de Jesús.

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