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PENSAMIENTO CRITICO/PENSAMIENTO UTOPICO Coleccién dirigida por José M. Ortega 135 Esta obra ha sido publicada con la ayuda de la Direccién General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educacién, Cultura y Deporte, en el aiio europeo de las lenguas. Juan David Garcia Bacca INTRODUCCION LITERARIA A LA FILOSOFIA Universidad ublica Sn Navarra Unibensitane Pubboa ms a Facultad de Fil lof 91 Lava 1553- 2003 fs 50s a ANTRROPOS > Introduceién literavia a la filosofia / Juan David Gareia Bacca, — Rubi (Barcelona) : Anthropos Editorial ; México ; Universidad Nacional ; Pamplona : Universidad Piiblica de Navarva, 2003 364 p.; 20cm. — (Pensamiento Critico / Pensamiemto Utépico ; 135) ISBN 84-7658-656-6 1. Antropologia filoséfica I. Universidad Nacional (México) TI. Universidad Padblica de Navarra (Pamplona) Tf. Titulo IV. Coleccién tGarefa Bacea, Juan David Primera edicién en Universidad Central cle Venezuela: 1964 Primera edicién en Anthropos Editorial: 2003 © Herederos de Juan David Garcia Bacca, 2003 © Anthropos Editorial, 2003 Edita: Anthropos Editorial. Rubf (Barcelona) En coedicién con la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad Nacional de México y con la Universidad Priblica de Navarta. ISBN: 84-7658-656-6 Depésito legal: B. 30.642-2003 Disefio, realizacion y coordinacion: Plural, Servicios Editoriales (Navifio, S.L.), Rubi. Tel. y fax 93 697 22 96 Impresi6n: NovageMik. Vivaldi, 5. Monteada i Reixac Impreso en Espaiia - Printed in Spain Toulos los derechos reservados. Esta publicacién no puede ser reproducic, ni en todo ni en pavie, ni regisiraca en, o wansmitida por, un sistema de recuperncién de informacion, en ninguna forma ni por ningtin meclio, sea mecsinico, fo1oquimico, electrénico, magnético, elec- troéptico, por fatocopia, © cualquier oro, sin el permiso previo por escrito de Ia editorial PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION La primera edicién (1945) tuvo por titulo Filosofia en metdfo- ras y pardbolas, y por subtitulo Introduccién literaria a la filosofta. En esta edicion ha pasado a titulo el subtitulo, y se ha descarta- do el antiguo titulo. No se trata, claro esta, de una sencilla susti- tucién y de una pura eliminacién. Tal vez seria excesivo afirmar que el primitivo titulo era falso; es decir, falseaba el contenido de la obra. No se propasara injustamente el autor si lo tilda de erré- neo: de no dar en el blanco propuesto. Por de pronto las obras literarias empleadas no son, en verdad, ni metdforas ni pardbo- las respecto de la filosofia, cual si fuera, ella de suyo, la verdade- ra y propia declaracién de lo que son el mundo, la vida, la con- ciencia, el pensamiento, el ser y la nada... Pecaria de igual, aun- que de inverso error, afirmar que la filosoffa es metafora y pard- bola de la literatura. Filosoffa y literatura no estan en semejante relacién, siempre peyorativa para una de las dos partes. Cada una, filosoffa y literatura, es interpretacién en palabras del mis- mo universo real, cada una a su manera, original y perfecta, algo asf como agua en rfo y agua en nube. Para ciertos menesteres vale mas agua Ifquida que en vapor; para otros, no. En ciertas épocas toda el agua de la tierra, dicen, estuvo en vapor; y en ciertos lugares de nuestra tierra, esta toda ella en estado sdlido. Preferir uno a otro eslado: estado literario a esta- do filos6fico del universo es cuestién del tipo de instalacion de cada hombre en el mundo; o depende del proyecto existencial, dicese ahora, de cada uno —individuo, colectividad, época. Ficil es, de ordinario, convertir nube en agua coriente; y no mis diffcil levantar agua de lago a nube. No tan sencillo resulta- ria transformar literatura en filosofia y filosoffa en literatura. Mas atin: tal transformacién es indeseable; cual lo fuera la de transmutar manzanas en uvas, a pesar de que en tal transmuta- cion se conserve la quimica organica de productos ternarios. El plural de sabores es preferible ala unidad de sabor. El titulo /atroduccion literaria a la filosofia no es promesa, 0 atentado de convertir, por quimica o alquimia sutiles, literatura en filosofia. Dado que el autor no puede, entre otros motivos por edad, cambiar de profesién y vocacién, filosofia tiene que hacer de término; literatura, de introductora a la filosoffa. Nada de transformaciones. Cada cual permanece lo que es. Amable- mente una condutce al lector y al pensador a la otra; y esta otra es sencillamente término, sin privilegio intrinseco, sin cardcter de Fin viltimo. Igual pudiera otra persona mds competente que el autor acometer y escribir una /ntroduccion filosdfica a la lite- ratura. Se lo agradeceria en el alma mas de un fildésofo. Claro estA que eso de servir la literatura como introductora ala filosoffa no es oficio tan inocente e inofensivo, como parece por lo dicho. Escudriftando afablemente, con sus ojillos inteli- gentes y picaros, éstos mis tejemanejes, un poco contrabando entre dos reinos, don Alfonso Reyes, que para gloria de nuestra América Dios debe tener en su gloria, me decfa, hace ajios, que creerfa en la sinceridad de mi amor a la literatura cuando me viera leyenclo novelas policfacas. De ellas, ahadfa, no podria us- ted sacar nada para la filosofia; su lectura es, inevitablemente, desinteresada y objetiva. Es verdad. Asi que he de pedir discul- pas a los literatos por la violencia que el oficio de introductora impone a las obras literarias que aqui se emplean. En la primera edicién se dividfa la obra en clos partes, de titulos tan ambiguos como Filosofar en universal (primera par- te) y Filosofar en espaitol (segunda). Aqui se han cambiacdo por estotros: Introduccion literaria a filosoffas existerites, Introduc- cion literaria a una probablemente posible filosofia. La lectura justificara, asf creo, el cambio. Desde la primera edicién de esta obra han pasado veinte afios. Acepte, pues, e] amable lector la afirmacion de que no han pasado para mi en vano: que no suscribo ahora todo lo que va aqui, y que mucho de lo escrito —aun de lo aceptable aho- ra—, no lo redactarfa en la forma con que aquif se presenta. Me parece, con todo, que los posibles beneficios superan las proba- bles desventajas. Por eso esta edicién es casi casi una reedicién. Cambridge, 17 de marzo de 1963 PROLOGO A LA PRIMERA EDICION En esta obra, que ofrece al lector en bandeja de blanco papel trazos negros, vestimenta visible de invisibles ideas, no se va a llamar al pan pan y al vino vino, sino a decir sistematica e inten- cionadamente una cosa por otra, y todas mediante algunas privi- legiadas que ciertos tipos de vida eligieron para sia fin de hacer de ellas no lugar de nudismo integral, inmediato y desenvuelto, de su intimidad, sino de descubrimiento simbélico, indirecto y alusivo de su original y propia manera de vivir el universo. Porque, de juzgar segtin los programas de propaganda, la tarea y finalidad propias de la filosoffa consistieran en llamar al pan pan y al vino vino, y en descubrir cada cosa en sf misma, por si misma y desde sf misma intuyéndola directa e inmediata- mente, sin intermediarios, y con un entendimiento tipo tabla rasa y papel blanco y en blanco, pasivo y acogedor, donde cada cosa imprimiera el texto de su esencia, sin fe de erratas posible. Los errores aparecerian en esas segundas 0 terceras edicio- nes, corregidas y auimentadas por el juicio individual, pretencio- so y descontentadizo, desilusionado por ver que en ninguna pa- gina sale eso de yo. Pues bien: este nudismo integral —de las cosas y del enten- dimiento—, inocente y espontanea actilud en la filosoffa griega y medieval, adquirié descle el Renacimiento un cierto matiz de desvergiiencerfa forzada, de exhibicionismo impuesto por ese postulado o imperativo de llamar a cacla cosa por su nombre y verla y dejarse ver sin intermediarios ni tapujos. Y digo que tal nudismo posrenacentista presenta un cierto matiz de desvergtienceria y exhibicionismo forzados e impues- tos por una especie de imperativo moral de la conciencia filosé- fica; porque todos los filésofos van teniendo ya un vago presen- timiento, secreta y dulcemente acariciado, de que el yo tiene en el libro del universo algo asf como esos derechos de autor, que consisten en encabezar con su nombre cada pagina de su obra. Empero tales derechos parecfan un robo sutil perpetrado contra Verdad la objetiva; y todos los filésofos posrenacentistas, hasta Dilthey exclusive, se contentaron con raterfas, con hacer caer en la esf{érica alcancia del yo algunas cosillas —ideas inna- tas, formas a priori—, o bien renunciaron a robarse algo para el yo de cada uno y se arrobaron y lo robaron todo para o se dejaron robar por un Yo/universal: por un Yo trascendental, por un Yo espiritu absoluto. Todas las cuales posiciones, y otras mds, reconocian implici- tamente los inalienables derechos del yo a intervenir en el mun- do de las cosas y en el universo de los seres. Hasta Dilthey, con todo, no se desvanece ese escrtipulo de conciencia: individualizar la filosofia es un cierto robo a Verdad la objetiva. Dilthey lo deshace por un procedimiento delicado e indirecto: mostrar que la Vida no puede apropiarse en grado tan profundo las cosas y los seres, sino a lo mas trocarlos en joyas suyas, en adornos de su yo, en vestidos que descubran en- cubriendo sus Ifneas. La vida superior no digiere las cosas de manera tan real y brutal como la vida inferior, que llega a hacer para sf una quimi- ca organica por digestion real de una quimica inorganica, incor- pordndola, sino que la vida superior, por serlo, no forma cuerpo con las ideas ni se las une ser a ser, cosa a cosa; déjalas, mds bien, intactas en su ser mismo, y truécalas en metdforas y sfm- bolos de sf misma, a la manera como un movimiento fisico se matiza en gesto, un trapo en bandera, unos palmos de seda en vestido, un anillo de oro en prenda de amor y avance de entrega. Las ideas no forman un cuerpo o realidad con la inteligencia y con la vida; y cuando —por la extrafia unién de cuerpo y alma—, ciertas ideas se conviertan en habitos, caerdn por tal hecho en el dominio de lo inconsciente y obrarin maquinalmente, con la seguridad de un érgano més; pero, igualmente, con la incons- ciencia de toda funcién organica en estado normal. Si las ideas no se incorporan propiamente con el alma, ésta no las hace suyas, no roba para sf el ser de ellas ni lo puede 10 aunque lo quisiera; que eso de querer apoderarse de las ideas para hacerlas ser del propio ser, alma del alma propia, nunca ha pasado de ese intento 0 atentado frustrado que en filosofia ha recibido el nombre de subjetivismo. Este pecado de intenci6n es el que remedia la filosofia pos- diltheyana. Y el remedio de él consiste en darse cuenta de que no puede pasar de ganas e intentos, que es pecado no cometible en realidad de verdad. Empero, en el fondo de las ganas de pecar, y sobre todo en el hondén de los pecados sdlo cometibles de intencién, late, cual en el intento perruno de ladrar a Ja luna, un afan de tras- cendencia, de elevarse sobre sf y su estado actual, de inconfor- midad con el estado momentaneo de su ser. De la rabia de no ser Dios puede surgir la blasfemia, y es ésta entonces reconocimiento sincerisimo de la propia finitud y una sublevacién contra ella; y no puede ser pecado sublevarse contra la carcel cerrada que sin nuestro consentimiento se nos impuso. Frente a esta humildad insumisa, la humildad sumisa de quien no blasfema, pudiera parecer resignacién y abatimiento. Dejemos, naturalmente, lo que Dios deba pensar de nuestros pecados y blasfemias que, o mucho me equivoco, o deben pare- cerle ridfculas bravatas o comprensibles desahogos de quienes se sienten ahogados en su propia finitud, en la finitud que ellos no se dieron por cierto a sf mismos. El subjetivismo cldsico, bien en su forma moderada y france- sa de Descartes 0 en la exagerada y descomunal de un Hegel, no pasa de ser una bravata, un pecado cometido y cometible sélo de intencién. Y la insatisfacci6n que hallamos en todo subjeti- vismo, mds o menos solipsista, consiste en que notamos que nos han dejado con las ganas sin satisfacer. La vida superior —intelectual, moral, estética, religiosa— tiene apetitos o ganas parecidas de alguna manera a las de la vida inferior —vegetativa y animal—; pero, a diferencia de ésta, no puede apresar las cosas en su realidad bruta y hacerse con ellas un cuerpo viviente, porque si la vida superior apresara al dos en su realidad de verdad, pongamos como tipo de ser pura- mente aritmético, no pudiera aplicar el concepto de dos a mil ordenes distintos, y hablar de dos hombres, de dos focos de una elipse, de dos minzitos, de dos sentimiertos contrarios, pues cs claro que dos se dice sélo metaf6ricamente de cosas materiales, de elementos geométricos, de estados del alma... El] alma que asimilase los ntimeros, como la vida sensible los cuerpos quimi- cos, resultarfa dnima geométrica con un tipo de entendimiento infinitamente mas especializado y rigido que el del matematico mas entregado y estragado por su ciencia. Imaginemos, por un momento, lo que serfa nuestra vida in- ferior si, en vez de tener que vivir todos nuestros placeres y dolores a base de un teclado qufmico reducidfsimo que com- prende probablemente muy pocos cuerpos quimicos —como el carbono, el hidrégeno, el oxigeno, el nitrégeno, el azufre, el hie- rro...—, pudiese la vida, spor un proceso metabédlico desconoci- do y envidiable, tocar la sinfonfa de sus afectos, deleites y penas sobre el teclado integro de la escala periddica de los elementos, o sobre el teclado de los gases nobles, o vivirse con un cuerpo integrado de los elementos radiactivos solos o, por fin, desen- volver sus virtualidades en un paquete de ondas luminosas, visi- bles 0 invisibles. g¢Cémo serfan nuestros placeres sensibles fun- dados sobre cuerpos radiactivos?, gcudles fueran nuestros amo- res, asentados y ejecutados sobre un teclado de ondas electro- magnéticas? La actistica moderna conoce y emplea, ademas de esos ins- trumentos de madera, cuerda y metal en que cada sonido hay que arrancarlo a golpes, a rasgufios, a resoplidos, otros mas sutiles en que el sonido surge misteriosamente por un movi- miento de las manos, por un gesto, que cambia invisiblemente un campo electromagnético, por induccién, por alteracién de intensidad de una corriente. ¢Que va a ser la vida del hombre de cualidad inferior a su técnica, a un vulgar aparato de radio o a un manoseado teléfo- no, de manera que éstos conviertan en sonido las ondas y co- trientes electromagnéticas y, con todo, la vida no sea capaz de fabricarse para sf otra clase de cuerpo, un cuerpo ondulatorio, sirviéndose misteriosamente de los mismos elementos quimicos que durante esta vida cotidiana tiene a su disposicién? ¢Que es mas sabia y poderosa la vida mental que la sensible, de modo que la primera pueda trocar unos cuerpos en instrumentos que transformen lo invisible y ondulatorio en sonido y al revés, y no va a poder la vida sensible con su fuerza y penetracion profun- da en lo quimico fabricarse algo asi como un cuerpo eléreo? ¢Y 12 no serd esta faena electromagnética y ondulatoria, esta fabrica- cién de su aparato de radio, la principal faena de nuestra vida mientras est en este cuerpo? Res lo sabe, y no tardaremos mucho en saberlo todos. mpero todas estas consideraciones y mas que se pudieran hacer en este lugar, fuera de lugar, y que ampliaremos en otro adecuado, iban dirigidas a suscitar una duda y despertar unas ganas: la duda de que el hombre sea de «una sola manera», y las ganas de serlo de «muchas», porque —y no voy a echar aqui la culpa a nadie, pues todos padecemos de las consecuencias— nos han encanijado y empequenecido el alma y los deseos. Y solemnemente nos han dicho, y lo que es peor nos hemos deja- do persuadir, de que el hombre tiene una esencia: una Unica, irreformable, inmutable, necesaria manera de ser. Y eso de creer que somos sin remedio hombres, es la mayor enfermedad de que padece el hombre moderno. Se corté a sf mismo las alas, y por compensacion remota le nacieron alas a los aviones/ E imitando a Calder6n en La vida es suieri (1) Nace el ave. Nace el avion, y con las alas que le fabricé el ingenio del hombré, transformando un lfquido en explosiva materia, levanta contra su natural pesaclez lo que en tierra posee su centro de equilibrio; atornillase en el aire, y aquello que la antigua mitologia dijo de Atenea, la diosa de la Inteligencia: que era de ojos en hélice, de ojos taladrantes, eso mismo hace esotra maquina maravillosa: sus mianos dle taladro parecen empefiadas en horaclar lo que la mano humana no consigue, porque el aire se le cuela entre los dedos y no hay modo de agarrarlo. Pero en él prenden esotras manos metalicas de la hélice, y lo agarran tan bien que por él, cual por invisibles escaleras, se remonta hacia las alturas. Y, esera posible que la inteligencia del hombre invente la ma- nera de levantar lo pesado, de hacer explotar lo Ifquido, cle hora- dar lo sutil y que, con todo, la Vida, de quien Inteligencia procede y de quien la técnica deriva, no pueda trocar este cuerpo pesado por otro mas sutil, estos liquidos vitales en energia pura, y salirse airosamente de la envoltura de la materia, llevanclo consigo hacia Jas alturas del cielo otra mas secreta sustancia del hombre? cY teniendo yo mas alma tengo menos libertad?, 14 teniendo la vida mas recursos que la técnica y mas que la inteli- gencia, que es una especial forma de la vida, ¢tenclra la vida que quedar para siempre encarcelada en este tipo de cuerpo que ac- tualmente posee y que por el momento la define y aprisiona? ¢Li- bertard el alma a lo pesado de gravar la tierra y se quedara ella muerta cuando se le quede en tierra este pesado de su cuerpo?, chara volar a las cosas y habré ella de renunciar a elevarse sobre lo quimico reducido y confinado que actualmente la configura? (2) Nace el bruto..., Nace el teléfono; y mediante unos estilizados carboncitos que bailan ritmicamente al paso de una corriente, transforma el hombre el sonido en electricidad y electricidad en sonido, lo inaudible en audible; ensefando asi la humana destreza al soni- do a dejar de ser por un tiempo audible y a la electricidad, natu- ralmente inaudible, a convertirse en audible; y la Vida que a ha- cer tales prodigios ensefia a la inteligencia y a las manos del Hombre, {no inventara ella para si, en el fondo de su sustancia, en las profundidades donde opera sin ser estorbada por vista y miradas indiscretas, donde no gasta en exhibicionismo lo que la vida sensitiva emplea en ser vista, una manera de unién con cuerpo mas sutil que este que vemos, transformando una parte de la energia corpuscular visible o pesada en energia luminosa de rayos poderosos e invisibles, cuerpo nuevo que ella prepara secretamente para cuando se le desmorone o deje desmoronarse este cuerpo visible, audible, tangible? ¢Y yo con mejor instinto tengo menos libertad? ¢Ser4 posible que la Vida, con instinto superior a la inteligencia y a la técnica, no pueda operar y formar para si otro género de vida mas sutil, un cuerpo mas delicado y menos expuesto a las brutalidades de lo tangible y pesado, de lo audible y atropellable cual el que ahora tiene? (3) Nace el pez... Nace el aparato de radio, y por medio de unos intercambios en- tre chispas y corvientes eléctricas, ni visibles ni audibles, convier- te lo visible y audible en invisible e inaudible, lo lanza al espacio cual propiedad cdésmica, lo difunde por todo el universo, da a nuestra voz, confinada de suyo a la atmésfera, una amplitud tan grande como el universo; y después, transfinito bimierang, reco- ge lo que dio al universo en forma de ondas, de velocidad inima- ginable e inasequible para ningtin cuerpo y lo devuelve otra vez en forma de voz, confinada de nuevo a los dominios humildes a que alcanza todo lo corporal y humano. . Y, gsera posible que la Vida que supo dar a un fenémeno local y aéreo, como el sonido, cual nuestra voz, resonancias universales, difusién césmica, quede ella confinada a este cuerpo y a estas dimensiones que vemos y tocamos?, y ¢no pasara mas bien que, cual aparato infinitamente superior a nuestras radios, ella se esté fabricando, mientras vive en este cuerpo, otro universal, supras- “tral, etéreo, de quien el que ahora tenemos se asemeje a esas apa- riencias finitas y delimitadas de nuestros aparatos de radio? Y, ¢no seran nuestras invenciones técnicas simples muestras de lo que en hondon del fondo de nuestro ser est& haciendo la vida? ¢No nos estara dando a catar la Vida en estos aparatos, finitos al parecer, mas de resonancias infinitas, algo de lo que ella sera? éY yocon mas albedrio, tengo menos libertad?, Y gyo, puede decirnos y nos esta diciendo la Vida, con albe- drio y chispa inventiva superior a la que despliego en una radio, voy a tener menos libertad, no voy a poder transformar este cuerpo visible, tangible, confinado al parecer en un espacio y un tiempo, y construirme otro de alcance infinito, de importan- cia universal? ¢Que voy a tener menos libertad sobre mf que la que ocasionalmente en la técnica ostento? (4) Nace el arroyo... Nace la orquesta y, de unos aparatos de madera, metal o cuerdas que accidentalmente encontré la vida sensible —en entrafias de vulgares bestezuelas 0 en bosques callados o en minas opreso- ras—, saca un universo sonoro, donde nada de la contextura y extrafias gesticulaciones de los instrumentos queda perceptible; mis atin, por nueva invencién produce ese mismo universo so- noro en material completamente distinto, en sutiles surcos de un disco, que orfebre genial pudiera grabar directamente sin pasar por ese intermedio de una material orquesta; y asi la vida ha libertado al sonido de sus sujeciones materiales, mostrando que no pasaban de ser puramente casuales y accidentales, y que igual y por mas delicada y permanente manera, por mas espiritual y extramaterial modo puede surgir en mil distintas materias. Y, gteniendo yo mas vida tengo menos libertad? ¢Serd posible que la técnica, inventada por la vida, libre al sonido dle tener que producirse en el misio material natural —en la garganta del hombre, en los susurros de la selva movida por el natural viento, en las resonancias monétonas del eco en- tre montafias—, y que no esté ella trabajéncose en sus entra- fias otros instrumentos més finos en que ejecutar su melodia vital, otros aparatos mas sutiles que esos de carbono, oxigeno, hidrégeno, hierro... en que actualmente parece ejecutar, como con orquesta algtin tantico bronca y primitiva, los universos so- noros y magnificentes cle sus pasiones e ideas? iQue el cambio de material en que surja el mismo universo sonoro —orquesta unasrveces, cliscos otras...— esté al alcance de la Vida y no lo esté el cambiarse el material cle su cuerpo en que ejecuta una sinfonia patética, apasionada, cuasi una fanta- sia... infinitamente mas intima e interesante que los universos sonoros cle nuestra mtisica instrumental! ¢Que ha de poder la Vida menos sobre su orquesta intima que lo que puede sobre la orquesta de nuestros conciertos? ¢Con mas Vida, va a tener menos libertad que el mas vulgar oel mas genial cle nuestros compositores? Todo este largo paréntesis, que bien se puciera excusar, se encaminaba a poner nuestra alma en tono poético, vinico en que podran ser leiclas con provecho las paginas siguientes. E) epiteto de edificantes se ha reservacdo, por una tracicién literaria respetable, para hablar de ciertos escritos religiosos, ascéticos mas especialmente; filosofia edificante quisiera que re- sultara la que a continuaci6n voy a dlesarrollar. Y para devolver a la filosofia esta propiedad que en otros tiempos posey6, cuando no se habfa separado atin de la poesfa y del mito, es preciso que en ella hable el hombre entero y no sdlo la inteligencia. Por este motivo he dado a la obra presente el titulo de filoso- fia en metdforas y en pardbolas. Metafora es la palabra griega que viene a significar lo que nuestra frase castellana de decir una cosa por otra; y el universo metaforico se integraria y quedaria perfecto si pudiéramos

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