TESEN
XVI
del devenir de las concepciones teatrales de Ibsen, la critica y
el mismo autor han sefialado ciertas constantes presentes en la
totalidad de su obra. Un cuarto de siglo después de su publica-
cidn, Ibsen reley6 Catilina y afirmd: «Muchos temas que apa-
recen en mis obras posteriores —la oposicién entre la aptitud y
el deseo, entre la voluntad y la posibilidad, la tragicomedia
del individu y la humanidad- estan ya alli»*
«UNA CASA DE MUNECAS: FINAL ABIERTO Y VERDAD
SUBJETIVA
Seguin lo sefialado en esta Introduccién, Una casa de mutie-
cas es uno de los textos candnicos del drama moderno y res-
ponde fielmente a las estructuras de dicha poética. El realismo
escénico y la exposicién de una tesis social; el personaje
referencial que garantiza el vinculo reconocible entre teatro y
sociedad; la acci6n interna del protagonista y el valor del si-
lencio, de la palabra interna (no sélo de la palabra dicha a otro
personaje o al espectador); el encuentro personal en el que
Nora revela su verdad a su marido; la red simbolica disemina-
da por toda la obra para oponer «lo aiiifiado» a «lo adulto»; el
enfrentamiento entre individuo y ciudadano; la gradacion de
conflictos, la importancia del pasado recuperado a través de
los relatos en dosis estratégicas; la inscripcion de la ilusion de
cientificismo naturalista a través del Doctor Rank; el final
abierto y su combinacion con el personaje-delegado; el pasaje
del melodrama a la tragedia, la inclusion del villano idealista,
son algunos de sus procedimientos constructivos”.
H. Ibsen,
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i. Citado por Jofge Lafforgpe,, liminar»,
EL pato salvaje, 197), p. TX. e A
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INTRODUCCION @ Corre XXXVI
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En su andlisis Karina Giberti recupera las primeras anota-
ciones de Ibsen para esta pieza, bajo el titulo «Notas para una
tragedia contemporanea», que datan del 19 de octubre de 1878
-un afio antes de la conclusion de la pieza~ y parten de un
comentario sobre las diferencias en el tratamiento a hombres
y mujeres. De acuerdo con el estatuto de observador y recreador
que asume el dramaturgo en el realismo, Ibsen apunta en sus
notas que advierte en la sociedad «dos tipos de leyes espiritua-
les y dos tipos de conciencia, una para los hombres y una para
las mujeres. No se entienden entre si, pero en los asuntos prac-
ticos de la vida las mujeres son juzgadas por la ley de los
hombres, como si fueran hombres y no mujeres»™., Ibsen se
valdré de la relacién Nora-Torvald para la exposicion de una
tesis principal: es necesario reconsiderar el rol social de la
mujer, es necesario resolver de alguna manera la tensin entre
«las dos leyes espirituales y los dos tipos de conciencia».
Pero ademas Ibsen se habria basado en una historia real.
Recuerda Giberti que
A fines de la década de 1860 Ibsen habia tomado contacto
con una joven escritora llamada Laura Smith Petersen, quien
habia realizado una novela que continuaba su pieza Brand.
Casada luego con Victor Kieler, esta mujer picid un préstamo
y cometié fraude para salvar la vida de su marido enfermo.
Cuando Ia estafa se descubrid, éste solicité el divorcio y la
custodia de los hijos de ambos. Laura Kieler fue internada en
un manicomio y sélo se le permitié su salida bajo la custodia
de su ahora ex marido. Algunos autores afirman que Ibsen no
s6l6 conocia la historia, sino que habia toma parte activa en
ella al aconsejarle a la mujer confesar lo que habia hecho ante
su esposo.JOVI JORGE DUBATTI
La tesis no clausura el sentido del texto, porque Ibsen si-
multéneamente lo dispararé hacia otras posibles lecturas. Como
bien escribe Anderson Imbert, «Ibsen no reclama la iguala-
cin de los sexos. De las mujeres amaba la gran diferencia.
Por eso Norano defiende sus derechos de mujer, sino su digni-
dad de criatura humana>®. Nora es mucho mas que un perso-
naje femenino: es una metafora de potencia incalculable. Mas
alla de las problematicas de sexo y género, Nora encarna la
figura del individuo, del ser humano rebelde que se separa de
Jos dictamenes de la doxa e impone su visién de mundo basada
en el ejercicio de la libertad y de la verdad. En ese sentido,
Ibsen podria haber escrito ~parafraseando a Gustave Flaubert
respecto de Madame Bovary- «Nora soy yo». Robert Brustein
afirma que Ibsen
--- Se inspir6 especialmente en la experiencia de su propia vida
interior, en las fuerzas que dieron forma a su desarrollo inte-
lectual, emocional y espiritual. Tbsen dise
beldes a través del andllisis de su vida interior, buceando en su
yo escondido en busca de defectos y virtudes, y exponiendo
su propio cardcter al examen y la critica despiadados",
a sus grandes re-
En Una casa de munecashay que valorar ademés la idea de
pasaje de la infancia a la madurez, el reclamo que Ibsen hace
a todo individuo de la necesidad de construir una posicin
frente al mundo. Adelantando el tpico pirandelliano de vivir
y verse vivir, Ibsen sefiala que cada hombre debe asumir la
conciencia de su lugar en la complejidad social, cuyo tejido
siempre es desafiante, nunca se convierte en un espacio de
reposo 0 tranquilizador. En cuanto a la toma indispensable de
una posicién, es muy significativo que Ibsen haya recurrido a
un final abierto, porque ello otorga a Una casa de muriecas enti-
INTRODUCCION JOKKIX
dad de problem-play, pieza dilematica. Es el espectador el que
deberd afirmar o negar la decision de Nora, e imaginar cual
fue finalmente la actitud de su esposo ante el «prodigio» que
ella le reclama. Ibsen no cierra la parabola, porque quiere
transmitir al espectador no soluciones sino problemas, no res-
puestas cerradas sino cuestionamientos que lo obliguen a tra-
bajar intelectualmente. Ibsen define su propia posicién en el
mundo como un permanente cuestionamiento. Agrega Brustein:
Aunque las piezas ibsenianas pueden ocasionalmente termi-
nar con una aparente certeza intelectual, el artista mismo se
mueve siempre entre dudas y ambigitedades. Ibsen es victima
de dramaticas antinomias, con las cuales lucha sin cesar a
través de toda su carrera. Temperalmente poco inclinado ha-
cia el centro moderado [...}, Ibsen examina primero una posi-
cién extrema, Inego su opuesta, manipulando dogmas, pero
siempre se ve forzado a adoptar en definitiva un dualismo no
dogmatico. Ibsen, pues, es un idealista cuyos ideales no se
pueden sistematizar a través de sus obras. Para Ibsen la Ver-
dad tiltima consiste simplemente en el perpetuo conflicto en-
tre las verdades particulares, y aun el rebelde debe cuidarse
de no institucionalizar su rebelién (1970, p. 59).
Verdades no absolutas sino subjetivas, puesta en suspenso
de las resoluciones, incesante cuestionamiento interior de las
posiciones asumidas, imposibilidad de hallar un punto inm6-
vil que no sea luego por necesidad sujeto a revision... La vi-
sion de Ibsen sintetiza los valores modernos de finales del
siglo XIX, pero resulta también vigente para pensar Ja incer-
tidumbre y la complejidad del siglo XI". Los dramas mo-
dernos de Ibsen tienen la extrafia cualidad de sintetizar estéti-
camente los conflictos del siglo XIX, y a la vez parecen escri-
tos ayer. Sentimos a Ibsen mas aue nuestro contemnoraneo.XL JORGE DUBATTI
nuestro coetdneo, un compaiiero en la experiencia del presen-
te, y vamos a su obra para entender lo que nos pasa hoy. Pero
ademas le atribuimos un pensamiento oracular, que no acon-
tece en el presente sino en el porvenir: la suya es una obra-
esfinge que fascina como presencia del futuro. La vigencia del
drama modemo de Ibsen hoy, y especialmente la vigencia de
Ja proyecci6n de las estructuras del drama moderno en el cine
mundial, invita a revisar otra vez qué es eso que llamamos
familiarmente «postmodernidad».
Una casa de muiecases un ejemplo notable del uso dramati-
co del tiempo en los dramas ibsenianos. El pasado resulta ab-
solutamente relevante para la definicién de las decisiones del
presente y el perfil que la vida de Nora asumird en el futuro.
Nada menos que Arthur Miller, quien ha reconocido en miilti-
ples ocasiones su deuda con Ibsen, reflexiona sobre la estruc-
tura temporal de su teatro:
Hay un elemento en el método de Ibsen que no deberia dejar-
se de lado, ni desecharse como se hace frecuentemente hoy
en dia. Sus obras, y su método, no hacen mas que revelar la
cvoluciin cualitatica de la vida, Mirando sus obras, uno esta in-
formado permanentemente de un proceso, de un cambio, de
un desarrollo. [...] Sus obras son profundamente dindmicas,
porque ese cnorme pasado finalmente estuvo pesadamente
documentado, de manera tal que el presente puede ser com-
prendido en la totalidad, como un momento en el fluir del
tiempo, y no ~como pasa en muchas obras modemas~ como
una situacién sin raices."”
Para dar cuenta del pasado, Ibsen recurre de diferentes
maneras al procedimiento del narrador interno, «aquellos per-
sonajes que cuentan a otros personajes, como al espectador, lo
INTRODUCCION XL
que ha sucedido antes de que demarre la accién»)*, Es magis-
tral su dosificacién, su distribucién estratégica de esa infor-
maci6n, que se va revelando progresivamente al servicio de la
dramaticidad. Los datos del pasado tienen el valor de una epi-
fania: revelan todo un mundo, son mucho mas que meros da-
tos informativos. Ibsen equilibra la tension entre la curiosidad
por el pasado y el suspenso, la inminencia de un nuevo acon-
tecimiento ligado al conocimiento de lo sucedido aiios atras,
E] pasado nunca regresa sin modificar profundamente la si
tuacion presente. Y George Bernard Shaw descubre una sin-
gular vuelta de tuerca sobre este procedimiento: la accién
interna del personaje no se hace visible directamente en for-
ma externa en el momento en que se produce, sino que se
recupera como pasado cuando es advertida en los aconteci-
mientos externos que el cambio interno genera mas tarde. El
didlogo final entre Nora y Torvald, y la decision de alejarse
de su casa, s6lo son posibles gracias a todo lo que ha pensa-
do, sentido y resuelto Nora en su interior a lo largo de la
pieza. Como sefiala Mario Paraj6n", los sucesos del presente
hacen que Nora esté permanentemente cambiando su mane-
ra de entender cl mundo y el pasado, sus relaciones con su
marido y con sus hijos, sin que esto se refleje en sus acciones
externas hasta el final del Acto III", Las escenas del Acto I
se leen de otra manera, en sus matices no advertidos, recién
en y desde el Acto ILI.
43. Angel Abuin Gonzalez, El narrador en ef teatro, 1997, p. 23.
44. G. B. Shaw, The quintessence of Ibsenism, 1913.
45. M. Parajon, «Introduccién» a H. Then Cava de musteene BY hate