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AT | éMovilidad social o trayectorias de clase? Elementos para una critica de la sociologia de la movilidad social 1 oo Lorenzo Cachén Rodriguez cIs Centro de Investigaciones Sociol6gicas siet9, vetwriune a4 Lorenzo Cachén Rodriguez Siendo Harvard el centro de la sociologia norteamericana (como lo prueba el que unos aftos después se aglutine alli en torno a Par- sons la flor y nata del funcionalismo sociolégico) y siendo Sorokin profesor de dicha Universidad, es todavia mas llamativo el descuido y olvido en que ha caido surobra sobre la movilidad social, precisa- mente en afios en que la sociologfa atravesaba en éste y otros terre- nos un desierto te6rico, carente de modelos analiticos. Para Boudon (19734, p. 16) «el carcter demasiado general de la teoria de Sorokin es qui24 una-de las razones por las cuales esta teorfa parece haber sido un poco olvidada por a sociologia moderna» "3, Pero junto a ello habria que sefialar, al menos, otros dos elementos que contribu- yen a esa marginacién de Sorokin. De una parte, su dificil encasilla- miento en la sociologia funcionalista ortodoxa cuyos principios fun- damentales (Parsons) atin estaban por formular. De otra, esa doble cara que hemos visto aparecer con frecuencia en este Jano de los es- tudios de la movilidad social, doble cara que permite referirse a él des- de la posicién dominante en la sociologia de la movilidad social en que entraremos en el capitulo siguiente y desde las criticas «radica- les» al papel de la escuela en la movilidad, tipo Jencks (1972) 0 Bou- don (19734); incluso se podria ir més alla y, como se ha hecho en pi- ginas anteripres, apuntar que hay en Social mobility elementos de otra sociologia. Por todo esto no es de extraiiar su olvido 0, por mejor decitlo, abandono, y de ahi también que en la actualidad, cuando esa otra so- ciologia comienza a asomar cabeza en el estudio de la movilidad so- cial, no sea extrafio ela impresin de actualidad que se siente al leer el libro de Sorokin» (Boudon, 1970b, p. 239). en Social mobility se encuentra una teoria, en cieta manera profética, de la que falta ‘omprobar si ed cierta, pero que en todo caro es refutable y por tanto cientifice, del ‘desarrollo de la crisis universitarias de los afios setentan. "© Uno de los pocos trabajos sobre la movilidad social de Sorokin es el de G. Carls- son, «Sorokin’s theory of sacial mobility en Ia obra colectiva ediada por P. J. Allen, Pitrin A. Sorokin in review, Durham, Duke Univ. Press, 1963, pp. 123-138. 8, «TEORIA Y MEDIA» FUNCIONALISTA SOBRE LA MOVILIDAD SOCIAL El impasse sociogrdfico en que se encuentra la sociologia funcional ta de la movilidad social (Bertaux, 1971) se debe, entre otras cau al olvido de la relacién que debe existir entre teoria, método y ant: lisis. Cuando Boudon recordaba la impresin de actualidad que pro- duce en nuestros dias la lectura de la obra de Sorokin, afad{a que seste libro representa una de las raras tentativas de las que ne pus decir que la sociologfa es presentada como obediente a lax nor que suscribe cualquier cientifico, cuidadoso de elaborar exque te6ricos antes de abordar los datos empiricos y consciente de la 1 cesidad de redactar esos esquemas en un lenguaje adecuado para que puedan ser puestos en relacién con estos datos» (Boudon, 1974, p- 387). Social mobility es, como hemos mostrado en el capltulo an. terior, no s6lo una obra de excepcional importancia, sino ambit una excepci6n: aunque no consiga elaborar la «teoria general de la movilidad social» que Sorokin se propone, mantiene una relacion ade (Mayer/Miller, 1971, p. 150), no logra abrir un pro- ceso de discusién que haga avanzar la teoria funcionalista de la mo- vilidad social * = nade 8.1. (QUES LA MOVILIDAD SOCIAL? ELEM! 7 {ENTOS BASICK {QUEES TA Mov! 10S EN UNA TEORIA Si se reconoce con frecuencia que «la movilidad es una de las pala- bras mas usadas del vocabulario sociolégico y una de las mas confu- sas» (Caplow, 1958, p. 113), conviene afiadir que en la expresi6n mo- vilidad social se acentiia considerablemente esa indeterminaci6n. La concepcién amplia de la movilidad social que recoge Sorokin va a su- frir en los afos cincuenta una serie de agotaciones que eliminan al- gunos de los componentes del concepto en la obra del escritor’ruso (Por ejemplo los «objetos 0 valores sociales» como unidades de la mo- vilidad social); pero hay elementos cuya entrada 0 no en el cuerpo 5 La expresién «teorla y medias es-una utilizaci6n deformada del siul lizacién deformada del titulo que da D, Bertaux a su intervencién en Ia reunién de Constanza en 1971: «Two and a half models of social structures, sefialando con ello que hay dos, y s6lo dos, representa ciones fundamentales, antagénicas de Ia estructura social» (Bertaux, 1972, p. 134), “Teoria y media» funcionalista sobre la movilided social 27 del concepto va a ser discutida hasta nuestros dias, como se vera a continuacidn. Y es esta ambigiiedad una de las raices de la falta de fecundidad que ha revelado tener el concepto «movilidad social» como instrumento teérico de andlisis. ‘Enunciados ya los elementos basicos para una teoria funcionalis- ta de la estratificacién social por miembros del Grupo de Harvard (Parsons, 1937, 1940, 1953, y Davis y Moore, 1942, 1945, 1953) y puestos los primeros contrapuntos criticos a dicha teoria (Tumin, 1953, 1955; Schwartz, 1955, y Simpson, 1956); publicada, es necesa- rio recordarlo, la Social mobility de Sorokin treinta afios antes, los so- ciélogos funcionalistas van a abordar la definicién de la movilidad so- Gal en los Congresos Mundiales de Sociologia, Segundo y Tercero, celebrados, respectivamente, en 1953 y 1956, En este dltimo presenta S.M, Lipset (en colaboracién con Zetterberg) «A theory of social mobility»: (Lipset/Zetterberg, 1972), y S.M. Miller «The concept and measurement of mobility» (Miller, 1956). El primero desarrolla~ ria su teorfa unos ahos después en Social mobility in industrial so- Giety en colaboracién con Bendix (1959). Es este afio de 1956 un mo- mento crucial en la elaboracién de una teoria funcionalista sobre la movilidad social porque representa un momento iinico: lo que alli se dice va a constituirse en la teoria, en referencia obligada, pero en bue- na medida implicita, hasta nuestros dias; tras el tercer Congreso, ape~ nas ningdn autor se ha preocupado por la articulacién tebrica de las aportaciones que han hecho los numerosfsimos estudios empiricos so- bre la movilidad social realizados con posterioridad. Y, sin embargo, paradéjicamente, en Londres no se articula minimamente una teoria funcionalista sobre la movilidad social. Campos fundamentales en la definicién del concepto permanecen ambiguos; distintos autores mantienen incluso posturas contrapuestas. Para Miller la movilidad social implica «un movimiento significa- tivo en la posicién econémica, social y politica de un individuo o es trate» y no «referida exclusivamente al cambio ocupacional» (Miller, 1956, p. 152). Por el contrario, la «simple teoria de movilidad social» ‘que Lipset y Zetterberg presentan en el Tercer Congreso Mundial de Sociologia ni siquiera ensaya una definicién y la movilidad social que ‘da descompuesta en «muchas dimensiones», tantas como tiene la es- tratificacin: ocupacionales, consumo, clase social, poder, etc. (of. Lipset/Zetterberg, 1972, pp. 161-170). Unos afios después definirn el término como «el proceso por el cual los individuos pasan de un estrato de la sociedad a otro» (Lipset/Bendix, 1969, p. 22) 0 «{...] de 218 Lorenzo Cachin Rodrigues tuna pasicién a otra de la sociedads (ibid., p. 18). Pero el «movimien- to de Jos individuos en la jerarquia de clases» (Mayer, 1956, p. 66) asi coneebido, queda sustancialmente indefinido, hasta cl extreto fp dey Jos mismos autores han de reconocer que wel concepro movi dad social es ambiguo. Los hombres pueden cambiar de osicién tlen- {fo de la estructura social de muchos modos; pero no babemen en] de esos modos es mas significativo para su sentido de progreso o de- cadencia» (Lipset/Bendix, 1959, p, 130). La ambigiteded fel concep- to leva, por ejemplo, a Barber (1957, p. 352) 2 optar por ua dehy nicién de la movilidad social que comprende ¢! movimiento, hacia arriba o hacia abajo, entre clases sociales altas 0 bajas; @ més cxactamente, el movimiento entre un papel social de jormads selege! 48 larga definicién de Barber amalgama, sin establecer priorida- des, diversos elementos conceprualmente opuestos: individiues hee a familias; ocupaciones frente a clases; posiciones freiite « estratos, etcétera, . Si para Glass y sus colaboradores, la movilidad social era «la can- {idad de movimiento en status social o posicion social por individane de origenes sociales diferentes» (Glass, 1954, p. 5) y 1 en abs os Su ocupaciGne (ibid., p. 177) pero no hay mis elaboracién reSrica del JoageRIOs NO se avanza mucho més en Ia reuni6n internacional de 326: Veremos a continuacién eémo quedan las zonas de acuerdo, de ambigtiedad y de desacuerdo del concepto tas esta seanae Movilidad social vertical y horizontal Hay entre los funcionalistas un consenso generalizado acerca de que | movilidad a que se refieren bajo el concepto «movilidad social», Teoria y medias funcionalista sobre la movilidad social 219 implica un movimiento, un cambio. De momento digamos que ese desplazamiento se produce de una posicién a otra 0 de un evratena otros y que, como éstos estén ordenados jerarquicamente, el movi, ‘lento puede ser hacia posiciones «ubicadas mas arriba o mas abajo dentro del sistema social» (Lipset/Bendix, 1959, p. 18), Por ella he plsremos de movilidad social ascendente o descenddente, aspecros nae bos de la movilidad vertical, Hay autores, y entramos ya en una importante zona nebulosa dentro del término movilidad social, que incluyen dentro de clie ae movilidad horizontal: la que se produce cuando hay un cambio «en re posiciones del mismo nivel» (Tumin, 1965, p. 143). Conviene ox. falar que, si la movilidad social es concebida como un cambio de oa. rato, no tiene sentido incluir los desplazamientos horizontales den, tro de ella, porque o bien se producen dentro de un estrato y enton. Sc5.en sentido estricto, no hay movilidad, o bien, es entre estratos y serie) por tanto, movilidad que hemos llamado vertical. Si, por el con. Hauer f Movilidad social refleja un cambio de posicién, ‘ex posible hablar de smovilidad social horizontal», tal como parece deficcincs del texto de Tumin: cambio de status/posicin del mismo nivel dane tro de la escala jerrquica. Hay que insistir en este punto de la movilidad horizontal como Parte de la movilidad social porque es, sin duda, uno de los elemen fos que mas ha influido en la equivocidad del concepto, Con avieno Sc ha diferenciado a veces el cambio de situs, del cambio de locus do el primero la movilidad horizontal de que hemos hablade Ppzrafo anterior y el segundo la movilidad geografica (of. De Miguel, 2654, 1965b). Esta segunda en la movilidad ecologica de que heblan otros autores (of. Caplow, 1958, pp. 115-116). Pero con frecuen movilidad horizontal y geografica se entremezclan y confunden y ae reduce ast un enredo entre los términos movilidad social y movi dad geogrfica. Son abundantes los escritos sobre «movilidad so Y Beogralica» (cf. entre nosotros FOESSA, 1970, pp. 341-555; De My gucl, 19652), siendo asi que el segundo fendmeno se inscribe dems ——— 20 = Lorenzo Cachén Rodrigues en donde la carga ideol6gica se hace manifiesta, como cuando Balse- fmao escribe: «La aceleracin de la movilidad social» y anade a pie de pagina: «“en el sentido Borizontal, de movilidad geogréfica”, es uns Fellas caracteristicas irreversibles de nuestra épocar (Balsemao, 1972, p. 281). Esta confusi6n esté latente en Sorokin pero es un problema Be ordenacién de fendmenos. Y, con ciertos titubeos que hemos se- Gilado, reduce la movilidad social en sentido estricto a la movilidad vertical. Lectores precipitados de Sorokin caen et el error de ver s6lo lus Ilaves en que resume el tema (¢f. Sorokin, 1956, p. 148) y ahi est4, probablemente, una de las rafces de la confusién terminol6gica — so Piimente vacia en aspectos tedricos— en torno a la movilidad social {Movilidad entre posiciones o movilidad entre estratos? Movilidad social implica deéplazamiento. Pero gquién se desplaza? sdnde se produce ese cambio? Y esta iltima pregunta nos lleva = ejestionarnos si existe un solo terreno social o por el contrario son Sarios los campos en los que pueden sufrir desplazamientos las uni- Yades de la movilidad social. Estas son preguntas para las que no ha- aremos una respuesta univoca. En Social mobility in industrial society encontramos, una junto a otra, dos concepciones del lugar en que se produce la movilidad so- Gialy el paso «de una posici6n a otra en la sociedad» (Lipset/Bendix, 41959, p18), o «[..] de un estrato de la sociedad a otro» (ibid., p. 22) {Se eambia de posicién 0 hay que cambiar de estrato? Lo primero, {fo que se adhiere Miller, implica un sistema ordenado de posicio- hes sociales que forman-un continuo social por donde se sube o se bajar mas que una escalera forman un plano inclinado o wna cuerda tuspendida verticalmente donde el ascenso/descenso se produce de fnodo casi imperceptible. Aqui el problema prictico es el apuntado por Miller, ya que en su definicign el movimiento ha de ser sigmifi- Pitivo para que se pueda hablar de tal; pero ¢cOmo apréciar que un desplaramiento es lo suficientemente significative como para consi- derar que produce un cambio? zcémo observarlo o medirlo? Pare otros autores, sin embargo, el «nico desplazamiento signifi- cative, desde el punto de vista de la movilidad social, és el cambio. de entrato, de «clase social». Aqui el juicio sobre la significatividad ‘en la definicién de los estratos. Pero cuando la unidad mévil fos Ifmites con los que se ha acotado un estrato, estamos ante Teoria y medias funcionaista sobre le movilided socal ma ‘un desplazamiento que constituye un proceso de la movilidad social. Tela sociedad a modo de escalera, siendo los peldafios estratos » Ft se ra scctiar la aleura de un peldanio a otro (of. Rogoff, 19544, p. 443). De la movilidad social a la movilidad ocupacional Un problema distinto es saber sil posicisa/estrato refeja la existen- aoe ero eeetstema jerarquizado en el que se sintetizan las diferentes Ge ones de la sociedad (poder econémico, social y politico) 0 sh gor el contrario, coexisten en la estructura social diferentes Y SuPe™” fpuestos sistemas de estratificacion. En la primers concepcisn se apo ae por ejemplo, Miller, cuando afirma que el movimieno significa- ye Per Io movilidad social se ha de producir en la «posicién econ wie ae cial y politica [...>s la postura de Lipset es Ia segunda y tras seer como «los estudios anteriores de la movilidad de clase, en Be” sera en ignorado la posibilidad de que una sociedad pueda fener Tien proporeion alta de movilidad en una de estas dimensiones (Oct pacional, consumo, clase social 0 poder) y uns proporcién baja en eaeier (Lipset/Zetterberg, 1972, p. 169), sume el coneepto en esr mh Bigtedad que él mismo apunta. Para Lipset y sus colaboradores (Ben- de. Zerterberg, Rogoff, et.) existen campos diversos en los que los Sujetos pueden cambiar de posici6n y los desplazamientos po tiene? fue ser coincidentes entre ellos: es la «inconsistencis de statues © & aut Seis movilidad social. Y en esta tesivura de malsiples escalas je- Hfrquicas en donde, de nuevo, se va. producir Is elecciGn del criter'o Scupacional como la dimensién, al principio decisiva y, posterior: cee ioea, para analizar la movilidad social. Y asi se da el salto, des- renee eropectiva, para la identificacion de ésta con la movilidad ocw- pacional o profesional. La argumencacién en que ce apy os auto- Fe oar la que vetamos en el capitulo 5 la hora de elegir la ‘cupaci6n como el criterio de status: Laocupacién de un hombre ejerce la ms poderosa de las influencis en evan aa eapee a ly as familia inmediata el lugar que ocupan en la socidad, to le auigrt gar de residencia, y determina el status ocupacional de sus hijos decide oy aeetsenienean a trabajar. El trabajo que realiza un hombre pars sean Ia vida le sei a forma caractersicay el nivel de sus tare y Eanarse J ciempo libre, influye en su afiliacién politica, limita sus intereses 22 Lorenzo Cachin Rodriguez ¥.el alcance de sus aspiraciones, y tiende a poner limitaciones en su cultura. En una palabra, con la excepcién de aquellas pocas personas cuya forma de vida y cuyo futuro esta asegurado gracias a la herencia de grandes riquezas, | ocupacién es el determinante supremo de las carreras humanas ?. Frente a esta postura que lleva a la reduccién de la movilidad so- cial al ambito ocupacional, Miller advertira que «la movilidad de las sociedades avanzadas no se puede comprender simplemente en tér- minos de estructura ocupacional» (Miller, 1956, p. 152)°. Por mas que lo ocupacional sea importante, para Miller la posiciSn/estrato es un resultado o sintesis de miltiples dimensiones: econémicas, poli- ticas y sociales, y, en esta concepcién, el aspecto ocupacional no es més que un factor més en la constitucién de la posicién/estrato y una manifestacién de la misma, aunque sea un factor/manifestacion de primera importancia. Subyace aqui una concepcién weberiana del po der tridimensional: el poder es el determinante tltimo de la jerarquia de las posiciones/estratos. Elegir la ocupacién como la dimensién para aproximarse a la mo- vilidad social supone una opcién acerca del sujeto de dicha movili- dad; opcién que no puede recaer sino en el actor individual. Sélo él puede . ¥ ésta es, como hemos visto, la alternativa adoptada por Lipset para quien la movilidad social es el proceso por el cual los individuos cambian de posicién/estrato. Sin embargo, para Miller, los cambios que recoge la movilidad social son movimientos de posiciones (posiciones de poder) y los sujetos pue- den ser tanto los individuos como los estratos. Aquellos pueden des- plazarse de posicién en términos genéricos y s6lo lo tendremos en cuenta cuando el desplazamiento sea significativo; 0 pueden cambiar * HD. Anderson y Pyfft Davison, Occupational erende in the United States, Stan ford Univ, Press, 1940, p. I (citado en Lipset/Bendix, 1959, p. 174), Hay que insisir en la ambigiedad con que Lipset (y Bendix) se mueveh en este terreno. Algunas veces parecen aproximarse a una concepcién de las clases (o eatratos) que va mis alls de su reduccionismo ocupacional: Ia clase social definida como ses tratos de la sociedad compuestos de individuos que se aceptan mutuamente como ig les en cuanto status», y afiaden: «los hombres pueden cambiar de status ocupacional cambiando el empleo, pero s6lo pueden mejorar su posicién de clase social al ser ad ‘mitidos para tener relaciones de intimidad con aquellos que ya poseen una jerarquia mis clevada» (cf. Lipsev/Bendix, 1959, pp. 295-296); en otras ocasiones rayan en un ‘materialismo vulgar (como cuando afirman, sin més, que «la influencia penetrante de luna ocupacién comin sobre la mentalidad de todos los que estén en ells es incues- sionable» (ibid, p. 175) a «Teoria y media» funcionalivta sobre la movilided social ay de estrato, de grupo social, y, en tal caso, serd un movimiento signi- ficativo. A nivel del individuo como sujeto, el aspecto ocupacional (el cambio ocupacional) puede ser aceptado como un factor decisive en cuanto refleja/produce un cambio de posici6n/estrato. Pero, para Miller, también los estratos pueden ser sujetos de la movilidad so. : puede cambiar su posicién (posicién de poder) en el conjunte de la estructura social. Recapitulando. La movilidad social es entendida por la mayor p: te de los funcionalistas, siguiendo la linea de pensamiento de Lipset, y dejando ahora al margen las ambigiedades, al menos terminol6yi «2s, en que se mueven él y sus discipulos, como un movimiento por el cual los individwos pasan de un estrato a otro, ascendiendo o des cendiendo de esta manera en la escala social, donde, ante la coexin tencia de varias de estas escalas, hay que sefialar que la ocupacional 8 aquella en la cual los corrimientos verticales tienen mayor signi catividad social. éMovilidad en sentido amplio 0 en sentido estricto? Pero que en torno a estos elementos conceptuales se aglutine implt citamente la mayor parte ‘de los socidlogos funcionalistas cuando abordan el tema de la movilidad social, no es dbice para que hayan coexistido dos concepciones diferentes acerca de la extensién del con cepto: una amplisima, la otra estricta. A ello ha contribuido la falta de concrecién de la mayor parte de los elementos tedricos bésicon que hemos repasado a lo largo de este epigrafe. Hay que advertir, ain embargo, que esta ambigiiedad sigue apareciendo todavia en nuestro dias, incluso entre autors dificilmente caliiables de foncronalian Y¥ asi, si para Bertaux (1969, p. 448) profesién, no sea simplemente una representacién grifica, sino que pretende ser sun modelo tedrico [...] sobre cmo actia un proceso dado en una sociedad particular» (Blau/Duncan, 1967, p. 195) ”. Este es el armaz6n fundamental del «modelo basico» propuesto para explicar el proceso de logro. Su instrumento estadistico vendra Proporcionado por el path, analysis que proporciona medidas que per- miten interpretar la influencia 0 peso causal, directo o/y indirecto, de una variable sobre otra. A él nos referimos con mis detalle en el capitulo 10. La estructura del modelo puede desarrollarse, sin variar los prin- cipios enunciados, descomponiendo el proceso de logro en elemen- tos constituyentes més detallados. En Duncan/Featherman/Duncan (1972) se ultima la formalizacién iniciada en Blau y Duncan (1967) sobre los diferentes tipos de variables que actiian a lo largo del pro- ceso: «background variables», «intervening variables», «career con- tingenciess y «outcome variablese. En esta extension del modelo no 7 Bl subrayado es nuestro 230 Lorenzo Cachin Rodriguez se pretende plantear una lista exhaustiva de desarrollos hipotéticos del mismo. Se trata sélo de explicitar un ntimero significativo por su importancia y comportamiento dentro de cada tipo de variables. En el primero, las variables «background», pueden incluirse diversas me- didas de la familia como estadio inicial del ciclo de vida socioeconé- mica; ademas del nivel educativo y de la ocupacién (del padre o de Ja madre), los autores incluyen el tamaio de la familia o nimero de hermanos, la clasificacién racial o étnica, la posicién del individuo en la familia y en el tiempo y espacio, las diferencias regionales, etc. (cf. Duncan/Featherman/Duncan, 1972, cap. 4, pp. 51-74). Elementos 0 factores todos ellos que caracterizan el punto de origen del individuo. Entre las variables «intervening», ademés de la cantidad de ins- truccién recibida, los autores incluyen la inteligencia, la motivaci6n y las «influencias sociales». Estas tres tiltimas pueden actuar sobre el logro directa o indirectamente a través de la educacién (¢f. ibid., caps. 5, 6y 7, pp. 75-207). Las variables que denominan «contingencias de carrera» pueden ser consideradas como una subclase de las anteriores puesto que, como ellas, se sitian entre los elementos iniciales del ci- clo de vida y los resultados finales (en un momento determinado), pero ni todos los individuos pasan por ellas ni ocurren en un orden temporal fijo. Entre ellas sefialaremos la edad del primer empleo (0 la entrada en el mercado laboral), el nivel ocupacional del primer em- pleo, las migraciones o cambios de residencia, el status conyugal, la fertilidad diferencial y su ciclo, el divorcio y'el servicio militar (¢f. ibid., cap. 8, pp. 205-253). Se podrian afiadir otras contingencias de carrera 0 promocionales y medir su influencia causal sobre el logro ‘ocupacional del individuo. Asf Balan y colaboradores analizan, junto a algunas de las citadas, la edad al contraer matrimonio, la educacién de la esposa 6 la edad de legada a la ciudad en el caso de las migra- cioncs (6f. Balan/Browning/Jelin, 1977, pp. 335 340) (of. grafi co 10.2). La dltima clase de variables que el modelo toma en consideracién son variables «resultado: la principal es el status ocupacional, pero pueden considerarse variables de este tipo, la renta percibida, la sa- tisfacci6n con la profesi6n, la identificacién con la clase social u otras, medidas de «logro subjetivor. En los grificos 10.1 (modelo Blau/Duncan, 1967), 10.4 (modelo Duncan/Featherman/Duncan, 1972) y 10.5 (modelo Sewell/Haller/Ohlendorf, 1970) pueden verse cémo intervienen en la representacién diagramatica (temporal y cau- sal) estos diversos tipos de variables. «Teoria y medias funcionalis sobre la movilidad social a El método desarrollado para estudiar el proceso de logro ocupa- cional es el path analysis, como explicaremos en el capitulo 10.3. Pero en este punto es preciso sefialar que la relacién existente entre teorfa (del logro) y método (de dependencia, por decirlo siguiendo a Bou- don) es aqui més estrecha que en otros ambitos (cf. Blau/Duncan, 1967, pp. 194-195). Pero no es s6lo la teoria del logro y «su» méto- do, Aquélla es la mds elevada y elaborada formulacion de la teorla parsoniana de estratificacién social. La ruptura con el plantesmiento de los clasicos estudios de movilidad social de los cincuenta, se pro duce manteniéndose en el mismo paradigma sociol6gico; la distancin se establece por haber logrado precisar asin mds cémo se produce el proceso por el cual «la recompensa es proporcional al mérito» (Par- sons, 1967d, p. 349). Partiendo del «indice socioeconémicos (si) de Duncan (¢f. capitulo 5.4), que permite obviar el tema de la forma- cién de los estratos (con lo cual ta sociedad, como mercado libre y competitivo, ni siquiera ha de afrontar el «coste» de las minibarrera que podria suponer la simple definicién de aquellos), el andlisix logro y (la técnica del path analysis) suponen la culminacién del plan- teamiento del pensamiento funcionalista de la estratificaci6n y movi- lidad social, por cuanto permiten medir lo que las simples tablaa o {n- dices de movilidad que se construyan a partir de los planteamientos de Lipset no alcanzaban a probar: cémo y en qué medida la recom- pensa es proporcional al mérito. La «teoria», si es que hay tal teorl sigue siendo la teorfa funcionalista de la estratificacién social, Si ve quiere, ya que alcanza un mayor grado de rigor analitico y metodo- logico, «teoria y media». 8.3, MOVILIDAD SOCIAL ¥ ESTRATIFICACION: EL MERITO COMO RUGLA La somera exposicién de los elementos basicos de la teorfa funciona lista de la movilidad social, pone de manifiesto hasta qué punto la ten ria de la estratificaci6n expuesta en la segunda parte de este trabajo, funciona como una «creencia», en el sentido de que se da por au: puesto, se aceptan los postulados derivados de ella como «la realidad misma»: las referencias a Parsons, Davis, Moore, Tumin 0 cualquie ra de los principales personajes a los que hemos visto oficiar la presentacién de aquel debate sobre la igualdad, son escasisimas, Pers ademés de dar por supuesto determinados planteamientos y lal 232 - Lorenzo Cachén Rodriguez con un mismo lenguaje (que no puede ser otro que el funcionalista, tal como se consolida en sus maestros en los afios cuarenta y cin- cuenta), la teoria de la movilidad social que exponemos se integra como una parte sustantiva de aquella teoria de la estratificaci6n. Y aqui se diluye aquel «circulo vicioso» al que, de la mano de Boudon, haciamos referencia en la introducci6n de este capitulo. Porque la teo- ria funcionalista de la movilidad social es, sin més, una parte de la teoria de la estratificaci6n: es precisamente aquélla que trata de ex- plicar los procesos de «asignacién de personas, es decir, de los acto- res, entre los roles» (Parsons, 1976, p. 114). "De la estratificacién, como proceso evaluativo, resulta, en primer lugar, una jerarquia de las posiciones, consecuencia de su «importan- cia funcional» y de la «escasez diferencial de personal dotado del ne- cesario talento» (cf. Davis/Moore, 1945). Esta red o casillero de sta- tus-roles es conveniente, a la mayorfa de los fines, considerarla como dada en los procesos de asignaci6n (allocation) de los individuos (¢ Parsons, 1976, p. 115), procesos estos que son la segunda fase de todo proceso de estratificacién (cf..caps. 3 y 4). Para Parsons el primer pro- blema asignativo que tiene toda sociedad es «la regulacién de la “co- rriente” de personas dentro del sistema de roles» (ibid., p. 116). Y esto se puede hacer por medio de tres procesos asignativos de dife- rente cardcter. 1. Los procesos adscriptivos, que son «los primeros criterios asignativos» (ibid., p. 116); 2. El sistema de designacién, por el que la decision explicita de otras personas fija la localizacién social del individuo; y 3., Un proceso selectivo no planeado que, a su vez, tiene dos sub- tipos: en uno, «los que “sucede” que alcanzan una cierta posicién son automaticamente seleccionados. En el otro subtipo el actor “pro- cura” un stattis-rol dado como meta de un esfuerzo intencional, y para alcanzar una meta tiene que vencer a sus competidoress (ibid, p- 117). Esta es la asignaci6n competitiva. Llegados a este punto conviene sefialar que el proceso de asigna- cién se puede abordar desde dos dpticas diferentes: una visién micro, es decir, desde el punto de vista del individuo que va a ser colocado fen el sistema de roles; y una vision macro, es decir, desde el punto de vista de la estructura social, de la sociedad, que va a resultar como consecuencia de este proceso de asignacién.

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