Vous êtes sur la page 1sur 5

El Boxeo: Un Combate de Cuerpo y Habitus

Tomás Ilabaca – Diego Ribba

Como primero, es justo mencionar que el boxeo es una práctica muy vacía de teoría
(Wacquant, The social Logic of Boxing in Black Chicago: Toward a Sociology of Pugilism,
1992); esto es: es una práctica que supone la internación de un habitus que modifica el
primario de quienes practican boxeo, pero solo mediante el ejercicio de este deporte. Esto dado
que el deporte supone la incorporación de normas, movimientos, etc. Mediante la práctica. No
existe, y fue corroborado en la práctica que realizamos para esta investigación, un espacio
“teórico” en la práctica del boxeo: la clase desde el primer minuto es práctica en un ciento por
ciento. La adopción de las distintas disposiciones que tiene un boxeador se produce en la
interacción del boxeador, sus compañeros, el profesor y el entorno. Es muy común en el boxeo
aprehender las disposiciones a través de la imitación de los compañeros o lo que muestra el
profesor.
Al respecto, uno de nuestros entrevistados señala: “ahí uno tratando de ver a los que sabían
mas… y ahí uno “aah, asi se hace” y tratar de incorporar técnicas al cuerpo de uno” (Alvarez,
2010).

En relación a lo anterior, es importante señalar que las disposiciones aprehendidas a través de


la práctica del boxeo, impactan en el habitus – y con ello los modos de vida – de los
boxeadores. Por ejemplo, los boxeadores que practican en el club México se someten a
intensas prácticas físicas para mejorar su rendimiento físico. Algunos de ellos, incluso, llegan a
entrenar por su propia cuenta fuera del gimnasio. Otro caso es el de la alimentación: se les
exige a los boxeadores mantener un peso determinado para la competición: las categorías en
boxeo están determinadas por peso. Sin embargo, los boxeadores se toman esto en serio y
cuidan su alimentación no solamente porque es requisito para competir: hay una conciencia de
la importancia del estado físico de cuerpo. “Aprender como boxear es imperceptiblemente
modificar un esquema corporal, la relación con el propio cuerpo y su uso; como también
internalizar un set de disposiciones que son inseparablemente físicas y mentales, y que a la
larga, transforman al cuerpo en una virtual maquina golpeadora” (Wacquant, The social Logic
of Boxing in Black Chicago: Toward a Sociology of Pugilism, 1992).
Otro punto importante a destacar en relación a la teoría de Bourdieu – y en relación a lo
anterior – es que las tomas de posición en este campo están posibilitadas únicamente por la
práctica y progreso en el aprendizaje del box. En la medida en que un alumno no progrese,
tendrá menos decisiones que tomar: hablamos de decidir entre escoger dedicarse al boxeo o
no, representar a uno u otro gimnasio, etc. El campo del boxeo está muy regulado por quienes
son autoridades en él: los representantes de los boxeadores – o “managers” –, los dirigentes
de los clubes, los dirigentes de las federaciones de boxeo, los jueces, los profesores, etc. En la
medida en que un boxeador gane prestigio (una forma de capital en este campo), tendrá más
decisiones o posibilidades que tomar. Al respecto, uno de nuestros entrevistados señala: “el ha
ayudado a varios, bueno a mí que soy uno de los principales me ha ayudado a surgir arto en
esto, toi catalogado el mejor de chile, y… el boxeador con más proyecciones que hay hasta el
momento” (Bravo, 2010). En esta cita, Oscar habla sobre como el manager ha sido
fundamental en el surgimiento de su carrera como boxeador, a tal punto que ha llegado a
erigirse como campeón nacional.

Respecto al capital, creemos que en el boxeo los más importantes son: el cuerpo, la trayectoria
(como atleta) y la técnica. Respecto al cuerpo, el boxeador busca “una relación
extraordinariamente eficiente, en el límite de la administración racional, de los recursos físicos
que constituyen su capital específico” (Wacquant, Entre Las Cuerdas: Cuadernos de un
aprendiz de boxeador, 2000). Sin embargo, dicha relación no es producto de una acción
deliberada: hay un sentido práctico pugilístico (Wacquant, Entre Las Cuerdas: Cuadernos de un
aprendiz de boxeador, 2000) que hace que el cuerpo sea cultivado. Este sentido práctico se
desarrolla a partir de la interacción con los agentes de campo. Sobre la trayectoria, esta
posicionará a los agentes en distintos lugares con mayor o menor poder: en los boxeadores,
dependiendo de su trayectoria tener, se da un mayor o menor acceso a combates, capital
económico, etc. En los managers y dirigentes significará una mayor o menor posibilidad para
representar a boxeadores que estén en alza o a contrario, boxeadores amateur. Hablando de la
técnica, este capital es acumulado por aquellos boxeadores que han practicado con mayor
eficacia y constancia, lo que les significará unas mejores disposiciones para el combate. “De a
poco aprendí que el boxeo no es tanto ir a pegar. Que uno puede tener más técnica y no pegar
tanto… y uno puede ganar la pelea ni siquiera tocándose tanto la cara” (Alvarez, 2010).
Sobre a la internación de las reglas (no en un sentido de regularidad, sino de norma), en el
boxeo se da a través de la práctica y la interacción con el campo: en tanto que no existe una
formulación explicita de estas, se transmite de manera oral e informalmente. “La moral propia
de los boxeadores profesionales está encapsulada en una sola palabra: sacrificio” (Wacquant,
Entre Las Cuerdas: Cuadernos de un aprendiz de boxeador, 2000). Para poner en contexto lo
dicho, Oscar dice: “yo era al revés, puro boxeo nada estudio entonces igual tuve hartos
problemas me costó arto salir de cuarto medio… pase casi arrastrando se puede decir” (Bravo,
2010). El sacrificio se hace a todo nivel: se posterga estudios, familia, etc. incluso,
arriesgándose a lesiones. La obediencia de reglas en este campo es crucial: es un campo
donde las posiciones de dominación ejercen una gran fuerza. Los estudiantes de boxeo deben
cumplir las normas de los gimnasios, combates, etc. a cabalidad, so pena de un fuerte
reproche.

La ilusio en el boxeo está muy presente. Oscar dice: “hay un... un… una palabra, una frase,
que dice “los boxeadores no se hacen en los gimnasios, los boxeadores se hacen con algo que
tienen en su interior un deseo, un sueño y una ilusión”” (Bravo, 2010). Los boxeadores piensan,
por un lado, que el juego que juegan es contra ellos mismos. Hay una idea de superación
personal muy fuerte en los boxeadores, quienes piensan que dar lo mejor de sí mismos es la
única manera de lograr sus objetivos: es el ideal de la auto superación. Pero este ideal
esconde la competencia acérrima que se da en este campo, la cual solo se devela en los
combates. Y esta ilusio está relacionada con una de las principales motivaciones de los
boxeadores para practicar este deporte en forma profesional: “este deporte que te brinda apoyo
y te motiva, y te da como la ilusión de poder lograr algo grande y tener, y después (ya no) salir
de la pobreza, yo creo que esa es la gran motivación de todos… de todos los boxeadores, salir
y surgir” (Bravo, 2010). Este ideal de la superación – que está ligada con la competencia –
muchas veces tiene como motor oculto el deseo de surgir socio económicamente. La ilusio es
esa aceptación de los presupuestos fundamentales que hacen que el campo se sustente, dado
que los agentes ponen su interés en él y dan la importancia necesaria. Se hacen creer que vale
la pena jugar al juego y tomarlo en serio, aunque detrás existan otras fuerzas para motivar esas
disposiciones (Bourdieu, 2005). Esas fuerzas que están, en muchos casos, se resumen al ver
el boxeo como una posibilidad de movilidad social.
Respecto al cuerpo, existe una internación de unas disposiciones que transforman el habitus
de los boxeadores. Estas disposiciones (y las tomas de posición correspondientes) sin duda
transforman el cuerpo del boxeador: lo hacen “cuerpo de boxeador”. El cuerpo en realidad no
es muy distinto al que tiene un boxeador cuando entra por primera vez un gimnasio. La
principal diferencia es que se elimina una gran parte de la materia grasa para darle más
agilidad a los movimientos. Esto se logra mediante intensas sesiones de ejercicio. Otro cambio
es la acentuación de la masa muscular: no crece abruptamente, pero se define y moldea para
lograr una mayor potencia y agilidad en golpes y movimientos. Sin embargo, una de las
transformaciones más importantes es la que se hace en el torso y cara: se trabaja estas zonas
para hacerlas más firmes y resistentes a los castigos que proporcionan los puños del
contendor. “El cuerpo del boxeador es muy distinto a cualquier deportista, porque el boxeador
te sabe recibir golpes en cualquier parte del cuerpo ¿cachai?, de la cintura hacia arriba me
entendí” (Bravo, 2010). Como el cuerpo es un capital, los boxeadores intentan aumentarlo: “hay
numerosas técnicas para mantener y multiplicar el capital corporal” (Wacquant, Entre Las
Cuerdas: Cuadernos de un aprendiz de boxeador, 2000). En este sentido, Álvarez es enfático:
“uno cuando llega aquí, llega todo suelto asi sin… no y ahora uno igual agarra fuerza poh’…
uno de repente dice “ah no no es como fuerza”, pero comparado como desde cuando uno
empezó a ahora eh es mucho… mucho el cambio “ (Alvarez, 2010).
Sobre lo anteriormente analizado y descrito, creemos estar ciertos en que las prácticas de
boxeo incorporan disposiciones, llevan a tomas de posición, posicionan a los agentes en
lugares de dominación; todo esto para impactar el habitus de quienes boxean. El boxeo es una
esperanza: es un sueño posible – una ilusión – para muchos de quienes lo practican. La
práctica y evolución en este deporte son las condiciones de posibilidad para adquirir mayor
capital y mediante eso, intentar sopesar las condiciones materiales de quienes practican este
deporte en forma amateur o profesional (como estadios en una línea de tiempo): es la
posibilidad de lograr ir más allá (superación de la pobreza). “El boxeo es un vehículo para un
proyecto de trascendencia ontológica; donde aquellos que lo abrazan buscan, literalmente,
transformarse a sí mismos en un nuevo ser para escapar la determinación común que los
afecta y la insignificancia social que con esta determinación los condena” (Wacquant, The
pugilistic point of view: How boxers think and feel about their trade, 1995).
El boxeo trasciende las puertas de gimnasio: impacta al habitus y con tal, altera el principio
generador de prácticas. El sentido práctico de los agentes que practican este deporte se ve
alterado para incorporar una práctica. Probablemente en pocos contextos la palabra incorporar
tenga un sentido tan profundo: se trata de hacer corpóreo lo que no es, que es lo social.

El Cuerpo de Box

El cuerpo del box es un cuerpo que es producido por la práctica de este deporte. Es modelado
tanto por el combate como por el preparamiento físico. El combate, como instancia de
intercambio hermenéutico de golpes, deja sus huellas en el cuerpo del contrincante. Es un
deporte que a través de los golpes, muchas veces produce heridas y lesiones. Es
particularmente notorio como muchos boxeadores profesionales tienen sus narices quebradas,
tienen cortes menores en su cara y muchos de ellos, al consultarles, mencionan que han
sufrido fracturas de costilla. Son marcas físicas que vienen de la práctica deportiva del combate
a nivel profesional. En una primera instancia, el cuerpo del boxeador amateur se distingue en
este sentido del profesional. El amateur no ha sufrido del castigo físico excesivo que recibe el
cuerpo del profesional.
En cuanto al preparamiento físico, las distancias entre ambos cuerpos se acentúan: los
boxeadores profesionales son más altos en promedio que los amateur. Tienen una masa
muscular más importante, además de menos materia grasa. El boxeador amateur es menos
rápido en sus golpes y es menos preciso. El boxeador profesional tiene un aparato físico que
posibilita una mayor velocidad de reflejos y mayor fuerza en sus golpes, además de que sabe
ocupar mejor su cuerpo para moverse, esquivar, bloquear y golpear. En tanto, ambos
boxeadores practican el mismo deporte, ambos boxeadores desarrollan las mismas
características físicas: la diferencia es la intensidad con que se desarrollan y el tiempo en que
lo hacen. La actividad física y la práctica del boxeador profesional son mucho más intensas y
prolongadas. Es común ver boxeadores profesionales que llevan años practicando el deporte, y
además lo hacen varias veces por semana (todos los días incluso). El deportista amateur, en
cambio practica el deporte en una con una menor regularidad y menor intensidad. Muchas
veces, los alumnos dejan el box por tiempos prolongados debido a sus rutinas de trabajo,
estudios, etc. Estas diferencias en la práctica del box, conllevan a que las diferencias físicas se
intensifiquen entre ambos boxeadores.
Ahora, para describir un poco el físico del boxeador, utilizaremos la misma división lógica que
hemos utilizado: profesional y amateur.
El cuerpo del boxeador amateur es un paso intermedio entre el cuerpo promedio, el de todos
aquellos que no practican algún deporte, y el del pugilista profesional. El cuerpo es
caracterizado por unas espaldas un poco más anchas que el promedio, junto con una ausencia
de barriga en una gran cantidad de los casos. Pantorrillas firmes y no voluptuosas, muslos
definidos pero no excesivamente musculosos caracterizan las piernas del boxeador. Estas
piernas surgen a partir del trote y del constante brinco que realizan los boxeadores. El torso,
como decíamos, es parecido al promedio pero se constata una cantidad de grasa menor que
la del promedio, al menos visualmente. Los brazos son definidos y tienen desarrollada una
musculatura que posibilita el entrenamiento básico. El uso de guantes desarrolla el brazo y el
antebrazo en consecuencia con el constante esfuerzo por levantar los guantes de cuero para
golpear o mantener una guardia. El antebrazo además es endurecido dada la constante
tensión que se produce al bloquear con la guardia los golpes de oponente.
El boxeador profesional tiene un cuerpo que básicamente es la evolución del cuerpo del
amateur. Un torso totalmente definido, espalda ancha, piernas esbeltas y bien definidas, una
mayor altura, brazos totalmente definidos y con una musculatura mayor. Todos los miembros
de su cuerpo poseen una mayor musculatura, sin embargo, esta no es excesiva: eso es
contraproducente con la agilidad. Otra distinción está en la altura: el boxeador profesional es en
promedio más alto que el amateur. Esto dado a que en su mayoría son hombres que ya han
alcanzado su madures física, es decir, tiene más de 21 años en promedio.
El cultivo de cuerpo del box gira en torno a dos esferas: reflejos/ agilidad y fuerza/resistencia.
Ambas esferas son igualmente importantes para el desarrollo del box y son cultivadas a partir
de las rutinas de la práctica de box.

Trabajos Citados

Alvarez, C. (2010, Junio 17). Entrevista Numero 2 de Boxeo. (D. Ribba, Interviewer)
Bourdieu, P. (2005). Las reglas del arte: Génesis y estructura de campo literario. Barcelona:
Editorial Anagrama.
Bravo, O. (2010, 06 17). Entrevista Numero 1 de Boxeo. (T. Ilabaca, Interviewer)
Wacquant, L. (2000). Entre Las Cuerdas: Cuadernos de un aprendiz de boxeador. Buenos
Aires: Siglo XXI Editores.
Wacquant, L. (1995). The pugilistic point of view: How boxers think and feel about their trade.
Theory and Society , 489 - 535.
Wacquant, L. (1992). The social Logic of Boxing in Black Chicago: Toward a Sociology of
Pugilism. Sociology of Sport , 221-254.

Vous aimerez peut-être aussi