Elaborado por LEONARDO HOLGADO V. publicado en Revista “El Despertar” de la CUT, año 2008.
Desde la crisis asiática de 1998 estamos cumpliendo ya un década de
convulsiones económicas, políticas, sociales y culturales. La ecuación que se propuso en los “felices noventas” (economía neoliberal = democracia institucional = sociedad de redes = cultura global = paz perpetua y progreso), se observa en permanente declinación y podría ser cambiada por una diferente (democracia ciudadana = comunidades en red = desafíos locales a la cultura global = economía neoliberal en crisis = guerra e incertidumbre)
Incluso prestigiosos analistas internacionales, como el especulador de
acciones de empresas a nivel mundial, George Soros, observan que la actual crisis financiera internacional culmina en desmontar el mito neoliberal: cada crisis bancaria encuentra solución en amplios programas de salvataje estatal, definitivamente el mercado no se autorregula.
La verdad es que el neoliberalismo está padeciendo exactamente lo que se
propuso combatir, porque el crecimiento económico que genera se sustenta en un aumento irracional del crédito que no guarda relación alguna con la verdadera productividad de la economía, sólo crea burbujas que crecen aceleradamente con sus promesas y se destruyen ante la menor incertidumbre.
El otro lado de la moneda es una población mundial cansada de promesas e
indignada con sus permanente exclusión y postergación que se articula en la sociedad civil y exige su merecida participación en la definición del destino común. La protesta social ha obtenido creciente adhesión de la ciudadanía y ha producido avances significativos aunque dispares en la cobertura de la protección social del estado, pero no ha podido configurar un nuevo estado de situación política, porque los actores políticos parecen no haber procesado completamente la magnitud y profundidad de los cambios acaecidos.
En nuestro país, la movilización de los sectores postergados en el período
neoliberal y en especial, dentro de ellos los trabajadores han asentado su reivindicación mayor por la vigencia del trabajo decente, y de esa forma han ido produciendo reformas urgentes a la legislación social que, por cierto, los empresarios no ven con buenos ojos y, por ello, comienzan a hablar de un clima enrarecido.
Con estas coordenadas, lo único que puede lograrse es un precario
equilibrio de condiciones sociales a la espera de observar los desarrollos que muestren las grandes tendencias descritas al inicio. Por un lado, la Derecha en sus distintas variantes propone que la salida de la crisis neoliberal está en profundizar el neoliberalismo, es decir mantener una estructura social en que el Capital se enfrente al Trabajo y lo logre flexibilizar para que se adecue a las fluctuaciones del mercado, que no teniendo capacidad de autorregulación, es una alternativa lógicamente contradictoria.
La otra alternativa es la que deben perseguir la fuerzas democráticas y
progresistas, o sea mostrar que la forma más efectiva de resolver la crisis neoliberal es generar un consenso entre el Capital y el Trabajo para que ambos factores en un esquema de Negociación Colectiva real puedan implementar la imprescindible redistribución de ingresos económicos y de poder que la ciudadanía reclama.
La verdadera Negociación Colectiva es una condición esencial de la
verdadera Democracia, la Flexibilización implica profundizar la crisis del Neoliberalismo y ante su precariedad actual el pacto social y democrático que la CUT impulsa es la alternativa prudente, comprometida, responsable e innovadora que nuestra patria necesita
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