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RAMON RODRIGUEZ (Coordinador) SER Y TIEMPO DE MARTIN HEIDEGGER. UN COMENTARIO FENOMENOLOGICO AUTORES FRANCISCO DELaRA Rab Ropaicuzz Disedo de cublerts La Salita Grisica Este libre ha contago con fa ayuda dol Ministerio de Economia y Compestividad ‘teas del proyecto de investigaciéa FFT-2012-32575 Reservados todos los derechos EI ooniraido de est obra eit ‘pivtegide pore Ley, que rable penas de eign yo ales, dems de las comespondiantes tademnisncioues poy datos Y edhicos aa quienes reprodijren, Plagisre, dsibayeren & ‘Somulraien picemeats ea todo oes pare as obve teri. ‘ecdsice o ccf, o'su Sunsformacién, ntepretacion © Gece. (én antics fade cm cualouerUpo de soporte ocamsanicada a ‘save de cualquier medi, sa la peeceptve moran (9 Puawasco ns Lana, June Jost Gancta None, Fann Grotnes, Fuancos JAnAN, RAMON RODRIGUEZ, Romero GUSTING ROSE, ‘Canses Di Sawvesras, Arsianon G. Vico y RowEnTO 1 WALTON, 205 ‘S EDITORIAL TRCNOS (GRUPO ANAYA, & 4), 2015 “Jean Tenatio Luca de Tena 15-28027 Nanded) ISBN: 972-22 509-6563-0 Depésito Legs MLIS298.2015 -——— rr—Ar rnced in Spa PRESENTACION, por Ramén Rodriguer INDICE Big, 1. LA DESTRUCCION HERMENEUTICO-FENOMENOLOGICA DE 10. un. LA PREGUNTA POR EL SER @% 1-0), por Jean Grondin EL METODO CIENTIFTOO DE LA ONTOLOGIA Y LA IDEA DE LA FENOMENOLOGIA @ 7), por Francois Joram LA EXPOSICION DE LA TAREA DE UN ANALISIS PREPARATO- RIO DEL D4SEIW G§ £11), por Rann Rodrigues » EL ESTAR-EN-EL-MUNDO EN GENERAL COMO CONSTITU- ON FUNDAMENTAL DEL DASEIV 121), por Roberto Guster 10 Rube on EA MUNDANEIDAD DEL MUNDO ( 1426, por Robes Garo Babi ron ELSEEENEL MUNDO CoMO CO-ESTAR ¥ SER Sf MISMO. EL UNO (25-27), por Ramén Rodrigues... EL SER-EN COMO TAL (28-38), por Francisco de Lard wr nnmso EL CUIDADO COMO EL SER DEL DASEIN (§§ 39-44), por Juan José Gatch NOME ens EE MARCO METODICO ¥ SISTEMATICO. SEGUNDA SECCION (45-89), por Aleintho @ PiG9 wren EL POSIBLE «SER TOTAL» DEL DASEIN'Y EL «SER PARA (VUEL- TO HACIA) LA MUERTE» (§ 45-53), por alginate @ Vigo. ‘LA ATESTIGUACION, ENEL MODO DE SER DEL DASEIN, DEUN (546, por Aleiandro @ Vigo 1s st 19 as 1st 219 269 12, 1B BIBLIOGRAFIA: HEIDEGGER EN ESPANOL ..... LOS AUTORES .. aera SER Y TIEMPO DE MARTIN HEIDEGGER EL PODER SER ENTERO DEL DASEIV ¥ LA TEMPORALIDAD COMO SENTIDO ONTOLOGICO DEL CUIDADO (§ 1-68), por ‘TTEMPOREIDAD ¥ COTIDIANIDAD. LA REPETICION TEMPO- REA DEL ANALISIS EXISTENCIAL @ 67-7), por Cas Di Sire TEMPOREIDAD B HISTORICIDAD (§ 72-79, por Roberto J - 20m ans ‘TEMPOREIDAD E INTRATEMPOREIDAD COMO ORIGEN DEL CONCEFTO VULGAR DE TIEM#O (§ 185), por Robero J Wak 338 3m 428 438 PRESENTACION ‘Vista a partir de sus efectos, la unenimidad de la critica es completa: Ser y tempo es una do las tres 0 cuatro obras més importantes del glo ix, cuyas huellas se reconocen por doquier en el pensamiento conter:- pordnéo. Le historia es bien conocida. Martin Heidegges, profesor no ‘numerario en la universidad de Marburgo, adonde habia sido llamado por recomendacién de Husserl, tras cinco intensos afios de ensefianza en ella, copta a una cdtedra oficial El decano de le Facultad le incita a que entre- gue alain manuscrito, dada la escasez de sus publicaciones. El resultado de la exigencia es Ser) tiempo, que aparece en 1927. La que habria de ser uuna de las obras mas decisivas ¢ influyentes del siglo tiene, asf, un tipico ‘origen académico, que répidamente trascenderia. A partir de ella, Heideg- es, conocido basta entonces s6lo en circulos de estudiantes como ua docente excepcional —Hannz Arendt lo amd el «xey ocuito de la filoso- fia alemanao’ (der hetmliche Konig der deutschen Philosophie)’, salta de goipe al primer plano de la escena filos6fica mundial. El pensamiento que Izrumpe con Ser y tlempo se convierte en una fuerit= permanente Ge 1a filosofia del siglo xx, que lo releeré una y otra vez com Ia conciencia de ser una de sus claves indiscutibles. Precisamente esto, haberse convertido en dlawe de la. comprensiéa de su época, ha sido determinante dela capa cidad de Ser y tiempo de rebasar ampliaments el campo de la flosofia; el at, le literatura, la psicologis, la antropologia, la sociologia y la teoloaia, haan registrado evidentes influjos de ella. Y eta hoy, tras casi noventa ailos Ge vida pitblica, sigue siendo objeto de estadio constante. Y esos mas de ochenta afios no han transcurrido en vano. Sabemos, hoy sobrela génesis y la composiciéa de la obra muchisimo mis de lo que sabian sus primeras generaciones de lectores, entre los que se encuentran algunos de los pensadores més relevantes del siglo, como Orteza, Sartre, Morlcan-Ponty, Gadamer, Mezcase, Deztida 0 Lévinas Y es que, en cfeo- to, la publican completa de todos los escritos y cursos que precedieron, ala escritura de Ser y tiempo y Ia ingente bibliogratia por ellos suscitada * CEH Arend, arin Bekdegger zum achirigten Geburtstag, Morne (1868), 7p. 292902, Bi 10 SER Y TIEMPO DE MARTIN HEIDEGGER han iluminado extrdordineriamente los ingredientes, [as influencias y los motives que condzjeron a Ja redaccion de la obra. Con ello Ser y tf2mpo ‘ba perdido la apariencie primitiva de una obra salide casi de la nada, resul- tado de un pensamiento acebado, seguro de si mismo frente a la tradicion filoséfica y plenamente consciente de sus posibilidades. Ahora Ser y tlem- (Po, 2ese al tono firme y 4 veces cortante com que se expone el pensemien- 10 y se critica la tradicién, aparece como el resultado, no del todo bien ensamblado, de un cruce de influencias y problemas que, pensado por si autor de manera poderosamente originel, no puede oculta, sin embargo, 1a bella de las tersiones que lo originan. Bl pensamiento que culmina ea ‘Ser y tiempo tiene como claro inicio el proyecto de ua «hermenéutica fenomenolégica de la facticidad», que Heidegger desazroll6, entre 1919 y 1923, asentedo en una posicin fenomenolégica propia y en discusiéa con el cokantisme y las flosofias de la vida, contexto del que conserva Jos ‘trazos inequivocos de un planteamiento trascendentel, que se traslada a Ser y tiempo. Tal proyecto puede leerse sin esfuerzo como un proyecto ‘auténemo, con los caracteres propios de una filosofia primera, pero des- igado de le problemética exclusivamente ontolésice cue domina Ser » Hlerpo. Solo en las atios de Merburgo (1923-1928), con el estudio reitera- do de la ética y la metafisica de Anst5teles, la «vida factica» se integra ‘trabsjosemente en la «cuestidn del ser», tema de Ser y tiempo, para coms- fituir lo especifico de esta obra: Ie analitice existencial como Ontologia Fundamental, le labor preliminar gue abre la posibilidad de una autéati- ca ontologia, Esta compleje génesis, hoy bien conocida, acentia, pero @ Ja vezilumina, las tensiones ya vistas por le critica entre trescendentalismo ehistoricidad, entre ontologia y facticidad, entre fenomenologia y herme- néutica. El estudio de la obra anterior 2 Ser y riempo es hoy sin. duda un recurso imprescindible para un cabal entendimiento de esta obra decisiva, de abi, quizé, el enorme interés que esa obra temprana ha suscitado en el marco académico de Ja literatura lamada «secundasian. 'Y, sin embargo, la lectura de Ser y tlempo signe resultando fastinaste por # misma. Es una experiencia constantemente repetida que el primer acercamiento a ella rara vez deja indiferente al lector, incluso si cazece de jnformacién previa. No es necesario un conocimiento de su génesis para que su lectura, directamente, cenganche». De hecho, durente mucho tiem- po, justamente cuando mas efectos ha producide, ha sido lefda sin la exhaustiva informacién actual. ¥ es que, ex medio del lenguaje abstrecte- mente ontologico 9 de la proliferacion de términos inusuales, de dificil comprensién, hay algo qué siempre llega el lector y que le hace, insensi- ‘blemente, meterse en Ja trama de la obra y encontrarse, de pronto, inmer- so en Ja tarea de descifrar gus andlisis. Probablemente [a capacidad de Heidegger, zeconocida desde sus primeros tiempos de docencia, de hacer revivir viejos problemas dela filosofia como si fueran perentoriamente PRESENTACION " actuales y de que el oyente (0 el lector) se sintiera de inmediato concerni- do por ellos, esta ya actuando desde la primera pégina de Ser 7 tiempo. Esta experiencia de lectura immediata, «ingeaua», es insustituible y es la (que mueve a buscar, de manera progresiva, una comprensién mas funda- da. El comentario que ahora presentamos pretende situarse justamente agui, en ese momento en el que el lector, movido por su propio intesés, ‘busca una ayuda en su lectura pare comprender 2 fondo el sentido del texto en el que est enfrascado. ‘Hemos caracterizado el comentario como «fenomeaologico». Con ello se pretende nombrar explicitamente el Angulo de visin desde el que se afronta Ja lectura de Ser y slempo y el hilo conductor con el que se teje el tratamiento de los diversos capitulos. Dada la complejidad y la multitad de facetas que envusive esta obra, un comentario satisfactorio de ella tiene que realizarse hoy en la forma de una cooperacién, en ia que ua equipo de emineates conocedores de Ie obra y su context pucdan con- centrar su mirada en el contenido de los diversos momentos de su estrac- tura para poder extraer de ellos todo Jo esencial. Naturalmente, el peligro de un tal comentario es caer ea Ja dispersin o en el mero agregado de temas, producto inevitable de la diversidad de autores y de enfoques. Evi- tar justamente ese escolio, ganando la profundidad que aporta la diversi- dad de miradas sin perder la unidad del punto de vista, es lo que intenta ei comentario fenomenolégico. ‘Adoptar el calificativo de «fenomenolégico» para caracterizar tun co- maentasio a Ser y tiempo implica, sin duda, una opcién de base: considerar que dicha obra es lisa y Tanamente una obra de fenomenologia, por mu cho que puedan registrarse diferencias notorias con el pensamiento de Hussecl y otros fenomendlogos, diferencias y similitudes a les que el co- mentacio har4 referencia en numerosas ocasiones. Ser y rlempo no s610 declara explicitamente que la ontologia, a cuya fundaméntaciéa se apres- ta, sélo es posible como fenomenologia, es que toda Ia obre.¢8 un ejercicio constante de andlisis fenomenolgico. Bor elio es une de las obras sefieras de la fenomenologia del siglo 30. Un comentario fenomenologico se atie- ns, pues, 2 su pretensién esencial. Pero no es este encuadramiento en le corriente fenomenolégica lo que Justifice el calificativo, «Fenomenolégicom, aplicado en concreto a ua ‘comentario de un texto filoséfico, significa al menos tres coses. En primer ugar, que el interés fundamental va dirigido a hacer ver la «cosa mismay, esto 5 el fendmeno del que hablan los textos, por tanto, a intentar que el lector vea de qué se traza en él, de qué esté hablando Heidegger en cada caso, Lo que prima es que el comentario muestre le experiencia concreta ‘que esti siendo analizada y que es la instancia primaria que justifice las ‘dimaciones y las tesis que ol autor propone. Antes que explicar el desa- rrollo que ha conducido 2 formalarias asi o el contexto filoséfice que late 12 SER ¥ TIEMPO DE MARTIN HEIDEGGER en ellas, cosas sin duda importantes en un comentario, importa ver de qué experiencia kumana se est hablando, para ue el lector pueda reprodu- Gifla y poder asi calibrar las afirmaciones del fléso% y lo ajustade de sus andlisis. ‘En segundo lugar, que la cuestién del método es una dimensién deci- siva de Ser y tlempo, xara vez tenida suficientemente en cuenta, ante lo lamativo de las tesis de la analitica existencial. El comentario fenomenc- ogico quiere resaltar la decisiva importancia que ¢l método fenomenolé- sieofhermenéutico de la obra tiene en la determinacién de fa: funcién y la GisposiciOn de los distintos-conceptos enistenciales, por lo que el lugar metodico es una clave imprescindible para medir su significado y su al- Cance. Pero también incide en el hecho de que los andlisis heideggerianos son una forma propia de praxis fenomenolégice, proveniente de la inevi- table interconexién entre cl tema bésico —la forma de ser de Ie existencia rumena— y le manera de acoeder a ella y sacarla a la luz. Mostrar Ja solidaridad entre método y tora es une exigencia obligada del comentario fenomenolégico, que responde al espiritu mismo de Ser y tlempo. ‘Por titimo, en tercer lugaz, por su estrecha relaci6n con le cuestién del método, la ateaciéa a la disposicién sistematica de las distintas partes de Ja obra és un aspecto esencial del cardcter fenomenolégico del comentario. Mucho se ha hablado sobre las diferencias entre la primera y le segunda ‘seccién de la obra y sobre la posible arbitrariedad de su constrnccién: se yha llegado a hablar de que Ser y tiempo es un patclorork. Ahora bien, un clemento imprescindible para enjuiciar esta cuestidn es ver en qué medica ‘son exigencias met6dieas lo que est en la base de la estructura de Ia obra ‘y basta qué punto su articulacién responde a la necesidad de acreditacion Ge la que una investigacién fenomenclégica no puede prescindir. Por ello elcomentario tiene que prestar una especifica atencién a la conexién tema método-ardoulacién sistemética, pues buena parte de las interpretaciones inconsistentes de Ia analitica existenciel proviene justamente de que se to- man sus conceptos abstractamente, sin considerarlos en esa conexién de~ terminante. A esta convicciOn responde el relieve que nuestro comentario daa la Introduccion de la obra y a los inicios de las dos secciones, hasta el punto de anteponer a toda Ja segunds secciGn, quizé la parte més dificil dela obra, un capitulo dedicado a zecapitular el marco maetédico y siste- snético en que se insoxibe, con el fin de sicuar correctamente su cometido, ‘El comentario sigue fielmente la o=ganizacién en secciones y capitalos de Ser y tiempo (citado siempre como ST) y se atiene, en términos gene- rales, 2 su disposicion en paragrafos. Ello responde a hecho de que Jas BRESENTACION B distintas contribuciones no han sido pensadas como artfeulos indepen- Gientes sobre temas de Ser y tiempo sino como un estricto comentasio al capitulo correspondiente, cuya estructura y contenido busca ser aclarado y explicado. No obstante, se ha procurado que tengan una cierta autono- mia, de manere que, a través de las suficientes referencias a los capitulos precedentes y a su lugar sistemético en le obra, puedan ser lefdos directa mente, en funciéa de los intereses del lecter. En general se he tomado la traduccion de Jorge Eduardo Rivera como 1 texto de referencia ea castellanc®. Se ha tenido también en cuenta la traduecién de José Gaos, ¥ en miltiples ocasiones se confrontan los tértsi- zos de ambas traduscioncs. En este sentido hemos preferido, dada la com- piejidad de le termolog'a técnica que Heidegger utiliza, no forzar una completa homogeneizacion y respetar las preferenciss de los autores, pero evitando al riesgo de confusién mediante la indicacién del comespondien- te término aleman. Las citas se hacen de acuerdo con la paginacién dei texto original alermén, I clésica edicién de Max Niemeyer. Atenerse a este paginacién tiene la ventaja de que, al ser seproducida tanto por la edicién de las Obras Completas de Ia editorial Vittorio Klostermann como por la citada traduccion de Rivera, se pueden ficiimente localizar las citas €x aleméa y en espaol, Las citas de las obras de Heidegger que no soa de Ser y tiempo se hacen siempre por el tomo correspondiente de las «Obras, Completa» (Gescomzausgabe, citada sicmpre como Gd) y se indica sa tra GD). Mientras que Heidegger aparece como tn filésofo analitico cuando en 1 §2 pregunta en tales términos por el sentido del sox, se revela en el §3 [poco mas 0 menos como un filésofo trascendental cuando detecta la pri- acta ontol6gice de la pregunta por el ser en el hecho de que le pregunta por el ser apunte 2 les condiciones de posibilidad de todas y cada una de Jas concreciones cientificas y objetivas. Los desarrollos que se habrin Ge Hevar a cabo entonces sobre la primacia dntica de Ia pregunta por el ser § 4) mostrarén, no obstante, que el hecho fundamental para no es el de la ciencia sino el del Dasein que cuida de su ser. Las ciencias mismas son ejercidas por el hombre. Los hombres no © caracterizan sélo por su capacidad pare las ciencias, sino por su intime, relacién con el ser. En uno de 'os pasajes ret6ricamente mas logrados de Ja obra presenta Heidegger algo parecido a una definicion del Dasein sesté [J caractetizado énticamente por el hecho de Que a este ente lo que Je importa de su ser os este ser mismo» (p. 12). Heidegger emplea esta formula muy freccemtemente para sugerir la impostbilidad de rebusar la pregunta por el ser!, Se refiere evidentemente al cuidado que no s6lo ca- racteriza al Dasein, sino que también lo atormenta y tanto que, n0 en vano, como ensefia Heidegger, el Dasein tiene inctinacion a eiudir la carga de esta lacerante pregunta Este clusion se manifiesta como una buida ante si mismo, toda vez que el Dasein se define precisameate por el hecho de estar siempre ante esta pregumta. «Daseve> quiere decic por tanto taxa * Comptrese ya ea les tampranss «Anctacionss ex tomo & Kaa Saspecs de 19197921 ia spelacén «le werpecincin uadameata del “yo oy" ea la qos se ota para y sadlcalmente de ‘Bitmismo> de fonna que ls experiencia fundamental ela de tx pronoyprce de liminao ets Se sump acvarente cue: Ge ua posile 7 subsigueate toms de sonocenlmto cbjesradors oom. forme als", pero dencta inspartnaa pera el samplimieato scion (2! Gd 9, 7. 30), Com plese adem 2 concpta de ee (1928), Hldegaer GA =. 12s: el ene ae carncteteao 6 eal mode que lo dersbo para él en su correspondiente ter tel munco dias diss su ser. De las Jecionescompirese G20, p #05: el serv cl ental qu en sus en se ser cae med, eerase mu propie se (ek GAZI p 220); G42, p UTI: ee oxta forma ses caracttzad Hoole al gue st propio modo de sernolle puede sr idiferente on on sentido detarninadon. 24 SER Y TISMPO DE MARTIN HEIDEGGER bin para Heidegger: estar colocado ante esta pregunta, a pesar de que se Ia esquive, Pues a pesar de que sels eluda, uno permancce en ella, a saber, en el modo de une huida ante si mismo, es decir, ante el Dasein. En los textos posteriores caracterizara Heidegger genialmente al Dasein que se quiere distraer asi de af mismo como el «sor fuera de sip. El ser fuere de si puede valer como concepto contrapuesto al Dasein en donde el «fuera de si» indica un modo, quiza el primario, aunque en cualquier caso el modo més habitual del «ahi». Coa todo lo plastica y dramaticamente que se presenta la pregunta por él «ser propio» cabe preguntarse'qué es 16 que la une con la pregun- ta por el ser tratada hasta ahora. Hasta el momento se trataba eparente- mente sélo de la explicacién nominal de lo que entendemos por «ser», exclusivamente de la condicién ontolégice previa del planteamiento cien- ‘ico del tema. Reduciéndolas a un donominador comin, ;se puede mez- lar Ja pregunta por el ser propio con Ia pregunta més general por el sentido del ser? ,Se trata de la misma pregunta? Esta pregunta se plantea ‘tanto mis cuanto que el Heidegger tardio va a tender a atenuar el peso de le pregunte por el propio ser en favor ds la pura pregunta por el ser. El Dasein, como mostraré por ejemplo en la Carta sobre el inananismo de 1946 (cf. GA.9, pp. 313-364), se distingue eminentemente por el «cuidado por el ser». Particndo del Heidegger tardio el cuidado por el sex propio se antoja antes bien como un antropomorfismo del que el pensamiento on- tohistérico quisiera distanciarse cada vez mas Pero ST habla aqui bien claro: al Dasein lo que Ie interesa es su propio ser y con esto se esté refi ends a su «poder sep» respecto del cual ha de tomar decisiones. 7En qué consisce pues en ST'el enlace? entre la pregunta general por el ser y aque- lla acerca del ser propio? En ningin sitio se encuentre expresado esto con meridiana claridad pero no cabe duda de la orientacién general de las, intenciones de Heidegger: el primer hecho es el del cuidado fandamentel por el propio ser, el propio yo. Este ser est caracterizado por Ia musrte: hho cogito ergo sum, sino swan moribundus es la certeza fundamental del Dasein, dijo Heidegger al final de ia leccién del semestze de verano de 1925 (CE GA 20, p. 437). Estamos «ahin, pero sélo por un tiempo. Esta intuicién estd resumida también en el titulo de ST. El Dasetn queda ensomibrecido 2 Thom (1990), p. 254, ve agul —con seta ato wos confusiin e dos preguates que 1 6 pueden fecua sun plentemnionto ustario En lo qnetipue intentare probar a paride Jas intencones de Heidegger como se mpican mamamsete az cuando tenga que Tesonoceie x cualguer ceso a Thoma que «propio Heidegeer no ia expusso ena dreunstanca con ods In clasdad que cable deear ota queda sugerda, no obesaaiy en panies somo a sgsieat co 1s poenca El conoepeo del lerpo (924), cl Ge 6p. al alaoe del Dasa hapeao 3 on cade caso el ser a tl axidade, cot te DSbiieo 9 notaro en la farpretacion demicante de ‘Daswoos, Ea est mismo Seaido Vee aire ef aramiento ss explo 2 GA 64 exp Bp 17-93 {LA DESTRUCCION HERMENEUTICO-FENOMENOLOGICA.. 2s por st ser-para-la-muerte, que le inspira como es natural verdadero miedo ‘porque n0 existe eseapatoria. Si por esta razén bien se puede comprender ‘caidado por su propio ser. qué relacién tienc este caidado com la pre- ta por él ser en general? Pues esta: que Ja entera comprension del ser ge dejar determiner a partir de este cuidado, y de la buida ante éi. El indicio més clocucote de ello es le tendencia del Dasein a intexpretar el sex como «atemporaly, esto es, como presencia permanente. Ser es lo que subsiste y tiene y seguiré teniendo consistencia. Estudios histéricos de Heidegecr desarrollarén de forma brillante hasta qué punto Ja interpretax ‘i6n del ser. como presencia constante se ha mantenido a Jo largo de toda Ja bistoria de le ontologia. Pero, gde dénde viene esta isistencia en Ja jencia y le consistencia si no es de la represién de la propia tempo- ralidad? La comprensién temporal del ser ha de retrotraerse hasta su fuente en el Dasein. La eposicién» del Dasein zespecto a su propio ser dicta la comprension general del ser ¥ con ello el sentido del ser por an- tonomasia. Heidegger diferenciard aqui especialmente la temporalidad propia de la impropia y, con ello, Ia correspondiente postura respecto del ser. La propia se entiende a partir del Dasein que asume radicalmente su insoslayable temporalidad, la impropia, como huuida ante esta temporali- dad, en la tranquilidad del seguir-siempre-asi. Bl programa de la dest Gién de Ie historia de Ia ontologis se zegira por le pauta de esta asuncion de la existencia temporal propia. Bien se puede ender un puente por tanto desde la pregunta por el ser propio a la pregunta por el cer en gene ral, a pesar de que ls introduccion 2 ST'las més de las veces se queda en consideraciones formales. Pero es a la vez una propiedad fundamental de toda concepcién floséfica ta de ser una corsideracion formal que todo Dasein esta Uamado a lenar de contenido (cfr. G4 29/30, pp. 421-431). Regresemos pues a Jes observaciones del § 4 de ST sobre el cuidado por el propio ser. El ser que ataile al Dasein Heidegger lo concibe con el ‘termino cexistencian. El Dasein no se deja por tanto determinar por medio de una definicién de su esencia, sino por el hecho de que «tiene que ser «en eada caso su ser como suyo> (p. 12). EI Daseim esté, no obstante, siem~ pre abocado a la vez 2 posibilidades de existencia que requieren de una slucidacién sobre si mismo, Estes posibilidades, en la medida en que sig- aifican concretas realizaciones de su existencis, se pueden caracterizar como existentivas. Estas se han de diferenciar del anilisis de Heidegger, el cual pretends comprenderse como puramente «existencial». Lo que le nteresa no son las especificas realizaciones «énticas» de ia existencia, sino, de forma més general, las estructuras que constituyen la existencia como. 1al, El anilisis del Daseix adoptard por tanto —usando el lenguaje técni- 0 que caracteriza 2 la introdueciéa, y que Heidegger abandonaré, sin embargo, poco despnés de S7— la forma de un anélisis de la existencia- Hadad de la existencia.

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