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Cee R areca Maratha eaters (¢ Guo tee eee ae cualquier 070 inmediato, el conocido comunicélogo Peace Aon a atte eee atten Bacto Cmaas toe rine een ees un gran placer? A Io largo de los ensayos que contione ese libro, se nos revela Ia dejadez de una escuela que oftece en See er oe korea eee desganadas, carentes de colorido, al aprovecharse de un Pos ede een anne en he ee a ee medios, con su empleo de la fuerza, la gracia y la alegria del Perey Res eet scan ese ee nee cam cu Meine ias eens eee meee es Peet) ° o 2 2 e ¢ a LA FIESTA DEL LENGUAJE Danie Prieto Castitto El andlisis de mensajes Si como pacientes nos aterraria tener que entrar en {ratos con un radiélogo que no supiera leer sus radiografias, como docen- tesde la comunicacién debiera de aterrarnos la idea de formar a estudiantes incapaces de leer los mensajes de difusi6n colectiva. "A ya.casi quince afios del intento de lograr esa capacitacién, los resultados no son del todo halagadores em las escuclasde comu- hicacién. Si los tradicionales andlisis de contenido resultaren insuficientes y pareiales en relacién alo que se queria averiguar, los aportes de las corrientes semiolégicas europeas no han cam~ biado demasiado las cosas, al menos en una formacion de nuestros estudiantes, Orientaremos este trabajo a reunir en primer lugar los antecedentes del andlisis de mensajes dentro Gea ensefanza de la comunicacion en América Latina: evalus femos luego la situacién actual y por ultimo haremos una propuesta Si la década del sesenta estuvo claramente marcada por la influencia de la ensefianza propia de los Estados Unidos en ella tno podia faltar la tendencia al andlisis de contenido, aun cuan- Go este fue practicado en algunos establecimientos. Si recorda- mos la definicién de Berelsox “Una técnica de investigacién para la descripcién objetiva tematica y cuantitativa del contenido manifiesto de las comu- hicaciones”, nos encontramos en presencia de un recurso cuya funciOn es cuantificar ciertos- elementos que aparecen en.un teato y reconocer la preponderancia de unos y otros, segGn le frecuencia de apariciOn. En aquel periodo fueron analizados, por ejemplo, periddicos de distintos paises en relacién con un 147 determinado tema. Se procedia.a tomar medidas de columnas,a distribuir la informacién por titulares y pie de fotos. a revisar el espacio dedicado a las fotogratias... Todo esto llevaba a una serie de conclusiones con relacién a la importancia que un periodista o un editor daban adeterminados asuntos. Se habla- ‘ba entonces de verdaderos porteros que dejaban pasar ciertas noticias y limitaban o ¢liminaban otras. Se sacaban conclusio- nes por la presencia que tenian las informaciones internaciona- les con respecto a las nacionales, y dentro de éstas la cantidad dedicada a deportes, cuestiones culturales, economia, politica, etcétera, La expresién “contenido manifiesto” no es nada gratuita: se trataba de captar exclusivamente lo que aparecia en el textoa través de métodos cuantitativos, de revisar lo que el emisor inclufa, sin sacar mayor inferencias con respecto al contexto ya intenciones que pudicran significar un estudio de elementos la- tentes, de cuestiones no manifiestas no explicitas en el mensaje ‘Orientado hacia “las comunicaciones” este andilisis limitaba 1a capacidad de lectura de otros 4mbitos de mensajes que tienen una enorme presencia en el contexte social: nos referimos no sélo al periddico, no sélo al mensaje radial o televisivo-perio- distico, sino también a otras formas como el relato, las teleno- velas, las historictas, los periddicos de tipo popular, como, en fin, una serie de mensajes que circulan en el cuerpo soci que no entran en la categoria de los grandes medios de difusi6n colectiva. La cuantificacién deja fuera algo fundamental para todo proceso de comunicaci6n: el matiz. Nos referimos con ese término @ la inanera que un determinado emisor utiliza tal o cual palabra, propone tal ocual mataforg, alude de talo cual manera 2 un personaje, situaci6n-u objeto. El-andlisis cuantitativo es capaz de matices, no puede apreciar el modo en que alguien dice algo con un doble sentido, con una sonrisa irénica, con un, guifio orientado Hacia un perceptor que bien puede captar el asunto y convertirse en un ocasional cémplice. Dice Roland Barthes que lo fundamental ‘de un mensaje se juega en los detalles. Las cuantificaciones no pueden captarlos, se quedan fen los grandes colores sin pereibir el nds minimo matiz. Andii- sis parcial © ingenuo éste, incapaz de ver todo el juego de 148 astucias que corresponde a un discurso, a un determinado tipe de mensajes. La lingttistica Junto con estos intentos, que por lo demas no fueron tan practicados como se presume en las escuelas de comunicacién. ‘se fue filtrando otro enfoque basado en una corriente distinta: Ja lingilistica. En algunos establecimientos fueron propuestas asignaturas como"Linguiistica uno" y "Linguistica dos”, con el propésito de ofrecer a los estudiantes algiin conocimiento sobre la herramienta que deben manejar de por vida: el lenguaje. A partir de Ferdinand de Saussure se ensefiaba en las escuelas la naturaleza del signo, las relaciones significante-significado, al- gunas pinceladas de fonologia, otras de sintaxis... Normalmen- te clanilisis se quedaba en una pregunta cuya respuesta notiene tun valor decisivo en el campo dela comunicacién: {Qué es ellen- guaje? ¥ alli todo lo que se puede desencadenar: Qué es elsigno, qué es el enunciado, qué el significante, qué el significado. Lo que quedaba fuera es el inmenso espacio del uso social del lenguaje, Gnico que nes puede interesar desde «l punto de vista de la comunicacién. Ello porque estamos en presencia de una utilizaci6n del lenguaje dentro de Los distintos discursos, sea el que corresponde a los grandes medios de difusién, sea el que se especifica a través del relato, 0 de Io visual. La linguistica como tal, dentro de las ramas més tradiciona- les, mis cercanas a Saussure, no tiene gran cosa que oftecer a nuestro ambito de trabajo. La lectura ideolégica Al comienzo de la década del setenta, coneretamente en 1971, fue publicado en Santiage de Chile un libro que trajo una tercera orientacién dentro del andlisis de mensajes: Para Jer al Pato Donald, Todos recordamos ese trabajo de Mattelart y Dorfman con el cual se inaugur6 para nuestras escuelas de comunicacién la lectura ideol6gica de los mensajes. Los inocen- tes personajes del mundo de Disney eran tan malvadoscomola 149 peor de las brujas que aparecian en la Cenicienta. A través de los detalles que ef mismo texto presentaba, es decir, del conte nido manifiesto. era posible descubrir una trama intima del mensaje que tenia que ver con terribles mecanismosde manip- lacion y de dominacién lanzadosa todos los vientos del planeta, Ningiin mensaje era inocente, ningtin mensaje lo es. En el mas leve gesto de! mas anifiado de los sobrinos de Donald puede uno -descubrir terribles secretos destinados a llevarnos y traemnos de la nariz, segin las oscuras intenciones delastrasnacionales y de los duefios det poder. La inmensa maquinaria, la terrible con- ‘centracién de la informaciém, la decision sobre los temas que ‘podemos leer y no podemos leer, se veia ahora complementada por una enorme cantidad de sutilezas destinadasa cerrar nues~ ‘tra capacidad de discernimiento. nuestra posibilidad de com- render lo que realmente sucede en nuestro contexto social. Los recursos de dominacién adquirian un grado de sofisticacién y de perfeccién inmerso. Dificilmente podia uno escapara las argu- cias del discurso dominante. La tinica opcién: la lectura critica, demitificacién de estos angelicales personajes del universo de las transnacionales. El ejemplo cundié como reguerode napalm y no hadesapare- ‘cido de escena, y quitn sabe si lo hara en los préximos afios. Fueron denunciados: Superman, Fantomas, El Llanero Solita- rio, Patoruzé, Batman, Lorenzo y Pepita, Popeye, Blanca Nic- ves, La Caperucita Roja, Mandrake el Mago, El Lobo Feroz,el Lobito, Los Tres Cerdito: Los intentos de lectura ideoldgica se multiplicaron: no habia profesor con cierta actitud critica que no intentara praticarlos: no habia estudiante que no fuera capaz de sefialar conel dedo a esos culpables de todo lo que nos sucede en el eontexto latinoa- mericano. Los mensajes eran traidos a las aulas, colocados sobre los pupitres y diseccionados con violentos bisturis, Nada podia quedar al margen de esta enfebrecida lectura, de esta acometida critica. Le tocé el turno muy pronto. las fotenove- las, a cuanta historieta circula sobre la tierra, alas teleseries, a todo lo que podia semejarse al esquema propuesto por Matte- lart y Dorfman. 150 Dentro de su radicalismo, este enfoque tenia y tiene conse- cvencias bastantes. negativas para la formacién de nuestros Estudiantes: Hemos denominado a este andlisis fragmentario y Sgmentante. Fragmentario porque se dedica a trabajar's6lo ‘con algunos fragmentos de discurso, con alguno que otro perso- naje suelto, con alguna que otra revista, que en definitiva no pueden ser utilizadas para una lectura de un sistema socialen su fojalidad. Fragmentante porque la lectura recorta un elemento de una realidad mucho mas compleja, lo pone sobre el pupitre, lo deshistoriza, le quita su capacidad de relacién-con otros factores,-con otros mensajes, con otros Ambitos del riquisimo campo de-la. comunicacién. Esto lleva en la practica a generali- ar Una lectura pobrisima del complejo material de los mensa- jes. tanto de difusién colectiva, como las que corresponde a ‘tros espacios sociales. Con unos pocos esquemas se pretende demitifiearlo todo, leerlo todo en profundidad, llegar hasta las _ raices del sistema social. Una actitud esquemética no deja de ser peligeosa, sea cual seaeel signo ideoldgico cone que se vista. Por fauy bien intencionado que esté el autor 0 el propulsor de una factitud critica, las resultados pueden ser desastrosos cuando se ‘ande una interpretacién prendida con alfileres, una lectura plena de generalizaciones y de pretensiones abarcantes de todos Tos sectores de una sociedad. No estamos descalificando, quede claro, la posibilidad de Iectura de esta naturaleza. Lo que nos preocupaes|a pretension de leerlo todo a través de un minimo bagaje de instramentos ‘riticos, a través de un miserable curso que se puede llamar de “Semidtica o de cualquier otra manera. El teoricismo Precisamente con la Semiiética se generalizé una euarta acti~ tud que ha tenido algunos resultados’ positivos en el contexto latinoamericano, pero que'a menudo ha degenerado en lo que podemos denominar una actitud teoricista. Orientados hacia lun andlisis del tipo cualitative, los enfoques semidticos euro- peos, sobre todo dela escuela francesa yde laitaliana, adquirie- Ist ron un fuerte prestigio en la década de los setenta y fueron adoptados en no pocos establecimientos educativos. Comencemos por los resultados que consideramos negati- vos: un establecimiento de cuyo nombre no quiero acordarme, viene dedicado hace afios al anilisis de la historieta; invirtié mas de un afto en definir el objeto de estudio; hasta ahora no ha Producido documentos y continda en una larga discusién acer ca de términos que remiten otros términos y asi sucesivamente. Segundo cjemplo, en otro establecimiento cuyo nombre ha borrado mi respetuosa memoria: un andlisis de una obra de Velazque7. que aiio a afto se reitera con nuevas generaciones de estudiantes y que va enriqueciendo una fantastica Babel termi nolégica, la cual a su vez, remite a una obra pictérica Asistimos a lo que podemos denominar una suerte de.rego- deo semidtico, un juego de palabras, una discusién infinite sobie el seritido de los términos; un tiempo gastado, mal gasta- do, sise toma en cuenta la precariedad econémica de la Univer- ssidad en el contexto latincamericano. Hay dmbitosen los cuales uno no pucde abrir la boca sin que le enfilen una bateria terminolégica. Hay Ambitos donde quien ne maneja exacia- ‘mente la palabrita que los otros esperan para au vez proponer una nueva o exhibir el tiltimo gritito pronunciado en Europa, quien no hace esto, digo, queda descalificado intelectualmente y teducido a pobre infeliz, incapaz de balbucear la divina ncia de las palabras. Esta via es absolutamente indtil, nefasta diria yo para la Formacién de nuestros estudiantes en las excuelas de comunica- cién. Sin embargo, no pocas promociones han sido lastimosa- mente contaminadas con esa verborrea. Andlisis del discurso Aludiamos anteriormente a resultados positivas del enfoque Semidtico. Si este dltimo fue definido originalmente como“el estudio de los signos en la vida social, podemos referimnos a una direccién de trabajo que intenta precisamente centrarse en Ja preocupacién que expresamos mas arriba: el uso del lenguaje en determinado contexto social. Pero el uso en toda su riqueza, clusoa través delainfinita y complicada trama de las telaciones sociales. Asi, elanalisis de los simples signos se desplaza hacia el 152 andlisis de los discursos. Y no de unos escasos ejemplos de un discurso, como pueden ser fos que aparecen en una historieta 0 en una fotonovela, sino grandes manifestaciones que abarcana determinadas Spocas y a determinados emisores. No es lo mis- mo referirse a las acrobacias ideolégicas del Pato Donald, que hacerlo respecto del ensayo en el siglo xix, dentro del periodo roméntico (Arturo Roig) o al nacimiento del discurso médico en lo que se refiere a la clinica, en los siglos xvii y xx (Foucault). Y la _mencién de los siglos aqui no es casual: el andlisis discursivo se sittia abiertamente en una perspectiva hist6rica Precisamente lo que sucede con el enfoque fragmentario es que recorta periodos, no toma en cuenta lo que sucede en el contex- 40 historico. aun cuando maneje una retérica orientada precisa mente hacia lo social y hacia lo hist6rico. El andlisis discursivo ¢s muy complicado, reqbiere de una enorme cantidad de informacién, de un esfuerzo de reconstruc eign de targos periodos histéricos. Pero ¢s la tinica manera de situar un mensaje en su verdadero contexto, de comprender las cestrategias y las argucias de quienes en un determinado periodo tuvieron et poder; de anatizar el modo en que se aproplaron de los mensajes de los sectores subalternos o la manera en que propusieron algunas alternativas a esos discursos dominantes. No es con esquemitas con los que se puede interpretar la riquisima trama de las relacions sociales. Hay que recurtir a autores y materiales, hay que reerear lo que Roig denomina el “universo discursive”, hay que analizar tanto los documentos privilegiados por su difusioncomo aquellos que aparecen como indignos para el investigador. Si esto-es dificil en un curso on un par de cursos en alguna de nuestras escuelas, habra que pensar que la tarea deberd ser encarada por investigaciones de largo aliento capaces de iluminar periodas histéricos y de cen- trar y situar mensajes que, desde un andlisis fragmentario y fragmentante, aparecen dispersos... Estamos aludiendo a una tarea lenta, a una reconstruccién del quehacer discursive de dis- tintos periodos histéricos de nuestro pais, a una relectura de periddicos y de mensajes dentro de sus respectivos cantextos, 10 que a la larga permitird, insistimos, una ubicacién de nuestros estudiantes en el quehacer discursive general. 153 YY cuando hablamos de “universe dscursivo” no nos esta refiriendo sélo.a lo impreso, al universo de lo verbal, Use Epoca, um period histsrvo, se caracesizan pot una temends complejidad de lenguajes entrccrurados: Un fin, habrd que Feferise no solo a for periddicos y a los sistemas radials, sine también al universo de la imagen, de la arquitectura, de Ia urbanistca, de a pintara, de a moda dels Comidas, et, Una Teetura de otalidad no es area de un individu, nisiquices de ue equefio grupo. Se requlere de-un esfuerzo gencralizado, de tna gran capacidad de concentracione inerpretaciOn de infor. macion. Tarea por demas difllsinduda, pero nica tarea para inientar un andiiss semidtico, una lecture en profundidad de las tendencias dscursivas de nuestra sociedad Las tendencias La_mera denuncia ideoligica no deja ver que hay discursos aque airaviesan otros, tendencias expresivas, incluso tematicas, ue han tenido una teayectoria larguisima en ia historia de Occidente. Cuando uno deshistoriza, cuando reduce cl ands s nor poocos esquenant, no purds percivir la continaidad a formas expresivas que han tenido ina fuerte presencia en todos tos seetores sociales. En lugar de pretender leer todo a traves de las paginas de una historia, hay que rccuperar esas tendon tias expresivas ¥ teméticasy revisarlas en la falenion que han ido cobrando en distintos periodos sociales. ‘ Reconocemos dos tendencias discursivas que tienen mucho que ver con los problemas comunicacionales. Nos elerimosa la fetbrica ya la podtien. La primera es por demas conocida yha audquirdo inchiso un cavaeter peyorativo, aunque rociamente se fo utilice de una manera constante. Con la sebuncla hacemos referencia ala tendencia 4 Io imaginario que aparece em todo indo o grupo cial. en eta oportunidad nosconcentare- mos exclusivamente en el anise dela narrativa particular. mente en el relato. _ pene Vayamos a la retérica. Algunas viejas definiciones: “arte de persuadir en publico”, “arte de la palabra fingida”, “arte de la palabra caleulada en Tuncién de un efecto”, “arte del buen 154 La retdriea aparecié desde sus origenes como un intento de ordenar el discurso para lograr ciertos fines, ciertos efectos en el piiblico. La pasion por las clasificaciones, por las recomenda. jones al orador, por prever todo lo que debe hacerse en el momento de relacion con la gente, atraviesa la historia toda de {a retérica, al menos como reflexién sobre la misma. Deeimos esto dltime porque la retérica, como ejer bal, como préetica social mejor, figura ya en los textos mAs antiguos de Occidente, En la Iliada yen la Odisea, los persona jesse expresan mediante recursos que fueron luego reconocidos como retéricas. Como reflexién, como intento disciplinar, nues- tro arte se remonta en el siglo v a. C. Noes el caso entraraqui a la presentacidn de los antecedentes hist6ricos y auna lista delos primeros retéricos. En cualquier manual puede encontrarse esa informacién. Digamos mejor que la retbrica, en tanto practica y “diseipli- na”, surge en primer lugar como una relacién entre iguales. Quienes la estudian, la promueven y la utilizan, son integrantes de un mismo sector social. Se trataba en la antigiledad de un recurso propio de la aristocracia griega. Esto se repite durante ¢l periodo romano, aunque comienzam entonces las alusiones al uso de recursos por parte de otros sectores de la poblacién (véase Quintiliano). El advenimiento del eristianismo marca ‘una nueva etapa de la ret6rica. Surge el inmenso capitulo de la oratoria sagrada y surge un piblico distinto. Los discursos se dirigen también al pueblo, entendido éste como las capas de soldados, artesanos, campesinos. Ademis se amplia a lo visual. Una retérica de imagenes dedicada ailustrar el contenido de las Escrituras, un momento de reencuentro entre retérica y poéti- Esta doble relacién (esa, practica y disciplina entre iguales y esa prictica hacia sectores subalternos) se mantiene hasta nuestros dias, Con periodos muy marcados: uma orientacién “laica’" durante el proceso de la Revolucion Francesa, una difusién inmensa durante el siglo xx, sobre todo en direccién 1a los sectores subalternos, una final entronizacién en los me- dios de difusién colectiva. Agreguemos a todo esto la forma en que nuestro arte se manifiesta en diferentes campos: retérica pedagégica, retérica 155 litica, retdrica religiosa, retorica publicitari retérica perio. 2¥ en Amériea Latina? reconozcamos por lo menos la ora tia sagrada,laretGrica de salon durante a Colonia latadeane, dista (que la hubo), la de las burguesias en antenan eee cbreroey artecanonsdecamie el sigh mat hoo eet opulistas (que esta, como ellos, muy Iejorde desape cee Fin, la de los medios de difusién colectiva, con sus mensaser generados en cl continente y con su inmensa cute de mene Proveniente de las grandes metrépalic Esta presence ontinia inedlume. Si bien Torodov reconact gue come want Jo disciplinar nuestro arte habria pasadoa moje tedeaiea ai hay que precisar que como practica, como us |, permanece intacto. 7 . es Poder y ornato 2Cutles ton los motivos? Qué explica tanea permanencta de cursos. de persuasion, devornate del dacunco? La nee

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