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Todas las culturas humanas desarrollaron sistemas para medir el paso del
tiempo, ese flujo que experimentamos en la sucesin de eventos, que los
conecta causalmente y que, segn parece, no tiene vuelta atrs. Cualquier
acontecimiento peridico, que se repitiera con un ritmo aproximadamente
constante, poda servir para ello: las estaciones dieron origen al ao, las fases
de la Luna a los meses y el ciclo diurno al da. La divisin de ste en horas tuvo
su origen en los relojes solares y la particin de stas en minutos y, luego,
segundos presumiblemente result de la confeccin de relojes de arena y de la
cadencia acompasada del corazn humano.
La jurisprudencia aplicable a preguntas que tengan que ver con las pequeas
escalas es la de la Mecnica Cuntica. Y sta nos dice que cuanto mayor es la
energa que se confiere a un sistema microscpico, ms pequeo es el detalle
con el que se lo observa; de all el uso de aceleradores de partculas. En el
Gran Colisionador de Hadrones (LHC) se ha alcanzado una resolucin tan fina
para la estructura de la materia, que la luz recorrera ese diminuto pxel en una
cienmilsima de yoctosegundo. Ninguna mquina fabricada por seres humanos
ha inyectado la energa suficiente en un sistema microscpico que permita ir
ms all de estas escalas. Pero existen sistemas naturales que, por un
mecanismo an no del todo comprendido, son capaces de acelerar partculas
hasta energas millones de veces mayores. Estas partculas recorren enormes
distancias en el Universo y eventualmente entran en la atmsfera terrestre: son
los llamados rayos csmicos. El ms energtico registrado hasta la escritura de
estas lneas surc el espacio experimentando un pixelado que la luz recorrera
en unas cienmilmillonsimas de yoctosegundo. Un intervalo de tiempo que nos
resulta inimaginable, absurdamente pequeo, y que nos devuelve a la pregunta
formulada ms arriba, podremos dividir al segundo indefinidamente?