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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

FACULTAD DE CIENCIA POLITICA Y RELACIONES


INTERNACIONALES

CATEDRA DE RELACIONES INTERNACIONALES

NOTAS PARA EL ESTUDIO DE LA POLITICA


EXTERIOR SOVIETICA (1917 –1982)

ROMAN FELLIPPELLI

NOVIEMBRE DE 1998
LA POLÍTICA EXTERIOR DE LA URSS DURANTE EL PERÍODO LENIN-
BREZHNEV (1917 - 1982 ):

INTRODUCCIÓN:

Este trabajo tiene por finalidad tratar de aportar algunos elementos útiles para
introducirnos a la lectura de la política exterior de la URSS, una de las dos
superpotencias protagonistas junto a los Estados Unidos del sistema bipolar
característico de la GUERRA FRÍA, período del Sistema Internacional subsiguiente
a la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
A este fin se procederá, en una primera instancia, a enunciar una serie de
características o premisas básicas que sirvan de guía para pasar luego a efectuar
una clasificación por períodos tomando como punto de referencia los mandatos
sucesivos de LENIN, STALIN, KRUSCHEV Y BREZHNEV al frente de la URSS. Se
tratará de mostrar además, cómo dichas premisas fueron alterándose en sus
formas, contenidos y objetivos de acuerdo a los desafíos que la arena internacional
presentaba a sus respectivos gobiernos.

1. CARACTERÍSTICAS GENERALES:

Siguiendo en este sentido el planteo efectuado por Edmé Domínguez Reyes 1,


podemos afirmar que cualquier acercamiento a la política exterior de la URSS no
puede hacerse al margen del estudio de los postulados del marxismo-leninismo
con respecto a la internacionalización de las contradicciones propias del modo de
producción capitalista.
O sea la lógica contradictoria y conflictiva que se establecería entre las dos
principales clases que lo conforman (el enfrentamiento entre la burguesía
poseedora de los medios de producción y el proletariado portador de la fuerza de
trabajo) tendería a trasladarse, por la lógica misma de la reproducción del capital,
por fuera de las fronteras nacionales, generalizando el conflicto entre las
diferentes burguesías internacionalizadas. Este proceso, al que Lenin denominó
imperialismo, era concebido como la fase final del capitalismo donde se darían las
condiciones objetivas óptimas para que la acción revolucionaria internacional de
las clases proletarias derrotara definitivamente a la burguesía, instaurando
globalmente la nueva era del socialismo.
La Revolución Rusa era concebida entonces como parte de este movimiento
histórico global. Como un primer paso que tendía al fin revolucionario del
capitalismo mundial; de allí el INTERNACIONALISMO PROLETARIO presente
como una premisa fundamental en las relaciones exteriores del gobierno soviético.
Sin embargo desde una perspectiva más objetiva y de acuerdo a la autora
citada más atrás, el análisis de la política exterior soviética, debe trascender lo
exclusivamente ideológico desde el punto de vista marxista y debe fijarse también
la mirada sobre el campo más pragmático de la diplomacia tradicional. No
debemos olvidar que más allá de la novedad que representaba la URSS en el
sistema internacional, sustentando una ideología que cuestionaba no sólo el statu
quo, sino la existencia misma de las grandes potencias capitalistas mundiales, en
dicho sistema, la URSS, era un estado - nación más, que se movía disputando
espacios de poder al igual que sus adversarios. Vemos entonces que, a grandes
rasgos, la política exterior de la URSS adoptó una doble modalidad:

1) IDEOLÓGICA: basada en los principios marxistas - leninistas, el


INTERNACIONALISMO PROLETARIO.

2) REALPOLITIK: orientada a garantizar la supervivencia del régimen


revolucionario, como pueden ejemplificarlo los tratados de BREST-LITOVSK de

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1918, con el que se puso fin a la guerra con el Imperio Alemán luego de la
revolución y el paradigmático tratado de no-agresión mutua RIBBENTROP-
MOLOTOV acordado en 1939 con la, en ese momento, Alemania nacionalsocialista
de Adolf Hitler.

Estas dos perspectivas se fueron combinando a lo largo del tiempo de acuerdo


a la coyuntura más o menos amenazante que el régimen soviético enfrentó. La
tendencia realista se irá acentuando paulatinamente, sobre todo después de la
Segunda Guerra Mundial, aunque sin embargo lo ideológico siguió siendo
fundamental a la hora de leer el conflicto con el capitalismo. Domínguez
Reyes resalta en esta lectura dos líneas principales:

a) INEVITABILIDAD DEL CONFLICTO CON EL CAPITALISMO: sostenida por


Lenin.

b) COEXISTENCIA PACÍFICA: desarrollada inicialmente por el anterior y


pronunciada luego por Kruschev.

2.CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES POR PERÍODO :

a. VLADIMIR ULIANOV o LENIN (1917-1924):

Su pensamiento se enmarca dentro de la doctrina marxista de la lucha de


clases leída a escala mundial, conjuntamente con la lucha revolucionaria de las
clases obreras. El objetivo era la instauración por la fuerza de la dictadura del
proletariado. De esta forma, el fin del capitalismo y del Estado burgués sería el
punto de partida para la instauración del comunismo; la materialización del ideal
más característico del historicismo marxista (el advenimiento de la sociedad
perfecta, sin clases y sin Estado).
La Revolución de Octubre acontecida en la URSS era el punto de partida de un
devenir histórico inevitable, donde las masas obreras, bajo la vanguardia del
PARTIDO impondrían un dramático final a la explotación burguesa. Dicho proceso
tendría su correlato a escala mundial expresado a través de la unión del
proletariado internacional.
Sin embargo, este presupuesto teórico tenía sus límites, dada la coyuntura
internacional y la situación interna de la propia URSS; una nación que había sido
desgarrada por dos guerras: una exterior, la PRIMERA GUERRA MUNDIAL y otra
interna, la guerra civil que culminó con la caída del régimen zarista y la llegada al
poder de los bolcheviques. Entonces este “devenir histórico inevitable” con la
URSS como vanguardia de la revolución mundial, para abarcar luego a Europa y
desde allí al resto del mundo se lo concibe ahora como un proceso más gradual y
flexible, pero que no sería menos violento: la imposición final del socialismo
sería el resultado de la victoria final del proletariado sobre la explotación
burguesa: la convivencia pacífica de ambos sistemas ideológicos es
imposible y el conflicto final, para Lenin sería inevitable.
A pesar de la supuesta inevitabilidad de este conflicto, la lucha final podría
retrasarse más de lo esperado, por lo que se hacía imprescindible como veíamos
en el punto anterior, dejar por el momento principios ideológicos y reemplazarlos
por puntos de vista más realistas para leer la situación. Por ejemplo se hacía
necesaria una tregua para que el incipiente régimen pudiera consolidarse, es por
ello que la URSS (denominación oficial del antiguo Imperio Ruso a partir de 1922)
pacta la paz con Alemania y se retira de la Primera Guerra Mundial con el ya
mencionado tratado de Brest-Litovsk.

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En este período, de acuerdo a Hugo R. Perosa 2, podemos hablar de tres
políticas específicas: a) NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA (NEP); b) LA
COEXISTENCIA PACÍFICA; c) INTERNACIONALISMO PROLETARIO

a) NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA (NEP) : Con esta medida se abordaban dos


problemáticas fundamentales para el afianzamiento interno y externo del régimen
revolucionario.
La primera de ellas tenía que ver con la convivencia del proletariado
(sujeto colectivo emancipador y revolucionario principal del pensamiento
marxista) con el campesinado, mucho más numeroso y quizás la herencia más
pesada del período zarista. Esto se torna verosímil si recordamos el fuerte atraso
en lo que hace a los avances tecnológicos - industriales del Imperio Ruso con
respecto a las potencias occidentales. No se trataba de una cuestión menor para
un país devastado social y económicamente. La “cuestión campesina” por ende,
lejos de ser sólo un problema ideológico, era una situación de la que pendía el
futuro de la revolución. ¿Qué hacer con esa gran masa de individuos sumidos en la
más absoluta de las miserias y muy superior en números al proletariado que se
concentraba principalmente en las ciudades? Contar con su apoyo era
absolutamente necesario para estabilizar el liderazgo del grupo dirigente
bolchevique en el poder y garantizar mínimamente la gobernabilidad sobre todo el
territorio del ex Imperio Ruso. Sin embargo, desde el punto de vista ideológico,
Lenin contemplaba al campesinado como una clase distinta del proletariado, con
sus propias cosmovisiones y sus propios intereses. Dado su elevado número, debía
tratársela con cautela a fin de lograr su integración a la revolución bajo la tutela,
eso sí, del proletariado (y del Partido, su “vanguardia” más esclarecida).
Las desavenencias ideológicas de Lenin con respecto a la “cuestión campesina”
provienen de su oposición a algunos intelectuales rusos de la segunda mitad del
siglo XIX agrupados bajo el nombre de NARODNICHESTVO, que según Carlos
Vilas 3 constituyó una de las experiencias originarias del fenómeno político
conocido como “populismo”.
Esta línea de pensamiento, partía de una fuerte crítica a la incipiente
industrialización emprendida bajo los zares en defensa de la comunidad campesina
rusa (“obschina”) y de la industria doméstica rural (“artel”) 4. Su propuesta
radicaba en evitar la instancia de desarrollo capitalista y avanzar directamente al
socialismo a partir de la comunidad campesina aprovechando los gérmenes del
mismo congénitos en ella.
Es de suponer que esta posición es inaceptable para el marxismo, que supone
que el advenimiento del socialismo será producto del agotamiento de las formas
de sociabilidad capitalistas. De allí que Perosa defina uno de los puntos principales
de la NEP como “...un intento de convivencia estratégica entre el proletariado
urbano y el campesinado con el objetivo de sumar a la mayoría de la población en
la lucha por el socialismo...” 5
La segunda gran cuestión (no disociada de la anterior ) de la que
hablábamos al comienzo de este punto, era la recuperación económica del
país, o sea, industrializar a la URSS (fortaleciendo al proletariado) integrando al
campesinado a una economía moderna plenamente socializada. Sin embargo, la
necesidad de obtener recursos y capitales para reactivar a la economía rusa
planteaba serias contradicciones ideológicas, ya que permitiría el desarrollo de
cierto tipo de librecambio y de capitalismo dentro de un esquema supuestamente
socialista. La realización de esta fase de la NEP, por lo tanto, le atrajo a Lenin
severas críticas.
Es interesante observar como ambas cuestiones combinaban tanto elementos
de carácter ideológico (que giraban en torno al afianzamiento del proletariado
como clase fundamental dentro de la revolución acorde con el pensamiento
marxista) como pragmáticos (asegurar la gobernabilidad y la estabilidad del

4
régimen “integrando” al campesinado al proceso revolucionario y fortaleciendo la
economía nacional).

b) LA COEXISTENCIA PACÍFICA: Este es un excelente ejemplo de cambio de


perspectivas de la política exterior soviética (verdadero anticipo de la estrategia
utilizada más tarde por Kruschev), un cambio cualitativo hacia el realismo político
- que examinábamos más arriba - orientado a la búsqueda de una
“COHABITACIÓN PACÍFICA” (tal fue la denominación utilizada) con las demás
potencias capitalistas que ya miraban con seria desconfianza a la URSS, sus
orígenes y sus planteos revolucionarios de política exterior (entre los que se
encontraban el internacionalismo proletario y la idea de la “revolución
permanente”, cuyo principal sostenedor era León Trotsky -muy crítico tanto de la
NEP como de esta medida-).
La aguda visión de Lenin de su mundo de la década del veinte, lo llevó a la
deducción de que la revolución socialista mundial no sobrevendría de inmediato,
por lo que una larga y paciente convivencia con potencias ideológicamente
opuestas era forzosamente necesaria: “Del beligerante revolucionario
internacionalista de principios de la revolución, Lenin fue adoptando
gradualmente la visión de un estadista consciente de la necesidad de una
larga convivencia con sus enemigos de clase internacionales y de una
larga sucesión de avances parciales sobre sus posiciones hasta la victoria
final.” 6
El objetivo era tratar que las diferencias con las potencias capitalistas
quedaran en el plano ideológico y no pasaran al militar, lo que pondría en peligro
la existencia del propio régimen revolucionario (situación que podría desatarse si
la URSS se inclinaba por imponer imprudentemente solamente pautas ideológicas
al diseño de su política exterior). Era imprescindible entonces el mantenimiento de
un equilibrio, que si bien era inestable ( ya que Lenin no renunciaba a la tesis del
conflicto final), evitaría una posible agresión mancomunada de las potencias
capitalistas. Era de extrema importancia no darles a éstas una excusa para unirse
en contra de la URSS. A estos fines la realpolitik le permitiría al régimen soviético
contar con un margen de maniobra importante para intentar insertarse en el
precario balance de poderes de la primera postguerra, a fin de neutralizarlo
pacientemente desde adentro (esto es, hacerlo inofensivo para la URSS) y no
apresurada y torpemente desde afuera (actitud que podría llevar al fin de la
revolución, más allá de la pretendida irreversibilidad de las leyes históricas del
marxismo).

c) INTERNACIONALISMO PROLETARIO : Es un aspecto de carácter ideológico


por excelencia. En este sentido, el objetivo era la especificación de las
modalidades que debería adquirir la lucha de clases a escala planetaria,
dadas las condiciones imperantes, donde una larga convivencia con el capitalismo
aparecía como inevitable, al menos en el corto y en el mediano plazo. 7

b.JOSEF YUGASHVILI o STALIN (1924 –1953):

El agravamiento del estado de salud de Lenin hizo posible, a pesar de sus


continuos esfuerzos por evitarlo, el advenimiento al poder de Stalin, que se
convertirá en una figura fundamental de la URSS al afianzar el rol de este país
como potencia regional (que nunca había dejado de ser), hacer frente a la
agresión de la Alemania nazi a partir de 1941(cuando no le quedó más remedio
que tomar parte en la Segunda Guerra Mundial) y consolidarla finalmente como
superpotencia nuclear durante los comienzos de la Guerra Fría. Básicamente,
podemos decir que Stalin reinterpretó algunos principios sostenidos por Lenin,

5
dándoles un contenido propio, asociados a la necesidad de supervivencia del
régimen y de su permanencia personal en el poder.
Stalin basó su estrategia en el sostenimiento a ultranza del principio del
SOCIALISMO EN UN SOLO PAÍS (ya inicialmente desarrollado por Lenin y que
acelerará su ruptura con Trotsky) con el que perseguía tres objetivos específicos:
*la consolidación de la URSS como centro (“faro”) de la revolución mundial:
“Nuestro país se yergue como una formidable roca en medio del océano de los
Estados burgueses...” 8,
*de la misma forma hacer de Moscú el epicentro político e ideológico de la
Internacional Comunista (Comintern),
*convertirse él mismo en el líder carismático y el conductor de la “victoria final
sobre el capitalismo”
Este principio “implicó no sólo la adhesión a un tipo de formación estatal sino
la conformación de una forma específica de organización del movimiento
comunista internacional que apuntaba al sostenimiento externo de la revolución
soviética como prioridad máxima para todos los partidos comunistas, de la cual
derivaban el resto de las tareas vinculadas a la expansión del modelo por todo el
mundo.” 9. Esta no era una cuestión menor. El sostenimiento de este principio
desde el “centro socialista mundial”, brillantemente puede leerse desde los dos
puntos con los que más arriba habíamos propuesto ver la política exterior
soviética: se hacía hincapié fundamentalmente en el afianzamiento del régimen
soviético (realismo) al cual debería contribuir la acción mundial de todos los PC,
por el otro (lo ideológico), el hecho de contar con un centro socialista fuerte, haría
mayores las posibilidades de un triunfo final del comunismo.
Pero este accionar de la Internacional se tornó sumamente perjudicial para el
movimiento ya que obligó inflexiblemente a los diferentes PC en todo el mundo a
seguir políticas abiertamente contradictorias con la realidad objetiva y particular
que cada uno de ellos enfrentaba. Esto es también válido para el caso
latinoamericano. Por ejemplo, en Perú con el caso de José Carlos Mariátegui y el
bloqueo de su proyecto socialista basado en los campesinos indígenas. En
Argentina, por otro lado, el PC (una escisión del tronco del Partido Socialista), no
logró captar a los sectores obreros. Es en este punto ilustrativo la siguiente
observación de Alberto Ciria con respecto al accionar del PC argentino: “Por
supuesto, todas las desviaciones tácticas y de fondo obedecían a la concepción
internacionalista del comunismo local, que ligaba de manera harto estrecha (y no
precisamente dialéctica) la suerte de la Unión Soviética al mando de Stalin con
nuestra propia suerte, sin ver que el problema era justamente el opuesto: de lo
particular a lo universal, y que la “cuestión nacional” era lo urgente y previo. Este
desajuste del PC frente a los hechos concretos, que reiteran todos los críticos de
su trayectoria, habrá de arrastrar lamentables consecuencias no sólo para él sino
para otras fuerzas progresistas en avance.” 10.
La acción política de Stalin hizo uso extremo de la violencia a fin de
consolidar su liderazgo. El primer paso fue la eliminación de cualquier foco de
oposición interna, más exactamente hablando del bloque liderado por Trotsky,
Zinóniev y Kámenev (los dos primeros fueron expulsados del Comité Central del
partido en 1927). El segundo, fue terminar con el problema agrario (la
colectivización de la agricultura).
A fin de resolver ambas cuestiones, Stalin fue sumamente práctico y no
escatimó en recursos (ni en escrúpulos). La estructura partidaria fue “purgada”
mediante la persecución y la aniquilación directa de todo opositor (tarea en la que
la policía política soviética, liderada por Lavrenti Beria; cumplió una “prolífica”
actuación) 11. La consolidación de este estilo político marcaría a fuego el posterior
desarrollo del régimen revolucionario, que fue deformando paulatina y
violentamente los objetivos primigenios de la Revolución de Octubre. El intento de
crear una “era de la igualdad” terminó con la instauración de una dictadura
burocrática que estratificó diferencialmente a la sociedad desde lo político (cuando
en realidad se había pretendido liberarla de sus divisiones económicas). De esta

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forma la explotación económica se convirtió en opresión política o como sostiene
Giovanni Sartori: en el supuesto “reino de la igualdad” se había creado a una
nueva clase, la de los “iguales más iguales que los demás”.
Con respecto a la cuestión agraria, la respuesta fue el I Plan Quinquenal
que perseguía la intensificación “en todos los frentes” de la lucha de clases para la
imposición final del proletariado: “El XV Congreso partidario, de 1927, marcó el
abandono de los principios de la NEP y su reemplazo por la colectivización total de
la agricultura, con el fin de liquidar definitivamente los elementos capitalistas que
se habían beneficiado durante la vigencia de la misma, y superar los atrasos del
agro respecto a una industria para ese entonces mayoritariamente socializada.”
12. La colectivización forzada costó la vida a miles de familias campesinas:
“La lucha en el campo se hizo encarnizada y a la ferocidad de clase de los
terratenientes se le opuso una gigantesca oleada de ejecuciones, deportaciones y
confiscaciones por parte del régimen soviético que, sumadas a las muertes por
hambre y enfrentamientos civiles, costaron la vida a millones de personas, en
particular pertenecientes al campesinado medio -el sector al que Lenin y tantos
dirigentes bolcheviques habían procurado captar en sus formulaciones teóricas y
en sus políticas prácticas- y un rotundo fracaso de la política agrícola que, desde
entonces, se hizo crónico en el modelo soviético aún a pesar el triunfo total de la
colectivización en todo el país.” 13. Este último dato es trascendente: la URSS
nunca pudo resolver sus problemas de autoabastecimiento de su mercado interno,
debido al fracaso de su política agraria. Situación a la que intentó solucionarse sin
éxito durante la Distensión de los años setenta y que terminó siendo una de las
causas principales del colapso de la economía soviética y del régimen político que
la sustentaba en 1991.
Pero mientras tanto, durante la “era Stalin” podemos hablar, de acuerdo a
Perosa, de un proceso de “ficcionalización progresiva de la ideología
soviética” , es decir, de una permanente contradicción entre el discurso oficial,
pomposo y grandilocuente, que resaltaba de forma majestuosa los supuestos
éxitos del comunismo soviético bajo la gestión de Stalin y una realidad social que
mostraba un régimen que se volvía cada vez más autoritario, anacrónico y vetusto
tanto en los aspectos económicos como en lo político - administrativo, donde la
consolidación y el afianzamiento de una frondosa estructura burocrática
gubernamental y partidaria hacía del mecanismo de toma de decisiones un
proceso muy poco dinámico, lento y difícil . 14
La política exterior de la URSS bajo el liderazgo stalinista, también conoció, al
igual que en el período de Lenin, este derrotero entre fases ideológicas y realistas.
Siendo esto absolutamente necesario a fin de garantizar la supervivencia de la
URSS, Stalin hizo del pragmatismo un arma política que utilizó aún a despecho de
los principios ideológicos que decía defender. Si bien durante su período la URSS
se vio seriamente amenazada, este accionar perjudicó en gran medida al
movimiento comunista internacional del que, como dijimos, hizo un apéndice de
las necesidades geopolíticas de la URSS y de las suyas propias. Quizás la situación
más ejemplar y paradigmática la constituya el pacto de no-agresión (ya
mencionado) firmado en 1939 con la Alemania nazi. No porque un acontecimiento
de este tipo no tuviera antecedentes (salvando las obvias diferencias de
coyuntura, Lenin también lo había hecho). Sino porque era un tratado meramente
estratégico destinado a asegurar el frente occidental soviético, cuya firma
resultaba sumamente contradictoria desde el punto de vista ideológico. La
Internacional Comunista había señalado a partir de 1935 en su VII Congreso al
fascismo como su principal amenaza, implementando una estrategia de lucha
internacional a partir de los frentes únicos proletarios (en zonas de comunismo
consolidado) y los frentes populares (donde el mismo se hallaba en un proceso
de consolidación); estrategia política que se hizo extensiva a todos los PC.
La firma de este tratado, no sólo dejó dislocados políticamente a éstos últimos
15, sino que demostró que para Stalin la ideología marxista como tal - y en
mucha mayor medida que Lenin - no era más que un instrumento para

7
perpetuarse en el poder: “En lo que respecta a la concepción internacionalista de
los soviéticos, el pacto marcó un hito decisivo al confirmar la preferencia del
gobierno de Stalin por los métodos diplomáticos “clásicos”; es decir, una política
exterior de poder, sustentada en consideraciones básicas de seguridad, esferas de
influencia y, fundamentalmente, de prioridad al interés nacional soviético (...) no
importando cuán lejos estuvieran de los ideales marxistas.” 16
La victoria en la Segunda Guerra Mundial consolidó el liderazgo stalinista tanto
al interior de la URSS (donde el culto a su personalidad era uno de los elementos
centrales del mismo) como al frente del movimiento comunista internacional, que
lo reconoció a él y a su país en ese momento, como sus líderes indiscutidos (este
era el objetivo de la política del “socialismo en un solo país”). El incremento del
contenido de pautas de índole ideológicas en el escenario de la segunda
postguerra dejó abierto el camino para lo que sería un nuevo enfrentamiento
mundial sin precedentes, conocido como el período de la GUERRA FRÍA 17;
consecuencia de las crecientes desavenencias entre la URSS y sus aliados
occidentales una vez vencido el enemigo común, el fascismo: “Derrotadas las
potencias del eje (Berlín, Roma, Tokio), aparecieron las primeras divergencias
entre los aliados, suscitándose problemas en cuanto a las fronteras polacas, los
gobiernos impuestos por la URSS en Europa Oriental, la Guerra Civil en Grecia y la
administración común de Alemania, entre otros temas,...” 18
Característico de este período fue la consolidación de zonas de influencia o
bloques en torno a aquellos dos países que dominaban la arena internacional
luego de 1945: la URSS y los Estados Unidos. El esquema resultante fue un
SISTEMA BIPOLAR RÍGIDO, con ambas superpotencias como cabezas de sus
respectivos bloques, cada uno organizado de manera particular. El bloque
occidental, liderado por los Estados Unidos, se estructuró en ese momento en
torno a la política del “cerco comunista” o “Contención” (diseñada por George
Kennan), de alianzas defensivas como la OTAN (creada en 1949) 19 y acuerdos
de ayuda económica, como el Plan Marshall para Europa (1947) y los acuerdos
bilaterales con Japón. El bloque oriental, con la URSS a su frente, respondió con la
creación del COMECON (acuerdo de índole económica) en 1949 y más tarde con
la firma de un acuerdo militar en 1955, el PACTO DE VARSOVIA, contraparte de
la OTAN.
“Cuando murió Roosevelt ya era tarde: ya se había celebrado la Conferencias
de Yalta, y cuando Truman llegó al poder, el mapa estaba repartido. En Potsdam,
Truman fue despectivo con Stalin. Sabía lo que tenía entre manos: la bomba
atómica (...) Había comenzado la guerra fía” 20. La “cortina de hierro” se había
bajado.

c.NIKITA KRUSCHEV (1953-1964):

La aparición del arma nuclear en el escenario estratégico internacional en 1945


(la URSS realiza su primera explosión nuclear en 1946) fue el elemento final que
terminó de definir el perfil de la Guerra Fría. La URSS se había transformado de
una potencia clásica regional en una superpotencia nuclear cabeza del bloque
oriental. El régimen comunista llegado al poder luego de 1917 enfrentaba una
nueva etapa.
La muerte de Stalin en 1953 marcó un giro fundamental en la vida política de
la URSS. Su sucesor, Nikita Kruschev, anunció una nueva etapa en la que el
liderazgo stalinista basado en el terror político y en el culto de su persona se había
agotado.
El 14 de febrero de 1956 se reunió el XX Congreso del Partido Comunista
de la URSS en el que Kruschev denunció los métodos sangrientos utilizados por
Stalin iniciando el período conocido como “desestalinización” (proceso que se
acompañó con una incipiente apertura económica y cultural) : “ la autocrítica
encabezada por Kruschev permitió que, a partir de su crudo diagnóstico sobre el

8
abuso del poder durante el período anterior, se hicieran visibles (aunque fuera
entre líneas y en breves referencias) otro tipo de errores de igual gravedad. Por
primera vez se escuchó, desde el seno del poder soviético, que la trágica invasión
alemana de 1941 y la sucesión de derrotas, destrucción y muerte de millones de
personas que ocasionó se habrían debido en gran parte a las brutales purgas
internas, la obstinación, la imprevisión, la ignorancia y los errores del propio
Stalin. A renglón seguido, se reconoció también la monstruosidad que habrían
implicado las deportaciones masivas de millones de soviéticos de pueblos enteros,
desde sus naciones y regiones a otras durante la guerra, bajo los absurdos cargos
de “actividades hostiles”... ” 21.
En el mismo congreso también anunció una nueva modalidad de política
exterior (que traería aparejadas profundas transformaciones del escenario de la
Guerra Fría y por ende del Sistema Internacional) conocida bajo el nombre de
“COEXISTENCIA PACÍFICA” (idea que como dijimos, fue trabajada
anteriormente por Lenin). La misma era una política basada en una novedosa
interpretación de los principios básicos del marxismo - leninismo: constituía una
“crítica a la exportación de la revolución; (...) a la tesis de la inevitabilidad
de la guerra...” 22 (desde donde se aleja de la posición sostenida por Lenin) y
que postulaba “la diversidad de vías hacia el socialismo y la posibilidad de
acceso por medios pacíficos y democrático burgueses al mismo...” 23.

La COEXISTENCIA PACÍFICA concluía que la imposición final del


socialismo se daría por medios pacíficos dada su intrínseca superioridad
cualitativa con respecto al capitalismo, el que se derrumbaría por sí mismo
como consecuencia de sus propias e insalvables contradicciones internas.
Si bien esta política postulaba que una convivencia entre países con
diferentes sistemas sociales e ideológicos era posible, esto no significaba
para la URSS renunciar a la competencia económica, política, social e
ideológica entre ambos sistemas.

Como consecuencia de esta política el escenario de la Guerra Fría se irá


desplazando lentamente de Europa al Tercer Mundo haciendo de éste su nuevo
teatro de operaciones y redefiniendo los términos por los cuales dicho conflicto se
había desarrollado hasta ese momento. 24
Consideramos menester mencionar aquí que en 1955 -un año antes del XX
Congreso del PCUS- se produjo en Bandung (Indonesia) la trascendental reunión
de países afroasiáticos. Como corolario de la misma, se dio a conocer un
manifiesto de diez principios de “coexistencia pacífica”, completamente distinta a
la que presentaría el líder soviético un año más tarde en el mencionado congreso.
En 1956 la URSS propuso replantear ideológicamente su política frente a
Occidente. Cabe señalar que: “...en la visión de Kruschev la política de
coexistencia pacífica estaba referida especialmente a las relaciones URSS -
Estados Unidos y URSS - Europa Occidental, pero no inhibía la política
exterior de gran potencia de los soviéticos hacia otras regiones que se
tradujo en un activo apoyo a los movimientos descolonizadores y de
liberación que por entonces sacudían a la periferia capitalista. El creciente
involucramiento soviético en los asuntos mundiales provocó importantes
transformaciones en el sistema internacional...” . 25 En 1955 por el
contrario, hizo su aparición en el Sistema Internacional la realidad de una
importante serie de países a los que A. Sauvy caracterizó con el término de
TERCER MUNDO, los que por su parte deseaban replantear sus posiciones frente
a las dos grandes superpotencias (la cumbre de Bandung es uno de los
antecedentes más importantes de lo que más tarde, en 1961 sería el Movimiento
de Países No Alineados).
Esta política soviética iniciada en 1956 si bien tuvo amplias repercusiones,
como señalamos, para el escenario internacional, también las tuvo para la política
interna soviética y para su propio bloque. Las consecuencias de dichas

9
repercusiones tienen quizás su ejemplo más desgarrador en la intervención militar
llevada a cabo en Hungría durante ese mismo año. La muerte de Stalin, y la
ulterior crítica a su mandato, había significado un aflojamiento de la presión
política ejercida desde Moscú sobre los diferentes países del bloque. La situación
húngara se exacerbó dado el fuerte rechazo que suscitaba el régimen stalinista
instalado en el poder, lo que dio lugar a una fuerte reacción popular encabezada
por el reformista gobierno de Imre Nagy.
El alto tono de las reformas propuestas por el líder húngaro (verdaderamente
radicales, entre las que Madrilejos 26 señala: el fin del sistema de partido único,
el restablecimiento de un sistema pluralista, la retirada del Pacto de Varsovia y la
neutralidad del país -o sea conseguir para Hungría en estatuto similar al de Austria
y Finlandia-) alarmaron a Moscú que intervino militarmente en país desatando una
sangrienta represión. Con este acto, la URSS pretendió demostrar que la
“coexistencia pacífica” tampoco estaba vigente para los países de su propio
bloque, de los que no toleraría divergencias en cuanto a cuestiones de
alineamiento y disciplina.
Asimismo, si durante este período se lograron algunos avances importantes en
lo que hacía a las relaciones de la URSS con Occidente (los que se concretaron
con la firma de importantes tratados 27), también se vivieron momentos de alta
tensión tales como: el levantamiento del muro de Berlín en 1961(quizás el símbolo
más acabado del bipolarismo vigente) y la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962
(que estuvo a punto de llevar a una conflagración directa a las dos superpotencias
siendo el momento más conflictivo de toda la Guerra Fría - un excelente ejemplo
que mostró el desplazamiento del escenario de la Guerra Fría desde Europa hacia
la emergente y triste realidad de los llamados países tercermundistas,
consecuencia en parte de la política emprendida desde el Kremlin- ).
A pesar de las intenciones de Kruschev de fundar un nuevo liderazgo, no pudo
borrar todas las huellas de su antecesor . Si bien no con la virulencia del pasado,
algunos rasgos del estilo político stalinista (tales como la poca tolerancia a las
voces opositoras, la concentración del poder y la mano de hierro a la hora de
reprimir cualquier tipo de disidencia intrabloque -como en caso de Hungría-)
siguieron teniendo vigencia. No era tarea sencilla hacer olvidar lo que fueron casi
treinta años de una conducción política como la stalinista del ideario colectivo de la
sociedad civil y sobre todo de la clase dirigente soviética.

Su política de “coexistencia pacífica”, como mencionamos, poseía en Lenin ya


un antecedente. Sin embargo en importante remarcar una diferencia sustancial.
Recordemos que la propuesta leninista de lograr una “cohabitación pacífica”
constituía una medida de carácter sumamente pragmático, destinada a deshacer
cualquier tipo de pretensión de agresión mancomunada a la URSS por parte de las
potencias capitalistas. Lenin no había renunciado a su tesis que consideraba que
un conflicto final con el capitalismo sería inevitable. El planteo de Kruschev por el
contrario, parte de tomar esta idea de “cohabitación” o “coexistencia”, para
realizar una relectura original (retomemos el pensamiento de Domínguez Reyes
expresado más arriba) del carácter ideológico del conflicto con el capitalismo;
argumentando que la imposición final del socialismo se realizaría de forma
“pacífica” por ser un orden político, social y económico superior.
Las facetas más pragmáticas de la política de Kruschev tienen que ver quizás
con el sentido que adoptó esta política. Destinada a regular sólo las relaciones con
Estados Unidos y Europa Occidental, estos aspectos de realpolitik se reflejaron en
su accionar en el Tercer Mundo y en la aplicación de medidas de disciplina interna
en su bloque (caso Budapest en 1956). Las crecientes discrepancias, críticas y
fuertes polémicas ideológicas con su entorno político provocó finalmente su
desplazamiento del poder en 1964.

d.LEÓNID BREZHNEV (1964 – 1982):

10
El advenimiento de Breznhev al poder, representante de una línea de liderazgo
más “clásica”, implicó una fuerte crítica al estilo político de Kruschev: “El régimen
se orientó hacia una revalorización de las instituciones tradicionales del poder
socialista: el partido - vanguardia; el Estado fuerte; la planificación central; la
burocracia administrativa; la seguridad nacional, etc. La estructura del poder giró
hacia un estilo sobrio, rodeado de silencio y misterio, por contraposición a
Kruschev caracterizado por la grandilocuencia y la polémica pública entre
funcionarios y entre especialistas.” 28
El mundo de la década del sesenta había alterado y sustituido el escenario
político de la Guerra Fría de la inmediata postguerra, tornándolo más complejo.
Ejemplos de esto es el aumento del número de actores en el Sistema
Internacional, producto de los procesos de descolonización de esta época y la
aparición de diferentes complicaciones para ambas superpotencias al interior de
cada uno de sus bloques (por el lado de los Estados Unidos tenemos la creciente
competencia económica de Europa Occidental y Japón, producto de su
recuperación luego de la guerra; y por el lado de la URSS, nos encontramos con
sus crecientes diferencias con la China Popular). Este proceso continuó
incrementándose progresivamente a lo largo de esta década, si bien sus
resultados más patentes se revelaron con mayor nitidez durante la década
subsiguiente, en lo que sería el período de Distensión internacional .
Durante los dieciocho años que duró el gobierno de Brezhnev, podemos hablar
de un recorrido parabólico de la vida de la URSS. Un recorrido que irá de un
período de fuerte consolidación y expansión geoestratégica, al comienzo de una
etapa de decadencia que culminará en 1991 con la abrupta disolución de la URSS
bajo el liderazgo de Mikhail Gorbachov.
La década del sesenta implicó el traslado definitivo del escenario más
conflictivo de la Guerra Fría al Tercer Mundo. Brezhnev no abandonó sin embargo
las líneas principales de la política de “coexistencia pacífica”. Es decir: si bien
no buscó una confrontación directa con Occidente, sí siguió intentando
incrementar la presencia soviética en el nuevo escenario tercermundista, con su
apoyo a distintos movimientos de liberación nacional antiimperialistas y
anticoloniales. Tampoco renunció a disciplinar a los miembros de su bloque,
cuando juzgó que éstos se apartaban del camino marcado por la URSS y
cuestionaban su rol de conducción. Tal fue el caso de la Checoslovaquia reformista
de Dubcek en 1968: “El 5 de enero de 1968, Alexander Dubcek, anuncia en
Checoslovaquia un nuevo programa de gobierno que tenía los siguientes objetivos:
terminar con el centralismo burocrático, democratizar la vida del partido y
del Estado, y crear condiciones para la participación activa del pueblo en la
orientación y dirección del país (...) Este intento de cambio provoca reacciones
en la Unión Soviética, que manifiesta abiertamente la oposición a estas reformas y
presiona por distintos medios para abortar el movimiento checo...” 29 Esta
posición soviética al reformismo emprendido desde Praga, culminará con una
intervención militar de la URSS junto con tropas del Pacto de Varsovia el 21 de
agosto de ese mismo año, acontecimiento que pasó a la historia como “La
Primavera de Praga”. La justificación de Moscú se conoció como la “doctrina
Brezhnev de la mancomunidad socialista o de la soberanía limitada”:
“Cuando fuerzas internas y externas, enemigas del socialismo, intentan
desviar el desarrollo de cualquier país socialista en el sentido de la
restauración del orden capitalista, cuando surge una amenaza a la
seguridad de la comunidad socialista en su totalidad, ello constituye un
problema no sólo para nuestro país, sino general motivo de preocupación
para todos los países socialistas” 30
Esta pretensión de la URSS de mantener el liderazgo político e ideológico del
bloque socialista, le acarreó un conflicto que se tornó cada vez más insalvable con
la China Popular, la que comenzaría a incrementar sus contactos con Washington.
Los Estados Unidos encontraron en Beijing la oportunidad de frenar la expansión

11
soviética en Asia y de incrementar la fisura interna del bloque socialista. Para
China Popular, esto significó un reconocimiento internacional que le era negado
desde 1949, su ingreso a la ONU y al Consejo de Seguridad como miembro
permanente (desplazando a Taiwán o China nacionalista) y también un rotundo
crecimiento político al interior del bloque comunista en detrimento de Moscú.
Para la URSS la situación se complicó considerablemente, ya que este desafío
del liderazgo de bloque por parte de la China Popular se sumó al crónico deterioro
de su economía interna.
Durante la década de los setenta, las cuestiones económicas desplazaron
incluso en importancia a las militares en la agenda internacional ( que se tornó
más desjerarquizada ) y los cambios que se produjeron en el Sistema
Internacional fueron profundos:
* Estados Unidos debió afrontar el quiebre del orden económico de la postguerra
trazado en Bretton Woods y la creciente competencia económica de Europa y
Japón,
* los países del Tercer Mundo, agrupados en el Movimiento de Países No Alineados
y el G77, incrementaron su actividad en la ONU instalando en el centro del debate
la profunda y desigual diferencia entre los llamados “países industrializados” y
“subdesarrollados o en vías de desarrollo”: comenzó a hablarse de un NUEVO
ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL y de un nuevo eje NORTE - SUR, en
contraposición al eje ESTE - OESTE característico de la Guerra Fría,
*en la URSS se acentuó la crisis de una economía muy atrasada tecnológicamente
con respecto a las economías occidentales, en la que el peso de la carrera
armamentística le era cada vez más oneroso.
Las tendencias multipolares fueron el rasgo característico de este período,
aceleradas por los adelantos en tecnología y comunicaciones (las reacciones
internacionales experimentan una creciente “transnacionalización”).
En este contexto puede decirse que la URSS persiguió una doble estrategia.
Por un lado, prosiguió con su consolidación como superpotencia geoestratégica -
militar. La distensión no implicó para ésta, un renunciamiento a lo que, se
pensaba, era su razón de ser: constituirse en la abanderada del socialismo a nivel
mundial 31. Por el otro, intentó aprovechar este período de relajación de
tensiones con los Estados Unidos para lograr un freno de la carrera armamentista,
a la vez que trató conseguir acuerdos que posibilitasen una transferencia de
tecnología para modernizar su economía. Consecuencia de esta política fue la
firma del SALT I (primer tratado de limitación de armas estratégicas), de varios
acuerdos de cooperación mutua (en temas científicos, tecnológicos, de medio
ambiente, etc.), así como también la importante Conferencia Europea de
Cooperación y Seguridad celebrada en Helsinki de 1972 a 1975: “...el 1 de agosto
de 1975 los Jefes de Estado o de Gobierno de los 35 países, reunidos en Helsinki,
en “los funerales de la Guerra Fría”, firmaron el Acta Final, un texto de
compromiso que se esforzó por mantener el equilibrio entre el reconocimiento de
las realidades territoriales y políticas surgidas de la II Guerra Mundial
(desiderátum soviético) y la búsqueda de caminos para superar las divisiones de la
guerra fría y abrir perspectivas de liberalización en los países sometidos a la férula
del Kremlin (...) La cooperación y la distensión quedaron supeditadas al respeto de
los derechos humanos de todos los países signatarios. El Acta Final...otorgó a los
occidentales un instrumento diplomático irrecusable de presión.” 32
Hacia la segunda mitad de la década del setenta, la Distensión se fue
desgastando paulatinamente. Sus dos principales sostenedores, los Estados Unidos
y la URSS, atravesaban por realidades muy contradictorias.
En Estados Unidos, la política de Derechos Humanos de la administración
Carter estaba siendo crecientemente cuestionada por importantes sectores
políticos conservadores y por el complejo militar - industrial, renuentes a aceptar
una supuesta “crisis relativa de hegemonía norteamericana”. Desde la óptica de la
URSS: “Para 1975 la mayoría de los observadores soviéticos empiezan a notar la
creciente fuerza adquirida por las “fuerzas reaccionarias” en Estados Unidos. El

12
escándalo de Watergate se ve como un complot organizado por estas fuerzas. Se
vincula el deterioro del proceso de distensión con el fortalecimiento de estas
fuerzas que poco a poco se iban apoderando de diferentes grupos sociales, del
Senado, del Congreso y la opinión pública a través de los medios de
comunicación.” 33 La política crediticia y de transferencia de tecnología no
prosperó, y la situación internacional sobre finales de esta década se tornó
particularmente tensa.
En 1979 el Sha de Irán (aliado fundamental de Estados Unidos en el Medio
Oriente) fue derrocado por la Revolución Islámica de Komehini, en Africa se
incrementó la presencia cubana y en Nicaragua, otra revolución (encabezada por
el Frente Sandinista de Liberación Nacional), terminó con el régimen somocista.
Estos acontecimientos fueron considerados como una señal de la creciente
presión soviética a nivel mundial, la que había llegado al punto máximo de su
expansión e influencia geo - estratégica (no obstante sus dificultades económicas
que harían eclosión en la década siguiente). La invasión soviética a Afganistán
producida también en ese año, fue leída en Estados Unidos como la gota que
rebasó el vaso. se dejó de lado la política de distensión y se retomó un esquema
del tipo de contención global, cuyos signos más inmediatos fueron la no
ratificación del tratado SALT II y el simbólico boicot de los Juegos Olímpicos de
Moscú. Para los analistas de la URSS: “...la política americana de distensión había
sido incompleta y frustrante porque ninguna de las administraciones
norteamericanas durante los 70 había “querido o podido” seguir esta vía de
manera consecuente (...) La histeria anti - soviética , las ambiciones de recuperar
la hegemonía mundial habían traído de nuevo al escenario la imagen de la
-amenaza soviética-” 34
La fuerte crisis económica norteamericana, dejó abierto el camino para que a
comienzos de la década del ochenta se produjese el advenimiento al poder de R.
Reagan, y junto con él, el de importantes sectores políticos conservadores. Este
hecho se tradujo en un fuerte viraje de la política exterior americana: la URSS
volvió a ser considerada nuevamente como el “gran enemigo” al que había que
combatir por todos los medios posibles (a la vez que se inició una política de
recomposición de la hegemonía global norteamericana). La administración Reagan
produjo un fuerte y sostenido crecimiento del presupuesto militar que reactivó la
espiral de la carrera armamentista (su propuesta más ambiciosa fue el proyecto de
Iniciativa de Defensa Estratégica o “Guerra de las Galaxias”). Se inició el período
conocido como la Nueva Guerra Fría
La URSS arribó en este punto al comienzo del final de la parábola que
habíamos mencionado anteriormente. La fuerte y renovada ofensiva política,
económica, tecnológica y militar emprendida por los Estados Unidos, pareció
agotar no sólo todos los recursos políticos de Brezhnev, sino los de toda una
generación de dirigentes soviéticos que habían hecho de la URSS un gobierno
gerontocrático. Efectivamente, luego del retiro de Brezhnev del poder en 1982 y
de los breves interregnos de Andropov (1982-84) y Chernenko (1984-85) la
llegada de Mikhail Gorbachov en 1985 al poder como Secretario General del PCUS,
implicó no sólo una renovación en el liderazgo político de la URSS comparable al
de Kruschev en 1953, sino un importante recambio político generacional. Un
intento del régimen de encontrar respuestas para una situación interna y externa
cada vez más complicada.
Las respuestas de Gorbachov harán que la URSS llegue al punto final de la
parábola a finales de 1991, cuando la misma es disuelta como entidad política.

e.A MANERA DE CONCLUSIÓN:

La salida de Brezhnev del poder en 1982 dejó abierto muchos interrogantes


para el futuro de la URSS. Representante conspicuo de la élite gerontocrática del

13
partido, su liderazgo como vimos retomó algunas líneas del estilo político stalinista
que el cambio pretendido por Kruschev no pudo conjurar. La pesada y complicada
estructura burocrática, las negociaciones secretas, etc. marcaron todo un modo de
hacer política en la URSS desde su consolidación como superpotencia hegemónica,
luego de la Segunda Guerra Mundial.
Diera la impresión, a primera vista que la URSS no estaba preparada para
soportar el ritmo de competencia impuesto por su rival durante la década del
ochenta. El acceso al poder de Gorbachov en 1985 fue todo un símbolo. Un político
de una nueva generación que debería encontrar las respuestas que los viejos
hombres fuertes de la anterior generación no habían querido o podido dar.
Durante los setenta, la URSS se consolidó, en términos de Rosecrance, como
un Estado político, territorial y militar (más cercano al paradigma clásico:
soberano e independiente). Pero los setenta introdujeron cambios muy profundos
en la estructura del sistema Internacional. los avances tecnológicos y de
comunicaciones dotaron a la economía mundial, especialmente la capitalista, de
una mayor fluidez y alcances globales. Las operaciones económicas comenzaron a
alterarse profundamente, cambiaron los patrones de producción industrial y el
capital financiero comenzó a circular de manera cada vez más avasallante
alrededor del mundo. Muchas estructuras económicas se derrumbaron y otras
comenzaron a nacer. La llamada “economía virtual” fue una realidad tangible e
inevitable.
Es este el contexto en que el autor habla del Estado comercialista, permeado
de relaciones transnacionales que lo tornan interdependiente no sólo de otros
Estados sino de otros organismos internacionales gubernamentales y no
gubernamentales, grupos de presión, etc.
La URSS hasta el período Brezhnev, jugó muy bien las reglas de un juego más
compatibles con las características del Estado territorial - militar. Cuando el juego
cambió, las URSS no supo o no quiso interpretar las nuevas reglas. De allí que su
final fuese tan abrupto, en una época en que los tiempos se tornan cada vez más
dislocados y acelerados, de tal forma que no parecen esperar por nada ni por
nadie. Ni siquiera por una superpotencia como lo fue una vez la URSS, el faro del
destino del mundo...

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:

1) Domínguez Reyes, Edmé, Relaciones Unión Soviética - Estados Unidos.


Perspectivas mutuas y competencia en el Tercer Mundo, en Maira, Luis (comp.), El
sistema internacional y América Latina. Una nueva era de hegemonía
norteamericana, GEL, Buenos Aires, 1986, pág. 247.
2) Perosa, Hugo R., “Perestroika”, nueva mentalidad en política exterior y
marxismo: ¿Actualización o cuestionamiento?, en EURAL (Centro de
Investigaciones Europeo Latinoamericanas), Documento de Trabajo N. 38, abril de
1991.
3) Vilas, Carlos, El populismo latinoamericano. Un enfoque estructural., en
Desarrollo Económico, v. 28, N. 111 (octubre - diciembre 1988).
4) Ibid., pág. 326: “La idea económica central del narodnichetsvo -compartida
tanto por el populismo revolucionario de las décadas de 1860 y 1870 como por los
populistas liberales de 1880 y 1890- es que el desarrollo del capitalismo en Rusia
es algo artificial, falto de viabilidad, o en todo caso de sentido; un transplante de
Europa occidental, una creación política del Estado, carente de bases reales en la
estructura del país. La política fiscal llevaba a la destrucción de la comunidad
campesina (obschina) y de la industria doméstica rural (artel), divorciaba a la
masa del pueblo de sus tierras y de sus medios de vida y la empobrecía, sin
crearle nuevos empleos; pero este empobrecimiento era al mismo tiempo un

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obstáculo a la expansión ulterior del capitalismo, porque reducía el poder de
compra de las masas y, por lo tanto, comprimía al mercado.”
5) Perosa, op. cit., Pág. 7
6) Ibid., pág. 9.
7) Ibid., pág. 10.: “Su propuesta era de carácter integral: se recomendaba la
máxima flexibilidad táctica en los procedimientos revolucionarios; el uso indistinto
de formas legales e ilegales de lucha; la rápida adaptación a las nuevas
tendencias, sin ceñirse exclusivamente o descartar definitivamente a priori las
viejas formas de acción; la adaptación de los principios estratégicos universales
del comunismo a las formas específicas de cada pueblo y cada nación concreta y
particularmente considerados.” Es menester recalcar aquí, que el contenido de la
política internacionalista de la URSS mutó de acuerdo a la concepción que de ella
tuviera el liderazgo de turno, tornándose más flexible o más rígida según la
ocasión.
8) Ibid., pág. 14.
9) Ibid., pág. 14.
10) Ciria, Alberto, “PARTIDOS Y PODER EN LA ARGENTINA MODERNA (1930 -
1946)”, Editorial Hyspamérica, 1986, pág. 188.
11) Perosa, op. cit., pág. 18: “...ni el partido ni la ideología eran los mismos. En lo
político, las masivas purgas, la persecución y aniquilación de dirigentes y cuadros
partidarios que habían participado tanto de la revolución de 1917 como en la
propia fundación y dirección del partido bolchevique, permitieron la férrea
centralización del pode político, partidario y estatal ya no en la dirigencia y
organizaciones de base de un partido revolucionario, sino en la persona de un
líder dictactorial absoluto, rodeado (terror mediante) de un aura de
infalibilidad y de una homogénea burocracia partidaria, administrativa y
técnica adicta...” (resaltado nuestro)
12) Ibid., pág. 16.
13) Ibid., pág. 17.
14) Ibid., pág. 20 (Jrushov en el original): “La combinación de distorsión
informativa y terror político, paradigmática durante el stalinismo, produjo en el
conjunto de la sociedad un ambiente que Kruschev describió como de
incertidumbre, sospecha, desconfianza aún entre comunistas, administración
estéril, desviaciones de todo tipo, falso optimismo, etc.” (Jrushov en el original)
15) Ibid., pág. 22: “Los rasgos autoritarios del régimen se hicieron sentir
fuertemente sobre la política exterior soviética y sobre la dirigencia internacional
nucleada en la Internacional Comunista (Comintern), imponiendo sucesivos
cambios de caracterización y orientación a sus posiciones, que se tradujeron en no
pocos errores y en numerosos problemas para la acción del movimiento comunista
internacional. Errores y problemas que, como veremos, acarrearon enormes costos
adicionales en lo humano y material a la URSS e importantes costos políticos a los
partidos comunistas de todo el mundo, antes y durante la guerra.”
16) Ibid., pág. 24 - 25.
17) Bologna, Alfredo B. y Busso, Anabella, Cuadernos de Política Exterior
Argentina, Septiembre de 1988, pág. 2: “Entendemos como tal “el estado de
fricción de tensión constante entre dos o más países en el que cada uno
de los antagonistas adopta decisiones sin llegar a la guerra.”/ ”.(La
definición es citada de Knapp, Wilfred, La partición de Europa,Troquel, Buenos
Aires, 1966, pág. 43, el resaltado es nuestro).
18) Ibid., pág. 2.
19) Previamente en 1947 se había firmado el TIAR, acuerdo de seguridad
hemisférica en el continente americano. Luego de la firma de la OTAN, se alcanzan
otros tratados de carácter similar cuyo objetivo era crear en cerco defensivo en
torno a la URSS: ANZUS (1951), Tratado de Estados Unidos con Filipinas (1951),
Tratado de Estados Unidos con Japón (1951), Tratado de Estados Unidos con
Taiwán (1954), SEATO (1954), Pacto de Bagdad (1955), CENTO (1958).

15
20) Haro Tecglen, Eduardo, De Rusia a Rusia, en Semanal El País, Diario “EL
PAÍS”, Madrid, 4 de diciembre de 1994, págs. 28 - 29.
21) Perosa, op. cit. pág. 31 (Jrushov en el original).
22) Ibid., pág. 30.
23) Ibid., pág. 30.
24) Domínguez Reyes, op. cit., pág. 266: “El acercamiento soviético a los
problemas del Tercer Mundo se remonta a los primeros años de la revolución. Ya
Lenin en El Imperialismo fase superior del Capitalismo había desarrollado el tema
de la explotación colonial y de la superexplotación de la mano de obra en estas
colonias, como clave de su concepto de “eslabón más débil de la cadena”. Una vez
constituido el régimen soviético, el liderazgo bolchevique retoma el tema del
potencial revolucionario de los países atrasados como arma en contra de las
potencias imperialistas que pretendían cercar a la revolución.”
25) Ibid., pág. 35.
26) Madrilejos, Mateo, “LA CAÍDA DEL MURO: del comunismo a la democracia”,
Serie Reporter, Ediciones B del Grupo Z, Verlap SA, Buenos Aires, 1990.
27) Tratado Antártico (1959), Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares en la
Atmósfera, Cosmos y Aguas (1963), Tratado sobre los principios que deben regir
las actividades de los Estados en la utilización y explotación del espacio
extraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes (1967), Tratado sobre la
prohibición de situar armas nucleares y otras armas de destrucción masiva en los
fondos marinos y oceánicos y su subsuelo (1970) -estos dos últimos bajo el
liderazgo de Brezhnev-.
28) Ibid., pág. 38 (Jrushov en el original).
29) Bologna, Alfredo Bruno, La perestroika sepultó a la doctrina Brezhnev, en
“Diario LA CAPITAL”, Rosario, 2 de febrero de 1990 (resaltado nuestro).
30) Ibid. (subrayado y resaltado nuestro).
31) Perosa, op. cit., pág. 43: “...la política de coexistencia pacífica no significó
para los soviéticos una conciliación de las contradicciones fundamentales
existentes entre el socialismo y el capitalismo como sistemas, ni entre la URSS y
los Estados Unidos como máximos exponentes de los mismos. Por el contrario, su
importancia residió precisamente, en su capacidad para motorizar y dar
fundamento ideológico a las luchas de carácter anticapitalista...” .
32) Madrilejos, op. cit., pág. 103.
33) Domínguez Reyes, op. cit., pág. 262.
34) Ibid., pág. 263.

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