Don Jacinto, un chamán descendiente de una bruja mexicana famosa, cuenta a un grupo de masones su encuentro con un ente oscuro cuando era niño. Una noche, una hermosa joven se metió en su cama y lo atacó, dejándolo con heridas en el pecho. Las mujeres de la casa reconocieron al ente como Lilith y le advirtieron a Don Jacinto que volvería. Más tarde, Don Jacinto sometió a Lilith casándose con ella.
Don Jacinto, un chamán descendiente de una bruja mexicana famosa, cuenta a un grupo de masones su encuentro con un ente oscuro cuando era niño. Una noche, una hermosa joven se metió en su cama y lo atacó, dejándolo con heridas en el pecho. Las mujeres de la casa reconocieron al ente como Lilith y le advirtieron a Don Jacinto que volvería. Más tarde, Don Jacinto sometió a Lilith casándose con ella.
Don Jacinto, un chamán descendiente de una bruja mexicana famosa, cuenta a un grupo de masones su encuentro con un ente oscuro cuando era niño. Una noche, una hermosa joven se metió en su cama y lo atacó, dejándolo con heridas en el pecho. Las mujeres de la casa reconocieron al ente como Lilith y le advirtieron a Don Jacinto que volvería. Más tarde, Don Jacinto sometió a Lilith casándose con ella.
Habamos ya terminado ya tarde de la Tenida, esta se haba efectuado a campo abierto. No
es que nuestra tradicin en mi logia hacer tenidas rusticas masnicas, pero en aquel momento alguien del cuadro el Hermano Mario nos haba sugerido efectuar la tenida masnica a campo abierto en un lugar bien determinado, era suficiente hacerlo de noche, y bajo el manto del cielo de junio, no haba aquella noche nubes, y la escasa luz de unas velas no opacaba el cielo majestuoso, y as fue que haba transcurrido aquella noche masnica. El campo donde se haba efectuado la tenida est situado sobre una colina y desde ah se observa un extenso bosque, propio de la Sierra Madre Oriental. Una carretera angosta y abandonada nos llev hasta ah, pasado por delante de un puente es que llegamos hasta ah, que nunca he visto un lugar as, ms bien me pareci sombro, pero no me pareci que no fuera propio para una tenida masnica, al contrario me pareci excelente: el lugar era propio de un rancho mexicano en su foso nadan los patos entre algunos mezquites. Vivimos tiempos difciles, y la guerra, la delincuencia, hacen complicadas las cosas, para hacer tenidas lejos de la ciudad, aun as, sent que algo nos protega, a la vez que algo nos asechaba desde las sombras, algo que haba sentido desde que habamos llegado a ese punto geomtrico, muy prximo a ese bosque cercano a la sierra madre. Recordaba aos atrs en un lugar muy prximo donde estbamos para la Tenida, mucha actividad ovni, algo comn y a lo que ya muchos estbamos acostumbrados en ese lugar de Mxico. Delante de donde estbamos se extiende el atrayente bosque; a la derecha, la carretera abandonada discurre a lo largo de un puente daado por los Huracanes. He dicho que es un lugar muy solitario, y ms ahora que pocos de la ciudad visitamos el campo, por cuestiones de la Guerra contra el Narcotrfico, ya habamos encendido el fuego y todos cooperbamos para hacer nuestros guisos propios del Noreste de Mxico, tenamos cerveza y ah acamparamos, poco a poco, comenz la rica y picosa charla masnica, esa propia despus de la Tenida, algunos contaban chistes y otros se disponan slo a rer, as comenzamos a relajarnos y a disfrutar de la cena y de los cantos de los hermanos masones. Juzgad por vosotros mismos si digo la vedad, as son las cosas en Masonera. Mirando desde donde estbamos hacia la carretera poco transitada, se vea nos observaban, uno de los hermanos nos dice, no hay problema es Don Jacinto, le dije le haramos una seal cuando terminramos, para que nos acompaara a cenar. De cuando en cuando escuchbamos las detonaciones de las metralletas en medio del silencio de la noche, todos sabamos era la Marina Armada de Mxico, abatiendo narcotraficantes. El pueblo habitado ms prximo est en esa ltima direccin, a una distancia aproximada de siete u ocho kilmetros. El rancho ms cercano y de cierta notoriedad estaba an ms lejos, a unos veinte Kilmetros a la derecha. La familia Don Jacinto nos explic un hermano posea antao el desolado rancho las Colmenas, antes un prspero rancho fabricante de ladrillos cocidos a lea. Hay una leyenda que explica por qu fue abandonado por sus habitantes este extrao paraje; nos coment Don Jacinto cuando se acerc con nosotros a cenar y beber cerveza. Pero ya hablar de ella, nos dijo Don Jacinto, nuestro hermano nos dijo en ese momento que Don Jacinto era un viejo chaman un brujo descendiente de una famosa bruja mexicana, a lo que Don Jacinto afirmaba con la Cabeza, yo desde nio conviva con Brujos de la regin, a lo que eso no me pareci nada extrao. El nmero de habitantes de nuestro rancho era muy pequeo dijo Don Jacinto. Excluyendo a los criados y a los habitantes de los ranchos anexos, estbamos solamente mi abuela, y mi abuelo el hombre ms amable del mundo pero de edad bastante avanzada, y yo, que en la poca en que ocurrieron los hechos que voy a narrar tena solamente trece aos- dijo Don Jacinto. Mi Abuela y Abuelo y yo constituamos toda la familia. Mi Abuela, de una familia noble familia Juda, muri cuando yo era an joven. Sin embargo, tuve una inmejorable instructora a Doa Camila, la que me termin de instruir en estas cuestiones de Chamanismo Me dijo Mario, Mario refirindose a nuestro hermano masn, que esta noche venderan masones. Fue que entonces comprend, cuando menos yo, que todo era parte de un plan de nuestro Hermano masn Mario, para conocer a Don Jacinto el Chaman. Don Jacinto no pareca alguien inculto, seguramente su familia le haba proporcionado una educacin acadmica, pues su forma de comentar las cosas pareca tener conocimientos universitarios, a la vez de tener conocimientos que sobre pasaban a su instruccin acadmica, me dio la impresin incluso que la Masonera no le pareca ajena a Don Jacinto, y fue ms evidente cuando extendi su mano derecha cuando pas ante nuestra improvisada Ara, y obvio la extendi hacia ella, algo que para muchos pas desapercibido, pero ese fue slo el primer gesto evidente que Don Jacinto era Masn.- Fue entonces cuando Don Jacinto el Chaman comenz a contarnos: El primer suceso que me produjo una terrible impresin y que an ahora sigue grabado en mi alma, es al propio tiempo uno de los primeros sucesos de mi vida que puedo yo recordar dijo Don Jacinto, fue cuando me enfrente a lo desconocido, ya para entonces obvio escuchbamos a Don Jacinto solamente Mario, otro masn y yo, los clsicos interesados y sin temores a lo desconocido, los dems hermanos haban prcticamente Huido de la conversacin de Don Jacinto, no s si solo era el hecho de haber dicho era Chaman, o ms bien Don Jacinto era digamos alguien con cierto aire siniestro. Don Jacinto prosigui con su relato: La Hacienda las Colmenas, como la llambamos, aunque era slo para m, estaba en una habitacin grandiosa del ltimo piso de la casa central, y tena el techo inclinado de teja roja. Tendra yo unos trece aos cuando una noche, despertndome de pronto, mir a m alrededor y no vi a nadie. Cre que estaba solo, pero haba un sonido extrao como el de Avispas. No es que tuviera turbacin o miedo... Pues era una de aquellas afortunados jovencitos a quienes se haba instruido en todo tipo enseanzas de brujera, y por lo tanto estaba acostumbrado a no tener miedo, y los cuentos religiosos que Dios castiga enviando al Diablo a mortificarnos, y cosa, que vuelven a los nios temerosos ante una puerta que cruje o ante la sombra danzante que produce sobre la pared cercana la luz incierta de una veladora no le causaba temor. Si me ech a alejarme de esa presencia extraa y oscura fue porque me sent amenazado por algo que no comprenda; pero, con gran maravilla, cuando aclare mi mente y pude encender el quinqu de petrleo vi al lado de mi cama un femenino rostro bellsimo que me contemplaba con aire seductor. Era una joven que estaba ah arrodillada y tena sus manos bajo mi colcha, pens soara, pero no, estaba bien despierto. La observ con una especie de placentero aturdimiento, y ces en mi temor hacia eso que crea maligno. La muchacha se acerc, se ech en mi cama, invitndome a acostarme con ella, lo hice y me abraz fuerte, y me acariciaba, sonriendo. De repente, me sent tranquilo y muy contento, y ca en su tentacin, con una increble sensacin de placer sexual. En todo eso, nunca me par a pensar si esa muchacha era un ser humano o una jovencita salida del infierno, o del cielo, pero lo que nunca dude era que fuera producto de mi imaginacin, la jovencita era ms que real, y sus placeres demasiado placenteros. De pronto vino a mi mente, y era de que en mi Hacienda y en los lugares cercanos, nunca la haba visto antes, eso no me import, pens sera alguna nieta de Doa Carmen la nueva Cocinera. De pronto, me incorpor con la escalofriante sensacin de que dos dagas me atravesaban el pecho profundamente. Profer un potente grito. A pesar de mis trece aos yo era fuerte, todo un caporal un jovencito hecho a la Brava del Campo, pero ella pareca incluso ser ms fuerte que yo mucho, mucho ms fuerte, pues no poda quitrmela de encima. En eso la jovencita dio un salto hacia atrs, cayendo al suelo, pues haba puesto mi pierna entre los dos y fue la forma de quitrmela de encima y me pareci que se esconda debajo de mi propia cama. Por primera vez, sent miedo y me puse a gritar con todas mis fuerzas. La Cocinera, mi Abuelo y otros ms acudieron precipitadamente, pero cuando les cont lo que me haba ocurrido estallaron en risas dijeron soaba, a la vez que trataban de abrazarme. Aunque yo era un jovencito, recuerdo sus rostros palidecidos y su angustia pesimamente disimulada, mientras vean mi pecho herido y sangrante, mi abuelo gritaba te has herido con un machete o qu pas. Las vi buscar debajo de la cama, por todos los rincones de la habitacin, en el armario y o susurrar a Doa Camila: -Mira! Alguien se ha echado en el rincn del cuarto, junto a la nia an est ah, es una bruja es una bruja. Recuerdo que Doa Camila comenz a rezar me acarici y que las tres mujeres examinaron mi pecho, en el punto donde yo les dije que haba sentido la punzada. Me aseguraron que no se vea como algo que pusiera en riesgo mi vida. Al da siguiente lo pas en un continuo estado extraa serenidad: no poda quedarme a la luz del Sol, ni siquiera al amanecer. Recuerdo a mi Abuelo junto a mi cama, hablndome en tono serio, as como preguntando a Doa Camila y buscando de sus respuestas. A lo que Doa Camila le dice a mi Abuelo y a m, lo visto la diablesa Lilith, no lo mato porque no quiso, ella volver, y mirndome a m me dice ahora que venga de nuevo somtela hijo, yo te dir como lo hagas como lo hagas. As termin Don Jacinto su relato, pero y alcance a preguntarle bueno Don Jacinto y volvi? Contesto Don Jacinto s que volvi contest. y cmo le hizo para someterla? , Don Jacinto solt una carcajada dicindome lo hice casndome con ella, yo le dije pues no mas as Don Jacinto, me respondi Don Jacinto ya viste que si me entendiste. Cuando se despidi de m, mi lo hizo con el saludo correspondiente a como nos reconocemos los masones entre s.