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PRESENTACION Roberto Macaca Universidad de Buenos Aires 1 edicidn: mayo de 2001 — Fenémeno y estructura subtitulo de esta compilacién de trabajos sobre a psicosis y de uno de los articulos que la componen~ constituye una frmula que describe con sencilles y precisin la trayectoria de este tema en la histo- ria de la psiquiatria y cl psicoanslisis y, a fa vez, destaca con claridad la ‘oposicisa de concepciones que defifen su situacién en la actualidad, En cuanto a la historia, la formula asume ante todo una versién tempo- tak: del fenémeno a la estructura. El fendmeno ocupa el primer plano en las dos grandes etapas de la psiquiatréa clisica en ta que surge y se constituye la ccuestidn de la psicosis. Tanto en su comienzo, con la clinica sincrénica de Pinel y Esquirol, como en la clinica diacténica de las enfermedades menta- les construida desde Falret a Kraepelin en la segunda mitad del siglo XIX, la claboracién clinica de la psiquiatria se guia por un método celosamente ese mantiene siempre proxino als fendmenos, ablece ta ley 11.723 tigen, las causas y los mecanismos de las di ic este modo se consticuyé una psiquiatréa de las estruc- turas psicopatol6gicas en que los aportes del psicoanslisis, aun fuertemente crtiticados, ocuparon un lugar destacado. No podia ser de otra manera ya que Freud se inscribe desde el comienzo es ms eminentes. Inaugura su te mecanismos psiquicos de la formacién de los sintomas Presewtacicn constituyen con la descripcién precisa de sintomas y sindromes con la deno- minacién de trastomas. De allf que La operacién clinica fundamental consis- sincrénico, que ha llevado al introductor: a afiemar que su “modelo es més esquiroliano que kraepeliniano”. El psicoandlisis, por el contrario, al definir sus tipos clinicos por la es- tructura, toma cierta distancia en relacién con la semejanza y, de este modo, reconoce la misma estructura en fenémenos de apariencia muy diferente. No sdlo un histérico puede no parecerse a otro histérico, sino también un psicético a otro psicético. Pero, sobre todo, constituye una clinicadiacrénica cen que cada una de sus categor‘as se despliega en una secuencia temporal claramente definida. ‘Cuando Freud define la especificidad de la psicosis en su distincién con la neurosis, delimita también sus fases: una primera fase, silenciosa, consti- tuye la enfermedad propiamente dicha, y una segunda fase, ruidosa, se ca- alucinatoria o delirante que configura un intento ican un momento previo, el de la fijacién que de- Esta concepcidn diacrénica en la clinica predomina también en la cons- truccién lacaniana que distingue el momento de desencadenamiento de una psicosis, su primera fase, llamada prepsicosis, yel desarrollo ulterior a través de la desestructuracién imaginaria que pucde llegar, 0 no, a la estabilizaci6n 10, que est muy lejos de lo que las tradiciones psiquié- tticas y psicoanaliticas entendieron por psicosis y que, en muchos casos, se lo que usualmente consideramos la normalidad -teconocible Dos modalidades opuestas, entonces, para abordar la psicosis: una se ‘compone en el registro de las fenémenos, la otra apunta a fa estructura. Esta compilacién redine ocho trabajos producidos en la segunda cécedra de la Universidad de Buenos Aires por sus prof ticular y adjuntos-, tanto en sus tareas de ensetianza como de investig: Bia El mas antiguo, “Sobre la prepsicosis", proviene del primer proyecto de in- vestigacién realizado en la cétedra entre 1985 y 1987. Otro, “Consecuencias de la intervencién freudiana de la paranoia... constituye el trabajo de la oposicién curso de profesor vivular. Uno de ellos, “De La negacién’ al Seminario 3”, es la revisiGn de una clase dictada «en. 1995. Hay dos, “La nervadura del significante..” “La interprecacién y la construccién..”, que consticuyen ampliaciones de trabajos publicados con anterioridad. “Fenémenos elementales”, en cambio, si bien recoge temas de Publicaciones anteriores implica mas bien una actualizaci6n. Por iltimo, “La invencién freudiana de la psicosis” y “La elaboracién lacaniana de la Psicosis" han sido redactados para que sirvan de introduccién a cada una de las partes que conforman esta compilacién. Los autores expresan su agradecimiento a los docentes auxiliares de la ccétedra y, muy especialmente, a los alumnos, que con su presencia y su trabajo han contribuido a la elaboracién que se vierte en los articulos que componen este libro. PRIMERA PARTE La elaboracién freudiana de la psicosis LA INVENCION FREUDIANA DE LA PSICOSIS Roberto Maruca La opoxicién neurosis icosis, como oposicién excluyente, es una ca- racterfstica y una especificidad de la psicopatologia freudiana. No hay que creer que es una distinciGn psiquidtrica. Mucha gente, aun psicoanalistas, sigue creyendo que se trata de una oposiciGn que Freud tomé de la psiquia tria. Ocurre que és¢a, al igual que muchas otras nociones psicoanaliticas inventadas por Freud, extendieron su alcance més alla de las fronteras del psicoandlisis y, una ver aceptadas en el uso, ha quedado olvidado su origen. Ocurte también que las condiciones hist6ricas en que transcurti6 la invencién freudiana -sus obsticulos, sus urgencias, su desorden- empafa- perarla”, Fue necesari recuperacién. Recuperac aque cada ver que Lacan cata mas bien de una re posicién del creador Este trabajo se propo reconstruit algunos de los avatates de esa oposi- , las exapas de su gestacign y surgimiento en la obra de Freud, que abarcan un largo periodo que se extiende hasta 1910. ‘Una vez que ha surgido, la oposicién neurosis-psicosis se constituye en el Rowexto Mazzuce esborada. Recién en aparece plenamente En segundo lugar abordaremos, aunque mucho més brevemente, las vi- cisitudes de esta oposicién en el posfreudismo. zon la publicacién del historil La oposicién neurosis-psicosis no proviene del campo de la psiquiatria Es verdad que los conceptos de neurosis y de psicosis tienen su origen en la psiquiatria prefreudiana donde se distingufan como formas clinicas. Sin ‘embargo, eran utilizadas con un sentido muy diferente al que llegaron a tener ‘como consecuencia del trabajo de Freud. Ademis, esa distincién era parcial y no excluyente, ya que algunas psicosis eran simulténeamente neurosis sca cuestin ha sido claramente seftalada por los historiadoes de ka psi- quiatria y el psicoandlisis. En especial por Paul Bercherie (2), quien sefala el grave errorde J. Laplanche y}. B. Pontalis al afiemar, en su Diccionario, que en la psiquiatria alemana existe una distincién nitida desde el punto de vista clinico ‘entre neurosis y psicoss. Ea efecto: “los dos términasexisten desde hace ya argo tiempo en el vocabulario nosoligico (ms de un siglo para el término de neuro- sis, y medio siglo para el de psicosis),{.], pero de ningsin modo constituyen un pac de opuestos, ya que provienen de dos planos concepauales diferentes, de alguna manera perpendiculates el uno del otro. Eto es lo que explica por el contrario muy ficilmente pueden superponerse; una misma lejos ver una psicosis y una neurosis” (p. 79) fa comenzar, que el término newrosis tal como un sentido muy diferente del uso modificacién que Fre La ievENCION FREUDIANA DE LA ICES nervioso, donde las funciones no reposan: jones més extendidas y escalonadas d ina lesin orgénica detect: El trabajo de P. Be ‘cuya argumentacién no puedo reproduc aqui, despeja definidamente la confusi6n que atribuye al campo de la psi- quiatria la distincién entre neurosis y psicoss tal como la constiuye el psi- coanalisis freudiano. Es muy claro cambién al delimitar fo que lama “los cempréstitos” que Freud toma del saber psiquidtrico -un creador no inventa todo de la nada sino que debe usar como punto de partida una materia pre- existente-. Esa delimitacién contribuye a comparar esos conceptos previos con la concepcién especificamente freudiana y, por lo tanto, a destacar me jor la originalidad de la posicién de Freud, que fue el primero en fo oposicién neurosis-psicosis sosteniendo no sélo que se clinicas heterogéneas donde los mecanismos de formaci difieren esencialmente, sino que son excluyentes entre si ‘Una distincién tardia producto de una larga elaboracién. Como dijimos, surge con posterioridad uico y de las pulsiones, onsciente en “La inter- a de la vida cotidiana” y “EL es decit, habiendo ya construido la teoria del pretacién de los suefios", la “Psicopat yade una elaboracién compleja del tratamiento psicoai todo de la asociacion libre, la interpretacién y la transferencia. Para que para el campo de las psi adicién de las teotias del nat tae las razones por las cual cocurrido en una secuens tan tardiamente. que la oposicién neurosis-psicosis aparece 1. Este tema sed deszllado al abord + conjuntotemitica dedicao 3 las neurosis a Ronerro Mazauca La obra inicial de Freud se inscribe en el movimiento psicopatolégico. La psiquiatrfa clésica dominada por ‘odo descriptivo rechaz6 % siglo XX, sin embargo, se desarroll6 una corriente psicopatol6gica entre los psiquiatras ligados a insti- todo descriptivo de mis alla de la delimicacién fenomenolégica, hipétesis explicativas Sobre las causas, origen y mecanismos de las diferentes entidades clinicas sare redujeran al mero supuesto de una etiologia orgénica. ‘eud, integrado en este movimiento psicopatol6gico, comienza formular que la produccién de los sintomas histéricos eee meee cin de mecanismos psiquicos, raz6n por la cual (5) excluye la his- teria del grupo de las neurosis (en el sentido psiquidtrico que venimos de explicitar: enfermedades funcionales del sistema nervioso) para hacerla for- mar parte del grupo de'las neuropsicosis, junto con la neurosis obsesiva y tuna forma de psicosis alucinatoria (amentia de Meynert). Dos afios més tar- de (6) agrega.a este grupo la paranoia. Todas las entidades clinicas que com- Ponen este grupo de las neuropsicosis se caracterizan, y se diferencian de las neurosis, en que la formaciGn de sus sintomas responde a mecanismos psi- uicos. Se trata del mecanismo de ta defensa, de alli su denominacién de neuropsicoss de defensa. i ee que importa subrayar para nuestro tema es que la paranoia es in- mpoco el de sexualidad is heterogéneos k enlace en la neurosis obsesiva, el rechazo en fa confusi6n 4 [La mveNcion FREUDANA DE LA PSIOOSS alucinatoria, la proyeccién en la paranoia. Es cierto, entonces, que la para- noia se diferencia como forma clinica bien delimitada de las otras que com- ponen el grupo de las neuropsicosis porque para ella se postula una modali- dad especifica del mecanismo de la defensa, pero se diferencia tanto como ceualquicra de sus otras formas linicas, tanto, por ejemplo, como la histeria se diferencia de la neurosis obsesiva. No existe nada dentro de este grupo de las neuropsicasis, tal como Freud lo construye en su primera nosologia, que resulte equivalent, y ni siquiera antecedente, de la ulterior distincién neurosis-psicosis. Esnecesario también aclarar que la forma de psicosis que Freud incluye cen ese grupo, la confusién alucinatoria 0 amentia, no constituye tampoco tuna psicasis en el sentido que tomaré ese témino una vez que la oposicién con la neurosis haya surgido (2, p. 88). Si bien Freud utiliza el término Verwerfung para nombrar el rechazo de que es objeto la representacién in- conciliable en la confusiGn alucinatoria (que es uno de los términos freudia- ‘nos que Lacan utiliza como antecedente para la construccién de su concep- tode forclusin, especialmente tal como Freud lo usa ene! historial del Hom- bre de los Lobos), lo hace de un modo que tampoco permite asociarlo con la ‘especificidad futura de la psicosis. En el historial recién mencionado, Freud introduce ese término para subrayar la intervencién de un mecanismo que difere del de la tepresign. En su primera nosologia, en cambio, no es sino tuna de las formas de la repeesién. Es por esto que nunca Lacan utiliza ese ‘caso como antecedente freudiano de la forclusiGn. Se ve claramente, entonces, que esta primera nosologfa freudiana no dispone todavia de la distincién entre neurosis y psicosis que slo més tarde s¢ constituird en la oposicién fundamental de la clinica freudiana. En las sucesivas transformaciones que recaetin sobre la caracterizacién del grupo de las neuropsicosis, primero seri sustituida esta denominacién por la de psiconeurosis para acentuar que cid en estas formas clinicas. sicién neurosis-psicosis de la diferenciacién ent obsesiva y fobias) y psiconeurosis narcisstas (paranoia, esquizofrenia y mania- ‘melancolia) de donde se derivard, en la dltima etapa de la obra de Freud, la distincién entre neurosis y pcos liss y la psiquiatria posfreudianos. El primitivo término newross, para evitar del grupo de las psiconeurosis a partic de transferencia (histeria, neurosis ue es la que ha conservado el psicoans- Ronexro Mazauca confusiones y subrayar mejor su naturaleza, es sustituido en una etapa inter- media de la elaboraci6n freudiana por la denominacién de neurosis actuales. EL impulso inicial para la oposicién neurosis-psicosis Es importante determinar cémo y por qué Freud llegé mis tarde a dife- Tratado de Kraepelin que modifies cl actual. El caso que relaca Freud, que e caso de su propia prictica, és una Paranoia en el sentido de Krafft Ebing.* En el sentido kracpeliniano se trata mis bien de una esquizofrenia o, mejor dicho, de una demencia precoz. Pero, sea que se trate de una u otra de esas formas clinicas, lo que importa es el modo en que Freud dicigis ese tratamiento, Coherentemente con sus hipste- sis psicopatoligicas procedié de la misma manera que con cualquiera de las otras {a enferma corrobord enseguida esa expectativa, pues se comporté en ela ‘como lo haria una histérica..” (6, p. 177). Se ve claramente que ef uit momento Freud considera que la paranoia respond a los mismos mecanismos y Drocesos que las otras neuropsicosis. Después de inwenta la psicoterapia para la hhisteria, Freud en su pedctica psicoterapéutica aplicé ef mismo mécodo para la eutosis obsesiva. ¥ vemos que tambich fo hace con fa paranoia yfaesquizofienia, sin distinguir et procedimiento terapéutico en unas casos y en las tos. fe paramova en la psiquiatra” 16 La BevENCION REUDIANA DELA FEDS Qué es lo que ocurri6? La honestidad freudiana y su anhelo de construi un saber riguroso registsé ya desde ese primer momento, y lo testimonia en esa histeriasy las neurosis obsesivas respondan positivamente al mécodo del era- tamiento psicoanalitico, en este caso ocuttié lo contrario. Finalmente el tra- tamiento debid ser interrumpido y fue necesario una internacién de lapacien- te: En una nota de la primera edicién esto ya est indicado, aunque muy sucin- tamente; dice Freud: “Cuarido mis tarde una exacerbacién dio por tierra con cl éxito de! tratamiento, mezquino por otra parte, ya...” La extensién de esa misma nota en la edicién inglesa de 1924 lo expone mucho mis claramente. Alli Freud agrega: “El relato fragmentario de este analisis fue escrito mientras la paciente ain se hallaba en tratamiento, Al poco tiempo, su dolencia se agravs tanto que éste debié ser interrumpido. La enferma fue internada en una institucién, donde tuvo tn periodo de gra- vves alucinaciones, con todos los signos de la dementia praecox. Sin embargo, contrariando todas las se tecupers y pudo retornar a su hogas, La relacién con la escuela de Zurich Et texto “Introduccién del natcisismo”, donde se exponen sistemeticamente estas innovaciones, se publica en 1914, pero ya desde 1910 Ww Roser Mazzuca ‘comienzan a aparecer en los textos de Freud estas hipstesis sobre el narcisis- mo y sobre los mecanismos de las psicosis, principalmente en el historial de Schreber y en la edicién de ese afio de los “Tres ensayos..", porque viencn. siendo claboradas desde varios afios atris. En esta cuestién tiene particular importancia el crabajo realizado por los psiquiatras suizos y su relacién y discusiones con Freud. Bajo la direccién de Eugen Bleuler -critico de y futuro creador de la esq equivalence de lo que nosotros llamamos resid Max Ei lencia: Max Eitingon y Karl Abraham, de Berlin. También crabajaba con este grupo Ludwig Binswanger, otro joven psiquiatra que rendrfa mis tarde una actuacién destacada. tercambio fi yelcomienzo grupo reconoci como en el uni interesado en r esa correspondencia de Fret ‘Abraham, constituye un conj co de documentos importantes sobre los su- cesivos pasos en la elaboracién del saber freudiano sobre la psicosis. El primero en establecer un intercambio personal fue Eitingon, que visits Freud en Viena en enero de 1907. Jung lo hizo un mes mas tarde acompaiia- « Binswanger. Abraham, que en noviembee de ese aio se trasad6 a Ber- su condicién de extranjero, no tenia perspectivas de progre- ‘en diciemby que a lo largo de 1907 Freud ras del grupo de Burghsleli [La BvnCION FREUDIANA DE LA SIS Los suizos estaban muy entusiasmados con la aplicacién del psicoandliss al tratamiento de pacientes psicéticos. Freud, en cambio, era més reticent, sa- bia que era contraindicado y que el modo de funcionamiento era radicalmen- te diferente que en las neurosis. Abraham fue el primero en adopear sus tess En junio de exe afio, antes de visitarlo, envié a Freud el primero de lo que luego seria una serie de trabajos sobre el psicoanslisis en la psicosis. Lo habia leido en la Sociedad Alemana de Psiquiatria, en Frankfurt, en abril, y tenfa el titulo de “Sobre el significado sexual de los traumas infanciles en la sintomatologta de la dementia praeco’” Poco tiempo después, en 1908, se realiaé un encuentro entre suizos y vvieneses para el cual se eligié Salzburgo, un lugar a mitad de camino entre ambas ciudades. Se agregaron algunos interesados en el psicoandlisis de Ale- mania, Hungria, Inglaterra y también uno de Estados Unidos. Fue una re- unin privada de 42 personas en un hotel de Salzburgo que retrospectiva- mente fue reconocida como el Primer Congreso Internacional de Psicoans- lisis. Alle Abraham present6 un segundo trabajo titulado “Las diferencias psicosexuales entre la histeria y la demencia precoz", que se aproximaba mucho mas alas tesis de Freud. Los trabajos de los discipulos Podemos considerar este trabajo de Abraham de 1908 el primer traba- jo en que se expone sisteméticamente la diferencia entre neurosis y psico- se han retirado las Expone también ideas de persecucién persona hacia la cual habia en otro tiempo transferi apreciable” (I, p. 56). Sin duda, los desarrollos de Abraham habian sido previamente discuti- dos y aun sugeridos por Freud, y es dificil ablecer quién de ellos fue su 19 Rowssro Mazauca inventor. Examino esta cuestién en un trabajo monogrifico inédito donde fade la teoria del narci- ide 1914, donde introdu- Abraham. Esto es especialmente significativo porque all reconoce su deuda on varios de sus diseipulos para ese trabajo. Menciona a Jung, Adler, Rank, Ferenczi ¢ incluso a Sadger y su trabajo sobre la homosexualidad, que fue leido, al igual que el de Abraham, en aquel Primer Congreso de 1908, y ‘omite toda mencién a este tltimo (17). Poco después, en cambio, en el capitulo VII de “Lo inconsciente”, lo menciona explicitamente: “Desde un trabajo de Abraham (1908), que este eserupuloso autor ha atrbuido a una sugerencia mia, procuramos caracteti sar la dementia praecox de Kraepelin (I ia de Bleuler) por su con- ducta hacia la oposicién entre yo y 26 dels introductorias Freud reconoce plenamente fa participacién de Abraham. Excribe: “Ya en 1908, después de discutir esta idea conmigo, K. Abraham expresé el supuesco de que la caracterstica principal de la demencia precoz dera..” (el destacado me pertenece). Y un poco més adelante reconoce: ‘as primeras concepciones de Abraham se han mantenido en el mente debamos aceptar que nunca iegs a comprendeda. Habia publicado tun trabajo en 1907 Sobre la psicologta de la demencia precoz, cuyo contenido reprodujo en el encuentro de Salzburgo, muy alejado de las tesis freudianas. Hay otros acontecimientos que fueron determinants. 20 La nevanciOn FREUDANA OFLA PCOS nociones de Freud a las psicosis: La etapa genital freudiana y su significacion en la locura maniaco depresiva de Kraepelin. Pero, poco después, él mismo desenca- dené una psicosis y fue tratado en Burghdlali Para Jung se presentaba una oportunidad que cre‘a privilegiada, la de hacerse cargo de ese tratamiento que permitiréa, dada la condicién de Gross como psiquiatra y psicoanalista, poner a prueba las nuevas hipétesis en con- + excepcionaes. Jones dice: “concibi la ambiciosaesperansa de ser arias. Todo marchaba viento en. popa. El paciente, ademis de psiquiatra y psicoanalista, era inteligente y perspicaz, no slo aceptaba répi- cdamente las interpretaciones del terapeuta sino que agregaba las que formu- laba él mismo. Poco tiempo después tuvo lugar lo que podemos considerat la én prolongada en un tratamiento psicoanalitico aplicado a la ya que terapeuta y paciente trabajaron casi un dia seguido y si de- bieron terminar fue por agotamiento del terapeuta. EL seguia interpretando. Poco después Otto se fugé de la clinica y finalizé sus andanzas con un homicidio y un suicidio. Este ejemplo dristico de los albores de ta aplicacién del psicoandlisis a la psicosis permite entender de una manera sencilla eémo el trabajo del psicoanalista tiene un punto en comiin con el st ‘cin de su delirio. El método psicoanalitico que Freud invent6 reposa en la regla de la asociaci6n libre para el paciente y en el trabajo interpretative del psicoanalista. Los deirios psicdticos, como ya la psiquiatria clisica Lo habia 10 s6lo no contribuye en reducir el sintoma, como estaba probado que ocurria en las neue que, por el contrario, constituye una manera de impulsarlo y alimentarlo. na es como un pececito oraz que no conviene Lacan extiende este precey ven un prepsicético en andlisis y pronto tendri un psicStico" (15). mula precede en veinte afios a la indicacién sobre el sintoma y el recién mencionada, Roserro MAZZUCA La clinica como fuente y verificacién de la teoria psicoanalitica Los ejemplos de estos casos nos permiten también advertir el lugar y ta fancién determinantes de la experiencia psicoanalit la elaboracion Si Freud llega a distinguir tan tajantemente las neurosis de las ‘ambas responden de un modo diferente en la interven primeras cura, es deci, resuelve el sintoma, En las psic las incrementa y en algunos casos aun las desenca- dena. Es decir que Ia direccién de la cura es exactam caso y en el otto. Freud infiere que los mecanismos de lel hecho de que el método psic En ver de comparar ambas estructur -xperiencia del tratamiento psicoanalitico introduce ciales que permiten una més clara manifestacin de su di- fe ve por qué Freud sostiene que es simulténeamente un método terapéutico y de investigacién s, se fundan en razones diferentes a lade la psi- descriptivo de la semiologia, propio de la psi- aui ‘agrega no solamente el registro psicopat ‘vimos, comparte con algunas cortientes psiquiatricas péutico, exclusivo del psicoaniliss tal como él lo desarr 1c neurosis y psicosis responden de mancra opuesta a Jo que conduce a Freud a oponerlas y a investigar les para fundar esa oposicién. La marca de ese origen en la experiencia terapéutica permanece en Ia denominacién con que las distingue, de transferencia, en un caso, narcsistas, en el oxo. Aun, La BwvEncen REUDIANA DE LA PSICDSS ‘No hay ningin saber sistematico que no se construya sino en una inti- ma relaci6n con una préctica que le es especifica. Freud en este sentido tiene una posicién moderna, reconoce de entrada que lo que hace el psicoa- nalista no es ajeno a su objeto. La psiquiatria clisica, en cambio, intenta describie el fenémeno de las enfermedades mentales como si-el psiquiatra que se ocupa de ellas fuera indiferente a sus vicisitudes, como si el dispositi- ‘v0 hospitalario y el método de observacién que utiliza no tuvieran repercu- sién y efectos en lo que va a set observ: definitiva, cuando tiene que establecee semiolégico asi como el psicopatol6gico (mecanismos explicativos de la for- macién de los sintomas) resultan derivados y secundarios a particde la expe~ riencia psicoanalitica. Esta es una caracteristca esencial de la posicién de Freud que no debe dejarse de tener siempre en cuenta. Los textos sobre el narcisismo ‘Aitos después de esos primeros contactos con los suizos, pero antes de la cuptura con Jung y Bleuler, en su comentario sobre las Memorias de Schreber a las que accedis por intermedio de Jung, Freud expone lo esencial de la teoria del narcisismo surgida del eseudio de la psicosis, con la postulacn. de una fase intermedia entre el autoerotismo y la relaciéa de objeto, en la _que las pulsiones parciales se unifican teniendo al yo como objeto. En.cuan- to a las psicosis -denominadas psiconeurosis narcisistas a partir de esa teo- ia-, distingue en el proceso psicético dos fases: la primera, silenciosa, ¢s que presenta diferencias segtin la forma de psicosis, alucinacoria, en la csquizoftenia, y delirante, en la paranoia. De esta manera, distingue el mecanismo de formacién de los sintomas ia -a las que frecuentemente en esta época -omo parafrenias~ con respecto al de las otras, cevior al perfodo de surgimiento y constitu- [Ronenro MAZIUCA descripto en tres tiempos. Establece la especificidad y fases de este mecanis- mo en la paranoia en la tercera patte de ese articulo, denominindolo centre los objetos reales (cuya ocupac fase del proceso de la represién), los objetos imaginados (ruuevo destino de la carga libidinal en las neurosis de transferencia), el yo (donde se acura la libido en las paraftenias), y los objetosirreales (a os que retorna la libido en las parafvenias en la cercera fase de aquel proceso). La definicién de estos iltimos permanece ambigua en este texto, pero ladistinciGn de tipos de objeto es retomada poco después en el capitulo Vit de “Lo inconsciente”, Alli establece que en las neurosis de transferencia ta libido que se sustrae del objeto veal es conducida, primero, a un objeto i, sobee uno reprimido. Este iltimo paso se designa En cuanto a las neurosis narcisistas, especificamente en relacién con la esquizofrenia, recuerda en primer lugar la hipétesis de que la libido que se retira en cf proceso de la represién no busca un nuevo objeto sino que se retrae en el yo, es decir, que se abandona la ocupaci6n libidinal de los objetos. Sin embargo, un andlisis sobre las peculiaridades del Lenguaje en enia ~denominado lenguaje de Srgano- y su comparaci6n dife- rencial con los sintomas histéricos, lo conduce a modificar esta hipétesis y aacentuar atin més la diferencia metapsicoldgica con las neurosis de trans- el proceso que en este caso hemos go en comin con la represién de las No es correcto afirmar que en La {os objetos es abandonada, ya que neurosis de esquizofrenia se mantiene la 04 La nevexcaind PREUINANA DELA FICO Esca equiparacién se mantiene en la “Leccién 26:.La teorfa de la libido yel narcisismo”. Al referitse a la esquizofrenia, aunque aqui utiliza fa deno- tminacién kraepeliniana, afiea: “En la dementia praecox parece como si a libido, en su empetio por regresar a los objetos —vale decir, alas representa- cones de éstos-, atrapara realmente algo de ellos, mas slo sus sombras, por asi decir: son las representaciones-palabra que le corresponden” (p. 384). ‘Unos parrafos después, al destacar ta diferencia entre is ha obtenido en la teoria y en la terapia de las psicos manera: "Las neurosis narcisistas son apenas abordables {que nos ha servido en el caso de tas neurosis de transferencia. [| Por tanto, nuestros presentes métodos técnicos tienen que ser sustituides por otros todavia no sabemos si lograremos tal sustituto” (pp. 384-5). Conviene, de todas maneras, observar que, a pesar de establecer nitida- mente sus diferencias, Freud sigue considerando el mecanismo paranoico y el de la esquizofrenia como una variante del mecanismo de la represién. Lacan, en cambio, para destacar mejor la oposicién del funcionamiento de ‘este mecanismo en las neurosis y las psicosis, rerminacé por designarlo con tun técmino diferenciado llaméndolo forclusin. En el primer capitulo de la “Introduccidn del narcisismo” todavia en- contramos ecos de aquella polémica con Jung en la que ambos se reprochan, (en relacién con la nocién de retraccién de la libido, que Jung denominaba introversién) no poder distinguir un esquizofténico de un anacoreta. La po- lémica con Bleules, en cambio, permanece mis encubierta porque éste nun- «a se consideré psicoanalista. ©, més bien, lo hizo por periodos breves ¢ 3 Roarro Mazmuca mismo era un paradigma de se conrpen, Nun oe en men para su nocién de aut eros) y de disociacién psiquica con que fund6 su categoria clinica de ‘esquizoftenia, Se ve claramente que Bleuler era también psicopatélogo, como Freud en esa época. La oposicién neurosis-psicosis al final del trabajo de Freud La teorfa freudiana de la psicosis como diferente de la neurosis contin largo de la obra de Freud. Después de 1920 y la segunda teoria del aparato psiquico, Freud formula esas ién con el modo de funcionamiento de sus tres instan- respectoa la tealidad, en dos trabajos de 1924 (10 ). Me parece notable cémo en esos articulos la realidad funciona como -ra una instancia més, una cuarta instancia, del aparato psiquico. Pero la psicosis es mantenida por Freud hasta el final desu vida y la reencontramos cen sus textos péstumos (12). guiente de “Esquema del psicoanilisis” por pivioea ¥y como “Compendio del psicoa- La BevENCION FRELOLANA DE LA PSIEDSIS Afirmacién categérica sobre la imposiblidad de aplicaci6n del psicoa- nilisis ala psicosis que, sin embargo, resulta en cierta forma mitigada cuan- do agrega: “renuncia que quiz sea definitiva, o quiz sdlo transitoria, hasta ‘que hayamos encontrado otro plan mis apropiado para ese propésito” ‘De todos modos, la continuacién de ese pfrrafo nos muestra que Freud, © por lo menos el dltimo Freud, no era tan tajante en La oposicién entre neurosis y psi lo presenta la lectura que de su obra hace Lacan: “Pero atin existe otra clase de enfermos psiquicos, sin duda muy emparentados con los psicéticos: la inmensa masa de los neuréticas graves. Tanto las causas de su enfermedad como los mecanismos atogénicos de la misma tienen que ser idénticas, 0 por lo menos mary anélogos; pero, en cambio, su yo ha demostrado ser mas resistente, nohalllegado a desorganizarse tanto. Pese a todos sus trastornos y a {a consiguiente inadecuacién, muchos de ellos ain consiguen im- ponerse en la vida real. Quisé estos neuréticos se muestren dispues- ‘os aaceptar nuestra ayuda, de modo que limitaremos a ellos nues- tro interés y trataremos de ver cémo y hasta qué punto podemos “curarlos' (el destacado me pertenece). Sin embargo, como vimos, se mantien - sis como método terapéutico no es apto para la cura de la psicosis, por lo menos en el estado en que 4l lo dejé al fin de su vida. Su practica de un. anilisis de prueba estaba destinada fundamentalmente a descartar que se tratara de un paciente psicético, ya que la contraindicacién del psicoandlisis para esos casos presentaba para Freud to a condiciones ni a variaciones. La préctica lacaniana de las ent preliminares mantiene y continia ese precepto freudiano aunque con otra modalidad y otros objetivos. Después de Freud Con todo, la aclaracién de ay lbiint Ronerro Mazmvca freudiano de la exclusién de la psicosis ~incluido Lacan y trabajaron para cae 1 psicoanilisis no sélo en su teorfa; como lo habia hecho Freud, yyor parte de los posfreudianos siguié la primera via, reforcada por cierta posicién de menosprecio hacia Freud, cuyas formulaciones eran consi- deradas vetustas y superadas. En el psicoandlisis norteamericano se convirtié cen una diferenciacién no excluyente. Es ejemplar en este sentido la propuesta de R. Knight -que desarrollaremos més detenidamente al encarar el ema de la prepsicosis~ que atribuye en muchos casos la dificultad diagnéstica diferen- cial entre neurosis y psicosis justamente al postulado que obliga a elegir entre tuna y otra. Sise levanta ese postulado, dice Knight, y se admite que en todos algo de neurosis y algo de psicosis, todo se resuelve segtin las alli que los cuadros fronterizos -o bordertines~ y las personalidades narcisistas hayan centrado el interés del psicoandlisis norteamericano. [La pvesci0ns FRELDIANA ELA FSICDSS clasificacién kraepeliniana). Los mecanismas de cada una de ells pueden escar ‘presents simultineamiente predominando unos u otros segxin los casos. Pare- Ciera analogo al modo en que Knight resuelve la diferenciacién neuross-pico- sis. Sin embargo, es una propuesta diferente porque no es una referencia vaga 2 tuna parte neurética oa una parte psicstica, como Knighr, sino a una distincion, precisa de los mecanismos en juego. Las tres fases del mecanismo de repesicn, ‘no sélo establecen diferencias entre psicoss y neurosis, sino también dentro de clas. La esquizofenia se diferencia de la paranoia por el modo de econo en la ‘erceta fase, pero tamibigh én el punto de fijacién y en la organizacin libidinal, diferencias que configuran un distinto mecanisnio en la formacién de sintomas. Estos mecanismos pueden coexistir, sucederse 0 combinarse en distintas propor- ciones. Se trata entonces de una dstincin psicopatolégica yno sélodiagnéstica. ‘ia, neurosis obsesiva, etc. Pero también aqui se trata de referencias precisa a los procesos y mecanismos de formacién de los sintomas y no de una referen- 4. Bate coma se desavolla en "Sobee la prepscass, en este volumen » win Rowarro Mazzuca de pacientes psicéticos. Consideraba que cuando esos pacientes se habian nifestado por el terapeuta. Opinaba que esto es lo que ocurrié con el uo del psicoandlisis que hizo Bleuler y su equipo: no fueron sometidos a un verdadero psicoanlisis,y yo creo que fue una de las razones de su mejoria. Los psiquiatras se amoldaban a cellos a fin de obtener la mayor informacién, conducfan de modo tal que los esquizofr stablectan buenas transferencias positivas con el médico” (4, pp. 140-1). Es realmente interesante el comentario que formula Edoardo Weiss (quien reunié y publics su obra) sobre ef respeto y la fidelidad de Federn hacia Freud. Es una clara muestra del desprestigio que en ese medio signifi caba adherir al pensamiento de Freud y seguir las vias de su trabajo, en vez de sesialar sus supuestos errores 0 conceptos caducos. Dice Weiss: “La absoluta fidelidad de Paul Federn a Sigmund Freud era evidente para quienes lo conocieron personalmente. En todos sus escritos y conferen su gran admiracién por Freud como persona y La BvENCN FREUDIANA DELA PSI008 ‘Todo se dice como si hubiera que disculpar a Federn, atribuyendo a la delicadeza de su respeto por Freud el ltamiento de las diferencias. niicleos psic6ticos en las neurosis. Pero sobre todo fue la teoria Kleiniana la que concibis el desarrollo desde el lactante hacia el nit poco burlonamente que, segin esta perspectiva, la normalidad es una psi- coxis que evolucioné favorablemence. tra los niicleos psicdticos, 0 directamente contra la psicosis. A partir de all surge Ia nocién de que un neurético puede psicotizarse o viceversa. esto de una manera un poco mds precisa cuando abordemos el estudio de la neurosis obsesiva. Son todas transformaciones de los concep- ts freudianos que preparan y pteceden la declaracién de la teoria de Freud como vetusta y poco operativa. Es en relacién con este estado de cosas que toma valor la consigna lacaniana de un retomo a Freud, a sus conceptos y a su prictica. Referencias bibliograficas “Diferencias psicosexuales entre la histeria y la de- icoanalsis Clinico, Hormé, Buenos Aires, 1959, p. 56. “Les conditions premigres dela rencontre freudienne de psychoses", en Quarto, N® 4, Bruselas, 1981. 3. Bleuler, E. (1906) “Freudsche Mechanismen in der Simptomatologie von Psychosen”, en Psychiatrsch-Newrologische Wochenschrif. 4, Federn, P: (1952) La psicologia del yo y las psicosis, Amorrortu, Buenos Aires, 1984, pp. 140-1 Ronetro MazzUcA 5. Freud, Sz (1894) 1. 6. Freud, 5 (1896) “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de de- fensa’, en Obras Completas, op. ct, IL “fntroduccién del narcisismo”, en Obras Completas, “Lo inconsciente”, en Obras Completas, op. cit. €. XIV. 9. Freud, S. 17) “Leccidn 26: La teoria de la libido y el narcisismo” de “Conferencias de introduccién al psicoandlisis", en Obras Completas, 11. Freud, S. (1924) “La pérdida de realidad en la neurosis y ta psicosis", en Obras Completas, op. cit, XIX. 8) “Esquema del psicoanilisis", en Obras Completas, 1. Jones, E: Vida y ova de Sigmund Freud, Hormé, Buenos Aires, 1989, p. 41 “Bseados fronterizos", en Psiquiata psicoanalitia, 960, pp. 133-48. tercera”, en Intervenciones y textos 2, Manantial, Buenos Aires, pp. 73-108. 17. Mazauca, R.: (1978) Acerca de la teora freudiana del >. inédito. 52) “Introduccién”, en La psicologia del yo y las psicosis, op. cit, pp. 19-40. LA INTERPRETACION Y LA CONSTRUCCION EN EL HISTORIAL FREUDIANO DE SCHREBER Roberto Maxzuca La dupla interpretacién-construccién El propésito de este trabajo es explorar algunos antecedentes en la obra si, Esta dupla cecién aparece Freud de manera explicita en cel articulo “Construcciones en el anilisis”, de 1937, es decir, ardfamente en su obra. Alli Freud las diferencia y las compara. El término interpreta- idm es el que regularmente ha utilizado a lo largo de su obra, tan poco acerca de ls ‘construcciones’ es porque en lugar de eflas se creo que ‘construcci6a’ la, que es tan bien recibida por el analista Iega a sus oidos con més frecuen- cia después de las simples interpretaciones que tras haber producido una construc ci6n amplia” (el destacado me pertenece). En cuanto a las definiciones que introduce a continuacién insisten en simple-compuesto: la interpretacién es una operacién puntual y iado sino presentado a través de un ejemplo: “El téemino interpre- aplica a alguna cosa que uno hace con algin elemento sencillo del ‘material, como una asociacién 0 una parapraxia. Pero es una construccién ‘cuando uno coloca ante el sujeto analizado un fragmento de su historia an- terior, que ha olvidado, de un modo aproximadamente como éste: ‘Hasta ‘que tenia usted n afios, se consideraba usted como el tinico e ilimitado due- fio de su madre; entonees llegé otro bebé y le trajo una gran desilusign. Su made le abandoné por algin tiempo, y aun cuando teapareci6, nunca se hallaba entregada exclusivamence a usted. Sus sentimientos hacia su madre [La teRRETACION ¥ LA CONSTRUCCION BYE HISTORIAL FREUDIANO De ScARERER incerpretacién queda a cargo del analista en el tratamiento psicoanalitico, Freud lo utiliza de otras maneras, entre ellas: ‘a Para algunas formaciones patolégicas, tanto en las neurosis, por ejem- plo en el caso del Hombre de las Ratas: “Por mi parte, no negaba la ‘gravedad de su caso y la importancia de sus construcciones mentales; pero su edad era muy favora ‘como en las psicosis, especialmente los delirios psicdticos, por ej “Considerando las artificiosas construc- ciones que el delitio de edifica en el terreno religioso (la jerar- ‘quia de dios, las almas purificadas, las antesalas del cielo, el dis inferior b- En epistemologta y teocia de I: que ala construc de hipétesis cienificas so podeé tomarlas en serio una vez que se adapten desde mds de una direccién a los conocimientos yacestablecidos y siempre que de tal modo sea posible restarles su carder arbitrario de construcciones ad hoc” (1). Estas acepciones nos interesan porque acercan y aun homologan ta labor del cientifico en la construccin del saber, la del psicoanalistay la del psicécico. En todos estos casos el término construccin connota una elaboracién de saber. La comparacién entre la tarea del cientifico y ta del psicoanalista en la cura es cexplicica en Freud: “El progreso de la labor cientifica se cumple de un modo totalmente semejante como en un andlsis. Emprendemos la labor abrigando determinadas esperanzas, peto tenemos pronto que abandonarlas. La observa-

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