en lluvia de invierno. Solo quedamos tu yo, sin tregua, sin parapeto alguno. Truena y ruje el aguacero crujiendo en los tejados como huesos rotos; nos obliga hablar en vos alta a pesar de nuestra cercana distancia. Los ventarrones nos asedian, alcanza y golpean a pesar de tratar de huir a carreras entre risa y risa; al final nos rendimos no contiene seguir huyendo para que? Mejor disfrutar abrazos hmedos que gotean de frio y nuestros labios vagabundos se buscan, no necesitan estrellas, no necesitamos abrigos para nuestros cuerpos calientes de hmedo amor.