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NO ENCUBRAS TU PECADO

Textos claves
A. "Si confesamos nuestros pecados, l es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad. "(1 Juan 1: 9).

B. 1 Hijitos mos, estas cosas os escribo para que no pequis; y si alguno


hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
2 Y l es la propiciacin por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros,
sino tambin por los de todo el mundo.
3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus
mandamientos.(1 juan 2: 1-3).
El que encubre sus pecados no prosperar; mas el que los confiesa y se aparta
alcanzar misericordia" (Prov. 28: 13).

C. Todos los que traten de ocultar o excusar sus pecados, y permitan que
permanezcan en los libros del cielo inconfesos y sin perdn, sern vencidos
por Satans. Cuanto ms elevada sea su profesin, y cuanto ms honorable
sea la posicin que ocupen, tanto ms grave ser su conducta ante los ojos
de Dios, y tanto ms seguro ser el triunfo del gran adversario. (CONFLICTO
Y VALOR pg. 64).

D. Cun equivocados estn los que se imaginan que la confesin de los


pecados menoscabar su dignidad y disminuir su influencia entre sus
prjimos. Aferrndose a esta errnea idea, aunque ven sus faltas, muchos
dejan de confesarlas y ms bien pasan por alto los errores que han cometido
con otros, y as amargan su propia vida y proyectan sombras sobre las vidas
de otros. El confesar vuestros pecados no daar vuestra dignidad.
Abandonad esa falsa dignidad. Caed sobre la Roca y sed quebrantados, y
Cristo os dar la verdadera dignidad celestial Que el orgullo, la estima propia,
o la justicia propia no impidan a nadie que confiese sus pecados a fin de que
pueda hacer suya la promesa: "El que encubre sus pecados no prosperar;
mas el que los confiesa y se aparta alcanzar misericordia" (Prov. 28: 13).
(MENSAJES SELECTOS TOMO 1).
E. Dios ser glorificado mejor si confesamos la corrupcin secreta e innata del
corazn a Cristo solamente, en vez de abrir sus cmaras secretas ante el
hombre finito y errante, que no puede juzgar justamente a menos que su
corazn est continuamente imbuido con el Espritu de Dios... No confiis a
odos humanos aquello que slo Dios debiera or.(DIOS NOS CUIDA
pag.64).

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