de consentir ante cualquier intento exgeta que todos los trucos que aparecen aqu son de dominio pblico, les advierto sin embargo que ante la ms solapada insinuacin genealgica, mi letra entera (que es todas las letras siendo ninguna) esgrimir sin ornamentos antiguallas innalcanzables para sus tiernos archivos as que no me busquen porque me van a encontrar. Hubiese preferido no levantarse, al menos no tan dolorido, al menos no tan conciente del fastidio que provaca el dolor y la tercera persona para hablar de uno mismo. Pero se levant porque es sabido que el movimiento ejercer un maleficio de anulacin del dolor por friccin de otros engranajes o disparadores de voluntad que retienen la concentracin en los quehaceres de cualquier da, mostrndolos imposibles de diferir y dignos de ser encarados.
Me molest un poco empezar el da buscando una excusa
aceptable para no condenar la golpiza de anoche.
Todos sabemos, pensaba, que comenzar una novela en
occidente es comenzarla con el despertar como signo de erudiccin, cario por la tradicin y encantamiento del lector que, entre muchas cosas posibles, despierta dolorido cada da. Metfora, oh bella molestia.
Y pensaba, que pensaba pues es tercera persona y
primera persona, como si en algn moomento algn uso corriente del lenguaje entendiesen a la primera persona como el habla sin filtro de la conciencia de un hombre que siente una voz dentro suyo, que no es su voz hacia afuera, una voz que no es l, sino sus posibilidades. La tercera persona es aquela que est mediando entre las hablas que se manifiestan como nicas intervinientes en un dalogo. Mal que les pese un dalogo es de a cuatro.