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Levaduras Vínicas:
Selección, modificación genética y control en la
elaboración de vinos.
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Biotecnología
Introducción
El hombre ha producido vino y otros alimentos fermentados como el pan, la cerveza o ciertos
derivados lácteos desde tiempos remotos. Los restos arqueológicos relacionados con la
elaboración del vino más antiguos que se conocen datan de hace unos seis milenios. Esto implica
que la biotecnología, es decir, la utilización de organismos vivos o de sus partes en procesos
industriales, es casi tan antigua como el hombre, aunque, durante la mayor parte de la historia, la
base de estas prácticas biotecnológicas fuera puramente empírica. Hoy en día, debido
principalmente a los avances científicos, el conocimiento empírico está siendo reemplazado por
un adecuado conocimiento de los procesos que rigen estas transformaciones biotecnológicas.
Además, el desarrollo y aplicacion de las técnicas de la biología molecular y el DNA
recombinante ha abierto multitud de posibilidades nuevas para el control de los procesos
biotecnológicos y la mejora de los productos elaborados.
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Biotecnología
Selección de levaduras
La levadura responsable de la mayor parte de la transformación del azúcar del mosto de uva en
etanol durante la elaboración del vino es
Saccharomyces cerevisiae (fig. a la izq.). Sin
embargo, cuando la uva llega a la bodega tras la
vendimia, muchas otras especies de levaduras están
presentes (además de hongos filamentosos,
bacterias y virus) y, normalmente, en mayor
número que S. cerevisiae. Las cambiantes
condiciones meteorológicas, entre otros factores,
provocan una gran variabilidad de la calidad y
cantidad de la microbiota levaduriforme presente
en la uva durante las sucesivas campañas. Este
problema puede solventarse añadiendo al mosto un
cultivo iniciador de levadura seleccionada que
normalice la microbiota inicial y, de esta forma, dé lugar a una fermentación homogénea año tras
año. Las características que se le exigen a una levadura seleccionada son:
A pesar de que existen levaduras comerciales para realizar las fermentaciones, es más efectivo el
uso de cultivos puros de levaduras que procedan de la zona vitivinícola donde se van a utilizar,
lo que se conoce como levaduras locales seleccionadas, ya que las levaduras que se encuentran
en una microzona son:
- Específicas del área.
- Totalmente adaptadas a las condiciones climáticas de la zona.
- Totalmente adaptadas a la materia prima, es decir al mosto a fermentar.
- Responsables, parcialmente, de las características únicas de los vinos obtenidos.
Para realizar la selección de las cepas, primero se debe identificar las cepas presentes en la zona
a estudiar, realizando un seguimiento de las fermentaciones espontáneas. Una vez que se tiene
una colección de cepas aisladas de la zona, el siguiente paso es la identificación de estas cepas.
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Biotecnología
El ir probando cada una de las cepas en fermentaciones individuales y caracterizar todos los
productos finales obtenidos, parece arduo cuando se habla de un alto número de cepas, por tanto,
una posible solución es la selección de cepas en fermentaciones masivas por competencia.
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Biotecnología
Fermentaciones industriales
Estas cepas se inoculan de forma independiente en un depósito a escala industrial. Se hace el
seguimiento de la fermentación, controlando la imposición de nuestra cepa sobre la flora
autóctona de la zona. Las cepas que cumpla con este requisito serán aptas para ser seleccionadas.
Si se tienen varias, en la elección de una u otra se deberá valorar, principalmente, las
características organolépticas, es decir, aquélla que proporciona un vino de mayor calidad. Si las
cepas seleccionadas tienen un interés comercial, queda un último paso que es su deshidratación.
No todas las cepas resisten bien ni mantienen sus características tras el secado y la posterior
rehidratación y por tanto, aunque se trate de una cepa de características extraordinarias, sino se
puede deshidratar, no será una buena levadura para su uso industrial. La producción de levaduras
secas activas (LSA) es un proceso muy importante, ya que se producen en condiciones de
aerobiosis (es decir, en presencia de oxígeno), para conseguir una elevada biomasa, y una reserva
de ácidos grasos insaturados y esteroles muy necesarios durante el proceso fermentativo (en
semianaerobiosis) donde la síntesis de estos compuestos está inhibida. Este proceso hace que las
levaduras estén metabólicamente activas cuando se rehidratan y por tanto, su imposición sea más
rápida. Una vez que la levadura ha superado todas estas fases, aún se hace necesario el análisis
de su estabilidad genética. Es conocida una cierta inestabilidad de las cepas de levaduras, que
hace que después de muchas generaciones (que es el caso de la producción industrial de LSA), el
porcentaje de mutaciones sea elevado, por lo que dicho análisis es un requisito imprescindible.
Una vez superadas las diferentes fases del proceso de selección y de la producción industrial
(incluido el secado), queda la última fase y definitiva: su uso industrial en bodega y su
aceptación final.
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Biotecnología
Modificación genética
El uso de levaduras seleccionadas que se inoculan en los mostos para iniciar y conducir la
fermentación alcohólica imponiéndose al resto de levaduras presentes, junto con el mayor
conocimiento molecular de algunas rutas bioquímicas de interés biotecnológico, ha permitido
hacer ingeniería genética de la levadura vínica. El razonamiento es simple: la introducción de
uno o varios genes exógenos en la levadura implica la producción de una o varias nuevas
características de interés industrial. Su posterior inoculación e imposición asegura la expresión
de dichas características a lo largo del proceso fermentativo y, por tanto, su efecto en el producto
final.
Para poder modificar genéticamente un organismo es necesario disponer de un sistema de
transformación que permita introducir en él la información genética modificada in vitro. Durante
los últimos años se han desarrollado enormemente los sistemas de transformación y, finalmente,
se ha logrado construir levaduras vínicas recombinantes que portan un nuevo gen o genes
integrados en el genoma de la levadura y que carecen de los genes de resistencia a antibióticos
que se han empleado en los procesos previos de manipulación. Una vez que somos capaces de
introducir genes en la levadura vínica, el siguiente paso consiste en conseguir su expresión
durante la vinificación. La regulación de la expresión puede modularse de forma que los genes se
“enciendan” o “apaguen” en función de determinadas condiciones fisiológicas o ambientales, lo
que permite, por tanto, no sólo que los genes se expresen, sino que lo hagan en el momento más
idóneo del proceso de elaboración.
Con las herramientas descritas, se han obtenido diversas levaduras vínicas transgénicas. Para
vinos que presentan problemas de baja acidez se han construido levaduras que contienen un gen,
aislado de Lactobacillus casei, necesario para la producción de ácido láctico. Esta levadura
transgénica es así capaz de llevar a cabo la fermentación láctica y la alcohólica, con lo que se
solventa el problema. Para el caso contrario, es decir, vinos con excesiva acidez, se han
introducido en la levadura dos genes provenientes de Lactococcus lactis y Schizosaccharomyces
pombe, que han conseguido que la levadura modificada sea capaz de llevar a cabo la
fermentación maloláctica, es decir, la conversión del ácido málico en ácido láctico, la cual se
traduce en una disminución de la acidez y una mayor estabilidad microbiológica del vino.
Se han construido levaduras vínicas transgénicas capaces de incrementar aromas deseados en
vinos (fig. 4). Prestando especial atención al aroma afrutado. Que depende mayoritariamente de
la presencia de unos determinados terpenos, los cuales se encuentran en el mosto en dos
fracciones, una libre que da aroma por ser volátil, y otra ligada a restos de pared celular del
grano de uva por enlaces diglicosídicos. Esta última no contribuye al aroma a menos que se
corten los enlaces anteriormente mencionados mediante el empleo de glicosidasas. Se han
clonado genes de hongos filamentosos y levaduras oxidativas que codifican estas enzimas, y
dichos genes se han expresado en levaduras vínicas, obteniéndose resultados satisfactorios.
Otros ejemplos interesantes y de gran actualidad son el desarrollo de levaduras vínicas que
puedan actuar también como agentes de biocontrol inhibiendo el crecimiento de
microorganismos alterantes, lo que permitiría reducir las cantidades de sulfuroso que se
adicionan al mosto y vino como agente antimicrobiano.
Actualmente se sigue investigando en campos como el estudio de los genes que regulan la
floculación de las levaduras, la construcción de levaduras transgénicas incapaces de producir
urea o la modificación de las características metabólicas para optimizar las tasas de fermentación
y la producción de metabolitos de interés.
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Conclusión
Las cepas seleccionadas de una zona pueden ser una buena solución para mantener las
características típicas de los vinos de una región vitivinícola y así, garantizar una uniformidad
del producto a lo largo de los años.
Los avances en las técnicas de ADN recombinante han hecho posible introducir nuevas
propiedades en cepas industriales de levadura. Las ventajas de la aplicación de las técnicas de
ingeniería genética son especificidad, versatilidad y rapidez.
En los últimos años, se ha intentado mejorar varios aspectos en levaduras vínicas, tratando de
conseguir: que tengan una mayor capacidad fermentativa y que rindan un producto de mayor
calidad, en relación con sus características organolépticas, funcionales y/o de seguridad.
Hoy en día es posible conseguir levaduras que produzcan o dejen de producir una determinada
enzima, que expresen de nuevo una, o más de una, determinada actividad enzimática y/o que
expresen una enzima propia pero modificada para tener nuevas características más adecuadas al
proceso de vinificación.
La biotecnología enológica podría proporcionar a los bodegueros nuevos desarrollos que
permitieran elaborar “vinos a la carta”. Sin embargo, en estos momentos es sabido, que la
aplicación de la ingeniería genética en la alimentación plantea problemas de aceptación por parte
del consumidor, fundamentalmente en la Unión Europea.
Es por ello que los estudios de tipo toxicológico, unidos a los de impacto ambiental, resultan
imprescindibles para convencer al consumidor de la bondad de este tipo de alimentos.
Son tantos y tan diferentes los posibles beneficios que para la industria del vino supondría la
aplicación de la ingeniería genética y metabólica en levaduras vínicas. Sin embargo, no hay que
olvidar que todos estos posibles beneficios sólo se harán realidad si estas nuevas tecnologías se
aplican respetando la naturaleza propia de un producto tan característico y único como el vino.
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Bibliografía
• Revista: Tecnología del vino- marzo/abril 02
A. Mas, M. J. Torija, G. Beltrán, M. Novo, N. Hierro, M.
Poblet, N. Rozés y J. M. Guillamón
Unitat d’enologia del Centre de Referència en
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Universidad Rovira i Virgili
• SEMINARIO
INSTITUTO DE BIOLOGÍA VEGETAL Y BIOTECNOLOGÍA
Rosa Roa
Uso de levaduras genéticamente modificadas en enología
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