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NOROESTE EXTREMEÑO,
A FALA
Queru espresal u mei afetu a tos us meis amigus d´estis lugaris i agradecel
a colaboración de Mari Ángeles Ramos, María Jesús Frade i José Luis
Ramos.
1 SITUACIÓN GEOGRÁFICA.
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Podemos disfrutar de la bondad de la naturaleza en ese microclima, de sus
productos, de sus gentes. Algo nos llama la atención sobremanera, la forma
singular del habla usada por la mayoría de sus habitantes. Se le ha atribuido
el nombre de a Fala o, como suelen decir para especificar más entre ellos, a
fala du lugal. Vamos a disfrutar de esa singularidad, como si de una obra
de arte se tratara, no sólo para deleitar nuestro sentido acústico, sino
valorando su capacidad comunicativa y expresiva como elemento
autóctono. Sincrónicamente esa es una realidad que puede fluir libre y
cristalina como los arroyos que se deslizan por las laderas de la sierra.
Como a toda obra de arte, los espectadores y sobre todo los críticos más
avezados tienden a etiquetar y enmarcar en determinados contextos. Cada
uno es libre en su comentario y bienvenidas sean todas las opiniones y
aportaciones que influyan positivamente y enriquezcan culturalmente.
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A FALA
A FALA
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calles estrechas y empinadas entre los berrocales de la zona alta, notándose
las construcciones nuevas en la parte más baja y las inversiones de tanto
emigrante, sobre todo de Suiza ; San Martín, en la cuenca del riachuelo,
entre montes por este, norte y sur, con una buena conservación de su
patrimonio arquitectónico peculiar y las aguas de los arroyos fluyendo por
sus calles.
En la forma de utilizar el habla de la zona también se notan algunas
características propias en cada uno de ellos. Los valverdeirus, quizás por su
actividad de mayor contacto comercial, escolar -intensificado con la
implantación del instituto, al que acuden chicos de otros pueblos que no
usan a Fala- y otras circunstancias sociales, van relajando la pronunciación
y el uso del habla autóctona. Los lagarteitus, de Eljas y mañegus, de San
Martín, la conservan con mayor pureza.
Para llegar al valle jalameño, desde Madrid, se puede coger autovía hasta
Plasencia y muy pronto hasta Moraleja, luego por carretera comarcal, por
Cilleros, dirección Valverde. Hay una carretera desde Hervás hasta
Valverde. Viniendo del norte, se llega con autovía hasta Ciudad Rodrigo,
luego se coge dirección a Cáceres por el puerto de Perales, hasta encontrar
la carretera Hervás-Valverde. Desde el sur, se llega con la autovía de la
ruta de la plata hasta la salida en dirección a Coria y siguiendo por
Moraleja-Cilleros-Valverde o, si se quiere, se pueden recorrer unos
kilómetros más por Perales del Puerto, Hoyos y hasta por Villamiel, si
apetece una carretera más estrecha de montaña, pero con un gran encanto
por la frondosidad de la vegetación.
A través de la informática podemos compartir elementos audiovisuales.
Encontramos videos de los tres pueblos, sus gentes, sus costumbres, en
You Tube y en otros portales. De San Martín, con títulos como A fala,
paseu por o noso lugal, Verano 2007, San Martiñu 07, o algunos en los que
se habla en a fala du lugal, como en los titulados Mañegu, Fala de os tres
lugaris. De Eljas se pueden ver los titulados Eljas, El deterioro de un
pueblo, Fiestas de Eljas 2007. De Valverde, San Blas 2009, Fiestas de
agosto 2007. Extremadura TV tiene insertados algunos reportajes sobre Val
de Xálima, San Martín de Trevejo, Eljas, Valverde. En la BVE, biblioteca
virtual extremeña, podemos acceder a diverso material cultural al respecto.
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2 APROXIMACIÓN HISTÓRICA Y SOCIO-CULTURAL.
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pudieran quedar huella en el devenir lingüístico de la zona. Los árabes
fortificaban la zona de la marca inferior ente los ataques continuos de
Alfonso III, construyendo el castillo de Eljas en el 890 y una atalaya entre
los terrenos de las actuales poblaciones de Villamiel y Hoyos. Esta zona
serrana de escaramuzas se quedaba cada vez más vacía, más aún con el
paso del temido Almanzor en el siglo X. En el 1074 Alfonso VI cruza el
actual Puerto de Perales y mantiene un asedio a Coria que caerá en sus
manos en el 1077. Ese rey considera vital reforzar la zona contra los
ataques moros. Fernando VI fortifica las defensas de Trevejo, Eljas y
Salvaleón, esta última en la demarcación municipal de la actual Valverde
del Fresno. Todo ello no impidió que el almorávide Alí-Ben Yusuf
recuperara Coria y Sierra de Gata, acuchillando a los templarios defensores
del castillo de Trevejo. De nuevo conquista Coria el rey Alfonso VII entre
1138 y 1142, pero pasará nuevamente a control musulmán en 1165.
Los apetecidos productos de la transierra, en el microclima de la cara sur,
las aceites, los vinos, los cítricos, las moras, el ganado, impulsa a todas las
huestes a saqueos constantes, por lo que cada vez se va despoblando más,
quedando una zona de tierra de nadie, con la escasa presencia de algunas
guarniciones militares. Por eso Fernando II consideró de gran importancia
la repoblación de las zonas que se habían conquistado. Éste puede ser uno
de los factores clave de los movimientos demográficos, sus asentamientos y
el establecimiento de la forma de hablar propia de sus lugares de origen.
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Trevejo. Los de San Martín de Trevejo llaman guritus a los habitantes de
ese pueblo. Puede que ese nombre provenga del de un grupo de
repobladores, los curitos, procedentes de una comarca entre Asturias y
Cantabria, perteneciente al otrora condado de Llanes.
El castillo de Eljas ha tenido un papel importante en la historia de este pueblo, del valle
jalameño y de la Sierra de Gata. En tiempos del mercenario Centeno se le conocía
como castillo de Rapapelo. Se sigue estudiando la posible ubicación de una prisión
romana denominada Ergastulum.
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vulgar. Habría que esperar a la corriente más innovadora castellana para
notar unos cambios más rápidos y rupturistas. En los territorios del reino de
León -Asturias, Galicia y las comarcas leonesas conquistadas-, las
incipientes modalidades romances eran bastante conservadoras con
respecto a su origen latino, por lo que las diferencias lingüísticas entre las
hablas usadas por las gentes de dicho territorio no podían ser muy
considerables. Con el estudio lingüístico del tema se irán razonando tales
afirmaciones. Entre los siglos X y XIII aún no se habían hecho tan
evidentes las diferencias lingüísticas entre las gentes de la reconquista.
Muchas de las variantes que hoy se notan eran, en aquel tiempo,
imperceptibles, ya que compartían elementos fonéticos de la evolución
latina hacia lo que podía irse empezando a llamar variedades romances. Por
ejemplo, la f- inicial que aparece por estos lares occidentales de la
península -actualmente en el gallego-portugués- era usada en todo el
territorio cristiano hasta el siglo XV en que se impuso la norma castellana
aspirada-muda. Toda esa zona occidental compartía igualmente las
africadas dentales y palatales y las fricativas palatales y alveolares sordas y
sonoras, entre otras.
Caben diversas posibilidades en cuanto al asentamiento de los habitantes de
la zona jalameña-xalimega en el trascurso del tiempo. Habría que contar
con que podría haber en el valle habitantes cuando llegaron otros
repobladores, que podrían ser originarios de la zona y emplearan una forma
de hablar entre el latín vulgarizado o romanceado y el árabe, una especie de
mozárabe. Se podría también considerar la existencia, ya por aquellos
tiempos, de una forma de hablar autóctona, partiendo del sustrato celta,
como afirma José Luis Martín Galindo, basándose en algunas palabras y
topónimos celtas. Quizás sea demasiado escaso ese material lingüístico
para llegar a afirmaciones contundentes, pero sí amplía el ámbito
investigador de las diversas hipótesis de las que podemos partir. No es tarea
fácil delimitar si el número de esos habitantes autóctonos era sustancial,
escaso o incluso nulo en alguna parte. Habrá que tener en cuenta el número
de individuos del grupo de repobladores con relación a los nativos o si
fueron diversos grupos de repobladores de origen distinto, más o menos
homogéneos, llegados en diversas tandas o si venían de zonas del
septentrión peninsular o desde otros asentamientos intermedios en
dirección sur hacia los extremus Durii, en los que podrían haberse
mezclado formas de hablas diversas. En este punto se centran algunos
estudios, sobre todo al notar unas coincidencias lingüísticas entre la zona
hoy portuguesa del Riba Coa-Sabugal y los pueblos de a Fala. El filólogo
portugués Luis Filipe Lindley Cintra, al estudiar el lenguaje de los foros de
Castelo Rodrigo, allá por el 1959, lo ve como una especie de gallego
interferido por leonesismos. Menéndez Pidal también comprobó en persona
el parecido de la forma lingüística usada en ese texto y el habla de los
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pueblos del valle jameño. A la misma conclusión llega Clarinda de
Azevedo Maia en el 1977, al comparar el portugués de Sabugal con el de a
Fala, como procedente de un gallego-portugués antiguo, más próximo al
gallego que al portugués actual. Caben bastantes posibilidades en ese
proceso diacrónico de tantos cambios del devenir de la historia sin que
podamos contar para certificarlo con el reflejo correspondiente en escritos.
Los repobladores que han acuñado el habla de esos tres pueblos podrían
proceder de cualquier parte del antiguo reino leonés, del que formaba parte
Galicia. Domingo Domené admite la posibilidad de que fueran gentes de la
comarca del Bierzo. La parte dialectal occidental asturiana, el Eonaviego,
entre los ríos Eo y Navia, al que algunos lingüistas consideran como habla
de transición por entrecruzarse formas del gallego y del astur-leonés, se
conoce por sus hablantes como Fala. El mismo trasiego de isoglosas se
verifica en otras partes limítrofes con Galicia de las provincias de León y
Zamora, como El Bierzo y Las-As Portelas. Sin embargo, las zonas de
mezcla lingüística gallego-portuguesa-leonesa, distantes del territorio
gallego, como sería el caso del antiguo territorio leonés del río Coa, en
Portugal o de los tres pueblos del noroeste extremeño, carecen de ese
contacto permanente. Su implantación se deberá, por tanto, a un trasvase
humano desde zonas de habla gallega, que posteriormente se mezcla con el
leonés o desde zonas de habla ya mezclada.
Se observan muchos rasgos comunes de a Fala con la zona occidental del
astur-leonés, porque presenta una mezcla de los elementos característicos
gallego-portugueses y otros típicos leoneses. De esa zona, además de los
diptongos en /oi/ me llama la atención la particularidad desinencial de la
tercera persona del plural del pretérito simple o indefinido en /-erin/, como
por ejemplo en cederin, uno de los elementos típicos del habla de los
pueblos jalameños por su terminación en /-orin/ en los verbos de la primera
conjugación, como elis marchorin, elis matorin. Todo esto no hace sino
reflejar el ecleptismo lingüístico de a Fala desde un habla común poco
diferenciada medieval galaica (que posteriormente formará el tronco
galaico-portugués) y leonesa, sin olvidar el influjo de la lengua castellana
como lengua oficial, desde el comienzo de su dominio político, hasta
nuestros días. La cuestión sería cuándo y dónde se realizó ese ensamblaje.
Pudo llegar ya mezclada por gentes de la zona asturiana occidental o de las
leonesas del Bierzo y Sanabria. Pudo también mezclarse, al coincidir, ya en
la zona del valle de Jálama, grupos de colonos, unos de hablas gallego-
portuguesas, otros de hablas leonesas. Quedaría por determinar cuáles
llegaron antes y cuáles fueron los más numerosos para poder influir en la
predominacia lingüística.
La onomástica en general, sobre todo los apellidos de los habitantes del
valle, no nos descubre ningún indicio determinante de procedencia. Apenas
si aparecen en la actualidad algunos apellidos que sean bien diferenciables
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de origen gallego-portugués por sus características lingüísticas. Tanto en
Galicia como en el resto de España, los más comunes son los García,
González, López, Rodríguez, Álvarez y, con el toque del noroeste
peninsular, Fernández, Vázquez, entre otros. Aunque un típico apellido de
Eljas, Rivas, tenga bastante raigambre en Galicia y en menor medida
Ramos, no podemos decir lo mismo de los Flores, los Bellanco. Los
apellidos más próximos a una fonética gallego-portuguesa en San Martín
podrían ser, Pereira, Silveira, Vieira, Pestana y hasta podríamos incluir
Frade y Frades (también hay algún Frades en Eljas) o en Valverde los
Beites-Veites, Pereira, Oliveira, Piñeiro (hay también Olivera y Piñero sin
diptongación de la vocal breve latina, propio del castellano), Salgueira,
Moreira. Hay sin embargo algunos apellidos del tronco gallego-portugués,
que, por su grafía certifican que corresponden a portugueses de los pueblos
vecinos que se han asentado en el valle jalameño, como Pinheiro, Piris-
Piriz, Gonzalves, como igualmente algunos de los anteriormente señalados.
El apellido Lajas de Valverde, no siendo uno de los frecuentes, podría
encontrar una correspondencia con Laxas gallego. No sé si tendrá que ver
Laixas del callejero de Eljas, por la orografía berroqueña del pueblo, con
laxas y laxe, refiriéndose a losas de piedra, del gallego. El apellido Soita,
poco corriente en Eljas, contiene el diptongo oi como el topónimo Soitu, en
vez del ou propio gallego. El apellido, poco corriente, de Eljas, Seijas, se
encuentra con gran frecuencia en Galicia con esa misma forma o como
Seijo.
Aunque una gran parte de los topónimos no sigue una forma gallego-
portuguesa, podemos encontrar un buen número que sí la reflejan, como
Divisiña, Val das Hortas, Cerdeira, As Oleiras, Encrucillás, Ponti Vella, A
Ramallosa, Soalleira, Sobreiru y Sobrero, principalmente en la parte más
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occidental del valle. Encontramos Toiriña en el término de Valverde, con
esa terminación característica gallego-portuguesa -ese diptongo oi lo
conserva el portugués y zonas de habla leonesa-. El diptongo oi tiene una
saludable pervivencia en a Fala viva y por supuesto en la plasmación de
algún topónimo como O Soitu.
Al no disponer el habla autóctona de una grafía propia y más aún con la
fuerza obligatoria de la lengua oficial, el nombre de las calles se escribía en
castellano. No sabemos si en la forma hablada algunos seguirían
nominando en a fala du lugal. Hoy vemos algunos carteles de callejero con
doble inscripción en castellano y en habla autóctona. Las traducciones no
son siempre de lo más fiable, pues dependen de una decisión municipal
puntual. En San Martín se prefiere la doble inscripción, en forma autóctona
y en castellano, pero Eljas opta por la autóctona. Hoy podemos ver escritos
en estos pueblos nombres de la toponimia urbana del tipo: As Hortas, O
Portu, A Correira, Os Canus, A Eira, A Fonti, Iglexa -con el signo x,
prepalatal sordo, muy extendido en Galicia, para un sonido sonoro y sin la
vocal palatal /i/ - en San Martín; Fonti Nova, Fontina, Boa Vista, U Forti,
en Valverde; Migreiras, Forca, Currieira, Funtiña, Caneiras, Castelu
Baixu -con la grafía x usada también en letreros de San Martín-, Castelu
Artu en Eljas. Podemos comprobar cómo algunos nombres del callejero
afectan a más de un pueblo, como Portu, Forti, Fonti. La calle Cuniña de
Eljas adopta la terminación típica gallego-portuguesa, pero no recoge el
término berce del gallego para ese significado de pequeña cama de bebés.
Los nombres de los pueblos, Valverde del Fresno, San Martín de Trevejo
(sin descartar que en otro tiempo se haya podido conocer como San
Martiño, pues así se prefiere llamar en el pueblo al día festejado en honor a
tal santo), no nos aportan detalles distintivos o diferenciadores. Si nos
atenemos a la denominación en Fala, sería Valverdi du Fresnu, SaMartín
de Trevellu. Eljas (Elgia(s) de algunos textos antiguos) presenta otra forma
como autóctona, As Ellas, con el artículo. Se sigue debatiendo sobre
proveniencia del nombre del pueblo desde un antiguo Ergastulum romano,
fortaleza para prisioneros. Según las reglas de evolución lingüística no es lo
más factible, por la desaparición de la terminación -tulum (cuya evolución
hubiera dado –ajo--allo-ayo-acho o incluso -aiso). El río Eljas, por la parte
portuguesa se transcribe como Erges.
El inconveniente de la no sistematización de una grafía correspondiente a
los determinados sonidos, acarrea un uso variopinto. En las dos placas
primeras, en verde, del callejero de Eljas, en una se emplea s y en la otra x,
ambas representantes de sonidos sordos en castellano y gallego-portugués.
En uno de los letreros informativos de San Martín, vemos iglexa, con x y
sin la vocal palatal, como la igrexa gallega, diferente a la escritura del
mismo término, iglesia, en el callejero de Eljas.
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A pesar de encontrar tanto en común con el tronco gallego-portugués, no se
usan en estos pueblos expresiones tan arraigadas en aquellas lenguas, como
¡Carallo-caralho! o del portugués en particular ¡Oh pá! Hallaremos
bastante léxico cotidiano no coincidente con dicho tronco lingüístico. Sólo
a modo de ejemplo, se puede comprobar que no se usará para la
nominación de niño y joven el término rapaz, -a, sino dagal, -a. No se
emplea can, ni raposa, ni pai o nai-mai, sino perru, dorra, pairi-taita-
padri-pa, mairi-madri. No se recurre al léxico gallego-portugués para un
porcentaje bastante elevado de términos de uso tan amplio y frecuente en la
vida diaria como los colores, ni loiro,-a (rubio,-a), roxo, ni vermello del
gallego-portugués, sino rubiu,-a, coloráu. Sobre la marcha iremos
confirmando que, aunque hay un buen grado de coincidencia con dicho
tronco, otro tanto proviene de otras formas de evolución romance, avaladas
por la presencia administrativo-política en la zona del leonés y del
castellano posteriormente, dando lugar a un curioso ecleptismo que
sobrevive en estos tiempos de la globalización.
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poblaciones de la geografía española, teniendo escasa repercusión en tierras
de Galicia y norte de Portugal.
No podemos pretender ahora que se reflejen en las canciones unas melodías
y temáticas originarias de los puntos de origen de los repobladores, tras el
paso de 800 años sin un posterior contacto. El aislamiento podría haber
favorecido la conservación de canciones, de dichos, refranes, pero el
tiempo también hace mella en la memoria. Ni siquiera hay rastro de uso del
instrumento musical gallego y asturiano por excelencia, la gaita, ni en los
pueblos de a Fala ni en otros cercanos de posible repoblación de astures. Si
tuviera que mencionar alguna muestra musical tradicional, tendrían que
volar mis recuerdos al tamborileiru de Eljas, con sus dos instrumentos tan
usados en tierras castellano-leonesa y vascas. En estas tierras serranas se ha
tenido una relativa afición a uno de los palos flamencos, el fandango,
bastante vivo en la franja desde Huelva hasta Salamanca. La jota, que
abarca, de una forma u otra, toda la geografía hispana, en estas latitudes
podemos detectar unos toques de similitud con la maragata, de tierras
leonesas.
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uso, aunque se nota ya un influjo de las formas que han afectado a San
Martín, más propias de las hablas antiguas castellano-leonesas.
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Julio González recoge en su escrito Regesta de Fernando II, pag. 505, un
documento de 1186, archivado en la A.H.V de Madrid, por el que Fernando
II concede el castillo de Trevejo a la Orden de Santiago y su maestre
Fernando Díaz y otro documento redactado por Alfonso IX en Sabugal, en
el 1226, para la fijación de los límites de las villas Milana y Moraleja, en el
que aparece el nombre Trevello. El hecho de la estancia real en Sabugal
muchos años después de la separación de Portugal del reino leonés,
confirma su pertenencia a dicho reino y la posible repoblación por
iniciativa de los reyes leoneses. Durante esa misma estancia en Sabugal el
rey confirma la entrega de Navas Frías a la Orden del Pereiro en el año
1219. En 1227 da fueros a Salvaleón, una población hoy desaparecida,
cercana a Valverde del Fresno. Durante el reinado de Alfonso IX Coria
asumió la capitanía de la transierra leonesa. Dicho rey continuó, durante las
tres primeras décadas del siglo XIII, la repoblación, no bien vista por
Castilla, de la parte suroeste de la sierra y en general de la parte oriental del
reino de León.
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mismo saco de habla portuguesa Alamedilla (en la provincia de
Salamanca), Cedillo, Olivenza, Valverde del Fresno y San Martín de
Trevejo (en Extremadura). El filólogo portugués José Leite de Vasconcelos
dedicó tiempo al estudio comparativo de esta fala fronteriza con la lengua
portuguesa, en su ensayo Linguagens fronteriços de Portugal e Espanha
por el 1902, con visitas frecuentes a San Martín hasta 1935, del que
escribió Linguagem de San Martín de Travejo (Cáceres, España), en la
revista Lusitania, vol. XXVI, Porto 1927, o Portugués dialectal da Regiao
de Xalma, en el tomo XXXI de la revista Lusitania, en Lisboa 1933. Este
profesor vio cómo la lengua portuguesa se impuso a la regional del Riba-
Coa, el leonés occidental, por causas políticas. José Enrique Gargallo Gil,
en la Editora Regional de Mérida, en el 1999, expresa su postura contra el
reconocido filólogo Gregorio Salvador por presentar en su libro Política
lingüística y sentido común, del 1992, a Fala como habla portuguesa.
Posteriormente se han realizado estudios más fehacientes, reconociendo los
diversos factores demo-lingüísticos que determinan la singularidad del
habla de los tres pueblos del norte cacereño. Se sigue estudiando su
entroncamiento con hablas de Galicia o de una zona antigua de
indiferenciación lingüística gallego-leonesa. No obstante sigue habiendo
posturas dirigidas a emparentar a Fala con el portugués. José Luis Martín
Galindo afirma que el vocabulario y las nociones gramaticales de esta
forma de habla del valle jalameño son del portugués y que se debería
escribir a la portuguesa. Encabeza su artículo Os falares do Val de Xálima:
o manhego, o valverdeiro i o lagarteiro, publicado en el nº 1/2006 de la
revista Universo Extremeño, “Em Estremaúra também falamus portugués”,
como si se tratara de un dialecto portugués de la Beira Alta, de la región del
Riba-Coa. Cree que tanto en esta zona portuguesa como en la de a Fala han
existido en el siglo XIII falares galaico-portugueses casi idénticos y que
hoy en día, en la zona de Riba-Coa, Sabugal y Alamedilla salmantina, se
habla un portugués arcaico. Llega a plasmar el habla de San Martín de
Trevejo en una grafía portuguesa, la cual, ya que nos consta que el habla de
estos pueblos no ha dispuesto de una grafía propia, será una interpretación-
creación propia del autor. Aprecia además unas series de vocales abiertas y
cerradas con unos acentos de libre cuño, de á, â, é, ê, ó, ô. Afirma que a
Fala cuenta con tres acentos, el agudo, el circunflejo y el grave ( ´, ^, `
respectivamente), el primero para las vocales tónicas y abiertas (água, pé,
já), el segundo para las cerradas (têm, influência, sôru), el tercero para las
contracciones de preposición y artículo (à, às, àquil, àquilo, àquela) y de
vocal final por síncopa de –d- (nà, chamà, poisà). No falta en su repertorio
de signos lusos el de nasalidad para las variantes de fala de San Martín y
Eljas (ua, uos, uas, algua, ninhua, al eliminar la consonante nasal que sí
considera que se pronuncia en las formas valverdeiras um, uns). Transfiere
igualmente a la escritura de a Fala una grafía de la lengua portuguesa con
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los signos -ss- y nh. No ha estado muy de acuerdo con la posición
galleguista, quizás por la interpretación, según él, dada por el profesor de la
universidad de Vigo, Xosé Henrique Costas González, de galleguizar esa
zona cacereña. Es obvia la gran diferenciación lingüística entre las hablas
de los pueblos rayanos con Portugal, Olivenza, Herrera de Alcántara y los
del valle de Jálama, para querer meterlos en un mismo saco de habla
portuguesa. No hay que olvidar que, en la parte más occidental de la
península, iba descendiendo con la reconquista, a medida que los árabes
iban retrocediendo, un tronco común lingüístico, base de las actuales
lenguas gallega y portuguesa. El hecho de que en a Fala se detecten
sibilantes sonoras no quiere decir que se deba a una correlación con dichos
sonidos en Portugal, sino por la conservación o arcaísmo de los existentes
en época medieval tanto en los dominios del leonés como del castellano. Lo
mismo podríamos decir de la terminación en -an de la tercera del plural del
pretérito simple o indefinido, especialmente en Valverde, si la comparamos
con la correspondiente en -am del portugués y -on del gallego y castellano.
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En el empeño del grupo de filólogos gallegos, encabezados por Francisco
Fernández Rei y Xosé Henrique Costas González, de buscar similitudes
con la lengua gallega, surgió un cruce dialéctico entre este último y Luis
Martín Galindo a través de la prensa extremeña y viguesa. Algo parecido
sucedería al acusar el presidente de la Junta de Extremadura J.L.Rodríguez
Ibarra a la posición del partido nacionalista gallego BNG de injerencias en
el territorio de la autonomía de Extremadura. Tales malentendidos o
divergencias han sido posteriormente aclarados y superados, como cabía
esperar en un ámbito democrático como el nuestro. De los cruces
dialécticos siempre podemos sacar lecturas positivas que aporten un poco
más de claridad al tema. Xosé Henrique Costas, ya en su estudio de 1992,
reconocía que se trataba de una forma de gallego arcaico con leonesismos.
Hoy en día este filólogo de la universidad de Vigo se ha convertido en uno
de los grandes impulsores de la cultura de los tres pueblos del valle
jalameño.
Antonio Viudas Camarasa en su tratado Un habla de transición: el dialecto
de San Martín de Trebejo, del 1982, considera a Fala como un dialecto de
transición que se caracteriza por tener rasgos comunes con el gallego-
portugués y con el antiguo astur-leonés, especialmente con el occidental.
Le atribuye una personalidad lingüística propia con rasgos propios
individualizados, rasgos comunes con el gallego-portugués, rasgos
comunes con el astur-leonés occidental y con el castellano.
Las gentes de esos tres pueblos, con los que he tenido tanta relación y hasta
amistad con algunos en particular, son los sujetos vivos de esta temática, a
los que siempre hay que tener en cuenta y a los que les corresponde decidir
sobre sus intereses. La labor de los estudiosos, especializados en materias
diversas referentes a la zona, será poner a disposición de los habitantes del
valle, sus asociaciones y representantes, el material de cualquier tipo de
investigación, sin incurrir en encasillamientos estrictos.
Creo que el habla de estos tres pueblos denota una adaptación entre
elementos de la lengua imperante en los tiempos de la denominada
reconquista de la zona, el leonés y la particularidad del habla del lugar de
origen de los repobladores, con el normal influjo del castellano como
lengua oficial desde la anexión del reino de León, quedando enquistada en
sus formas arcaicas, ajenas a la evolución de otras zonas mejor
comunicadas. En el libro Historia de Salamanca, de Villar M., publicado
en el 1974, se hace una referencia a la posible llegada de montañeros del
norte con el conde Fruela, supuesto progenitor de los Flores, hoy presente
en el nombre étnico del pueblo Casillas de Flores y en uno de los apellidos
más corrientes en Eljas. En el norte leonés, en la zona berciana junto al río
Sil, encontramos poblaciones como Flores del Sil, Puente de Domingo
Flórez y, cerca de La Bañeza, Quintanilla de Flórez, pero no tenemos otros
datos históricos que los puedan relacionar con la zona que estamos
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estudiando.
Desde Ciudad Rodrigo a Coria fue más bien una zona de paso de ejércitos,
de donaciones a las órdenes militares por los servicios prestados. A los
repobladores dieron los reyes cristianos fueros y algún que otro privilegio.
Parece un milagro que se haya podido conservar esa forma de habla
particular en esos tres pueblos. No sólo han resistido por diversas causas al
empuje del castellano, sino también han seguido con su habla, distinta a la
de pueblos con hablas también de carácter arcaico de esa zona de la Sierra
de Gata cacereña y salmantina. Parece imposible que haya tanta diferencia
lingüística entre esos tres pueblos jalameños y otros como Villamiel (con el
que San Martín ha compartido gran parte de su historia en cuanto a la
distribución político-administrativa), El Payo, a sólo pocos kilómetros de
San Martín o Cilleros y Navasfrías colindantes con el término municipal de
Valverde.
Xosé Henrique Costas cree que los colonos gallegos instalados en la zona
sur de Ciudad Rodrigo, tanto en El Rebollar, como en el valle del río Eljas
y la zona de la Beira portuguesa de Sabugal y Riba-Coa, procedían de la
parte suroriental de Galicia, presumiblemente de los pueblos orensanos O
Bolo y Vilar de Santos, así como de Porto de la provincia de Zamora,
llevados por la Orden de Santiago, al igual que llevarían otros a la parte que
hoy hablan tipo leonés de Destriana en León. Tanto él como Francisco
Fernández encuentran similitudes fonéticas y morfológicas entre a Fala y
los pueblos del rincón suroeste de Orense y Las-As Portelas de Zamora.
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de Jerusalén -conocida como Orden de Malta a partir del XVI- sobre el
1184, bajo el priorato de Pedro Arias. El Papa Lucio III cede Trevejo a la
diócesis de Coria. El 20 de Febrero del 1186, el rey cede el castillo a la
Orden de Santiago, que no muestra interés por la Encomienda, por lo que
permanece la Orden del Hospital hasta mediados del XIX. El comendador
de la Orden fija residencia en San Martín. En la foto vemos el letrero,
colocado no hace tanto tiempo, en la casa del comendador en la plaza
mañega.
No se han encontrado escudos de las Órdenes a las que han ido cediendo el
castillo. El que resulta como emblema del castillo lleva esculpido el peral -
símbolo de la Orden de San Julián del Pereiro, sin que quiera decir que se
corresponda con el escudo de dicha Orden- y una cruz. El castillo de
Herrera, cerca de Guadalupe, el de Oropesa y el de Trevejo poseen un
común grabado de espada y cáliz. El blasón de los Templarios contenía una
cruz negra en fondo blanco. Hasta el año 1958 ha pertenecido a la diócesis
de Ciudad Rodrigo. El pueblo salmantino Villarrubias perteneció a la
Encomienda de Trevejo con seguridad desde el 1453 hasta el XVIII,
mientras que otro pueblo salmantino, Navasfrías, permanecería hasta el
siglo XVIII en propiedad de la Encomienda de Las Eljas, bajo tutela de la
Orden de Alcántara. En 1465, D. Enrique, dolido por el apoyo del maestre
de Alcántara, D. Gómez de Cáceres y Solís y su amigo el comendador de la
fortaleza de Trevejo, frey Diego Bernal, al infante D. Alfonso, proclamado
en Avila rey de Castilla, ordenó al clavero de la Orden de Alcántara que los
combatiera. Escaló los muros del castillo y venció a los de frey Diego
Bernal. Por esa época, un caballero banderizo a la orden del mejor postor,
Fernán Centeno, dueño de la fortaleza de Rapapelo (Eljas) y cuya familia
tuvo también señoríos en Peñaparda y Robleda, se apoderó del castillo
21
trevejano. Los tres maestres de Alcántara, D. Alonso, Francisco de Solís y
Juan de Zúñiga reclamaron el castillo a Centeno sin mucho éxito. Los Solís
y los Monroy, una vez terminada la guerra civil, en la que unas veces
tomaron parte a favor de la Beltraneja y Portugal y otras a favor de los
Reyes Católicos, reclaman de nuevo el castillo. Centeno se retira a Coria
bajo protección del Duque de Alba. Trevejo se anexiona al municipio de
Villamiel el 30 de Novembre de 1859.
En la plaza de San Martín existe un escudo imperial parecido a otro de
Villamiel debido quizás a la fidelidad a Carlos V contra los Comuneros.
Aparte del contacto con Portugal por motivo del contrabando en esa zona
fronteriza, el asentamiento de algún ciudadano portugués en tierras del
valle jalameño y alguna pequeña escaramuza o invasión de los terrenos
serranos españoles por parte de militares portugueses en siglos pasados, no
veo otros factores que hayan podido dejar huella de las hablas portuguesas
posteriores a la independencia de Portugal en estos tres pueblos. Los
contactos que expongo a continuación son más bien esporádicos y de
carácter bélico. Durante la guerra de desgaste por la independencia de
Portugal entre 1640 y 1668, los portugueses realizaban incursiones y
robaban ganado en los pueblos fronterizos. Incapaces de soportar estos
saqueos y la suma de los tributos del Erario, se despoblaron enclaves como
Fresno. Gobernada la frontera portuguesa en ese tiempo por D. Francisco
Téllez de Meneses, con Sancho Manuel como maestre de campo,
saquearon Valverde y Eljas, ante lo que tuvieron que actuar el Duque de
Alba desde Ciudad Rodrigo y D. Juan de Garay desde Alburquerque,
mandando una tropa al frente de D. Guillermo de Burgo. El año 1665,
siendo gobernador de la provincia de Beira Baja D. Alfonso Hurtado, con
residencia en el castillo de Penamacor, saqueó Cilleros y Valverde. Al
mando de 2.300 hombres D. Antonio Suares Da Costa, una vez vencida la
guarnición de caballería que defendía Villamiel, saquea dicho pueblo y
luego Valverde.
El aislamiento lingüístico viene también como consecuencia del
aislamiento socio-económico y comunicativo. La unión de Castilla y León
restó importancia a los puestos estratégicos de la sierra y quedaron aún más
arrinconados, condenados a zona de conflictos fronterizos con Portugal, al
subdesarrollo y a la despoblación. En la guerra de la Independencia, los de
la Sierra de Gata ayudaron a Wellington, como lo harían después con el
Empecinado y D. Jerónimo Merino.
En el 1827 desaparece el régimen señorial y empieza a funcionar el
Corregimiento de Jálama (San Martín, Eljas, Valverde, Villamiel, Trevejo
y Hoyos), con sede en San Martín. Villamiel, Trevejo y San Martín
pertenecieron a la provincia de Salamanca hasta que en 1833 todos pasan a
Cáceres. En 1840 pasa el Juzgado Comarcal de Gata a Hoyos.
22
Sólo pensar lo lejos que están estos pueblos de cualquier punto de paso del
ferrocarril, de Cañaveral por el sur o de Ciudad Rodrigo por el norte, nos
da una idea del aislamiento serrano.
Ni el bombazo de la extracción del wolfram en Jálama, en los años de la
segunda guerra mundial, cambió el perfil sociolingüístico. Tampoco el uso
del castellano en el ámbito administrativo, eclesiástico o escolar ha podido
desplazar o anular la forma tradicional de hablar en esos pueblos.
Se calcula que usan a Fala sobre 10000 hablantes, unos 5500 como
habituales habitantes de los tres pueblos, el resto emigrados a las zonas
industriales de España y a otros países, sobre todo a Suiza.
En el pueblo de mayor población, Valverde, quizás por el hecho de ser un
pueblo más comercial y con la implantación del instituto, al que llegan
niños de pueblos que no usan esa fala, se va perdiendo la forma de habla
autóctona de forma más acelerada.
23
Ha habido propuestas para elaborar una gramática común, de base gallega.
Hoy se critica la intención y puesta en práctica de los ayuntamientos de
desvincular toda posible relación con la lengua portuguesa, adoptando la
ortografía gallega. Quizás haya sido apresurada la determinación de asumir
alguna grafía del gallego, como la x -con la que se transcribe el sonido
prepalatal fricativo sordo- para representar formas de pronunciación que
pueden abarcar desde las sibilantes alveolares fricativas sorda y sonora
hasta las prepalatales fricativas sorda y sonora.
Me produce una gran satisfacción ver cómo se llega a desarrollar en San
Martín de Trevejo, del 10 al 12 de julio del 2007, un curso de verano sobre
A Fala de Xálima, con la presencia de una buena parte de los estudiosos de
la cultura del valle y reconocer a quienes toman la iniciativa, así como el
patrocinio del Área de Normalización Lingüística de la Universidad de
Vigo, el ayuntamiento de S. Martín y el Centro de Estudos Galegos de la
Universidad de Extremadura. La Unión Europea ha confirmado su apoyo
para reforzar el estudio del habla de los pueblos jalameños dentro de la
escuela, como materia extraescolar. Se espera que en el futuro se
introduzca en el programa escolar para todas las materias que quieran optar
por el uso de a Fala. La Xunta de Galicia, a través de la Dirección de
Política Lingüística, ha mostrado su interés por actividades culturales,
lingüísticas y publicaciones, teniendo como referencia de comunicación la
asociación Amigos da nosa fala.
En Galicia se mira cada vez más con interés ese fenómeno cultural de a
Fala. Se empezó a conocer mayormente cuando por el 1991 Antón Reixa
entrevista, en el programa de la televisión gallega, Sitio Distinto, a un
camionero de Valverde del Fresno, Tomás Fernández Vázquez. Se
despierta el interés del filólogo Francisco Fernández Rei y de Xosé
Henrique Costas González, quien va a hacer una encuesta lingüística en
abril del 92. Éste transmite su interés a los alumnos universitarios, que
formarán la asociación cultural Alén do Val. En el Correo Gallego, salió un
reportaje el 4 de agosto del 1993 sobre Val de Xálima. El 23 de abril del 94
María Xosé Queizán publica en el Faro de Vigo A Fala de Xálima. El 13 de
marzo del 94 Informes TVG dedica un amplio programa al conocimiento de
a Fala. El grupo de gallegos, interesados por el tema, de profesores y
alumnos universitarios, especialmente desde la universidad de Vigo, han
elaborado un buen número de estudios sobre el valle de Jálama. Por el 94
hicieron un estudio-encuesta sobre el uso de a Fala en edades diversas y en
cada uno de los tres pueblos, sobre unos 320 encuestados, rayando casi el
100% de usuarios de dicha fala en Eljas, entre 94-98% en San Martín y
88% en Valverde, en las personas mayores, decreciendo un poco el uso
entre los hablantes en edad escolar. Por el 92 el profesor de la universidad
de Barcelona José Enrique Gargallo llevó a cabo una encuesta entre los
24
escolares de E.G.B, en la que, de los 29 encuestados de San Martín, 4
hablaban castellano en familia, de los 54 encuestados en Eljas, 3 usaban el
castellano en casa, de los 125 encuestados en Valverde, 25 confirmaron la
utilización del castellano en casa. Quizás en la realidad diaria no se llegue a
cuotas tan elevadas de asiduidad al habla autóctona, ya que la mayor
población de la zona se concentra en Valverde, que es donde menos se usa.
La situación de diglosia en esos pueblos es evidente, pudiendo hablar en a
Fala y en castellano con igual destreza.
25
Aún por fechas recientes sigue la polémica, más sosegada y en términos de
dialéctica democrática, entre representantes de la cultura extremeña y la
gallega, pero sobre todo en términos de política entre algún representante
de la Junta de Extremadura y la posición de algún parlamentario gallego
del BNG. El vicepresidente de la Junta extremeña Ignacio Sánchez Amor
considera que a Fala es patrimonio cultural extremeño y que a ellos les
corresponde su fomento y protección, siempre sin perjuicio de cualquier
colaboración. No encuentra lógico que un determinado partido de otra
autonomía vaya a establecer unilateralmente políticas en Extremadura. Se
refiere a la iniciativa del parlamentario gallego del BNG, Bieito Lobeira,
para que una delegación de la Comisión de Cultura del Parlamento de
Galicia visite la zona del valle del Jálama, al igual que la zona del Eo-
Navia, Bierzo y As Portelas, para la promoción del gallego y mejor
atención por parte de la televisión gallega. Con el Principado de Asturias y
con la Junta de Castilla y León hay convenios al respecto, campañas de
fomento de la lectura gallega y subvenciones para su uso oral y escrito. No
obstante, desde asociaciones como la asturiana Xeira se plantean quejas
sobre la promoción del gallego por parte de Galicia. Desde la Oficina de
Política Lingüística del Principado, se notifica al Parlamento gallego que la
política lingüística de la zona Eo-Navia la decide el Principado. Esas zonas
de las dos autonomías mencionadas, colindantes con Galicia, tienen
relación con el gallego vivo actual pero a Fala no ha tenido relación con la
lengua gallega antigua, ni con la actual, por espacio de 700 años. Se
reconoce por los expertos que no se trata de habla gallega, sino un
fenómeno singular donde confluye el antiguo galaico-portugués, el leonés,
el castellano. Toda asimilación a cualquiera de las lenguas establecidas se
traduce en pérdida de su propia esencia lingüística. Promoción de a Fala
significa respeto a su cultura y a sus gentes, nunca imposiciones. El
vicepresidente de la Xunta de Galicia, Anxo Quintana cree que se puede
colaborar, con el acuerdo de las autoridades extremeñas. Fuera de esos
determinados desencuentros, la relación entre las gentes del valle de Jálama
y gentes de Galicia, como las de cualquier otro sitio, es enriquecedora y se
espera que se pueda seguir disfrutando de ella, como lo han estado
haciendo recíprocamente pueblos jalameños y pueblos gallegos como
Moaña o Burela. Con frecuencia encuentro en vacaciones por los pueblos
jalameños grupos de gallegos, quienes se sienten muy bien acogidos.
26
3. APROXIMACIÓN LINGÜÍSTICA.
27
Para este estudio adoptaré unas determinadas grafías, sin ir más allá de su
validez para la comprensión del ensayo, como se suele decir, de andar por
casa. Dependiendo del público al que se dirija el estudio se podrá aplicar
una grafía que sea más cercana a su propia lengua, para evitar en lo posible
complicaciones y confusiones entre lo fónico y lo escrito, al alejarnos del
sistema lingüístico al que pertenece. Si el lector virtual fuera de habla
portuguesa, convendría usar la grafía lh para el sonido palatal lateral
sonoro, nh para la nasal palatal sonora, j, g+e, i para la fricativa prepalatal
sonora, ç para la dento-alveolar fricativa sorda, z y s para los sonidos
sibilantes fricativos alveolares sonoro y sordo respectivamente. Para el
lector de habla gallega y castellana, sería conveniente representar con ll, ñ
los sonidos palatales descritos, con j, g los velares fricativos sordos y el
aspirado, aunque entre filólogos se prefiera la h para la aspiración. Para los
gallego-hablantes conviene una x, que representa en dicha lengua la
fricativa prepalatal sorda, pero también, por la carencia de otro símbolo
acorde, para la sonora que se detecta en los pueblos de a Fala. Si el lector
fuera inglés, aceptaría de mejor grado th para el sonido de las interdentales
sonoras entre la oclusión y la fricación y sh para la fricativa prepalatal
sorda.
Uno de los mayores problemas de transcripción gráfica en estos pueblos lo
representa el margen articulatorio no bien diferenciado y sujeto a la
pronunciación particular o de cada localidad desde las alveolares fricativas
sordas y sonoras hasta las prepalatales fricativas sordas y sonoras. Aunque
se queda un poco escasa en la distinción fonética, al aglomerar diversos
sonidos sibilantes de a Fala, sería más familiar y quizás menos complicado
para el lector el uso de la grafía s, como algo provisional hasta poder
disponer de una grafía determinada consensuada. En los letreros de las
calles de San Martín se escribe iglexa con la x, que, como ya vimos, en
gallego representa la prepalatal sorda, aunque quizás, dada la etimología de
la palabra, no sea el signo que mejor represente la pronunciación sonora de
esa palabra mañega. El castellano-hablante no sentirá tanta extrañeza ante
el signo s, en el que en castellano han confluido todas las variantes de
sibilantes antes descritas más las antiguas africadas, pero a decir verdad, si
no fuera porque se van dando explicaciones fonológicas sobre la marcha, se
antoja como escasa la aportación de esa grafía para conglomerar tanta
variedad de fonemas. Si uso la z para la alveolar fricativa sonora, puede ser
confundida con la z interdental /θ/. Si uso la j, g+e, i para los sonidos
prepalatales fricativos sonoros, como el portugués, se puede llegar a
confundir con su valor velar /x/. Si uso la x, para posibles transcripciones,
como en gallego, de los sonidos prepalatales fricativos sordos, puede llevar
a equívoco con el doble sonido /ks/ de dicha grafía en castellano, aunque el
uso de x sería lo menos grave por su poca frecuencia en dicha lengua. Para
28
el mismo sonido podría seguir el uso de la grafía anglosajona sh, sin que
haya equívocos con tal grafía inexistente en las lenguas peninsulares. De
hecho, podemos ver ambas, x, sh en un mismo escrito de gentes de un
mismo pueblo jalameño, como podemos comprobar dando una ojeada a la
revista lagarteira Anduriña del verano del 97. La grafía h carente de sonido,
se podría evitar, pero prefiero incluirla para evitar confusiones y para
indicar el acercamiento nasal-velar en el artículo indeterminado femenino
unha o el adjetivo-pronombre indefinido alguhna. Para el sonido vocálico
/i/, que el castellano transcribe en las grafías i, y, aplicaré el ahorro gráfico,
como el gallego, en un sólo signo i. Dejaré la y para los sonidos
consonánticos. Tampoco es pertinente la distinción bilabial-labiodental
sonora por aquí, como por la mayoría de puntos de España, pero prefiero
mantenerlas para evitar al lector posibles confusiones. Para el sonido
interdental fricativo sordo /θ/ se sigue la norma ortográfica castellana y
gallega z, c+e, i (no olvidar que a Fala presenta un amplio margen
articulatorio entre ese sonido y el dental oclusivo, quedando en medio el
fricativo dental parecido al de th inglesa, usando para ambas dentales la
grafía d). La oclusiva velar sorda va representada como en castellano por c,
k, q.
Con el uso de las grafías lh, nh, ç, x o los acentos circunflejos o signos de
nasalización, podemos confundir al lector y hasta inducir a que algunos lo
puedan ver como una adaptación a lenguas con las que comparte elementos
comunes, como la portuguesa o la gallega.
29
3.1 Desde la fonética-morfología.
3.1.1 Vocalismo.
En dicha posición llegan a desaparecer los fonemas /e/, /o/, quedando como
únicas vocales finales átonas /a, i, u/, fenómeno propio de las hablas astur-
leonesas, fuertemente arraigado en toda la Sierra de Gata salmantina y
cacereña.
Las escasas terminaciones con /í/ no siempre son bien aceptadas, a no ser
que se deban a la pérdida de una consonante, como en filí (feliz, de felice),
por lo que a veces se puede llegar a colocar una consonante al final, como
en borceguín, sabalín-jabalín, (al estilo de la forma gallega xabaril o la
portuguesa xabarín). Influirá en la formación del plural un tanto semejante
a las lenguas gallega y portuguesa, con la adición de una -s, en lugar de la
consonante final del singular y la terminación -is, resultando sabalís-
jabalís, calcetís, alevís, infantís, aunque puede hacerse valer la fuerza
fonética de la nasal final para formar el plural con -is después de
consonante, en sabalinis-jabalinis, borceguinis.
30
3.1.1.2 3.1.1.2 En sílaba inicial e interior de palabra.
Se mantienen las cinco vocales /a, e, i, o, u/. José Luis Martín Galindo cree
que existen pares de vocales /a, e, o/ abiertas y cerradas. La marcada
tendencia a la cerrazón vocálica de estos pueblos dificulta la posibilidad de
pronunciaciones abiertas. Antonio Viudas Camarasa no considera que haya
diferenciación fonológica de apertura. Se quedarían en tres grados de
apertura, con cinco fonemas, frente a los cuatro grados de apertura y siete
fonemas del gallego-portugués.
En cuanto a las terminaciones vocálicas en -i, confluyen -i, -e, alcanzando
hasta la -e etimológica conservada en las hablas leonesas -bien marcada en
el vecino pueblo de Villamiel y otros de los alrededores-, en términos como
tosi, coici, foici, peci, faci, nodi (tos, coz, hoz, pez, haz, nuez). En la obra
Vamus a falal, de Domingo Frade, aparece la terminación en -i duplicada
en diversas palabras, como hoxii, caxii, lonxii, entre otras. En la
terminación -u, confluyen -u, -o. Podemos considerar este fenómeno como
típico del astur-leonés y hasta del habla popular en general. Por regla
general las hablas occidentales de la península tienden a la cerrazón de la o
final, aunque en la escritura, tanto en el portugués como en el gallego,
prevalezca el signo o.
Se modifican las estructuras gramaticales al influir la cerrazón vocálica
final en los morfemas verbales y en los nominales del plural. Se crea un
cierto polimorfismo entre los pronombres personales, según su posición
con respecto al acento, los que van en posición proclítica, me, te le, le(s), se
y los de posición enclítica, mi, ti, li, li(s), si.
Estas terminaciones vocálicas no reflejan nasalidad alguna, como se podría
pretender colocando una letra m al final de palabra en concordancia con la
forma conservadora de esa m final del portugués o desde sus orígenes
etimológicos, como homi (de hominem latina), nomi (de nominem).
31
prefiere la vocal más abierta, o, os, así como las correspondientes
contracciones, de entre las diversas formas que utilizan los hablantes de
cada pueblo, u, ú, au, a u, nu, nus, en-in u, en-in us, du, dus, de u, de us,
cu, cus, cun u, cun us, pu, pus, pa u, pa us, puru, purus, pur u, pur us, pulu,
pulus. Se nota la cerrazón en la primera y segunda forma del plural del
pronombre personal, nus-mus, vus (nos, os), la contracción de pronombre
personal y artículo mu, mus (me lo, me los). San Martín opta por la vocal
más abierta /o/ en estos casos. Se usa la vocal cerrada en el adverbio de
negación nun, a veces también usado sin la nasal final como partícula
interrogante, ¿Nu pairi? (¿Verdad padre?) y en el comparativo-
interrogativo cumu.
32
(diez) y sus compuestos, días de la semana mérculis, vernis, melru, netu,
cegu, ceu, sintimentu, membru, merda, simenti, sen, asentu, quen, estercu,
remendu, meu (miedo), pero a veces se oye también la forma diptongada,
desiertu, aguardienti, tienda, siguienti, corrienti así como los meses del
año setiembri, noviembri, diciembri, entre otras tantas. Se prefiere la vocal
palatal más cerrada en vinti, pero no se detecta apenas ya en trenta-trinta.
33
denominan esbarabática, en berezu del latín brocius, tomado del celta, que
da en castellano antiguo bruezo. En mazaroca (mazorca) no es que se
introduzca /-a-/, como aducen diversos lingüistas que han investigado en la
zona de las hablas leonesas, por basarse en una comparación con el
castellano actual y no en una evolución histórica, sino simplemente que se
conserva del antiguo castellano hasta el siglo XV, maçaroca, hoy también
conservada en el portugués y gallego.
Se verifica asimilación y disimilación ante consonante implosiva, a,
o+s>e, especialmente por falso análisis del prefijo es-, escurecel, estilla. A
veces se puede percibir un intercambio entre e-a+nasal, en antocis,
calandariu-calindariu, an ca de (en casa de), empolla, engarela, enguila,
enguileñu.
En posición inicial absoluta son detectables prótesis: De a-, agruñu-abruñu
(ciruela), arreguñal (rasguñar), aguañal (guadañar), anal (nadar), atroal
(tronar), arrebañal (rebañar), arrepelal, arreídis (raíces) típica lagarteira;
de em-, emprestá; por una falsa segmentación sintagmática o falso análisis
de artículo y nombre, a arradiu, a afotu, a amotu, a adinamu. En algunas
palabras se detecta una prótesis de sonido vocálico palatal /i/, en Eljas,
interviniendo en la conservación de un antiguo sonido consonántico palatal,
que ha llegado a su evolución presente en una sibilante sonora, que acerca
su punto articulatorio de los alveolos al paladar con la presencia del
mencionado sonido vocálico palatal, como podemos comprobar en isenti,
isovis, isinsa, isuntu, isenru. Se llega a casos de aféresis, como en a
cordeón. La aféresis viene incentivada por una especie de economía
lingüística, muy marcada en los nombres propios, evitando la vocal inicial,
Pifaniu (Epifanio), Pidiu (Elpidio), Poloniu (Apolonio), Lías (Elías), Sabel
(Isabel), Noriu, Norín (Honorio), Miliu (Emilio), Melia (Amelia) o
simplemente tendiendo a pronunciar la parte de la palabra más próxima al
final, Che (José), Chus (Jesús), Chon (Ascensión, Asunción), Chenchu
(Inocencio, Crescencio), Llellu (Aurelio), Gelitu (Angelito), Cianu
(Luciano, Feliciano), Goyu, Gorín (Gregorio), Colás (Nicolás), Ninu, -a
(Saturnino, -a, Ceferino), Ferinu (Ceferino), Toya (Victoria), Maculada
(Inmaculada), Gildu, Menegildu (Hermenegildo), y casi sistemáticamente
en los nombres de origen griego, Gapitu, Tasiu (Anastasio), Tanasiu
(Atanasio) y los compuestos con eu-, que significaría en griego bien, Lali
(Eulalia), Ulogiu, Usebiu, Ugeniu. El diptongo /eu/ en interior de palabra
se reduce en Luteria (Eleuteria).
La tendencia a la aféresis es bastante corriente por la no tolerancia de los
grupos vocálicos iniciales -y la correspondiente contracción del habla
vulgar y castellano popular-, como en Agustu (Augusto), Ureliu (Aurelio),
usiliu (auxilio), ucalitu (eucalipto), eropuertu-rupuertu (aeropuerto). La
forma ainda (todavía), que conocemos del gallego y portugués, suele
perder la vocal inicial, quedando en la otra forma gallega inda. En el
34
castellano popular y las hablas en general que no han seguido las normas
más estrictas de la lengua escrita, tienden a contraer los grupos vocálicos,
entre los que podemos incluir anque (aunque). Aún siendo la /a-/ la vocal
quizá más afectada por la aféresis, no faltan ejemplos con otras vocales,
saúra (asadura), gonía (agonía), nea (anea), duana (aduana) o en formas
verbales con la forma pronominal, belu (haberlo), bésilu (habérselo). Por
relajación, en fonosintaxis, se llega a pu(r-l) cima (por encima).
Se apocopa la /-e/ tras l, n, r, s, c, en la tercera persona del singular del
presente de indicativo y segunda del imperativo, ven (viene), ten (tiene),
val-vali (vale), pon (pone), quel (quiere). Se llega a perder también la
consonante en el verbo idil-idel-eidel, menos en Valverde donde se prefiere
dicil, en la conjugación de formas como el di, nos idemus, vos idéis en
Eljas, nos idimus, vos idís en San Martín. La pérdida de la consonante
intervocálica, con el consiguiente reajuste de las vocales en contacto, afecta
de forma muy intensa a esta zona, dentro de las de influjo político-
lingüístico leonés, lo cual trataremos más adelante.
Al igual que se contraen las vocales en contacto, sobre todo las iguales, por
la pérdida de las consonantes intervocálicas, se tienden a reducir todas las
que se encuentren con la doble vocal, alcol (alcohol), Isá (Isaac).
35
3.1.1.5.1 Por pérdida de la consonante etimológica al final de palabra.
37
propia de todos los pueblos de la Sierra de Gata, en los substantivos, mu(u),
estornú, escú (mudo, estornudo, escudo). Los adjetivos masculinos y sus
formas sustantivadas tomarán esta misma terminación -u, pero los
femeninos, al ser distintas las vocales y no asimilables, terminarían en -úa,
como múa (muda), cornú, -a (cornudo,-a), cru, -a (crudo, -a), mu, -a
(mudo, -a), menú, -a (menudo, -a), macanú, -a, collunú, -a. Se reducen dos
sonidos vocálicos a uno en la terminación átona de palabras, aunque puede
quedar, como signo de la vocal perdida, el alargamiento de la vocal
resultante final, como continu, antigu, ambigu, contigu (continuo, antiguo,
ambiguo, contiguo).
38
se forman con dos vocales en contacto en la sufijación -aúra, mullaúra,
asaúra, rodaúra.
Dentro de una tendencia de variedad lingüística popular se evita la
pronunciación de la d- inicial, generalmente en los prefijos des-, quedando
como inicial la vocal, espabilal, esfloral, esfolal, esnucal, esgarral,
esfarrapal, escangallal, espiparral, esbagueira (fenómeno muy corriente
en gallego). A veces antepone es- como si de un prefijo reglamentado se
tratara, estenacis-tenadis (tenezas), escabedás (cabezal). Esta tendencia se
observa mucho en el pueblo de Villamiel, donde las trébedes (del latín
tripedem-tripode) de la cocina para poner el puchero o caldereta se
denomina estredis, mientras que los pueblos de a Fala optan por una forma
inicial como la latina, tresnis o con el prefijo, estrenis.
39
semás. Tal conservación atañe a las palabras procedentes de las
terminaciones latinas -anus, -ana -que en gallego suelen terminar con la
nasal en masculino y con la vocal aguda, al perder la nasal intervocálica, en
femenino, como en irmán-irmá, castelán-castelá-. En el Eizionariu brevi
castelán-xalimegu, de Carlos Quiles, vemos la forma reducida, castelán,
tipo gallego. Me sorprende en el título de dicho diccionario la formación
del diptongo inicial de eizionariu. No ha de extrañar que de un inicio de
palabra di-de- se pueda formar el diptongo ei- o su reducción a i-, en eidel-
idel-idil de dicere latino.
Se llega a perder la consonante vibrante del adverbio temporal de uso
general, agora (de la latina hac-hora), forma típica gallego-portuguesa,
para quedarse en agó, sobre todo en Eljas.
40
(regadera, coincidiendo de forma homófona con la palabra con significado
de reguera o regato), sueira (sudadera), coeira (colador).
Por similar procedimiento se llega a la denominación del pueblo vecino
Cilleros, como Cileirus, del Celarium latino y el adjetivo modal liseiru
(ligero). Se llega al triptongo en el nombre de la planta fieitu, (helecho) en
Valverde y San Martín, pero reducido a una vocal en Eljas, fitu. El gallego
dispone de las formas fento y fieito.
La tercera persona del singular del pretérito simple o indefinido, en los
verbos de la segunda conjugación en -el, San Martín la termina en -ei,
bebéi, corréi, volvéi, chovéi, valéi, lei, morréi, mientras Eljas y Valverde
optan por la terminación más gallego-portuguesa en -eu, bebéu, corréu,
coméu, chovéu, valéu, leu, murréu. He observado en algún hablante de
Valverde la terminación -ei en la primera persona del mismo tiempo de los
verbos de la primera conjugación en -al, como redéi, aliséi, compoñéi y
hasta fei. También diptongan en ei las formas del presente de subjuntivo del
verbo querer, queira y la ya no usada y considerada como algo arcaico en
San Martín para el verbo ir, eidel. Es típico de estos pueblos ese diptongo
en el pronombre sujeto, ei (yo) y en los posesivos masculinos, mei, tei, sei,
meis, teis, seis.
En la segunda y tercera persona del singular y la tercera del plural del
presente de indicativo del verbo decir de estos pueblos se evidencia la
misma pérdida de consonante etimológica que lleva a cabo el gallego con
las formas dis, di, din. Pierden la /d/ inicial el infinitivo de idil-idel-eidel,
aunque podemos oír dicil, sobre todo en Valverde y algunos casos
particulares en Eljas. Conllevan también esa pérdida palabras como iñeiru,
udia (docena). Puede aparecer de forma muy esporádica la epéntesis de una
d- al principio de palabra, como en dil (ir), más bien por un efecto de la
pronunciación de la variedad vulgar. Algo parecido sucede con la
evolución en a Fala del término latino jectare hacia eital-ital, con la
vocalización del primer elemento del grupo ct, que el castellano evoluciona
hasta la consonante africada palatal sorda del signo ch y la desaparición de
la semiconsonante inicial. En gallego y portugués se optó por la epéntesis
de /d/, deitar. Al principio de palabra podemos encontrar también ese
diptongo, en el término eira con dos significados, era para trillar los
cereales y hiedra (de hedera latino, con pérdida de /e/ átona y la típica
vocalización en /i/ de la /d/ implosiva en San Martín, que veremos más
adelante en casos como peira (piedra), pero que también puede tomar en
este pueblo un inicio de refuerzo consonántico y, yedra y yeira, como en
Villamiel, al estilo de yelba, yelu). En interior de palabra podemos apreciar
dicho diptongo en seira, en San Martín, iseira en Eljas (huebra o porción
de terreno que se ara en la jornada, con algún parecido en su origen
semántico a la forma gallega xeira, pero con el matiz sonoro en San Martín
y Eljas, mientras que en Valverde prevalece la articulación sorda), seitu
41
(manera), apenas usada, como el gallego xeito, pero más usada seitosu, con
sibilante sonora.
Se origina, a veces, de la vocalización del primer elemento de los grupos
consonánticos latinos, sobre todo, ly, t´l, c´l, g´l, sy, ry, x, quedando un
sonido consonántico que ha ido perdiendo la palatalización hacia los
alveolos, con sonorización evidente en San Martín y Eljas, pero
acercándose a la pronunciación sorda en Valverde, beisu (beso), queisu
(queso), peleisu (pellejo), Moraleisa (Moraleja), albeisa (alubia carilla),
cangreisu (cangrejo), queisal (quejar), deisal (dejar), ceisa (ceja), reisa-
rella (reja), cereisa (cereza), freisós (judías), en San Martín, teisón (tejón)
en Valverde. De la misma forma se forman algunos diptongos en /ai/, baisu
(bajo), forraisi (forraje), encaisi (encaje), ventaisa (ventaja), escumaraisi
(espumarajo), caisa (caja), tinaisa (tinaja), salvaisi, páisaru (pájaro)
esdrújula en Valverde, paisaru, llana en San Martín y buena parte de los
hablantes de Eljas. En Vamus a falal de Domingo Frades ese sonido
vocálico palatal /i/ toma a veces posiciones sin trasvase por metafonía,
como en debaxiu, quexiu, cerexia, otras veces se comporta como un
refuerzo al sonido consonántico anterior, xiuntu, xiaringa, xiarra, xiabón,
Xiuan, xiugu, axiual. En Valverde se denomina al pimiento y al pimentón
aisín -en Sudamérica se le dice ají a los pequeños pimientos picantes-, con
sibilante sorda, con un toque de palatalización, que se hace más evidente en
Eljas, referido sólo al pimentón. Se llega al triptongo en casos como viaisi
(viaje). Por el mismo sistema se forman algunos diptongos en /ui/, bruisa
(bruja), furr(u)isi (hollín) en Eljas, pues en San Martín sería fulisi -más
próximo en su vocalismo al fuligem portugués, del fuliginem latino que al
feluxe gallego-, así como en /oi/, coisu (cojo), floisu-froisu (flojo), alfoisa
(alforja), manoisu (manojo).
42
fonte, de puntos occidentales de Asturias o xuebes, bueis, cierto, tamién de
la zona del Sil en El Bierzo. De los diptongos latinos /au, ai/, vemos que,
entre las diversas hablas, cada una ha cogido una forma determinada de un
momento de la evolución hasta el último eslabón más evolucionado del
castellano. Se efectúa un proceso au>ou>o y ai>ei>ee>e, que evidencia
que, exceptuando el castellano con la forma más tardía, las demás hablas se
quedan en las formas intermedias /ou/, /ei/.
Se diptonga contra pronóstico la o breve latina en güespi o se conserva
como hospi (de hospite) y güelu, -a, güera, adquiriendo ambos una
consonantización velar oclusiva sonora al principio de palabra, en el primer
caso, desde la semiconsonante velar /w/ inicial, en el segundo por el mismo
proceso, al perder el elemento vocálico y al velarizarse el consonántico que
le antecede como fenómeno del habla vulgar.
43
elección arcaica, como muitu, escuital pero que generalmente se ha llegado
a la desaparición de la vocal palatal como mutu y escutal. El mismo
proceso afecta al grupo lt latino en cutelu. Aunque el grupo latino ct
evoluciona, en estos pueblos como en gallego-portugués, hacia la
vocalización palatal /i/ de la consonante implosiva, como en leiti, peitu,
feitu, direitu, proveitu, estreitu, noiti, oitu, se observa también la pérdida de
la vocal palatal /i/ y la cerrazón, en algunas palabras como luta, truta,
lituga, al igual que en alguna zona del Bierzo, Las Portelas de Zamora y el
área limítrofe de la provincia orensana, donde también se encuentra algún
caso de pérdida de la dental intervocálica -ade>-ai, como cidai-ciai, tan
típica de los pueblos jalameños. En Eljas queda de forma sistemática la
forma reducida en ital del iectare latino, mientras que en los otros dos
pueblos oscilan las formas ital-eital. De los ejemplos citados se puede
concluir una cierta tendencia a dar un paso más en la evolución de los
grupos latinos /kt/, /lt/ perdiendo un elemento de la diptongación producida
por la vocalización palatal de la primera consonante del grupo.
Encontramos el diptongo /oi/ en la denominación del pueblo vecino Hoyos,
como Foius. También en la forma hoisi (hoy, del latín hoc dies, que pasa al
latín vulgar como hodie), con la leve pronunciación de la vocal palatal /i/
de transición al punto articulatorio o como refuerzo de esa sibilante
fricativa sonora alveolo-palatal o como indicio de metátesis.
44
vocálico delante de la sibilante, como ya vimos anteriormente, en coisu,
peleisu y un elenco amplio de palabras como bruisa, cangreisu, ceisa,
reisa, cereisa, ventaisa, tinaisa, caleisa, queisal, encaisi, salvaisi, forraisi,
manoisu, floisu, alfoisa, Moraleisa, baisu, paisaru-páisaru -similar al
proceso y resultado de algunas formas arcaicas del vocabulario de
Villamiel como peleisa, jisu (hijo), paveisa (pavesa), galgaisu (gargajo),
(z)dancaisá (zancada), muisel (mujer), vieisu (viejo), chingarabaisa,
cangaisu (cangalla), lechugueisa (lechuguilla)-. En gallego una gran parte
de los términos equivalentes a los de a Fala no llevan el elemento vocálico
/i/, coxo, pelexo, bruxa, vantaxe, calexa, salvaxe, forraxe, alforxa, paxaro,
pero sí en reixa, cereixa, queixar, encaixe, baixo.
45
3.1.1.6.5 Diptongos resultantes del grupo consonántico latino ct.
3.1.1.7 Triptongos.
46
formas verbales se puede comprobar también la tendencia hacia la y de los
mañegus, mientras que los otros dos pueblos oscilan un poco entre ese
sonido y el vocálico /i/, como evidencian los casos oya-oiva (oiga), queya-
queia (caía), entre otros. Tanto en San Martín, pueblo más propenso a la
palatal medial típica de las hablas astur-leonesas, como en Eljas, se usa
dicha consonante en viyú (viudo) y su femenino viyúa-veyúa (conservado
en un topónimo de Villamiel, el Arroyu la Veyúa). El gallego pierde la
consonante -d-, viúvo, -a, pero conserva la labiodental, como el italiano que
ha conservado las dos consonantes, vedovo, -a. Como podemos observar la
consonante palatal-medial suele proceder del grupo yod latino di, de
médium, podium, radium, remedium, ad-deus, fodiare-fovea.
De la terminación latina -tatem, que da en castellano la terminación -dad,
se forma un diptongo propio de la fonética de estos tres pueblos, mitái,
amistái, idái-edái, lealtái modalidái-modaliái, variedái-varieái (mitad,
amistad, edad, lealtad, modalidad, variedad). No está muy clara la
desaparición de las consonantes dentales, pues en un mismo pueblo como
Eljas se pueden captar palabras con la pérdida de una sola consonante, la
última, más propio de Valverde, velocidái, responsabilidái, seguridái,
humanidái, oportunidái, realidái, humidái, posibilidái, actividái, agilidái,
navidái y otras con pérdida de las dos dentales, formando un triptongo,
ciai, activiái, nicisiái-necesiái, infilmiái autoriái, mociái, seguriái,
balbariái, naviáis, es-oscuriái, feliciái, festiviái, etelniái, habiliái, capaciái,
caliái, cualiái, uniformiái, variái, humiái, ansiái, calamiái (ciudad,
actividad, necesidad, enfermedad, autoridad, mocedad, seguridad,
barbaridad, navidades, oscuridad, felicidad, festividad, eternidad, habilidad,
capacidad, calidad, cualidad, uniformidad, variedad, humedad, ansiedad,
calamidad). Se llega incluso a cuatro vocales en contacto, en sucieái,
varieái. Este fenómeno lo podemos encontrar en puntos de confluencia del
gallego y el leonés, como en el astur-leonés accidental, con atención
especial en tierras de Los Ancares y La Cabrera. El gallego y portugués sin
embargo conservan dichas consonantes intervocálicas.
47
Si al perder la nasal intervocálica de la latina plenum se queda en la forma
masculina en cheu, en la femenina se puede encontrar el triptongo cheia,
con la /i/ antihiática típica del portugués.
48
Diferencias más típicas en el tratamiento vocálico entre los tres pueblos:
49
3.1.2 Consonantismo
50
factor humano, a cualquier grupo hablante conservador de la /f/ latina que
haya podido influir en el devenir del habla singular del valle del Jálama.
Vamos a hacer hincapié en el contraste que hay entre los tres pueblos de a
Fala, con la conservación de esa consonante y otros del entorno que la
aspiran fuertemente o con respecto a la lengua oficial castellana actual, que
pierde dicho sonido del latín. El proceso de la desaparición en la lengua
castellana de /f/ que no sea ante e, o breves del latín, en cuyo caso se
conserva, empezó con un toque de aspiración. La aspiración de /f-/ latina
es un hecho histórico comprobado en las hablas leonesa, andaluza,
judeoespañola y montañesa -región esta última con muchas similitudes
lingüísticas con el vecino pueblo de Villamiel-. El dicho de la tierra
extremeña el que no diga jigu, jacha y jiguera no es de mi tierra lo
podemos oír en la zona montañesa de Cantabria. Sin embargo en lugares
donde quedan restos del antiguo leonés, en el asturiano occidental y central,
se conserva la labiodental.
Veamos sólo a modo de ejemplo algunas de las tantas palabras con la /f/
conservada:
-En posición inicial, fala, falal, fariña, fomi, farrapá, fillu, fodá, fartu,
fallal, folla, ferru, ferreiru, figu, figueira, foici-fueici-fuiciñu, folgadón,
figáu-fígadu, fonda, folmiga, fornu, fumu, furón, fortiga, fudicu, faba,
fieitu-fitu, fartucá, fulisi-furruisi, farrapal, firía, fincal, fincacha. En el
término fel confluyen dos evoluciones desde el latín, una de facere (hacer)
y otra de fel (hiel). De filus latino se llega a pronunciaciones dependientes
del hablante, fiu, hilu y hasta filu. De femina latino hoy se usa sobre todo
hembra, aunque siempre hay alguno que prefiera la palabra con el antiguo
sonido labiodental fembra, al estilo del gallego-portugués femia, sin
embargo se conserva ese sonido en la palabra compuesta machifembral. No
se conserva la labiodental en hongu, usando en general la palabra turtullu.
A veces se introduce el sonido fuertemente aspirado, pudiendo llegar a oír
de algún hablante de San Martín jierru, jimplal, aunque se suaviza la
aspiración en hincháu. Sólo en algún caso particular he podido captar fogal
(cocina de leña), faca (como yegua, jaca), pues el dicho sobre Villamiel,
Vilamel, ni(n) jaca ni(n) cuchinu ni mullel, evidencia el uso de esa palabras
sin la f-.
En posición intervocálica podemos incluir, mufosu, almofá, afogal, afolcal.
En palabras precedidas de prefijo encontramos, desferráu, afundil.
51
Al acercar el sonido inicial a la /l/, teniendo que pasar desde posiciones
labiales hasta la lateral, se llega a un sonido palatal, que en posición inicial,
el castellano tendió a la lateralización, plasmada en la grafía ll y el gallego-
portugués a la africación, en la grafía ch. En posición intermedia, las tres
lenguas coincidieron en la forma africada o, a veces, en la solución cultista
de conservación, como en ancho-amplio, chave-clave, hinchar-inflar.
En algún momento, entre los siglos X y XII, pudo haber un punto de
encuentro entre las soluciones evolutivas de las hablas de los reinos
castellano y leonés en que se coincidía en una palatalización africada
sonora, que oímos en la pronunciación argentina de poyo, gayo (pollo,
gallo). Posteriormente una se ensordeció y la otra se lateralizó. En leonés
antiguo existía la forma palatal africada de la grafía ch, que pervive en el
asturiano occidental cerca de Galicia, pero se iban dejando ver también las
formas con la lateral palatal, representada con ll. En bable percibimos las
variantes entre la africada sonora y la sorda. En a Fala se pronuncia la
forma africada como en Galicia, mientras que el portugués prefiere la
forma fricatizada, como la sh inglesa.
En los pueblos del Jálama encontramos buenos ejemplos de la evolución de
dichos grupos latinos en inicio de palabra en la africada palatal sorda,
chamal (llamar, de clamare), chovel (llover, de plovere), chuvia (lluvia, de
pluvia), chavi (llave, de clavis), chan (llano, de planum), cheu (lleno, de
plenum), choral (llorar, de plorare), cheiral (heder, de flagrare), chama
(llama, de flamma), chegal (llegar), choca (clueca), chucallu (cencerro).
Sobre el mismo proceso que origina la formación de hinchal, se basa la
palabra típica gallego-portuguesa enchel de los pueblos jalameños.
Ha adoptado este fonema palatal la palabra chafurdón (en portugués
chafarda, pero, en toponimia de poblaciones portuguesas cercanas a la
zona, he detectado dos casos con el nombre Safurdao) de origen germánico
sau-hürde (habitáculo o vallado para los cerdos), en antiguo castellano ça
hurde interdental, primero africada y luego fricatizada. En Villamiel se
conserva con la sibilante originaria sagurdón. Estos cobertizos de piedra
circulares, cubiertos con lascas de piedra, hiniestas y tierra recuerdan las
construcciones prerromanas gallegas, aunque en estos pueblos están en el
campo, dispersos, sin la función de casa familiar, sino como casita en el
campo para cobijo de los animales y de las mismas personas de las
inclemencias del tiempo, así como para guardar los aperos de trabajo. La
misma función tienen los chozus. Por la zona serrana se conocen como
aperitivo os-us chochus, legumbre cuyo nombre toma el castellano del
árabe, altramuz.
Se produce una palatalización expresiva de yod, concentrando la palabra en
el conjunto fónico de la parte final del término original, Chon (Ascensión,
Asunción, Concepción), Chus, Chuchi (Jesús), Che, Chemari (José). En
Chimín (Fermín), se palataliza la /f-/. En Eljas se llega a palatalizar la
52
consonante dental, al estilo del brasileiro con relación al portugués, en chu
(tío).
-La evolución de los grupos latinos /ly, k´l, t´l, g´l, ks/ y las
formas latinas i, j, g, dy-
53
filium, que luego evolucionaría a forma ensordecida jichu, pero que
generalmente mantuvo la sonorización palatal, ya fricatizada durante largo
tiempo en la Edad Media, quedando en la forma villamelana jisu como
sonora sin apenas ya matiz palatal. Por los tiempos de evolución
consonántica más o menos común se formaría una palatal central /y/,
primero tendiendo a africada y posteriormente a fricativa, como el toque
conservador italiano que los argentinos dan a las palabras castellanas con ll.
Hoy se conserva en el dialecto astur-leonés con una pronunciación más
central, como en fueyo, ueyos. En a Fala se detecta más esta articulación
que la lateral de la ll. En la zona de La Cabrera leonesa se combinan hoy
fiyu, fueya, payeiru, meya, borrayu, banduyu, badayu, chucayu con ourella,
berberaxu. De la forma lateral surgiría la evolución posterior gallego-
portuguesa, acompañando a la ya aceptada no diptongación de las vocales
breves latinas, como en folla, fillo, ollos. El castellano desde esa /y/ tendió
a la prepalatal fricativa sonora en su época medieval, con las grafías i, j, ge,
gi. El portugués actual concreta ese mismo punto de articulación para las
grafías j, ge, gi, lo que presupone dicho punto común dentro de la
evolución propia de cada lengua. Los ejemplos de Villamiel reflejan esa
tendencia evolutiva primitiva. Como ejemplo de ese punto conservador
podemos coger el término peleisu, válido para a Fala, para las hablas
gallego-portuguesas y para el vecino pueblo de Villamiel, como término
arcaico (cada una con sus matices de palatalización y sonorización). La
velarización en /x/ castellana se realiza muy posteriormente. Con este
ejemplo vemos una concomitancia con las formas villamelanas, cuando
cabría espera una palatal lateral ll, propia de la evolución del grupo /kl/
latino. Quedan algunos ejemplos de la existencia antigua de esas
articulaciones en rella y reisa (con sibilante sonora en San Martín y Eljas,
con la sorda en Valverde, donde se puede encontrar aún un pequeño matiz
prepalatal, cuya forma sorda se ha extendido en la lengua gallega). En
gallego y portugués se conservan ambas formas en rella-relha y reixa, la
primera para el arado, la segunda como verja, aunque se puede oír todavía
en algún hablante gallego para este último significado la forma con la
prepalatal sorda reixa. La forma con prepalatal se ha ido relegando, en la
lengua académica del gallego y del portugués, a favor de cella-
sobrancelha. En los pueblos jalameños se tiene preferencia por ceisa en
detrimento de la forma que cabría esperar cella. Se usa misal (mear), al
estilo del gallego y portugués mexar-mijar, como norma general, pero a
veces surge millal. Puede ser debido al mantenimiento de formas arcaicas
en el momento en el que no estaban aún claras las direcciones hacia la
pronunciación palatal central o lateral o hacia las palatales fricativas, lo que
induce a dudar en gallego entre el uso de coello o conexo. Puede también
ser debido a una hipercorrección como ocurre en Galicia con antollo, con
54
frecuencia pronunciado y hasta escrito, como nombre de unas tiendas,
como antoxo.
Sigue esa tendencia sonora no lateralizada la palabra albeisa, del grano
leguminoso conocido también como chíchari en muchos pueblos de la zona
o carilla en los más castellanizados. La posible vacilación por lenteisa-
lentella (de lenticula latina) se resuelve hoy en día en estos pueblos a favor
de la forma castellana lenteja.
Pudo ser ésa la forma intermedia, con la formación del diptongo ante yod o
grupo consonántico del leonés, y que hoy vemos en el asturiano ueyos
(ojos). Pudo haber en el momento de palatalización una fricación en /y/
antes de pasar a la lateral del ámbito gallego-portugués y a la velar /x/ de la
grafía j, ge, gi del castellano. En los pueblos jalameños se detecta esa forma
central que hemos visto conservada en el asturiano entre fricativa y
africada, sobre todo en San Martín, si bien la relajación articulatoria
propicia que se oiga, a veces como /y/, a veces como /i/. Del conseio
antiguo se pasó a la forma de la lateral palatal de consellu como el gallego-
portugués o a la central de conseyu (en castellano consejo). Para no liarnos
demasiado usaré la grafía ll, como elemento de trabajo.
De la evolución de los grupos latinos anotados se podrían recoger un buen
número de ejemplos, de entre los que enumero algunos, fillu (de filium),
mullel (de muliere), allu (de alium), folla (de folia), alléu (de alienum),
traballu (del latín tardío trabalium), Trevellu (de Trebelium), millol (de
melior), ollu (de oculum), espellu (de especulum), orella (de auricula),
abella (de apicula), palla (de palea), piollu (de pidoculum), cuellu (de
cuniculum), tella y telláu (de tegula), cuallu (de coagulum), cullel, con sus
derivados, escullel, recullel, encullel (de colligere). Son muchas las
palabras que siguen tal evolución, de las que se puede anotar un buen
número de ejemplos, como cangallu, cascallu, ramallu, rastrollu, navalla,
migallón, estropallu, parella, aparellu, atallu, baralla, cagallón,
arrebullal, bandullu, rebulláu, mullal, bugalla, carballu, regocillu,
aguillón, agasallu, antollu.
La lateral palatal puede transformarse en palatal nasal, peñiscá, peñiscus
(pellizcar, pellizcos).
J.L.Martín Galindo, siguiendo su tendencia a la trascripción ortográfica
portuguesa, usa lh para representar gráficamente el fonema lateral palatal.
También algunos gallegos lusistas prefieren esa grafía a la ll por considerar
esta ultima más propia del castellano, como lengua rival de la que hay que
alejarse lo más posible, buscando las divergencias más que las similitudes.
55
con la epéntesis de un sonido vocálico palatal /i/. En Valverde gana terreno
la velar castellana, pero quedan ejemplos con alveolar sorda y, en
determinados casos, hasta con un leve toque de palatalización. Todo ello lo
trataremos en el apartado de los resultados de las antiguas fricativas y
africadas palatales. Sin embargo en éste nos interesa otra forma evolutiva
coexistente con la anterior que se aprecia en San Martín principalmente. Se
trata de la palatal fricativa central, tendiendo a la vocalización, con lo que
se puede oír sovis-yovis, senti-yenti, suntu-yuntu, sunta-yunta-junta de
Extremadura, sogu-yogu, senru-yenru. Podemos encontrar la misma
ambivalencia en otras posiciones y en palabras de origen diverso, como
misal-miyal, naranja-naranya. Sin embardo las procedentes del grupo dy
latino tienden a la segunda solución, como en deyantri, ayentri-ayantri
(pero también adientral), yantreira (adientri, dientreira en Eljas y
Valverde), ayós (adiós, con un prefijo y la forma latina (a)deus),
ayuntamentu (de ad-iunctamentus), igual que en Valverde y en general las
zonas de habla castellana, mientras que en Eljas se diría aisuntamentu.
Parece como si se conservaran formas que en un tiempo llegaron a
coexistir. En los tres pueblos se podrá oír meiu-meyu-mediu, meya hora,
meiudía-meyudía-mediudía, meianoiti-meyanoiti-medianoiti, a meyáus-a
mediáus, poiu-poyu. Pero habrá formas que adoptan la fricativa palatal
sonora, como hoisi (de hodie latina), fulisi (de fuliginem latina), entre otras,
al igual que los otros dos pueblos.
En algunas de las formas de la conjugación verbal aparece ese sonido
consonántico /y/ en San Martín, como fayu (hago), faya (haga), sayu
(salgo), oya (oiga), siendo en los otros pueblos fagu, faga y alguna vez en
Eljas como feya, saiu, oiva. Además de en el citado pueblo, aparece
también en formas verbales de Eljas y casi nada en Valverde, en poya
(pueda), queyí (caí), queyu (cayó), mientras que en el imperfecto Eljas usa
las dos formas queya-quía (caía). El imperfecto de fel (hacer) toma las
formas feya, feyamus-féyamus, prefiriendo Valverde facía-ficía, facíamus-
ficíamus.
El sonido /y/ se realiza en castellano como refuerzo consonántico inicial de
la fricativa y tendencia a africación, al perderse la /f-/ latina y habiendo
diptongado la e breve en ie. La primera vocal en posición inicial funciona
como una semiconsonante palatal que se fricatiza, tendiendo a apoyarse
más la lengua y a despegarse con un tono oclusivo. Así se producen
articulaciones distintas como yelba-helba (hierba de herba latina). Se
escribiría yerba en castellano hasta la segunda mitad del XIX. A Fala
generalmente sigue otro proceso distinto, ya que conserva la /f/ inicial, no
diptonga la e, o breves y además pronuncia una antigua sibilante sonora. Se
respeta el sonido vocálico inicial latino en egua (de equa), ei (de ego). En
medio de palabra se prefiere también el sonido entre vocálico y
consonántico palatal, para evitar la tentación de confundirlo con el
56
procedente de los grupos consonánticos latinos, maiu, Foius, tocayu, viyúa
(viuda, del latín vidua).
57
por los límites articulatorios de la sibilante alveolar sorda/sonora y alguna
reminiscencia de palatalización. En Valverde se sesea más, mientras que en
Eljas y San Martín se percibe mejor la sonora, como también se puede
apreciar en el rincón oriental orensano y las poblaciones colindantes
sanabresas. Aunque también en estos pueblos jalameños las palabras que se
escribían antiguamente con ss se pronuncien con la sibilante sorda, como
en castellano y gallego, no faltan casos, entre los que podemos meter los
demostrativos y algunos posesivos, en los que presentan un margen
articulatorio intermedio entre los alveolos y el paladar con un resquicio de
sonoridad, como isu, nosu, vosa. Se tiende a usar en los escritos las grafías
sh y x, que representan en fonética sonidos sordos, para sonidos sonoros de
Eljas y San Martín, además de palatales.
Es curioso que pervivan en la escritura, en el nombre del pico montañoso
Mesas o Mezas, las dos formas de grafía de las sibilantes, la z que ha
venido representando la sibilante sonora y la s la sorda, certificando la
existencia de ese sonido sonoro, que se debate entre la persistencia o la
suplantación por el sonido sordo, mucho más fuerte éste último en
Valverde. En diversos escritos se viene usando la doble ss, curiosamente la
que en tiempos pasados representaba la modalidad sorda, para sonidos
intervocálicos sonoros, como passu, nossu, vossu, issu, assina, assistil, y
formas del imperfecto de subjuntivo, tipo bebessi, fossi, entre un buen
número de ejemplos.
Ante consonante sonora, la sibilante suena también sonora, como en lesna
(lezna), en cuyo término el castellano ha implantado una interdental donde
etimológicamente corresponde una sibilante, del germánico alisna (alesna
en el castellano antiguo). La misma solución habría sido aplicada a
palabras de etimología dudosa, como cascarria (cazcarria), -conservando la
sibilante sonora por su contacto implosivo con consonante sonora, que el
castellano ha convertido en interdental en posición implosiva-, sape (zape,
para aventar a los gatos).
En posición final absoluta, por regla general en la provincia de Cáceres, a
la sibilante /s/ se le da un tratamiento parecido a la /z/, es decir una
aspiración laríngea sorda, abandonando la articulación lingual y cesando la
leve fricación en la parte interior de la lengua. En otros casos desaparece
totalmente. En los tres pueblos se tiende a pronunciar la -s casi siempre
sorda.
La -s final de palabra, en fonética sintáctica, en general en Extremadura, se
pronuncia con una suave aspiración. En varios pueblos de la Sierra de Gata
se pronuncia como /r/ suave, sobre todo si la palabra siguiente empieza por
vocal (también en algunos casos cuando precede a una consonante), lor
ojus, (los ojos), lor Hoyus (los Hoyos), lar estredis (las trébedes), mar allá,
mar agua, trer en unu, nor dá o en palabras de origen separado y hoy
unidas en una sola, dorcientus, vorotrus. En la actualidad, en los pueblos
58
jalameños, influidos por las hablas circundantes y la lengua oficial, se
pueden escuchar pronunciaciones variadas al respecto.
La /s/ del prefijo des- tiende a tratamientos diversos según el sonido que le
siga, por tanto se le aplica el tratamiento como elemento de la cadena
morfosintáctica separada de la palabra. Si le sigue una vocal, los hablantes
de estas tres localidades pueden seguir el ejemplo de los pueblos cercanos,
pudiendo llegar a pronunciaciones entre /s/ y /r/ suave, deratal, derenreal,
derabrochal, deracertáu, deraconsellal, deracostumbral, derafial,
deragradabli, deragradecíu, deramparáus, derayunal, derempeñal,
derencantu, derengañu, derenreasi, derenterral, deresperal, derengüeltu
(desenvuelto), derigual, derhinchá, derunius, derordin. Si le sigue
consonante tiende a pronunciarse como /l/, delbaratá, delmentil, delmayáu
o llega a no pronunciarse o se aspira levemente, degraciáu, degranal. Se
pierde la d-, como ya se ha detallado al tratar la dental /d/, espabiláu,
esparramal, espanzurral, esgarral, escuallal.
La consonante sibilante, ante sonora o líquida, se pierde en alguna palabra,
como reguñá-arreguñá.
59
justicia-xusticia, jugu-xugu-xiugu, ajual-axual-aixual-axiual-ayual. De ahí
la necesidad de que estos pueblos lleguen a consensuar unas grafías
determinadas para facilitar la labor escrita y su comprensión. Estos grupos
latinos mencionados realizan un elemento palatal vocalizado, que o bien se
conserva, perdiendo un tanto la palatalización, como en deisal (de la forma
latina deserare) o se absorbe en la consonante como en algunas formas
verbales del pretérito simple o indefinido, disu (dijo, de dixi), trusu (trajo,
de traxui latina) que, en las lenguas gallega y portuguesa, viene tratada
como el diptongo latino, debido a la metafonía de la /u/, diptongando en
/ou/ y conservando el sonido antiguo, trouxo. Lo mismo podríamos decir de
queisal. La evolución castellana las velarizó posteriormente en el fonema
velar /x/, con la grafía j, ge+e, i. Del étimo latino taxus se llega a teisón, de
coxus a coisu, con una diptongación, como la realizada en paisaru, ausente
en las correspondientes palabras en el gallego actual, permitiendo esa
interposición de la vocal palatal un leve acercamiento a ese punto de
articulación. Las dos lenguas del oeste peninsular resuelven entre la sonora
y la sorda de Portugal con las grafías j, g+e, i y x o bien la sorda de Galicia
con la grafía x. La misma pronunciación fluctuante reciben las palabras
procedentes de los grupos latinos ry, sy, con la formación de diptongo por
trasvase metafónico, como queisu, beisu -ya constaté en páginas anteriores
que me sorprende la no realización de dicho trasvase en algunas palabras
de la obra de Domingo Frades Vamus a falal, como quexiu o la
diptongación en debaxiu, cerexia, paxiaru, xiunta, Xiuan, xiabón, xiaringa,
xiarra, por la inserción de un sonido vocálico /i/ después de la sibilante-.
También diptonga en baisu, queisal, hoisi (hoy, de hoc-dies>hodie, con la
diptongación de la yod latina dy), peleisu, Moraleisa, cereisa, albeisa,
caisa, floisu (flojo, que el gallego diptonga en ou, en frouxo). Aunque va
ganando terreno la articulación sorda, ya sistematizada en Valverde, se
sigue usando la forma sonora en Eljas y San Martín.
Esas consonantes latinas, que en época medieval palatalizaron con un modo
de articulación africado (el italiano, como lengua más conservadora en la
evolución, conserva ese fonema, p.ej. en genero, gente, giunto, giovedí), se
irían fricatizando hacia la fricativa palatal sorda y sonora de uso actual en
portugués y la sorda en gallego. En a Fala no es tan fácil apreciar esas
articulaciones palatales, ya que tienden a desplazar su punto de articulación
hacia los alveolos dentales. Aunque una gran parte de las antiguas palatales
fricativas y africadas se pongan demanifiesto con la alveolar sonora,
quedan rasgos palatales sonoros en diversas palabras, una mayoría
procedente de i, j, g+e,i, dy latinas, a las que en Eljas se les precede de un
refuerzo vocálico palatal /i/, sin olvidar que en San Martín, como ya
indiqué en otro apartado anterior, puede llegar a formarse una palatal
fricativa central /y/, como senti-isenti-yenti (de gentis latino), sovis-isovis-
yovis (jueves, del iovis latino), suntu-isuntu-yuntu (de iunctus), senru-
60
isenru-yenru (de generus), sinsa-isinsa (guinda), con esa vocal palatal
inicial propia de Eljas, furu(i)si (de fuliginem, quedando en portugués
fuligem) en Eljas, fulisi en San Martín, lonsi (de longe) -pero Valverde
sorprende con la velar al estilo castellano lonji, como reducto en la grafía
de anterior sonido prepalatal sonoro al estilo del portugués longe-, lisosu-
luisosu, lusal (ensuciar), pero lujal, con el sonido velar en Valverde,
certificando también esa grafía la existencia del anterior sonido prepalatal
sonoro, hoisi (hoy, de hoc-dies>hodie), liseiru (ligero). Según el proceso
evolutivo elegido se usará migas frisías o migas fritas. En helá, heláu
(helada, helado) se opta por la forma castellana, que ha enmudecido el
proceso fonético desde la antigua africada palatal sonora y otras veces lo ha
velarizado con una fricación. También de la latina fugire se aprecia
generalmente la desaparición de la consonante intervocálica, como huil,
pero se oye alguna vez fusil con sonora, para diferenciarlo del término con
significado de arma de fuego, con sibilante sorda.
Hay un revoltijo de pronunciaciones, sin una determinada regla común, en
un amplio número de términos. Se podrán oír soluciones diversas, desde las
sibilantes sordas-sonoras y palatales sonoras, en algunos casos de Eljas y
San Martín o algún caso no muy frecuente de sorda, hasta la forma
castellana velar /x/, que va ganando cada vez más terreno, especialmente en
Valverde.
Bastantes palabras que se introdujeron en las lenguas peninsulares por
influjo francés allá por la época medieval, con unas terminaciones, que la
lengua portuguesa resuelve como -agem (con el sonido fricativo palatal
sonoro), la gallega como -axe (fricativa palatal sorda) o la castellana en -aje
(con el fonema velar), en los pueblos jalameños se tiende a perder la
palatalización para acercarse a la alveolar sonora, anteponiendo a dicho
sonido un fonema vocálico palatal /i/. No obstante en la conversación diaria
surgen diversos tipos de pronunciación, dependiendo del pueblo y de la
persona que los ponga en práctica, ganando terreno las formas de velar
castellana salvaisi-salvaji, viaisi-viaji, encaisi-encaji, garasi-garaji,
forraisi, escumaraisi, traji, paisaji aprendizaji, paji, homenaji. Se detecta
el sonido sonoro con algo de palatalización en furrusentu-ferrusentu, seira-
iseira (huebra, jornada de labranza), insertal, frensón (judía) en Eljas y
muy forzada ya la palatalización en gransa (granja).
Lo más corriente es oír la sibilante fricativa sonora de ventaisa, tiseira,
tinaisa (tinaja), lagartisa (lagartija), froisu-floisu (flojo), caisa (caja), coisa
(cosa), poisá-puisá (posada), queisal (quejar), queisá (quijada), beisu
(beso), baisu (bajo), coisu (cojo), peleisu (pellejo), queisu (queso), alfoisa
(alforja), afloisal (aflojar), iglesia, isemi-ensami (enjambre), bruisa (bruja),
manoisu (manojo), albeisa (tipo de alubia, carilla), cereisa (cereza), ceisa
(ceja), reisa (reja), ameisia (ciruela), Moraleisa (Moraleja), caleisa
(calleja), freisós (judías, en San Martín y algo Valverde), misal (orinar),
61
lisía (lejía), visiga (vejiga), furnisa (leña pequeña), ventaisa (ventaja),
partisa (partija), risa (rígida), risileti (que corre mucho), maesa-meisa
(madeja), aisual de Eljas, asual de San Martín (ayudar).
Con pronunciación muy variada se oyen términos como sudíu-judíu
(judío), sogu y sugal-jugal (juego, jugar), suntu-juntu-yuntu, suntal
(juntar)-Junta-yunta -y hasta Xiunta -como prefiere Domingo Frades en sus
publicaciones, en concreto en la denominación Xiunta de Extremaúra, en
un artículo suyo de la revista Crónica de la Sierra de Gata de junio del
2008-, debaisu-debaju, ásil-ágil, asiliái-agiliái (ágil, agilidad), asitáu-
agitáu (agitado), Ánsil-Ángil (Ángel), cangreisu-cangreju, sitanu-gitanu
(gitano), gransa-granja (granja), sara-isara-jara (jara con sonora, Sara,
nombre propio femenino, con sorda), seta-jeta (jeta con sonora, hongo con
sorda), silgueiru-jilgueru, intelisenti-inteliyenti-inteligenti, saula-isaula-
jaula (jaula), saringa-jiringa (jeringa), sornaleiru-jornaleru, aventaisal-
aventajal, virsin-virgin Se usan formas diversas con el mismo significado,
empusal-empurrial, ajenu-aisenu-alléu. Varía la forma articulatoria de
algunos pretéritos simples o indefinidos, dependiendo del pueblo,
adoptando la forma sonora San Martín y Eljas y la sorda Valverde, como
en puisi (puse), pus (puso)-pusu en Valverde, las formas correspondientes
del verbo querel, quisi, quisu, las del verbo idil-idel-eidel-dicil, disi, disu,
aunque en Valverde se oye más diji, diju, del verbo trel, trusi, trusu, suelen
articularse en los tres pueblos con la alveolar sorda o con algún rasgo de
palatal sorda.
Hay formas que recalan en una articulación más ensordecida, a veces con
un no fácilmente apreciable tono palatal, como queisal (quejar), deisal
(dejar), seitu (manera), pero sonora en seitosu (habilidoso, atractivo),
teisón-tejón, paisaru en San Martín y Eljas, páisaru en Valverde, sabalí(n)
en San Martín, jabalí(n) en Eljas y Valverde, silgueiru–jilgueru, (i)samón
(apenas usada)-jamón, aisín (pimiento y pimentón en Valverde, sólo
pimentón en Eljas y San Martín), pirrisil (perejil), tiseira (tijera), guisarru
(guijarro, piedra de sílice), sabugueiru (saúco), prisegu-pisegu-presigu
(tipo de melocotón), sarampelu (sarampión, como el gallego-portugués).
Para otra buena cantidad de términos se adopta la forma articulatoria velar
del castellano o una simple aspiración como jué-juecis, jovin, juventú, fijal,
jardín, jesuita, dibuju, ejemplu, ojalá, fijalsi, fiju, imagin, aventajal,
manejal, añeju, ajustal, roju, paradoja, vigilal, vigenti, regional, original,
general, ginebra, ajedrez, ángilis, bandeja, refaju, Gilitu, juniu, juliu,
ciruganu Los nombres propios de persona siguen la regla de la lengua
oficial que usaba el clero, sobre todo en lo que se refiere a la onomástica,
desde el bautismo, José, Jesús, Juan, Jaimi, Jorgi, Gelmán y no veo que se
intente dar otra forma fonética por analogía, como en Galicia, con Xosé,
Xesús, Xoán, Xavier, Xermán, Uxía, Xurxo donde, como lengua bien
62
establecida y con tradición, se antoja mucho más factible, sobre todo hoy
en día al poder cada uno elegir libremente su nombre.
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una posible forma homónima -que adoptan pueblos como Villamiel- de la
latina calcis, pero este grupo latino lc se resuelve con la diptongación,
coicis, al igual que foicis de la latina falcis. Llegan al sonido dental los
plurales de las palabras que en singular han perdido la consonante final,
terminando en una vocal, vodis (voces), nodis (nueces), pero acercándose
otras a la interdental fricativa sorda, vedis-vecis, ludis-lucis, crucis, pecis,
juecis, pacis, perdicis, como la de origen árabe almirecis y aquellas que
han conservado la /-i/ etimológica, foici, coici. Lo que más me ha
sorprendido, al percibir de algún hablante vadal (vaciar), no es la dental,
sino la reducción vocálica.
Llegó a afectar a los términos de diversa procedencia, del vasco, dorra
(zorra), de origen onomatopéyico, dumbíu y dánganu (zumbido y
zángano), del árabe, adeiti, adeiteira, adetunas, (aceite, del árabe al-zeit,
aceitera, aceitunas. Corominas ha comprobado que el término aceite
aparecía ya en el 1251, aunque otros de esa misma procedencia tienden a la
interdental fricativa sorda, acelga (de al-sílqa), aceña (de al-sêniya), como
molino harinero ya localizada en el 945, quidás (de qui-sapip, quiçab en El
Cid y quiça portugués). Este fenómeno tendría que haberse verificado en
tiempos antiguos, ya que ha llegado a afectar a la desaparición de la
consonante intervocálica, presumiblemente identificada con la /d/ en fel
(hacer, de facere latina), que los pueblos cercanos a los de a Fala conservan
como jadé.
Se capta una pronunciación dental en la consonante de los sufijos -adu, -
ada (equivalentes castellanos -azo, -aza), en Villamiel y en otros puntos del
marco de mayor influencia del leonés, con un patente énfasis aumentativo
del significado de las palabras afectadas, una buena parte de ellas referidas
a modalidades de golpes o caídas, lanchadus, porradu, tortadu, topetadu,
estacadu, trompadu, tacañadu, guarradu, pelmadu. No obstante se está
imponiendo una pronunciación ni tan interdental ni tan fricativa como la
castellana. En los numerales doci, treci, catorci, quinci se aprecia una
suave dentalización más fricativa que oclusiva, pero se intuye más el punto
dental que el interdental en dedaseis, dedaseti, dedoitu, dedanovi. Se
pueden oír las formas con el toque más dental y menos fricativo unos
casos, por ejemplo, procedentes de ti latina, tadón (tazón), radón (razón),
podu (pozo), de ci latina, ludeiru (lucero), mientras que otros se acercan
más a la interdental fricativa sorda, recenciu, rezal, rociu, crecel, entoncis,
praza, calzá, cea, centu, cepu, pricisión, municipal, confianza, forza, ciai,
Zoila, Cileirus, Cáciris. Carlos Quiles en su Eizionariu brevi castelán-
xalimegu usa la antigua grafía ç, conservada en la lengua portuguesa, para
interdentales como çapatu, caçu, çurrón, çumu, çurcil.
Hay una preferencia por la solución reducida de las formas incoativas,
procedentes de -sc- latina, siguiendo la regla gallega, de la conjugación de
la primera persona del presente de indicativo y todo el presente de
64
subjuntivo de algunos verbos, merezu (merezco), paeza (parezca), apareza
(aparezca), anocheza (anochezca), luza (luzca), creza (crezca).
Ya aludí a la pérdida de la correspondiente consonante intervocálica latina,
cru, de, jue, lu, no, perdí, pe, ve, pa, pero también de palabras de otra
procedencia, como el árabe, almiré.
En los grupos consonánticos secundarios pueden aparecer cambios
fonéticos típicos de las hablas leonesas, resultando una /l/ en lugar de la
interdental, como en sulgáu-julgáu (juzgado).
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láminas verticales en los extremos y otras horizontales unidas a las
verticales), leval, los adverbios de lugar alí, alá, y los demostrativos
aquela, aquelis, aquelas, aquilu, así como nombres de lugar, Cileirus,
Vilamel. Pero se ha palatalizado en apillíu, sellu (en vez de las formas
apelido, selo del gallego-portugués). También he detectado valláu, donde
se esperaría valáu. Sólo se detecta un caso de palatalización de la lateral
inicial /l/, típica del leonés y catalán, llaris, palabra que se usaba en otros
tiempos, pues ahora, al desaparecer el uso del objeto en cuestión para
colgar del fuego la caldera, se ha dejado de utilizar el término, quedando
como una reliquia lingüística.
Al igual que la /r/ en posición implosiva, la /l/ tiende a desaparecer, aguacil
(alguacil). En posición inicial se puede perder por influencia o confusión
morfo-sintáctica, Adisláu (Ladislao) o se puede colocar /l/ epéntica,
lumbral (umbral). En algunas palabras se introduce /l/ en posición
implosiva, albondancia, empalchu (empacho), albeliái (habilidad). Suelen
desarrollarse metátesis recíprocas entre las dos consonantes líquidas. Los
infinitivos de cualquiera de las tres conjugaciones verbales terminan con la
lateral /l/, sumal, codel, vil. En Valverde se tiende a la terminación vibrante
o con pérdida de la consonante final. Con las formas pronominales
enclíticas, la consonante final del infinitivo presenta gran inestabilidad,
unas veces se capta la articulación y otras desaparece.
Suele producirse metátesis mutuas entre las dos líquidas. Del trueque -r>-l
veremos ayel (ayer), antiel (anteayer), sumiel (somier), mal, Bartasal,
Pilal, mayol, colol, calol, flol. En una serie de nombres terminados en -dor
se produce el cambio -dor>-ol, al perder la /-d-/, alreol (alrededor),
aperaol, fumaol, jugaol, cazaol, codeol. También se produce la
permutación en los terminados en -ar, como sufijo que implica sentido de
colectividad, pallal, melonal, castañal, rebollal, vival. En fonética
sintáctica se pueden percibir permutaciones o pérdida del sonido vibrante,
pul me de (por mor de), pul o-u-pur o-u telláu (por el tejado).
Pierde l- en fono-sintaxis en contacto con el artículo masculino, o-u aurel
(el laurel, manteniendo el diptongo latino, que el gallego convierte en /ou/,
loureiro) y se fija dicho apócope, un poicu d´aurel, os-us ureleirus-
liureleirus.
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Se elimina la -r- en pa (para), en paeci (parece), lo que la hace coincidir
con la tercera singular del presente de indicativo de padecer por pérdida de
-d- intervocálica..
Se constatan casos de inseguridad de la pronunciación vibrante y el
corriente cambio con /l/: En intervocálica, se llega a cagaluta (más usado
que cagarruta), celebru (cerebro). Algunos grupos de consonante+l
cambian por consonante+r, sobre todo precedidas de p, b, c, g, aunque se
pueden oír ambas formas, plaza-praza, platu-pratu, plata-prata, plazu-
prazu, planta-pranta, cumplil-cumpril, replical-reprical, blusa-brusa,
noblis-nobris, blancu-brancu, San Bras, gloria-groria, clavu-cravu. En
Eljas he comprobado una tendencia al cambio r>l, sobre todo, como se
puede ver en la serie de metátesis que figura a continuación, en posición
implosiva ante otras consonantes, tabelna, velbena, tolnéu, lintelna,
balbariái, acelcal, calgáu, gobelnu, télminu, helba, lalgu, folma, pilmitil,
aunque en folasteiru no va en posición trabada. No obstante veremos casos
a la inversa, como probi, ubrigáu, farta. No se constata, salvo casos
aislados, el cambio en clavel, clara, doble, flacu, flor, floisu (flojo, no con
/r/ como hace el gallego en frouxo). En el caso inverso, tampoco están
claras las posturas, plau-prau, templanu-tempranu, platicanti-praticanti,
concletu-concretu, cocleta-croqueta.
Más inestable es la vibrante en posición implosiva y con una tendencia casi
general a la pronunciación /l/. Veamos algunos cambios de vibrante a
lateral en grupos de r+consonante:
Rb>lb: Balbas, balbechu, balbariái, velbena, helba, calbón, Colbalán,
belberallu, palva y palvá, catalvá (caterva), celveda.
Rc>lc: Chalcu, balcu, polqueiru, acelcal, albalca.
Rch>lch: Albélchigu, encolcháu.
Rf>lf: Pulfiá.
Rg>lg: Rabilalgu, calga, calganti, belgas, algamulas, amalgosu,
Malgarita, velgoña.
Rm>lm: Melma, Guillelmu, Calmi (Carmen), télminu, pilmitil.
Rn>ln: Tabelna, calni, pelna, gobelnu, lintelna.
Rp>lp: Calpeta, calpa, tolpi.
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la palabra onomatopéyica galru introduciendo una /l/ en posición
implosiva. Se disipa el sonido vibrante en faldiqueira (faltriquera o
faldriquera). A veces se introduce una /r/ de refuerzo con sonidos dentales,
Calistru, mistru (mixto, cerilla).
Puede implantarse un doble cambio consonántico de rc>lg, en apelgollal
(apercollar).
Al perderse la vocal latina en medio de palabra, se producen grupos
consonánticos, como en las lenguas gallega y portuguesa, como en tenru
(de tenerus), (i)senru (de generus).
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De las terminaciones latinas -anus, -ana se perciben soluciones diversas.
En gran parte de los casos se conserva la terminación latina, semana,
helmanu, -a, serranu, -a, aunque encontramos hablantes que dicen semán.
Hay un número de palabras que siguen la forma gallega de pérdida de la
vocal final, pasando a ser palabra aguda (diversa a la solución portuguesa
de pérdida de la nasal, quedando el signo de nasalización), verán, mañán,
amañán, ran, lan, man, manzán, serán. No se llega a la desaparición de
vocal y consonante nasal final de los términos gallegos la, ra, mañá, mazá.
Veremos, al tratar la formación del plural, que en Valverde se percibe más
la conservación de la nasal en el plural, veráns, mañáns, rans, lans, mans,
manzáns, seráns, mientras que en Eljas y San Martín se confirma su
pérdida, verás, mañás, ras, las, mas, manzás, serás. En San Martín se dice
ventán, pero en Eljas ventana, quedando para Valverde la elección de
ambas posibilidades. Aunque hemos visto el fruto manzán sin la vocal
final, el nombre del árbol manzanu, manzaneira incluye la sufijación
completa. En algún escrito he notado un intento de eliminación de la nasal
de San, quedando el nombre del pueblo como Sa Martín. En pronunciación
no esmerada se llegan a oír los dos términos juntos, Samartín.
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A veces se añade una -n a las palabras terminadas en /í/, sabalín-jabalín,
borceguín, marroquín. Aunque apenas se note esa nasal en el singular,
siguiendo la forma castellana, en el plural puede recuperarla, formando
sabalinis-jabalinis, borceguinis, marroquinis, sin excluir otra forma de
plural en -íns, -ís. En el adverbio asina, además de la nasal de refuerzo, se
le añade una vocal.
En a Fala hay a veces una reducción del grupo latino /m´n/, como en el
gallego-portugués y el asturiano occidental y central, dando homi (de
hominem), nomi (de nominem), lumi (de luminem) -sin embargo toma -br-
la palabra alumbral-, ensami-isemi (enjambre), así como tamén (de tan
bene), pero se adopta la forma -br-, más propia del castellano, en otros
términos, como fembra, sembral, costumbri, legumbri, cumbri (en vez de
las formas gallego-portuguesas femia, sementar, costume, legume, cume-
cumio). Comprobamos que se conserva la bilabial latina, sin el cambio mb
del castellano en la palabra fomi (hambre), más parecida a la forma
portuguesa fome que a la gallega fame, más cercana ésta última a la forma
originaria latina.
Casi a la inversa, se detectan en todos los pueblos serranos la solución
gallego-portuguesa y astur-leonesa mb en vez de la castellana m, en lambel,
lambón y con poca frecuencia lomba (loma), pero no llega a esa solución
en otros casos usados en otras hablas del occidente peninsular, como
lombo, pomba, que en a Fala aparece como lomu, paloma. Se puede llegar
a oír la bilabial sonorizada en columbiu (columpio).
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En el apartado de las nasales se ha visto la fluctuación entre el uso del
grupo consonántico mb y br o su simplificación en la nasal /m/, en homi,
fomi, lumi y alumbral, ensami-isemi, paloma, lomu, lomba, lambel,
lambón. Se cambia /b>m/ en mojiganga (bojiganga).
Ya hemos podido comprobar la inestabilidad de las consonantes en
posición implosiva sobre todo c, g, s, n, r, l, al tratar dichas consonantes.
En los pueblos de a Fala se efectúan cambios sobre elementos de la
evolución castellana. La interdental fricativa sorda castellana, en
combinación con otra consonante, recibe aquí diverso tratamiento:
z+consonante>l, r, s+consonante, julgáu, durarnu, biscu, lesna, bisnetu,
torresnu, mullineal (molliznar), viburarnu (viborezno). No hemos de
olvidar que en los verbos incoativos, no aparece el grupo consonántico -zc-
del castellano, sino la forma reducida, como en gallego, en la primera
persona del presente de indicativo y en el presente de subjuntivo, no
apareciendo la explosiva, luza, creza, amaneza, anocheza, cuñozu-cuñezu,
conduza. Del grupo -nz o se pierde la interdental en peona (peonza) o se
puede llegar a cambiar la nasal por una vibrante, en arcendel (encender).
No es tampoco extraño encontrar epéntesis de l, n, r, s.
Es casi general la tendencia a las sílabas libres y a eliminar posiciones
implosivas de dos consonantes. Los grupos consonánticos más afectados
son ct, pt, bs. En castellano popular y en muchas zonas dialectales de la
península también se asimila, en los grupos consonánticos cultos, la
primera consonante a la segunda. Tanto de éstos como de otros incluiré
unos ejemplos que sirvan de referencia:
Ct: Utubri, atol. Pero a veces se efectúa el cambio ct>st, infestal (infectar).
Pt: Sétimu, setiembri, erutu, ucalitu.
Bs: Asueltu, asurdu, osesionáu, susidiu, osequiu, oselval.
Ps: Colasu, pesicola.
Gd: Madalena.
Gn: Malinu, maníficu, inorancia, dinu.
Dj: Ajetivu, ajudicá.
De la misma forma que se reducen a un único golpe vocálico dos vocales
iguales en contacto, se pierde la doble realización consonántica, como
veremos a continuación.
De dos nasales:
Mm: Comemorá, Imaculada o Maculada.
Nm: Imutáu, imediatu, imóvil, imundu.
Nn: Inatu, inecesariu, inumerabli, inovaol.
Mn: Anistía, onipotenti, coluna.
De cc: Acidenti, ocidenti, ación de gracias, leción, direción.
La x, cuya pronunciación equivale a dos consonantes, una velar oclusiva
sorda y otra sibilante /ks/, se reduce al sonido sibilante, apreciándose a
veces una sonorización, esami. En posición implosiva depende de la
71
consonante que le sigue, Calistru (Calixto). En posición final desaparece,
como puede ser el caso del nombre propio anterior acortado, Cali (Cálix) y
en Feli (Félix).
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coincidir la segunda y tercera persona del singular del presente de
indicativo del verbo dal con las contracciones de la preposición de y el
artículo femenino singular y plural, sería conveniente la distinción
diacrítica dá, dás/da, das. Conviene signo diacrítico para distinguir de
(diez) de de (preposición), tos (expectoración), de tos (todos).
J.L. Martín Galindo dice que a Fala cuenta con tres acentos, ´, ^, ` (agudo,
circunflejo y grave respectivamente). El agudo en los casos de ser abierta
la vocal tónica, água, pé, já; el circunflejo si es cerrada, têm, influência,
sôru; el grave en las contracciones de preposición y artículo y en algunas
formas del demostrativo, à, às, àquel, àquela, àquilu, así como formas de
final de palabra sincopado por pérdida de la consonante intervocálica, nà,
chamà, poisà. Por el momento a Fala sigue siendo una forma de habla
ágrafa, carente de normativa ortográfica para poder afirmar que cuenta con
esos acentos. De entre los diversos hablantes se pueden escuchar
expresiones fonéticas diversas, pero en los demostrativos de lejanía no es
de recibo llegar a las pronunciaciones esdrújulas àquel, àquela, àquilu.
La forma de contracción de la preposición pa (para) y el adverbio de lugar
aquí, alí llevan el acento, sobre todo en Eljas, en la primera sílaba, paqui,
pali. En Eljas se intensifica la entonación de la interrogación con un lo al
principio bien marcado, ¿Lo qué as feitu pali?
En algunas formas de la conjugación verbal se detecta una acentuación en
la primera sílaba, sobre todo en el imperfecto de indicativo, de los verbos
trel (traer), treia, treias, treia, tréiamus, treiais, treian, de sel (salir),
séyamus (salíamos), seyais-seyis (salíais), de fel (hacer), féyamus
(hacíamos) en Eljas, pero se tiende a la acentuación en la segunda sílaba en
San Martín, feyamus y en Valverde ficíamus, de tel (tener), tíñamus
(teníamos), en Eljas, pero llana, tiñamus en los otros dos pueblos.
74
3.2 Desde la morfosintaxis
3.2.1.1 Prefijos.
El sufijo -iñu, -a, con valor diminutivo tiene gran arraigo en las lenguas
gallega y portuguesa. En los pueblos de a Fala se usa tanto en nombres
comunes como propios Tasiñu, Calmiña. Podemos observar algún
diminutivo -eñu, -a, como delgueñu, con pérdida consonántica
intervocálica y reducción vocálica. Los de terminaciones -inu, -a, -ín, -a se
acoplan más al gusto leonés, buninu, -a, Severinu, Felinu, Norín, Angelín,
Tanasín, Tinín. Los sufijos diminutivos en -itu, -a se emplean un poco
menos, Juanita, cuiteitu. El uso del sufijo diminutivo conlleva a veces una
ampliación del campo significativo y distintivo de la palabra y el ahorro de
otros términos lexicales, principalmente en la distinción dimensional y por
antonomasia de edad. Si dagal es el término genérico para muchacho, para
más amplia distinción de edad, se añaden sufijos a la palabra base, en vez
de emplear otro término distinto, dagalinu, -a (niño, -a), al igual que con el
75
sufijo aumentativo se formaría dagalón con el valor de mozo.Puede
llegarse a alargar el sufijo diminutivo para la indicación de grados
inferiores o el absoluto inferior, chicu, chiquinu, chiquininu, chiquirrininu;
pisca, pisquina, pisquirrinina; cachu, cachinu, cachininu.
En ocasiones se lexicaliza la palabra con el sufijo diminutivo, ganguina,
misquiñu (el que come poco), alargándolo en el caso de mentiriquiña.
Con los clásicos sufijos aumentativos -ón, -ona se forman palabras que en
castellano utilizarían otro tipo de sufijación, afectando a la posición de la
sílaba tónica, barriñón (barreño), peñiscón (pellizco), cogotón (cogotazo),
pescodón.
Con el típico polimorfismo producido por la sonorización y tendencia al
sonido dental se utilizan los sufijos -adu, -a y -azu, -a, con una semántica
de choque o daño, velortadu, guarradu, trompadu, marteladu, trancadu,
lanchadu, pelotazu, chupinazu.
Se emplea con frecuencia la sufijación osu, -osa, como seitosu, lisosu-
luisosu, especialmente si se quiere recalcar ese valor adjetival, por lo cual
escucharemos más amalgosu que amargu, avariciosu que avarientu.
El sufijo -entu, -a, al introducir una connotación peyorativa, se tiende a
pronunciar con énfasis, mugrientu, ferruisentu.
Otros sufijos despectivos, que afectan más al género femenino -ondu, -a, -
indongu, -a, conllevan también un énfasis determinado con tonalidades
sexuales o despectivas, berrionda (hembra en calor), cachonda, pindongu,
querindonga.
Los sufijos en -unu, -a, sobre todo en el masculino, introducen el valor
peyorativo, sobremanera en lo referente al olor desagradable, machunu,
zapatunu, montunu.
Forma diptongo -ampliamente tratado en el apartado del vocalismo- la
sufijación -eiru, -a, como agente o lugar de la acción, carpinteiru, obreiru,
zapateiru, panaeira-paneira, elemento que contiene algo, leiteira,
adeiteira, árbol frutal, pereira, figueira, los gentilicios lagarteiru, -a ,
valverdeiru, -a. Puede representar un modo de ser o de actuar, como
liseiru.
Son originales por la pérdida de consonante dental intervocálica y por el
cambio -r>-l algunos sufijos -ol (-dor del castellano), raspaol, recolleol,
calgaol. La pérdida consonántica deja al final de palabra una vocal aguda
en la que se concentran las dos vocales resultantes en contacto en la
terminación masculina -ú y -úa para la femenina, desde -utus, -a latinos,
que evolucionan a -udo, -a en castellano, menú, -a, cojonú, -úa, macanú, -
úa; -áu, -á, de -atus, -a, latinos, -ado, -ada castellanos, espabiláu, -á,
condenáu, -á, nominalizándose con mucha frecuencia, como los términos
siguientes, que pueden servir de ejemplo, sulgáu (el juzgado), encalgá (la
encargada), camá (la camada), mirá (la mirada); -iu, -ía, desde -itus, -a
76
latinos, -ido, -ida castellanos, con valor adjetival propio de los participios,
pariu, partiu y nominal, a paría, a partía, a cumía.
Las terminaciones -anciu, -a, características de las hablas leonesas, se
pueden encontrar en casos muy aislados como andanciu, cansanciu.
Es también frecuente la terminación -al, coincidente en algunos casos con
el castellano -aunque se realice más como sufijación en la zona leonesa-
debido al cambio -r>-l, como indicador de zona donde se produce algo o el
conjunto de ello, vival, bonal, rebollal.
En la formación de gentilicios a partir de la derivación toponímica, aunque
la más productiva sea la de -anu, -a, se recurre a otras sufijaciones, como -
engu, -a, nominando vilamiengus, a los villamelanos, payengus, a los de El
Payo, -eñu, -a, navafrieñu, gateñu, -eiru, -a, valverdeiru, lagarteiru.
77
artículo, os-us arradius, un amotu. Hay un margen donde queda una
ambigüedad en el uso del género, o-u ponti-a ponti, o-u mal-a mal (mar),
o-u calol-a calol. Es masculino o-u leiti, como en gallego-portugués, pero
se acerca más a la formación del género del castellano, en otra buena
cantidad de ejemplos, que del gallego-portugués. Quedan muestras en la
toponimia de un uso anterior del género femenino en A Ponti Vella -como
también en Villamiel, que no entra dentro de los pueblos con
entroncamiento gallego-portugués, pervive en el topónimo La Puenti-.
78
para las que terminen en vocal en el singular, almiré-almirés, paré-parés,
al igual que las llanas o esdrújulas, lapi-lapis (lápices) y aguzalapis
(sacapuntas) o bien la recuperación de la consonante con la regular
terminación plural en -is, como en jue-juecis, pa-pacis, lu-lucis, cru-crucis,
vo-vocis-vodis, lu-lucis, no-nocis-nodis, pe-pecis, felí-felicis, narí-naricis,
rai-raícis o rei-reídis-arreídis o con igual resultado aplicando la regla
general para los que han conservado la vocal final etimológica, foici-foicis,
coici-coicis.
En rei y lei también se recurre a la reposición del sonido palatal procedente
de la -g- latina de regis, legis para formar el plural como si terminara en tal
consonante, reyis, leyis, en contraste con el plural gallego reis, leis (al no
usar esta lengua la consonante y).
El punto más complicado será el de las palabras terminadas en -n, -l en
sílaba aguda. El plural de las terminadas en -n se forma en Valverde del
Fresno añadiendo -s, veráns, mans, seráns, manzáns, rans, chafurdóns,
tradicións, como el gallego académico, que coincide en este caso con el
gallego occidental, mientras que en Eljas y San Martín de Trevejo tienden
a la terminación en -s, más del gallego central, eliminando la consonante
nasal, verás, serás, manzás, ras, chafurdós, tradiciós, lairós, folgadós,
calcetís, cullós, pantalós, bastós. No queda ni marca de nasalidad, como
hace la lengua portuguesa, aunque Martín Galindo sí capte muestras de
nasalización en algunos términos. No se detectan formas de plural en -ois,
ni sombra de nasalización -ois. No está bien claro el uso de dichos plurales,
pues se puede llegar a oír folgadanis, al terminar en -án y folgadó(n)s, al
terminar en -ón, al igual que una calle de Eljas llamada Cantonis, no
siguiendo la norma de terminación -ó(n)s. El artículo indeterminado
masculino quedaría, según el pueblo, en uns-us-os y el indefinido en
algúns-algús. Un buen número de palabras con dicha terminación no se
apresta a seguir las reglas citadas, sino la castellana, que tomaría en a Fala
la terminación -is, magallanis, sultanis, patanis. Algunas palabras de
diverso origen, muchas de ellas del árabe, terminadas en -í, como,
marroquí, borceguí, tienden a adquirir un sonido consonántico nasal final,
marroquín, borceguín. No se ve clara la pronunciación final si en vocal
sabalí-jabalí o añadiendo una consonante final sabalín-jabalín, como el
portugués xabarín y el gallego xabaril, con lo que el plural se forma, en el
primer caso añadiendo -s, sabalís-jabalís, en el segundo con la terminación
-is, sabalinis-jabalinis.
Las palabras terminadas en -l de sílaba aguda, en el plural vocalizan la -l,
como el gallego-portugués, quedando la terminación en -is, papéis, locáis,
animáis, portáis, frutaís, horizontáis, verticáis, regionáis, patronáis,
origináis, espirituáis, dagáis, faróis. Las terminaciones -al, -ol, -el siguen
esa regla de forma bastante sistemática. No obstante encontramos términos
como el demostrativo aquel, cuyo plural resulta aquelis, así como de
79
pastel, cartel se pueden oír sus plurales como pastéis-pastelis, cartéis-
cartelis. El caso de infantil, formando el plural en infantís, se debe
simplemente a la reducción de dos vocales en contacto en una sola.
Palabras terminadas en el singular en -ul, como baúl, gandúl, tampoco
tienen clara su formación del plural, entre baúis-baúlis, gandúis-gandulis.
Ante la falta de normativa al respecto, quedan abiertas las diversas
posibilidades a la elección particular, por lo que se oyen también plurales
con conservación de la consonante, dagalis, pardalis, quizás más en los
terminados en -il, como candilis (el gallego la pierde, formando el plural en
candís), barrilis, fusilis. Si la -l de la sílaba aguda final de palabra es
debida a un cambio por -r etimológica, no se formará el plural siguiendo la
norma de vocalización de la consonante, sino que se restituye el sonido
consonántico original para llegar a las terminaciones de plural -ris, codeol-
codeoris, teniol-tenioris, traballaol-traballaoris, dolol-doloris, amol-
amoris, corriol-corrioris, recolleol-recolleoris, portaol-portaoris. Los
monosílabos, como en gallego, no suprimen la consonante, colis, solis.
El plural de palabras terminadas en -l de sílaba no aguda, se forma
añadiendo -is, fácilis, útilis, cárcilis. La no aguda terminada en -s no
experimenta variación en plural, lunis, martis, mérculis, (i)sovis-yovis,
vernis.
Todo el resto de terminaciones consonánticas formaría el plural en -is,
mulleris, alfileris.
Se han semantizado plurales con un valor expresivo, camuñas (busca
vidas), farraguas (desarreglado), cambrilis, pernalis (con valor
peyorativo).
-Artículos determinados.
Masculino Femenino
Singular o-u a
Plural os-us as
-Artículos indeterminados.
Masculino Femenino
Singular un un(h)a
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Plural uns, us un(h)as
En Eljas y Valverde las formas masculinas se pronuncian cerradas como u,
us y en San Martín abiertas o, os.
El artículo indeterminado femenino, en portugués alcanza la forma bilabial
/m/, al abrirse para pronunciar la vocal abierta /a/, sin embargo en gallego
prevalece el sonido nasal alveolo-dental originario, pero influido más por la
vocal velar /u/ precedente que por la central abierta /a/ posterior, dejando
un toque velar. Esta última es la forma que se detecta en los pueblos de
Jálama. En la forma masculina del plural, como norma general se aprecia la
nasal, pero no quiere decir que no se emplee la forma sin nasal.
Pueden contraerse con algunas preposiciones, con a, de, en, cun, pur-pul.
Las formas contraídas seguirán la abertura o cerrazón que apunté para las
formas masculinas del artículo. Con función diacrítica diferenciadora de las
formas del artículo colocaré la tilde en algunas contracciones. Aunque se
evidencian las contracciones, no se realizarán de forma tan sistemática
como en la lengua gallega, quedando una mayoría de formas sin contraer.
Con la preposición a se pueden percibir ú, ús, á, ás, a u, ao, a o, a us, a os,
a as. Con en, resultan nu, no, nus, nos, na, nas, en-in u-o, en-in us-os, en-
in a, en-in as. En algún escrito referido a San Martín se opta por la
preposición unida al artículo, eno, ena, enos, enas. Con la preposición de
vemos du, dus, do, dos, da, das, de u-o, de us-os, de a de as. Con la
preposición cun se forman, cun u-o, cus, cun us-os, cun a, cun as. Con la
preposición pul-pur (por) se fluctúa entre la lateralización de la -r,
pareciéndose un poco los resultados a los gallegos pulu, pula, pulus, pulas
o perdiendo la consonante final, pu, pus o manteniendo apenas perceptible
el sonido vibrante, puru, pura, purus, puras, aunque se suelen usar quizás
más las formas separadas, pur u-o, pur a, pur us-os, pur as. Las formas del
artículo con la preposición pa (para) suelen presentar mayor contracción, al
estar ya contraída la preposición por pérdida de consonante intervocálica y
asimilación de vocales, pu, pá, pus, pás (con posible tilde diacrítica
diferenciadora de los nombres de parentesco en Valverde), aunque no
faltan casos de formas separadas pa a, pa as, pero con más intensidad con
el artículo masculino, pa u-o, pa us-os. Valverde reacciona menos a la
contracción de de y con, y deja que se oiga el sonido de la consonante final
de la preposición, cun o-u, cun os-us, cun a, cun as, pur o-u, pur a, pur os-
us, pur as.
A Fala conserva las formas de artículo + posesivo -como lo hacían las
hablas romances medievales, entre las que el castellano conservaría hasta el
final de la Edad Media, perviviendo aún hoy en el habla vulgar, mientras
que el leonés y el gallego-portugués seguirían conservando-, a miña sogra,
os-us meis biderrus.
81
3.2.2.4 3.2.2.4 El pronombre personal
En función de sujeto, ei, tú, el, ela, nos, vos, elis, elas.
Las formas átonas, en posición enclítica cierran la vocal final y da como
resultado en los de complemento indirecto o dativo, mi, ti, li, nus, us-vus,
lis, y en los de complemento directo o acusativo, con las reflexivas, mi, ti,
u, a, si, us, as, si, como podemos ver en traimi, ritírati, véndili, colliu,
mándaa, escóndasi, véndinus o-u viñu, lévanus-levaus, dalis a cumía,
mataus, lévaas, compórtinsi, frente a las proclíticas me, te, le, o-u, a, se,
nus, us-vus, les, os-us, as, se, que se pueden encontrar en los ejemplos les
vendíu una vaca, me poñu, te creis, le da agua, o-u levorin, a chamorin, se
va, nus poñemus, us-vus laváis, les din, us truserun, as vendin, se lavan.
También se puede usar en posición proclítica mus para la primera del plural
y vus para la segunda, nun vus quisu trel, ¡Mus ha fastidiáu! El pronombre
personal con el sentido de compañía toma las formas cunmigu, cuntigu,
cunsigu o bien añadiendo una vocal /i/, cuinmigu, cuintigu y hasta sin
pronunciación de la nasal de la parte preposicional, cumigu, por reducción
de grupo consonántico entre vocales. Reaparece el sonido vibrante de los
infinitivos, aunque en estos pueblos los infinitivos terminan en -l, ante el
pronombre personal de segunda persona del plural, pegarus. Se puede
pensar que el pronombre con función de objeto directo después de un
infinitivo toma las formas lo, la los, las, como en gallego, pero parece más
obvio que tales formas se deban a la terminación de los infinitivos en la
lateral /l/ en lugar de /r/, siguiendo de forma enclítica las formas o-u, a, os-
us, as. Alterna la posición de los pronombres en función de complemento
directo e indirecto, me se - se me perdéu-perdéi, siguiendo la tendencia
vulgar de posponer el se pronominal-reflexivo-impersonal a las formas
átonas personales.
Vemos una gran concordancia con las formas gallego-portuguesas, pero
diferenciándose por esa forma característica de la primera del singular, ei
en relación con el eu gallego-portugués, desde la forma latina ego. No hay
muestras en a Fala de las formas pronominales de complemento indirecto
gallegas che, lle, lles (te, le, les ) y sus respectivas contracciones con el
artículo, cho, cha, chos, chas, llo, lla, llos, llas, o de la forma plural lles con
el complemento directo, llelo, -a, -os, -as. Sí se contraen las formas átonas
me, te, se, nus, vus, se y las formas de complemento objeto o-u, a, os- us,
as de forma que quedaría mu, ma, mus, mas, tu, ta, tus, tas. Con las formas
pronominales nus, vus, se incluye el sonido lateral, como el gallego y
castellano, nulu, nula, nulus, nulas, vulu, vula, vulus, vulas, selu, sela,
82
selus, selas, aunque en algún hablante apenas se aprecia la lateral /l/, vuas
regaló, su contó ú sei amigu, se as tirorin.
Por su función de sujeto impersonal se podrían considerar dentro del
ámbito de los pronombres personales a, unu, esti menda, esti tiu.
Singular Plural
Las formas del masculino, singular y plural y las del neutro están expuestas
a la típica cerrazón de las vocales finales /e>i, o>u/: esti, esi, estis, esis,
aquelis, istu, isu, aquilu. En las formas neutras se cierra también la vocal
tónica, como en lengua gallega. Las formas masculinas y femeninas son
equivalentes para adjetivo y pronombre, con la diferencia del acento
diacrítico castellano en las formas pronominales si no se quieren confundir
en la escritura.
Singular Plural
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esi esa isu esis esas isus
aquel aquela aquilu aquelis aquelas aquilus
84
El término tiu puede llegar a adquirir un valor indefinido negativo, de
persona ausente, nun hai tiu que se atreva (no hay nadie que se atreva).
Qué, quén, cuál, óndi, cuándu, cuántu, -a, -us, -as, la partícula
interrogativa con valor causal, pulqué.
Aparte de la cerrazón propia de las vocales finales, se cierran también la
inicial de cumu (como), igualmente con función comparativa, cumu si le
diseras trucu (para indicar que no oye o no hace caso). En Eljas se suelen
comenzar determinadas frases interrogativas con lo, como reducción de
logu, ¿Lo, qué trais pai? (¿Qué traes para ahí?), ¿Lo, cuándu has vindu?
Un, unha, dois, dúas, tres, cuatru, cincu, seis, seti, oitu, novi, dé (se podría
colocar el acento diacrítico para diferenciarlo de la preposición), onci-ondi,
doci-dodi, treci-tredi, catorci-catordi, quinci-quindi, deciséis-dediséis,
deciseti-dediseti, decioitu-dedioitu-dedoitu, decinovi-dedinovi, vinti,
vintiún, vintidois,… trenta, cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta, oitenta,
noventa, cen, doiscentus, dúascentas, mil, millón.
Los numerales, como otras partes gramaticales, se ven afectados por la
cerrazón de la vocal final -e>-i, -o>-u, cincu, seti, etc. No se acepta la
terminación consonántica en dé (diez). En las decenas la pronunciación
viene a ser generalmente dental fricativa sonora, aunque, sobre todo en
Valverde, se prefiere la interdental sorda.
Primeiru-a, primel (se usa preferentemente esta última forma, al igual que
tercel), segundu, -a, terceiru, -a, tercel, cuartu, -a, quintu, -a, sestu, -a,
sétimu, -a, oitavu, -a, novenu, -a, décimu, -a. De ahí para arriba no se
suelen usar mucho. Se forman con décimu, más las formas ordinales del
uno al nueve, décimuprimeiru, etc., pues lo de vigésimu y continuación no
entra en el vocabulario cotidiano.
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3.2.2.11 3.2.2.11 Partitivos y multiplicativos.
Los más usados, bo, boa, bos, boas, mau, ma(a), maus, ma(a)s (habría que
ponerle un signo diacrítico para no confundir las formas coincidentes con el
significado de mala y manos), las formas comparativas, millol, piol, mais
que, menus que, tan cumu.
No se posee un amplio bagaje lexical al respecto. Se reduce mucho a la
concepción maniqueísta bo, boa / mau, ma(a) y a partir de ahí las series de
calificativos peyorativos y ponderativos, a través de comparaciones con
una construcción introductiva ¡Vaya un-unha...! La atribución de la
cualidad puede tener aún presente el término con el que se compara, un
lesna, un calavera, un pernalis. Pero ha podido perder el valor originario,
con lo que abundan una serie de términos desemantizados, ¡Vaya un-unha
chambelgu, cambrilis, cairelis, lúntriga, farraguas, musgañu, misquiñu,
zaparrastru! Se intuye el sentido peyorativo, pero no por el valor
significativo del término usado. Lagumán y magallán se sabe que se aplica
a vago pero nada más. Quizá en ¡Vaya un aleluya! (llorón) se intuya la
relación de similitud con la plegaria de los que lloran, se lamentan. Ese
mismo proceso sufrirían los motes, en los que en algunos casos se conserva
clara la significación del término comparado, o-u Chatu, o-u Puchereiru, o-
u Coisu y en otras ha desaparecido de la memoria, se han desemantizado,
o-u Calili, o-u Racháu, o-u Pirulu, o-u Fullón. Se utilizan además, como
introducción, nombres con valor adjetival, dentro de un sistema de
comparación, como las formas paeci (de parecer) o está feitu un-unha:
paeci un renacuallu, está feitu un tiu machoti (se ha hecho un hombre).
El insulto, del que hay un gran repertorio de conocido significado o ya
desemantizado, cuando es directo en las riñas, sobre todo entre mujeres,
puede ir introducido por una forma de interjección, ¡A pendona!, ¡A pencu!
Algunas comparaciones se antojan exageradas y cómicas, valienti-valenti
cumu o-u tei pairi-taita-padri-pa que rompi a cincha a peidus-peus.
Además de la adjetivación por comparaciones fijadas en el habla, los
interlocutores crean al caso nuevas sobre la marcha. No hemos de olvidar
86
que el adjetivo malu y no mau se emplea con el significado de enfelmu. En
cuestión de salud de personas, animales y plantas alternan formas
presentadas con el verbo estal-istal: Está-istá novalíu, en el aspecto
positivo; está-istá mustiu, agostáu, tísicu, puiríu, en el negativo. Las
formas no personales del verbo aportan bastantes adjetivos, fachendu
(desarreglado). Hay formas compuestas o analíticas con valor adjetival por
comparación, como chinchi preñáu (molesto, punzante), bocaberta (llorón,
-a), malcasáu, tiráu pa dientri-yentri (valiente), tiráu pa tras (cobarde).
Si se antepone el adjetivo al sustantivo, adquiere un valor intensificador:
valenti-valenti pesti, minúa paliza.
A veces una segunda parte de la comparación intensifica el sentido
adjetival: ten unha borracheira que nun se poi lambel.
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portugués dizer, pero no quiere decir que por eso varíen las formas de la
conjugación.
En general las conjugaciones verbales siguen la forma gallego-portuguesa,
con aportes de las hablas de dominación política, leonesa y castellana. La
tercera persona del singular del presente de indicativo de algunos verbos,
en su mayoría irregulares, apocopa al perder la vocal final y en algunos
casos también la consonante final, como el gallego-portugués y astur-
leonés occidental, di, ten, mantén, sostén, pon, compón, supón, ven,
convén, (dice, tiene, mantiene, sostiene, pone, compone, supone, viene,
conviene), que se pueden confundir con la segunda del singular del
imperativo. En algunos verbos irregulares encontramos, en la primera
persona, las desinencias -yu en San Martín, que en Eljas suena más
vocálica, como -iu unas veces, mientras que otras veces seguirá como
Valverde las formas del gallego, portugués o castellano, como podremos
comprobar en fayu-faiu-fagu, poyu-poiu-podu. Del verbo sel, trel, cael, lo
normal es oír sayu-saiu, trayu-traiu, cayu-caiu, pero a más de un hablante
le sale la forma castellanizada salgu, traigu, caigu. Veremos también ese
sonido /y-i/ en otros tiempos verbales, especialmente en el imperfecto, el
perfecto simple o indefinido, el presente e imperfecto de subjuntivo.
Al cerrar la vocal final y quedar dos vocales iguales en contacto, por
pérdida de consonante intervocálica o por otro motivo, algunos verbos
contraen las dos vocales en una, por ejemplo de ri(i)l (reír), riu, ris, ri,
rimus, ri(i)s, rin; de pi(i)l (pedir), piu, pi(i)s, pi(i), pi(i)mus, pi(i)s, pi(i)n;
de lel (leer), leu, les, le, lemus, leis, len.
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De fel-ficel-facel: fayu-faiu, fais, fai, femus-algún caso aislado de feimus,
feis, fain en S.M., fadin en Elj., fagu, facis, faci, facemus, facéis, facin Val.
De habel: he, has, ha, hemus, habéis-heis, han
De idil-idel-eidel-dicil: digu, dis-didis, di, idimus, idís en S.M., idemus,
idéis en Elj., didin.
De pi(i)l: piu, pi(i)s, pi, pimus, pi(i)s, pi(i)n, en S.M. En Eljas y Valverde,
que no pierden de forma tan sistemática la d intervocalica, conjugan pidu,
pidis, pidi, pidimus, pidís, pidin.
De puel-podel: poyu-poiu-podu, pois, poi, puemus, pueis, poin.
De puñel: poñu, pos, pon, pomus, ponéis, ponin en S.M., poñemus y hasta
polnemus, puñéis, poñin y hasta poyin, en Elj.
De quel: cayu-caiu, cais, cai, quemus, queis, cain.
De ril: riu, ris, ri, ri(i)mus, ri(i)ís, ri(i)n.
De sel (salir): sayu-saiu, sais, sai-sei, semus, seis, sain o seyin en Elj.
De sel (ser): soi, eris, é, somus-semus, sois-seis, son y algún caso de sonin.
De tel: teñu, tes, ten, temus, tindis, tendis o tindis en S.M., tenin.
De trel: trayu-traiu, trais, trai, tremus-treimus, treis, trein-train.
De uivil: uivu, uivis, uivi, uivimus, uivís, uivin.
De vil: veñu, ves, ven, vimus, vindis, ven o venin en Elj.
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formas diba, dibas, diba, díbamus, dibis se oye en Eljas más que dibais,
diban.
90
bilabial /-m/ en la terminación -ram, al estilo portugués. Se puede confundir
con la tercera del plural del imperfecto de subjuntivo. Esta forma del
pretérito simple puede invadir dominios del pluscuamperfecto, al estilo del
gallego, al usarlas en frases como, cuandu elis chegaran ei sa o-u tiña feitu.
En la parte occidental asturiana, como en Galicia, la terminación -ra es
propia del pluscuamperfecto, pero en el habla popular puede abarcar
funciones de perfecto simple e imperfecto de subjuntivo.
Si por algún caso se detecta la terminación -un para la tercera del plural de
algunos verbos irregulares, por analogía con la tercera del singular, será
debido a la influencia de los pueblos vecinos, como vulgarismo muy
extendido en esta zona de pervivencia de rasgos lingüísticos del antiguo
leonés, en formas como supun, estuvun, quisun, pudun, trusun. No faltan
las formas analógicas de estos verbos con los regulares en la tercera del
singular, por desconocimiento o mal uso gramatical, condució, bendició. Se
puede llegar a incurrir en una igualación a la forma regular del pretérito
perfecto simple o indefinido, como vulgarismo general, por ejemplo de
andal, andí, andastis, andó, andamus, andasti (s), andorin-aran.
Así quedarían resumidas las conjugaciones de los pretéritos perfectos
simples, de las tres conjugaciones:
-í -í-éi -í
-astis -istis -istis
-ó -éu-éi -íu
-emus -emus, -imus -imus
-astis -estis -istis
-orin, -aran -eran -iran
91
De quel (caer): queyi, questis, queyu, quemus, questis, queíran o queí,
queísti, queiu, queimus, queístis, queiran.
De querel: quisi, quisestis, quisu, quisemus, quisestis, quiseran.
De sabel: supi, supistis, supu, supemus-supimus, supestis-supistis, superan.
De sel (ser) y dil (ir): foi-fui en Valverde-, fostis, foi, fomus, fostis, foran.
De sel (salir): sei, sestis, sei-seiu, semus, sestis, seran en San Martín y seyi,
seistis, seyu, semus, seistis, seiran en Eljas. Valverde oscila entre esas
formas y la castellanizada.
De servil-silvil: serví-silví, servistis-silvistis, servíu-silvíu, servimus-
silvimus, servistis-silvistis, serveran-silveran.
De tel: tuvi, tuvistis, tuvu, tuvemus, tuvestis, tuveran.
De trel (traer): trusi, trusestis, trusu, trusemus, trusestis, truseran.
De valel: valí, valistis, valéu-valéi, valemos-valimus, valestis-valistis,
valeran.
De vel: vi, vistis, viu, vimus, vistis-viestis, viran-vieran.
De vil: vini-viñi, viñestis, viñu, viñemus, viñestis, viñeran.
De vivil: viví, vivistis, vivíu, vivimus, vivistis, viviran.
*Primera persona -í: quedí, leví, gañí, -í: quedí, leví, gañí, agarrí, cantí,
del singular de la agarrí, cantí. redí, fidi, compoñí; el irregular fidi.
segunda -éi: recéi, compoñéi;
conjugación, en -el. el irregular féi-fici.
*Tercera persona -éu: coméu, bebéu, murréu, chovéu, -éi: coméi, bebéi,
del singular de la metéu, aparecéu murréi, chovéi,
segunda metéi, aparecéi.
conjugación, en -el.
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quenremus, quenréis, quenrán, venré, venrás, venrá, venremus, venréis,
venrán. Lo mismo cabe decir del condicional, ponría, tenría, quenría,
venría. Los verbos que pierden la consonante intervocálica, como puel, sel,
en estos tiempos también la pierden, puiré, puiría, sairé-seiré, sairía-
seiría, fairé, fairía, pi(i)ré-pidiré, pi(i)ría-pidiría. Se pueden oír formas con
cerrazón o pérdida de alguna vocal, como en siría (sería), istaré, istaría
(estaré, estaría), pundría, disaremus (dejaremos, del verbo deisal). Se usa
más la forma acortada uiré que la normal con todas las letras, uivil (oír). De
ril, tomaría las formas riré y riría.
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En el gerundio evidenciamos también la no diptongación gallego-
portuguesa de e, o breves, sabendu, habendu, fendu-facendu, vendu, sendu,
lendu, puñendu, valendu, murrendu, cabendu, querendu, idendu-dicendu
(diciendo). Algunos toman la vocal palatal cerrada /i/, abrindu, vivindu,
vindu (con alguna pequeña aparición de viñendu), pi(i)ndu-pidindu, dindu
(iendo). Verbos que cambian la posición del acento o adoptan /y/, como
hemos visto en el participio y otros tiempos verbales, como quel, trel, sel,
forman el gerundio quendu, trendu, sendu.
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subjuntivo, sacuiga-sacúa, sacuigas-sacúas, sacuiga-sacúa, sacuigamus-
sacuamus, sacuigáis-sacuáis, sacuigan-sacúan.
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quedó preñada). Con vil (venir), tenemos nun ven ú-ao-au tema (no
interesar, estar fuera de tema), vil ás-a as boas (aceptar, razonar).
Los refranes y sentencias poseen un sentido práctico y se parafrasea para
concluir en una enseñanza, en un estereotipo. Unos apenas si se diferencian
de los más comunes del castellano, otros presentan características
peculiares - prodiga el proceso de adaptación del refranero español a las
características lingüísticas de a Fala-. Se forman dichos, generalmente
despectivos, sobre otros pueblos vecinos, en Vilamel ni(n) jaca ni(n)
cuchinu ni(n) mullel o para destacar la tacañería de sus habitantes, (e)ita un
meiu que vimus seti.
Sobre la climatología existen un sinfín de dichos, pul-pur SanMiguel deisa
a mosca o-u boi-bue(i) i a colli-agarra o-u burru pul(r) o-u pe; marzu
ventosu abril chubiosu train a marzu floríu y felmosu-helmosu; agostu friu
en rostru; en febreru-febreiru busca a sombra o-u perru; pul-pur Santiagu
pinta o-u bagu.
Mutu-muitu -a, -us,-as, poicu, to, toa, ná (se le puede aplicar el acento
diacrítico para diferenciarlo de la contracción de preposición con artículo),
tantu,-a, -us, -as, cuantu, -a, -us, -as, algu, bastanti, bastantis, mais (con
posible acento diacrítico, máis, para diferenciarla de la concesiva), menus,
apenas, demasiáu.
La forma mu como apoyo cuantificador de adjetivos y adverbios se queda
reducido a una vocal. Se sirven de la preposición en casos como de máis,
de menus, de sobra. Se recurre también a la forma analítica para indicar
cantidades, unha porrá de, a tira, unha riolá de, un montón de, un sacu de,
un ná i noná.
3.2.2.15.1 De lugar.
Aquí, acá, ahí-ehí, alí, alá, y con las preposiciones direccionales con pul-
pur, pa, de, surgen formas más o menos contractuadas -a algunas se les
puede colocar acento diacrítico- pa lí, pa lá, paquí (en Eljas cambia el
acento a la sílaba inicial, paqui, pali), purahí, puralá, puraquí, daquí, dacá,
dahí, dalá. Como vemos, la preposición para se ha reducido a pa, con la
tendencia a la economía articulatoria ante palabra que empiece por /a/.
96
Dientri-yentri, adientri-adiantri-ayentri-ayantri, alreol-alriol, detrás,
atrás, lonsi-lonji, celca, dentru, fora, afora, abaisu, debaisu, encima.
La dirección dentro del espacio cuenta con la preposición con pérdida de la
consonante intervocálica y la contracción de la /a/, resultando pa, que
asimismo se contrae seguida de palabra con a- inicial, p´abaisu, p´arriba,
p´alá, p´alí, p´aquí-p´aqui, aunque más bien parece que la vocal inicial de
la palabra siguiente se integra en la preposición, como hemos visto antes.
Sin embargo en pa tras (para atrás) se contrae el adverbio quizás por una
pérdida de la -d- y la integración del sonido vocálico inicial en la vocal
final de la preposición. Lateraliza la -r la preposición con sentido
direccional-causal pul seguida de otra palabra, que puede ser adverbio de
lugar y perder la sílaba inicial, pul cima (por encima), pul baisu (por
debajo). Algunas formas pueden presentar metátesis, drentu (dentro),
ahorro de la consonante dental inicial, ondi (donde), ondiquera-ondiqueira
y en algunos casos con la pérdida de la o- por la colocación de la
preposición a de dirección, andiquera-andiqueira (dondequiera).
Se expresa la posición con respecto a un punto referencial con celca (con el
cambio r>l) y añadiendo un intensificador, celca del to (muy cerca), lonsi-
lonji, pa lá, pa a hostia, vai dientri-yentri pa que´o-u burru nun s´espanti
(para indicar la mala educación del que no deja pasar primero a otro), ó-ú-
ao-au lau mesmu (justamente al lado).
An ca contrae las preposiciones a, en, aglutinando y usando según el caso
los valores de ambas preposiciones e indicando lugar estático o de
movimiento hacia la casa de alguien.
3.2.2.15.2 De tiempo.
97
intercambio de la preposición por el adverbio, contra mais-máis (cuanto
más); con el indefinido y el adverbio, caicuandu. El adjetivo con la
preposición de antepuesta adquiere un valor adverbial, de continu
(continuamente), de siguíu.
Se afirma con sí y se expresa conformidad con lo que otro dice con claru,
toma no, tamén, certu, siguru, desdi logu. De alguna persona mayor, como
reducto del habla popular antigua, se podría escuchar la forma de
afirmación, desde una preposición y un adverbio, endindilugu (desde
luego).
Se niega con no en contestación a algo, pero se usa nun en frases
acompañando al verbo. Apoyan la negación de forma correlativa nin,
tampoicu, nin siquera. Hay formas que intensifican la negación, nanai, que
nonis, nun silvi que, de niñúa-niñunha folma, nin que le diseran trucu.
La forma dubitativa quizás puede adquirir un sonido más dental en vez de
la interdental, quidás. Expresa duda ao-au millol, tal ve-vé.
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3.2.3 El tratamiento.
99
3.3 Léxico.
100
En Eljas, en pocos años, con la emigración a Suiza, se asentaron un número
considerable de sucursales bancarias. Había chegáu o-u tempu de aforral i
metel os-us estoisus no-nu-en (in) o-u bancu. Con el fuerte cambio de vida
muchos términos quedan como reliquias, no como formas verdaderamente
usadas en la comunicación diaria, mientras que otros términos entrarán a
formar parte del vocabulario cotidiano.
Muchas de las personas mayores que aún viven no tuvieron la oportunidad
de realizar estudios y de enriquecer su bagaje lingüístico. Estas personas
conservan los elementos adquiridos de su fala quizás con más pureza que
los de otras generaciones posteriores más influenciadas por los medios de
comunicación. Hoy en día en que los estudios están al alcance de todos no
se deja por ello de vivir con entusiasmo el desarrollo de a Fala, si cabe aún
con más conocimiento de causa.
Es evidente que la terminología venga impuesta por el medio rural de estos
pueblos. Hay una fuerte presencia de elementos de los campos semánticos
de la vida campestre, difíciles de expresar desde la lengua oficial
castellana, unido a elementos típicos de un habla impregnada de
connotaciones propias de la expresión oral, al carecer de un apoyo escrito.
El particular contexto aporta un determinado valor distintivo, apoyado por
cortas pausas, la variedad de entonación, las interjecciones que se van
intercalando, las frases fijas, los refranes y sentencias. Las palabras
científicas, administrativas y otros temas de menos uso, saldrán con menos
frecuencia en la comunicación de las gentes de estos pueblos y por tanto
carecerán de una arraigada fluidez expresiva, siendo los más jóvenes los
encargados de la puesta al día. Se desarrolla un esfuerzo de adaptación de
los términos foráneos por medio de la etimología, analogía y los
conocimientos de la sabiduría popular, presentando a veces visibles
diferencias en relación a la lengua oficial, quintura (fiebre), brazu
descorcetáu-mancornáu (dislocado), réditus (intereses), emprestá (prestar).
Se ha manejado y aún se maneja un amplio vocabulario referente a
ganadería y agricultura pero no el especializado de la zoología y la
botánica. Un buen número de términos vienen heredados del pasado
lingüístico, de los que una gran parte se ha perdido su etimología, otros se
han ido etiquetando desde el punto de vista de la relación que desempeñe
con los hablantes, a partir de cualidades sensoriales, de acciones, que
también pueden ser enjuiciadas como favorables o perniciosas. La
derivación, la composición de dos o más palabras o la estructura
sintagmática sirven para completar la riqueza lingüística de los habitantes
de estos tres pueblos.
Se recurre con bastante frecuencia a los términos genéricos, como forma de
ahorro lingüístico. Dicha parquedad encuentra formas como bichu, -a,
cacharru, -a, isu, -a a disposición en forma de comodín, si no se maneja el
término más específico. Se oirá con frecuencia cocu para todo tipo de
101
insecto del que se desconoce el nombre o no viene en mente en dicho
momento y coca para las larvas. La forma de composición analítica
predicativa es muy usada en la formación nominal, o-u cocu das patatas,
cucu de lú-lu o de Dios. Se llega al nombre compuesto partiendo de la
acción, iniciada por un verbo, andarríus, saltaollus (salamanquesa).
Sampeirinu (insecto que daña las yemas de las parras), se origina por una
especialización temporal de la época en la que ataca las yemas, por San
Pedro y una sufijación diminutiva. Quizás se trate de una falsa sufijación en
salamanteca (salamandra) o de un cruce analógico con salamanquesa. El
término chicharra (cigarra), también usado en Galicia, pone de manifiesto
la preferencia onomatopéyica del sonido de su canto y es posible que algo
por el estilo afecte a cigañoti (saltamontes) y fínfanu (tipo de mosquito)
también llamado viroleiru. Se prefiere alaclán a escorpión y culebra a
serpiente. A lumbrí de terra se chama tamén miñoca, con reminiscencias
del idéntico término gallego-portugués.
Las crías de los animales domésticos, además de las conocidas
denominaciones, completadas con frecuencia con la sufijación diminutiva -
iñu, -a, pueden recibir nombre con la sufijación -ancu, -a, burrancu,
potrancu. Os-us suius oráis d´estis animáis domésticus i da ganadiría se
cuñocin-cuñecin cumu rornal (rebuznar), relinchal (relinchar), mial
(maullar), lairal-ladral (ladrar). Os-us biderrus, ovellas i cabras berrean i
o-u toiru arrulla. O-u restu dos-dus animáis menus en contatu cun as
persoas-pesoas, cantan, cumu o-u cucu, a dorra, a chicharra, aportandu
un valol causal o consecutivu.
En lo referente a la terminología del mundo vegetal, también se crean
términos y se amplía el repertorio para poder expresar un marco conceptual
tan extenso. Difieren en buena parte de la norma oficial en la estructuración
fónica y morfosintáctica. Siguiendo la preferencia analítica se crean
vocablos, partiendo de semejanzas, lengua de vaca, por sentido metafórico,
peidu-peiu-peu de lobu, como tortullu (seta) no comestible. Se pueden
conocer los términos generales, pero se aplica la propia aportación lexical
cuando hay que especificar los tipos (pueden también crearse hiperónimos
para un campo semántico, como sementisas, que en castellano podría
corresponder a hortalizas). Del nombre general helba-herba se van
especificando los diversos tipos añadiendo un adjetivo con un tipo de
derivación que indica el animal que la consume, la finalidad de esa hierba o
la posible procedencia o lugar donde más abunda, helba-herba burreira,
borregueira.. A cebá forraiseira deriva del uso de la cebada como forraje
para el ganado y no como grano. Se puede acoplar a la palabra la distinción
por vía adjetival, patatas templanas, tardías, millu menú (para palomitas),
freisó(n)s-frensós blancus, pibitas machotas (pintas), allus chilris, figus
pasáus, castañas regoldanas-regordanas. Se le añade a esa derivación
adjetival un sentido temporal de su cosecha, al decir manzá(n)s
102
sanjuaneiras, santiagueñas (como también se dice por la fecha del 25 Julio,
pul-pur Santiagu pinta o-u vagu). Una de las formas analíticas más usadas
sería la formada con el complemento predicativo, millu de regadíu, de
secanu, tomatis d(e) invernu, de colgal, de botella, peras de agua, peras
d(e) invernu, colis de repolu, d(e) asacántaru (composición por semejanza
física). As adetunas poin-podin sel de verdéu, de endulzal (debido al color
y finalidad para la que se recoge). La uva cuenta con una gran cantidad de
tipos, de rufeta, de piñuelu, de collón de galu (composiciones por la
semejanza física), además de los tipos conocidos en la lengua oficial, de
Pedru Jimeni, Palominu Jeré, garnacha, de Alicanti. O-u viñu nun é igual
o-u da primeira pisa que o-u da segunda nin o-u du pe (con la prensa).
Dispois de pisáu o mui(d)u cun a máquina nas boigas-buigas, se (e)ita o-u
mostu pas tinaisas de barru pegás con pé-pe. Se ten que tel mu(i)tu cuau i
limpeza, si nun se quel bebelu picáu. En algunhas boigas-buigas hai bocois
pú-pa o-pa u viñu i pas adetunas. A aguardienti po(d)i sel de cabeza-
cabeda (la primera que sale), con cordón (de bastante graduación a ojo, sin
medir los grados).
El tan frecuente sufijo -eiru, -a se aplica para dar nombre a los árboles a
partir de su fruto, como figueira, nogueira, uliveira, pereira, prisigueiru-
pisegueiru, durarneiru, albelchigueiru-amacoeiru, agruñeiru-abruñeiru,
(i)sinseiru, almendruqueiru, mimbrilleiru-marmeleiru, limoneiru,
naranseira-naranyeira, amesieira, migreira-migradeiru. Lo mismo ocurre
con hortalizas como tomateira, pimenteiru. Se pueden usar dos formas,
manzaneira-manzanu, aunque a veces la distinción masculina y femenina
denotan algún valor semántico, como la forma o la estructura, en ejemplos
como castañu (árbol que produce castañas y madera)-castañeira (tronco
común de varias bigas de castaño). Surgen también, por la misma forma de
103
derivación, espiñeiru (espino, como el árbol que contiene espinas),
escobeira (como planta que aporta las ramas para las escobas).
A veces no se corresponde el nombre fruto-árbol, como en adetuna y su
producto adeiti-uliveira, pues se usa para el fruto el término árabe de al-
sait (aceite) y para el árbol el término latino. Se pueden usar para el fruto
cereisa los nombres del árbol cereseira y cerdeira (este último es el
término usado en gallego).
As enfelmiáis afetan ó-ú-ao-au ganáu que poi-podi morisi do-du calbuncu
o degraciasi cuandu se mancorna (el ganado puede morir del carbunco o
ser carne de matadero cuando se rompe alguna extremidad). A vec(d)is les
entra un torzón (a veces les da un cólico). Tamén afeta as plantas: á(a)s
colis le entra a porreta, ós-ús-aos aus freisó(n)s-frensós o-u pulgón, a
filosera, ós-ús-aos-aus olivus o-u carunchu o se agostan (A las berzas le
entra la enfermedad de los tubérculos en las raíces, a las judías el pulgón y
la enfermedad de color de herrumbre, a los olivos la carcoma o se secan).
As parras se acenizan-acenidan o le entra o-u mildéu (Las parras cogen la
enfermedad de ceniza en sus hojas o les ataca el mildéu). A algunhas
plantas les entra o-u mal tristi o mal mustiu (Algunas plantas perecen y se
secan porque les ha entrado la enfermedad).
O-u tempu tamén pué fastidial o-u frutu, si chovi mu(i)tu, si pulas-pur as
mañá(n)s a terra ten cornu, carámbanu-carambelu o si quenta mu(i)tu
Lorenzu (El tiempo también puede estropear la cosecha, si llueve mucho, si
por las mañanas hay escarcha, hielo o si calienta mucho el sol). Cun esas
condició(n)s nun é fácil recollel as adetunas de verdéu da uliveira o
vareás, sin engarañalsi (recoger las aceitunas verdes del olivo o vareadas
cuando ya están negras, sin agarrotarse las manos por el frío).
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Valverde, aunque también en San Martín se conoce asín pero como
pimentón), patatas, freisó(n)s en San Martín y Valverde, frensós en Eljas
(en forma de legumbre seca se pueden denominar gras, pibitas), albeisas,
cebolas, allus, pepinus, litugas, sandías, meló(n)s, entre otros. En el
invierno se comen muchas colis de repolu o de asacántaru. Se siembran
galbanzus para el consumo propio y poco más, pero no hay inclinación por
cosechar lentejas. Para el ganado se siembra millu, remolachas, nabus,
rábanus. Los cereales se siembran en terra de secanu, cumu trigu, centeu-
centenu, avea-avena, cebá, que puede ser segada de verde como forraisi.
Pal-pa o-pa u ganáu se recolli no-nu-en (in) o-u verán o-u pastu pú-pa o-
pa u invernu, atáus en facis cun vincillus.
El clima se muestra benévolo para con los árboles frutales. El nombre del
árbol generalmente deriva del de la fruta, a través de unos determinados
sufijos, figu/figueira, manzá/manzanu-manzaneira (peru, malapiu son
variedades de manzana), pera/pereira, prisegu-pisigu-presigu/prisigueiru-
pisigueiru-presigueiru (ni en portugués como pêssego/pessegueiro, ni en
gallego como pexego/pexegueiro se detecta esa vibrante /r/ que pronuncian
algunos hablantes de estos tres pueblos), durarneiru/durarnu (estos dos
últimos son tipos de melocotones, que algunos distinguen pero otros no),
albélchigus-amacoris/albelchigueirus-amacoreirus (albaricoques), migrá/
migreira-migradeiru-migradeira (granada), (i)sinsa/(i)sinseiru (guinda,
como las forma correspondientes portuguesas ginja/ginjeira),
cereisa/cereiseira-cerdeira, naransa-naranya/naranseira-naranyeira,
limón/limoneiru, agruñu-abruñu /agruñeiru-abruñeiru (agruñu-abruñu
carrasqueiru, salvaji-salvaisi), amesia-ameisa/amesieira-amiseira-
ameiseira (el gallego y el portugués usan las formas ameixa/ameixeira,
pero los lusos disponen también del otro término abrunho/abrunheiro o el
abruño-abruñeiro gallego como endrina), mimbrillu-perón (en Eljas)-
marmelu-malmelu (enValverde)/mimbrilleiru-marmeleiru-malmeleiru,
almendra-almendrucu/almendruqueiru, nó-nodi/nogueira, pinu piñoneiru,
castaña/castañu. El término bíspiri (níspero) vale para fruto y árbol.
105
3.3.2 Plantas du campu (Vegetación silvestre)
106
cigañotis, cempés, maripoisas, to tipu de cocus, os-us das patatas, o-u cocu
de lu, miñocas-lumbricis.
Entre os-us paisarus-páisarus se ven bastantis pardáis, gulundrinas-
anduriñas, avió(n)s, morcegus-morcéganus i hasta garrapiñas dentru do-
du pueblu. No-nu-en o-in o-en u-in u campu encontramus melrus-melroas,
palomas, tórtolas, cucus, tordus, pegas, grallus, gaius, rabilalgus,
picanzus, pirdicis, alpénduras-rupéndulas, (a)bubillas, silgueirus-
jilgueirus, ruiseñoris, galus du campu, aguanevis, avifrías, picabarrenus,
corrucas, muchuelus, lechuzas.
As caballirías, que han siu, suntu cun a yunta, os-us animáis d´aisuda-
aisúa-ayúa pa os-us traballa(d)oris, están casi estinguiéndusi, pulque
desdi-derdi que chegó o-u tratol ya nun fain falta-farta. Sólu os-us cabalus
quean, peru cumu artículu de luju. Aquelis cabalus grandis, aparelláus cun
a albarda atá cun a cincha pul dientri-diantri-yentri, debaisu do-du peitu i
os-us ataferris pur detrás, levaban un carregu pesáu de contrabandu i
unha persoa-pesoa encima i silvían tamén pa aral, pa levá calgas cun os-
us sairó(n)s, cun as agüeiras o atás cús-cun os-cun us lazus i a reata.
Currían engalanáus cun as milloris escabedás-escabezás i o-u sueiru nas-
en as-in as festas de San Bras. Agora istá de moda o-u dos-dus picaderus.
Pa o-pa u traballu no-nu-en-in o-u campu se ha usáu sempris, o-u aráu,
cun a rella-reisa y a mandeira pa dirigilu. Agora-agó se tenin as
desbrozaoras, peru antis se tiña que rozal to cun a rocería, o-u poón, a
foici-fueici, a guaña i pa cortal troncus máis gordus, cun a malleta. Se
usaban i (a)inda se usa peru mu(i)tu menus a azá, o-u sachu, a endra, a
urquilla-furquilla, a criba, a esbagueira, a tiseira de poal i oitras
ferramentas.
107
ondi pastaban as vacas, pa comel con un poicu de sal o guisáus. Poica
(i)sentí cudiña-cucina nestis tempus cun o-u pucheiru i o-u borrallu.
3.3.7 Diversió(n)s.
Hasta fai un puñau de anus casi nun se platicaban nestis-en estis-in estis
pueblus os-us (i)sogus-yogus d´equipu dos-dus deportis mais cuñocíus-
coñecíus, fulbu, baloncestu, balonmanu. Estis deportis ya nun tenin o-u
piqui que tiñan antis. En-in oitrus tempus nun se dispuñia de tantus
suguetis-juguetis industriáis. Había que arregla(l)si cun o-u que se tiña a
man, as bugallas dos-dus roblis-carballus pa sugal ao-au gua, en ve dos-
dus bulindris de vridiu, o-u aru du asentu dos-dus cubus i a manilla de
alambri, a taba do-du osu da rulla de cabra o cordeiru, os-us cartó(n)s das
caisas de mistrus, as chapas das botellas, cachus de tella pá-pa a ruleta,
un cachu de pau agudáu pá-pa-a fincacha, unha corda pá-pa a comba, as
pernas pa correl en mu(it)us sogus-yogus cumu escunditi-escundiallas. Ós-
ús-aos-aus mozus les gustaban os-us (i)sogu-yogus de forza. As dagalas
sugaban mais cun as bunecas-munecas, mu(i)tas d´elas feitas pur elas
mesmas cun trapus, mazarocas, paus. Había un sogu-yogu de bolas de
meira-ma(d)eira feitas en casa que (a)inda hoisi algunhas mulleris mayoris
platican. Agora-agó os-us dagáis ya nun sugan á-a a piona, pinchi,
chichipán i se quean en casa cun a play station.
Os-us (i)sogus-yogus de cartas que máis coñoci-coñeci a (i)sentí-yenti
nestis-en estis-in estis lugaris son o-u zápiti-dápiti, a brisca, o-u tuti. Os-us
que querin sugal (d)iñeiru tenin o-u julepi, subastáu, jilei.
Dispois do-du duru traballu a (i)senti-yenti esperaba que chegaran as
festas. Nesta-en éstas-in éstas sempri(s) se seya mu(i)tu ú-ao-au campu,
cumu a rumiría do-du Espíritu Santu entre valverdeirus i lagarteirus o a
da Divina Pastora entre mañegus i lagarteirus. Tantu a esas cumu á-a a
festa da Santiña nun-en un-in un campu vidiñu de Portugal se diba cun as
caballirías. Tamén era importante a participación dos-dus cabalus nas
festas de San Bras. ¡Cúmu currían pulas-pur as callis empinás d´As Ellas!
Hoisi se siguin utilidandu-utilizandu cabalus particularis i de picaderus,
peru mu(i)tus preferin-prefierin a comodi(d)ái dos-dus vehículus. Cun as
vacas bravas da serra se feyan-ficían boas capeas, peru se están-istán
perdendu pula pur a responsabili(d)ái i pulus-pur os-pur us gastus. Nu-en-
in o-en-in u tres de maiu celebran os-us mañegus a festa grandi da Crú
Bindita. Son-sonin festas importantis pa os-us lagarteirus a festa do-du
patrón San Bernabé, pa os-us valverdeirus a festa de Nosa Señora
d´agostu o-u quinci d´esi mes. Cumu residi tanta (i)senti-yenti d´estis
pueblus fóra-fora, s´está celabrandu últimamente unha festa do-du
emigranti.
108
3.3.8 Membrus da familia i relación de bautismu.
3.3.12 Coloris.
109
vermello do-du portugués i galegu, sinu coloráu, nin louro-loiro, -a, sinu
rubiu,-a.
Ós-ús-aos-aus animáis se les chamaba mu(i)tas vecis-vedis pul-pur o-u
colol da pel, salinu, mojinu, bragáu, rabicanu, rubia, moritu, jarda.
A vida do-du campu enchi os-us ollus de mu(i)ta varie(d)ái de coloris de
terra, agua, plantas, animáis, etc.
110
Nas en-in As Ellas hai callis mu empinás i caleisas estreitas, peru hai boas
pedras pus-pa os-pa us cimentus. (A)inda se ven unhas escaleiras de pedra
pa entral nas en as-in as casas i ondi a (i)senti-yenti se senta pur-pul as
tardis do-du verán a (e)ital algunha palreira-chalreira. Agó-agora se
antolla difícil subil cun os-us cochis, peru antis cúmu subían as caballirías
calgás de algu o cun (i)senti montá encima, sobre to os-us cabalus cun o-u
carregu do-du contrabandu i cúmu les gusta ús-aos-aus lagarteirus correl
cun elis pur-pul as festas de San Bras, que (e)itan chispas as ferraúras.
Aquí debaisu vemus algunhas d´esas callis tan caraterísticas.
111
As casas tenin generalmenti tres alturas. Na-en a-in a parti d´abaisu istaba
a boiga-buiga de viñu i as do-du ganáu. Encima vivía a (i)senti-yenti
quenti cun o-u vapol, peru tamén cun o-u cheiru do-du istelcu. Agora-agó
ya nun hai animáis en casa, as boigas-buigas se convirtiran en garajis-
garaisis pús-pa os-pa us cochis. Antis poicas casas tiñan retreti, se tiña
que dil fóra a fel as necesi(d)áis o no-nu- en o-en u-in o-in u miseiru. Na-
en a-in a cudiña-cuciña d´algunhas casas había un fogal, peru en casi toas
se arcendía fogu pa quentalsi i pa cural os-us jamó(n)s-samó(n)s, os-us
churizus, murcelas i alguhas custelas pa o-u pucheiru. Esas chimeneas
istaban cheas de fulisi-furruisi, das moisanas do-du lumi. Alí se cudía-
cucía pas pesoas-persoas o-u pucheiru i se frisía na sartén encima das
estrenis-tresnis. Pús-pa os-pa us animáis se cudía-cucía o-u belberallu de
patatas, rábanus, remolachas, gamona na-en a-in a caldereta colgá das
llaris. Cuandu se apagaba o-u borrallu as albas se (e)itaban na-en a-in a
pilleira-arpilleira. Hoisi cun o-u sistema de califación i cun o-u modu-seitu
de conservación das neveiras ya nun se fai fogu. Tampoicu se ven os-us
braseirus nin as baílas pa esborrallal. Nas mesas nun se puñían tantus
platus-pratus nin tampoicu tos os-us tres elementus, a cuchal, o-u tiniol-
teniol i o-u cutelu ¡Menus mantel i máis cumía!
A casa tiña habitació(n)s grandis i oitras máis pequenas, que algú(n)s
chamaban cileirus. Antis nun tos dispuñían de unha-d´unha sala pa ca
fillu, nin unha cama pa ca un d´elis.
Na-en a-in a parti d´arriba da casa, no-nu-en o-in u sobráu se metían os-
us produtus que se recollían pa guardal pú-pa o-pa u invernu pás-pa as
pesoas-persoas i pastu o palla pú-pa o-pa u ganáu. Agora-agó se querin
as casas cun jardín. Antis ya se tiña bastanti cun as hortas pa traballal.
112
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115
ÍNDICE
1 SITUACIÓN GEOGRÁFICA. 1
3. APROXIMACIÓN LINGÜÍSTICA. 27
116
3.2 Desde la morfosintaxis 75
3.2.1 La derivación en la formación lexical 75
3.2.1.1 Prefijos. 75
3.2.1.2 Sufijos. 75
3.2.2 Formación y uso de elementos gramaticales. 77
3.2.2.1 Género 77
3.2.2.2 Número 78
3.2.2.3 El artículo 80
3.2.2.4 El pronombre personal 82
3.2.2.5 Posesivos. 83
3.2.2.6 Demostrativos 83
3.2.2.7 Indefinidos 84
3.2.2.8 Interrogativos 85
3.2.2.9 Numerales 85
3.2.2.10 Ordinales 85
3.2.2.11 Partitivos y multiplicativos. 86
3.2.2.12 El adjetivo modal. Expresiones. 86
3.2.2.13 El verbo 87
3.2.2.13.1 Otros significados verbales. Perífrasis verbales. 95
3.2.2.14 Cuantificadores 96
3.2.2.15 Relacionantes. 96
3.2.2.15.1 De lugar. 96
3.2.2.15.2 De tiempo. 97
3.2.2.16 Expresión de afirmación, negación, duda y otros valores relacionantes. 98
3.2.2.17 Conjunciones introductoras de oraciones. Interjecciones. 98
3.2.3 El tratamiento. 100
4. BIBLIOGRAFÍA. 113
117