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El título de este artículo es una doble sátira. Por un lado, es una alusión bastante obvia al
quienes, tras la debacle del llamado socialismo real, “los estados de bienestar
democrático-burgueses son lo mejor que podemos visualizar.”3 Por otro lado, hace
referencia a los autores pos-marxistas que, sin compartir tal cinismo, abogan por una
marxista, sin embargo, es que el proyecto revolucionario marxista aspiraba abolir los
escrito, abordaré esta crítica desde una posición persistentemente marxista, para
El escenario histórico
medida, del trabajo de una serie de pensadores franceses ligados a la Ecole normale
superiore durante las tres décadas posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial,
1
dominante en el mundo académico francés, representado por Louis Althusser. Althusser,
militante del Partido Comunista Francés (PCF), era conocido por retar la ortodoxia
determinante en la última instancia,” advirtiendo, sin embargo, que “la última instancia
nunca llega.”4 Desde una perspectiva pos-estructuralista, por el contrario, este tipo de
frase tiene poco sentido, ya que “el poder está en todas partes porque viene de todas
partes.”5
auge de la “Nueva Izquierda” como fuerza política fue tronchado en los países del centro
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había llegado a su fin, y con ella la relevancia de las meta-narrativas políticas y culturales
que asumían un sujeto racional (el proletariado, por ejemplo) como protagonista de la
historia. Sin embargo, a pesar de las polémicas suscitadas, 6 muchos marxistas se han
posmodernidad”.7 Por ejemplo, tomando prestada una frase del economista Ernest
capitalismo tardío”. Desde esta perspectiva, se reconoce que la época actual tiene algo
modelo Keynesiano de acumulación que predominó en los países del centro a partir de la
crisis de los treinta.10 El neoliberalismo, que aspira a subsumir todas las esferas de la
vida social a la lógica del mercado capitalista, favorece la privatización de las empresas
entre otras políticas que a menudo son nefastas para las condiciones de vida de los pobres
por los gobiernos de Ronald Reagan, en los Estados Unidos, y Margaret Thatcher, en el
Reino Unido, se establecieron a través de la periferia durante los 1980 y 1990. Éstas
3
fueron impuestas como condiciones para recibir préstamos de instituciones financieras
Hasta hace poco, las élites políticas de los países de la periferia aceptaban las
políticas neoliberales, aun cuando lo hicieran de forma reacia (o incluso luego de resultar
electos tras prometer no hacerlo), bajo la presunción de que “no hay alternativa”. 12 Esta
proliferación de las diferencias.13 Por su parte, los demócratas radicales vieron en dicha
La diferencia marxista
Los pos-marxistas Ernesto Laclau y Chantal Mouffe combinan conceptos tomados del
pos-estructuralismo y del teórico marxista italiano Antonio Gramsci para argumentar que
el poder no es una relación externa entre identidades pre-constituidas, sino que las
identidades sociales se constituyen a través de actos de poder que excluyen a aquello que
es diferente. Todas las identidades, por ende, son contingentes, constituidas por el poder
y por la diferencia (el “exterior constitutivo”) que, sin embargo, llevan en su interior
como posibilidad. Cuando el poder adquiere un grado de “objetividad” tal que las
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Laclau, siguiendo a Gramsci, llaman hegemonía. Mouffe y Laclau afirman que la
la lucha de clases. La clase para Laclau y Mouffe es una identidad entre muchas, que
que se constituye es, precisamente, el plusvalor extraído al trabajador). Como todas las
identidad tiene prioridad sobre las otras. Por lo mismo, para los demócratas radicales, la
identidad particular: “Para que exista la democracia, ningún agente social debe poder
dado sólo por el hecho de que ningún actor social limitado puede atribuirse a sí misma la
que la democracia genuina sólo puede ser actualizada por el proletariado revolucionario,
para los demócratas radicales pos-marxistas la democracia sólo es posible cuando ningún
(por su esencia), sino sólo porque “no puede emanciparse a sí mismo sin emanciparse de
—y así emancipando a—las demás esferas de la sociedad”. 17 Las clases, para Marx, son
5
constituidas por actos de poder, de manera históricamente específica a condiciones
Aunque en los escritos del joven Marx18 aún existe cierta insinuación de que el
proletariado representa a un demos (“pueblo”) que se actualiza a través del ejercicio del
voto,19 ya para cuando se publica el Manifiesto del Partido Comunista (1848), queda
“una guerra civil más o menos oculta al interior de la sociedad existente hasta el punto en
inevitable, ni están definidas las formas ni la intensidad que habrá de tomar. El punto
clase (es decir, capital y proletariado en última instancia nunca pueden “coexistir
sin embargo, para ellos significa que “la pluralidad no puede ser eliminada… por ende
La referencia implícita de esta cita es La cuestión judía (1843), ensayo en el cual Marx
argumenta que “la emancipación humana” (versus la mera emancipación política) sólo
empírica… sólo cuando el hombre haya reconocido y organizado sus fuerzas propias
como fuerzas sociales para que la fuerza social ya no esté separada de sí en forma de
6
los trabajadores como resultado de verse obligados a vender su fuerza de trabajo y ser
manifiesta una añoranza por retornar a una antigua “unidad y armonía” deshecha por la
la sociedad sin clases (el comunismo) el estado se disolvería en la medida en que “el
Lenin elabora este punto al señalar que Engels “está hablando aquí de que la democracia
aquellos que no han pensado que la democracia también es un estado”.26 Lenin se refiere
aquí a la democracia obrera (lo que algunos han llamado “socialismo” o “dictadura del
deje de ser necesaria. Para ello, por supuesto, primero tendría que desaparecer el estado
entre las clases sociales y por ende (alegadamente) de la abolición de lo político. En las
7
malinterpretación del concepto de clase en la tradición marxista. En cuanto a la segunda,
el desfase gira, en gran parte, en torno a qué se entiende por lo político y cuál es la
Poder y dominar
completamente del poder: esto es lo que es específico al proyecto que hemos llamado
éstas se pueden limitar y contestar.”27 Desde esta perspectiva, los conceptos poder y
liberarnos del poder es reconocer que a la dominación, como mucho, se le puede limitar y
contestar, pero nunca eliminar. La sociedad comunista sin clases, donde cada cual recibe
pluralismo lo que es ilusorio. La idea que la dominación de clase puede ser limitada o
minimizada mientras persistan las relaciones capitalistas se basa en una premisa falsa.
Ciertamente, el capital en ocasiones puede ofrecer concesiones, y lo hace (al igual que
alternos para contestar la dominación, pero todo ello se da dentro del marco de la lucha
8
de clases. La expansión y contracción de los derechos democráticos no responde a una
cuando las relaciones de producción capitalista (la diferencia constitutiva de las clases)
permanezcan aseguradas, pero tan pronto como éstas se ven directamente amenazadas, se
desata la represión. Como bien señala Gramsci, el contrapunto del consenso hegemónico
Esto crea un dilema para los demócratas radicales que buscan una “tercera vía”
inmediata. No se trata de negar que la lucha de clases pueda avanzar por esta vía (y a
veces solamente por esta vía). Sin embargo, cualquier movimiento contra-hegemónico
resistencia violenta de los sectores dominantes, por más mecanismos para “minimizar la
dominación” que existan. Hasta qué grado esa resistencia pueda hacerse irrelevante (que
no tenga que ser reprimida por la fuerza) será la medida del éxito del movimiento contra-
el poder sólo puede ser genuinamente transformado, lo cual los demócratas radicales
dicen querer hacer, si se elimina la dominación. El punto clave aquí es, entonces, la
9
Esta distinción no ha sido desarrollada explícitamente aún por la tradición
existencia de una relación de orden y obediencia entre dos o más actores sociales. 29 De
legitimidad.30 Articulada de esta forma, sin embargo, la distinción es poco útil para la
Al contrario, aparte de la máxima “de cada cual según su capacidad, a cada cual
Engels evitaron postular una visión coherente de lo que sería la sociedad sin clases, en
socialistas a través del mundo: sufragio universal para elegir delegados revocables e
“instruídos” que fueran pagados igual que el trabajador promedio, entre otros
elementos.32 Ésta, por supuesto, sería una etapa en la cual la dominación todavía estaría
10
La clave para descifrar la visión de Marx sobre la sociedad futura está en su
pensar que esto será distinto una vez el modo de producción haya sido efectivamente
su articulación ciertamente cambiaría).33 Una distinción clave entre estas relaciones y las
persistan aún luego de eliminar dominación entre ellas. Esto no es imaginable en cuanto a
aburrido a la idea de la sociedad sin clases (tal vez presagio de la forma que asumiría el
socialismo real en el bloque soviético). No podemos olvidar, sin embargo, que Marx
política”, es decir, la vida del estado como poder separado y erguido sobre la sociedad,
por supuesto “se desvanecería” con su llegada, pero no así lo político, entendido más
interacción humana, ni tampoco los foros y espacios donde negociar esas relaciones.
11
creativo de la humanidad sin eliminar la posibilidad de que existan desacuerdos y
La Multitud aparece
En la era neoliberal, nos encontramos más cerca que nunca antes de la realización plena
globalización ha puesto en relieve un proceso de siglos que en tiempos de Marx tan sólo
nunca, en cada rincón del planeta, deben vender su fuerza de trabajo a cambio de salarios
para así sustentarse a sí mismas y a sus familias. Muchos más, empujados fuera del
mercado laboral “formal” por los mismos procesos, subsisten de pagos en efectivo y en
especie bajo una vasta penumbra económica inextricablemente atada al mundo dominante
Parte del problema es que, si bien las condiciones enfrentadas por trabajadores a
través del mundo son cada vez más similares, los espacios de lucha están cada vez más
podridos por la corrupción. Sin embargo, a pesar de lo inadecuado que aparentan ser los
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del capital. Si bien es cierto que la imagen mediática que ha prevalecido del llamado
media, la realidad es que la espina dorsal de estos movimientos son las luchas de
los estados-nación, sino en una red difusa de mecanismos de dominación que llaman
sino en una entidad interconectada de control global (aunque este control sí se concentra
en determinados puntos del globo) que ha permeado todas las esferas de la vida, al cual
llaman “biopoder”.35 Al biopoder del Imperio se contrapone “la alternativa viviente que
crece al interior del Imperio”36: la Multitud. En contraste con Laclau y Mouffe, sin
basa “no tanto en la existencia empírica actual de la clase, sino en sus condiciones de
su acepción más amplia, a los asalariados. Hardt y Negri conciben de una Multitud
constituida por “todos los que trabajan bajo el dominio del capital y por ende
13
potencialmente la clase que rehúsa el dominio del capital”. 39 El concepto de clase,
clases… sólo puede ser una colectividad que lucha en común.” Cabe recordar que para
Marx, el proletariado no era meramente el conjunto de los asalariados, sino antes que
nada “la clase de los trabajadores modernos, quienes viven sólo mientras encuentren
trabajo.”40 Como señalan Hardt y Negri, “el postulado empírico de la teoría de clases de
Marx es que existen las condiciones que hacen posible una sola clase de trabajadores”.41
clase hacia las grandes fábricas industriales. Según Marx y Engels, esyto crearía las
condiciones materiales para que surgiera entre ellos una conciencia de clase cada vez
mayor, que eventualmente les llevara a retar las estructuras de poder. 42 A pesar de que
este proceso, de hecho, se dio de esta forma por un tiempo, como Marx bien sabía, la
historia no es un desarrollo lineal y progresivo. Las mismas fuerzas que antes atraían a
que la forma hegemónica del trabajo (no por su superioridad numérica, sino por su
centralidad con respecto a las demás formas) no es ya el trabajo industrial, sino lo que
que “crea no sólo bienes materiales sino relaciones y en última instancia la vida social
servirán. Según Hardt y Negri, la Multitud hace posible una democracia global genuina,
14
de escala e intensidad nunca antes vista, que, sin embargo, no será representativa, ni
periodo transicional durante el cual un estado revolucionario vaya demoliendo las bases
de la vieja sociedad para erigir la nueva. Por el contrario, plantean que ya “el poder
marxistas. Aunque este artículo no es el foro para hacer un catálogo de tales críticas,
como fuerza política sin vehículos organizados ni periodos transicionales. Más aún, si la
Multitud ya está aquí, ya existe en potencia, y tan sólo requiere de un “evento” que la
haga realizarse,46 cabría preguntar qué utilidad puede tener el activismo político e incluso
el trabajo teórico. En ese sentido, a pesar de lo que digan sus autores, la teoría de la
Multitud, mal interpretada, podría servir de excusa para el inmovilismo político. Por otra
parte, el “replanteamiento” por Hardt y Negri de la teoría marxista de las clases sociales
contiene elementos que han sido pasados por alto en el debate, pero cuya importancia
teórica es crucial para cualquier proyecto de transformación social radical. Entre éstos,
15
Hacia el horizonte
Para quienes nos aferramos a la posibilidad de algún tipo de transformación social, hay
dos formas posibles de observar el panorama actual de la lucha política a nivel mundial.
Una es aceptar que estos hechos demuestran el fracaso del proyecto marxista de clase, y
una mirada dialéctica que reconozca que los modos de producción no son sistemas
cerrados o auto-suficientes que se expanden de forma certera y pareja, sino más bien por
intentos parciales, falsas alarmas y fracasos totales, como la evolución de las especies por
selección natural. Es así como se han desarrollado, durante los pasados 250 años, tanto el
plural” de Mouffe y Laclau se queda corta en este sentido, precisamente porque limita las
los límites del pluralismo formal. La lucha de clases, en su sentido más pleno, es
16
concebida como horizonte que nunca puede ser alcanzado”, 47 o lo que Wolin llama la
entonces ¿cómo pretender que caminemos hacia él? Los movimientos históricos tienen
una lógica y un impulso propios que casi siempre ignoran los mejores deseos de los
que las relaciones de dominación pueden y deben ser destruidas. Sólo desde esta
convicción es posible concebir un “evento que nos lance como una flecha hacia ese
futuro viviente,” ese “verdadero acto político de amor” del que hablan Hardt y Negri.50
17
1
Karl Marx, “A Contribution to the Critique of Political Economy. Preface,” Later Political Writings, Terell Carver, ed.,
(1996). Las citas que aparecen en este artículo han sido traducidas del inglés por el autor del mismo.
2
Francis Fukuyama, The End of History and the Last Man (1993).
3
Richard Rorty, “The Intellectuals at the End of Socialism” en The Yale Review, 80 (1992), 2.
4
Louis Althusser, For Marx (1996), 101.
5
Michel Foucault, The History of Sexuality, Volume I (1990), 93.
6
Ver, por ejemplo, Alex Callinicos, Against Postmodernism (1989). Aunque este artículo no se enfocará en el continuo
(aunque ya bastante apaciguado) debate académico entre los posmodernos y sus críticos, la propuesta de los demócratas
radicales se puede entender mejor dentro de su contexto histórico e intelectual. En Puerto Rico, el blanco principal de la
crítica posmoderna ha sido el nacionalismo. Carlos Pabón, La nación postmortem (2003). Para una respuesta a la crítica
posmoderna del nacionalismo puertorriqueño desde una perspectiva marxista, ver Rafael Bernabe, Manual para organizar
velorios, (2004). En el debate político puertorriqueño, los más destacados defensores de la posición demócrata radical han
sido Ramón Grosfoguel y Agustín Laó-Montes, quienes la han usado como fundamento para darle un peculiar giro al tema
de la relación de Puerto Rico con los Estados Unidos. Ramón Grosfoguel y Agustín Laó-Montes, “Una respuesta hacia la
descolonización del poder imperial,” El Nuevo Día, 8/2007.
7
David Harvey, The Condition of Postmodernity (1990).
8
Mandel desarrolla su teoría en torno al fenómeno, reconocido por economistas marxistas y tradicionales, conocido como
“ondas Kondratieff,” que refleja el carácter cíclico del capitalismo mundial. Con una duración de aproximadamente 30
años, cada una de estas ondas se compone de una fase de acumulación acelerada seguida por una de des-aceleración y crisis.
Según Mandel, el sistema capitalista mundial entró en una fase de rápida des-aceleración a mediados de la década de 1960,
inaugurando así una etapa que este bautizó “capitalismo tardío.” Ernest Mandel, Late Capitalism ([1978] 1998).
9
Frederic Jameson, Postmodernism, or, the Cultural Logic of Late Capitalism (1992).
10
David Harvey, A Brief History of Neoliberalism (2005).
11
David Harvey, The New Imperialism (2003), 137-182.
12
Ronaldo Munck, “Neoliberalism, necessitarianism, and alternatives in Latin America: there is no alternative (TINA)?”,
Third Wolrd Quarterly, 24:3 (2003), 495-511.
13
Arjun Appadurai, Modernity at Large (1996).
14
Chantal Mouffe, “Democracy, Power, and the Political”, Democracy and Difference: Contesting the Boundaries of the
Political, Seyla Benhabib, ed. (1996), 246-247; Sheldon Wolin, “Fugitive Democracy”, Democracy and Difference, 44.
15
Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemony and Socialist Strategy (1985).
16
Mouffe, “Democracy, Power, and the Political,” 248.
17
Para Marx, el proletariado “tiene carácter universal por su sufrimiento universal y que no reclama derecho particular
alguno ya que el mal que sufre no es un mal particular sino un mal en general.” Karl Marx, “Critique of Hegel’s
Philosophy of Right,” Early Writings, Rodney Livingston y Gregor Benton, trads., (1975), 256.
18
Según Althusser, el joven Marx era aun hegeliano en sus concepciones. Althusser, For Marx, 51-86.
19
Marx, “Critique of Hegel’s Doctrine of the State,” Early Writings (1975), 83-88, 190-191.
20
Karl Marx y Friedrich Engels, “Manifesto of the Communist Party,” Later Political Writings, 11.
21
Mouffe, “Democracy, Power, and the Political,” 254.
22
Marx, “On the Jewish Question,” Early Writings, 234.
23
Ver, por ejemplo, los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844-45.
24
Esta añoranza era típica de la corriente filosófica idealista alemana, cuya influencia, particularmente a través de Hegel, sin
duda se encuentran presentes en los trabajos del joven Marx y de algunos de sus discípulos. Sin embargo, en trabajos
posteriores (por ejemplo, Grundrisse y El Capital), Marx conecta la enajenación más concretamente con el proceso material
de la producción, a través de su concepto del fetichismo de las mercancías, según el cual las “relaciones entre hombres
toman la apariencia de relaciones entre cosas,” proceso que se va extendiendo a través de todas las esferas de la vida social.
25
Engels, Herr Eugen Dühring’s Revolution in Science (Anti-Dühring) (1877),
<http://www.marxists.org/archive/marx/works/1877/anti-duhring/ch24.htm>, Accesado 15/8/2007.
26
Vladimir Lenin, “Estado y Revolución,” The Lenin Anthology, Robert Tucker, ed. (1975), 322.
27
Mouffe, “Democracy, Power, and the Political,” 248.
28
Antonio Gramsci, Selections from the Prison Notebooks, Quintin Hoare y Geoffrey Nowell Smith, eds. (1971), 12.
29
Según Weber, “el poder es la probabilidad que un actor en una relación social estará en posición de llevar a cabo su
voluntad a pesar de la resistencia [de otros],” mientras que la dominación es la probabilidad que una orden será obedecida.
Max Weber, The Theory of Social and Economic Organisation, Talcott Parsons ed. (1947),
<http://www.mdx.ac.uk/www/study/xweb.htm> , Accesado 8/15/2007.
30
Ian Shapiro, The State of Democratic Theory (2003), 4. Para Shapiro, las relaciones de poder son “ubicuas a la
interacción humana,” y las “relaciones jerárquicas a menudo son legítimas,” pero no la dominación. El concepto medular
para Shapiro es la legitimidad basada en una idea minimalista del “bien común” definido como “lo que comparten quienes
tienen un interés en evitar la dominación.” Ibíd. 3.
31
Tampoco los demócratas radicales, quienes definen su pluralismo como “el fin de la idea sustantiva de la buena vida.”
Mouffe, “Democracy, Power, and the Political,” 246. La crítica de Mouffe a la visión Rawlsiana del pluralismo como la
coexistencia de “doctrinas incompatibles pero razonables” (Ibíd.) aplica a Shapiro también.
32
Marx, “La Guerra Civil en Francia,” Later Political Writings, 181-195.
33
Si se reconoce que el género, la sexualidad y la raza/etnia son relaciones particulares que no dependen (si bien nunca
están del todo separadas) de la lucha de clases, entonces las luchas por liberar a sus respectivos grupos oprimidos tienen un
ritmo y lógica propia, por lo cual no hay que suponer que una revolución proletaria automáticamente resultará en la
liberación de esos grupos.
34
Manuel Castells, The Rise of the Network Society (The Information Age: Economy, Society, and Culture, Volume 1),
(2000).
35
Michael Hardt y Antonio Negri, Imperio (2000), 37-41.
36
Hardt y Negri, Multitude: War and Democracy in the Age of Empire (2005), xiii.
37
Ibíd., 103.
38
Ibíd., 105.
39
Ibíd., 106.
40
Marx y Engels, “Manifesto of the Communist Party,” 7.
41
Hardt y Negri, Multitude, 104.
42
Marx y Engels, “Manifesto of the Communist Party,” 7-10.
43
Hardt y Negri, Multitude, 109.
44
Ibíd., 251.
45
Ibíd., 357.
46
Ibíd., 358.
47
Mouffe, “Democracy, Power, and the Political”, 254.
48
“Fugitive Democracy”, 44.
49
Mouffe, “Democracy, Power, and the Political”, 254.
50
Hardt y Negri, Multitude, 358.