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Regionalismo y soberanía nacional en América Latina:

los nuevos desafíos

Por Andrés Serbin

Introducción1 giando sus políticas y acuerdos comerciales como


prioridades de su política exterior.
El agotamiento del modelo de regionalismo
abierto, que primó en la década del 90 en la Sin embargo, mientras que los derroteros de la
CEALC en términos de la integración regional aún
2
América Latina y el Caribe, ha dado paso al inicio
de una nueva fase en el proceso de integración están en pleno proceso de definición, su creación
regional, que algunos analistas caracterizan como refuerza una tendencia distintiva del regionalismo
regionalismo posliberal o post-neoliberal. A princi- posliberal desarrollado en América del Sur con la
pios de la actual década, han emergido nuevos redefinición de un espacio sudamericano caracte-
esquemas y proyectos de integración de rasgos rizado por la exclusión explícita de EEUU3.
distintivos, caracterizados por el desplazamiento
de los temas de liberalización comercial y desre- La creación de este espacio sudamericano ha
gulación por una agenda marcadamente política dado lugar a la progresiva configuración de un
signada por el retorno a un rol protagónico del entramado regional de organizaciones, foros e
Estado. La transformación de la Comunidad Su- instancias multilaterales diversas, cuyo perfil no
damericana de Naciones (CSN), impulsada desde la está aún claramente definido, pero que marcan
década del 90 por Brasil, en la Unión de Naciones los lineamientos generales de un proceso de re-
Sudamericanas (Unasur), con una agenda gionalismo con características propias. Algunas de
regional innovadora, es uno de los hitos del inicio ellas remiten a la reafirmación de la soberanía
de esta nueva fase. La creación, aún en curso, de nacional como principio constitutivo del legado
la Comunidad de Estados de América Latina y el jurídico latinoamericano, a la reticencia por parte
Caribe (CEALC) es otro de los indicadores. La con- de las naciones sudamericanas a cualquier cesión
formación progresiva de la Alternativa Bolivariana de la misma en aras de algún ordenamiento jurí-
de las Américas (ALBA), promovida por el presi- dico supranacional4, y a su reafirmación como
dente Hugo Chávez en base a los recursos petro- principio inalienable del Estado westfaliano sur-
leros venezolanos en contraposición al Área de gido en la región con las luchas por la indepen-
Libre Comercio de las Américas (ALCA), es otro
referente de este proceso de regionalismo posli-
beral. No obstante, estos procesos se desarrollan
en un marco regional caracterizado por la frag- 2
Ver Mercedes Hoffay: «Unasur: ¿Un interlocutor autorizado
mentación y la heterogeneidad, en tanto persisten con los EEUU?» en Pensamiento Propio Nº 31, 1-7/2010, y
iniciativas de acuerdos de libre comercio entre Alcides Costa Vaz: «La Comunidad de Estados Latinoamerica-
nos y Caribeños. La factibilidad y necesidad de un nuevo orga-
algunos países de la región y EEUU, y además al- nismo regional» en Nueva Sociedad Nº 27, 5-6/2010, pp. 4-8.
gunos países latinoamericanos continúan privile- 3
Esta exclusión también se extiende a Canadá.
4
O al eventual fracaso de cualquier iniciativa en este sentido,
1
El autor agradece los valiosos comentarios a este trabajo de como lo revela la experiencia de la Comunidad Andina de Na-
Ricardo Arredondo y Gilberto Rodrigues. ciones (CAN).

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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
dencia del siglo XIX5, junto con un cuestionamiento cionales ha suplantado a las reglas asociadas a la
implícito al sistema interamericano6. soberanía estatal»9.

No obstante, la soberanía nacional ha sido ame- En este marco, el presente artículo aborda tanto
nazada por el impacto del proceso de globaliza- la evolución y persistencia del principio de sobe-
ción económica en las décadas precedentes, al ranía nacional en el contexto latinoamericano
perder el Estado el control sobre ciertas activida- contemporáneo (y en especial en al ámbito suda-
des, en particular el flujo de comercio, de inver- mericano), como sus posibilidades de compatibili-
siones y de tecnología, y, a la vez, disputada por zación con un conjunto de estructuras regionales
el proceso de globalización de los derechos que profundicen el proceso de integración regio-
humanos, en tanto las normas globales sobre nal. En función de este objetivo, el artículo se
derechos humanos son un desafío directo a un centra en analizar los alcances del concepto de
aspecto de la autoridad del Estado –su derecho a soberanía nacional y sus adaptaciones en el con-
regular las relaciones entre sus súbditos y sus texto latinoamericano; en evaluar las característi-
gobernantes libre de interferencia externa7–. El cas distintivas y los avances del actual proceso de
derecho a intervenir en las relaciones entre go- regionalismo posliberal sudamericano, a través de
bernantes y gobernados ha sido justificado, en las más destacadas experiencias actuales de inte-
especial a partir de la creación de la Organización gración en la región y de diversas iniciativas sec-
de Naciones Unidas (ONU) y de la aprobación de la toriales, y en explorar, en conclusión, las posibili-
Declaración Universal de los Derechos del Hombre dades efectivas de impulsar algunas iniciativas
y, en años más recientes, a partir de las crisis que superen las limitaciones impuestas por la so-
humanitarias surgidas después de la Guerra Fría, beranía nacional al proceso de integración regio-
no sólo en términos de derechos humanos, sino nal en América Latina10.
también en nombre de los derechos de minorías y
en la necesidad de asegurar la estabilidad y segu- América Latina y la soberanía nacional
ridad internacionales8. Sin embargo, pese a que
estos procesos han desafiado persistentemente América Latina detenta una tradición jurídica rele-
las soberanías westfaliana y de interdependencia, vante en el derecho internacional y, en este
«ningún conjunto alternativo de arreglos institu- marco, pese a su relativa marginalidad en el sis-
tema internacional, los países de la región han
5
Krasner diferencia cuatro usos de la noción de soberanía en promovido históricamente un orden internacional
la actualidad: la soberanía de interdependencia, la soberanía
interna, la soberanía westfaliana, y la soberanía legal interna- regulado, han desarrollado innovaciones impor-
cional, con frecuencia imbricadas entre sí. Mientras que la tantes en el campo del derecho internacional, y
soberanía de interdependencia refiere a la capacidad de los
Estados para controlar el movimiento a través de las fronteras, han promovido la resolución pacífica de las
y la soberanía interna a las estructuras de autoridad dentro de disputas entre Estados y el rechazo al uso de las
los Estados y a la capacidad de estas estructuras para regular
efectivamente el comportamiento, la soberanía westfaliana o fuerza, a través de la acción de diversas organiza-
vatteliana refiere a la exclusión de fuentes externas de autori- ciones multilaterales y sobre la base del respeto
dad del Estado-nación, tanto de jure como de facto mientras
que la soberanía legal internacional se refiere al reconoci-
de los principios de soberanía nacional, no inter-
miento mutuo de los Estados en el sistema internacional. Las vención y resolución pacífica de disputas.
características de la formación del Estado-nación en el ámbito
latinoamericano, como señala el mismo autor, remiten básica-
mente al tercer tipo y, eventualmente al cuarto, en tanto «las
estructuras estatales que se desarrollaron en los Estados sur- De hecho, comparativamente con otras regiones
gidos de los imperios español y portugués en el Nuevo Mundo del mundo y, probablemente, en función de esta
eran compatibles con el modelo westfaliano» y el ulterior de-
sarrollo de las naciones latinoamericanas contribuyó a generar
tradición jurídica y de una aspiración consistente a
una amplia gama de aportes al derecho internacional. Ver promover y respetar el derecho internacional, la
Stephen Krasner: «La soberanía perdurable» en Colombia región es una de las más pacíficas a nivel mun-
Internacional Nº 53, 2000, pp. 25-41 y 27-28, y Soberanía,
hipocresía organizada, Paidós, Buenos Aires, 2001, p. 253.
6
Andrés Serbin: OEA y Unasur: Seguridad regional y sociedad 9
Ibíd., p. 34.
civil en América Latina, Documentos CRIES Nº 14, cries, Buenos 10
Dados los límites del presente trabajo, no profundizaremos
Aires, 2010. en la discusión conceptual y en el debate contemporáneo
7
Stephen Krasner: «La soberanía perdurable», cit., p.32. acerca de lo que se entiende por regionalismo, para lo cual
8
Ibíd., p. 33. remitimos a la abundante literatura académica existente.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
dial, ha sufrido históricamente pocos conflictos la imposición de ninguna autoridad supranacional
bélicos recientes y presenta, en comparación con y, sobre todo, que no intervienen en los asuntos
otras regiones, un bajo gasto en defensa11, junto internos de los demás Estados, con derecho y ca-
con una capacidad crecientemente comprobada pacidad de conducir tanto la guerra como los
de impulsar acciones diplomáticas colectivas asuntos de la paz a nivel internacional 15–. En este
frente a las crisis que puedan desatarse en el ám- contexto, la soberanía nacional en el sentido
bito regional. Sin embargo, es a la vez la región westfaliano debe ser entendida, desde sus oríge-
más violenta, en términos de índices de violencia nes, como un mecanismo que permite a los Esta-
social y criminalidad, más desigual en términos dos lidiar con su seguridad y con los conflictos
socio-económicos y que presenta altos índices de bélicos con otras naciones soberanas, en tanto la
pobreza y de exclusión social pero que, simultá- soberanía nacional se constituyó en el eje tanto
neamente, se distingue por contar con una mayo- de la defensa de los intereses nacionales como,
ría significativa de países democráticos12. eventualmente, de una normatividad internacional
que permitiese regular la guerra y los conflictos
Por otra parte, según la clásica definición de Kel- entre naciones16.
sen, el concepto de soberanía refiere a que «so-
berano, bien se trate de un orden, o bien de una
Después de la Segunda Guerra Mundial, el con-
comunidad, o bien de un órgano, o bien de un
cepto de soberanía se refuerza con el inicio de los
poder, debe ser considerado como lo más alto,
procesos de descolonización que marcan, de una
como lo supremo, por encima de lo cual no puede
manera determinante, el derecho a la autodeter-
haber autoridad más alta que limite la función de
minación de los pueblos y, consecuentemente,
la entidad soberana, que obligue al soberano»13.
consolidan, desde una nueva perspectiva, la idea
de que un Estado no puede ser afectado en sus
En la tradición occidental, este concepto surge en asuntos internos por la intervención de terceros,
la Edad Media, como un mecanismo para asegu- como parte del andamiaje conceptual que se de-
rar la autoridad real sobre los señores feudales y, sarrolla en el marco de las Naciones Unidas.
por tanto, inicialmente refiere a una dimensión
interna de los Estados en formación. Sin embargo,
En este contexto, la no intervención y la autode-
a partir de la firma de los tratados de paz de
terminación se incorporan como aspectos rele-
Westfalia14 en 1648 entre Estados «soberanos»,
vantes de la idea de soberanía nacional promo-
se asume como una norma esencial por la comu-
vida por los países latinoamericanos en los deba-
nidad internacional y se incorpora como piedra
tes y el proceso que llevaron a la aprobación de la
angular de las teorías de relaciones internaciona-
Carta de Naciones Unidas en 1945, en función de
les. Los acuerdos de Westfalia fundamentaron los
sus propias experiencias históricas de dominación
elementos claves del sistema moderno de Estados
colonial y de intervención externa por parte de las
soberanos –Estados iguales entre sí, no sujetos a
potencias europeas y de los Estados Unidos. De
11
hecho, los países de América Latina enfatizaron la
Jorge Heine: «Between a Rock and a Hard Place: Latin Ame-
rica and Multilateralism after 9/11» en Edward Newman, Ra- necesidad de que la nueva organización incluyera
mesh Thakur y John Tirman (eds.): Multilateralism under Cha- reglas claras en la protección del soberano dere-
llenge? Power, International Order, and Structural Change,
United Nations University Press, Tokio-Nueva York-París, 2006. cho de los Estados a definir su propia forma de
12
Con un solo «interregno» en la actual década, con la crisis gobierno y contribuyeron a definir de esta manera
política desatada en Honduras por un golpe de Estado contra
el presidente electo en junio de 2009. Por otra parte, la crisis
de Honduras, evidencia, una vez más, la divergencia de políti-
cas y de intereses entre EEUU y los países latinoamericanos. Ver
al respecto Andrés Serbin: «Obama y América Latina: a más
de un año» en Pensamiento Propio Nº 31, 1-7/2010. 15
Gareth Evans: The Responsibility to Protect. Ending Mass
13
Hans Kelsen: Derecho y paz en las relaciones internaciona- Atrocity Crimes Once and For All, Brookings Institution Press,
les, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 103-104. Washington, DC, 2008, p. 16.
14
Los tratados de Osnabrück y Münster que configuran la paz 16
Ver Mary Kaldor: «Haz la ley y no la guerra: la aparición de
de Westfalia dieron fin a la Guerra de los Treinta Años en Eu- la sociedad civil global» en Manuel Castells y Narcís Serra
ropa central y la Guerra de los Ochenta Años entre España y (eds.): Guerra y paz en el siglo xxi. Una perspectiva compa-
los Países Bajos. rada, Tusquets, Barcelona, 2003, pp. 67-98.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
la autodeterminación y la no intervención como la Desde su independencia a principios del siglo XIX,
base del proceso posterior de descolonización17. América Latina se caracteriza por haber cons-
truido gradualmente un sistema sofisticado y al-
tamente desarrollado de derecho internacional y
Dos consideraciones importantes son de resaltar
de instituciones a nivel regional, que incluyen una
en consecuencia. La primera es que, como vemos,
serie de normas que regulan su conducta interna-
a través de su evolución histórica el concepto de
cional y doméstica21. En este marco, en la región
soberanía nacional, en sus diversas acepciones,
se ha desarrollado una tradición legalista y una
ha sido variable y relativo, en la medida que res-
«cultura diplomática» de marcado respeto y de-
ponde a diversas énfasis de acuerdo al contexto
sarrollo del derecho internacional. Esta cultura
histórico en que se lo utiliza18, de manera tal que
legalista, originada en el legado español y portu-
pueden coexistir diferentes ideas acerca de que es
gués, ha contribuido a la resolución pacífica de
la soberanía, de dónde procede y que es lo que
conflictos entre Estados y a la ausencia de con-
requiere y permite19, como lo ilustra la tipología
flictos bélicos significativos desde finales del siglo
introducida por Krasner citada al inicio de este
XIX , pero también ha servido como marco norma-
22
trabajo. Esta situación no esta disociada de la
tivo para prevenir y evitar la intervención o
adaptabilidad del Estado, como muchos estudio-
injerencia de Estados más poderosos. Como as-
sos del impacto de la globalización lo han hecho
pectos relevantes de esta cultura legalista y di-
patente. Y la segunda es que, sin embargo, la
plomática, se destacan cinco conjuntos de normas
soberanía de un Estado le confiere una caracterís-
distintivas: el uti possidetis y la integridad territo-
tica básica diferenciadora frente a la emergencia
rial; la resolución pacífica de conflictos, la convi-
de nuevos actores o sujetos del derecho interna-
vencia y la concertación; la seguridad colectiva, el
cional tales como las organizaciones internacio-
control de armas y el establecimiento de medidas
nales, los actores no estatales o los individuos. En
de confianza mutua (particularmente en América
este sentido, Estado y soberanía son indisociables
del Sur); y, muy especialmente, la soberanía y la
y, en la perspectiva westfaliana, no hay orden
igualdad de los Estados, con su corolario del prin-
internacional sin la vigencia del concepto de so-
cipio de no intervención. Estos principios distinti-
beranía nacional.
vos se encuentran profundamente arraigados en
la región, junto con el compromiso, al menos for-
No obstante, crecientemente, en el sistema inter- mal, con el Estado de derecho, el liberalismo polí-
nacional contemporáneo, el Estado, aún siendo tico, el republicanismo y la democracia política23.
soberano, se encuentra sometido a las normas
establecidas por el derecho internacional. El de-
Por otra parte, estos principios, frecuentemente
sarrollo de este derecho, particularmente en el
incorporados a las respectivas constituciones de
siglo XX, erosionó algunos aspectos de la noción
los países latinoamericanos24, se han desarrollado
tradicional de soberanía, al imponer al comporta-
miento de Estados soberanos una normatividad 21
Arie Kacowicz: The Impacts of Norms in International So-
que excede su voluntad de obligarse por ciertas ciety. The Latin American Experience, 1881-2001, University of
Notre Dame Press, Notre Dame, 2005, p. 43.
normas20 y que va más allá de su independencia y 22
Con la probable excepción de la Guerra del Chaco en 1933-
de sus alcances territoriales y políticos. 1935 y las guerras entre Ecuador y Perú en 1944 y en 1995-
1996
23
Ibíd., pp. 59-63.
17
Alex Bellamy: Responsibility to Protect, Polity Press, Cam- 24
Ver al respecto, por ejemplo, arts. 1, 4 y 170 de la Constitu-
bridge, 2009, p. 16. ción de la República Federativa de Brasil <www.acnur.org/
18
Claribel De Castro Sánchez: «¿El fin de la soberanía nacio- biblioteca/pdf/0507.pdf >; art.2, cap. 1 y art. 4, cap. 2 de la
nal? El derecho de injerencia humanitaria ante los últimos Constitución de la República Oriental del Uruguay
acontecimientos» en UNED. Revista de Derecho Nº 1, 2006, p. (<www.parlamento.gub.uy/constituciones/const004.htm>);
18. art. 2 y art. 155 de la Constitución de la República de Para-
19
Alex Bellamy: ob. cit., p. 14. guay (<http://pdba.georgetown.edu/constitutions/paraguay/
20
No obstante, es preciso señalar que cumplen estas normas para1992.html>); arts. 1 y 5 de los Principios Fundamentales y
sólo aquellos Estados que carecen de capacidad para escapar art. 11, Título II, Capítulo 1 de la Constitución de la República
a las consecuencias del incumplimiento del derecho interna- Bolivariana de Venezuela (<www.gobiernoenlinea.ve/docMgr/
cional, mientras que los Estados más poderosos utilizan su sharedfiles/ConstitucionRBV1999.pdf >); art. 5, cap. 1 de la
poder para evitar o para actuar fuera del esquema jurídico- Constitución Política de Chile (<www.resdal.org/Archivo/
institucional vigente. d000008d.htm>) y art. 39 y 89 de la Constitución Política de
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
en el marco de una alta inestabilidad política y de principales elementos de esta tradición, particu-
una debilidad externa que se combinan, desde larmente en lo referente al concepto de soberanía
finales del siglo XIX, con «un paradójico contraste nacional y de su corolario el principio de no inter-
entre la violencia y la inestabilidad política do- vención. No obstante, en tanto construcciones
méstica, y las relativamente pacíficas relaciones sociales, los elementos y conceptos distintivos de
internacionales»25 de los países de la región. En estas tradiciones han estado sujetos a los cambios
este contexto, la concepción latinoamericana de resultantes de la evolución histórica de los mis-
un orden legal interamericano ha mostrado una mos, del contexto del que han surgido y en el que
obsesión con las normas de soberanía e indepen- se desenvuelven, y de la percepción de los acto-
dencia de sus Estados miembros, con un énfasis res involucrados28.
concomitante en el principio de no intervención,
particularmente ilustrativo en la doctrinas de
Sin embargo, en la actualidad, es válido pregun-
Calvo y Drago26.
tarse si el concepto de soberanía nacional remite
a los mismos contenidos y definiciones que lo ca-
Importantes y significativos cambios en el sistema racterizaron en sus orígenes y si no está atrave-
internacional en las décadas recientes, comen- sando una profunda revisión a la luz de las trans-
zando por el impacto de los diversos procesos de formaciones recientes del sistema y del derecho
globalización y el impulso y la eventual crisis del internacional.
multilateralismo27, parecen no haber hecho mella
significativa en la conceptualización original de los La década del 80 y, en particular, la década del 90
son períodos en que se puso en cuestión los al-
los Estados Unidos Mexicanos (<www.cddhcu.gob.mx/ cances de la soberanía nacional y, particularmente
LeyesBiblio/pdf/1.pdf>). Adicionalmente, muchas de las
constituciones mencionadas, sin embargo, incluyen parágrafos del Estado. Este tema ha dado lugar a una abun-
especiales con el compromiso de la nación de promover la dante literatura sobre los efectos de la globaliza-
integración latinoamericana, como el parágrafo único del art. 4
de la Constitución de Brasil; art. 6 de la Constitución de
ción sobre la reducción y debilitamiento del Es-
Uruguay; y art. 153 de la Constitución de la República tado y de la soberanía nacional en función del
Bolivariana de Venezuela, y reconocen, en otros, la desarrollo de la globalización de los mercados, de
normatividad supranacional de los tratados internacionales
como en el caso de la República de Paraguay (arts. 137 y 145) la revolución tecnológica que lo acompañó y de la
y de la Nación Argentina (arts. 31 y 75, ver <www.cddhcu. narrativa neoliberal que la justificó. Pero estudios
gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1.pdf >). Todas las referencias citadas
remiten a las Constituciones de los países respectivos que más recientes evidencian que, si bien la globaliza-
rigen en la actualidad. ción económica afectó los alcances de la sobera-
25
Arie Kacowicz: op. cit., p 48. nía estatal y reformuló, en ciertos aspectos, el rol
26
En este marco histórico, América Latina se distingue por dos
tradiciones jurídicas claramente decantadas. Por un lado, su del Estado en el ámbito internacional, y si bien la
defensa de los principios de soberanía nacional y de no inter- globalización de los derechos humanos, como ya
vención que, junto con la resolución pacífica de disputas,
constituyen los pilares de su actuación en el seno de los orga- mencionamos, puso en cuestión la noción de la
nismos internacionales y, en especial de la oea y del sistema soberanía nacional restringida al ámbito interna-
interamericano. Por otro, por su contribución a la promoción
de los derechos humanos desde la década del 30 del siglo cional, en otros aspectos y, particularmente en lo
pasado, y a su articulación tanto en la Declaración Universal referente a la seguridad y a la defensa del Estado-
de los Derechos del Hombre y en la creación de la Organiza-
ción de las Naciones Unidas, como en el marco de la oea, con
la creación de la Comisión Interamericana de DDHH y la Corte 28
En este contexto, desde el fin de la Guerra Fría y, en
Interamericana de DDHH. La primera tradición responde a una particular, a raíz del incremento de los conflictos internos en
histórica necesidad de los Estados en formación desde el siglo los Estados y de las crisis humanitarias consecuentes, como en
XIX de privilegiar y defender la soberanía nacional ante cual- el caso de los Balcanes y de Ruanda, la noción tradicional de
quier intervención externa y la segunda, particularmente a soberanía, entra en colisión con una nueva noción de sobera-
partir de la década del 70 del presente siglo, a la necesidad de nía: la noción de soberanía como responsabilidad, que implica
promover y preservar los derechos humanos frente a los regí- que el Estado tiene responsabilidades frente a sus ciudadanos
menes autoritarios que proliferaron, hasta la década del 80, en y que el fracaso de un gobierno en cumplir con esas responsa-
la región y que, paradójicamente con frecuencia, sin embargo, bilidades puede legitimar o requerir la interferencia externa de
intentaron legitimarse en el marco de un Estado de derecho. la comunidad internacional en sus asuntos internos. Un signifi-
27
Ver al respecto Edward Newman, Ramesh Thakur y John cativo número de las Constituciones actuales de los países
Tirman: «Conclusion: Multilateralism Under Challenge or in latinoamericanos, privilegian, en este sentido, la noción de
Crisis?» en Edward Newman, Ramesh Thakur y John Tirman soberanía del pueblo por encima de la soberanía del Estado,
(eds.): Multilateralism under Challenge? Power, International en tanto este es asumido como expresión de la voluntad po-
Order, and Structural Change, cit., pp. 531-540. pular.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
nación, sus efectos fueron mucho más limitados en el marco de un sistema populista de capita-
de lo que plantean algunos enfoques globalistas29. lismo de Estado, con una fuerte concentración en
el poder presidencial. Ambas tendencias remiten a
En el caso de América Latina, si se hace un ba- una reafirmación de la soberanía estatal, con
lance del impacto de las reformas estructurales marcadas diferencias (más allá de las narrativas
promovidas en la década del 90, podemos señalar respectivas) en relación a la soberanía popular y
que, si bien el Estado fue obligado a restringir o al empoderamiento ciudadano como soberanía
acotar su soberanía en el ámbito financiero y co- efectiva en el marco de este proceso30.
mercial por la incidencia de actores interguber-
namentales como las instituciones financieras in-
En este contexto es preciso ubicar, los actuales
ternacionales y de actores no estatales como las
desarrollos predominantes en los procesos de in-
corporaciones transnacionales (y, en limitadas
tegración regional y subregional en América La-
ocasiones por las ONGI y los movimientos sociales
tina y evaluar los efectivos alcances de los com-
transnacionales), la globalización económica ero-
promisos establecidos en muchas de las respecti-
sionó pero no eliminó su capacidad reguladora.
vas constituciones en torno a las posibilidades de
Más bien tendió a reforzar su rol en la defensa y,
asumir y acatar los compromisos y las normativas
particularmente, en la seguridad regional, en la
supranacionales que puedan establecerse en el
misma medida en que EEUU comenzaba a perder
marco de estos procesos.
influencia en la región. En suma, si bien la globali-
zación económica afectó el desempeño del Estado
El regionalismo posliberal en América
en otros ámbitos, no modificó su rol central en la
defensa y seguridad.
Latina

Como hemos analizado31 una serie de factores


En este contexto es necesario ubicar la nueva co-
han incidido sobre la proliferación de organizacio-
yuntura regional que se desarrolla a partir de fi-
nes multilaterales en América latina y el Caribe en
nales de la década del 90 del siglo pasado y en la
la última década, con la exclusión explícita de
década actual, con el ascenso al poder de gobier-
EEUU . Mencionemos brevemente sólo algunos de
32
nos progresistas y de izquierda en la región, y el
los más relevantes. Por una parte, en el ámbito
cuestionamiento al Consenso de Washington. Es-
internacional, la pérdida de importancia estraté-
tos procesos no han estado disociados de una
gica de la región para EEUU a partir del fin de la
reafirmación de la soberanía nacional en su con-
Guerra Fría, el desplazamiento de sus prioridades
cepción tradicional, a través del desarrollo de di-
estratégicas a otras regiones del mundo, particu-
versas formas de nacionalismo y del rechazo a la
larmente a partir del 11 de septiembre de 2001;
intervención o a la influencia hegemónica de ac-
la crisis consecuente del multilateralismo y el de-
tores extrarregionales y, en particular, de EEUU.
bilitamiento del rol de las Naciones Unidas a partir
Este fenómeno puede vincularse, en esta fase
de la invasión a Irak y del despliegue del unilate-
posliberal, a dos tendencias diferenciadas: la
ralismo durante la administración de George W.
construcción de un Estado más eficiente, regula-
Bush, el impacto de la globalización económica en
dor y protagónico tanto en lo internacional como
la región, y la creciente diversificación de los
en lo doméstico, que profundice el sistema demo-
vínculos económicos y comerciales de los países
crático, asumiendo el capital de las reformas y la
estabilización macroeconómicas de la década pre- 30
En este sentido, obviamente no es suficiente con remitirse a
las Constituciones establecidas en los respectivos países, sino
cedente para impulsar nuevas políticas sociales; y que hace falta establecer la consistencia de lo que esta escrito
el rechazo pleno a las reformas de corte neolibe- y aprobado con lo que en la práctica se desarrolla en las di-
námicas políticas respectivas.
ral, en aras de una estatización creciente sobre la 31
Ver Andrés Serbin: «De despertares y anarquías: avatares
base de la negación de este capital acumulado y de la concertación regional» en Foreign Affairs Latinoamérica
vol. 10 Nº 3, 2010.
29
Ver Alí Kazancigil: «The Significance of Statehood in Global 32
Es importante señalar como precedente que la región dis-
Governance» en Pierre de Senarclens y Alí Kazancigil (eds.): pone de un acuerdo «paraguas» de integración amplio, que
Regulating Globalization. Critical Approaches to Global Gover- remonta a la ALALC (1960) y su sucesora Aladi, en el marco del
nance, United Nations University Press, Tokio, 2007, pp. 37- Tratado de Montevideo de 1980. Ese hecho se enmarca en la
68. tradición legalista y cepalina de la región sudamericana.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
latinoamericanos junto con la aceleración de con la exclusión de EEUU, en función de dos ten-
algunas iniciativas de integración consecuentes, dencias predominantes: una, que rescata el capi-
con el propósito de constituir economías de escala tal acumulado de las experiencias comercialistas
competitivas. Por otra parte, en el ámbito desarrolladas en el marco del Consenso de
regional, la re-configuración del mapa geopolítico Washington en función de una visión productivista
de América Latina a raíz del ascenso al poder por y, fundamentalmente, política, que permite in-
la vía electoral de gobiernos progresistas y de crementar los niveles de autonomía de los países
izquierda, y la progresiva formulación de nuevas de la región frente a EEUU y diversificar sus víncu-
propuestas de regionalismo, entre las que se los a nivel internacional, como lo ilustra el caso de
destacan tres propuestas principales que pos- Brasil y de Unasur. Y la otra tendencia, en función
tulan, a veces de una manera ambigua y fuer- de una visión distintiva, de carácter ideológico y
temente condicionada por los liderazgos regio- geopolítico, en franca contestación con EEUU, como
nales emergentes, una nueva configuración lo ilustra el caso del gobierno de Chávez en
regional a partir de la crítica al regionalismo Venezuela y el proyecto bolivariano del ALBA. Am-
abierto de la década precedente, a la influencia bas visiones coinciden en un marcado retorno al
hegemónica de EEUU y a la globalización identifi- estatismo y en su aspiración a una mayor auto-
cada con los postulados neoliberales. nomía de o al rechazo del rol hegemónico de EEUU
en una coyuntura propicia35, pero se diferencian
En este marco, como bien lo señala Riggirozzi 33, en los contenidos. Obviamente, subsisten asi-
después de la visión de la integración promovida mismo visiones asociadas a la orientación de libre
por la Cepal y desplegada en las décadas del 50 y comercio de la década del 90 que, sin embargo,
del 60, y de la imposición de la visión neoliberal en América Latina no se reflejan en iniciativas es-
del consenso de Washington en la década del 90 pecíficas de integración regional, más allá de los
con su énfasis en la liberalización comercial y la acuerdos de libre comercio entre EEUU y los países
desregulación como pilares de los acuerdos de de Centroamérica y la República Dominicana
libre comercio del «regionalismo abierto», los (CAFTA-DR) y las iniciativas prevalecientes entre los
cambios en la región y a nivel hemisférico y global países de la costa del Pacífico36, EEUU y los países
han dado lugar, desde la década pasada, a una asiáticos.
sobreoferta34 de espacios, esquemas y organismos
de integración regional. Esto es así particu- Del ALCA a la conformación de UNASUR y del ALBA
larmente en el plano de la concertación política y
33 El proceso de globalización económica contribuyó
«The route to analyze the coplexities of currenbt regional
architecture in Latin America is to make a distintion between a acelerar, en la década del 90, la profundización
moderate regionalist projects bron from resilient models con- de los procesos de integración regional orientados
ceived by the ‘open regionalism’ that prevailed during the
1990s, and more radical, counterhegmonic models of integra- a desarrollar economías de escala y a una más
tion led by new and deep transformative institutions». Pía eficiente inserción en el sistema económico inter-
Riggirozzi: «Crisis, Resilience and Transformation: Regionalism
beyond Europe», trabajo presentado en el seminario «El re- nacional. El hemisferio occidental no escapó a
gionalismo en América del Sur: ¿globalización desde el Sur o esta dinámica. Junto con el establecimiento del
continuación de la política nacional por otros medios?», Bue-
nos Aires, Flacso, 29 de junio de 2010, p. 1.
Área de Libre Comercio de América del Norte
34
Josette Altmann y Francisco Rojas Aravena: «Introducción. (NAFTA, por sus siglas en inglés), los países de
América Latina: dilemas de la integración» en Josette Altmann América Latina y el Caribe impulsaron, aceleraron
y Francisco Rojas Aravena (eds.): Las paradojas de la integra-
ción en América Latina y el Caribe, Fundación Carolina / Siglo o intentaron profundizar diferentes esquemas de
XXI de España, Madrid, 2008, p. XXIV. Esta «sobreoferta» im- integración. Así, por un lado, persistieron, con
plica una gran presión para las agendas de los mandatarios,
en el contexto de la Diplomacia de Cumbres; genera una sos- altibajos, los esfuerzos integracionistas de más
tenida falta de coordinación; se caracteriza por un débil es-
tructura institucional y, fundamentalmente, asume plenamente 35
Ver Andrés Serbin: «La Administración Obama y la agenda
la «regla del consenso» que «rigidiza los procesos de decisión hemisférica» en Manuela Mesa (coord.): Balance de una dé-
y posibilita una sucesión de vetos cruzados que impiden avan- cada de paz y conflictos: tensiones y retos en el sistema inter-
zar de una manera efectiva» que afecta similarmente las ca- nacional, Fundación Cultura de la Paz / Icaria, Madrid, 2010,
racterísticas del multilateralismo latinoamericano, en Francisco pp. 227-252.
Rojas Aravena: Integración en América Latina: acciones y 36
De los cuales los acuerdos de libre comercio con Colombia y
omisiones, conflicto y cooperación. IV Informe del Secretario Panamá siguen a la espera de una aprobación del Congreso de
General de Flacso, Flacso, San José de Costa Rica, 2009 . los eeuu.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
larga data, como el Sistema de Integración Cen- miento por parte de diversos movimientos socia-
troamericano (SICA), la Comunidad Andina de Na- les, aglutinados en torno a un proceso de movili-
ciones (CAN) y la Comunidad del Caribe (Caricom), zación y de reacción frente a los efectos sociales
y surgieron nuevas iniciativas, de mayor o menor negativos de los acuerdos de libre comercio39.
alcance, como el Mercosur, el Grupo de los Tres
(entre Colombia, México y Venezuela) y la Asocia- En este contexto, no tardaron en surgir propues-
ción de Estados del Caribe (ACS), todas ellas en- tas alternativas sin la participación de EEUU. En la
marcadas, en mayor o menor medida, en una segunda mitad de la década del 90, comienza a
concepción de «regionalismo abierto»37. esbozarse un Área de Libre Comercio de Sur
América (ALCSA), promovida por Brasil, sobre la
El lanzamiento de la iniciativa de un Área de Libre base de la articulación de un acuerdo de libre co-
Comercio de las Américas (ALCA) en 1994, inspi- mercio entre el Mercosur y la Comunidad Andina
rada en el modelo del NAFTA, pareció augurar, en de Naciones40 que, progresivamente, devino, en el
este sentido, un nuevo esfuerzo de materializar año 200441, en la Comunidad Sudamericana de
un proceso de integración a nivel hemisférico, Naciones (CSN), con la inclusión de los países an-
asociado con los procesos de reforma estructural dinos y del Cono Sur (incluyendo Chile), y de Gu-
y de apertura comercial impulsadas bajo el para- yana y Surinam (tradicionalmente vinculados con
guas del llamado Consenso de Washington. Más la Caricom). Por otra parte, en el Norte del
allá de las diferencias y asimetrías existentes en- hemisferio, el ALCA seguía presente y, manteniendo
tre los países de la región, bajo el impulso hege- como referencia la estructura del NAFTA, daba lugar
mónico de EEUU y en base a un enfoque mani- a un Acuerdo de Libre Comercio entre EEUU y
fiestamente neoliberal, el hemisferio pareció ini- Centroamérica, al que se sumó la República
ciar, a mediados de la década del 90, un ensayo Dominicana en 2007, derivando en el CAFTA-DR (sus
de integración regional, de filiación predominan- siglas en inglés), junto a avances en acuerdos
temente comercialista, que abarcaría todas las bilaterales entre EEUU y algunos países andinos.
Américas38.
El eje inicial de la conformación de la CSN estaba
Sin embargo, como ya señalamos, los cambios en asociado a la articulación de un acuerdo de libre
el contexto geopolítico de la región y del mundo comercio entre la CAN y el Mercosur, pero también
generaron una progresiva transformación de este se vinculó con algunas otras dimensiones rele-
panorama inicial a principios del siglo XXI. En este vantes, como la constitución de una Zona de Paz
contexto, el ALCA comenzó a confrontar crecientes en América del Sur y el desarrollo de una infraes-
dificultades en su materialización, tanto por los tructura vial y comunicacional. Su objetivo central
obstáculos y de las presiones políticas domésticas era «impulsar la concertación y coordinación polí-
en EEUU, como por la creciente reticencia de algu- tica y diplomática» y «desarrollar un espacio su-
nos gobiernos de América Latina y el Caribe (en damericano integrado en lo político, social, eco-
particular de los más alejados geográficamente y nómico, ambiental y de infraestructura», que le
los menos dependientes comercialmente de EEUU), otorgase a la región «una mayor gravitación y
y por el desarrollo de un creciente cuestiona- representación en los foros internacionales»42,
desplazando progresivamente la prioridad de los
37
Como señala la Cepal, por «regionalismo abierto» se en- temas comerciales en la agenda regional.
tiende un «proceso de creciente interdependencia económica a
nivel regional, impulsado tanto por acuerdos preferenciales de
integración como por otras políticas en un contexto de aper- Pero más allá de esta progresiva tendencia a la
tura y desregulación, con el objeto de aumentar la competiti- decantación entre dos iniciativas y entre dos pa-
vidad de los países de la región y de constituir en lo posible un
cimiento para una economía internacional más abierta y trans- 39
Andrés Serbin: «Desafíos y obstáculos políticos al ALCA» en
parente». Cepal: El regionalismo abierto en América Latina y Nueva Sociedad Nº 186, 7-8/2003, pp. 86-100.
el Caribe, Cepal, Santiago de Chile, 1994, p. 8. 40
Andrés Serbin: «El largo (y difícil) camino hacia una integra-
38
Hemos analizado este proceso en más detalle en Andrés ción sudamericana», cit.
Serbin: «El largo (y difícil) camino hacia una integración su- 41
Eduardo Gudynas: «Comunidad Sudamericana de Naciones»
damericana» en Consuela Ahumada y Arturo Cancino (eds.): en Revista del Sur Nº 168, 11-12/2006.
Comunidad Andina y Mercosur en la perspectiva del ALCA, 42
Declaración de Cusco, Perú, 7 de diciembre de 2004. Texto
Centro Editorial Javeriano, Bogotá, 2003, pp. 15-54. oficial en <www.comunidadandina.org>.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
radigmas de integración diferenciados –el ALCA y la ses45. Sin embargo, el Mercosur no tuvo la aspira-
CSN–, la Cumbre de las Américas realizada en Mar ción hemisférica del ALCA, constituyendo funda-
del Plata en noviembre del 2004 marcó una mentalmente un acuerdo subregional, que co-
creciente polarización entre los alineamientos re- mienza a potenciarse a nivel sudamericano con la
gionales a favor del ALCA y a favor del Mercosur. creación de la CSN.
Asimismo, marca el inicio de una nueva relación
entre movimientos sociales y gobiernos de iz- En este sentido, sobre la base de sumar a la Co-
quierda frente a los dilemas de la integración, e munidad Andina de Naciones (CAN) en el 2004, dio
inicia, en el caso de los primeros, un progresivo lugar a la creación de una CSN, posteriormente
desplazamiento desde las posturas anti-ALCA pro- rebautizada como Unión de Naciones Suramerica-
movidas en años anteriores hacia el desarrollo de nas (Unasur). El espacio sudamericano que pro-
propuestas alternativas de integración43, sintetiza- movió la CSN apuntaba a impulsar la coordinación
das en el lema «otra integración es posible». política y diplomática como así también la profun-
dización de la convergencia entre Mercosur, la CAN
En este contexto, la fragmentación continental se y Chile. Por otra parte, el Programa de Acción46 de
hizo cada vez más patente, en función del desa- la CSN, surgido de la Cumbre de Brasilia de sep-
rrollo de tres paradigmas de integración que, tiembre del 2005, planteaba, además de los
como bien señala un analista, plantearon un redi- vínculos institucionales entre el Mercosur y la CAN,
seño de la región en un nuevo marco geopolí- temas de infraestructura en transporte, energía y
tico44. Mientras que el ALCA se planteaba original- comunicaciones, y asomaba la iniciativa de crea-
mente como un gran proyecto de integración ción de una red de Gasoductos del Sur.
hemisférica a través del libre comercio bajo la
hegemonía de EEUU, progresivamente derivó de Sin embargo, la creación de la CSN y, en particular,
gran diseño hemisférico en una sucesión de su Cumbre fundacional en Brasilia, marcaron una
acuerdos bilaterales. divergencia en los marcos ideológicos de los
mandatarios sudamericanos, entre una línea que
Por otra parte, el Mercosur, nacido originaria- «suponía que en función de potenciar la capaci-
mente de los acuerdos de seguridad entre Brasil y dad de negociación externa o el desarrollo socioe-
Argentina, como acuerdo comercial adoleció de conómico todo es posible, y la visión más aso-
graves deficiencias en su desarrollo institucional, ciada con un enfoque comercialista de la integra-
en la resolución de sus conflictos internos, en el ción»47. En los hechos, se hicieron evidentes, en el
cumplimiento de los compromisos de sus socios, y plano político, las divergencias entre Brasil y
en la persistencia de marcadas asimetrías entre Venezuela, particularmente a raíz de la crítica re-
ellos. Básicamente impulsado por los gobiernos, ferencia de Chávez a los procesos de CAN y Mer-
se apoyó en el compromiso de sectores empresa- cosur, como «experiencias neoliberales», y se
riales. La creación del Mercosur benefició, en su comenzaron a definir dos liderazgos regionales48
primera fase, principalmente a las grandes cor- conceptual, política e ideológicamente contra-
poraciones transnacionales instaladas en Brasil y puestos.
Argentina y, progresivamente, a los intereses de
algunos sectores empresariales de estos dos paí- 45
Claudio Katz: ob. cit., pp.36-37.
46
Texto oficial del Programa de Acción en <www.
comunidadandina.org>.
43
Ver, por ejemplo, entre otros materiales, Richard A. Dello 47
Noemí Mellado: «Desafíos que plantea la Comunidad
Buono (editor): Diálogo Sudamericano: otras integración es Sudamericana de Naciones. Entre transformaciones y continui-
posible, Consejería en Proyectos, Lima, 2006; el documento dades» en Aportes para la Integración Latinoamericana año XII
«Otra integración es posible» aprobado por un conjunto de Nº 14, 7/2006, pp. 80-81.
organizaciones y movimientos sociales durante el Foro Social 48
Hemos analizado más en detalle estos liderazgos regionales
de las Américas realizado en Caracas en enero del 2006, y y el de México en el marco del vacío geopolítico creado por la
Andrés Serbin: «El gran ausente: ciudadanía e integración priorización de otras áreas por parte de la política exterior de
regional» en Josette Altmann y Francisco Rojas Aravena EEUU, en Andrés Serbin: «Tres liderazgos y un vacío: América
(eds.): Las paradojas de la integración en América Latina y el Latina y la nueva encrucijada regional», en Manuela Mesa
Caribe, cit., pp. 223-224. (coord..): Escenarios de crisis: Fracturas y pugnas en el sis-
44
Claudio Katz: El rediseño de América Latina. ALCA, Mercosur y tema internacional, Fundación Cultura de Paz / Editorial Icaria,
ALBA, Ediciones Luxembourg, Buenos Aires, 2006. Madrid, 2008, pp. 141-157.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
Para Brasil, el Mercosur, y por extensión la CSN, se El mecanismo de traspaso de la presidencia pro
constituyeron en un instrumento fundamental témpore del organismo de Chile a Ecuador en la III
para lograr una mejor negociación con otros blo- Cumbre en Quito no contribuyó a despejar la
ques económico-comerciales y para asumir un rol incertidumbres acerca de la posibilidad de que
de actor global, utilizando como base un inci- esta estructura se consolide a corto plazo; las re-
piente liderazgo regional49. ticencias de Colombia a incorporarse a un es-
quema y, en especial, a algunos acuerdos de se-
Por otra parte, la aún pendiente incorporación de guridad como el Consejo de Defensa Sudameri-
Venezuela al Mercosur como quinto socio pleno y cano, que pudieran amenazar sus vínculos con
su posterior des-incorporación de la CAN50, junto EEUU, constituyeron otro factor relevante que

con la promoción del ALBA, no contribuyeron a una cuestionó la unidad sudamericana propuesta, par-
mayor unidad de la región sudamericana, sino a ticularmente reforzada por la crisis desatada con
una nueva fragmentación. Ecuador en marzo de 2008 y por la instalación de
bases militares estadounidenses en su territorio;
En suma, más allá de sus contenidos y prioridades, el el conflicto por las papeleras agudizó las tensiones
contrapunto entre las concepciones del ALCA, de entre Uruguay y Argentina, y la tensión perma-
Unasur y del ALBA, abrió el debate sobre la posibilidad nente entre las aspiraciones de liderazgo de Brasil
de nuevos enfoques regionalistas, más politizados y y de Venezuela dificultaron la articulación de di-
multidimensionales y con mayor énfasis en la versas iniciativas específicas, particularmente en
integración social y la equidad entre Estados, torno a sus concepciones contrastantes sobre si
relevantes no sólo para las Américas sino, los «núcleos duros» de este nuevo esquema iban
eventualmente, para otras regiones del mundo51. a referir a los modelos de Mercosur o del ALBA,
respectivamente52.
La Unasur
La constitución oficial de la Unasur 53 en Brasilia
Como señaló en su momento la ex presidenta en mayo de 2008 incluyó la definición de algu-
chilena Michelle Bachelet, la Unasur constituye nos elementos de su estructura institucional:
«un poderoso instrumento de integración» que una Secretaría General en Quito, un Parla-
apunta a crear un nuevo mecanismo de coordina- mento Sudamericano en Cochabamba, planes
ción política entre los países de América del Sur, para crear un Banco Central regional y una
en torno a cuestiones de infraestructura, finanzas, moneda única, un pasaporte regional y la pro-
políticas sociales, energía y defensa. Sin embargo, puesta de creación del Consejo Sudamericano
aún carece de una estructura funcional instalada y de Defensa 54 . Sin embargo, también puso en
confronta numerosas tensiones entre sus miem- 52
Andrés Serbin: «Entre Unasur y ALBA: ¿otra integración
bros. (ciudadana) es posible?» en Manuela Mesa (coord..): Paz y
conflictos en el siglo XXI: tendencias globales, Fundación Cul-
tura de Paz / Editorial Icaria, Madrid, 2007, pp. 183-207.
53
«La Unión de Naciones Sudamericanas tiene como objetivo
construir, de manera participativa y consensuada, un espacio
49
Como señala Segrelles Serrano, «Para Brasil, dado que po- de integración y unión en lo cultural, social, económico y polí-
see una industria notable y diversificada y la economía con tico entre sus pueblos, otorgando prioridad al diálogo político,
mayor proyección internacional en la región, encontrar un las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestruc-
lugar en el mundo supone una negociación dónde la fuerza tura, el financiamiento y el medio ambiente, entre otros, con
relativa es decisiva. De ahí su apuesta categórica por la inte- miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la in-
gración (...), siempre con el objetivo último de promover su clusión social y la participación ciudadana, fortalecer la demo-
inserción internacional como potencia de tipo medio y de asu- cracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento
mir una posición de liderazgo económico y político en América de la soberanía y la independencia de los Estados», Art. 2,
Latina». José Antonio Segrelles Serrano: «Los recientes proce- Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Sudamericanas,
sos de integración regional de América del Sur: ALCA, ALBA y CSN» <www.comunidadandina.org/unasur/tratado_constitutivo.htm>.
en Aportes para la Integración Latinoamericana año XII Nº 14, 54
Los órganos que rigen la Unasur son el Consejo de Jefas y
7/2006, p. 115. Jefes de Estado y de Gobierno; el Consejo de Ministras y Mi-
50
Así como también del Grupo de los Tres, un acuerdo de libre nistros de Relaciones Exteriores; el Consejo de Delegadas y
comercio entre Venezuela, Colombia y México. Delegados, y la Secretaría General. La Presidencia del orga-
51
Thomas Fritz: ALBA contra ALCA. La Alternativa Bolivariana para nismo se ejerce pro tempore sucesivamente por cada uno de
las Américas: una nueva vía para la integración regional en los Estados miembros, en orden alfabético, y la Secretaría
Latinoamérica, Centro de Investigación y Documentación Chile General es la encargada de ejecutar los mandatos que le con-
Latinoamérica (FDCL), Berlín, abril de 2007. fieren los órganos de la Unasur y de ejercer su representación.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
evidencia las reticencias, tensiones y dificulta- sobre la idea del intercambio solidario basado en
des políticas que enfrentaba el establecimiento ventajas complementarias, y se basa en gran
de esta estructura. El caso más paradigmático parte en la integración y cooperación energética
giró en torno a la designación de la persona (a través del impulso de mecanismos como el
que se haría cargo de la Secretaría General Gasoducto del Sur, PetroCaribe y PetroAmérica), y
después de la renuncia del ex presidente en la integración financiera a través de la creación
ecuatoriano Rodrigo Borja y la resistencia, del Banco del Sur. A estas iniciativas cabe agregar
finalmente superada después de un largo im- la integración comunicacional a través de Telesur
passe , por parte de Uruguay a que la ocupara y el impulso a una «diplomacia de los pueblos»
el ex presidente argentino Néstor Kirchner. que apunta a consolidar un apoyo social a este
proyecto a través de la convocatoria de movi-
Si bien Unasur es, en gran medida, el resultado mientos sociales y políticos de diversos países de
de un diseño geopolítico brasileño55, acuna en su la región.
seno una evidente pugna entre las visiones brasi-
leña y venezolana en torno a la concepción del
Este conjunto de iniciativas, sin embargo, no pue-
espacio sudamericano y a las estrategias y objeti-
den disociarse de una visión predominantemente
vos que debe perseguir. En este marco, se ha
geoestratégica, política e ideológica del Presidente
evitado cuidadosamente enfatizar la integración
Chávez, en su afán de contrarrestar la hegemonía
económica y los acuerdos comerciales como obje-
estadounidense promoviendo una integración re-
tivos principales y se ha optado por una agenda
gional en el ámbito sudamericano y caribeño, y
multidimensional de temas, ya mencionados, que
una serie de alianzas estratégicas regionales y
le confieren un carácter eminentemente político a
globales que consoliden la conformación de un
su proceso de construcción.
mundo multipolar que acote y enfrente esta
hegemonía57. En este marco, el instrumento
El ALBA
privilegiado de política exterior es la utilización de
los recursos petroleros58.
El ALBA56, concebida básicamente para contrarres-
tar la hegemonía de EEUU y como proyecto con-
trapuesto al ALCA, tiene su epicentro en Venezuela, Como señala Carlos Oliva59, de hecho, «el ALBA se
en las iniciativas del presidente Chávez, y en los construye en la práctica», como un modelo nove-
recursos petroleros de este país. En el marco de doso de integración, con un nuevo formato que
la integración regional, introduce nuevas variables privilegia la cooperación, la solidaridad y las ven-
conceptuales de fuerte contenido ideológico, tajas complementarias, sobre la base de una serie
55
José Antonio Sanahuja: «La construcción de una región:
de criterios claramente diferenciados de los del
Sudamérica y el regionalismo posliberal» en Manuel Cienfue- ALCA y, eventualmente, de Mercosur y de Unasur.
gos y José Antonio Sanhauja (eds.): Una región en construc-
ción. Unasur y la integración en América del Sur, Fundación 57
Ver al respecto Carlos A. Romero: Jugando con el globo. La
CIDOB, Barcelona, 2010, p. 102. política exterior de Hugo Chávez, Ediciones B, Caracas, 2006;
56
El ALBA comienza a materializarse, a partir de la previa firma Michael Schifter: «Hugo Chávez. Un desafío para la política
del tratado de cooperación entre Cuba y Venezuela en 2004, exterior de los EEUU», Informe Especial del Diálogo Interameri-
con la firma del «Tratado de Comercio entre los Pueblos» ( TCP) cano, Washington, DC, marzo de 2007. Ver también el análisis
entre estos dos países y Bolivia, en abril del 2006. Posterior- de la «sudamericanización» de la política exterior de Vene-
mente, el presidente de Nicaragua Daniel Ortega, suma a este zuela en Andrés Serbin: «Venezuela: el escenario regional
país al ALBA en enero del 2007, y el recientemente electo pre- como (un deseo de un) único escenario» en Diana Tussie y
sidente de Ecuador Rafael Correa expresa asimismo su inten- Pablo Trucco (eds.): Nación y Región en América del Sur, Te-
ción de adherirse. Asimismo se suman progresivamente los seo/LATn/Flacso, Buenos Aires, 2010, pp. 447-542.
Estados insulares caribeños de St. Kitts y Nevis, St. Vincent y 58
Josette Altmann Borbón: «Integración en América Latina:
Dominica. El 28 de abril de 2007, como parte de la declaración Crisis de los modelos regionales y ausencia de certidumbres»
final de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del ALBA y en Francisco Rojas Aravena y Luis Guillermo Solís (coord.): La
del Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), se estableció integración latinoamericana. Visiones regionales y subregiona-
el Consejo de Presidentes del ALBA, como una estructura les, Juricentro / Obreal / Flacso, San José de Costa Rica, 2006,
permanente del organismo que incluye una Secretaría y un pp. 314-315.
Consejo de Movimientos Sociales. Posteriormente se incorpo- 59
Carlos Oliva: «El ALBA y la CSN: entre la concertación y la
raron a este esquema Ecuador y Honduras. Este ultimo país, confrontación. Algunos apuntes para el debate», ponencia
sin embargo, se retiró del organismo por una decisión del presentada en el seminario regional Paradigmas de la integra-
gobierno de facto que depuso al presidente Zelaya en junio de ción en América Latina y el Caribe, Santo Domingo, CRIES /
2009. Fundación Friederich Ebert, 20 de abril de 2007.
___________________________________________________________________________________________________________________11
Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
Como hemos visto, el eje protagónico de esta En suma, mientras que en el ámbito sudameri-
propuesta reside en las iniciativas presidenciales y cano en general persiste una visión positiva de un
en la actuación de las elites políticas, es decir en rol equilibrado entre las funciones del Estado y del
iniciativas gubernamentales fundamentalmente mercado, con una mayor presencia y capacidad
asociadas con la nacionalización de los recursos y de incidencia del primero, sin cuestionar la diná-
el desarrollo de empresas estatales e interestata- mica capitalista global, en el caso del ALBA, el Es-
les, claramente visible en los casos de Venezuela tado asume un papel protagónico61. Ambas
y de Bolivia. concepciones dan lugar a visiones diferenciadas
no sólo de la integración regional y de sus alcan-
La Unasur y el ALBA: contrastes y diferencias
ces sino también de su inserción en la escena in-
ternacional, tanto en términos de prioridades
como de agendas. Sin embargo, adicionalmente
En este contexto, se evidencian marcadas dife- parecen coincidir en una visión subordinada de la
rencias entre el proyecto de Unasur y el del ALBA. sociedad frente al Estado, ya sea porque este se
En el marco de las limitaciones de este artículo abroga el derecho de conducir el proceso político
analicemos algunas de las que aparecen como y social o porque representa, a través de la exis-
más relevantes. tencia de mecanismos democráticos, el interés de
los distintos sectores de esta sociedad. Por otra
En primer lugar, es evidente que surge una dife- parte, es evidente, en este contexto, que para
renciación conceptual e ideológica muy clara. Para algunos de los países miembros de Mercosur y de
Mercosur y, por extensión, por lo menos en sus Unasur, y en particular para Brasil, las posiciones
orígenes, para la CSN/Unasur, los principios de la antiestadounidenses promovidas por el ALBA no
liberalización económica y la economía de mer- contribuyen a establecer una relación equilibrada
cado no están en cuestión, en tanto uno de sus con EEUU ni propician una inserción más ventajosa
objetivos relevantes sigue asociado con la poten- en el sistema internacional.
ciación de la capacidad regional de insertarse más
ventajosamente en la economía internacional, En segundo lugar, desde el punto de vista geopo-
más allá del tono diluido con que la integración lítico, es evidente que ponen en conflicto visiones
económica pueda aparecer en los documentos hegemónicas e intereses nacionales diferenciados,
fundacionales de la Unasur. La llegada de gobier- entre las aspiraciones de liderazgo de Brasil y las
nos progresistas y de centro-izquierda en algunos de Venezuela. El liderazgo regional de Brasil y su
de los países miembros no ha puesto frontal- rol como actor global62 pasa por el desarrollo de
mente en cuestión estos principios, pero si ha una buena relación con EEUU63 y, a la vez, por la
enfatizado, en muchos casos, un rol más activo consolidación de una mayor influencia regional,
del Estado frente al mercado y al impacto de la en el marco de un «liderazgo benigno». Su poten-
globalización económica, frecuentemente en el cial liderazgo regional valida y consolida su posi-
marco de una crítica explícita o implícita a las ción internacional. En contraposición, en la per-
concepciones neoliberales. El planteamiento del cepción de Chávez, EEUU, la globalización y el sis-
ALBA, en cambio, apunta a enfatizar tres principios tema internacional en su actual arquitectura apa-
muy claros «1. Oposición a las reformas de libre
mercado, 2. No limitar la acción reguladora del
61
Ver Andrés Serbin: «Venezuela: el escenario regional como
Estado en beneficio de la liberalización econó- (un deseo de un) único escenario» en Diana Tussie y Pablo
mica. 3. Armonizar la relación Estado-Mercado»60, Trucco (eds.): ob. cit., pp. 447-542.
62
esto último principalmente a favor de las empre- Juan Claudio Epsteyn: «Brasil: el escenario regional como
complemento al escenario global» en Diana Tussie y Pablo
sas estatales y de las micro-iniciativas empresa- Trucco (eds.): ob. cit., pp. 109-202.
63
riales. Baste mencionar las dos visitas de George W. Bush a Brasil
en los tres últimos años de su mandato, los reiterados con-
tactos del Lula con Obama y la reciente firma, en abril de
2010, de acuerdo bilateral de defensa entre Brasil y EEUU, para
60
Josette Altmann Borbón: «Integración en América Latina: ilustrar el grado de interlocución entre Brasilia y Washington
Crisis de los modelos regionales y ausencia de certidumbres», en el ámbito hemisférico, en comparación con las menos rele-
cit., p. 313 vantes relaciones de otros países de Sudamérica.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
recen como amenazas a sus intereses estratégi- les, ideológicas, de liderazgo y de vinculación ex-
cos64, pese a la evidente contradicción con el terna.
hecho de que EEUU sigue constituyendo el principal
mercado para los hidrocarburos venezolanos.
Los nuevos temas de la agenda
sudamericana en el marco del
En suma, como hemos analizado en otra parte 65, regionalismo posliberal
la creación de Unasur y del ALBA reflejan liderazgos
y proyectos diferenciados entre Brasil y Venezuela Además de un creciente énfasis en la agenda so-
y una clara fractura en la actual etapa de cial, la nueva agenda regional incorpora una serie
integración de la región y en el seno mismo de de temas nuevos. Estos temas se destacan en
Unasur, en donde los planteamientos más radica- todos los documentos, desde la CSN a la Unasur, y
les de Chávez son asimilados y digeridos en fun- remiten tanto al desarrollo de una infraestructura
ción de los intereses brasileños66. Ilustraciones vial y de comunicaciones que incluye de manera
cabales de esta situación se dan tanto por la pro- destacada el IIRSA, como a la cooperación en
gresiva dilución del proyecto del Gasoducto del energía y en finanzas, en temas de medio am-
Sur propuesto por Chávez, sustituido por una red biente y de seguridad y defensa, en el marco ge-
de distribución naviera que beneficia a esta in- neral de una politización significativa de esta
dustria brasileña y a su estructura portuaria; por agenda. Obviamente, existen otras áreas de co-
las reticencias de Brasil frente a la propuesta de la operación, como la cooperación sur-sur, la coordi-
creación del Banco del Sur y su gradual despla- nación de políticas de salud pública, y el diseño de
zamiento por las actividades del BNDES; o por la políticas coordinadas de seguridad alimentaria,
rápida reformulación, por parte de Brasilia, de la entre otros. Pero, dados los límites del presente
propuesta de Chávez de crear una Organización trabajo, solo abordaremos aquellos temas que se
del Atlántico Sur (OTAS) y una fuerza militar su- destacan de manera especial como ejes del regio-
damericana, con la creación del Consejo Sudame- nalismo posliberal.
ricano de Defensa.
En este sentido, en relación al tema de las asime-
Es evidente, a partir de este somero relevamiento trías en el ámbito sudamericano, existe, en primer
de algunos de los puntos de tensión y de diferen- lugar, una ausencia de un diagnóstico sobre su
ciación, que, pese a que el ALBA pueda ser perci- impacto en las dificultades de concretar un pro-
bida como «el núcleo duro de la integración lati- ceso de convergencia hacia un desarrollo econó-
noamericana» por Chávez, y de que «ambos pro- mico y social más equilibrado, por la falta de es-
cesos marchan de forma paralela pero coordi- tudios sobre las asimetrías en los sistemas de in-
nada»67, existen marcadas diferencias conceptua- tegración sudamericanos68. Las pocas iniciativas
existentes se ven socavadas por la falta de con-
64
Como señala un análisis reciente: «La relación con el régi- creción de objetivos a alcanzar y de medidas a
men venezolano es (mas) complicada porque incorpora ele-
mentos contradictorios del interés nacional brasileño. La pre- adoptar, el incumplimiento de las reglas pactadas
sencia de Venezuela en Mercosur ofrece grandes atractivos y la carencia de recursos suficientes para abordar
comerciales. Al mismo tiempo, introduce un factor de discordia
al grupo en la medida que el presidente Chávez pretende con- las políticas nacionales y regionales necesarias69.
vertirlo en una plataforma para promover su política interna- Paradójicamente, sin embargo, más allá de las
cional. El carácter autoritario y estatizante de la Revolución
Bolivariana resulta inaceptable para amplios sectores de la
referencias permanentes a abordar este tema en
coalición gubernamental, el sector empresarial y la sociedad la documentación en la CSN y la Unasur, en años
civil de Brasil». Rodrigo Botero Montoya: «La agenda latinoa- recientes, en el marco del ALBA, ha tendido a ocu-
mericana de Brasil» en El Colombiano, 1/3/2007.
65
Andrés Serbin: «Entre Unasur y ALBA: ¿otra integración par un plano destacado y a desplazar la tradicio-
(ciudadana) es posible?», cit.
66
José Antonio Sanahuja: «Estrategias regionalistas en un
mundo en cambio: América Latina y la integración regional» 68
Anna Ayuso: «Integración con equidad: instrumentos para el
en Celestino del Arenal y José Antonio Sanahuja (coords.): ob. tratamiento de las asimetrías en América del Sur» en Manuel
cit. Cienfuegos y José Antonio Sanhauja (eds.): Una región en
67
Declaraciones del Viceministro de Relaciones Exteriores de la construcción. Unasur y la integración en América del Sur, Fun-
República Bolivariana de Venezuela Rodolfo Sanz en dación Cidob, Barcelona, 2010, p. 171.
<www.mci.gob.ve>. 69
Ibíd., p. 172.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
nal retórica antiestadounidense y anti-ALCA, en un ciar políticas públicas no relacionadas a la temá-
mensaje claro a muchos de los países miembros tica energética, sino también por su peso como
de este organismo, particularmente afectados en instrumentos de política exterior, como lo ilustra
su relación asimétricas con países más grandes de cabalmente el caso de PDVSA en Venezuela. Por
la región. otra parte, dado que el tema despierta sensibili-
dades políticas muy altas, es difícil prever que una
América Latina alberga considerables recursos empresa estatal promueva efectivamente un ré-
energéticos, en un mundo con una creciente sed gimen latinoamericano de energía o ayude a im-
de energía70. Sin embargo, en lo que a la integra- pulsar un proceso de integración, que implique
ción energética en América del Sur, la mayoría de cesiones en el control de estos recursos o en la
los analistas coincide en que en la región «tiende soberanía nacional que esto conlleva74. El interro-
a prevalecer una visión de la integración energé- gante clave frente a la evolución de una política
tica poco amplia, muchas veces restringida y en- de cooperación energética en América del Sur
capsulada en las categorías del pensamiento tiene que ver, fundamentalmente, con un diseño
neorrealista»71, es decir en una reiteración del que asuma una estrategia de integración energé-
discurso de la soberanía y el interés nacional, con tica, ya sea como «alianza defensiva o concebida
lo cual se convierte no sólo en un potencial factor ofensivamente al estilo de la OPEP, o un régimen
de fragmentación regional, sino también en un concertado para construir complementación y be-
potencial factor de conflictos entre los Estados y neficios mutuos»75.
en el seno de los mismos. De hecho, si bien existe
una alta complementariedad energética entre los Por otra parte, la Iniciativa para la Integración de
países de la región, la integración existente es la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA),
muy baja72. Bodemer señala que en este plano, un megaproyecto que apunta a la creación de una
como en el de la integración regional, se ha infraestructura regional iniciado en el marco de la
acentuado una dinámica de fragmentación, de CSN y continuado en el de Unasur, y financiado por

pérdida de institucionalidad y de retorno a prácti- el BID, la CAF, Fonplata y el BNDES de Brasil76, ha


cas unilaterales. La utilización del petróleo como tendido, por un lado, a la subestimación de los
un instrumento geopolítico por parte de Vene- costos de los proyectos, con lo cual de los 31 pro-
zuela es un claro ejemplo, pero a este cuadro no yectos consensuados para el período 2005-2010,
escapa Brasil. De hecho, pese a la apertura a los sólo se han puesto en ejecución diez y sólo uno
mercados iniciada en la década del 90, se ha de ellos se ha finalizado (el puente sobre el río
mantenido en algunos países un fuerte naciona- Arce entre Perú y Brasil)77. Uno de los principales
lismo energético73. Adicionalmente, en el ámbito desafíos es la necesidad de probar que los países
político, la importancia de las empresas estatales tienen la capacidad necesaria para coordinar sus
se ha hecho sentir no sólo por el hecho de finan- esfuerzos y, sobre todo, aumentar y destinar re-
cursos a este mega emprendimiento. En el plano
70
Pascal Olivier Girot: «Recursos naturales, medio ambiente y político Brasil es el país que pone más esfuerzos
diversidad: la contribución, las responsabilidades y las deman- en el desarrollo del IIRSA, mientras que Venezuela
das de América Latina» en Celestino del Arenal y José Antonio
Sanahuja (coords.): op. cit., pp. 316. es el país menos comprometido. Brasil es el desti-
71
Klaus Bodemer: «Integración energética en América del Sur: natario de la principal obra en ejecución en rela-
¿eje de integración o fragmentación?» en Manuel Cienfuegos y
José Antonio Sanhauja (eds.): Una región en construcción.
ción con el eje Mercosur-Chile, pero además «in-
Unasur y la integración en América del Sur, cit., p. 200. terviene como miembro directo o indirecto en seis
72
Ricardo Sennes y Paula Pedroti: «Entre la geopolítica y la de los nueve proyectos de interconexión vial en
geoeconomía: la energía en las relaciones latinoamericanas»
en Ricardo Lagos (comp.): América Latina: ¿integración o ejecución, con un tercio de la inversión aplicada
fragmentación?, Edhasa, Buenos Aires, 2008, p. 529.
73
Como señalan los mismo autores, «La tendencia al naciona-
lismo ha tenido tres efectos perversos: 1) la inclinación hacia 74
Ibíd., p. 560.
la construcción de modelos energéticos poco eficientes, 2) la 75
Elsa Cardoso: Integración energética y gobernabilidad en la
definición de estrategias que, en forma paradójica, resultan región andina, Ildis, Caracas, 2006, p. 13.
vulnerables alas variaciones del contexto internacional o regio- 76
Ricardo Sennes y Paula Pedroti: op. cit., p. 559.
nal; 3) la acción contraria a la integración regional» , con la 77
Wilson Nerys Fernández: «La integración física y la viabilidad
probable excepción de Petrobrás. Ibíd., pp. 545 y 556 (nuestro del IIRSA» en Manuel Cienfuegos y José Antonio Sanahuja
énfasis). (eds.): ob. cit., pp. 224 y 235.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
en su territorio y una participación total en obras Nuevamente, en esta área se interpone la noción
que ocupan casi las nueve décimas partes del to- de soberanía nacional.
tal de dicha inversión», con el BNDES como finan-
cista principal de algunos de ellos, y con la parti- En el área de medio ambiente, pese a los reitera-
cipación de varias empresas constructoras brasi- dos llamados a la necesidad de prepararse para
leñas78. De hecho, detrás de la IIRSA, los mayores los efectos del cambio climático, los avances son
beneficiarios son las grandes empresas transna- limitados. Los vastos recursos naturales y energé-
cionales productoras de commodities y las empre- ticos de la región atraen el interés tanto de acto-
sas brasileñas dedicadas a la construcción, la res internos como externos. Sin embargo, la
prestación de servicios o la producción de bienes nueva geopolítica de la energía en América Latina
primarios. En este marco, más que beneficiar co- está reactivando la frontera de recursos energéti-
lectivamente a un proyecto regional sudameri- cos y mineros «bajo una nueva versión del nacio-
cano, la IIRSA parece beneficiar fundamentalmente nalismo energético, a menudo definido en detri-
a la economía brasileña79. mento del ambiente»83. Mientras que la presión
sobre los recursos se ha incrementado, las estra-
En el área de la cooperación financiera, el Banco tegias de desarrollo que se impulsan tienen en
del Sur ha despertado grandes expectativas en la general una relación adversa con el medio am-
región y ha sido incorporado como uno de los te- biente. Consecuentemente, enfrentar la amenaza
mas relevantes en la constitución de la Unasur, del cambio climático requiere de un cambio de las
aunque no existe aún una relación institucional políticas de desarrollo. Sin embargo, gran parte
entre ambos organismos80. El Banco del Sur debe- de las iniciativas impulsadas en el marco de la
ría complementar las capacidades financieras de nueva fase de integración sudamericana colisio-
las instituciones existentes, como el BID y la CAF, de nan con la preservación del medio ambiente y de
comprobada eficiencia. Pero a la vez, por iniciativa los recursos naturales, como lo evidencian tanto
venezolana, pone en cuestión, desde una las críticas ambientalistas al IIRSA como, en su
perspectiva ideológica, toda relación con institu- momento, al Gasoducto del Sur84. En este marco,
ciones multilaterales como el Banco Mundial y el esta por verse la capacidad de coordinación de
Fondo Monetario Internacional, en tanto los aso- políticas regionales en defensa de estos bienes
cia con las reformas promovidas en el marco del públicos en el futuro, en tanto persisten los li-
«consenso de Washington» y de una visión neoli- neamientos de las decisiones a nivel de los Esta-
beral, y a un proyecto promovido esencialmente dos, en una nueva reafirmación de la soberanía
por EEUU81. Paradójicamente, este cuestionamiento nacional.
venezolano no se conjuga con una propuesta
técnica claramente diseñada, más allá de que las Finalmente, el área de cooperación más exitosa
reservas del Banco del Sur sirvan para la sigue siendo la de la seguridad regional, espe-
introducción de una moneda regional. En el marco cialmente en lo que se refiere al mantenimiento
de Unasur, esta posibilidad es resistida por el re- de la estabilidad y de la paz regional, y a la reso-
sto de los países, poco «dispuestos a emprender lución pacífica de conflictos. En este marco, la
un proceso de mínima unidad política para tomar constitución del Consejo Sudamericano de De-
decisiones comunes para una moneda única» 82. fensa, planteada como propuesta por Lula en
mayo de 2008, parece resumir muchos de los
78
planteamientos del legado acumulado, particular-
Ibíd., p. 237.
79
Ibíd., p. 239. mente cristalizados en la propuesta de convertir a
80
Jordi Bacaria Colom: «Fines integracionistas y posibilidades América del Sur en una zona de paz. En este
financieras del Banco del Sur» en Manuel Cienfuegos y José
Antonio Sanahuja (eds.): ob. cit., p. 268.
contexto, el Consejo Sudamericano de Defensa se
81
Ernesto Vivares: «The Changing Regional Governance of estructura en base a algunos ejes fundamentales
Financing Development: the Southern Bank», trabajo presen-
tado en el seminario «El regionalismo en América del Sur: 83
Pascal Girot: ob. cit., p. 308
¿globalizando desde el Sur o continuación de la política nacio- 84
Thomas Fritz: ALBA contra ALCA. La Alternativa Bolivariana para
nal por otros medios?», Buenos Aires, Flacso, 29 de junio de las Américas: una nueva vía para la integración regional en
2010. Latinoamérica, Centro de Investigación y Documentación Chile
82
Jordi Bacaria Colom: ob. cit., p. 268. Latinoamérica (FDCL), Berlín, abril de 2007.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
–en especial, la integración de las industrias de lombia– al reconocer la importancia de las nuevas
defensa y el intercambio técnico y académico en amenazas a la seguridad y al rechazar la existen-
esta área– orientados a promover la formación de cia o la acción de grupos armados fuera de la
una identidad sudamericana en cuestiones de ley90.
defensa85.
Sin embargo, la dificultad en la construcción de
Esta propuesta, sin embargo, no puede desvincu- consensos regionales en torno a los temas de
larse de varios elementos relevantes para la es- defensa evidencia una vez más la complejidad del
trategia brasileña. En primer lugar, porque per- desafío de articular visiones políticas y estratégi-
mite definir un espacio específicamente sudameri- cas diferenciadas. Como señala un análisis re-
cano para los temas de defensa, que excluye a ciente «en una región como la sudamericana, con
EEUU, con lo cual a la vez de marcar distancia con un proceso de integración en su fase de inicio y
la presencia hegemónica de este país, abre las con niveles incipientes de articulación jurídico-ins-
puertas para el impulso de una estrategia brasi- titucional, proponerse la construcción de consen-
leña a nivel global. De hecho, potencia la capaci- sos en temas de defensa puede ser una preten-
dad de Brasil de desempeñar un rol como actor sión difícil de ser concretada»91.
global, amén de que la apuesta por un sistema de
seguridad colectivo le confiere un rol protagónico Un balance preliminar del regionalismo
tanto en términos de liderazgo como de principal posliberal en América Latina
proveedor de la región86.

Ambas iniciativas regionales –la Unasur y el ALBA–


En segundo lugar, porque «regionaliza» y «suda-
en la actual etapa de regionalismo posliberal se
mericaniza», como señala Sanahuja87, la pro-
caracterizan por un recurrente nacionalismo y por
puesta de Chávez de crear una Organización del
la recuperación, explícita o implícita, de la sobera-
Tratado del Atlántico Sur (OTAS) y de conformar
nía nacional como principio rector de las relacio-
una alianza militar en el seno del ALBA. En este
nes internacionales. Esto se expresa muy clara-
sentido, es particularmente relevante que el CSD
mente en la cautela con que se estructuran y
no sólo busca consolidar América del Sur como
construyen las diferentes instancias de integración
una zona de paz, construir una «identidad» sura-
regional que promueven y en la reiterada aspira-
mericana en materia de defensa y generar con-
ción de imponer los intereses nacionales en los
sensos para fortalecer la cooperación regional en
distintos esquemas que configuran la actual ar-
los temas de defensa, sino también impulsar la
quitectura regional.
subordinación de los militares a la autoridad civil y
promover la defensa soberana de los recursos
naturales88. No obstante, y más allá de las fracturas, de las
divergencias y de los liderazgos en pugna que se
En tercer lugar, porque el CSD, además de confi- reflejan en las propuestas del ALBA y de Unasur, es
gurar «un novedoso espacio político e institucional evidente que el regionalismo en América Latina
para el diálogo político y la cooperación regional esta atravesando una etapa de transición que, sin
en seguridad»89 hace un guiño al más reticente de embargo, permite identificar algunas tendencias y
los países sudamericanos ante la iniciativa –Co- rasgos comunes.
85
Gilberto Rodrigues y Thiago Rodrigues: «A União das Nações
Sul-Americanas (Unasul) e os novos temas da agenda regional
de paz e segurança: papéis e mecanismos de participação da
sociedade civil», trabajo presentado en el seminario 89
Alcides Costa Vaz y Francine Jácome: «El Consejo de De-
«Multilateralismo, sociedad civil y prevención de conflictos», fensa Sudamericano: Retos para la cooperación en seguridad y
Buenos Aires, CRIES / CARI, 27 y 28 de julio de 2010. defensa en Sudamérica», Policy Paper FES Nº 26, Programa de
86
Andrés Serbin: OEA y Unasur: Seguridad regional y sociedad Cooperación en Seguridad Regional, FES, febrero de 2009, p. 5.
civil en América Latina, Documentos CRIES Nº 14, CRIES, Buenos 90
Paradójicamente, en agosto de 2009, Colombia generó la
Aires, 2010, p. 37. primer crisis que tuvieron que enfrentar la Unasur y el CSD,
87
José Antonio Sanahuja: «La construcción de una región: ante el acuerdo establecido para instalar personal estadouni-
Sudamérica y el regionalismo posliberal», cit., p. 112. dense en bases ubicadas en territorio colombiano.
88
Ibíd., p. 114. 91
Gilberto Rodrigues y Thiago Rodrigues: ob. cit.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
En primer lugar, a diferencia de la década prece- En particular, tanto la crisis entre Colombia y
dente, hay una marcada politización de la agenda Ecuador desatada en marzo de 2008 (y superada
regional y un desplazamiento de los temas comer- merced a la intervención del Grupo Río), como la
ciales y económicos, que expresa un «retorno de posterior crisis de Pando en Bolivia (con la inter-
la política» en las relaciones exteriores y el desa- vención de Unasur), y la crisis provocada por el
rrollo. En segundo lugar, este proceso no está acuerdo entre Colombia y EEUU para la instalación
disociado de un marcado «retorno del Estado», de bases militares en el territorio del primero
tanto en las relaciones exteriores como en las po- (tratada en el marco de Unasur), evidencian que
líticas sociales y de desarrollo, con un rol prota- los temas de seguridad siguen constituyendo un
gónico de los gobiernos y un desplazamiento de componente fundamental de la agenda regional.
actores no estatales, como el sector privado y la
sociedad civil, en tanto el grueso de los acuerdos
En este contexto es que hay que ubicar, en pri-
es de carácter intergubernamental incluyendo la
mer lugar, la importancia que vuelve a asumir el
creación de empresas interestatales en el marco
principio de soberanía nacional, al legitimar el rol
regional. Este «retorno del Estado» viene asi-
del Estado como principal promotor de las iniciati-
mismo asociado con visiones que retoman una
vas de integración, en el marco de acuerdos in-
mirada tradicional de la soberanía nacional. En
tergubernamentales que, sin embargo, no condi-
tercer lugar, en relación con los dos cambios an-
cionan su autonomía o independencia, pero que
teriores y, en particular, con la necesaria legitima-
claramente apuntan a la construcción de una co-
ción interna de los gobiernos electos democráti-
munidad política a nivel regional a través del diá-
camente, con una agenda social impulsada desde
logo político y de la concertación. La construcción
arriba, se registra un «retorno a la agenda del
de consensos como instrumento privilegiado para
desarrollo», en franco distanciamiento del Con-
la toma de decisiones se convierte frecuente-
senso de Washington. A estos tres «retornos»
mente en un impedimento para avanzar, a través
fundamentales hay que sumar la prioridad otor-
del diálogo y de la concertación, en la conforma-
gada a una serie de temas nuevos en la agenda
ción de una arquitectura y de una normatividad
regional, algunos de los cuales ya hemos anali-
regional de mayor desarrollo institucional. En se-
zado. A este cuadro cabría agregar una creciente
gundo lugar, es necesario no perder de vista que
atención a la cooperación sur-sur, tanto como
la mayoría de los recientemente creados espacios
parte del andamiaje regional como, particular-
y esquemas de integración inaugurados en Amé-
mente en los casos de Brasil y Venezuela, de una
rica Latina se caracteriza por su carácter reactivo
serie de iniciativas en el marco de los países del
y/o defensivo en su exclusión de EEUU, en función
Sur Global en función de una estrategia de vincu-
del histórico fantasma de la amenaza de una in-
lación extra-regional y de proyección global92.
fluencia o una injerencia del hegemón hemisfé-
92
Es revelador al respecto, el listado de temas a abordar por rico93. De hecho, para bien o para mal, EEUU sigue
los Estados Miembros de la CEALC en formación, sobre la base constituyendo un referente fundamental en estos
de la convergencia entre el Grupo Río y las Cumbres de Amé-
rica Latina y el Caribe (CALC), en la declaración final de la
Cumbre de la Riviera Maya, México, el 23 de febrero de 2010, conflictos, promoción de una zona de paz y lucha contra el
que incluye como temas prioritarios la cooperación entre los narcotráfico y el terrorismo, señala explícitamente en su punto
mecanismos regionales y sub regionales de integración; el 79 que «La paz en nuestra región está profundamente ligada
tratamiento de asuntos económicos vinculados a la crisis fi- al respeto a los principios de la libre determinación de los pue-
nanciera internacional y al comercio; los temas de energía, blos, la no intervención en los asuntos internos de los Estados,
integración en infraestructura física (incluyendo el intercambio la solución pacífica de las controversias, la proscripción de la
entre el proyecto Mesoamérica y el Consejo de Infraestructura amenaza o del uso de la fuerza, la igualdad jurídica de los
y Planeamiento de Unasur, que incorpora la IIRSA), ciencia y Estados y la cooperación internacional para el desarrollo»), y
tecnología, desarrollo social (programas sociales y erradicación como tema final destaca la cooperación Sur-Sur y la necesidad
del hambre y de la pobreza; seguridad alimentaria y nutricio- de impulsarla.
nal; educación, salud y servicios públicos, y cultura), migra- 93
Como señalan Cooper y Heine «anxiety about US coercive
ción, desarrollo sostenible, cambio climático, desastres natu- power –wether it is acting alone or throgh proxies – remain
rales, derechos humanos (que incluye en el punto 72 el implanted in the collective mentality of the region». Andrew
compromiso con la Declaración Universal de los Derechos Cooper y Jorge Heine: «Introduction – The Effect of National
Humanos y con los instrumentos jurídicos internacionales tanto and Global Forces on the Américas: Tsunami, Tornado or Just
de derechos humanos como de derecho internacional a Mild Breeze?» en Andrew Cooper y Jorge Heine (eds.):
humanitario), asuntos de seguridad (que adicionalmente a los Which Way Latin America? Hemispheric Politics Meets Globali-
temas de desarme, confianza mutua, solución pacífica de los zation, United Nations University, Tokio, 2009, p. 303.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
procesos y sigue incidiendo sobre su configura- en temas y coyunturas específicas, sino en una
ción, así fuere en otro rol94, dando continuidad y institucionalidad más densa y estructurada y en
renovado vigor al principio de soberanía nacional. una normatividad supranacional en función de
Y, en tercer lugar, que la recuperación de este una estrategia de más largo plazo, por más que
principio no sólo se asocia con un renovado na- esta normatividad pueda ser aceptada formal-
cionalismo, sino también con una serie de carac- mente por las constituciones de algunos países de
terísticas distintivas y particulares de una nueva la región y por más que el derecho internacional
etapa de los procesos de integración en América y, en especial, los derechos humanos y el derecho
Latina. internacional humanitario, sean crecientemente
reconocidos como un referente obligado en la ar-
Entre conclusiones y recomendaciones ticulación de las nuevas formas de soberanía na-
generales cional, particularmente en el marco de los siste-
mas democráticos vigentes.

En conclusión, dado el nivel de fragmentación de


la región (reiteradamente señalado por algunos Los principios de soberanía nacional, no interven-
investigadores95), y el resurgimiento de visiones ción, auto-determinación y resolución pacífica de
nacionalistas que, con mayor o menor énfasis, conflictos que han caracterizado y distinguido la
revitalizan las concepciones tradicionales de la cultura diplomática intergubernamental de la re-
soberanía nacional en su versión westfaliana, así gión han servido tanto para prevenir una inter-
sea asociándola con la soberanía popular in- vención externa como para mantener la paz de la
herente a los sistemas democráticos, es difícil región. De hecho, en este sentido, la soberanía
precisar, en esta «navegación en la niebla» como nacional (y el interés nacional) en el marco de la
acertadamente describe este nueva etapa un ana- preservación de la estabilidad y de la paz de la
lista96, recomendaciones específicas para profun- misma, han servido para construir consensos y
dizar en el proceso de integración regional, así para desarrollar un definido legado de derecho
sea a nivel general o a niveles sectoriales específi- internacional que contribuyen tanto a prevenir la
cos. intervención externa como a evitar la guerra y a
mantener la paz de la región. Sin embargo, a la
vez, en el marco del regionalismo anárquico que
En este marco, la actual etapa de la integración Hirst97 le atribuye al proceso de integración en
regional, con sus distintivas características esta- América Latina, ha impedido la construcción y la
docéntricas, intergubernamentales (y frecuente- aceptación de normas e instituciones supranacio-
mente interpresidenciales) y con un marcado défi- nales que permitan avanzar en el proceso de in-
cit democrático en términos de participación o tegración y gobernanza regional a través de com-
empoderamiento de la ciudadanía, abre una serie promisos que impliquen una cesión de algunos
de interrogantes sobre la efectiva posibilidad de aspectos de la soberanía nacional en aras de la
impulsar mecanismos de integración que no se conformación de una institucionalidad regional
basen exclusivamente en la construcción de con-
sensos políticos en espacios intergubernamentales 97
La caracterización de regionalismo anárquico que le atribuye
Hirst incluye el rechazo a la idea de gobierno y, consecuente-
mente, de una gobernabilidad efectiva; el rechazo a la cons-
94
Ver Andrés Serbin: «Obama y América Latina y el Caribe: a trucción de instituciones efectivas, sólidas y sostenibles; el
más de un año después» en Pensamiento Propio Nº 31, 1- énfasis en la libertad que repudia la intervención externa,
7/2010. aduciendo razones históricas, en un mundo complejo e inter-
95
Ver Francisco Rojas Aravena y Luis Guillermo Solís (coord.): dependiente; el desarrollo espontáneo y poco planificado a
La integración latinoamericana. Visiones regionales y subre- través de medidas y políticas ad hoc; la promoción de la no
gionales, Juricentro / Obreal / Flacso, San José de Costa Rica, violencia y la paz, y el rechazo a la posibilidad de desarrollar
2006; Ricardo Lagos (comp.): América Latina: ¿integración o liderazgos regionales efectivos, sean estos los que marcan la
fragmentación?, Edhasa, Buenos Aires, 2008; Francisco Rojas actual competencia entre Brasil y la Venezuela Bolivariana, o la
Aravena: Integración en América Latina: acciones y omisiones, rivalidad entre EEUU y Brasil, ambas definidas por una especie
conflicto y cooperación. IV Informe del Secretario General de de empate técnico en la región, sin mencionar la ambigüedad
Flacso, Flacso, San José de Costa Rica, 2009. histórica de México frente a la misma, en Mónica Hirst: «Amé-
96
Laurence Whitehead: «Navigating in a Fog: Metanarratives rica Latina: méritos del regionalismo anárquico» en Clarín
in the Americas Today» en Andrew Cooper y Jorge Heine (Buenos Aires), 10/5/2009, <http://clarin.com/diario/2009 /
(eds.): ob. cit., pp. 27-49. 10/05/opinión/0-02012303.htm>.
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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
más avanzada. En este sentido, en la práctica, la paz regional, sino todo una amplia gama de bie-
soberanía nacional sigue constituyendo una limi- nes públicos regionales que demandan políticas
tación importante para la profundización de los transnacionales y una eficiente estructura institu-
procesos de integración regional. cional y normativa de carácter regional. En este
marco, más allá de los temas ya presentes en la
agenda regional actual –cooperación energética,
Las nuevas corrientes del regionalismo posliberal,
finanzas, infraestructura y agenda social–, cre-
con su retorno al Estado, a la soberanía nacional y
cientemente se van ubicando en un primer plano
a la política, han reforzado los componentes na-
(y con urgencia de respuestas) una serie de te-
cionalistas –en ambas vertientes del regionalismo
mas nuevos de carácter transnacional.
actualmente en vigencia, aunque con matices y
énfasis diferenciados–, sin que, por ahora, se
haya desatado un conflicto bélico entre las nacio- En primer lugar, formas de concertación y co-
nes de la región, es decir que han logrado preser- operación regionales para la defensa de los recur-
var consecuentemente la paz en el marco de una sos naturales en los que es rica la región y que
agenda regional fuertemente politizada. Sin em- han contribuido, en gran medida, a su crecimiento
bargo, los nuevos desafíos que presentan a la económico en los últimos años, en tanto estos se
región tanto la globalización y la interdependencia verán crecientemente afectados por el cambio
económica como los nuevos temas de una agenda climático, el incremento de los desastres natura-
regional basada en la cooperación sur-sur, y en la les, la desertificación, y la voracidad por el control
articulación de ámbitos y entramados políticos de y la explotación de las fuentes de agua y de los
concertación, probablemente obligue a repensar recursos naturales en general. En segundo lugar,
los alcances del concepto de soberanía nacional la necesidad de profundizar en la cooperación sur-
en el contexto latinoamericano y caribeño y, sur para el desarrollo de una agenda regional
eventualmente, a honrar en la práctica, lo que propia frente a problemas compartidos que, cre-
oficialmente asume la retórica de constituciones, cientemente, trascienden las fronteras nacionales.
acuerdos y tratados vigentes98. Estos y otros temas similares en muchos casos
remiten no sólo a los bienes públicos regionales,
sino también a los bienes públicos globales y se
Si la presencia hegemónica de EEUU ha decrecido y
verán afectados por avances en el derecho inter-
los márgenes de autonomía de los países de la
nacional y en las normativas internacionales exis-
región –de acuerdo con su ubicación geográfica y
tentes. En tercer lugar, una serie de temas referi-
a su vinculación económica con la economía esta-
dos a la globalización de los derechos humanos y
dounidense– se han incrementado, en función,
a la ampliación de las responsabilidades del Es-
entre otros elementos, de la promoción de un
tado tanto ante su población como ante la comu-
mundo multipolar –en lo que coinciden, desde
nidad internacional, claramente ilustrados por la
perspectivas diferentes, tanto el proyecto boliva-
discusión de normas como «la responsabilidad de
riano como la política exterior de Brasil–, se abren
proteger» en el seno de la ONU y su consagración
numerosos interrogantes sobre los límites y alcan-
en algunas organizaciones regionales como en el
ces (y la utilidad en su formulación tradicional) del
caso de la Unión Africana99.
concepto soberanía nacional, particularmente
frente a la necesidad de abordar colectivamente y
con cierto éxito no sólo los temas de seguridad y En este marco, muchos de los nuevos temas a
abordar por la región, escapan a una agenda es-
trictamente interna y se vinculan y conectan con
98
Por otra parte, es de señalar que la mayoría de las cumbres,
foros y organizaciones multilaterales producen un ingente
volumen de acuerdos y decisiones, cuyo seguimiento e imple- dinámicas regionales y globales. Consecuente-
mentación sólo se cumple en una limitada proporción. Las mente, así sea en función de dinámicas y caracte-
iniciativas ad hoc, a su vez, si bien en muchos casos logran
alcanzar sus propósitos inmediatos, no se articulan con una 99
Ver al respecto Ricardo Arredondo: «La responsabilidad de
visión y una estrategia a largo plazo en función de los inter- proteger: una visión desde el Sur» en Agenda Internacional Nº
eses del conjunto de la región o del grupo de Estados miem- 19, 2009, pp. 24-39, y «La responsabilidad de proteger: de la
bros respectivos. noción a la acción» en Pensamiento Propio Nº 29, 1-6/2009,
pp. 185-208.
___________________________________________________________________________________________________________________19
Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
rísticas propias, las lecciones aprendidas en torno contexto, la gran interrogante es si el regiona-
a la preservación de la paz de la región deberían lismo anárquico antes mencionado y la preserva-
ser aplicadas y profundizadas en la construcción ción de la soberanía nacional son instrumentos
de respuestas colectivas frente a nuevos retos, conceptuales y políticos útiles para la nueva etapa
tanto estrictamente regionales como de carácter que enfrenta la región en el ámbito internacional,
global, que en años venideros afectarán a Amé- para la construcción de un regionalismo de ca-
rica Latina y el Caribe. En esta perspectiva, las racterísticas propias y distintivas, sobre la base de
respuestas y acuerdos ad hoc y típicamente reac- la reconciliación de los intereses nacionales y de
tivos (cuando no meramente retóricos) de la re- los intereses regionales.
gión100 no serán suficientes y demandarán de es-
trategias colectivas de largo plazo y de la cons-
La baja institucionalización de los acuerdos avan-
trucción de normativas e instituciones con capaci-
zados; la marcada politización de la agenda regio-
dad de impulsar políticas regionales de preserva-
nal y la necesidad de construir consensos en un
ción y defensa de los bienes públicos regionales y
contexto marcado por la fragmentación y por las
de proporcionar a sus respectivas poblaciones el
aspiraciones de liderazgos divergentes y por la
Estado de Bienestar y una calidad de vida dife-
participación de gobiernos poco dispuestos a sa-
rente.
crificar aspectos de su soberanía o de su interés
nacional, eventualmente disociados de una aspi-
La soberanía nacional, entendida en su concep- ración a consolidar y reafirmar el proceso de inte-
ción westfaliana, ya ha comenzado a sufrir revi- gración regional en distintas dimensiones; los li-
siones y erosiones a partir de la aplicación univer- mitados logros y avances en la concertación
sal de los derechos humanos y del desarrollo sectorial en torno a temas puntuales pero parti-
reciente del derecho internacional, particular- cularmente relevantes de la agenda regional, con
mente en el ámbito interno de los Estados. Es la participación de algunos gobiernos y con la re-
altamente probable que los nuevos desafíos ticencia de otros, como hemos analizado en las
apuntados también presionen para una revisión páginas anteriores, y la ausencia de un efectivo
de la dimensión externa de este concepto, si se compromiso de anclar estos procesos en una par-
quiere construir una nueva arquitectura regional ticipación activa de la ciudadanía en su formula-
que preserve los logros alcanzados pero que a la ción, implementación, seguimiento y evaluación,
vez pueda enfrentar estos nuevos desafíos. En se erigen, en este sentido, en obstáculos formida-
este marco, las lecciones aprendidas en torno a la bles para avanzar en la conformación de un espa-
necesidad de reafirmar y preservar los derechos cio regional –ya sea sudamericano o latinoameri-
humanos pueden ser de gran utilidad en la expe- cano y caribeño– de alta densidad y efectividad
riencia regional, particularmente si se toma en institucional, que supere las limitaciones impues-
cuenta la participación efectiva de la ciudadanía tas por concepciones y visiones profundamente
en los procesos regionales. Esta afirmación no arraigadas de la soberanía nacional en sus ver-
necesariamente significa que América Latina debe tientes más tradicionales, y que logre impulsar
seguir imitando los caminos de otras experiencias muchos de los objetivos planteados en la multitud
de integración regional y deba aceptar al pie de la de foros, cumbres y organismos multilaterales
letra las fórmulas y recetas aplicadas en otros conformados a nivel subregional y regional en los
contextos, sino que debe hacer una profunda re- últimos años, en un marco que contribuya al for-
visión de su propio legado, de sus objetivos histó- talecimiento de la democracia y de los derechos
ricos y de su capacidad de adaptación a las nue- inherentes a la ciudadanía de los países de Amé-
vas condiciones regionales y globales. En este rica Latina y el Caribe.

100
Ver Andrés Serbin: «¿Un boom del miltilateralismo latinoa-
mericano? Factores condicionantes y rasgos distintivos» en
Laneydi Martínez, Haroldo Ramazzini y Marina Vásquez (eds.):
Anuario de la integración de América Latina y el Gran Caribe,
CRIES, Buenos Aires, 2010.

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Andrés Serbin: Regionalismo y soberanía nacional en América Latina: los nuevos desafíos
Andrés Serbin es Presidente Ejecutivo de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y
Sociales (CRIES), Presidente de la International Coalition for the Responsibility to Protect (ICRtoP) y
miembro de la directiva del Global Partnership for the Prevention of Armed Conflict (GPPAC).

Buenos Aires, agosto de 2010


Nueva Sociedad
Defensa 1111, 1ºA
Buenos Aires, Argentina
<nuso@nuso.org>

es un proyecto de

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