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Alejandro Avello Escribano Grupo II.

B 06/05/2010
Héctor De Diego Ruiz
Mario Santás Alegret
Caso Clínico de Anatomía

CASO CLÍNICO 5.-


Un individuo joven asiste a la consulta por un dolor en la zona maxilar, acompañado de una
febrícula. Refiere que además ha tenido dolor en los dientes de la arcada superior. Tras la
anamnesis y exploración el médico sospecha una sinusitis maxilar de posible causa dentaria. La
sospecha se confirmó mediante el estudio radiológico.
Conteste a las siguientes cuestiones:
a. ¿Qué elementos anatómicos constituyen las paredes de las fosas nasales?
b. ¿En que región drenan los senos paranasales?
c. ¿Cómo se observan las fosas nasales y los senos paranasales en radiografías, TAC y RMN.

a. Las fosas nasales están localizadas en la parte media y anterior del cráneo. Constituyen,
junto con la boca, los orificios de entrada de aire al organismo, y en ellas está también localizado
el órgano del olfato. Consta de cuatro paredes, una lateral, una medial o tabique nasal, una
superior o techo y una inferior o suelo. Procederemos a continuación a describir los elementos
anatómicos que componen cada una de ellas.
- Pared lateral: (ver figs. 1, 2 y 3) está compuesta por seis huesos, el maxilar, el
esfenoides, el palatino, el lagrimal o ungus, el cornete nasal inferior o concha nasal inferior, y el
etmoides. Veamos en que medida estos huesos contribuyen a formar la pared lateral de la fosa
nasal.
1. Hueso maxilar: la porción de este hueso que participa en la pared lateral es el
segmento de la cara medial superior a la apófisis palatina. En él se incluye el seno maxilar, cuya
apertura a la fosa nasal estará parcialmente cubierta por estructuras óseas y mucosas, como ahora
veremos.
2. Hueso esfenoides: de este hueso merece mención en cuanto a fosa nasal se
refiere la apófisis pterigoides, que quedará posterior al límite del maxilar, separados éstos por un
espacio. La cara medial de la lámina medial constituirá pues la parte más posterior de la pared
lateral de la cavidad nasal.
3. Hueso lagrimal: este pequeño hueso, de forma casi cuadrangular, queda situado
entre la apófisis frontal del hueso maxilar y el laberinto etmoidal del mismo lado. Su pared
medial contribuye a formar la pared lateral de la fosa nasal, mientras que su pared lateral
convierte el surco lagrimal en surco nasolagrimal.

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4. Hueso palatino: la lámina perpendicular de este hueso se articula con la parte


posterior del maxilar y con la parte anterior de la apófisis pterigoides, cerrando así el espacio que
quedaba entre dichos huesos. En la parte inferior, donde las dos láminas de la apófisis
pterigoides se separan, el hueco que queda entre ellas y el borde posterior de la apófisis palatina
del maxilar queda cerrado por la apófisis piramidal del palatino, mientras que en la parte superior
el palatino queda marcado por una escotadura, la escotadura esfenopalatina, que, al unirse el
mencionado hueso al cuerpo del esfenoides, se convierte en agujero esfenopalatino, que
comunica la fosa infratemporal con las fosas nasales.
También obstruye ligeramente el orificio del seno maxilar.
5. Cornete nasal inferior o concha nasal inferior: este hueso, cuya forma se
asemeja a la de una gota horizontal con el vértice orientado hacia el esfenoides, está situado en la
parte inferior de la pared lateral de la fosa nasal, quedando fijado por su borde superior, que se
articula con la cresta conchal del hueso maxilar por delante y la del palatino por detrás. Además,
a nivel del hiato maxilar sobresalen tres apófisis que contribuirán a ocultar este último:
- Apófisis lagrimal, que se articula con el borde inferior del hueso de
mismo nombre, y que cierra de este modo el techo del conducto nasolagrimal.
- Apófisis maxilar, que tapa la parte inferior del hiato maxilar
- Apófisis etmoidal, que se articula con la apófisis unciforme del etmoides.
6. Hueso etmoides: de este hueso mencionaremos en este apartado sus masas
laterales, que contienen en su interior una red laberíntica de trabéculas óseas que constituirán uno
de los senos paranasales. Cada laberinto etmoidal, cuya morfología es paralepípeda, se articula
por sus caras anterior, superior, posterior e inferior con, respectivamente, el hueso lagrimal y la
apófisis frontal del hueso maxilar; con la cara inferior del hueso frontal; con la cara anterior del
cuerpo del hueso esfenoides (por la zona lateral); y con la apófisis orbitaria del palatino y cara
medial del maxilar (por encima del hiato maxilar). Las caras mediales de estos laberintos son las
que contribuyen a formar las paredes laterales de las fosas nasales, ya que de ellas se desprenden
los cornetes nasales superior y medio, y la apófisis unciforme del etmoides, que se articula con la
ya mencionada apófisis etmoidal de la concha nasal inferior. Posteriormente a esta apófisis se
halla un relieve procedente del laberinto etmoidal correspondiente, y que se denomina bulla
etmoidal. Entre este relieve y la apófisis unciforme queda un espacio curvo, que recibe el nombre
de hiato semilunar.

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Generalmente los cornetes nasales se hallan en número de tres, pero


ocasionalmente se puede hallar un cuarto cornete, llamado entonces cornete nasal supremo, y
muy rara vez hasta un quinto, que recibirá entonces el nombre de cornete de Zuckerland.
- Pared medial, también llamada tabique nasal. Esta pared está compuesta por tres piezas:
el vómer y la lámina perpendicular del etmoides, desde el punto de vista óseo, y el cartílago del
tabique nasal.
El vómer constituye la parte inferior y posterior del tabique. Se articula con la
cresta esfenoidal superiormente, con la cresta nasal inferiormente, y con lámina perpendicular
del etmoides y el cartílago del tabique nasal anteriormente.
La lámina perpendicular del etmoides se articula por detrás con el vómer y con la
cresta esfenoidal. Por delante y por arriba se articula con la cresta posterior de la espina nasal del
hueso frontal, y por debajo con el tabique cartilaginoso. Este último no es más que una lámina
cartilaginosa que se articula por su parte posterior con la lámina perpendicular del etmoides y
con el vómer, y que no tiene grandes particularidades anatómicas más allá de su aportación a la
constitución de la pared medial de las fosas nasales.
- Pared superior, o techo de las fosas nasales. Está formado por los huesos nasales, la
espina nasal del hueso frontal, la lámina cribosa del hueso etmoides y el cuerpo del hueso
esfenoides.
Los huesos nasales se articulan con la espina nasal del frontal, cuyas paredes
posterolaterales contribuyen a formar el techo de la cavidad nasal.
La lámina cribosa, por su parte, llena la escotadura etmoidal del hueso frontal, y
se articula con el cuerpo del esfenoides por medio del borde anterior del proceso etmoidal de
dicho hueso, el cual debe su participación a la formación del techo de las fosas nasales a sus
caras anterior e inferior.
- Pared inferior, o suelo de las cavidades nasales. Está constituido por sendas apófisis
palatinas de los huesos maxilares y por las láminas perpendiculares de los huesos palatinos, que
descansan sobre el borde biselado de las mencionadas apófisis.

b. Los senos paranasales (ver tabla 1 y figs. 2,3 y 4) son cavidades situadas en las
proximidades de las fosas nasales (de ahí el término paranasales) que están repletas de aire.
Podemos encontrar hasta tres grupos: los senos maxilares, uno en cada hueso maxilar; los senos
etmoidales, constituidos por todos los senos que drenan en la fosa nasal a través del laberinto
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etmoidal (lo cual incluye también a los senos frontales) y los senos esfenoidales. Veremos a
continuación las características principales de estos senos, así como las regiones donde drenan
cada uno de ellos.
En primer lugar tenemos los senos maxilares. Ocupan casi todo el espesor de la
fosa cigomática, y tienen forma piramidal. Consta de tres paredes, superior u orbitaria, anterior o
yugal y posterior o infratemporal, que limitan respectivamente con la fosa orbitaria, la fosa
canina y la fosa infratemporal.
La base de este seno corresponde a la pared lateral de la fosa nasal, y aunque
originariamente se trata de una base virtual, los elementos óseos y mucosos de la fosa nasal que
cubren al hiato maxilar la hacen tangible. En su porción superior podemos hallar el el orificio del
seno maxilar, por el cual el seno drena su contenido líquido al meato medio, y en su parte
anterior se encuentra relacionado con el conducto nasolagrimal, el cual forma un relieve en su
mucosa con forma de semi-cilindro inclinado de anterior a posterior y de craneal a caudal.
El vértice de este seno se suele continuar en el hueso cigomático o malar.
En segundo lugar están los senos frontales, que son en realidad celdas
etmoidofrontales que se extienden a partir de los 15 años entre las dos tablas del hueso de mismo
nombre. Al igual que el seno maxilar, presenta una morfología piramidal, con tres paredes, una
base y un vértice.
La pared anterior corresponde a la región superciliar, aunque no suele sobrepasar la
escotadura supraorbitaria.
La pared posterior o cerebral está en contacto con la cavidad cerebral, como su nombre
indica, más concretamente las meninges y el encéfalo.
La pared medial es la que divide los senos de uno y otro lado de la linea media.
La base consta de dos partes, lateral y medial. La parte lateral es también orbitaria, y por
medio de unas trabéculas óseas entre pared y base se divide en varios habitáculos. La parte
interna, en cambio, es etmoidal, y se continúa con una hemicelda etmoidal mediante la cual el
seno frontal drena su contenido a la cavidad nasal. Esta hemicelda tiene una forma infundibular,
cuyo eje se dirige oblicuamente hacia abajo y hacia atrás, hasta llegar al orificio de salida en el
meato medio, orificio que generalmente se abre en el extremo superior del hiato semilunar, por
lo que éste también es a veces denominado canal infundibular.
En tercer lugar tendremos los senos etmoidales propiamente dichos, que se
clasifican en anteriores y posteriores. Los anteriores drenan en el hiato semilunar, en el canal

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retrobullar, y medialmente a la apófisis unciforme, y por tanto en el meato nasal medio, mientras
que los posteriores lo hacen en el meato nasal superior y, si existe, en el meato nasal supremo.
Finalmente, los senos paranasales esfenoidales están excavados en el cuerpo del
hueso esfenoides, y están en número de dos, separados por una delgada lámina ósea que
generalmente se desvía hacia uno u otro seno. De sus seis paredes nos interesaremos por su pared
anterior. Ésta presenta una porción nasal, donde se localiza el orificio de salida del seno
esfenoidal al receso esfenoidal de la fosa nasal, y una porción etmoidal, en relación con el
laberinto etmoidal que sobresale en la cavidad del seno. El resto de paredes se relacionan con la
porción basilar del hueso occipital (pared posterior), la cara superior del cuerpo del esfenoides
(pared superior), la parte más posterior de la pared medial de la órbita (pared lateral), el techo de
las cavidades nasales y faringe (pared inferior), y el seno opuesto (pared medial o tabique).

c. Los senos paranasales, al ser cavidades repletas de aire, en las imágenes obtenidas
mediante las diferentes técnicas radiológicas se observarán como espacios vacíos en medio del
hueso. En una imagen de rayos X se verán radiolúcidos (oscuro), mientras que el hueso es
radiodenso (claro). Lo mismo ocurre en los casos de la resonancia magnética nuclear (RMN) y
tomografía axial computarizada (TAC).(ver figs. 5,6 y 7)
Es importante conocer el aspecto de los senos en las placas obtenidas, ya que si el seno
está infectado, es decir, si contiene líquido (“seno no aireado, seno infectado”) éste se verá más
radiodenso de lo normal, debido a la mayor densidad de un líquido cualquiera frente a la del aire.
(ver fig. 8)

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ANEXO

Fig. 1

Fig.2 Fig.3
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Fig. 4

Tabla 1

Sinus Relationships Drainage site Nerve and blood supply


Frontal Superior to the orbit and Directly to the middle Supraorbital nerve and
anterior to the anterior cranial nasal meatus or via artery
fossa frontonasal duct
Maxillary Lateral to nasal cavity, Middle nasal meatus via Anterior, middle, and
contributes to floor of the orbit, the semilunar hiatus posterior superior
maxillary teeth are inferior, alveolar nerves and
infratemporal and arteries
pterygopalatine fossae are
posterior
Ethmoidal (cells)
• Anterior Anterior part of semilunar
Lateral to the nasal cavity, hiatus Anterior and posterior
medial to the orbit and inferior ethmoidal nerves and
• Middle to the anterior cranial fossa
Ethmoidal bulla
arteries
• Posterior Superior nasal meatus
Sphenoidal Anterior to the pons and the Sphenoethmoidal recess Lateral posterior superior
basilar artery. Inferior to the nasal nerve, posterior
optic chiasm, optic nerves (CN ethmoidal nerve and
VII) and pituitary gland. artery
Posterior to the nasal cavity.
Superior to the nasal cavity
and nasopharynx. Medial to
the cavernous sinus and its
contacts (internal carotid
artery, ophthalmic [CN V1]
maxillary [CN V2], trochlear
[CN IV], abducent [CN IV], and
oculomotor [CN III] nerves)
(Adapted from Moses KP, Banks JC, Nava PB, et al. Atlas of Clinical Gross Anatomy. Mosby, 2005, p. 84, Table 8.2)

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Fig.. 5

Fig. 6

Fig. 7

Fig. 8

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