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Estn presentes todos los bufones, estn todos quienes tienen que estar, no falta nadie, bueno
casi nadie, buff!!!, se me olvida, el Gran Arlequn est por hacer su entrada triunfal, algunas de las
personas atiborradas en las butacas de felpa y vieja madera apolilladas por el paso del tiempo, es
un anfiteatro antiguo, son butacas con madera muy aeja, de los tiempos del vaudeville de los
aos 1888, de la poca de El Ilustre, estn gordas y rechonchas, a muy pocas se les nota la
necesidad del hambre, no calculo la poca, no imagino mejor escenario, para la Gran Aparicin del
Gran Arlequn.
Como todo escenario dispuesto para el Gran Arlequn, las tramoyas y grandes cortinas del teatro,
el teln de fondo, tras bastidores, siempre resuenan, susurros y cuchicheos entre los asistentes,
hay cierta hambre hacia el ocio artstico, se hace necesario conocer o entender el manejo de las
razones por las cuales el Gran Arlequn pidi hacer una aparicin en pblico, llevaba ya tiempo sin
hacerlo, puede que uno de sus grandes directores o aclito le sugiriera una presentacin con el
propsito de detener al Sustituto, ya que en el fondo siempre estar la memoria del ciudadano
esclarecido vagando por ah, tratando de rugir como felino tropical llevado al superlativo
supremsimo de Len de Payar.
Ahora, cualquier receta vale para que haga una aparicin el Gran Arlequn, toca esperar a ver que
sucede con esa aparicin, aun desconocemos si el Sustituto o el Marques Rojas tienen algo que ver
todo esto.