Z CYLOQUIO
Mesoamerica
NyCrrereloloaen wot ieckwa am emote ee
det conocimiento prehispanicoArqueologia en alta montafia.
I. Arturo Montero Garcia.
Escuela Nacional de Antroplogia ¢ Historia.alta montata
1. Concepto.
En México el concepto de arqueologia en alta montajia, responde al
estudio que se hace de restos materiales prehispanicos hallados en altas cotas
de nivel altitudinal donde los asentamientos habitacionales y productivos fue-
ron inexistentes debido a los extremos climaticos y altimétricos. El nivel
altitudinal bajo e! cual se admite el concepto de alta montafia, varia segin los
siguientes criterios: vegetacién, clima, altitud, altura y latitud geografica. En
Mesoamérica, la zona de intervenciones humanas para la montafia abarca
desde los 2,700 msnm y culmina hasta la zona meridional del bosque de tipo
hartwegii’, sobre los 3,800 msnm, ésto lo podemos deducir por el radio o
distancia recorrida por la comunidad para el abastecimiento de recursos natu-
rales montanos (véase Root, 1983). Por lo tanto, la alta montafia en México
se define por arriba de los 3,900 msnm, justamente donde ya no pueden
prosperar los bosques por la gran altitud, ésta es una frontera ecolégica
facilmente perceptible en el paisaje. No obstante, hemos considerado también
algunos sitios arqueolégicos de menor altura, hasta 3,200 msnm en algunos
casos, lo que los liga al concepto de alta montafia es que se encuentran
adosados sobre las laderas de las altas cumbres superiores a 3,900 msnm y
articulados con otros sitios de la montafia o bien con la cima misma.
Los fenémenos culturales mas representativos observados en las zonas
alpinas de México son de caracter ritual. Los restos arqueolégicos confirman
la existencia de adoratorios en cotas superiores a 3,900 msnm, sobre laderas
y cumbres de los volcanes mas conocidos en el pais. En algunos casos estos
sitios rebasaron las funciones religiosas locales, debido a las caracteristicas
especiales de ubicacién, determinadas por el desarrollo econdmico de los
pueblos y a las atribuciones especiales que las asociaban con determinadas
deidades. La concurrencia a estos lugares debid ser una obligacién social y
teligiosa, regida estrictamente por el orden ciclico calendarico, de tal manera,
que la visita a estos lugares era temporal y no representa asentamientos
permanentes.
1, Pare ol volcén Izteccihuat! se han detectado en le ledera oriental asentemientos
agricolas dispersos de! Postclasico on bosques mixtos hesia (os 2,900 msnm on
altiplenicies de diffe acceso pero sit I
295,‘Arturo Montero
Casi todas las montafas relevantes por altura y panorama en Mesoamérica
presentan adoratorios de culto a Tlaloc para el Postclasico y primeros momen-
tos de la Colonia, pero también las montafias presentan culto a los dioses
tutelares de grupos étnicos determinados. Los adoratorios fueron centros des-
tinados al trabajo religioso para lograr el control de la vida, de la sociedad, de
la produccién, de la naturaleza y del orden césmico.
El culto a Tlaloc en la montafia garantiza el dptimo climatico necesario en
la agricultura a partir. de la conciliacion entre la sociedad y la deidad; su
fundamento es el ritual y las ofrendas depositadas en las cimas y laderas. El
adoratorio funciona también como parametro astronémico que sirve para inferir
en los ciclos de bioregeneracién de las plantas domesticadas en base a la
necesidad de aumentar la produccién agricola bajo la calendarizacion de las
actividades productivas, lo cual permite una mejor apropiacién de la naturale-
Za. Estos hombres que celebraban a sus dioses en las altas montafias se
inmotan al llegar a tales alturas soportando el frio y agotamineto extremo. La
energia para ascender se sustenta en la fuerza que otorga el Estado a partir
de una religién y sociedad ampliamente estructurada y delimitada en un proce-
so ideolégico que comprende una tradicién histérica emanada desde el
Preclasico.
En esas sociedades, todo estaba integrado por la religion. Permeando todo,
uniendo la arquitectura con la forma de vida, su ciencia, su cultura y las
relaciones sociales. Estos adoratorios fueron centros intelectuales y religiosos,
eran observatorios astrondmicos, calendario agricola y cosas mas que no
alcanzamos a imaginar pués han sido alterados. Sin embargo, los sitios y
monolitos permanencen no obstante la conquista, que con toda la energia con
la que concientemente intento destruir el orden indigena, sus templos y testi-
monios no pudo derrumbar. Permanecen los adoratorios semisepultados,
dafiados, pero mirando hacia el mismo horizonte; permanecen los montes con
sus cimas y escarpes, las piedras sagradas; queda el sol, el tiempo y el interés
por aquellos hombres.2.La experiencia académica en la Escuela Nacional de Antropolo-
gia _e Historia, como el punto de partida para la sistematizacion e
fistitucionalizacion de la Arqueologica en Alta Montafiia en Méxi-
co.
La arqueologia de alta montafia es una de las recientes subdisciplinas
arqueoldgicas iniciadas en las Ultimas décadas, esta actividad se ha desarro-
llado en la América Andina de forma sistamatica a partir de 1954 cuando fue
descubierta una momia incaica en el Cerro El Plomo en Chile, posteriomente,
Schobinger, en 1965 introduce el concepto de arqueologia de alta montafia
para las investigaciones andinas. Es interesante el hecho de que en México la
actividad arqueolégica de alta montafia se desarrollé muy temprano con los
trabajos de Charnay (1973) en 1857 y 1888, para el Iztaccihuat! con Nahualac
y en el Popocatépet! sobre la cafiada de Nexpayantla; porque los primeros
hallazgos anotados en la literatura arqueolégica de altura en los Andes se
realizaron hasta 1905, cuando en e! Nevado de Chani, de 6,000 msnm, en la
provincia de Jujuy, Argentina, se encontré un entierro de un cuerpo momificado
de un nifio de 5 afios con su ajuar funerario (Schobinger, 1965:23-24). Sin
embargo, no desarrollamos sitematicamente el concepto, no obstante la rique-
za arqueolégica; mientras tanto en el mundo se realizaron programas,
proyectos y expediciones a las cimas arqueolégicas. En 1984, bajo la direccion
de Stanislaw lwaniszewski, iniciamos una propuesta sistematica para los sitios
arqueolégicos de gran altura en México, con el proyecto denominado: Arqueo-
logia de Alta Montafa, auspiciado por el Instituto de Investigaciones
Antropolégicas de la Universidad Nacional Autonoma de México (I/A-UNAM) y
con la participacién de alumnos de la Escuela Nacional de Antropologia e
Historia (ENAH). En primera instancia teniamos que dar respuesta a las denun-
cias de evidencias arqueolégicas por parte de alpinistas en los volcanes que
cuestionaban la capacidad de respuesta de la arqueologia mexicana para
afrontar tales investigaciones en las cimas nevadas; otros objetivos de ese
proyecto eran las mediciones arqueoastronémicas de algunos sitios con estruc-
tura y sus posibles alineaciones espaciales, efectuamos también la excavacion
y analisis locacional de artefactos arqueolégicos en superficie; en otros casos.
optamos por la prospeccién en busqueda de nuevos sitios no descritos en la
literatura arqueolégica en las montafias con alturas mayores a los 4,000 msnm.
De esas investigaciones se desprenden los articulos de Iwaniszeski (1986),
Ponce de Leén (1991) y una tesis de licenciatura sobre la arqueologia alpina
en el Iztaccihuatl (Montero, 1988).
“Cantos de MesoaméricaEn ese proyecto, depuramos nuestra metodologia para hallar sitios arqueo-
légicos en las altas cotas. La relacién preponderante es la atticulacién con
cuerpos de agua (Broda, 1971 y 1991), ya sea afluentes provenientes de
deshielos, manantiales, abrigos rocosos himedos como cuevas; lagos, lagu-
nas oaristas que conforman el parteaguas con dominio del paisaje. La montaita
es el lugar de donde provienen los rios que irrigan los campos, por ello los
adoratorios se localizan en donde nace el agua. También es necesario tomar
en cuenta el elemento astronémico a partir del cual se pueda inferir la calen-
darizacién de los ciclos productivos en referencia a la salida o puesta del Sol
por tal o cual pico de la montafia, por lo general se encuentran sobre la ladera
occidental apuntando a 107 sobre algin pico relevante. Geomorfolgicamente
también localizamos sitios sobre las cimas, las altas mesetas y algunas plani-
cies sobre los 4,200 msnm las cuales permiten el dominio del paisaje y la
posible alineacién con puntos geograficos culturales y naturales de interés
para esas sociedades.
No obstante las hipétesis de campo para la localizacién de sitios, la pros-
peccién es ardua y muy dificil, os recorridos son extremos: superando caftadas
con desniveles de 300 m por km, glaciares, arenales, tormentas eléctricas,
nevadas, y frio. En muchos casos, una exploracién de dos o tres dias por la
ladera de una montafia no ofrece ningin resultado, en otros casos la fotografia
aérea nos sirve parcialmente y el analisis topogréfico es relativo frente a la
escala utlizada en la cartografia comercial.
La suma de estas dificultades y otras mas de caracter administrativo (trans-
porte, apoyo econémico, equipos especializados para alpinismo), mas que ser
un obstaculo para e! desarrollo de la arqueologia de altura se ha convertido en
un reto para los alumnos de la ENAH que han sabido dar respuesta, a través
de sus practicas de campo en ofrecer resultados satisfactorios durante los tres
cursos impartidos de arqueologia en alta montafia, el primero en 1989, el
segundo en 1994, y uno recientemente en 1995. Estos cursos han sido el
soporte para la institucionalizacién y sistematizacién de esta subdisciplina.
Si el punto de partida es la academia en la ENAH, cual ha sido ol trabajo
de los alumnos durante sus practicas de campo en 1989, 1994 y 1995.
Por inicio, en 1989 una montafia accesible: El Nevado de Toluca. El objetivo
era hacer del conocimiento de los alumnos el medio alpino y las hipdtesis con
que habiamos trabajado en la Sierra Nevada en el proyecto del IIA-UNAM, por
lo tanto no se trataba de un proyecto, sino de simples practicas de campo con
recorridos de superficie para la apreciacion ecolégica y cultural de la montafiaEn julio de 1989 se realizé la primera prospeccién de los afluentes que confor-
man el arroyo Cano en el Nevado de Toluca, el recorrido de superficie se
efectué con la colaboracién de 10 alumnos, se decidid efectuar el recorrido por
cada uno de los afluentes principales denotados por arriba de la cota altitudi-
nal de 4,180 msnm, de esta forma nos dividimos hasta volvernos a encontrar
en cotas de menor altitud. En esa ocasién se localizarén 3 sitios no descritos
en literatura alguna
En septiembre de 1989 en compafia de buzos de la seccién de rescate
subacuatico de la Cruz Roja Mexicana realizamos el reconocimineto del Lago
del Sol del Nevado de Toluca a 4,210 msnm. En ese recorrido no encontramos
materiales arqueolégicos sobre la superficie del fondo. Para localizarlos es
necesario palpar el piso del lago, el cual se encuentra cubierto por sedimentos
de lodo con mezclas variables de arenas (cfr. Alcocer: 1980:9) que cubren
totalmente cualquier evidencia. El espesor de esta capa es de casi 60 om en
el drea central y sureste, justamente donde la batimetria efectuada por Alcocer
(idem) indica 15m de profundidad, sin embargo, en la fecha que efectuamos la
inmersion el profundimetro indicé 40 pies o sea 12 m, la diferencia con los
datos de Alcocer pueden ser entendidos por las variables existentes en el nivel
de agua gracias a las variables de precipitacién y evaporacién del lago. La
metodologia de prospeccién subacuatica encuentra singulares retos para el
trabajo arqueologico como: la frigidés del agua calculada en 5C en promedio,
lo que impide largas permanencias atin con el equipo indispensable de neopre-
no; por otra parte las precauciones necesarias para un buceo de altura que
exige de medidas particulares de descompresion; y por ultimo, al efectuar el
recortido de superficie sobre el fondo, el palpo del piso elevara los sedimentos
provocando que el agua se turbie hasta hacer la visibilidad nula, por lo que
seria necesario armar reticulas de cuerda a manera de guias. En tal trabajo se
hace necesaria la asesoria del cuerpo de arqueologia subacuatica del INAH.
Durante otros recorridos efectuados en esa temporada sobre las aristas del
crater y el interior del mismo se identificaron 8 sitios, y sobre la ladera este
uno mas, en total se localizaron 13 sitios arqueoldgicos, dos ya mencionados
por diversas fuentes y 11 por primera vez descritos.
Para 1994, con la experiencia del Nevado de Toluca, se decidié ofrecer a
los alumnos retos mas complicados y a la subdisciplina proponerle nuevas
propuestas metodolagicas. Fue asi como efectuamos la prospeccion del Pico
de Orizaba. Nuestfo objetivo era armar una expedicién arqueolégica a una
montafia de gran altura, por supuesto que actividades como ésta ya habian
sido realizadas por expediciones japonesas, argentinas o polacas en los An-
Cantos de Mesoamérica“Arturo Montero
des. No obstante, teniamos que conocer nuestras posibilidades, el objetivo no
era tanto el hallazgo de sitios arqueolégicos, sino nuestra capacidad logistica
que implicaba el armar proyectos de tal envergadura. Con el apoyo de las
Escuelas Nacionales de Montafia y Espeleologia de la Cruz Roja Mexicana y
11 alumnos de la ENAH iniciamos la circunvalacion de la montafia sobre los
3,800 a 4,300 msnm y la conquista de la cima entre el 19 y 22 de marzo; en lo
que seria hasta el momento la puesta en marcha mas compleja de una pros-
peccidn de altura en México, ahi participaron 22 elementos repartidos en cuatro
grupos de ataque, contando con un campamento base y dos campamentos
intermedios y un centro de informacién en Orizaba. Hariamos en 4 dias, lo que
en el Iztaccihuat! a 4 investigadores nos tomé casi dos afios. Los resultados
fueron satisfactorios: se localizaron 7 sitios arqueoldgicos nunca antes descri-
tos, se puso en marcha el sistema de telecomunicaciones por telefonia celular
y banda de radioaficionados en FM, el analisis cartografico de precision con el
apoyo de fotografia aérea, el uso de banco de datos en sistemas de computa-
cién portatiles, lap top, integracién de un grupo humano numeroso y
heterogéneo y por Ultimo, la eficacia de una administracién. No obstante estos
resultados una tormenta de nieve -en plena primavera- replego a uno de los
grupos de ataque sobre el flanco oriental obligandolo a regresar al campamen-
tobase, la prospeccidn de la cima fue interrumpida por el mal tiempo imperante,
y las observaciones astronomicas respecto al equinoccio de primavera desde
la cima no se efectuaron por contratiempos durante el ascendo por el glaciar
de Jamapa -el mas grande de México- y por iltimo el apoyo en transporte al
grupo de cima y prospeccion occidental no se concreté por fallas mecanicas,
Por parte del cuerpo académico del curso de 1994 también se realizé la
prospeccién de otras altas cimas localizando en ellas hallazgos arqueclégicos:
volcan La Malinche, un sitio; volcan Cofre de Perote, un sitio; Cerro El Telap6n,
un sitio.
Recientemente en 1995 iniclamos la academia con la prospeccién del
Ajusco, ahi localizamos 5 sitios, y en el Nevado de Toluca, sobre las laderas
més agrestes de la montafia, al sur, identificamos dos sitios mas, En suma
podemos decir que hemos localizado en estos tres cursos 40 sitios, de ellos
29 por primera vez descritos3. A manera de un resultado preliminar: la propuesta de una taxo-
nomia para los sitios arqueolégicos de alta montafia en Mesoamé-
tica.
Hace mas de diez afios, cuando iniciamos la sistematizacion de la arqueo-
logia de alta montafia, teniamos identificados gracias al trabajo de José Luis
Lorenzo (1957), unico en su tiempo, 9 sitios. En la actualidad contamos con 50
sitios identificados, de ellos 21 descritos por diversas fuentes y los 2¢ restantes
producto de nuestra prospeccion entre 1984 y 1995. Este conjunto, por primera
vez catalogado (véase cuadros 1, 2 y 3) nos obliga a dar una respuesta
tipologica respecto a la presencia del hombre en las altas cimas del pais. Para
tal objeto se expone la presente taxonomia a manera de resultado preliminar.
En primera instancia ol registro actualizado de sitios en los cuadros 1 y 2. Para
al cuadro 1 observamos los sitios ordenados desde la montajia mas alta hasta
las clspides de menor altura, por cada montafia se ha ordenado a los sitios
por orden altimétrico dandoles un registro de catalogo por dos o tres letras
tomadas de las iniciales de la montafia y una numeracion subsecuente, también
se acompafia de la localizacién cartografica, aquellos sitios a los que se anexa
un signo de interrogacién son sitios descritos por las fuentes pero no localiza-
dos cartograficamente, ni fisicamente en esta investigacion. En el cuadro 2 se
han ordenado altimétricamente los sitios por altura.
Sitios de cuspid
De los sitios identificados al momento, 13, se encuentran en cima, ya sea
en la Unica cumbre de un edificio cénico, o bien en el cresterio dentado que
conforma la parte mas alta de la montafia como los sitios de! Nevado de Toluca
Esto significa que el 26% corresponde a la cspide, en tanto el 74% se ubica
sobre los flancos (grafica 1).
Los volcanes mostrando su forma conica en donde la imagen triangular une
de manera geométrica a la piramide y a la montafia. En este sentido se propone
observar a la piramide como un edificio que intenta representar a la montafia
dentro del ambito urbano para fines de ceremonial colectivo. En ambos casos,
el lugar de adoracién se encuentra en la parte superior: ya sea el adoratorio
en la montafia, o e! templo en la cispide de la piramide, en ambos casos
articulan el punto de unién entre lo celeste y lo terrestre; accionan como una
rampa que intenta comunicarse con los cielos, su funcion es la de conciliar las
fuerzas de la naturaleza para asi poder garantizar la reproduccion del grupo
soeial. En este sentido también corresponds la relacién piramide-montafia que
complementa aspectos religiosos y miticos. En el Templo Mayor de la Cd. de
Cantos de MesoaméricaArturo Montero
México, la presencia de la deidad lunar Coyolxauhqui al pie de la escalinata
que conducia al templo de Huitzilopochtli, infiere el mito de! nacimiento de
Huitzilopochili donde se escenifica Ia batalla en la cual perece Coyolxauhqui,
destazada y arrojada a los pies del cerro Coatepec por su hermano Huitzilopo-
chtli (Matos, 1980).
Todos los sitios de clspide corresponden a montafias entre los 3,900 y
4,500 msnm, s6lo uno rebasa esta proporcién, el sitio IZ 1 en la cima del
Iztaccihuatl, pero hay que destacar el hecho de que las altas cumbres estan
cubiertas por densas capas de hielo que hacen dificil la prospeccién de las
cimas con glaciares.
Sitios de relacion astronomica.
De los seis sitios identificados al momento con relacién astronémica cuatro
presentan evidencia astronémica objetiva a partir de estructuras rectangulares,
3 de ellos en el flanco oeste del Iztaccihuatl, y uno para la cima del cerro El
Mirador; los dos restantes comprenden alineamientos posibles de caracter
astronémico como el Teyot! STY 1 y Malintzin MA 1, de este altimo hay restos
que posiblemente conformaron una estructura. Esto significa que el 12 % de
los sitios corresponden a relacién astronémica (gréfica 2).
‘Algunas altas montafias como el Popocatépet! funcionan como marcadores
de eventos solares. Asi, el Popocatépet! al ser observado desde Xochicalco o
Amecameca? delimita una relacién calendarica para solsticios, equinoccios y
pasos cenitales, pero este importante tema no es el caso de la presente
investigaci6n. E! objetivo de este trabajo, es ilustrar con los sitios detectados
en las alturas, como los adoratorios de el Caracol |Z 2, el Solitario IZ 4,
Nahualac IZ 5 y Cerro Tlaloc STL 4, la correlacion astrondmica, Es relevante
el que desde los sitios |Z 2 e IZ 5, ubicados a diferente altura, con diferentes
coordenadas geograficas, se observe la aparicion del Sol, el mismo dia equi-
2. Por ojemplo of ‘Monolito de Amecamece*, esta gran roca asculpide al piedemon-
te del tz!accihuall » 2,600 msnm sirve como observetorio astrondmico para contem-
pler Ia salida dol soi sobre vl volcén Popocatépel! para el soslticio de primavera,
cuenta con diferentes fechas calendéricas que reprosentan a Xipe Totec con refor-
encia a fenémenos celestes (Séjourné, 1981). El mes indigena de Tlacexipehualitzin
(marzo) estaba dedicado a Ia gran fiesta de la deidad Xipe Totec. En osias fechas
eran realizadas fiostas en los santvarios de las montefes y cuevas on donde so
ofrecia copal a los tepictoton Idolos poqueios que representaban a los cerros: los
idolos se revestian con atavios de leteuiti papeles reyados de ulli (Monto-
10:1988:202). También 0] Popocatépell desde e| Estado de Morelos tiene relacién
astronémica durante el paso cenital o ascicfo, cuando 0 dico que el sol osta més
alto, pues no proyacta sombra lateral al medio dia, os posible obsorvar la salida dol
sol por la cima de! Popocatépetl desde 1a zona arqueoldgica de Xochicalco. Esto
servi para ajusiar el calendario indigeno respecto # los alios bisiestos. Este fond-
meno es posible de observar los dia 17 de mayo y 26 de julio (Morante, 1990)noccial, sobre el mismo lugar de la montafia pues estando el observador en el
Caracol dirigiendo su visual contenida en un plano vertical, que a su vez
contione al ojo dol altar, al corte sur del Pacho y otro a Nahualac con la visual
dirigida al mismo corte sur del Pecho; ambos observadores, en un mismo dia
equinoccial verdn aparecer el Sol, por primera vez en el dia sobre el mismo
corte (Ponce de Leén, 1991). Por lo general estas estructuras se orientan a
1072, localizandose en el flanco oeste. Los restantes sitios se ubican en las
cimas.
Por iltimo, respecto a esta clasificacion astronémica. No seria arriesgado
afirmar que todos los sitios de montafia tienen una relacién con el paisaje,
determinando alineaciones entre el horizonte y los asentamientos humanos;
conformando asi una cosmovisién que articula todo: a la naturaleza, al hombre
y ala boveda celeste.
Sitios de sacrificio.
Si tomamos en cuenta lo arduo de un ascenso, superando terrenos agrestes
y los extremos climaticos a superar, podriamos afirmar que todos los sitios de
alta montafia tendrian que ser considerados como de sacrificio. Sin embargo,
por relaciones histéricas sabemos que en las montafias se llevaban a cabo
sacrificios de sangre y de nifios. En el Codice Matritense, "Relacién Breve", se
observa una procesion, en la cual dos sacerdotes llevan un chichauaztli o palo
de sonajas, y una bolsita de copal (insignea de los tlaloques) ademas de alas
de papel sobre los hombros a manera de angeles; alas parecidas son portadas
también por un nifio a sacrificar dentro de la misma comitiva. De la procesién
se desprenden huellas de pies con direccién a un templo en la cumbre de algun
monte donde seria sacrificado el nifio. El templo se define como un patio
cuadrado rodeado por un muro; alli se encuentran los idolos pequefios de los
cerros, los tepictoton. El templo cuadrado observado en el cddice puede ser la
tepresentacion de los adoratorios existentes en la Sierra Nevada como: Nahua-
lac, El Solitario 0 €! Caracol, pero no tenemos evidencia material, por lo cual
s6lo se considera al Cerro Tlaloc STL 1, citado por las fuentes del siglo XVI.
El sacrificio de niflos en el Cerro Tlaloc STL 1, era la Unica ceremonia a los
dioses de la Iluvia donde participaban los nobles. Los nifios preferidos en
ofrenda a los Tlaloques eran los que tenian dos remolinos en la cabeza y que
hubieran nacido en buen signo, éstos, seglin cada fuente histérica, tenian
diferente procedencia: unos eran comprados (Sahaguin, 1985:98), otros eran
esclavos (Pomar, 1941:17) y por ultimo siguiendo el mito de la nifia Quetzalxo-
chtzin se trataba de hijos de nobles (Motolinia, 1967:63). Los nifios pasaban
“Cantos de Mesoaméricala noche antes del sacrificio en vela en el ayauhealli, mientras los sacerdotes
cafitaban himnos a los dioses. Al dia siguiente eran conducidos los nifios en
una procesién a las montafias para ser sacrificados, durante el trayecto la
gente que los veia pasar empezaba a llorar y a lamentarse. Los niios también
lloraban mucho; estas lagrimas se tomaban como sefial de que iba a llover
pronto. De estos sacrificios en los carros, Sahagiin (1985:98-99) explica que
posteriormente eran cocinados y comidos; en tanto otras fuentes que hablan
del sacrificio en el Certo Tléloc (Pomar, 1941:17) refieren que los nitios eran
degollados y envueltos en mantas para ser depositados en una caverna que
habia junto al adoratorio (Pomar, 1941 y Motolinia, 1967:63). De ser cierto que
los restos eran depositados en los alrederores del sitio, posiblemente Tenene-
panco P03, interpretado por Chamay como cementerio, seria un depdsito de
los restos de los sactificados, sin embargo, en los trabajos arqueclégicos
realizados al momento no hemos detectado restos oseos para ninglin sitio.
Pero este sacrificio infantil no es el Unico, también en las montafias se
ofrecia a manera de sactifio la sangre de los hombres derramada de los dbulos
de las orejas, la lengua o del miembro viril. Las evidencias arqueoldgicas son
puntas maguey para sangrado como las localizadas en el Pecho IZ 1, 0 bien
las citas historicas como las de La Malinche MA 1.
Sitios de peregrinacion.
En algunos casos estos sitios rebasaron las funciones religiosas locales,
debido a sus caracteristicas especiales de ubicacién y a las atribuciones
especiales que las asociaban con determinadas deidades; asi los lugares
dedicados a su culto se convirtieron en adoratorios. Estos sitios no tuvieron
objeto para la rogacién personal en pos de auxilios particulares, ni para
cumplimientos de mandas que agradececian favores recibidos individualmen-
te, se trata de sitios de reverencia a los dioses pero en procura de los bienes
colectivos, sobre todo para al establecimiento de la colaboracién humana con
las deidades, para mantener el orden cosmico. La concurrencia a estos lugares
debid ser una obligacion religiosa, regida estrictamente por el orden ciclico
calendarico, de tal manera, que la visita a estos sitios es temporal y no presenta
asentamientos permanentes. A estos adoratorios concurrian grupos de locali-
dades y provincias préximas y lejanas, en celebraciones que rebasaron los
cultos locales, los panteones tribales y las fronteras étnicas, dejando a un lado
las diferencias, incluso las enemistades politicas (Martinez, 1972:162),
Segun las fuentes tendriamos como candidatos a este tipo de sitios los
lagos del Sol y la Luna NT 7 y NT 8 en el Nevado do Toluca (Sahagin,
Arturo Montero1985:704), el Cerro Tlaloc STL 1 (Duran, 1984:82-85), y Malitzin MA 1 (Clavi-
jero, 1987:176-177).
Respecto a ias rutas de ascenso a las montafjas, no las tenemos bien
definidas, pero es de suponer que se trataba de los caminos mas cortos y
menos agrestes entre la cima y los poblados al piedemonte; el verdadero
problema técnico de ascenso es para los sitios sobre glaciares como el caso
de El Pecho IZ 1 0 Tepixcalco PO 1, no obstante para el primero suponemos
una ruta sobre una morrena que conforma un canalon o corredor sobre el flanco
occidental en el extremo sur de El Pecho que nunca presenta hielo y solo en
ocasiones se encuentra parcialmente cubierto por nieve fresca que no repre-
senta dificultad, un caso similar podria exponerse para Teopixcalco. Para este
tipo de sitios muy altos suponemos un ascenso escalonado apoyado en dife-
rentes puntos altitudinales que podrian ser otros sitios de culto dentro del
recorrido, dejando el ataque final a la cima para un solo dia, despues de haber
ascendido a lo sumo en un par de dias por lo menos hasta 4,200 msnm, cota
que guarda condiciones favorables para pernoctar con el uso de lefios para
fogatas. El ataque a la cumbre bien podria realizarse en 8 hrs., partiendo muy
temprano es posible alcanzar la cima para después de medio dia, un par de
horas para el ritual y se iniciaria el descenso, estando al anochecer sobre los
4,200 msnm. Las fechas estaria relacionadas con rituales, los fenémenos
astronémicos y al inicio y final de la temporada de lluvia -3.de mayo y 3 de
noviembre-
Sitios de ofrendas campesinas.
Por lo menos 30 sitios de! total, esto es el 60% corresponden a lugares para
ofrendas campesinas (véase cuadro 3), estos sitios carecen de elementos
arquitect6nicos, pintura rupestre, orientacién astrondmica, nunca son citados
por las fuentes histéricas, no se detecta cerémica decorada, ni idolos de
importancia como en el Ajusco AJ 3.0 El Cerro Tlaloc STL 1 y no se encuentran
sobre las principales cimas, su ubicacién corresponde a parteaguas sobre los
afluentes que riegan los campos, en algunas ocasiones se aprovechan algunas
plataformas naturales con dominio del paisaje y nunca sobrepasan los 4,400
msnm. Su objetivo es |dgico: lugares para depositar ofrendas ceramicas y
litioas a los sefiores de la lluvia, para ese tipo de ritual no se requiere iniciacion
especial, 0 un ascenso espectacular. La evidencia arqueologica lo confirma
presentando material cerémico bastante burdo para estos sitios.
Sitios de ofrendas propias de la elite gobernante.
La estratificacion social de los sitios de alta montafha es entendida si
retomamos las fuentes ya comentadas respecto al Cerro Tlaloc STL 1, donde
Cantos de Mesoamérica