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Z CYLOQUIO Mesoamerica NyCrrereloloaen wot ieckwa am emote ee det conocimiento prehispanico Arqueologia en alta montafia. I. Arturo Montero Garcia. Escuela Nacional de Antroplogia ¢ Historia. alta montata 1. Concepto. En México el concepto de arqueologia en alta montajia, responde al estudio que se hace de restos materiales prehispanicos hallados en altas cotas de nivel altitudinal donde los asentamientos habitacionales y productivos fue- ron inexistentes debido a los extremos climaticos y altimétricos. El nivel altitudinal bajo e! cual se admite el concepto de alta montafia, varia segin los siguientes criterios: vegetacién, clima, altitud, altura y latitud geografica. En Mesoamérica, la zona de intervenciones humanas para la montafia abarca desde los 2,700 msnm y culmina hasta la zona meridional del bosque de tipo hartwegii’, sobre los 3,800 msnm, ésto lo podemos deducir por el radio o distancia recorrida por la comunidad para el abastecimiento de recursos natu- rales montanos (véase Root, 1983). Por lo tanto, la alta montafia en México se define por arriba de los 3,900 msnm, justamente donde ya no pueden prosperar los bosques por la gran altitud, ésta es una frontera ecolégica facilmente perceptible en el paisaje. No obstante, hemos considerado también algunos sitios arqueolégicos de menor altura, hasta 3,200 msnm en algunos casos, lo que los liga al concepto de alta montafia es que se encuentran adosados sobre las laderas de las altas cumbres superiores a 3,900 msnm y articulados con otros sitios de la montafia o bien con la cima misma. Los fenémenos culturales mas representativos observados en las zonas alpinas de México son de caracter ritual. Los restos arqueolégicos confirman la existencia de adoratorios en cotas superiores a 3,900 msnm, sobre laderas y cumbres de los volcanes mas conocidos en el pais. En algunos casos estos sitios rebasaron las funciones religiosas locales, debido a las caracteristicas especiales de ubicacién, determinadas por el desarrollo econdmico de los pueblos y a las atribuciones especiales que las asociaban con determinadas deidades. La concurrencia a estos lugares debid ser una obligacién social y teligiosa, regida estrictamente por el orden ciclico calendarico, de tal manera, que la visita a estos lugares era temporal y no representa asentamientos permanentes. 1, Pare ol volcén Izteccihuat! se han detectado en le ledera oriental asentemientos agricolas dispersos de! Postclasico on bosques mixtos hesia (os 2,900 msnm on altiplenicies de diffe acceso pero sit I 295, ‘Arturo Montero Casi todas las montafas relevantes por altura y panorama en Mesoamérica presentan adoratorios de culto a Tlaloc para el Postclasico y primeros momen- tos de la Colonia, pero también las montafias presentan culto a los dioses tutelares de grupos étnicos determinados. Los adoratorios fueron centros des- tinados al trabajo religioso para lograr el control de la vida, de la sociedad, de la produccién, de la naturaleza y del orden césmico. El culto a Tlaloc en la montafia garantiza el dptimo climatico necesario en la agricultura a partir. de la conciliacion entre la sociedad y la deidad; su fundamento es el ritual y las ofrendas depositadas en las cimas y laderas. El adoratorio funciona también como parametro astronémico que sirve para inferir en los ciclos de bioregeneracién de las plantas domesticadas en base a la necesidad de aumentar la produccién agricola bajo la calendarizacion de las actividades productivas, lo cual permite una mejor apropiacién de la naturale- Za. Estos hombres que celebraban a sus dioses en las altas montafias se inmotan al llegar a tales alturas soportando el frio y agotamineto extremo. La energia para ascender se sustenta en la fuerza que otorga el Estado a partir de una religién y sociedad ampliamente estructurada y delimitada en un proce- so ideolégico que comprende una tradicién histérica emanada desde el Preclasico. En esas sociedades, todo estaba integrado por la religion. Permeando todo, uniendo la arquitectura con la forma de vida, su ciencia, su cultura y las relaciones sociales. Estos adoratorios fueron centros intelectuales y religiosos, eran observatorios astrondmicos, calendario agricola y cosas mas que no alcanzamos a imaginar pués han sido alterados. Sin embargo, los sitios y monolitos permanencen no obstante la conquista, que con toda la energia con la que concientemente intento destruir el orden indigena, sus templos y testi- monios no pudo derrumbar. Permanecen los adoratorios semisepultados, dafiados, pero mirando hacia el mismo horizonte; permanecen los montes con sus cimas y escarpes, las piedras sagradas; queda el sol, el tiempo y el interés por aquellos hombres. 2.La experiencia académica en la Escuela Nacional de Antropolo- gia _e Historia, como el punto de partida para la sistematizacion e fistitucionalizacion de la Arqueologica en Alta Montafiia en Méxi- co. La arqueologia de alta montafia es una de las recientes subdisciplinas arqueoldgicas iniciadas en las Ultimas décadas, esta actividad se ha desarro- llado en la América Andina de forma sistamatica a partir de 1954 cuando fue descubierta una momia incaica en el Cerro El Plomo en Chile, posteriomente, Schobinger, en 1965 introduce el concepto de arqueologia de alta montafia para las investigaciones andinas. Es interesante el hecho de que en México la actividad arqueolégica de alta montafia se desarrollé muy temprano con los trabajos de Charnay (1973) en 1857 y 1888, para el Iztaccihuat! con Nahualac y en el Popocatépet! sobre la cafiada de Nexpayantla; porque los primeros hallazgos anotados en la literatura arqueolégica de altura en los Andes se realizaron hasta 1905, cuando en e! Nevado de Chani, de 6,000 msnm, en la provincia de Jujuy, Argentina, se encontré un entierro de un cuerpo momificado de un nifio de 5 afios con su ajuar funerario (Schobinger, 1965:23-24). Sin embargo, no desarrollamos sitematicamente el concepto, no obstante la rique- za arqueolégica; mientras tanto en el mundo se realizaron programas, proyectos y expediciones a las cimas arqueolégicas. En 1984, bajo la direccion de Stanislaw lwaniszewski, iniciamos una propuesta sistematica para los sitios arqueolégicos de gran altura en México, con el proyecto denominado: Arqueo- logia de Alta Montafa, auspiciado por el Instituto de Investigaciones Antropolégicas de la Universidad Nacional Autonoma de México (I/A-UNAM) y con la participacién de alumnos de la Escuela Nacional de Antropologia e Historia (ENAH). En primera instancia teniamos que dar respuesta a las denun- cias de evidencias arqueolégicas por parte de alpinistas en los volcanes que cuestionaban la capacidad de respuesta de la arqueologia mexicana para afrontar tales investigaciones en las cimas nevadas; otros objetivos de ese proyecto eran las mediciones arqueoastronémicas de algunos sitios con estruc- tura y sus posibles alineaciones espaciales, efectuamos también la excavacion y analisis locacional de artefactos arqueolégicos en superficie; en otros casos. optamos por la prospeccién en busqueda de nuevos sitios no descritos en la literatura arqueolégica en las montafias con alturas mayores a los 4,000 msnm. De esas investigaciones se desprenden los articulos de Iwaniszeski (1986), Ponce de Leén (1991) y una tesis de licenciatura sobre la arqueologia alpina en el Iztaccihuatl (Montero, 1988). “Cantos de Mesoamérica En ese proyecto, depuramos nuestra metodologia para hallar sitios arqueo- légicos en las altas cotas. La relacién preponderante es la atticulacién con cuerpos de agua (Broda, 1971 y 1991), ya sea afluentes provenientes de deshielos, manantiales, abrigos rocosos himedos como cuevas; lagos, lagu- nas oaristas que conforman el parteaguas con dominio del paisaje. La montaita es el lugar de donde provienen los rios que irrigan los campos, por ello los adoratorios se localizan en donde nace el agua. También es necesario tomar en cuenta el elemento astronémico a partir del cual se pueda inferir la calen- darizacién de los ciclos productivos en referencia a la salida o puesta del Sol por tal o cual pico de la montafia, por lo general se encuentran sobre la ladera occidental apuntando a 107 sobre algin pico relevante. Geomorfolgicamente también localizamos sitios sobre las cimas, las altas mesetas y algunas plani- cies sobre los 4,200 msnm las cuales permiten el dominio del paisaje y la posible alineacién con puntos geograficos culturales y naturales de interés para esas sociedades. No obstante las hipétesis de campo para la localizacién de sitios, la pros- peccién es ardua y muy dificil, os recorridos son extremos: superando caftadas con desniveles de 300 m por km, glaciares, arenales, tormentas eléctricas, nevadas, y frio. En muchos casos, una exploracién de dos o tres dias por la ladera de una montafia no ofrece ningin resultado, en otros casos la fotografia aérea nos sirve parcialmente y el analisis topogréfico es relativo frente a la escala utlizada en la cartografia comercial. La suma de estas dificultades y otras mas de caracter administrativo (trans- porte, apoyo econémico, equipos especializados para alpinismo), mas que ser un obstaculo para e! desarrollo de la arqueologia de altura se ha convertido en un reto para los alumnos de la ENAH que han sabido dar respuesta, a través de sus practicas de campo en ofrecer resultados satisfactorios durante los tres cursos impartidos de arqueologia en alta montafia, el primero en 1989, el segundo en 1994, y uno recientemente en 1995. Estos cursos han sido el soporte para la institucionalizacién y sistematizacién de esta subdisciplina. Si el punto de partida es la academia en la ENAH, cual ha sido ol trabajo de los alumnos durante sus practicas de campo en 1989, 1994 y 1995. Por inicio, en 1989 una montafia accesible: El Nevado de Toluca. El objetivo era hacer del conocimiento de los alumnos el medio alpino y las hipdtesis con que habiamos trabajado en la Sierra Nevada en el proyecto del IIA-UNAM, por lo tanto no se trataba de un proyecto, sino de simples practicas de campo con recorridos de superficie para la apreciacion ecolégica y cultural de la montafia En julio de 1989 se realizé la primera prospeccién de los afluentes que confor- man el arroyo Cano en el Nevado de Toluca, el recorrido de superficie se efectué con la colaboracién de 10 alumnos, se decidid efectuar el recorrido por cada uno de los afluentes principales denotados por arriba de la cota altitudi- nal de 4,180 msnm, de esta forma nos dividimos hasta volvernos a encontrar en cotas de menor altitud. En esa ocasién se localizarén 3 sitios no descritos en literatura alguna En septiembre de 1989 en compafia de buzos de la seccién de rescate subacuatico de la Cruz Roja Mexicana realizamos el reconocimineto del Lago del Sol del Nevado de Toluca a 4,210 msnm. En ese recorrido no encontramos materiales arqueolégicos sobre la superficie del fondo. Para localizarlos es necesario palpar el piso del lago, el cual se encuentra cubierto por sedimentos de lodo con mezclas variables de arenas (cfr. Alcocer: 1980:9) que cubren totalmente cualquier evidencia. El espesor de esta capa es de casi 60 om en el drea central y sureste, justamente donde la batimetria efectuada por Alcocer (idem) indica 15m de profundidad, sin embargo, en la fecha que efectuamos la inmersion el profundimetro indicé 40 pies o sea 12 m, la diferencia con los datos de Alcocer pueden ser entendidos por las variables existentes en el nivel de agua gracias a las variables de precipitacién y evaporacién del lago. La metodologia de prospeccién subacuatica encuentra singulares retos para el trabajo arqueologico como: la frigidés del agua calculada en 5C en promedio, lo que impide largas permanencias atin con el equipo indispensable de neopre- no; por otra parte las precauciones necesarias para un buceo de altura que exige de medidas particulares de descompresion; y por ultimo, al efectuar el recortido de superficie sobre el fondo, el palpo del piso elevara los sedimentos provocando que el agua se turbie hasta hacer la visibilidad nula, por lo que seria necesario armar reticulas de cuerda a manera de guias. En tal trabajo se hace necesaria la asesoria del cuerpo de arqueologia subacuatica del INAH. Durante otros recorridos efectuados en esa temporada sobre las aristas del crater y el interior del mismo se identificaron 8 sitios, y sobre la ladera este uno mas, en total se localizaron 13 sitios arqueoldgicos, dos ya mencionados por diversas fuentes y 11 por primera vez descritos. Para 1994, con la experiencia del Nevado de Toluca, se decidié ofrecer a los alumnos retos mas complicados y a la subdisciplina proponerle nuevas propuestas metodolagicas. Fue asi como efectuamos la prospeccion del Pico de Orizaba. Nuestfo objetivo era armar una expedicién arqueolégica a una montafia de gran altura, por supuesto que actividades como ésta ya habian sido realizadas por expediciones japonesas, argentinas o polacas en los An- Cantos de Mesoamérica “Arturo Montero des. No obstante, teniamos que conocer nuestras posibilidades, el objetivo no era tanto el hallazgo de sitios arqueolégicos, sino nuestra capacidad logistica que implicaba el armar proyectos de tal envergadura. Con el apoyo de las Escuelas Nacionales de Montafia y Espeleologia de la Cruz Roja Mexicana y 11 alumnos de la ENAH iniciamos la circunvalacion de la montafia sobre los 3,800 a 4,300 msnm y la conquista de la cima entre el 19 y 22 de marzo; en lo que seria hasta el momento la puesta en marcha mas compleja de una pros- peccidn de altura en México, ahi participaron 22 elementos repartidos en cuatro grupos de ataque, contando con un campamento base y dos campamentos intermedios y un centro de informacién en Orizaba. Hariamos en 4 dias, lo que en el Iztaccihuat! a 4 investigadores nos tomé casi dos afios. Los resultados fueron satisfactorios: se localizaron 7 sitios arqueoldgicos nunca antes descri- tos, se puso en marcha el sistema de telecomunicaciones por telefonia celular y banda de radioaficionados en FM, el analisis cartografico de precision con el apoyo de fotografia aérea, el uso de banco de datos en sistemas de computa- cién portatiles, lap top, integracién de un grupo humano numeroso y heterogéneo y por Ultimo, la eficacia de una administracién. No obstante estos resultados una tormenta de nieve -en plena primavera- replego a uno de los grupos de ataque sobre el flanco oriental obligandolo a regresar al campamen- tobase, la prospeccidn de la cima fue interrumpida por el mal tiempo imperante, y las observaciones astronomicas respecto al equinoccio de primavera desde la cima no se efectuaron por contratiempos durante el ascendo por el glaciar de Jamapa -el mas grande de México- y por iltimo el apoyo en transporte al grupo de cima y prospeccion occidental no se concreté por fallas mecanicas, Por parte del cuerpo académico del curso de 1994 también se realizé la prospeccién de otras altas cimas localizando en ellas hallazgos arqueclégicos: volcan La Malinche, un sitio; volcan Cofre de Perote, un sitio; Cerro El Telap6n, un sitio. Recientemente en 1995 iniclamos la academia con la prospeccién del Ajusco, ahi localizamos 5 sitios, y en el Nevado de Toluca, sobre las laderas més agrestes de la montafia, al sur, identificamos dos sitios mas, En suma podemos decir que hemos localizado en estos tres cursos 40 sitios, de ellos 29 por primera vez descritos 3. A manera de un resultado preliminar: la propuesta de una taxo- nomia para los sitios arqueolégicos de alta montafia en Mesoamé- tica. Hace mas de diez afios, cuando iniciamos la sistematizacion de la arqueo- logia de alta montafia, teniamos identificados gracias al trabajo de José Luis Lorenzo (1957), unico en su tiempo, 9 sitios. En la actualidad contamos con 50 sitios identificados, de ellos 21 descritos por diversas fuentes y los 2¢ restantes producto de nuestra prospeccion entre 1984 y 1995. Este conjunto, por primera vez catalogado (véase cuadros 1, 2 y 3) nos obliga a dar una respuesta tipologica respecto a la presencia del hombre en las altas cimas del pais. Para tal objeto se expone la presente taxonomia a manera de resultado preliminar. En primera instancia ol registro actualizado de sitios en los cuadros 1 y 2. Para al cuadro 1 observamos los sitios ordenados desde la montajia mas alta hasta las clspides de menor altura, por cada montafia se ha ordenado a los sitios por orden altimétrico dandoles un registro de catalogo por dos o tres letras tomadas de las iniciales de la montafia y una numeracion subsecuente, también se acompafia de la localizacién cartografica, aquellos sitios a los que se anexa un signo de interrogacién son sitios descritos por las fuentes pero no localiza- dos cartograficamente, ni fisicamente en esta investigacion. En el cuadro 2 se han ordenado altimétricamente los sitios por altura. Sitios de cuspid De los sitios identificados al momento, 13, se encuentran en cima, ya sea en la Unica cumbre de un edificio cénico, o bien en el cresterio dentado que conforma la parte mas alta de la montafia como los sitios de! Nevado de Toluca Esto significa que el 26% corresponde a la cspide, en tanto el 74% se ubica sobre los flancos (grafica 1). Los volcanes mostrando su forma conica en donde la imagen triangular une de manera geométrica a la piramide y a la montafia. En este sentido se propone observar a la piramide como un edificio que intenta representar a la montafia dentro del ambito urbano para fines de ceremonial colectivo. En ambos casos, el lugar de adoracién se encuentra en la parte superior: ya sea el adoratorio en la montafia, o e! templo en la cispide de la piramide, en ambos casos articulan el punto de unién entre lo celeste y lo terrestre; accionan como una rampa que intenta comunicarse con los cielos, su funcion es la de conciliar las fuerzas de la naturaleza para asi poder garantizar la reproduccion del grupo soeial. En este sentido también corresponds la relacién piramide-montafia que complementa aspectos religiosos y miticos. En el Templo Mayor de la Cd. de Cantos de Mesoamérica Arturo Montero México, la presencia de la deidad lunar Coyolxauhqui al pie de la escalinata que conducia al templo de Huitzilopochtli, infiere el mito de! nacimiento de Huitzilopochili donde se escenifica Ia batalla en la cual perece Coyolxauhqui, destazada y arrojada a los pies del cerro Coatepec por su hermano Huitzilopo- chtli (Matos, 1980). Todos los sitios de clspide corresponden a montafias entre los 3,900 y 4,500 msnm, s6lo uno rebasa esta proporcién, el sitio IZ 1 en la cima del Iztaccihuatl, pero hay que destacar el hecho de que las altas cumbres estan cubiertas por densas capas de hielo que hacen dificil la prospeccién de las cimas con glaciares. Sitios de relacion astronomica. De los seis sitios identificados al momento con relacién astronémica cuatro presentan evidencia astronémica objetiva a partir de estructuras rectangulares, 3 de ellos en el flanco oeste del Iztaccihuatl, y uno para la cima del cerro El Mirador; los dos restantes comprenden alineamientos posibles de caracter astronémico como el Teyot! STY 1 y Malintzin MA 1, de este altimo hay restos que posiblemente conformaron una estructura. Esto significa que el 12 % de los sitios corresponden a relacién astronémica (gréfica 2). ‘Algunas altas montafias como el Popocatépet! funcionan como marcadores de eventos solares. Asi, el Popocatépet! al ser observado desde Xochicalco o Amecameca? delimita una relacién calendarica para solsticios, equinoccios y pasos cenitales, pero este importante tema no es el caso de la presente investigaci6n. E! objetivo de este trabajo, es ilustrar con los sitios detectados en las alturas, como los adoratorios de el Caracol |Z 2, el Solitario IZ 4, Nahualac IZ 5 y Cerro Tlaloc STL 4, la correlacion astrondmica, Es relevante el que desde los sitios |Z 2 e IZ 5, ubicados a diferente altura, con diferentes coordenadas geograficas, se observe la aparicion del Sol, el mismo dia equi- 2. Por ojemplo of ‘Monolito de Amecamece*, esta gran roca asculpide al piedemon- te del tz!accihuall » 2,600 msnm sirve como observetorio astrondmico para contem- pler Ia salida dol soi sobre vl volcén Popocatépel! para el soslticio de primavera, cuenta con diferentes fechas calendéricas que reprosentan a Xipe Totec con refor- encia a fenémenos celestes (Séjourné, 1981). El mes indigena de Tlacexipehualitzin (marzo) estaba dedicado a Ia gran fiesta de la deidad Xipe Totec. En osias fechas eran realizadas fiostas en los santvarios de las montefes y cuevas on donde so ofrecia copal a los tepictoton Idolos poqueios que representaban a los cerros: los idolos se revestian con atavios de leteuiti papeles reyados de ulli (Monto- 10:1988:202). También 0] Popocatépell desde e| Estado de Morelos tiene relacién astronémica durante el paso cenital o ascicfo, cuando 0 dico que el sol osta més alto, pues no proyacta sombra lateral al medio dia, os posible obsorvar la salida dol sol por la cima de! Popocatépetl desde 1a zona arqueoldgica de Xochicalco. Esto servi para ajusiar el calendario indigeno respecto # los alios bisiestos. Este fond- meno es posible de observar los dia 17 de mayo y 26 de julio (Morante, 1990) noccial, sobre el mismo lugar de la montafia pues estando el observador en el Caracol dirigiendo su visual contenida en un plano vertical, que a su vez contione al ojo dol altar, al corte sur del Pacho y otro a Nahualac con la visual dirigida al mismo corte sur del Pecho; ambos observadores, en un mismo dia equinoccial verdn aparecer el Sol, por primera vez en el dia sobre el mismo corte (Ponce de Leén, 1991). Por lo general estas estructuras se orientan a 1072, localizandose en el flanco oeste. Los restantes sitios se ubican en las cimas. Por iltimo, respecto a esta clasificacion astronémica. No seria arriesgado afirmar que todos los sitios de montafia tienen una relacién con el paisaje, determinando alineaciones entre el horizonte y los asentamientos humanos; conformando asi una cosmovisién que articula todo: a la naturaleza, al hombre y ala boveda celeste. Sitios de sacrificio. Si tomamos en cuenta lo arduo de un ascenso, superando terrenos agrestes y los extremos climaticos a superar, podriamos afirmar que todos los sitios de alta montafia tendrian que ser considerados como de sacrificio. Sin embargo, por relaciones histéricas sabemos que en las montafias se llevaban a cabo sacrificios de sangre y de nifios. En el Codice Matritense, "Relacién Breve", se observa una procesion, en la cual dos sacerdotes llevan un chichauaztli o palo de sonajas, y una bolsita de copal (insignea de los tlaloques) ademas de alas de papel sobre los hombros a manera de angeles; alas parecidas son portadas también por un nifio a sacrificar dentro de la misma comitiva. De la procesién se desprenden huellas de pies con direccién a un templo en la cumbre de algun monte donde seria sacrificado el nifio. El templo se define como un patio cuadrado rodeado por un muro; alli se encuentran los idolos pequefios de los cerros, los tepictoton. El templo cuadrado observado en el cddice puede ser la tepresentacion de los adoratorios existentes en la Sierra Nevada como: Nahua- lac, El Solitario 0 €! Caracol, pero no tenemos evidencia material, por lo cual s6lo se considera al Cerro Tlaloc STL 1, citado por las fuentes del siglo XVI. El sacrificio de niflos en el Cerro Tlaloc STL 1, era la Unica ceremonia a los dioses de la Iluvia donde participaban los nobles. Los nifios preferidos en ofrenda a los Tlaloques eran los que tenian dos remolinos en la cabeza y que hubieran nacido en buen signo, éstos, seglin cada fuente histérica, tenian diferente procedencia: unos eran comprados (Sahaguin, 1985:98), otros eran esclavos (Pomar, 1941:17) y por ultimo siguiendo el mito de la nifia Quetzalxo- chtzin se trataba de hijos de nobles (Motolinia, 1967:63). Los nifios pasaban “Cantos de Mesoamérica la noche antes del sacrificio en vela en el ayauhealli, mientras los sacerdotes cafitaban himnos a los dioses. Al dia siguiente eran conducidos los nifios en una procesién a las montafias para ser sacrificados, durante el trayecto la gente que los veia pasar empezaba a llorar y a lamentarse. Los niios también lloraban mucho; estas lagrimas se tomaban como sefial de que iba a llover pronto. De estos sacrificios en los carros, Sahagiin (1985:98-99) explica que posteriormente eran cocinados y comidos; en tanto otras fuentes que hablan del sacrificio en el Certo Tléloc (Pomar, 1941:17) refieren que los nitios eran degollados y envueltos en mantas para ser depositados en una caverna que habia junto al adoratorio (Pomar, 1941 y Motolinia, 1967:63). De ser cierto que los restos eran depositados en los alrederores del sitio, posiblemente Tenene- panco P03, interpretado por Chamay como cementerio, seria un depdsito de los restos de los sactificados, sin embargo, en los trabajos arqueclégicos realizados al momento no hemos detectado restos oseos para ninglin sitio. Pero este sacrificio infantil no es el Unico, también en las montafias se ofrecia a manera de sactifio la sangre de los hombres derramada de los dbulos de las orejas, la lengua o del miembro viril. Las evidencias arqueoldgicas son puntas maguey para sangrado como las localizadas en el Pecho IZ 1, 0 bien las citas historicas como las de La Malinche MA 1. Sitios de peregrinacion. En algunos casos estos sitios rebasaron las funciones religiosas locales, debido a sus caracteristicas especiales de ubicacién y a las atribuciones especiales que las asociaban con determinadas deidades; asi los lugares dedicados a su culto se convirtieron en adoratorios. Estos sitios no tuvieron objeto para la rogacién personal en pos de auxilios particulares, ni para cumplimientos de mandas que agradececian favores recibidos individualmen- te, se trata de sitios de reverencia a los dioses pero en procura de los bienes colectivos, sobre todo para al establecimiento de la colaboracién humana con las deidades, para mantener el orden cosmico. La concurrencia a estos lugares debid ser una obligacion religiosa, regida estrictamente por el orden ciclico calendarico, de tal manera, que la visita a estos sitios es temporal y no presenta asentamientos permanentes. A estos adoratorios concurrian grupos de locali- dades y provincias préximas y lejanas, en celebraciones que rebasaron los cultos locales, los panteones tribales y las fronteras étnicas, dejando a un lado las diferencias, incluso las enemistades politicas (Martinez, 1972:162), Segun las fuentes tendriamos como candidatos a este tipo de sitios los lagos del Sol y la Luna NT 7 y NT 8 en el Nevado do Toluca (Sahagin, Arturo Montero 1985:704), el Cerro Tlaloc STL 1 (Duran, 1984:82-85), y Malitzin MA 1 (Clavi- jero, 1987:176-177). Respecto a ias rutas de ascenso a las montafjas, no las tenemos bien definidas, pero es de suponer que se trataba de los caminos mas cortos y menos agrestes entre la cima y los poblados al piedemonte; el verdadero problema técnico de ascenso es para los sitios sobre glaciares como el caso de El Pecho IZ 1 0 Tepixcalco PO 1, no obstante para el primero suponemos una ruta sobre una morrena que conforma un canalon o corredor sobre el flanco occidental en el extremo sur de El Pecho que nunca presenta hielo y solo en ocasiones se encuentra parcialmente cubierto por nieve fresca que no repre- senta dificultad, un caso similar podria exponerse para Teopixcalco. Para este tipo de sitios muy altos suponemos un ascenso escalonado apoyado en dife- rentes puntos altitudinales que podrian ser otros sitios de culto dentro del recorrido, dejando el ataque final a la cima para un solo dia, despues de haber ascendido a lo sumo en un par de dias por lo menos hasta 4,200 msnm, cota que guarda condiciones favorables para pernoctar con el uso de lefios para fogatas. El ataque a la cumbre bien podria realizarse en 8 hrs., partiendo muy temprano es posible alcanzar la cima para después de medio dia, un par de horas para el ritual y se iniciaria el descenso, estando al anochecer sobre los 4,200 msnm. Las fechas estaria relacionadas con rituales, los fenémenos astronémicos y al inicio y final de la temporada de lluvia -3.de mayo y 3 de noviembre- Sitios de ofrendas campesinas. Por lo menos 30 sitios de! total, esto es el 60% corresponden a lugares para ofrendas campesinas (véase cuadro 3), estos sitios carecen de elementos arquitect6nicos, pintura rupestre, orientacién astrondmica, nunca son citados por las fuentes histéricas, no se detecta cerémica decorada, ni idolos de importancia como en el Ajusco AJ 3.0 El Cerro Tlaloc STL 1 y no se encuentran sobre las principales cimas, su ubicacién corresponde a parteaguas sobre los afluentes que riegan los campos, en algunas ocasiones se aprovechan algunas plataformas naturales con dominio del paisaje y nunca sobrepasan los 4,400 msnm. Su objetivo es |dgico: lugares para depositar ofrendas ceramicas y litioas a los sefiores de la lluvia, para ese tipo de ritual no se requiere iniciacion especial, 0 un ascenso espectacular. La evidencia arqueologica lo confirma presentando material cerémico bastante burdo para estos sitios. Sitios de ofrendas propias de la elite gobernante. La estratificacion social de los sitios de alta montafha es entendida si retomamos las fuentes ya comentadas respecto al Cerro Tlaloc STL 1, donde Cantos de Mesoamérica

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