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SINDICALES

TRABAJADORES:
ENTRE PREBENDAS Y GUIÑADAS.

Meses de pelea por delante.


Se avecina una nueva ronda de Consejo de Salarios, en el cual, miles de trabajadores
estarán luchando su sustento para, al menos los próximos dos años. Son por lo tanto,
meses decisivos. Allí estarán en juego, salario y condiciones de trabajo para todas las
ramas del sector llamado “formal”. Y en esas luchas, se forjarán experiencias,
militantes, y por supuesto estarán en debate a la interna de cada sindicato, las distintas
orientaciones del cómo llevar adelante esa pelea. En estas páginas queremos brindar
algunas apreciaciones al respecto. Al ser un ámbito de negociación tripartita
(Sindicatos- Patronales- Estado), iremos viendo los sectores uno a uno.

Pautas del gobierno para consejo de salarios.


Como mencionábamos más arriba, al ser un terreno de negociación tripartita, la
posición del gobierno frente al tema no es un asunto menor. De no haber acuerdo entre
patronales y sindicato, es el gobierno quien termina laudando por decreto. En las rondas
anteriores, varios fueron estos ejemplos.
Y para esta nueva instancia, la propuesta del gobierno es bien magra para los
trabajadores, por no decir, miserable. Se trataría apenas, del incremento por crecimiento
de I.P.C. (Índice de Precios al Consumo), o sea, lo que subieron los precios en general.
Estos precios incluyen: autos cero kilómetros, pasajes de avión, y diversos artículos que
no consumimos los pobres. O sea, que si se importan autos chinos a bajo precio y al
mismo tiempo sube el precio del boleto del transporte público, es probable que la cuenta
global no marque un incremento, aunque en la vida diaria nos salga más caro el simple
hecho de ir al trabajo.
Volviendo al tema central; la pauta sería el 100% del I.P.C., más un componente de
recuperación salarial del 1,5% aproximadamente, que estaría atado al crecimiento del
P.B.I. (Producto Bruto Interno), y al crecimiento de cada sector de actividad.
Dos grandes trampas, ya que por un lado, hay sectores en que resulta casi imposible
verificar si hubo crecimiento o no, y lo otro, es que se responsabiliza a los trabajadores
de asuntos como el PBI nacional. Es decir, que si una multinacional como Botnia,
resuelve no realizar una inversión, y se resiente por tanto el PBI, los trabajadores
quedarían de rehenes, viendo relegada su recuperación salarial.
Toda una política que reitera una vez más que “hay que seguir esperando”, y que cada
vez es más condescendiente con los reclamos empresariales.

Postura de las patronales.


Ante este escenario, las patronales han redoblado su clásica postura reaccionaria. Han
rehusado una y otra vez los planteos sindicales, y están aferrados a las pautas del
gobierno. Los sectores empresariales han crecido enormemente en este período. La
economía del país creció. Es cierto que el ingreso promedio de los trabajadores ha
mejorado un poco. Pero también es cierto que la brecha entre ricos y pobres no ha
parado de crecer. Es decir; que los pobres son un poquito menos pobres, pero los ricos
son mucho más ricos. Pero no les alcanza.
La voracidad de la burguesía parece no tener límites. Los avances tecnológicos han
multiplicado la productividad de la “hora hombre” a ritmo vertiginoso. Toda esa
productividad ha ido a parar a los bolsillos burgueses, los mismos que se niegan a
discutir el tema de la reducción de la jornada laboral.
Pensemos, la jornada laboral de 8 horas se luchó en un mundo en el que el motor de
combustión interna era una novedad, y ni siquiera se imaginaba la existencia de la
computadora. ¿Cuánto ha cambiado el “tiempo socialmente necesario” para la
producción de un artículo determinado?.
Tenemos al día de hoy, trabajadores que producen más, en menos tiempo, y cobran
menos que hace 30 años. La modernidad de la aldea global, como le llaman, al tiempo
que las patronales siguen con la cantinela de la crisis, de que hay que esperar un futuro
crecimiento, y de que bla, bla, bla… y los escuchamos.

Las necesidades postergadas. ¿hasta cuándo?


A contrapelo de ese otro universo, el abajo subsiste e intenta organizarse. Recuperar
fuerza y reflejos para no dar palos de ciego. Se sabe que, como dice el tango “la lucha es
cruel y es mucha”, ¡es tanto lo que falta!. Son muchos años de soportar destratos,
prepotencia, rebajas salariales, quitas de conquistas, desregulación, tercerizaciones, sub-
contratos, y toda la mugre capitalista (neoliberal o de la otra).
Cuando hasta los mismos gerenciadores del sistema, reconocen que la canasta familiar
está en los 38.000 pesos, y son muy pocas las familias que perciben ese ingreso, aún en
los casos en que se perciben dos entradas salariales.
Es así que la pelea por salario, se torna crucial. El asunto de cómo se reparte la riqueza
socialmente producida es medular en cuanto al modelo de sociedad que se desarrolla.
Pero no todo es salario, también hay otros aspectos que pueden y deben ser abordados
en la Negociación Colectiva. Las condiciones de trabajo son también un tema
fundamental. Las políticas de salud laboral, las formas de contratación, la posibilidad de
formación y capacitación profesional, los derechos sindicales y garantías organizativas,
etc. Todas ellas reivindicaciones que si bien directamente no son plata en el bolsillo,
hacen a la dignificación del trabajador, de su tarea y de su entorno.
Y sobre todos estos aspectos hay mucho por avanzar. Avance que no será sencillo por
diversos motivos. Por empezar de que las cámaras empresariales y el Estado, van a
trabajar fuerte por defender sus intereses, que son contrapuestos a los de los
trabajadores. Y por otro, que a la interna del movimiento sindical tampoco está clara la
definición firme de luchar a fondo por estos puntos. Grandes sectores, mencionan estos
aspectos como adorno declarativo del discurso, pero poco desarrollan en concreto para
impulsar la pelea.

Construcción de alternativas.
No es éste un tema que esté circunscrito a la dirigencia, se trata más bien de una cultura
que la habilita, y otra que la frena. Son dinámicas que pueden desarrollarse o estancarse
y eso pauta la posibilidad real de desarrollo de las luchas.
El aspecto central de esto, es la participación y la democracia interna. Condiciones
indispensables para una futura radicalidad del movimiento. Sólo si nos acostumbramos
y adquirimos como cultura la participación responsable en el marco del colectivo,
podremos crear ambientes de transformación. De lo contrario, se seguirá reproduciendo
el dirigentismo y la obediencia, por más que se escude en un discurso radical. Si el
grueso de la población no se compromete, no habrá cambios de fondo. Cambios de
fondo, que para realizarlos, habrá que contraponer y confrontar con el sistema
capitalista imperante.
Por eso, la construcción de alternativas en el movimiento sindical, sigue pasando por
impulsar la más amplia participación, por consolidar las organizaciones allí donde
existen y crearlas donde no las hay. Es lo que permitirá encarar las luchas concretas del
hoy. Reclamos salariales, condiciones de trabajo, confrontando la prepotencia patronal.
Desde allí, desde ese aprendizaje, proyectar las necesarias luchas del futuro, el aporte
del movimiento obrero a las necesarias transformaciones sociales.

Periódico Solidaridad – Montevideo, Uruguay Agosto 2010

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