Vous êtes sur la page 1sur 397
KARL ABRAHAM LUMEN* HORME WyHv ag Tay s ODINITD SISITYNVODOISd IGION'* NANT Este libro ofrece los principales trabajos de Karl Abraham, uno de los fundadores del psicoandlisis. Los treinta y tres trabajos que com- prende este volumen cubre un amplio panorama para el analista de_ hoy en dia y presentan algunas de las historias clinicas mas intere- santes de todos los tiempos. Cabe destacar que gran parte de la teo- rfa y de la practica actual, asi como los fundamentos de los estudios del desarrollo infantil y de la formacién del caracter, se basan en es- tas contribuciones de Abraham. Karl Abraham, amigo y colaborador de Freud desde 1907, fue presidente de la Asociacién Psicoanalitica de Berlin, la mas importan- te luego de la de Viena, desde su fundaci6n en 1910, hasta su muer- te, cuando también era presidente de la Asociacién Psicoanalitica Internacional. Abraham se destaca por su extraordinaria madurez, su optimismo y su coraje, que hicieron de él uno de los mas efectivos voceros del psi- coandlisis en sus dificiles comienzos. Combina una rica experiencia clinica, tanto en psicopatologia como en psiquiatria clinica, con un agudo poder de observacién y de certero juicio critico. La importancia fundamental de sus observaciones y la claridad y precisién con que las expresa, dan a sus obras un valor permanente. Su labor como maestro fue admirable, y entre sus discipulos se cuentan figuras del relieve de Melanie Klein, Helene Deutsch, Edward Glover, Theodor Reik... “De todos aquellos que me han seguido a través de los oscuros senderos del trabajo psicoanalitico, sdlo un nombre (Ferenczi) puede estar a /a altura del de Abraham.” Sigmund Freud ISBN 950-618-066-0 7 89506180669 9 KARL ABRAHAM PSICOANALISIS CLINICO Introduccién biografica por ERNEST JONES Presentacién de la edicién castellana: Dra. Marie Langer LUMEN « HORME Viamonte 1674 (1055) 49-7446 / 375-0452 / 814-4310 / FAX (54-1) 375-0453 Buenos Aires + Republica Argentina Titulo del original inglés: SELECTED PAPERS OF KARL ABRAHAM, M. D. Editado por ‘The Hogarth Press London Lid. Versién castellana de DANIEL RICARDO WAGNER 3.ted. 1994 ISBN: 950-618-066-0 Copyright de todas las ediciones en castellano por EDICIONES HORME S. A. E: Castillo 540 Buenos Aires ‘Queda hecho el depésito que previene la ley 11.723 IMPRESO EN LA ARGENTINA INDICE Presentacién de la edicién castellana, por Marie Lange Estudio introductorio, por Ernest Jones . Capitulo I — La experimentacién de traumas sexuales como una forma de actividad sexual (1907) 3 Posdata oo... . 47 Capitulo If — Las diferencias psicosexuales entre la histeria y la demencia precoz (1908) '. 48 Capitulo TIT — Las relaciones psicolégicas entre la sexualidad y el alcoholismo «1908) Capitulo IV — Estados de suefio histéricos (1910) 68 Caso A. 68 Caso B. 7 Caso C . 380 Cao D . 82 Caso E . 83 Caso F : : a 86 Capitulo V — Observaciones sobre el psicoandlisis de un caso de fetichismo del pie y del corsé (1910) . 5 Capitulo VI — Notas sobre la investigacién y tratamiento psicoanaliticos de la locura manfaco-depresiva y condiciones asociadas (1911) 104 Capitulo VIE — Un complicado ceremonial encontrado en mujeres neuréticas (1912) : . 1g Capitulo VILL — Efectos psiquicos producidos en un nifio de nueve afios por Ja observacién de las relaciones sexuales entre sus padres (1913) . 12d Capitulo IX — Restricciones y transformaciones de la escopotilia en los psico- neurdticos; con observaciones acerca de fenémenos andlogos en la psicologia de los pueblos (1918) ....seeeeeeeeeee fees 128 1, Fotofobia neuxética , 130 IE. Otras formas de trastornos neuréticos relacionados 0 con oli instinto escopotilico 45. KARL ABRAHAM Pag. ILL, Sobre la significacién de 1a oscuridad en 1a psicologia de las neu- rosis . - . 162 IV. Notas sobre la psicologia de la duda y las cavilaciones, con para- lelos extra{dos de la pricologia de los pueblos 156 V. El origen de las fobias al sol y a los fantasmas a partir del tote- tismo infantil . 170 ‘Capitulo X — Un fundamento constitucional de ta ansiedad motriz (1918)... 178 Capitulo XI — El ofdo y el conducto auditive como zonas erdgenas (1913) ... 185 ‘Capitulo XII ~ La primera etapa pregenital-de la libido (1916) . 189 Capitulo XI — Ejeculatio praccox (IGM) o.oo... cece 213 1. La uretra como zona erégena dominante 213 TE. Los impulws mausculinos activos y sus modificaciones 217 ULL EI narcisismo como fuente de resistencias sexuales . Capitulo XIV — El gasto de dinero en los estados de ansiedad (1917) .. Capitulo XV — Una forma particular de resistencia neurética contra el método Psicoanalitico (1919) 281 Capitulo XVI — La aplicabilidad del tratamiento psicoanalitico a los pacientes de edad avanzada (1919) .... 238 Capitulo XVII — La valoracién narcisista de los procesos excretorios en los suefion y en la neurosis (1920) 243 Capitulo XVIII — Contribucién a una discusién sobre el tic (1921) 247 Capitulo XIX — La atafa como slmbolo de Jos suefios (1922) . 250 Post-scriptum, 254 Capitulo XX — Una teorfa infantil sobre el origen del sexo femenino (1923) 258 Capitulo XXI — Una teorfa sexual infantil no observada hasta ahora (1925) 256 Capitulo XXII — Manifestaciones del complejo de castracién femenino (1920) 259 Capitulo XXIII — Contribuciones a la teorla del cardcter anal (1921)... Capitulo XXIV — La influencia del erotismo oral sobre la formacién del ca- réeter (1924) Capitulo XXV — La formacién del cardcter en el nivel genital del desarrollo de Ja tibido (1925) ceeeeececctees - 3il Capitulo XXVI — Un breve estudio de 1a evolucién de la libido, considerada a la Juz de Jos trastornos mentales (1924) ........020cseesseeeeeeneeee eee 319 PARTE I. Los estados man{aco-depresivos y los niveles pregenitales de la libido .. Introduccién I. Melancolia y neurosis obsesiv: anal-sidica de la libido PSICOANALISIS CLiNIcO Pag. Il. La pérdida del objeto y Ia introyeccién en el pesar normal de Ia fase oral de la libido . IV. Notas sobre la psicogénesis de la melancolla V. El prototipo infantil de 1a depresién melancélica . ‘VI. Manta VIL. La terapéutica psi depresivos .. PARTE Il. Origenes y desarrollo del amor objetivo ibliografia de las publicaciones cientificas .. Bibliograffa ...... PRESENTACION DE LA EDICION GASTELLANA EN xL ASo 1926 murié Karl Abraham, hombre dotado y capaz, de gran diversidad de intereses dentro del psicoandlisis, el campo al cual dedicé su vida. Formaba parte integrante del pequefio nticleo de cientificos que se reunié alrededor de Sigmund Freud, cuando éste, ya seguro de la base de su ciencia, salid de su aislamiento. También Ernest Jones pertenecia a este nucleo. El prélogo que acompaiia tanto Jos “Selected papers” de. Abraham, como la presente edicién de este libro, fue escrito por él in memoriam de su amigo, Ha sido una idea feliz de los editores tomar a esta publicacién como prdlogo, porque nadie podria haber sido tan apto para ponernos en contacto con Karl Abraham y enterarnos de sus altos valores cientificos y humanos como Ernest Jones, amigo y colaborador y, en afios muy posteriores, bid- grafo fiel de Freud. Sus palabras servirén ahora de nuevo para pre- sentar la persona de Karl Abraham y dar a los lectores un criterio adecuado sobre los distintos escritos incluidos en este volumen. A mi me cabe vincular esta puesta al dia, hecha casi un cuarto de siglo atras, con la actualidad viva, y ubicar a Karl Abraham en el “aqui y ahora” del psicoandlisis, si me permiten el término técnico. Al lamentar Ja gran pérdida que el movimiento psicoanalitico sufrié por la muerte de Abraham, Jones nos habla de nuestra época. Pre- dice que dentro de veinte afios podria llegar un momento critico para él psicoandlisis, cuando éste se incorporara a las demés ciencias. Entonces, dice, necesitara mucha vitalidad para preservar su esencia, y no correr el peligro de ser absorbido. Y necesitard también de hom- bres de base firme y de valor cientffico, como Karl Abraham. No ocurrié lo que temia Jones. Porque los psicoanalistas supieron defender y extender lo esencial det psicoandlisis y especialmente los analizados de Abraham desempefiaron un papel importante en esta tarea, Basta recordar los mds talentosos --Melanie Klein, Edward Glo- ver, Helene Deutsch— para demostrar que él siguid viviendo a través de sus discipulos. Efectivamente, el psicoandlisis, debido al valor de sus conceptos, ha tenido una difusién enorme y muchas de sus ideas fueron absorbidas por las diferentes ramas de las ciencias del hombre. Pero simultaneamente se desarrollé con todo vigor la ciencia del psi- coanilisis, sin perder su esencia y evolucionando en sus conceptos bdsicos. Precisamente en esa evolucién la obra de Abraham ha sido fundamental. 8 KARL ABRAHAM En la medicina moderna el psicoanalisis logré ocupar su legitimo lugar a través de la “medicina psicosomatica”. Es un campo vasto y muy prometedor tanto en sus aspectos tedricos como terapéuticos. Pero para poder orientarnos, comprender y ubicar al enfermo “psicosoma- tico”, necesitamos como guia el esquema del desarrollo de la libido elaborado por Abraham, y utilizamos conceptos basados en sus estu- dios sobre relaciones objetales tempranas. Otra adquisicién médica muy importante del psicoandlisis es su aplicabilidad como terapéutica en las psicosis y en Ia compresién que ofrece de los mecanismos y el contenido del trastorno mental. En este campo Abraham, junto con Freud, ha sido pionero y sus investigacio- nes sobre los estados maniaco-depresivos siguen siendo fundamentales. El psicoandlisis no nos ensefia solamente cémo se producen y qué significan Ios distintos trastornos psicolégicos y psicofisicos, sino tam- bién aclara su origen y cémo pueden ser evitados. Asi logré, por su valor preventivo, revolucionar la pedagogia y la puericultura. Como método terapéutico puede aplicarse a nifios de las mds distintas eda- des, reparando dafios ya hechos y devolviéndoles la posibilidad de un desarrollo sano, También ahi los trabajos de Abraham sobre los primeros estadios del desarrollo infantil han sido de importancia fundamental. Sirvieron de base para los estudios posteriores de Me- Janie Klein. En el prélogo de su libro, ya cldsico, “El Psicoandlisis del Nifio”, Melanie Klein agradece a su “maestro, que tenia la facul- tad de inspirar a sus alumnos para que pusieran lo mejor de si mismos al servicio del psicoandlisis"; recalca que él “comprendia totalmente las grandes posibilidades tedricas y prdcticas del andlisis de los nifios” y afirma que sus propias conclusiones son un desarrollo natural de Jos descubrimientos de su maestro. La obra de Karl Abraham se caracterizaba por la diversidad de sus aspectos y enfoques. Tendré que dejar de lado sus demas aporta- ciones, el lector las encontrard en este libro. En la fecha de la muerte de Karl Abraham el psicoanilisis era casi_desconocido en América Latina. Su centro indiscutible era el Viejo Mundo. En la actualidad, debido a factores politicos, .pero también a Ia gran receptividad y capacidad de aceptar y elaborar ideas nuevas que es caracteristico de Jos paises jévenes, menos atados por un pensamiento académico y tradicional, esta situacién cambié fundamentalmente; el psicoandlisis ha echado raices en América La- tina. Aparte de los numerosos especialistas, formados por las distintas asociaciones psicoanaliticas, que se dedican en pleno a su ciencia, ésta ha entrado en las distintas facultades médicas: y de humanidades y pertenece, en general, al esquema referencial:del hombre culto. Por eso la traduccién de la obra de Karl Abraham al castellano, idioma muy querido por él, llena una neccsidad. Se pone asi al alcance det piblico un material cientifico de gran valor. Marie LANGER ESTUDIO INTRODUCTORIO? StN NINGUNA duda, de todos los golpes que la ciencia del psicoanilisis ha sufrido hasta ahora, Ja muerte de Karl Abraham es el mds cruel y severo. En una oportunidad anterior hemos perdido a causa de su fallecimiento a un presidente de una sociedad local, y echamos de menos a varios otros colaboradores cuyos nombres viviran siempre en nuestra memoria. Golpes de otra clase han afectado en diversas ocasiones al movimiento psicoanalitico, uno de los cuales involucré Ja pérdida de un presidente de la Asociacién Psicoanalitica Interna- cional, por una causa que no fue su muerte. Pero, con todo el respeto debido a Ja memoria de nuestros otros colegas fallecidos, ninguno de ellos significé para el psicoandlisis tanto como Karl Abraham; pues él fue al mismo tiempo un maestro de su teoria y practica, un pionero en sus aportes a nuestro creciente conocimiento, un lider y organiza- dor de Ia especie mds rara, as{ como un leal amigo y colega de todos. Algunas de las razones por las cuales es tan grave la pérdida que hemos sufrido se haran evidentes en el siguiente informe acerca de su vida y actividades. Los principales acontecimientos de la vida de Abraham, consi- derada en su exterior, son éstos: Nacié en Bremen el $ de mayo de 1877, de modo que tenia cuarenta y ocho afios cuando murid. Pro- venia de una vieja familia judia que habia residido durante mucho tiempo en las ciudades hansedticas del norte de Alemania; tenia un hermano mayor, pero ninguna hermana. Asistié a la escuela secun- daria en su ciudad natal, y en 1896 ingresd a la carrera de Medicina. En sus afios escolares posteriores Abraham desarrollé una gran afi- cién a la filologia y la lingiiistica comparada. Si hubiera tenido la oportunidad de hacerlo hubiera preferido dedicarse enteramente a esos estudios, y su interés por ellos persistié durante toda su vida. Poseia ciertamente un talento poco comun en este sentido. Ademgs de su lengua materna podia hablar en inglés, espatiol, italiano y algo en reto- roménico; analizé pacientes en los primeros dos idiomas citados, y su comunicacién en el Congreso Internacional de Psicologia de Oxford fue pronunciada (no escrita) en inglés. Tenia también un considerable conocimiento del danés, el holandés y el francés, y sin duda estaba acostumbrado en su infancia a escuchar los dos primeros. Se sentia 1 Publicado en el “International Journal of Psychoanalysis”, Abril de 1926. 10 KARL ABRAHAM completamente cémodo con los clasicos, y aprovechd Avidamente la oportunidad que le brindaron los estudios escolares de sus hijos para revivir su familiaridad con aquéllos. Ninguno de los presentes en el Congreso de La Haya, en 1920, olvidard el asombro con que lo escu- chamos decir un discurso en un latin que tuvo que ser puesto al dia para tal ocasién. Prosiguié sus estudios de Medicina en Wurzburg (ciudad hacia Ja cual conservé un gran afecto; de ahi quizd su eleccién como sede del Congreso Psicoanalitico Aleman), Berlin, y Freiburg-im-Breisgau. Obtuvo su doctorado en 1901 en Ja ultima de las Universidades nom- bradas. Durante estos estudios se interesé principalmente por la biologia, hecho que tuvo profunda influencia sobre su labor ulterior y sobre su concepcién cientifica general. Fue durante su estadia en Freiburg cuando por primera vez conocié Suiza, pais que después preferiria a todos los demas. Le gustaba el pueblo suizo y su modo de vida, pero eran ciertamente las altas montafias, que contrastaban tanto con su escenario natal, Ia principal atraccién para él. Tan pronto como tuvo oportunidad se convirtié en un alpinista entusiasta, y realizé varias ascenciones de importancia. Como Segantini, quien murié inmediata- mente antes de Ja primera visita de Abraham a Suiza, y por cuya personalidad estaba éste tan vivamente interesado, preferia la Alta Engadina a todos los otros Iugares del mundo, y alli volvié repetidas veces, Sus ultimas vacaciones, cuando aquella convalecencia en la que todos teniamos puestas tantas esperanzas, las pasé alli, en el vera- no de 1925, y fue capaz de emprender atin en esas circunstancias as- cenciones bastante arduas. Haba acariciado durante mucho tiempo la idea de construir una “villa” en ese lugar (cerca de Sils Maria), y la iiltima carta que escribié fue una carta de negocios relacionada con ese proyecto. En Freiburg concibié el deseo de obtener un cargo en Burghélzli, en parte para estar en su amada Suiza, en parte porque lo habla impresionado la obra del profesor Bleuler en psiquiatria, y la esti- maba mas que a la de cualquier otro psiquiatra. Sin embargo, tuvo que esperar algunos atios para satisfacer este deseo, y asi, en abril de 1901 acepté el cargo de asistente en ei Asilo Municipal de Berlin, en Dalldorf. Conservé siempre el mayor respeto por quien fuera su jefe alli, el profesor Liepmann, y dos contribuciones cientificas suyas que datan de esa época se refieren al campo especial de Liepmann, el de la afasia y la apraxia. Trabajé cerca de cuatro avios en Dalldorf, adquiriendo asi una buena formacién en psiquiatria clinica; pero en diciembre de 1904 tuvo la felicidad de obtener un nombramiento en Burghdlzli, con el titulo de Asistente en la Clinica Psiquidtrica de la Universidad de Ziirich. Aqui su atencién se orienté en seguida en una direccién mas definidamente psicolégica, y gracias a Bleuler y Jung tomé conocimiento de las obras de Freud. Su primera contribu- PSICOANALISIS CLINICO ooh cién al psicoandlisis data de este periodo, y fue un trabajo (9)? leido ante la reunién anual de la Sociedad Psiquiatrica Alemana, en Frank- furt. Por una triste coincidencia su ultima aparicién en publico la hizo en un suburbio de la misma ciudad, dieciocho afios después, cuando presidié el Noveno Congreso Psicoanalitico Internacional. En esa época ocurrié también un acontecimiento que fue la causa principal de la felicidad y alegria de vivir tan caracteristica de Abra- ham, y que fue ampliamente responsable de la energia y sincero gozo con los que se entregaba a su trabajo. La obtencién del nombramiento en Ziirich coincidié con su compromiso; y dado que su posicién alli mejoré firmemente, pudo casarse en el mes de enero de 1906. Su eleccién de consorte fue extraordinariamente afortunada, pues encon- tré una camarada que compartié totalmente su vida y poseyé una aptitud para la felicidad semejante a la suya. Tuvieron una hija en Zurich, a fines de 1906, y pocos afios después un hijo, en Berlin. Abraham esperaba poder trabajar permanentemente en Suiza, pero la experiencia pronto le demostré que era muy remota la posibilidad de que un extranjero realizara alli una carrera psiquidtrica regular, de modo que tuvo que pensar en otro lugar. Su decisién de abando- nar Suiza fue indudablemente apresurada por la atmésfera incémoda que resultaba de la tensién entre Bleuler y Jung. Por lo tanto renun- cid a su cargo en noviembre de 1907, En el mismo mes encontré por primera vez a Freud, durante una visita que le hizo a éste en Viena; la Ultima vez que los dos se encontraron fue en agosto de 1924, en Semering, Las conversaciones que alli tuvicron lugar dieron temprano fruto en un importante trabajo (11) ai que tendremos ocasién de referirnos. Las relaciones personales asi establecidas florecieron en una amistad que permanecié sin sombras hasta el fin. Abraham per- tenecia al pequefio grupo que visitaba regularmente al profesor Freud durante la estacién de las vacaciones; en cierta oportunidad él orga- nizé una excursién del grupo por una regién, el Harz, que conocia bien. En diciembre de 1907 Abraham se establecié en Berlin y comenzé a practicar la psiquiatria privadamente. Algo lo ayudé al principio el profesor Oppenheim, un pariente politico, y trabajé durante un tiempo en la clinica neurolégica de éste; pero sus actitudes divergen- tes respecto a las teorias de Freud pronto provocaron el distancia- miento de ambos hombres. Una asistencia mds duradera fue la que le presté el Dr. Wilhelm Fliess, a quien Abraham conocié pocos afios después, y por el que scntia un gran respeto; fue Fliess quien tomé a su cargo principalmente el tratamiento de Abraham durante su ul- tima enfermedad. Abraham fue por tanto el primer verdadero psicoanalista de Alemania, pues dificilmente podria Hamarse asi a los pocos hombres —Muthmann, Warda, etc.— que sdlo habian seguido parcialmente las 2 Los ntimeros entre paréntesis se refieren a la bibliografia de Abraham. 12 KARL ABRAHAM teorfas de Freud. Comenzé de inmediato a interesar a otros médicos en la tarea, mediante reuniones privadas y disertaciones que efectud en su propia casa, Sin embargo, de aquellos que logré interesar en esa época, s6lo uno, el Dr. Koerber, ha perseverado hasta la actualidad. Intenté también durante algunos afios presentar el tema en Jas reunio- nes de diversas sociedades médicas, donde mostré un gran coraje y pertinacia al enfrentar solo una oposicién enconada y aun violenta. Pese a esas cualidades, no obstante, y a su caracteristico optimismo, inclusive Abraham tuvo finalmente que reconocer la futilidad de tal empresa. Pero las nubes comenzaron a abrirse. En el otofio de 1909 se le unié en Berlin el Dr. Eitingon, quien también habia trabajado en Burghélzli, y desde entonces cn adelante Abraham tuvo un colega de sus mismas ideas. La Asociacién Psicoanalitica Internacional fue formalmente esta- blecida en marzo de 1910, y la Sociedad Psicoanalitica Berlinesa fue fundada en el mismo mes. Fue la primera filial de la Asociacién In- ternacional que se constituyé, y la siguieron las sociedades de Viena y Ziirich, en abril y junio respectivamente; ambas ciudades, por su- puesto, tuvieron grupos informales afios antes que Berlin. De los nueve miembros originales (en los que estaba incluido el Dr. Warda, que fue el primer médico que apoyé independientemente las teorias de Freud) , sélo dos permanecen todavia en Ia Sociedad, los Drs. Eitingon y Koerber. Més adelante diremos algo acerca de Io que significé Abra- ham para la Sociedad Berlinesa, pero podemos mencionar ahora al- gunos hechos. Ocupé la presidencia de la Sociedad desde su funda- cién hasta su muerte. Se consagré generosamente y dedicé sus mejo- res esfuerzos a ella; siempre ponia sus intereses por encima de toda otra cosa. Su asistencia, su guia y su critica fueron incesantes. Casi todas sus obras principales fueron comunicadas en primer lugar a la Sociedad. En total, leyé ante ella no menos de cuarenta y seis comu- nicaciones durante los quince afios de su presidencia, en varios de los cuales no se pudo disponer de él debido a la guerra o a enfermedad; doce comunicaciones fueron presentadas en un solo afio (1923). Su aptitud para la ensefianza y el adiestramiento de analistas encontrs aplicacién también fuera de las actividades de 1a Sociedad. Condujo varios andlisis de adiestramiento, y entre sus discipulos mas destaca- dos podemos mencionar a Helene Deutsch, Edward Glover, James Glover, Melanie Klein, Sindor Radé y Theodor Reik. Sin embargo, se suscitaron obvias dificultades al ser analizados por el presidente de Ja Sociedad analistas locales, de modo que fue un alivio para Abra- ham el que se solucionara este problema brillantemente cuando se invité a venir a Berlin, con un nombramiento oficial en relacién con este aspecto de los trabajos, al Dr. Hans Sachs. Por otra parte, Abra- ham se dedicé sin reservas ala preparacién de cursos de conferencias, prestando a este respecto inestimables servicios en Berlin. El primer curso que dio con el auspicio de la Sociedad fue uno de cuatro sema- PSICOANALISIS CLINICO 13 nas, en marzo de 1911; de entonces en adelante desempefié un papel prominente en todas las series presentadas por la Sociedad, y mds tarde por el Lehrinstitut. Abraham también se mostré activo en la fundacién y sostenimiento del Policlinico de Berlin, aunque en menor proporcién que Eitingon. Desde el comienzo de sus tareas, en 1920, fue un miembro prominente de la Comisién para la Educacién de Psicoanalistas. En este campo se ocupé de la seleccién de candidatos adecuados, del adiestramiento de algunos de los seleccionados, parti- cularmente los del extranjero, y de una colaboracién general en mate- ria de organizacién. Su tiempo estaba, por supuesto, demasiado soli- citado como para que pudiera cumplir tareas cotidianas en el mismo Policlinico. De un modo semejante, fue estrecha la relacin de Abraham con la Asociacién Internacional. Fue uno de los cinco o seis miembros que asistieron a todos los congresos realizados hasta el momento. El pri- mer Congreso, efectuado en abril de 1908, aunque fue organizado en realidad por el.Dr. Jung, fue prevalentemente austro-hingaro en cuan- to a sus asistentes; Abraham fue uno de los tres “forasteros” que ha- blaron en él (siendo los otros dos Jung y el que esto escribe). Leyd un trabajo en cada uno de los Congresos, con excepcién del ultimo, en el cual se vio impedido de hacerlo por su mala salud y por sus deberes de presidente; éste es un “record” slo igualado por el profe- sor Freud y el Dr. Ferenczi. Los ocho trabajos en cuestién se cuentan entre las mds valiosas de sus contribuciones al psicoandlisis, y a todos los mencionaremos al considerar su obra cientifica. En el Congreso de Munich de 1913 y después de él, Abraham dirigié la oposicién contra Jung, y luego de que el ultimo renunciara, el Congreso Ase- sor de la Asociacién designéd a Abraham para actuar como Presidente provisional hasta que pudiera realizarse el préximo Congreso, Hizo todos los preparativos para uno que se hubiera debido reunir en Dresden, en septiembre de 1914, y cuando se reunié finalmente en Budapest, en septiembre de 1918, lo presidié de acuerdo con sus facul- tades provisionales. En el Séptimo Congreso, en 1922, fue nombrado Secretario de la Asociacién Internacional, y en el Octavo, en 1924, fue finalmente elegido Presidente, en medio de grandes aplausos. Fue re- elegido por unanimidad en el Noveno Congreso, realizado en el afio siguiente. Abraham estuvo en la junta editorial del “Zentralblatt” y del “Zeitschrift” desde el comienzo de. esos periddicos, y en 1919 fue uno de los editores del ultimo. Sin embargo, su actividad estaba aqui limi- tada a los problemas de politica general de la publicacion, y el aporte de articulos y criticas originales. Cuando el Dr. Jung renuncié como director del “Jahrbuch”, lo sucedieron los Drs. Abraham y Histsch- mann, quienes publicaron el Volumen VI, en 1914. Hubieran conti- nuado desempefiando esas funciones, sin duda, si no se hubiera deci- dido dejar de publicar el “Jahrbuch”. . 4 KARL ABRAHAM Durante casi todo el curso de Ja guerra Abraham presté servicios en Allenstein, Prusia Oriental, donde fue médico jefe del puesto psi- quidtrico del Vigésimo Cuerpo de Ejercito. La experiencia alli adqui- rida le permitié hacer una contribucién a la psicologia de la neurosis de guerra (57), y dos de sus trabajos més valiosos (52, 54) también datan de este periodo. La guerra le dejé un desastroso legado de mala salud, Jo que fue muy posiblemente la causa primaria de’ su muerte. Hacia el fin de su servicio contrajo una grave disenteria, de la que le costé un gran esfuerzo desprenderse. Aun después sufrid ataques recu- rrentes, de los cuales el ultimo fue en la primavera de 1924. Entonces parecié que su salud estaba perfectamente restablecida. En mayo de 1928 inhalé accidentalmente un pequeio cuerpo extrafio; éste estaba presuriiblemente infectado, pues luego de una quincena sufrié un alarmante ataque de bronconeumonia séptica, que poco después de- mostré ser fatal. Le dejé una bronquiectasis local que nunca desapa- recié6 por completo. Una convalecencia de varias semanas en la En- gadina fue segaida por el esfuerzo de presidir el Congreso de Homburg, Jo cual fue evidentemente demasiado para él. En el otofio, no obs- tante, parecia estar mejor, ¢ inclusive intenté hacer un resumen de su obra. Pero su estado empeord, se presentaron oscuras complicacio- nies, y en noviembre tuvo que ingresar en un hospital. Una quincena més tarde se sometid a una seria operacién que no produjo el efecto esperado. ‘Decayé gradualmente, y finalmente sucumbié en el dia de Navidad de 1925. En toda su larga y penosa enfermedad nunca mani- festé duda alguna acerca del desenlace, y hasta el mismo final estaba pletérico de planes optimistas. Su tenacidad para vivir, su fuerza de voluntad y su poder de recuperacién fisica eran extraordinatios, y asombraron a los médicos que to atendian. Varias veces parecié im- posible que un ser humano pudiera sobrevivir al espantoso esfuerzo que el mal impuso a su cuerpo, pero su voluntad y su coraje rehusa- ron rendirse hasta que ces6 de respirar. Para obtener una visién fresca y unitaria de las obras cientificas de Abraham, acabo de releerlas en su totalidad, y registraré aqui mis impresiones. Se comprender4 que en una estimacién personal de este cardcter general no se emprenderd ningiin intento de resumir o criti- car en detalle las obras mismas. Las observaciones que se ofrecerén. pueden ser divididas bajo los encabezamientos de cantidad, calidad y contenido. Abraham no fue un escritor copioso, y el monto real de lo que escribié es menor de lo que hubiera podido esperarse a partir de la impresién que tenemos acerca de su importancia. Sus publicaciones impresas, excluyendo a las comunicaciones meramente verbales, con- sisten de cuatro pequefios libros, que contienen en total menos de 800 paginas, y cuarenta y nueve otros trabajos que suman cerca de 400 pa- ginas; ademds hay por lo menos un trabajo péstumo. Muchos de PSICOANALISIS CLINICO 15 aquéllos sélo tienen una o dos paginas, y solamente cinco exceden las veinte paginas. El hecho recién mencionado debe atribuirse sin duda al que fue el rasgo més saliente de los escritos de Abraham, a saber, una notable concisién. Abraham nunca- desperdiciaba una palabra para decir lo que tenia que decir; cada frase estaba impregnada de significado, y este significado era expresado con una lucidez ajena a toda ambigiiedad. Tenia un intenso sentido de lo concreto; se atenia estrictamente a sus datos clinicos y nunca incurria en hipétesis remotas. Estas cuali- dades, junto con un grado de objetividad poco comin, eran también de gran valor para el examen de la obra de otros autores. Los juicios criticos colectivos que escribié (15, 16, 51, 73) fueron modelos de lo que deben ser tales cosas y son de valor permanente para la répida orientacién del estudiante de psicoandlisis; las mismas cualidades se observan en las numerosas criticas que escribié para el “Zentralblatt” y el “Zeitschrift”, que no estén inclufdas en la bibliografia. Abraham era un maestro en fa exposicién, y sobresalia especialmente en el difi- cil arte de presentar las historias de casos. Es bien sabido cudn arduo es hacer un informe de los casos de otro analista, el cual puede resul- tar tan incompleto como para ser inutil o tan largo y confuso como para ser tedioso. El estilo fliido y suelto de Abraham, combinado con su sentido de lo esencial, le permitian iniciar al lector en el meollo de un caso en una o dos paginas, y los datos clinicos con los cuales apoyaba sus conclusiones eran siempre tan interesantes como instruc- tivos. Pocos escritores psicoanaliticos Jo han igualado en el don de un estilo claro y atractivo, don tanto mds valioso para tratar temas tan complicados. Pasando ahora a la naturaleza y contenido de los escritos de Abraham, debemos tener constantemente presente, al estimar su im- portancia, la fecha en la que fueron redactados. Es una prueba de la general exactitud de su obra el que una parte tan grande de ella haya sido incorporada 2 nuestro saber cotidiano, de modo que no resulta facil apreciar lo novedosa que fuera en su oportunidad. Sus escritos corresponden, de una manera general, 2 cuatro grupos. En primer Iu- gar estdn aquellos trabajos innovadores a los que ya se ha hecho refe- Tencia; entre ellos pueden ser mencionados los que tratan de la psico- logia de la demencia precoz (11), los aspectos sexuales del alcoho- lismo (12), la influencia de las fijaciones incestuosas en la eleccién de pareja (13), y su libro sobre los suefios y los mitos (14). En segundo lugar, hay cierto ntimero de estudios nitidos y acabados, cldsicos que podemos releer siempre con deleite y provecho; tales son sus ensayos sobre las fantasias de los suefios en la histeria (17), Segantini (30), Amenhotep (84), las transformaciones de la escoptofilia (48), la eya- culacién prematura (54), las neurosis de guerra (57), y el complejo de castracién en las mujeres (67). En tercer lugar tenemos sus obras més. originales, que constituyen una valiosa y permanente contribu- 16 KARL ABRAHAM cién, a nuestro conocimiento; dentro de ellas, concedemos una posicién conspicua a sus investigaciones sobre ¢l estadio pregenital de desarro- Mo (52) junto con sus dos libros sobre la evolucién de la libido (105) y la formacién del caracten (106) , respectivamente. El cuarto y wltimo grupo comprenderia un gran numero de trabajos breves que siempre contienen datos que ilustraron, confirmaron o expandieron nuestro conocimiento de la teoria y practica del psicoandlisis. Al examinar los escritos de Abraham en conjunto, llama nuestra atencién especialmente su cardcter notablemente polifacético. Abarcan todo el campo del psicoanilisis, y hay pocos sectores de él que ellos no esclarezcan. Aun acerca de los aspectos del psicoandlisis sobre los que escribié menos, por ejemplo Ja homosexualidad, la interpretacién de los suefios, y la educacién, hay implicito en sus otras obras lo sufi- ciente como para mostrar que estaba completamente familiarizado con tales problemas. La diversidad de sus escritos hace conveniente dividirlos en grupos diferentes, para cuyo propésito hemos elegido cinco encabezamientos principales. 1. Nifzz (incluyendo Ia sexualidad infantil). Los dos primeros trabajos psicoanaliticos de Abraham versaron sobre Ios traumas infan- tiles (9, 10) y desde el primero se preocupé por sefialar los aspectos dindmicos de la reaccién individual ante el trauma. Demostré cémo el reiterado padecimiento de ataques sexuales constituye en algunos nifios una forma regular de su actividad sexual, un aspecto del pro- blema totalmente ignorado por los crimindlogos, e inclusive por los psicdlogos. Respecto al mismo asunto, con referencia especial a las neurosis traumdticas, se ocupé de los impulsos inconcientes que se dirigen contra el propio yo (dafo o muerte), tema que reaparece muchas veces en sus obras. Estos impulsos, que describiriamos actual- mente en términos de hostilidad contra el ego o contra algdin objeto repudiado que ha sido incorporado dentro del ego, fueron atribuidos por Abraham al masoquismo inconciente. Pasamos ahora de sus primeros escritos a algunos de sus wltimos, que pueden muy bien ser considerados los més importantes. Me refie- ro a su obra sobre el estadio pregenital de! desarrollo de la libido. Ya en 1913, el titulo de una comunicacién a la Sociedad Berlinesa (41) nos revela que estaba interesado en la interrelacién de los instintos de nutricién y sexual, y en 1916 publicé una de las dos mds brillantes contribuciones que hiciera al psicoandlisis (52). Con la ayuda de un sorprendente material de casos, que contenia ejemplos de h4bitos orales infantiles que persistian hasta una edad en la cual su natura- leza erética podia ser establecida fuera de toda duda por la introspec- cién directa, confirmé completamente las conclusiones de Freud acerca del erotismo oral. Adoptando los términos freudianos “pregenital” y “canibalistico”, enriquecié considerablemente nuestro conocimiento de esta fase del desarrollo, en particular en lo que ataiie a los fenéme- nos de la vida ulterior que derivan de ella. Notables a este respecte PSICOANALISIS CL{NIco Ww son las importantes relaciones que establecié entre el erotismo oral por una parte, y el suefio y el hablar por Ja otra. Muchos trastornos de la alimentacién fueron derivados de una fuente semejante. Abraham distinguié entre los casos donde se ha efectuado una disociacién de - Tas dos formas de actividad de la boca (de la nutricién y erdtica), que estan en un principio tan estrechamente unidas, y aquellos en los cuales esa unién ha persistido; y destacd que los adultos que se chu- pan el dedo, etc., pertenecen a la primera categoria, es decir, se en- cuentran eh una etapa del desarrollo mds avanzada que la persona que sufre trastornos neuréticos de la funcién nutricia. Los aspectos clinicos de este trabajo, sobre la locura maniaco-depresiva, seran men- cionados mas adelante. La continuacién de esta obra, que tomé la forma de un libro pu- blicado recien el afio pasado (105), posee tal tiqueza de pensamiento e investigacién que ningtin resumen podria hacerle justicia. Es la mds importante contribucién de Abraham al psicoanilisis. En ella sub- divide las tres principales etapas del desarrollo de la libido, en seis: oral (1, de'succién; 2, de morder) ; anal-sddica (1, destructiva y expul- sora; 2, de control y retencién); genital (1, fdlica; 2, adulta). Nin- na de esas subdivisiones fue enteramente original de su parte, pero él modo detallado y explicito en que las analizé y mostré la relacién precisa entre unas y otras, constituye una obra maestra que debe ocupar siempre un lugar destacado en Ia literatura psicoanalitica. En colaboracién con van Ophuijsen aclaré los problemas de la relacién del nifio con su objeto en el nivel de la alimentacién (incorporacién, expulsién, ete.), y arrojé mucha luz sobre los oscuros problemas de la vida sexual pregenital. Entre otras contribuciones al estudio de la nifiez pueden mencio- narse sus trabajos sobre el papel que juegan los abuelos en Ia fanta- sia infantil (40), los efectos del coito escuchado accidentalmente (425 véase también 43, Sec. ii), la actitud narcisista de los nifios respecto de los procesos excretorios (63), y una serie de interesantes observa- ciones sobre las teorias sexuales infantiles (83, 94, 110); los numeros 38, 85 y 98 también pertenecen a este grupo. 2. SexvAuwap. El interés de Abraham por el desarrollo pregeni- tal era paralelo al que mostraba por los instintos a partir de los cuales evoluciona la sexualidad adulta. En un trabajo temprano sobre un caso de fetichismo del pie y del corsé (18), demostré cémo Jos impul- sos osfresioldgnico, escoptolagnico y sadista pueden sufrir un complejo proceso de entrelazamiento y desplazamiento que produce una perver- sién manifiesta. Su trabajo aislado mas largo se refirié a las restricciones y trans- formaciones que puede sufrir el impulso escoptofilico (48). Utilizan- do un rico material de casos para fundar sus conclusiones, se ocupé de las diversas formas de ansiedad relacionadas con la funcién visual, de otras perturbaciones de esa funcién, y de las enfermedades neur6- 18 KARL ABRAHAM ticas dei mismo érgano visual. Hizo derivar el temor neurético a la luz de desplazamientos de una actitud ambivalente respecto a los ér- ganos genitales de los padres, y especialmente del padre; en relacién a esto fueron descritos un caso de histeria y dos de demencia precoz, registrando los resultados terapéuticos. Otros temas de! mismo trabajo son el dolor en fos ojos y otros sintomas oculares neuréticos, el signi- ficado simbélico de Ia oscuridad (que se describird Iuego) , las fobias telacionadas con los fantasmas y el sol, y varios problemas correspon- dientes al psicoandlisis aplicado, que serén mencionados en su opor- tunidad. Un sagaz trabajo escrito durante la guerra resolvié muchos pro- blemas relativos a la eyaculacién prematura (54). Ilustrando nueva- mente sus aseveraciones con su amplia experiencia clinica, demostrd cémo este sintoma resulta de una falla en la evolucién del erotismo uretral. Sin embargo, no es simplemente una fijacién en esta forma de crotismo, puesto que no sucede en la masturbacién, pero depende de algtin aspecto de la relacién con el objeto. La cobardia caracterfs- tica de ese estado, y el temor de lastimar a las mujeres, indican un éadismo reprimido. Tales pacientes tienen una sobreestimacién narci- sista del pene en cuanto érgano urinario; desean exhibir fa miccién ante Ja mujer, y debido a su supuesto desprecio por esa accidn, ellos reac- cionan de una manera hostil con el impulso de ensuciarla. Una de- cepcién afectiva respecto a la madre, y Ja consiguiente hostilidad con- tra ella, provee la clave de la situacién, como sucede tan a menudo en los problemas que Abraham estudié. Otro trabajo muy valioso se refiere a la otra cara de esta actitud, esto es, a Ja hostilidad de las mujeres contra los hombres, tal como se manifiesta en lo que Abraham denominé el complejo de castra- cién femenino (67). Esta contribucién, que es extraordinariamente rica y sugestiva, constituye la base de nuestro conocimiento de un tema oscuro, y ha abierto ya la puerta para importantes investigaciones ul- teriores. Luego de considerar los diversos modos en que Ia nifia puede reaccionar ante la creencia de que ha sido castrada, la sustitucién del deseo de tener un pene por el de tener un hijo (confirmada por la ultima contribucién de Freud sobre el tema, en el Congreso de Hom- burg), y asi siguiendo, Abraham distinguié dos tipos neurdticos, 2 los que, sin embargo, evidentemente no se debe separar de manera muy tajante. Ellos resultan respectivamente, de la represién del deseo de apoderarse del miembro masculino en una direccién positiva, y del deseo de vengarse castrando al hombre; Abraham los Ilamé tipos del cumplimiento del deseo y de la venganza, respectivamente. Com- paré esas neurosis con las expresiones mas explicitas en Ja formacion del cardcter, correspondiendo ef primer tipo a la homosexualidad fe- menina, y el segundo a la reaccién sddica arcaica. El impulso moti- vador en este ultimo es el de morder el pene del hombre, o por lo menos disminuir su potencia decepcionindolo con la frigidez y com PSICOANALISIS CLINICO 19 otros complicados modos de hostilidad que lo colocarfan en una situa- cién capaz de provocar desdén. Esta actitud culmina légicamente en un marcado menosprecio del pene, y de los hombres en general. Abra- ham mostré la relacién del complejo con diversos s{ntomas neuréticos, tales como vaginismo, enuresis, conjuntivitis neurética, etc., y sefialé también Jos numerosos modos en los que puede influir sobre las mu- jeres en cuanto a la eleccién del objeto. Por ultimo, demostré como esas mujeres pueden transmitir a sus nifios sus reacciones determina- das por el complejo. : Las contribuciones de Abraham en Ia esfera de Jas relaciones amo- rosas en el sentido usual, son menos extensas. En uno de sus primeros trabajos (13) demostré cémo los matrimonios entre. parientes son a menudo la expresién de una fijacién incestuosa, hecho de importancia en cuanto a Ja transmisién de las tendencias neuréticas. Respecto a este asunto destacé también (al mismo tiempo que Ferenczi) el papel que juegan tales fijaciones en la etiologia de la impotencia psiquica y la frigidez. Vio otra manifestacién de esta fijacién en la desmedida tendencia a la monogamia, Algunos afios después publicé una contra- parte de este estudio en la que consideré la manifestacién inversa de la exogamia neurética (45). La fijacién incestuosa fue el tema de varios otros trabajos (por ejemplo, 20, 22, 28, 53, 97, 98, 107, 112), y por supuesto, fue tomada muy en cuenta en toda su obra psicoana- litica. Otros trabajos sobre tépicos puramente sexuales son dos sobre el sadismo (21 y 33), uno sobre el conducto auditivo como zona eré- gena (46), dos sobre el erotismo anal (48 y 70), que serdn mencio- nados después, y varios articulos breves (66, 86, 88, 89, 103). 3. Temas ciinicos. Como podia esperarse de un clinico de la talla de Abraham, sus contribuciones en esta esfera son de especial importancia. La primera digna de nota sefialé un punto decisivo en nuestro conocimiento de la psicologia de la demencia precoz (Il) y de la diferencia entre neurosis y psicosis en general. Es un motivo de asombro el que un psiquiatra profesional como él nunca hay2 vuelto al tema; presumiblemente eso se debié a que su interés en este campo se concentré en el intento de develar otras psicosis. Colegas celosos, en Ziirich, lo acusaron injustamente de no reconocer de un modo suficiente su deuda con Jung respecto a este trabajo, pero los hechos demostraron claramente que Jung nunca acepté la principal idea expuesta en aquél, y que, como el mismo Abraham reconocia, surgié de una conversacién con Freud (la primera que sostuvieron) . La idea en cuestién era la de que las perturbaciones de las funciones del ego pueden ser puramente secundarias respecto a las perturbacio- nes en Ia esfera de la libido, en cuyo caso seria posible aplicar la teoria de Ja libido de Freud a la dilucidacién de la demencia precoz. Luego de considerar la relacién entre Ia sublimacién y la transferencia Abraham sefialé que la capacidad para ambos procesos esté dismi-

Vous aimerez peut-être aussi