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parte)
El protestantismo no posee las notas de la verdadera Iglesia
por el p. Hillaire
2.- Ni la del número. La Iglesia Romana sola es cinco veces más numerosa que
todas las sectas protestantes reunidas. Es la misma en todas partes, y, al
contrario, el protestantismo es diferente en todas partes. Impotente para
constituir una sociedad universal, no puede atribuirse con justicia el título de
católico.
IV. El Protestantismo no tiene la apostolicidad
1.- Ni la del origen. Sus autores, Lutero, Calvino, etc., están separados de los
apóstoles por un intervalo de quince siglos.
2.- Ni en la doctrina. Los apóstoles no han transmitido más que una sola e idéntica
doctrina, los mismos sacramentos, el mismo culto; en todo lo cual, el
protestantismo ofrece infinitas divergencias. Ningún hombre de buen sentido creerá
jamás que los apóstoles hayan enseñado creencias contradictorias.
Las doctrinas protestantes varían diariamente y se podría continuar la obra inmortal
de Bossuet: Historia de las variaciones protestantes. La doctrina de los apóstoles,
como la de Jesucristo, es inmutable.
1.- Esta regla de fe está condenada por la Biblia misma. Nuestro Señor
Jesucristo predicó, pero no dejó nada escrito. No dijo a sus apóstoles: Id, escribid,
vended Biblias por las calles; sino que les dijo: Id, enseñad a todas las naciones,
predicad el Evangelio…el que creyere en mí se salvará, el que no creyere se
condenará…quien a vosotros oye, a Mí oye…Luego la Biblia no es regla de fe
establecida por Jesucristo; Él no manda leer la Biblia, sino escuchar a los
apóstoles.
Los apóstoles predicaron: por medio de la predicación propagaron la fe en el
mundo. Sólo más tarde, algunos de ellos escribieron los libros del Nuevo
Testamento. La Iglesia existió mucho antes que los Evangelios. ¿Cuál era
entonces la regla de fe de los primeros cristianos?...Por lo demás, la Biblia no
puede ser una regla de fe absoluta, porque los libros que la componen no son un
catecismo de enseñanza religiosa, clara y completa. Los Evangelios, los Hechos de
los Apóstoles, son narraciones presentadas a los fieles para su edificación, las
epístolas apostólicas son fragmentos sueltos, respuestas a cuestiones particulares.
Jamás pretendieron dar los apóstoles en esos fragmentos escritos un código de
enseñanza completo, una fórmula de fe.
Fuera de eso, los escritores sagrados ponen en la misma categoría la enseñanza
escrita y la enseñanza oral. Declaran que no han escrito más que una pequeña
parte de las enseñanzas del Salvador, y demandan el mismo respeto para lo que
enseñan de viva voz, que para lo que han consignado en sus escritos. Retened, dice
San Pablo, la doctrina que habéis aprendido, ya sea de palabra, ya por nuestra
carta (2Tesalonicenses 2, 15). Y a Timoteo: Y lo que has oído de mí ante muchos
testigos, confíalo a hombres fieles que sean aptos para enseñar a otros (2Timoteo
2, 2). Luego la Sagrada Escritura no contiene todo lo que hay que creer y practicar,
puesto que los apóstoles nos ordenan conservar las tradiciones.
3.-El protestantismo no viene de Dios. Toda religión que no produce algún santo,
que no es confirmada por algún milagro, no puede venir de Dios. El milagro es el
sello, la firma que Dios imprime a su religión. Pues bien, el protestantismo, en casi
cinco siglos que lleva de existencia, no ha podido producir un solo Santo ni puede
presentar ningún milagro. Luego no viene de Dios.
El protestantismo es obra de un engaño poco cristiano. Ved en ello una prueba
manifiesta:
“El protestantismo rechaza todo lo que es consolador, tierno y afectuoso en la
religión; la adorable presencia de Cristo en el sacramento de Su amor, el tribunal
de la misericordia y el perdón (sacramento de la Penitencia), la devoción a la
Santísima Virgen María, esta dulce Madre del Salvador que Él nos dio por Madre
en el momento supremo de Su muerte, la invocación de los santos, nuestros
hermanos mayores, nuestros amigos, que ya se hallan en la patria, donde nos
llaman y nos esperan, la oración solidaria por nuestros fieles difuntos, etc.” (Mon.
De Ségur)
Por esto mismo, los protestantes que conocen y aman a Dios se hacen católicos.
4.- Me diréis, finalmente: Estamos iluminados por la luz interior del Espíritu Santo.
Problema para vosotros es que no basta afirmarlo, hay que probarlo. Si el Espíritu
Santo os inspira, ¿Por qué entendéis las palabras de la Biblia los unos en un
sentido y los otros en otro? ¿Puede contradecirse el Espíritu Santo? Es un Espíritu
Santo un tanto raro el vuestro…
Vosotros echáis en cara a los católicos que crean en la infalibilidad de un Papa, y a
la vez, os transformáis en otros tantos papas infalibles para interpretar la Palabra
de Dios….no, no está permitido a todo mundo interpretar la Biblia, porque dice San
Pablo: “A unos les ha sido dado ser apóstoles, a otros ser profetas, a otros ser
evangelistas, a otros el ser pastores y doctores” (Efesios 4, 11). Se debe preguntar
el sentido de la Biblia a aquellos que tienen la misión de enseñar: “Los labios del
sacerdote serán los depositarios de la ciencia, y su palabra dará el conocimiento
de la ley” (Malaquías 2, 7)
5.-Vosotros tenéis el afán de aceptar la Biblia, toda la Biblia, etc., pluguiese a Dios
que así fuera, pues entonces seriáis católicos. La Biblia enseña que Jesucristo
estableció una Iglesia, y que en esa Iglesia ha constituido una autoridad doctrinal
infalible a la que debemos obedecer:
“Id, dice Jesucristo, enseñad a todas las naciones, predicad el Evangelio…el que
creyere en mí se salvará, el que no creyere se condenará…quien a vosotros oye, a
Mí oye…” Luego aquel que no obedece a los apóstoles y sus sucesores debe ser
considerado como gentil y publicano.