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Entrevista realizada al Dr. Oscar Osvaldo Barón Lijerón, abogado de profesión; Director
del ConsejoTécnico del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio,
Industria, Servicio y Turismo de Santa Cruz (CAINCO).
Desde hace buen tiempo somos testigos de la consolidación del arbitraje como un
sistema eficiente de solución de controversias. El arbitraje, que duda cabe, sigue
generando confianza en inversionistas, empresarios, abogados y particulares,
pues se está convirtiendo en casi una regla la inclusión de convenios arbitrales en
los contratos, con la finalidad de someter sus diferendos a la jurisdicción arbitral.
Dentro las razones que justifican esta preferencia por parte de los principales
operadores del tráfico jurídico, además de la celeridad, confidencialidad,
especialización, flexibilidad, la neutralidad, costo y tiempo previsibles, está el
otorgamiento de una discrecionalidad amplia a los árbitros para que conduzcan los
procedimientos de la manera más expedita y adecuada, pero sobre todo por la
confianza que despiertan las instituciones que los administran y la calidad,
capacidad e idoneidad de los árbitros involucrados en el dictado un laudo
imparcial, incontaminado de influencias políticas, económicas o presiones de
cualquier tipo.
En este sentido, debemos tener claro que el arbitraje, debe convivir con la justicia,
pero para que esa convivencia sea armónica, hay que establecer una relación de
cooperación entre ambos sistemas. Así como los árbitros deberán comprender las
limitaciones que les impone el origen convencional, la falta de imperium y el orden
público; será necesario que los jueces compartan la filosofía y los objetivos del
arbitraje como un sistema que “co-opera” en la resolución de conflictos, prestando
su auxilio cuando se deba recurrir a ellos para ejecutar el laudo, aceptando
también sus propias limitaciones en casos que legítimamente fueron sustraídos de
su competencia.
4.- ¿Considera Usted que la crisis judicial es una ventaja para el desarrollo
de los métodos alternativos de solución de controversias?
No es dable suponer que quienes postulan la revitalización del arbitraje vean con
satisfacción la crisis judicial. Por el contrario, esta situación, lejos de ser una
ventaja, se erige en un serio escollo para las pretensiones de consolidar un
sistema arbitral eficiente; porque estos métodos no pueden existir sin una justicia
estatal que les preste apoyo y les permita suplir los inconvenientes y las
limitaciones propias de su origen.