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Comunidades de violencia La persecucion de las minorias en la Edad Media COMUNIDADES DE VIOLENCIA LA PERSECUCION DE LAS MINORIAS EN LA EDAD MEDIA TRADUCCION DE ANTONI CARDONA Ediciones Peninsula Barcelona INTRODUCCION La sentencia segtin la cual el presente modela el pasado en ningiin caso es mds cierta que en las consecuencias que acarred la Segunda Guerra Mundial sobre los escritos hist6ricos acerca de las minorias europeas.' Antes de esta guerra y de sus horrores la historia de los judios se hallaba, en términos generales, fuera de la corriente principal del quehacer histé- rico, la escribfan judios y los demds historiadores no la tenfan en cuenta (tal como sigue pasando en cierto modo).’ La historiografia dominante dnicamente twataba sobre fa historia de los judios y de otras minovias en las historias confesionales. Los protestantes, en particular, escrizieron sobre la violencia medieval y la intolerancia hacia las minorias (herejes, moriscos, judios, leprosos, brujas) con Ia finalidad de demostrar que el catolicismo habia sumido a Europa en el oscurantismo y habia embrate- cido a sus pueblos durante el perfodo que se extendia entre la caida de Roma y el nacimiento de Lutero.’ Para la gran mayoria, sin embargo, el estudio de la «sociedad medieval» en términos generales rara vez se cru- zaba con el estudio de sus minorias. ‘Tras el Holocausto, esta posicién se ha hecho insostenible. Hoy en dia son pocos los que, por ejemplo, sostendrfan que el estudio de los ju- dios y de Jas actitudes hacia ellos en Alemania es irrelevante para com- prender Ja formacidn de las identidades culturales y nacionales alemanas 1. Cf M. Bloch, The Historian’: Craft, Nueva York, 1953, pp. 43-47. Bloch escribié esas palabras mieatras se hallaba oculto, poco antes de ser agesinado por los nazis, La ma- nera misma de expresarse era sin duda consecuencia de fa guerra. 2. Véase G. Languwir, «Majority History and Postbiblical Jews», en Tiward « Defi- nition of Antisemition, Berkeley y Los Angeles, 1990, pp. 21-41. 3. G. G. Coulton constituye un ejemplo conspicuo, con singular descaro en su no- vela historica The Friar’ Lantern, Londres, 1906. Tales polémicas entre protestantes y ca- rélicos fueron especialmente importantes en los comienzos de fa historiograffa sobre amu sulmanes y moriscos en fa Peninsula Thérica. a meTRopecciéN modernas. Tampoco resulta posible, después de los actuales ataques con- tra musalmanes en la antigua Yagoslavia, contra «extranjeros» (a menu- do musulmanes) en Alemania, Francia e Italia, o contra los judios en Ru- sia, argumentar que los episodios de violencia contra fas minorfas forman parte de un pasado europeo primitivo que fas sociedades modernas han dejado atrés. El estudio de las minorfas medievales ha adquirido, pues, nueva actualidad y algunos lo han transformado en una busqueda de los origenes de los males contemporineos. «;Cuando se equivocé Europa?» es una pregunta que ha venido formulindose con creciente frecuencia durante los titimos cincuenta afios Una respuesta usual, a lo que parece, es «en la Edad Median. Tal como lo expresa Norman Cohn en su libro El mito de le consparaciin jie reundiak A mi entender, fa forma ms mortifera de antisemitismo, del génea que lleva matanzas y a ventativas de genocidio, tiene muy poco que ver con verdaderos conflictos de intereses entre los vivos, y ai siquiera con el prejuicio racial en sf En su nicleo subyace Ja creencia en que Jos juckios—todos los jadios de todo el mundo—forman un conjunto de conspiradores empefiados en arruinar al resto dels humanidad, para después dominarla. Tal creencia es sencillamente una ver- siGn modernizada y secularizada del panto de vista popular medieval + Las implicaciones de la tesis de Cohn son claras: las actinudes mis peli- sgrosas hacia las minorias, 0 por lo menos hacia los judios, no nacen de las relaciones entre individuos y grupos dentro de una sociedad, sino de creencias colectivas, creencias originadas en la Edad Media y transmiti- das hasta el dia de hoy.’ Por eso Tes medievalistas han escrito libros como 4. Warrant for Genocide: The Myth ofthe Jenish World-Conspirucy and the «Protects of the Elers of Zion», Nueva York, 1967. (Trad. esp. de Feenando Santos: ET mito dela coms- piructn judia mential, Madrid, 2983) p. 16. Un pasaje similar de la thisma obra es citado con aprobacién y ampliado por L.. Rotbkrug en «Peasant and Jew: Fears of Pollution and German Collective Perceptions» en Historica Reflettons/R&flexions Historique 10 (1983) 59-771 B: 60. Hay, por supuesta, historiadores que creen lo contrario, B. Blumenkranz, pot jemplo, eseribe que «la lucha del cristianismo contra el judaismo no es inevitable, nece= saria ni esencial, Es mis bien producto de eircunstancias generales que surgen a partic de ppolitcas invernas y externas, y de hechos sociolégicos. En resumidas cuentas, es sélo con- Sngenten. Tales alegacioncs a fivor de Is contingencia han tenido-una influencia limita- RB avtRopeecisn Las demonios familiares de Europa, de Cohn, The Formation of a Persecuting Society, de Robert Moore, y Festasies, de Carlo Ginzburg'—libros que son gjercicios de psicoandlisis, intentos de comprender un supuesto incons- ciente colectivo de los europeos modernos. Por supuesto, hay opiniones diferenves en cuanto al momento en que un medievo europeo «tolerante» se eché a perder. Los especialistas on la Historia de los judéos, musulmanes, herejes, homosexuales y leprosos han situado el cambio en fechas diversas, desde la Primera Cruzada (que provoce un buen mimero de actos violentos contra los iudios europeos) en adelante. Recientemente Carlo Ginzburg ha propuesto una fecha mig tardia y ha afirmado que en la primera mitad del siglo xrv (el perfodo que abarca la presente obra) surgi en la mentalidad europea un miedo irra cional ante supuestas conspiraciones que previamente habia sido repri- mido: Is creencia de que ciertos grupos, ya fueran los judios, los leprosos 6 las brujas, conspiraban para destruir la sociedad. Segdn Ginzburg, fue esta mentalidad irracional la que provoce los pogromos cantra los judios, Jas acusaciones de envenenar pozos y practicar asesinatos rimales, ast como las grandes cazas de brajas del inicio de le época moderna Independientemente de las diversas periodizaciones, todos estos in- tentos de hallar los origenes de la intolerancia europea tienen mucho en comin, Todos ellos adoptan un punto de vista a largo plazo con la inten- cién de establecer una continuidad entre los odios de antafio y los actua- les, El hecho de que se centren en la longue durée significa que, en vez de enmarearlos en sus contextos locales, interpretan los acontecimientos de acuerdo con una teleologia que, mis o menos explicitamente, conduce al 6, Burepe’s Inner Demans Londres, 1975. [Tead. esp. de Oscar Cornés, Madrid, 208); Oxford, 1987; Nueva York, rogr. Véase también Léon Poliskor, The cryen My: His tory of Racist and Nationalist Ideas in Europe, Nueva York, sors, y el articulo de Rothkrog citado mis arriba, en fa nora n, 4 de a winteodueci6ne, p. 13 da incluso sobre aquellos que las citan, Asi, A. Curler y H. Cuder, cuya traduccidn de Blumenkranz se acaba de citar, «estin totalmente de acuerdo con tales opiniones» pero principal... factor en el en fa misms pigina sostienen que el antimahamecisino fe el surgimiento del antiseinitismo durante la Alta Edad Meta (1000-1306), cayos efectos se han dejado sentir en tovos fos silos siguientes, inchuido el nuestro. The jew as Aly of the Muslim. Medieoat Root of nti Seoitinm, Notre Dame, IN, 2986, p. 2, donde citan Le nice ax mirvir de Part ebvitica, Paris, 1966, p. 136 a iTRODUCEION Holocausto. Asimismo, en vez de hacer hincapié en opiniones locales 0 individuales sobre lus minorias, se centran en imagenes, representaciones eteotipos colectivas del «otros. Hacen caso omiso de los actos de grupos o de individuos y dan mayor importancia a las estructuras de pen sumiento que se considera que rigen dichos actos.’ Por cousiguiente, los hiscoriadores se comportan como gedlogos y rastrean [os antiguos pro- cesos mediante los cuales las preocupaciones colectivas se fueron de- sarrollando hasta llegar a un panorama persecutorio que, en el tltimo milenio, ha experimentado cambios minimos, Refutar esta idea generali- zada de que fa mejor manera de comprender la intolerancia es recalcando la continuidad fundamental entre los sistemas colectivos de pensamiento alo largo de la historia, 0, en nuestro caso, a Jo largo de un milenio, es un objetivo dominanté en este libro. Poner el acento en la contimuidad y en los sistemas colectivos de pen samiento puede ser calificado de «estructuralista> sin forzar demasiado este término.* Dentro del consenso estructuralista en la historiografia de Ja persecucidn hay diversas metodologias, dos de ellas especialmente co- rrientes. La primera vincula el desarrollo de las mentalidades persecuto- rias con otros procesos seculares: la creacién de una economia monetaria 6 el ascenso de monarqnias centralizadas, por ejemplo.” Los partidarios de este enfoque, como Robert MO6té, insisten en los p5éesos de cambio historico hasta cierto punto, Admiten Ja contingencia durante la gesta~ cida de fa inzoleraneia, pero teas su aparicién la mentabidad persecutoria parece trascender particularidades temporales y espaciales. La segunda metodologfa rastrea la genealogia de estereotipos y creencias con la fina~ . Esto, por supuesto, esti emparentado con las ansiquisimas dicoromias que halla- ‘mos actushmente en el centro del debate tedrico sobee la interpretacion textual: subjeti= vismo/objetividad, estructurs/accidn, lengua/habla, entre otras. Dicho mids brevemneate ¥ fen abstracto, se disenre sobre el grado de autoaomia de que gozan los individuos respec ‘0 a las normas colectivas y 2 las instieuciones que estructuran su sociedad: Por ejemplo, fn el caso de la dicotomia daijue/paro «lengua hace referencia al grupo Ue regias me. dliante fas cuales funciona el lenguaie ‘la lingtistica, por asf deci}, mientras que «ha- bla» se refiere a su uso, a las diferentes maneras de Aablar de los indiviuos. 8. GF. B. Anderson, be the Trucks of Historical Materialism, Chicago, wos, cap. 2, «Structure und Subject». esp. pp- 44 V8 9. Véase, por ei, L. Little, Religious Prorrty und rhe Profit Exonsmy in Medieval Baron pe, ithaca, NY, 1978, p. 2 84 INTRODUCCION lidad de establecer la existencia de un «discurso> sobre el «otro» y de- terminar sus origenes. Concibe la intolerancia slo come un problema mis en Is cambiante historia de las ideas y desdefia las variables sociales, econémicas, politicas 0 culturales. Asi, Ginzburg estudia las raices fol- cloricas del sabbath celebrado por las brujas desde el siglo vinta. de C., en Asia Central, hasta 1645 en Essex (Inglaterra), mientras que el autor de otro trabajo reciente rastrea la demonizacién y la deshumanizacién de los judios desde el Egipto alejandrino, hasta las representaciones de la Pasidn de le Alta Edad Media, para comprender «las fantasfas de los monies, los sermones de los predicadores, lz imaginacisn de los artistas y la psique inquieta de todos los hombres». Ei «Ser humano» es an concepto que encaja mal en tales estudios. A menudo que siguid al Holocausto. Aunque su mesianismo es mas velado, comparte con su predecesora una visidn teleolégica en la que cada incidente de persecucién prefigura mayores persecuciones venideras. La escuela de Jerusalén ha ejercido una gran influencia en el terreno de los estudios ju- dios sefarditas, en gran parte debido a los trabajos ce Yitzhak Baer, cuyos sxtremo opuesto se hallan ciertas escuelas de interpretacién a, en particular Ia denorninada «lacrimosa» y las escuelas de 17. Por ejempio, N. Roth, «The Jews of Spain and the n 1 (atofo de ¢yo2}: 17-30, sobre este punto pp. 19-20. 18. Quiz el mas alramente optimists de tales historiadores sea N. Roth, a tien no Je gusta siglo xiv.‘ El peligro que esto sate impiden el andlisis. $i la violencia contra las minorias carece de razén, entonces no hay necesidad alguna de estudiar los contextos en gue se produjo, ni de averiguar los conflictos que hubieran podido desencade- narla: el panorama interpretative se vuelve monotono y plane. Una manera de demostrar las limitaciones del enfoque «irracionalis- ta» es proceder de la manera opuesta: con un enfoque rgng Toronto, coS8), n° 302, pp. 513-315, 400 bibliografia. Ea evan. toa la docurmenticiOn aragonesa pertinente, véase el. capitulo siguiente (pp. 102-7} 69. SHOLENCIA CATACLISMIGA: FRANCIA Y LA CORONA DE ARAGON revelada que era necesarin que asi fuera. El rey se negé a concederles audiencia. Después de asalear la prisién del Chatelet, sede del preboseaz~ go de Parfs y simbolo de la antoridad real, abandonaron la ciudad y, tas encaminarse hacia el sur, entraron en Aguitania, quizd con la intencion de llegar a puertos mediterrineos como Aigues-Mortes, desde donde embarcarse con rambo a Tierra Santa.” Durante su avance hacia el sur los pastorcillos atacaron castillos rea~ les,? funcionazios reales y sefforiales y clérigos, hecho que preocupo mu- choal Papa.” Bernard Gui manifesté que «su fama sembré el terror y el pavor entre las comunidades de ciudades y castillos, entre sus rectores y dirigentes, y entre principes, prelados y ricos». Ademas «después se supo por algunos de ellos que habfan acordado sublevarse contra el clero y los monjes que poseveran riquezas para apoderarse de sus bienes»."” ‘La atencidn de los pastorcillos recayé con mayor espectacularidad sobre los judios, a quienes convirtieron 0 mataron en Saintes, Verdin del Garona, y en las didcesis y ciudades de Cahors, Toulouse y Albi (Ia masacre de Toulouse ecurrié ef 12 de junio). También se tiene constan- cia de masacres en Castelsarrasin, Grenade, Lézat, Auch, Rabastens, Montguyard y Gaillse. Es posible que en muchos de estos lugares los cindadanos y los funcionaridg municipales apoyaran a los pastorcillos € incluso tomiaran parte en sus atrocidades. Por tal cazén el Papa Juan XAT eseribié al arzobispo de Toulouse ordenindole que utilizara todos los medios a su alcance para convencer a los «populares» de la ciudad de que retirasen su apoyo a los pastorcillos. El arzobispo navo sus dudas al respecto porque temia que si lo hacia tanto él como su iglesia sufrirfan 8. Segiin Barber, «The Pastoureaux>. pp. 145-146, 157. Sobre ef Chitelet como smbole de In autotidad real, véanse fos comentarios generales de C, de Mézindol, «Mou- vemen's sociaux et troubles politiques 3 la fin do Moyen Age: essai sar la syraboligne des villes», en ccter da rrge Congrés Narionel des Secietés Sevantes, Pacis, 1989, pp. Sobre Aigues-Mortes como puerto de los cruzados, véase W. C. Jordan, Louis IX and the Challenge of the Crasade, Brinceton, 1979, PP. 72-76 9. Una investigacién jadivial Bevads 9 cabo en Albi en 1324 estableci6 que babian ameado «castllos reales {.), a juios, y a sigunos mis», Véase C. Compayré, Bitdes bis- tories et dernoments ints sr Ullbigeis, le Caseaix et ancien dioise de Lacaur, bi. 1844, P53 10, Véase Simonson, spat 11, Toduccién de Bacher, « The Pastoureavw, 5, 147, Véase asimisme Cob, Er pas del milenio, pp. 1 See, po 3 ie Seo, ps 314 siesta sist FRANCIA, ORIGEN BE LOS DISTERIIOS ataques.” El Papa también escribié a Guyard Gui, senescal de Toulou- se, instindole a oponer resistencia 2 los pastorcillos. Guyard debio de tomarse la orden a pecho, puesto que unos seis meses después ef Papa to absolvid de haber ajusticiado a un clérigo de Montguyard que habia ma- tado a cuatro judios (tres hombres y una mujer), les habia robado sus bienes, y habia proclamado que los demss deberian unirse a su actividad, sancionada por Dios." Alrededor de la temporada de la siega de 1320, (después del 29 de junio), el funcionario real Aymery de Cros, senescal de Carcassona, derroté y puso en desbancada 2 un grupo numeroso de pastoireanx. Otros grupos entraron en Gasauiia, Navarra y Aragon. (VE see] mapa 2, p. 72) Estos son los hechos de la Cruzads de los Pastoreillos en Francia, na~ rrados del modo més esquemitico posible. Hay otro relato mis detalia~ do, conmovedor y personal, escrito por el jucio Baruch, a quien lds ma- sas obligaron a escoger entre la conversion o fa muerte en Toulouse, La narracién de Baruch es excepcional por cuanto describe Iz violencia des~ de el punto de vista de la victima, Debe asimismo advertirse que tna pat= te importante de su relato esti dedicada a explicar como, al enfrentaese con el populacho, intents invocar sus relaciones con clérigos y finciona~ rios reales de la localidad, y por qué tal inzocacién results init: en re~ sumen, cémo esos sucesos cataclismicos transformaron sus relaciones normales con los cristianos."' No obstante, las paginas siguientes se ocu- Simonsohn en spore Si pastoreillos, ASV, Reg. Var. 210A. fol. 511, publicado por pp. 31-518, Para las aeviones ulteriores emprendidis por el Papa contra lo ‘véanse los n° 305-307. 13. La primera carta a Guyard Gui, remitida unos dias despaés del 19 de junio de agao, se conserva en el ASV; Reg, Vat. 110 fol. 51%, ha sido publicada por Sinonsobn en Aposttic Sec, n® 305, p. 318. La absolucion, con fecha del 14 de enero de 2321, se h ila en el ASV, Reg. Vat 71, fol. t84rv; ASV, Reg. Aven. 14 fol. 253% y ha sido publiea- da ibid., 0° 351, pp. 324° 14. Bara una discusiOn sobre toreillos, véase c! capizulo siguiente (pp. 10: pastorcillos que logsaron alistarse en los ejéreitos emzados véase la Chronograpbia regient Prancoram., ed, de H. Moranwillé, Paris, 189%, « 15. Patael relato de Baruch, véase Le regivre de Pregnastion de Faces Fournier, 1318- 25, ed, de J. Duvernoy, Toulowse, 196: 1S. Grayzel, «The Confession of a Medieval Jewish Convert», en Historia Judaica 17 (9532 8-120; Barber, «The Pastou reat, pp. 149-253: ¥. Yerushalmi, «The Inquisition and the Jews of France in the time of Bernard Guin, en Harvard Theologiual Review 63 11970): 317-376. 1s problemas planteados por el itnerario de los ps 14). Zn cvanco a Ia suerte cortida por los los baranes en Francia, 7 FRANCHA, ORIGEN DE LOS DISTURBIOS 5 ! | parin menos de establecer qué ocurri6, que de plantearse dos preguntas mis amplias y quizd sin respuesta: , Jordan, Brench Monarchy, pp. 242-243: Ondetmances, 645-64 cap. 5 probibia que lox judios fuesen consicerados musizmorzables. 23. Sobre la Cruzada como estrategia Hscal, wéase Barber, «The Pastoureaus, pp. t6or161, La expresion ~eacinigos nororiose se ha extaido de una ingestigacion levada a cabo en 1324 por los funciotrios reales 1 Conceja de Albi, acusado de colat cba con los pastorciltos. En of juici, los ciudadanos se defendieron alegando que sl apo~ yara los pastorellos erefan estar ayudande a la Cruzada, Este docamento ha sida public sade por Compayré an Eudes bisvorigur, pp. 2 sdiewal Feary in Northern France: 203: Saige, Les juif, pp. 330-331 iomnaicer, U396, 8D. . caps. 5 rE FRANCIA, ORIGEN DE LOS DISTURBIOS Esto necesita una explicacién mis detallada. Aunque es verdad que en Francia los judios eran considerados agentes fiscales de la Monar- quia, y a veces siervos del rey, también fo es que fas acciones empren- didas por el rey contra ellos désempediaban una fancién basica en fa imagen que la Corona daba de sf misma como Monarquia sagrada: las expulsiones, por ejemplo, se presentaron como una defensa monarqui- ca de la fe." Los judios de Francia sirvieron a menudo como contras- te sobre el que definir al rey como el mis cristiano de los monarcas rex christianissineus. Bxistia por lo tanto una tiuuwe uae ta fucion de Jos judios en el mbico adminiscrativo de la Monargufa y su funcién en el dmbito sacro de la misma, y fue esta tirantez fa gue los pastorcillos y sus partidarios explotaron para legitimar su rebelidn contra un as- pecto odiado del régimen fiscal. Al atacar a los judfos podfan alegar gue su intencidn no era desafiar a la Monarqua, sino resticuir If pure- za que ella misma afirmaba desear.”® La cuestin es sencilla: el convex- to es importante. Es evidente, que los pastorcilles tenfan aversion a los judios, pero fueron las formas peculiares en que el sistema de impues- tos y el poder real se habian legitimado en Francia lo que convirtié, este odio en un medio dtil y significativo de elevar quejas contra los poderosos, y de expresar protestas que de otro modo nunca podian formulasse sin peligro. No tiene especial importancia averiguar aqui yeron 0 no en la imagen que ia Corona presentaba de si misma como una ‘Monarquia sagrada. Aunque aceptaran la versién idealizada de la ideolo- gia imperante, ello no significa que el confficto viotento no pudiers esta~ lar alrededor de la implementacién de esa ideologia. Por ejemplo, los pastorcillos podian afirmar que la tolerancia y Ja explotaci6n de los judios corrompian ala Monarquia sin poner en duda fa naturaleza sagrada de fa us los pastorcillos cre- Vease, por ejemplo, J. Baldwin, The Government of Pbilip Augustus, Berkeley, +1986, pp. 379-380, sobr fen de Felipe Augusto en las erdnieas tras expul- sar alos judios. En cuanto a fa uslizacion de las expulsiones como «instrumento de pro- paganda», véase M. Kriegel, «Mobilisation politique et modernisation organique: bes ex- pulsions des juifs au bas Moyen Age», en ctrebives idealizada que de sf misenos han dado a sus subordinados-. Véase J. Seott, the rts of Resisuance: The Halden Transcript, New Haver, 1990, P- $4 DHOLENCIA CATACLISMICAS FRANCHA Y LA CORONA DE ARAGON Monarqpfa misma.” En caso de que no hubieran aceptado Ia ideologia de {a clase dominante, habrian justificado sin embargo su revuelta en la medida de lo posible acudiendo a esa ideologia para minimizar la oposi- cién a sas demandas.¥* Siernpre que un grupo dirigente elabora una ideo- Jogia para justfivar sus pretensiones de poder, se expone al mismo tier= poa hn erftica si no cumple con esa ideologia. Es lo que James Scott ba denominada tas impuestas por la Corona 2 cafe de la Cruzada de los Pastorcillos, vease Barber, «The 56% Jordan, Froncb Monarchy, p. 244. Las wtultas se siguie~ Les Jonna de Tresor de Charles TW, ed. de J. Viard, Philip Ve, ps 319% Pastoureantr, pp. 48) 153 ror cobrando durante aites. Vi Pacis, 2927) 8° 3668, citudo en Brown 79 VIOLENCLA CATACH[SMUCA: FRANCIA ¥ LA CORONA DE ARAGON Este altimo rumor puede ayudarnos a explicar otro precedente inte- resante de los hechos violentos de 1321: la decisién, en diciembre de 1320, del obispo de Dax de encerrar a todos los leprosos de su didcesis. Con ello intentaba mantener su jurisdiccién sobre los leprosos ante las incrusiones del sire WAlbret. Este ultimo habia quemado a un leproso acusado de un delito no estipulado en el que estaban involucrados otros leprosos. El conllicto jurisdiccional subsiguiente implicé a un gran ad- mero de funcionarios ducales, episcopales ¢ incluso papales. Rumores de las acusaciones contra los Ieprosos de la dideesis de Dax bien pudieron haber contribuide a la formulacién de los cargos imputados a los lepro- en la primavera de 1321." Fueran cuales fueran los preceddentes, antes del mes de febrero de 1321, comunidades de las deeas de Toulouse, Albi y Carcassona solicitaban a la ra a los judios y segregara a los leprosos sos I Monarquia francesa que expuls: Los peticionarios se declaraban generosamente dispuestos a administrar to- ddos los ingresos y donativs piadosos que correspondieran a los leprosos, a cambio de hacerse cargo de su mamuteneiGn, Afirmaban que era necesario que fueran aisiados, ya que proyectaban contaminar a rodo el pais con su enfermedad mediante venenos y hechicerias, Ademés, los leprosos también proporcionaban a los judios hostias consagradas para que las profanaran. ¥, de sus deudores cristia- los judios tenian relaciones sexuales con las espos: 1os, y cometian otros delitos hocribles, que les haefan merecer la expulsién. ales imputaciones no deberian leerse al margen del resto de fa soli- citud. Las principales quejas de los delegados hacfan referencia a la justi- cia real: los Funcionarios de Ja corte retlamaban su jurisdiccién sobre pleitos que debian ser juzgados en los tribunales locales y Hevaban a cabo injustamente investigaciones sobre cargos de usura imputados a cristia~ nos, asi como sobre acusaciones de complicidad con los pastoureau. Los delegados, pues, no sdlo intentaban obtener jurisdiccién sobre los bienes libres de los leprosos: rambién se oponian a las excesivas atribuciones de 38. HY, M. Bay, Histoire de ia pre en France: preus et cagots di Sud~Ouest, Paris, 1910, pp. §20-526; J.B. Marquette, «Les Albret; le tle politiques, en Cubiert di Bazadais 41 (a78%: 445 ¥'ss citados por Bériae en «La persécution», p. 298. demia de peste, es ficil olvidario, En cambio, las acusaciones de profanar las hostias sa das o de cometerasesinatns rituales habfan empezado mucho antes, Vase Little, Re- ligions Poverty, p. § 80 FRANCIA, ORIGEN DE LOS DISTURSIOS Ja justicia real intentaban limitar el alcance de sus procedimientos ingui- sitoriales, esto tltimo motivado, al menos en parte, por Ia intensa activi- dad inquisitiva contra eristianos acusados de haber atacado & judios da- rante la Cruzada de los Pastoreillos.” Resumiendo, bastante antes de que se gen tra los leprosos una amplia coalicién de fuerzas hacfa campaiia en su contra, ¥ contra los bienes y dececaos de las fundaciones benéfieas que se ocupaban de ellos. En estos primeros ataques destacan fas cuestiones ju- risdiccionales: el obispo de Dax encerré a sus leprosos para defender sus derechos sobre ellos ante las intrusiones de un noble focal, mientras que los municipios intentaron utilizar los rumores de envenenamientos rea- lizados por leprosos para apropiarse de los recursos que en aquelios mo izaran Los ataques con- mentos escapaban a su control La peticién municipal al rey no fue acogida favorablemente (ses que legé a recibirse), de manera que los funcionarios municipales tomaron cartas en el asunto, Durante fa Semana Santa de 1321, el alealde de Péri- gueux ordend la detencidn de los leprosos. Desde principios de primave- ra habian estado circulando rumores sobre delitos cometidos por éseos, pero hasta entonces no fueron apresados y torturados por funcionarios judiciales. Muchos confesaron y fueron quemados.* Solo se conservan unas cuantasde estas primeras confesiones.* La ma- yoria debia parecerse a la confesién del leproso Johan de Bosco ante los ncionarios de la ciudad de «Regale ville» (Francia). Johan era natural 3p, Para el rexto de la peticidn de All, véase Compayré, Bees Bitorigues, pp. 2 burg lo estudis scmerumente en Eetases, p. 37 ym. 64. En ean & de que tas comunidades de Toulouse presenearon una peticin seraejanc, véase Brown, «Philip Vin p. 309 8. gr 40. M. Barber, «Lepers, Jews and Moslems: The Plot so Overthrow 1 y2 tm, on History 66 (2982): 1-17, sobre este particu, p. 23 Bériae, «La perséeution, p 208) ambos se basan en G. Lavergne, «La persécation et I spoliation des téprews t Péri- guieus en 1521, en Rewueif de Trawaner aferts & M. Chavis Brunel, Paris, 1955, 2:107-¢ 41. Pars las contesiones de los leprosos de Archignae y Salignae, véase Beriac, «La persécution~, p. 204, donde cita BN, Coll Pénigord, 92, fois. 86-87; J. M. Maubourguet, Le Périger meridional des arighnes& lan 1370, Cabors, 1926, p. 278 42. Curiosamente, esa Confesién se conserva en el Musco de Mi se wata de un manuscrito sia eatalogar, con fecha «primo die ssbbati post festun Trans- tasionis sancti Nicholay» de 1321. Jaume Felip, de Montblanc, me proporeiond amable~ nente ana eranscripeion del documento, det que esti prepacaatdo uta ediciéa exit. Los funcionarios eran: «Guillermo de Cayrseo, iocum eeneptem Andree de Merexto baibli 8r ICA: FRANCIA ¥ LA CORONA DE ARAGON VIOLENCIA FATACHE de Alterque y el 16 de mayo comparecié ante los firncionarios «sin las ea denas de fa prisién, declar6 bajo juramento que tres semanas antes el her- mano Geraldas, leproso y «preceptore de la leproseria de Alterqu, habia Hogado con dos talegas liens de polvos «pésimos», y habia ordenado a Jo- han que echara aquellos polvos en las fuentes, aguas y rfos dee varias zonas Los polvos emponzoftarfan el aga de manera que quien bebiese de ella morirfa 0 contracria la lepra. Luego Geraklus pags a Johan veinte sueldos y le dio dies mis para los gastos. A continuacién se enumeran decenas de pueblos que visits Johan para envenenar sus pozos y rios. Segiin éste, lo atriparon en el «docam Regalis ville» tras haberlo visto abandonando un poze que acabaha de envenenar, Johan declaré desconocer la composicion de aquellos polvos, pero estaba conveneido de que cualquiera que los be- biese se volveria leproso 0 morirfa en ef plazo de dos meses.*+ Quiza en respuesta a confesiones como ésta, los funcionarios de las poblaciones de toda la regién empezaron 2 detener, condenar y ajusticiar alos leprosns acusindolos de envenenamicntos." A diferencia de la Cru- zada de los Pastorcillos, el ataque contra los leprosos lo Hevaron a cabo Jas autoridades municipales, y no chusmas de alborotadores. Por lo tan- ro, la violencia fue ejercida en este caso por ka via judicial, aunque, dado que tales aceiones por parte de los raunicipios constituian uit clara usme= pacidn de las prerrogativas judiciales reales, no dejé de ser extrajudicial Los funcionarios reales fueron incapaces de intervenit eficazmente y las antoridades municipales informaron al rey de sus acciones sélo despa de haberlas Hewado a cabo. Los funcionarios municipales sabian muy 443. Resulta dificil imaginar un envenenador més ambulance. Confesé haber visitado y emponzofiado las agwas de unos veintiocho pueblos x eindadas de los aemales deparma- rentos franceses de Aveyron, Thea y Tarn-et-Garonne. ‘44. Para rina relacion parcial de las poblaciones donde fueron decenidos leproses, véuse Beviae, ala persecution, pp. 205 206, 209-316. Tho slo unas cuamtas de elas se inchuyen en ef mapa &, p. 72 : 445. Sobre Ja impotencia de Jos funcionarios reales, véase B .a persécution», pp. 230-211. En cuanto a fa informacién tardia al rey, véase Lavergne, «La persécution», pp. 108-109; Barber, «Plot», p. 2. Existe tan slo un caso documentado de intervencisn cficaz por parte de la Corona, en Casteinau-ile-Montmirail. Al parecer, Ginzburg igno- mirada. Véase Bistavtes. p34 et Amelio de aba que [a aetuacidn real fu reggii dieti loci (Regalem villa) neenon, ex corsm Matheo de Condom Rechas, consules eiuscem Loci», & BERR . Sin embargo, en 1321, éste y los restantes conce- jos persisticron en lo que solo se podia calificar de rebelion abierta. El rey Eelipe V se hallaba en Poitiers presidiendo una asamblea de ciudades meridionales cuando se presentaron ante él mensajeras de los hugares que habian emprendido acciones contra los leprosos. El rey comé medidas tan pronto como supo la noticia.” El 21 de junio emieio un edie to en el que ordenaba la muerte en la hogwera de cualquier leprofo con- feso de haber envenenado ef agua. Aquellos que no confesaran volunta~ riamente, debfan ser torturados. Los leprosos inocentes, asi como a los menores de catorce afios, debian ser encarcelados en sus poblaciones de origen. Significativamente, su delito fue declarado de lesa majestad, Por consiguiente, todos sus bienes revertfan a la Corona y la jurisdiccién so- bre sus delitos correspondia, exclusivamente al rey.” Fl rey quiso ocultar la ruptura evidente entre los municipios y la autoridad real sosteniendo que las acciones que ya se estaban Hevando a cabo se habian emprendido siguiendo sus érdenes. A la Monarquia no fe inceresaba que se supiera que la jurisdiccién real habia sido violada con éxito, Al mismo tiempo, Felipe V insistié en que a partir de entonces no consentirfa infraceiGn alguna de los derechos reales. Declaré puiblice- mente que cvalquier contravencién a su derecho sobre los bienes de fos leprosos seria considerada alta traicién, puesto que el delito que se co- fia- metia era contra su real persona. Pero también en este punto fue de 446. La cia procede de los Azchives Munieipales de Pésigueus, FF tomado de Beriae, «La persécution», p. 216. ara el camino seguido par los mensajeros, véase el mapa que aparece en Bériae ca perséeation, p. 209. Para mis informacion sobre ia asamblea de cfudades, véase mis abajo, pp. 92°97. HHS. Fate edicto ha sido publicado por H. Duples-Agier en «Ondonnance de Phitippe ys, en Biblioebegue de Beale des charter, 4 50° 3 ¢ Brown, «Philip Ve, pp. 309-310 7. 43, Je Long contre Hes tépreus (21 juin 132 (0857) Para més rete 83 VIOLENGIA CATACLISMICA: FRANCIA ¥ LA CORONA DE ARAGON 18 de agosto se enfrenté con el do con éxito y obligado a retractarse. obispo de Albi (cuyos hombres habian derenido, encarcelado y condena- do 3 muchos leprosos) y tuvo que admitir que albergaba dudas sobre si el delito era de lesa majestad, El rey, quiza utilizando los argumentos esgri- midos por sus opositores, declaré que en asuntos tan urgentes, cuando era perentoris castigar a los cuipables con la maxima presteza, la Corona no deberia insiseir en sus prerroganvas. el caso de fos leprosos, la ambigtiedad de su situacida jarisdiccio- nal pudo haber contribuido a la rapidez con que se Hevaron a cabo su de- tencién y la confiscacién de sus bienes. La Corona, los municipios, fos senores iaicos, las abadias y los obispadus, rodos ellos podian reclamar sus derechos sobre las leproserfas. La acusacidn de envenenamiento pro- porcionaba a los demandantes enfrentados una poderosa excusa para am~ pliar su jurisdiccién. En 1321 era mas prudente atacar primero, que con fiar lus reclamaciones a los tribunales. Los coneejos que tardaron en incautarse de su leproseria local vieron luego que establecer sus derechos en los cribunales de la corte costaba muchos aiios.* Mis arriba nos hemos preguntado qué peculiaridad de la situacién de Los judios hizo que los ataques contra ellos fueran una manera signiticativa de atgcar a la Monarquia. Ahora hay que preguntarse lo mismo sobre los leprosos.** Los ataques a los leprosos eran actos rebeldes en varios aspec~ tos obvios. Ef mis obvio de ellos era el jurisdiccional. Si tales ataquies se presentaban como extrajudiciales, constirufan alteracién ilegal de la tran~ fo, véase Ordonnances, vol. 12, Pa ci ecco dei 18 de a 160, pp. 48z- 482. Tanto los funcionarics unicipales como los sefiores seculares y Jos ecleshisticos s¢ opusievon a ests airmacion de autoridad real, yen Narbona, Carcassona y Toulouse ol rey fue obliguclo »eneregur fos bienes de los lepeosos los demmandances vale, La me- jor exposicion de la cesistencia 3 los deereros del cey os fy de Béviae, «La persdeution~, pp. 20-213, s1g-217, Véanse tambien Barber, «Plot», p. ai Ginaburg, Eonaien p. 34 50. Vease mss arb el caso del abispo de Ons, pp. So-81. En cuanto a la exparien- cia le vacias pobiaciones que se vieroa forzadas a recurs a tos tribunales, vase Bivins, «La persécution», p. 217 51. Teniend en cncnta ef estdo actual de nuestros conocimisntos ac acid cuteural de i leprae Ia Edad Media, asf como acerca de la sitoucin soca! Juridicn de los leprosos, la preganta ao puede ser consestada de muncra defini. Las consideraciones que siguen pretendcn ser solo una sugerenci. le fa sig aif 84 FRANCIA, ORIGEN DE LOS DISTURMIOS quilidad publica, y violacién de la autoridad real, Si, por ef contrario, se presentaban como judiciales, entonces cunstituian usurpacién de la juris- diccin real, Naturalmente, después de que el vey declarase, el 21 de ju- nio, que s6lo él tenia derecho a juzgar a los leprosos, todos los ataques posteriores fueron consideradas delitos de lesa majestad. Ademés, las le- proserias eran instituciones subvencionadas y contaban eon ciertos privi- legios: algunas eran fandaciones reales; otras recibian anualmente dona- tivos de la Corona; muchas gozaban del amparo real." En la medida en que los ataques a las leproserias transgredian los derechos de lz Corona © el amparo dispensado por ésta, se los podia calificar hasta cierto punto de «antimonirquicos».* Pero las acciones violentas contra Jos leprosos (asi como las sufridas por los judios) se produjeron en un contexto mucho mis amplio que et meramente juridico o jurisdiccional, Tanto los leprosos come el onar- ca desempefiaban funciones relacionadas entre si dentca de fo que po- driamos denominsr la «economdfa moral» del reino: la ereencia en que la administracién moral de! cuerpo (social, politico, individual) se manifes- cuerpo, un estado que con mucha fre- -iforas de enfermedad, infeccién o co- 2 deben entenderse en el marco de esta taba en el estado fisico de est cuencia era descrito mediante m: rrupcida. Los hechos de 132 economia. La lepra era una enfermedad det aima, causada por la corrupei moral y el pecado. Por lo tanto, era indicativa de pecado. El leproso era nm ode manera mis deiniivaseaevesitarts usa documentacibn ca jupidiea de as una de las leproserias asaftadas en 52. Pars afirmar es fiadosa de los peviley 1. Para ejemplos dle fas reluciones de un aionurea eon los leprosos y las leproserias, ondan, Lani I and the Chalenge othe Cras, p18. 53. F-O. Touas, «Histoire des maladies, iistoire cotale?s, en Sauces Ti ‘rigs 13 (1988): 3-14, Golre este particular p. x2), ree posible que las aceiones mss vio~ Jentas respetaran tas fundaciones reales, pevo ve muestra cauceloso y no aporta pracbas sux Dist sobre ello 54. Ublizo por lo tanto esta conocida expresin en un sentido diferente del que fe dio E, P Thompson al acusacls. Véanse ios capitulos «The Moral Economy of the English Crowd in the Fighteenth Century y «The Moral Economy Reviewed de sa bro Gusto 4 Comm, Lonsees, 1991, pp. 185-352, sobre este paracul , 188. En ewan al lenguse Je de enfermedad como «modelo global y sistemitico para la herejia, véase R. I. Mowre, “Heresy as Disease», en Tbe Cope of Hors inthe Mie ges Eleendb-Thircenth C), 0 de W. Lourdaux y D. Verhelst, La Haya, i976, pp. ret, sobre este punto, po 85 SAOLENCIA CATACEISMIGA! FRANEIA ¥ LA CORONA DE ARAGON tun hereje 0 un pecador impenitente, y debia ser apartado de Ia sociedad: “Quienguiera que haya sido corrompido por ls enfermedad de le lepra espiritual, o por la ofensa de falra de fe, o por ia depravacion moral, debe ser separado de los fieles». La distincién que existié entre lepra «espi- ritual» y «fisica» fue efpidamence borrada en Is tradicién moral popu- Jar, para Ia que la lepra fisica era, indefectiblemente, el castigo por un pecado espiritual* Por consigniente, también la corrupcion moral igual que la enfermedad que era su manifestacién fisica, se consideraba sumamente contagiosa ‘Tal como se dice en la queja presentada por venos catalanes contra una vecina acusada de inmoralidad, «ana oveja enferma contagia a todo el rebadiow. Estas eran las metiforas de enfer- medad—moral y médica—que explicaban ef aislamiento ritual y fisico de los leprosos en la sociedad.” Las acusaciones de envenenamiento formuladas contra los leprosos funcionaron dentro de este contexto moral, pero se extrajeron de la di- mension de lo individual para aplicarse a Is de lo social. La utilizacién de imagenes referentes a la lepra y al veneno leproso para ilustrar la infec- cién, 0 la vulnerabilidad de la carne al pecado era tuna prictica comin de Jos predicadores y los redactores de setmones. Por ejemplo, en las Gesta Romanortum, una colecciGn de relatos moralizedores escritos para ser usa~ dos por los predicadores, la imagen aparece elaborada al nivel del cuerpo individual y de la familia: hace mucho tiempo, mientras el noble caballe- cerrar la puerta. Enton- ro Tosias dormfa, su mujer salié de casa y olvi cas entré un oso en la casa, se baiié en el pore y lo infects con veneno. Cando Iosias y su fimilia bebieron agua de! pozo, se envenenaron con alepra pecaminosa». La finalidad del relato eta ilustrar que inchuso la carne de los buenos cristianos estaba expuesta al diablo, quien, al echar 55. Radelphus Fl nediados dei siglo en), citado por S. Brody en The Dise ase of the Sout: Lepragy in Medieuat Literature, Whaca, NY, 1974 PP 133-134. 536. Brody, Disease of thy Soul, p. 142. Véase también B. Diepgen, Die Theogie rnd der rellche Stand, vol. 1, Berlin, 1922. pp. 48-58: y G. Bichon, «La fepre et le péche: éude d'une représentation médiévalen, en Nouvelle revue de Prebanabye 38 (x88) 147-157. ACA.C 668:8prg0e (2-8-1352) [gui semel malus setmper presurmitur esse aly, et etiam quia una ovis morbide inficit omne pecus». Frase utilizad por los v nos de Ailemanda, una tnajer casnda de Barcelona, acusada de «conversacion perversa infamis y cransgresiones sexvales, Sus vecinos argumentaban que su presencia rep taba un peligro para In gente hontada, 86 FRANCIA, ORIGEN DE LOS DISTURBIOS veneno en ef pozo de la misericordia, pedia infectar 1a carne.** Se hacia hineapié en que la fepra, asi como el pecado que la causaba, no se limia~ baa ningéin colectivo, sino que era la somatizacion individual del castigo divino por pecados que, en mayor o menor medida, afeeraban a todo el mundo. Las acusaciones formutladas en 1321 pudieron haberse sacado de re- fatos como los contenios en fas Gusta Romanorum, aunque en este caso los leprosos sustituyeron al oso y el colectivo social ocup6 el lugar del in- dividuo. Al con-agiar a los sanos, los leprosos pretendian reducir a todos Jos cristianos al mismo estado corrupto y pecaminoso en que se hallaban ellos: «Si todos fueran iguales», se creia que decian los teprosos, «nadie despreciaria a nadie». Asi pues, el ataque contra los leprosos se hallaba enmarcade ef und estructura de discursos relacionados entre si sobre io y cormupeidn, identidad y diferencia, discursos que preréndian faba en crisis moral y, por lo tanto, fisica, Ais- mosttar que la sociedad e lar a los lepfosos ya no era suficiente, hacia falta eliminar ta fuente de contagio. Siel reino de Francia se hallaba en un estado de enfermedad moral y fisica simbolizada por la amenaza de la generalizaci6n de fa lepra, enton- ces el niona¥ea francés éra claramente ¢! médico que debia curarla. Los reyes de Ja dinastia de los Capetos eran taumaturgos y curanderos “Anualmente, cientos de personas aquejadas de enfermedades, sobre todo de la piel, acudian al rey para que las sanara por imposicisn de manos.” Geeta Romanorim, 08. de Sidnes HE Solemius 58. Relato sacado de The Early English Version of J. Hi Heertage, Early English Text Sociery, e. sy n 33, Londres, 08 + Wyse Emiperares, pp. 263-268, citado por Brody on Duseawe ofthe Soul, p. 24 59. Chronique laine de Guillaume de Nangis, 2:34; «Vi ficorentur, et sic, extn ommes esvent wniformes, nulls ab alto despicererur 60, El estudio clisico sohre los poderes raumatirgicos de los Capetos es el de M. Bloch, The Royal Fouch: Sacred Monarchy ond Scrafula im Engtend and Pra de LE ‘Anderson, Lonulms, 1973. Ulrimamente han aparecido les articulos de J. Le Goff, Le imal royal aw moyen Age: da roi malade au roi guérisseurm, em Mediaewstit 1 (1998): cor- too: y de P. Buc, «David's jathshebvt and the Healing Power of the Cape tian Kings», en Vator 24 (1093) 105-120. Bara una época poster The Desacralizarion of the French Monarchy in the Bighteonth Century, Baton Rouge, La, rope. Para un ejemplo comparitivo, vease Kapferen, Legend of Peoples, p. £3. donde ba- bia de la lepra, que en Sri Lanka era «la enfermedad real». Kapterer estodi de imposiekén de manos en Francia y en Sei Lanka: «Con esta accion los euerpas de los srubitas reales resape =yeidad mediante ay incorpomeion al euerpo del rey. J omaes unifortiterleprosi ef ban Su 8 VIOLENCIA CATACLISMICA: FRANCIA Y LA CORONA BE ARAGON Es ficil pasar por alto la importancia de este hecho para los leprosos, puesto que sabemios que en el siglo xv el maf ie roi, la enfermedad que cu- raban los reyes, era la eser6fula y no la lepra, Fue entonces cuando se im- pidi6 a los que sufrfan otras enfermedades acudir al rey para que los cu- rara, aunque inchiso en fecha tan tardia la reaccién de algunos de tos excluidos indica que esta especializaciGn no cas6 bien con las expectati~ vas del pueblo, Cuando en 14454 Los funcionarios reales impidieron que ta hermana de Henri Payot se acercara al rey porque consideraron que la enfermedad que padeca no era eseréfula, Henri «pidi6 que la maldicion de Dios eayera sobre su soberano y la eein: A pesar de esta esnecializacién posterior, ailos annfs la lepra habia ocupado un lugar destecado entre las enfermedades que los antepasados de Henri Payot esperaban que el rey curase.” El primer taumaturgo Ca- peto, Roberto el Piadoso, curaba a los leprosos: «La divina virtud conce- did a este hombre sin tacha un don magni los cuerpos de los hombres; pues tocando con su piadosisima mano las llagas del sufrimiento y haciendo sobre ellas la sefal de la santa cruz, so- lia librarios de sus dolores y enfermedades»."" De hecho, ambas enfer- medades, escréfula y lepra, estaban estrechamente vinculadas. § que la lepra afligia a los cerdos, mientras que escrofuula procede de serof, “cerda”, pues se los consideraba propensas a esta aleccién. En el siglo xvint, DuCange definié el morbur regius, la “enfermedad real”, como la los autores actuales, la lepra de los antiguos."* fico, esto es el poder de sanar ictericia ener 61, Sobre la especializaci6n progresiva del cey, véase Bloch, Royal Toweb, pp. 19 5. La cira se ha sacado de lap. 35, donde se reproduce una carta de indulto, Arch. Nat, JT 685, fol 1136, con fecha del 23 de oceubre de 1454. 42. J. Le Goff trata a fondo sobre la historia de esta espe au Moyen A ‘que descubri tarde y que por lo canto no he podido uriizar en- teramemte. Le Goff eree que a finales del siglo xr la eserofula susticays a fa lepra como moras regis (p. (04), 5 ke cual a tepea past a ses, como mucho, un objeco de atencion ey. Pero véuse mas abajo, las. 82, p. 95. del monje Helgaldo de Fleury, ha si uch, p- 19, quien fa saca de ta PL 142.031, Para ggaud de Pleury, Ve de Rober fe Pew, ed. de R-HL Boutier y G, Labory en Sources dbus roire miditvale 1, Pars, 1965, p- 28 apsreve con mayor frecuencia en mandatos judiciales que pro- sen «leproso, Véase W. Jordan, «Problems of the Meat-Mar A Question of Anti-Semitisay», en RAEF 133 (1976): 36 0.25 mores, eisados por DuCange, véase su Gllscariom ad szacin en «Le anal royal especial pars el 6 Tas rraducida por Bloch en Royal cdiciin mis moderna, véase Hel 64.

una treve remisién de la enfer- El continuador de moribundo las 71. Jean de Saint-Vietor, em Revs tum, ut eredito, rex gravem extorsionem er quasi intoletsbilet torqueres. Ibid. p, 675: «J fait a pluribus for contra regem, unde ror mala evenir la mism: reterur pro populo, et nor tanta gens taato periculo subjacc 4950 772 Jean de Sains-Viewor, en Recueil. de bi quod propter maledictiones populi formidan: regis a Domino requirentis, vite de medio sic sublatus». La CBr ae Nangiz, 73. Chronique laine &s Gaullaume de Nangs, 2:38: «Scio me merits et precibus bea- ti Dionysii curatum fuisse, et malo meo regimsine iterum in eandem aegritudinem inci- disse». En el uso de reginine hay un juego de palabras: aqui significa tanco “di des husrvions, 2674-875: «Ad quaram instine at a suis sobdits x= dacumne proprer hoe surgeret rebellio iquem sedarenrury. Yen sdiebat ut ens home mo- 2». Com quod vix per hominem gina: «Quare forte aliquibus fait visurn quod ex arose oon Jn, 1%, 2.5: (Sobre los doce ebusos der al undo), ed. por S. Hellmann en Tex 4, Leip2ig, ey, Bp: 1-62, donde la malt monsgy es sla novena clase de corr LD. soaegao, Nueva York, (931, pp. 1 teorizadlores de fs monarqui tern Europe este texto influy6 en di vel s como Hinemar, Seda lig Escoto, fonis de Orleans y Kathvulf. A jria a Aleut Alcuin episolae, ed. de E. Duenmler, MGH, fp. Kurotini, vol. 2 (1895), 0° 8, p. $1 Hay también ecos mis tardies de esta tradicion, por ejemplo en De gloriao rege Laudo- i filo, don na sobs los males que afligitfan al reino si los reyes jercieran su poteasp mna manera justa, (Véase De glorioo vice Lado les : ive dro Lot VIL de A. Molise, cede y estudado por G. Spiegel en «Defense uf he Real Evolucon ofa Capcean Propagandn Slosane, en owe! of Medico Hixory 3 0977 scuth2 rade sabre ls nonarquc para Federico HL de Sia eno que a aplicamenee qu los reyes que hacen pagar impestos exces aide la que se tra ene cp. 5 fen Ludoted fii iam des testes pou se 1883, p. Clusive) sobre ellos y sus reinos, perida dela Primera Parse, m8, 9. 177) 78. Sobre la relacidn entre lepea y avaricia, véase Brody, Disea 28, 136-137, Sin embargo, Brody no cita el poema que aparece 2 continuscién con los judios. salud y fertlidad. Véase su alfocario or 0 Soul, pp. blece ninguna conexi VIOLENCIA GATACLISWICA: FRANCIA Y LA CORONA DE ARAGON judfos).” Sus heces (el poeta se sirve de diversos sinénimos) eran un virus, tana ponzofia viscosa, liquida y apestosa, que infecté de avaricia primero la Jesia, Esta corrupcion, este hedor, solo se podian com- prender en comparacién con la consabida fetidez de los leprosos: patria Inego a e judas se ahores, flujo de su venere contaminé Judea Hogafio hay unas heces que apesten mas que la peste de un enfermo de morbo regio. e Judas habia brotado «na avaricia que habia infectado a todos los judios, avaricia que era mas evidente entre los cristianos en su manifestaci6n der matolégiea como lepra. Tan sélo el rey pod enfermedad, pero él mismo parccia infectado.*' Fste es, pues, el nexo de frenar la virulencia de esta 39: La figura de Judas colgadn v con Ia holsa de mone ‘como en el timpano de la igle bo judio. En palabras de Ouk textensivo a todo el pachlo juin». Ea los oficios de enieblas el Jueves Sanco Jodas era ficado de «el unis vil de los mercaderes. Véase Litt, Religions Poverty, p. 53. La xdea también podria entenderse en alsin a todos los judas, Vex se L. Poliakoy, The Iisrary of na Londres, 2965, p24 Bo. «De Symania et Avarivay Walter of Wimbor pertinentes lis estinfas 1-20 (Pp. weentris nepharit Fac 5 38 simbolizaba Ia avaricia, de Congues. También se vsaba como simbolo del pac phas ue Saint lo dicho sobre Judas el waidor es en The Poems ode de A. G. Rigg do las estrolas 18: «Jodas ansiquitus quando nepharam tantomode fedauitpatsiam; / unc totarn earpiter fedarecclesiam. 67 Quondam cum pert Jaadas suspendio, “Judean p ‘sentitquiliber in morbo regio», Rigg, hasfindose en DuCange, equipara «morbo regiow con lepra. Para on ejemplo anterior de las relaciones entre la avaricia, la lepea y Judas, véase Cesireo de Arles, Seronones, ed. de G. Morin, Marerioli, 1937, setmén 129. p. 509. En cuanto a lor esterentipos sobre el edo: ety. pp. 61-65. Med igradable de los leprosos como un apoyo para la diagnosis, Véase su Compendiann medicine, Tibeo 2, cap. 46, radecido por Béria: en Hitome des lprene, pp. 368. Asimismo, habia quien consideraba que a feidee del aliente de Ios leprosos esa el medio de contagio de la enferme: -ap che le pouplenexeta que los age tes fs quienes se puede definie mejor como -leprosos» heretic ase el cap. 3 ce fa Pie meta Parte, pp. 435-179) estabat costaminades de lepra y que, por lo tanto, su aliento y 6s ‘suerpos apestaban, como los de is judios, Vase B. Bachan, «Se lepre et la pester, en Saonfrad Pronch Review 13 (198) 82. Los contemporineos no awiernn que ir demasiado caroyes buenos que habian Une de fos que se invocab: uit aenteis proffuning/ mune fi fedior feet effusio / quam fc los leprosos, 66 » Monte, Percuting So nio Anau de Vilanows meneionan el oo ad: ibid, p. 25, Florimond de Raemond observ on nee ex racine: les ji ce puto, pp. 27-28 it eno de Ta avasicia judi 5, sobre ‘on frveuencia es sin Lis. Vease, por oj, Gvillaame de 94 ideas que en 1321 proporcioné el contexto tanto para el ataque contra los leprosos, como pars las maldiciones de los sibditos franceses contra su rey.* Por lo tanto, no resulta sorprendente que tras el ataque contra los Tepe sos de 1321 hubiera uno contra los judios, sobre todo si recordamos que la capacidad curativa de un rey se consideraba proporcional al celo con que perseguia a los judfos. Precisamente hallamos esta [6gica implicita en tun poema posterior (1491) en honor del rey Carlos VIII (2470-1498) que ‘Anthoine Vérard incluye en su version de La Vengeance Jhestorist de Eus- tache Marcadé, En éste, los elogios por el celo antisemita de Carlos y por su capacidad curativa con la imposicién de manos se enmarcan en el con texto de un drama en que una religuia de la Santa Cruz cura la lepra del Emperador romano Vespasiano, quien, agradecido, venga la muerte de Cristo arrasando la capital judia de Jerusalén. (Para un andlisis mas deta- ado de estas narraciones sobre la «Venganza de Nuestro Salvador, v se el capitulo 3 de la Segunda Parte, pp. 284-325.) La moraleja del poema ‘estaba muy clara, matar o expulsar a los judios era una buena medicina.** 82, Estainterpretacign sugiere que se deberiarelativizar a conclusion de Le Goff se- agin a cual, paralelamente ala suscgucién dela lepra por ta eserbfula como mortus rear a idologin de a onlena Se pag del del de un rey que coray orden, al de un se (Leta royal au Moyen Ager, p. 107 Amos dele coezsten con ser spe jtceminar cul de ls dos predomana en un momento dado depende mucho de] spo de pruebas que wiemos Sp, Pura cleero yl aucein de este poems, was . Wright, Ts Vinge Lor Medical Dramaricarions of he Desracton of oer, Tron, 1589. P tard celacioa la eonqusta de ferustln por Vespasano ye] exo frzado de los a ieapulin de lo jos de Prewenzs por Cvtos VIE: «Cally bon ro, second Wis sees tant toy les pe dbouts,/ Ques ronan le oy ts chrve, / Qui de ton pis es Jia hors Bo fon pails Jia hors bower Gharsen De via cra once Ladi en Resides bison, v.20, ati £840, Sirol ie veto pevinetdeJucaeiy qu jogo series mihi subjeca sunt ne set per wean eveneno suo infant terran mea Lzvalent haba eempos disponibles de e- seine hbian pena sus eins conta ser ano terra s alla en Le rede Pencil ed. teW, Roach, Gineba, 1936.0. 4670-468: 0100, exesistico en lk Mercia ie! Papa ane la lepa del rey Balan de erslen. Sobre este vas ML Begs ESC 45 (1090 365 Le corps et Mautoritg; la lepre de Baudouin TV, en rat 95 VIOLENCIA CATACLISMICA: FRANCIA Y LA CORONA DE ARAGON Parece que en algunas ciudades la «medicina» judicial y la violencia de las masas contra los judfos fueron casi simultineas con la violencia con wa los le produjeron estos -os0s, pero no es ficil documentar los momentos en que se 108 violent su alcance, Por ejemplo, los cronistas judios p Segtn Samuel Usque, los judios fueron detenidos cuando se declard una enfermedad desconocida en Francia. Sospechosos de haber envenenado a los cristianos con la ayuda de los leprosos, fueron encarcelados duran- te nueve meses, Finalmente, los franc co mil almas como sacrificio y pusieron en libertad a las demas». Debien- steriores no mencionan masucres locales espontin s de judios, ses «sentenciaron a muerte a cin- do slegir entre ol batismo y la macrte, fos ciucy ul uptaron por la muerte y fizeron quemados. Por otro lado, las erénieas fran is indican que hubo ur mera de actos violentos locales contra los judios. Un cronista mengiona la queina de 160 judios en un gran hoyo en la ciudad de Chinon. Se dijo que los nobles habjan estado presentes y es posible que se tratara de una musacte «judicial».*S El mismo cronists affrma que en algunas zonas se quems a los judios indiscriminadamente, sobre todo en Aquitania, 0 sea en [a misma zona en que fueron asesinados la mayorfa de leprosos. Otros informan de que cuarenta judios encarcelados se suicidaron.” En Tours Jos funcionarios municipales detuvieron a les judios el dia tr de junio porque eran sospechosos de envenenamiento.” La quema de judios en diversas ciudades, segtin parece con la colaborucién de las autoridades municipales, estd documentada indirectamente en los Archivos Vatica~ nos, Por ejemplo, en 1335 Benedicto XH concedié dispensa a un elérigo gue, ¢ los quince afios, habfa transportado madera para ayudar a quemar 84. Comstonim, pp. x90-191 (la cursiva es mits para nis informacién sobre saerié- : anda Parce, pp. 284-325 7 el «Epilego, pp. 32 relato de Fli-Kohen es muy parevido (quiz wos annbos en fueaes gornnes si daron (segrin parece, los judios de cap. 3 de a Sey bien aide fa hiscori don que ve su nal con las scusicioes de enveneoar Vieey mengionaios por los ero os por los eroai es: wéase a continuacion, p. of) sin relacio- 10. Ha-Kohen, que ncia en 1322, pero no explica los modivos. judios Feron ruasicrados por el populaeho en 85, Chronique iatine de Guilirwme de Nang bid, p. 336: Clromiguee de Swint-Dents, p sieados por Barber en «Ploe».p.§ «Les juifs de Touraine», RUEJ ¢7 (1888): oq, Chronic Girard de Pracet,p 4. sobre esce puato 96 alos judios en fa poblacion de Arbois, perteneciente a la didcesis de Be- sangon, En 1332 Juan XXML absolvid a un monje cisterciense llamado Pe- dro de un delito semejante. Impelido por una «fe ingenua y fe Pedro habia arrojado dos palos que llevaba a fa pira donde estaban ar diendo los judios de Nuits-Saine-Georges.” En contraste con el aiio anterior, parece que el rey mantuve un si- lencio deliberado ante estos ataques contra los judios, debide quiad a ¢ de que su situaci6n precaria Je impedia Hon mis que Felipe V era conscie: protestar abiertamente por los ataques sin provocar una reb clara, Del mismo mode, la dé meses en reconocer las acusi- ciones formuladas contra fos judfos para justificas lus atayues de que habjan sido objeto. Seytin los cronistas, , estaban laramente destinadas a captar Ja atencién del rey. Se argumentaba en. elas que el delito era contra el monarca, puesto que al envenenar a los franceses, los judios y los leprosos envenenaban al mismo tempo a la Corona en su manifestacién fisica.** Con esta clase de pruebas se pretendio proporcionar un contexto ideolégico que permitiera a la Monarquia acceder a las demandas , 12. Hay documentos en el ACA que inc lusber ordenado la detencién de los jafos antes de esta fecha. El ¢ le Ae franeés, de hecho, plo de julfo de 1320 et habia detenide n eseribié al seneseal de Carcastons quejindose de que sun jodio cuealin en Montpelier. E dio, un médico llamado Ben se ha aba eu Monapelliee consultindo con ofros médias acerca de la ener vizcon- de de Castronovo cuando el rey de Francia dio la orden, Véase ACA ¢ 196. Lo que se dice a continuacién esti sido en el anilisis de fa documencavid le ado a eabo por Brown en «Philip V». Como muchos de fos argmentos aportados por Brown son bastante eécnics, aqui nos lienitamos a un resumen general La waduecién es de ibid, p. 303 y 2 100 FRANCIA, ORIGEN DE LOS DISTURBIOS ficialmente a los judfos mues s es ocultar que han sido desafiados con éxi- tra qué no fue suya la idea de la partida: a Jo mejor para los gobern, to. Esta fue fa primera vez que en Francia se lograba que los judos se marcharan con la violencia «popular, esto es, no mondrquica. Los suce~ tun proyecto del monarea para ha- como creyé Brody. Tampoco fue- sos franceses de 1321 no responden a cerse con los bienes de los leprosos. ron una conspiracién «de acciones deliberadas y coordinadas», ditigida desde arriba, «para canalizar una serie de tensiones ya existentes en una direccién prédeterminada», como ba querido Ginzburg. ¥ por Gkimo, atribuir las acusaciones a la histeria irracional, tal como hace Barber, sen- violencia, sea cual fuere.* cillamente elimina el conficto que subyace Decnis de las awrocidades cometidas en Francia en 1320 y 1324 no oliti- deberiamos ver tanto al estallido de «mentalidades volectivas» mi sediante interpre- | expresado y justificade cas, cuanto un conflieto soci “aciones enfrentadas de discursos diversos sobre la Monarguia, ef cuespo. los judios y la natural mal en una sociedad cristiana.”” La violencia contra minorias se resiste a la interpretaciin hasta que no se sitéa dentro de de estos contextos diversos. No obstante, una vez contextualizada su sig- nificado ya no se puede limitar al de una sencilla medicion del odio. Taumpoco deberiamos olvidar que esto vale tanto para la violencia sufirida en Francia, como para [a de la Corona de Aragén, a pesar de que Jos con- ven siendo mucho menos cono- {ltimo reino sig textos culturales en e cidos, y de que los sucesos al otro lado de fos Pirineos tomaron un ram- bo bastante dif cente, 98. Brody, Diease Exsanies, pp. 49-50: Barber, sPlovs pp. # £25 47 59. Compicese con Mavre, Parwecuting Swccey, p. 107; ¥ con S. Lukes y A. Seal Durkin . Oxford, 2984, p. 4 tambien cisado por Moore). he Saal, pp. 92-933 Gina ror CRUZADA Y MASACRE EN ARAGON (1320) Enelafio de Nuestro Seor de MCCCXX se alearon Jos que el vulgo llama pastorell, sin jefe ni caudillo,y sobre todo en Vasconia y en Toulouse, con un fervor de fe imprudente, mataron a todos los judfos que pu- dieron encontrar en ciudades, pueblos y otros lugs res, y algunos de ellos legaron hasta Montelis, en la diécesis de Lévida (Crinica de G. Mascaré, finales del siglo XIV) Asi lo narra el tinico cronista de In Corona de Aragén que registr6 la en- trada de los cruzados en el reino y la masaere de judios que Hevaron a cabo en Ia aldea de Montchis, Mascaré parece locuaz comparado con el pasaje dé tifa eréiiéa catalana en que no se mencionan ni la masacre de Montelis ni la responsabilidad de los pastorcillos: «En el aio MCCCXX cocurrié la muerte de los judfos de Toulouse».’ Este silencio aumenta con el tiempo. El gran historiador del siglo xvt Jerénimo Zurita hallé espa- cio en su enorme historia de Aragén para qvejarse con indignacién y es- cindalo de que los judios de Barcelona se atrevieran a insultar a varios sirvientes de la reina de Aragén en la Semana Santa de 1328, pero por al- guna razén no presté atencién a la masacre de cientos de judios a manos de los pastorcillos dos aiios después.’ Si debemos dar crédito al testimo- 1. De un manuscrito de una eréniea de mediadss del siglo say escrita probable mente en Tartosa, recogide por J. Villanueva en su ge fiterurio a fas Ixfevius de Espa, Madrid, 1803-1852, 5:26. El extracto de Mascaro parece ibid, 1849. EI manuserito fe su créniea, inédito Innya, ms, n° 485. Part wna biogratia de este cronista, véase J, Cabest nied de Guillem Mascaré: Vautor i Pobras, en sta el momento, se puede consular en le Biblioreea de Cata~ Fort, «El ero= ans 24 (1980): “nales dela Corona de Aragin, ed. de A. Canellas Léper, Zaragoza, 1978, 3:04 GRUZADA ¥ MASACRE EN ARAGON (1320) nio de Ia tradicién cronistica cristiana, los sucesos acaeciclos en Aragon en 1320 no revisticron importancia alguna. ~ Pero las erénicas cristianas no fueron tos tinicos testigos, y hubo quien vio las cosas de una manera bastante diferente. Los funcionarios reales y sus escribientes, por ejemplo, emplearon muchas horas y mucha tinta documentando la masacre. En la mejor tradicién de la monarquia administrativa medieval, extendieron las consecuencias de la masacre tanto como pudieron para justificar la extorsién jndicial llevada a cabo mediante la imposicion generalizada de muleas. Podriamos calificar estos zegistros de los hechos como la version burocritica de la masaere, Algu- nos judios contemporineos ¥, sobretodo, los cronistas judios posteriores creyeron que estos hechos renian erascendencia profética y los conside~ raron la prefiguraci6n de la esealada de tragediss que estaba por llegar Los historiadores actuales han visto en Montchis un indicio revelador de tuna «época de decadencia» de Ia tolerancia hacia los judios en la Iberia del siglo x1v. Disponemos, pues, de por lo menos cuatro grupos de rela~ tos del mismo suceso violento, en estilos diferentes, que van desde lo lacénico a Jo protético. Como aparecieron? 3), Para mis informacin sobre el recluramiento de ta milicia, yéase mas sbalo, pp figura del sobrejunt ivinereratons, Zaragora 15. Sobre la even afos de antigtiedad en 1 16. ACAC 4o6:8ev (7-7-1320), dingida 9 suniversis et singulis dictis pastorelliss ACA-C 4o6.84t es semiejante, pero dirigics 3 todos los hunctonarios. Tp ACC 40650 8, Véase, por e}, ACA 19. ACAC crosSpy (7-8-1 20} las hombres de Pertusa se queian de que mas tarde fueron acusados de ne haberse presentadko en Naval tal como se les habia ordenado v dos cagtigados por ello a ps de dee sueldos jaqueses por fil: a Ainsa, se Arnaldo Coloni, un mercader de Barbastro que se dirigi encontz6 con una baad c iban de Montelis a Nava por la Sierra de Arp.” También esti documentada fa presencia de rea en Ainsa y en Barbastro,” y se sabe que, con la ayuda de al- lerig iidiaron ta aljama judia de Mientras que la banda de cruzados qué atacé Montelts y ¢ detrotada por el sobrejuntero de Ribagorza antes delr3 de julio,/el 17 del mismo mes se informa de la presencia de pastoureaus en las vereanias de cast todas las ciades importantes de Aragén hasta ef Ebro, Jaime I ordend a las auroridades de estas regiones que impidie- ran la entrada de los pastorcillos en las pobluciones bajo sa jurisdic- Gin, que prohibieran que les fueran vendidas provisiones y que ex pulsaran a los que permanecieran en el pais después de la fecha limite establecida, el 31 de julio."? Y no hay noticia de que se cometieran atrocidades contra los musulmanes 0 judios de estas ciudades y sus tér- de pastoureanr « gos locales, asaltaron e “if Ruesta Nava minos municipales. El miedo a los pustoureantx viajé mas lejos que ellos mismos: los fun- recibieron cartas al respecto.** En Valencia, cinnarios de toda Cataluita 20, CALC s7owybe (s-5e1322 Bi. Vease ACASC 564:2(7v, donde se ordena al municipio de Barhastra de los poston dios de la loealidad y ACAC 4o6:85e-R6r (¢ Ainsa y Noval. wma de que los pastures: ban entrado en Barhasteo ACA:C 383:61¥ (29-91 $29): indulto paca los hombres de Ruesta, previo page de una cifrailegible, porque «congensisse invasiogi, raubarie et subposition’ignis Fact ju aie d orellos». Paca la complicidad de los elésigos, véase ACA.C eroxgae (g-Re Im prout pedistis seribimus episcnpe plaleapl nenfis| ut procedaradveesas elericos illos qui in predietis eulpun eomisceusie=. También base AAC, loci de Rue: se reeluearon tropas de devense bbablemente ea muchos ats p 23. Diversos documentos én ACAC. 246:5¢-5 seucia de parrsurea nneiaciones de Zara bbracbe, Ritagorza, Ejea, Castro Leda, Uineastillo, Ainsa, Tamarite de Litera, Sartiena y Perusi en las Vase los diversos documentos an ACAC 246:380-6or (1-7-1320) enviados a 4650s, 4 Girona, Besali, Buscelona, Maavess, Vilefranea, Mont- Lleida, eres y Urge y Tatosa 2, Tarte ragota, F Jaime UW ordena al sobeejuncero de Huesea y wate captaca locum de las Cellas>. Publicado en Masi iudad. En ACAC 2g6sar (8 Faca que teapturados en en Pertusa 9 los veintinis ede verea a fos cuatenta paste Aportaciones, p21 108 CRUZADA ¥ MASACRE EN ARAGON (1320) ciudades ran lejanas como Oriola, en [a frontera meridional del reino, re~ nérgicas de oponerse a los pastorcillos.** Algunas de estas poblaciones se hallaban tan apactadas del itinerario de los pustow~ reauee que las autoridades se quedaron perplejas. Jaime Tl eave que con- testar una carta del municipio de Mosvedre llena de inguietud, y aclarae cibieron dedenes que su enardecida misiva en Ia que ordenabs la protecci6n de los judios hecho los habitantes del lugar para de- sencadenar su ira, sino a que una banda de los Lamados 9 habia crado 2 trescientos judios en Montchis.“* Incluso en aquellos h 0 se debia a nada que hubieran mas: inca, los funciunacios se to: res.a los que los pastorcillos no Hlegaron a ron estas Grdenes muy seriamente, a veces demasiado. Asi, el rey, en res puesta'a una carta de Bernat Sanou, baile genera! de Valencia, ruvo que explicarle que no hacia falta trasladar a todos los judios a las orealezas reales para su salvaguardia, sino que debian recibir la proteceién adécua- da en las ciudades donde vivian," En Barcelona, los pastuur obispo de la ciudad, asf como los concejales, escribieron a Jaime If para ad- vertirle del peligro que cepresentaban.* La aljama judia envié asimnismo que creia que se hallaba en peligro inminente aze causaron una auténtica preocupacién. El mensajeros al rey, afios més tarde, uno de los emisarios se quejaria de que a causa del apresu- rado viaje su mulo habia muerto,"* Quiz sea mis revelador el hecho de que los acreedores cristianos de los judios barceloneses, prevcupades por vetowreau, empeaaron a exigir Hanzas a sus deudo~ fianzas no habfan sido estipuladas en el contrato.” Jos rumores sobre lo es judios, aunque ta enviadss ¢ Valencia, Mo ld dal Camp de 2) Alueang ACA:C 246.612,a Morvedre, 25. ACAC 24661 (07 Bocriana, Borriana; ACA:C 246-624 (p-4-2 Alzira y Nativa; ACA.C 246:625, a Eley Ons 26. ACALC 246:90¥ (2-8-1520) 7 ACAG 8. Para el obispo, véa cconcejo de la ciudad eseribic varias ears, & en ACA.C sg be s8v (19-7-152 ACAGC vyziaSor (22-0-13 ama judia 46-79%, con fecha del 18-7-1320, ACAC 296:58r (19-7-1520), em respuesta 2 su cara. El radas en ACALC 246:63¢ (22 ascrug Salt ja a reembolsarle los 3 inguie (..] mot propter mumocern wut diotos judeos (.] ad tadens int et ing £4 pro debits supradictis VIOLENCIA CATACLISMICA: FRANCIA Y LA CORONA DE ARAGON Todo ello indica que los pastorcillos se desplazaron por Ia Corona de Aragon tal como habian entrado en ella: en bandas separadas. En esto, y en su insistencia en que los pastoureauc se dispersaron ampliamente por toda la Corona, la tradici6n eronistica judia no se aparta demasiado de la verdad. Fs verdaderan tas «tropas> de pastor yy musulmanes fueran tan escasos. De hecho, excepto en el rea inmedia- taa Montchis, no se tiene constaneia de ataques violentos llevados a cabo poor bos pastoureste inte asombroso, dada la amplia dispersién de es- »s, que los episodios de violencia contra judios La suerte corrida por los cruzados es tan incierta como su itinerario. como A. G, de Armanyach, G. A. de Pomeres y Bertrand de Cacus, todos ellos originatios de la didcesis de Auch, en el sur de Fran- waados de sendas «familias» de varios cientos de cia, legaron acomp hombres para juchar al lado del infante Alfonso en una Cruzada contra Granada anulado la Cruzada, le pidieron al principe salvoconductos pa ra Francia.” Peto a hombres como éstos no se los deseribia como «pastorellos». Acudieron movidos por los mismos rumores de cruzada que habjan atraido a tos pastoreillos hasta Aragén, pero procedian de clases sociales més altas: probablemente eran nobles qué buscaban emplearsé corto mercenarios. Sin embargo, su presencia en Aragén indica que el fervor cruzadé que impuls6 a diversas cles nceses a cruzat los Pirineos no fue ningdn frenesi popular ni la busqueda de mas aljamas judias prosper quear una vez destruidas Jas de Francia, sino la creencia conereta de que Jos musuimanes de Granada estaban a punto de atacar la Corona de Ara~ gén.® De hecho, el principe Alfonso habfa estado planeando una erwz da defensiva contra e Sando se les informs «le que se b le $ para sa no de Granada, pues se creia que éste invadiria re Alfonso ¢ 31. Véase, por elemp.o, ACC 56. 1320), donde el in cribe a los centinelas aportados en In eomtora de los Pirineos que: «{.} cum Bertrandus de Cacus, Auchitanense d ocise,intellecto nos esse in Dei servicio in frontaria regni a. Er mune scito fos ad praesens noo intendere citra dicts negotis. velit rede ad rerram suam cur familia quam ducebat ‘ut incelleximss centun vigil homines” 32. Miret (Le massacre nate, venerit pro serviend Deo et nobis in dicta f feo) quis vif) sogitié que los prarouraans se babrian limicado 2 vagar por Moniclis camino de Navatra, donde habrian oid que se hallaban algunas ct imunidades judios ricas que podtian aracar- Cohn, Bx por el ii mente que ~atravesarvin Ine Pirineos em pequefios grupos para seguir macando adios, y dl rey de Aragén Ins ates y dispers6 icieron hasta que 110. RUZADA ¥ MASACRE EN ARAGON (1320) Valencia en breve.” Hasta principios de julio, el peligro de una invasién musulmana no disminuyé lo suficiente como para que se diera por ter~ minado el estado de alerta.*# ‘Muchos hombres de extraccién mas humilde, claramente identifica- dos como pastoureaux en los documentos pero juzgados inocentes de cualquier delito contra judios o musulmanes, regresaron pacificamente a sus casas siguiendo a personajes como Bertrand de Cacus. Los documen- tos en los que se estipulan sus salvoconductos son los tinicos en que se dian wonservado los nombres de los pastoureaux, que nos descubren entre ellos a artesanos, matrimonios y también a los pastoreillos que tradicio~ nalmente se han asociado con este movimiento.'’ Otros, como Gilote de Pontesa, un cantero libre de cargos, decidieron quedarse en Aragén, ¥ el principe les concedi6 permiso para ello." Pero no todos los pastoreillos cuvieron tanta suerte, Antes del 16 de julio, el principe Alfonso habia decidido ajusticiar como escarmiento a iefto niimero de los que habjan atacado Montclis, y a los naturales de ‘Aragén que los habian ayudado.”” El 18 del mismo mes, el sobrejuntero de Ribagorza ya habia capeurado a varios cientos de prisioneros, entre los que habia algunos stibditos de la Corona: Pedro Sinchez de Lacano, quien habia encabezado a los pastorellam, y Juan de Pisa, quien se decia lugarteniente del rey y babia sido cémplice, junto con cinco compaiieros, 33. Véase ACAC or. Jaume II, eaja 52, 0° 4395 eat 52. 07 6.535 cua 148,87 438 1989, pp. transcritas por A. Masié en Jaume TE drags, Granada ¢ Marrac, Barcel 08-515, Desgraciadamente, Masid paso por alto la documentacion re Sis fronteciza ya los preparativos para ha defensa de Valencia, por lo que sobre el aio 1320 coments tinicamente que: «Las actividades levadas a cabo en {ese aito] fueron, 34. Hay muchos documentos roferentes 2 la eriss fronteriza, por ejemplo, ACASC |4061¥ (4-7-1320), dirigido af noble Eiximen de Foncibus: «Recepra et visa vesta fite~ a super facto vest adverts ad nos ratione defensionis regni Valence contra sarracenos Granate>. No fue hasta el 28 de julio cuando Jaime UI ese reniente del procurador de Valencia, informindole de que parecia que los masulmanes de Granada no than a invadirel rein (ACA:C. 246:79°~v) 35. ACA 3042317 E] Paps Juan XXU ya habia advertide que habia mujeres entre los pastourenns. Véase Jean XIE ( ves la France, ed. de A, Coulon, Paris, 1926, vol. 2, 0° Cro, p95 XXtlala ¥6 57. ACASG 2465524 (16 rd a Bere de Queralt, lugar sj. Lettres sorte caries relati= 938, care de Juan ), donde Jaime II ds su aprobacién al plan de Alfonso. un YLOUENCIA CATACLISMICA: FRANCIA ¥ LA CORONA DE ARAGON dios. Esta no era Ja suma total de prisioneras: prurdo mia." Se lo juagé en procesos co- del atuque contra los j otros funcionarios habian e: leetivos tan amplios que hubo que suspender los procedimientos acos- tumbrados, se practicaron torturas ilegales. Los inacentes fueron liberados, los que decian gozar de inmunidad eclesiistica fueron retenidos hasta que se pu- in una queja presentada por el municipio de Barbastro, diera estudiar su situacidn, y'cuarenta de los juzyados culpables fueron ahorcados en diversos sitios repartidos por todo el condado.” En vista de que veintisiete pastorcillos ya hab thando con el sobs se cont Ia cifca de dos mil que da la wadiciGn cronistica jue dia), el principe recomends que se tuviera clemencia con,los demas, que muerte Iu cero (comp fueron liberados y expulsados det reino el 6 de agosto. En Francia, Bernard Gui dijo gue los pastotiredée contaron con el fa vor de «personajes de pesom, aunque al mismo tiempo sefialé que tame bign aterrorizaron a las clases altas.** Lamentablemmente no se ha conser- vado testimonio alguno de esta complicidad de las clases altas francesas. En euinto a Aragén, parece que los acaudillaba un tal Pedro Sinchee de Lacano, hijo de un caballero aragonés. Su posicién social era importante pUeSto que, a difereacia de los culpables del Vulo, no podia ser ahorea- do. Fue decapitado en el mercado de Barbastro.*‘ Otros cuatro, definidos como «generosos», corrieron lx misma suerte: Juande Pisa, Rodrigo del Bieu, Lup de Burgassa y Martin de Co[..jielle fueron juzgados por ata- gues violentos contra los judios, y se ordend que fos decapitaran en Montehis. El principe estaba preocupado por el hecho de que, al ser Montchis una poblacién remota y estar despoblada, las ejecuciones no ‘No he poutido dereeminar qué cargo ACAC sg6is yr (08 rms ovupar Juan de Pisa 49. CLACA:C 2y6:sae (8-7-1320), re ralos por el sobrejuntero de Huesca, mencionaco mis atibe, pp. 196-108, 40. CAC go6:g3¢-960 (39-7-1 320): el.n] ordinaverimuus XL. ex ipsis culpabilibus versa loca hulus comarehe tradi mortis suspendio- - $1, Pars la recon clemencia, véase ACAC gasigsv-y aca ls Hheracién y expulsion, ACA:C. 3642239 (6-8-1320) 42, La contradiceisn (sles wda por Barber en «The Pastou ate alos sesenta y sels prisoners capi 1 (G0-7-1320). peas, 1h ACAC 46-95v-96r elu] euntra Petto Soneeit de Lacan, qui a filius esc midis, decapitari matvdavimas publice i 20) davie diewos pastorellos baswren. Véase asimisme ACALC 2461548 (28 CRUZADA Y MASACRE EN ARAGON (1320) tuvieran mucho piblico, de manera que ordené que se Hevaran a cabo en el mercado de Barbastro.* Aunque no se puede deci que estos cinco ajusticiados fueran exactamente «personajes de peso», tampoco eran los pobres aldeanos de los que toms su nombre el movimiento, TYAS estas ejecuciones y expulsiones, ya no volvemos a tener noticias de los pustoureaux en Aragon. El resto de la documentacién se refiere a lt imposiciin y cobro de mules a la poblaeién local, fa aplicacién de los de- rechos reales, la restauracién de documentos relerentes @ deudas que habian sido destruidos, y fa resolucisn de las quejas de los judios y musul- manes supervivientes y de aquellos que habian sido forzados a convertirse al catolicismno, Valiéndose de temas como éstos el poder real convirtis unc masacre local perpetrada casi exclusivamente por extranjeros en an asunto p antes de abprdar de estado que afectaba a los natives de las tres fes. Pe estos temas, sin duda importantes, corresponde preguntarse qué ocurrié en los lugares donde si estallé Ja violencia contra judios y musulmanes amos pricticamente nada de lo que sminat El hecho es que hasta ahora no sa ante Ja masacre: no se habia podide der ni siquiera el nimero de muertos. Los edictos reales, sobre los que se ba- 1y general saron los estudios anteriores, no aportan sino informacion muy sobre el ataque. La documentacién sobre este asunto relativa al infante, de la que me he servide para el presente estudio, es mucho mis extensa, pero mayor extensién no siempre equivale a mayor informacién. De unos quinientos documentos que tatan del asunto de los pastoureaux, quiz cinco contienen detalles sobre la masacre. Aun asi, permiten for- murse una idea mis o menos coherence de Ja tragedia. El castillo de Montclis estaba finaneiado en gran parte por los judios, ban ademus el salario del castellano. Por lo tanto, no resulta buiusmodi exequeiones loco de Moneecluso, qui depopulaeus est et in re- 44 ACAC gosigor-e (68 Bacbstro ¢ publicum quatn in d 45. Ea 1288 le aljama p Lenstillo de Montelis. Vease ACA:C 73:40 de Huse a 6 ochocientos sueldos por un alo a Jégné n* 1939). Para un acuerdo 2573J- Bois Pocello, «Mone i capgaera del Cincam, en Osidene 1 (2985), Homenuage a. Lr Semnsjante en 1295, véase Micet, Le massaeve cles ito» cfs: uns aljama jews presenta un recortido somero de la historia de la aljama, lanes, ep. £9 113 YIOLENCIA CATACLISMICA: FRANCIA ¥ LA CORONA DE ARAGON soxprendente que la llegada de los pastoureatex impulsara a los judios @ bus- car el amparo del castilio y de su aleaide. Se desconoce el ntimero exacto de los que se refugiaron alli, aunque es probable que fueran unos 400, ya que murieron 337 y quedaron unos cuantos supervivientes. Como el aleai- de estaba ausente, ** la tarea de proteger a los judios recayé en su lugarte- niente, Garcia Bardaji, Es imposible saber los recursos de que dispuso este funcionario para enfrentarse a los pastoureaus: es posible que solo contara con un pufiado de hombces y armas, ya que en las denuncias posteriores sélo aparecen sn nombre, el de su escudero y el de un centinela. ‘Tampoco sabemos nada de las medidas adoptadas para defender el castillo, excepto que, cuando los pastoureaux estaban acometiendo las puertas,** Garcia convensi6 a los judios para que extendieran épocas de los préstamos y las entregaran a los asaltantes con la esperanza de que esto los satisfaria.” Es probable que muchas de las acusaciones posteriores, en particular las efectuadas contra Garcia y el escribano de Montehtis, asi como las relativas a las obligaciones, tengan su origen en esta accion. Tanto si Garefa actus de esta manera para proteger a los judios como si no, lo cierto es que fracasé: sea como fuere, los pastoureatex se apoderacon del castillo, y empezaron la masacre y las conversiones forzadas." 46. Se hallaba on Tos slredadoves de Huesca: ACA:C gob:ogv-95t (30-7-320) 47. ACAC go6igtr (2847-1320), 48. Segin BN, Collection Dia, ci. 73, citado por Bacher en «The Pastoureax, p. 153, los pastorcilles iban armaios con «espadas, cuchillos grandes, lanzas, dardos, esa dos y cascos, entre otras armas» cuando entraron en Lézar. 49. ACA.C 365-850 (r4-t0-2 invaserunt, aleaydus qui erat rene diet loci ec ali xristiani qui rune aderane, menum mor- tis predicts jude incurientes [rie], coegerunt eosdem acl faciendum ipsisxrstanis de de bits in quibus prefatis judeis eenebancur apochas de soluto. Verwm cum negotia gesta .ceasione?] metus qui viri anstantis mentem incuraret we pote mortis ad oceulum im minentis cum eo nine, at asserts ali jude dies loci a prefatis pastorelis erucid passin [oiel ac rabide necarentur, nalfus momensi debeant judicari». El texto completo se re produce en D. Nirenberg, «Violence and che Persecution of Minorities in the Crown of Aragon: Jews, Lepers and Musiims before the Black Deathe, tesis doctoral, Universidad de Princeton, 1992, pp. 338339. 50. Tambign en Francia les pastaureaus aban cxigio a fos escribanos documentos jndios. Véase Barber, «The Pastoureaw, p. 153 51 Parece que los pasouruux destruyeron las defens amplis reconstniccidn que fe necesaria tras la matanza. Véase ACA:C = En el relaro de Ueque sobre la masacre de Jaca (que es de suponer s cde Montckis, porque no se produjo maszere alguna en Jaca), éste afira que Tos judios se ): «[-] 20 tempore quo pastorelli predicram locum: 14 No hay ninguna fuente natrativa que describa los sucesos de Mont- clits como lo hace la de Baruch Allemand acerca de Toulouse. Dicho de forma seca y burocratica, sein muestras fuentes: los pastoureane ma- taron a 337 judios. Parece que perdonaron a los nifios y los convirderon a la fuerza, o por lo fiienos esto ocurrié las veces suficientes como para quel real. También fueron convertidos algunos adultos, hombres y mujeres: a documentacién atestigua los problemas econdinicos que provocaron sus conversiones. Al parecer, unos pocos judios fueron peronados sin necesidad de convertitse. En las demis sitios los sucesos fueron menos violentos. En Naval, por ejemplo, el barrio musulman fue asaltado y saqueado, pero no hbo heridos ni muertos entre los musulmanes. En Ruesta, el barrio judio fue 'gunto de la educacién de los nifios conversos legara a la corte 52: Para ta bibliograffa sobre ty deposicin de Baruch, véase mis arriba, cap. + de la Pr thera Parte ,n. 15, p. 71. Baruch fe Hlevado a rascras hasta la iglesia de Suint-Esiense le smo y la muerte, eleccion que hi “Toulouse, donde se le dio elegie entre el ba dura los eadveres de judios que lo rodeaban y ef populacho, que Io empees 2 ver que vacilaba 53. Para la conversin de nity 15202), donde se informa de que S: que su hijo «Bernard» y sus dems jos wad fide les nities. As, Joba véase entre otros gjemplas ACAC. 385294 (9-8 1a Abenadret fue asesinado ep Montelis, 1 stholicam sunt conversi>. Los eon vversos adultos podian encargarse dk fe Montalr, conversa, fe tor de Bernardini, ef hijo converso de Lup de Moreat, que habia sido aesinado en Mont Mis (ACA:C 3651159-16r [13-8-13:0). No obstante, estos nios no podian vivir entre juslios: «lll pueri ex judeis dict ville qué tempore mine judarie atiam pistorellorum babvteaci fuerant, non sine sem habicent in judatia dicts ville nec Ineer joe eas» (ACAC 22055 4. Vease, por ejemplo, la disputa que acerea de su dote provocs fa eam Guallarde, cayo esposo, Jucef Avidia, habia sido avesinado en Montehis (ACAC 170 156V-157" [13-9-1530)). 35. Los eesultados quedan bien resumides en tas instrucciones de infante Alfonso acer~ cade lo que debia hacerse con ls obligaciones que los pasaureaerhabian rapiado en Mi cis y que ms tarde se habfan recuperadlo, Ondend que estos documentos fueran divi en ties sunt de Mo han ser en tregaos alos ne6itos, los que «sunejudeorom qui vst suat> debian ser entregaces a eon ogados al eiusdem ad in 2 asp rsién de pos: los que «sunt xistianorum qui judel isciuso> d supervivientes, mientras gue los perte juer de Ribagorza a beneficio de ln Corona. Véase ACN castillo el castillo refugiaron wen Io alto de la muralla» y que s6lo diez pudieron entra (Camtalation, p. 188). De hecho, toss los judios se refugiaron dentro Montelis 15 VIOLENCIA CATACLISSHICA: FRANCIA ¥ LA CORONA DE ARAGON cendiado, pero tampoco hay as de heridos, Es posible que en ambos casos, judios y musulmanes, asimismo saqueado y quiza parcialmente i sulmanes de Cillas abandonaron sus hogares y se fueron a Estadella, donde se les habja prometido atparo contra Jos pastorcillos, los ciuda- danos de Cuscullola les robaron los bienes que Hevaban con ellos.%* Va- ios judios aragoneses no identificados se refugiaron en fa poblacién de Lus. Tras fa derrota de los pastoureane, estos judios contrataron aun grue po de etistianos para que los escoltara de vuelta a sus casas. Sin embargo, Jus cristianos Jos asesinaron durante el teayeeto y les robaron sus bienes. Est gaan a aides eso no se vuelve a mencionar. Quizi lle 10 es preciso y el relate infante rumores confusos del erimen, que enjuicio tres meses ms tarde. En el mes de mayo de 1327, el infante escribi6 una carta a Pedro de Canellis, juez de Ribagorza. En ella le deefa que hacia poco se habia en- terado de que, durante los ataques de los pastoureater contra los judios en Francia y en la Corona de Aragdn, Augerio de Lus, de Vasconia (es de- cir, de fuera de la Cocona) y G, Sorrosal habian prometido proteccién a 120 judios franceses que deseaban huir a Aragon, Cuando ya se hallaban dentro de los confines def susodicho reino (de Aragon de otros bienes tras haberse apoderado de Ia gran suma de dinero, de las joyas y que [los j fa ‘erthinos dict sacraceni teansitum fueiebane abstuleranteisdem res et utensilia quod fe- fans ete dleeto suo bajulo de Luy ete, Ad nos quod, curn aligué judei regni Aragon ob timorem. at, e¢ post tempus lapsum ipsis pastore [, cum ips! judet ad ks anis fleglalis} ac nostri domi- ACAIC 58 4ee8r-e (21-2 sum audieas nuvericis pervenis pestorelloram ad loca bajalie vestre per nos preeunte justia 9 - Véase también ACA-C 384) | principe autorieé al jer de Ribugorza para aura los ccucicitem jamie rgpy-rgar En oowabee de 0327, 1a un acuerdo con G, de Socrosal r0s jnvoluerados ene para extrapolar de sucesos particulares actitudes sociales mis amplias, elevando lo local a Jo general, el individuo al estado. :Participaron los funcionarios del go- 2Qué hicieron los dirigentes locales? Los que bierno en los pogromo no participaron, zintercedieron a favor de los judios? ¢Fue el pogromo instigado por extranjeros? -Estuvieron involucrados los partidos politi- cos nacionales? AJ relacionar Ia actuacién de las masas con la actuaci6n oficial e institucional, los historiadores intentan pasar del confuso anoni- mato de los disturbios a cuestiones que se consideran mas importantes, Jas mentalidades antisemitas del pueblo, las actitudes de las elites, fa alta politica y el estado.” Los historiadores de los pastaureauy se han formulado estas mismas preguntas con idéntica finalidad.” En el caso de Aragén, las Fuentes nos inducen a preguntarnos lo mismo. Parece que Jaime II y el principe Al- fonso se interesaron precisamente por estos asuntos en sus investigacio- nes. Los agentes reales se esforzaron todo el tiempo para establecer 1a complicidad de los funcionarios reales, de los concejos municipales y los 62. Elewestionario distribuido por el Londoner Zionistischen Hilfsfonds was os po- _gromos de octubre de 190s en Rusia planteabo estes cuestiones de manera explicta ‘Vease Die Fudengagrone in Ruslond, Colonia, 1930, 16-10 163, Barber, «The Pastovreaus», pp. 48.1 159-166. Para Ar si8, «Aporacioness, pp. 12-13 8 ERUZADA ¥ MASACRE EN ARAGON (1320) ciudadanos con los pastoureane. Los documentos de tales investigacio- nes han Ilevado a los pocos que los han estudiado a afirmar la complici- dad general del pueblo y de los funcionarios locales. Pero no deberiamos perder de vista lo que resulta obvio, que el rey no planteé la cuestion de | complicidad para informarse sobre las actitudes hacia fos judios en las comunidades donde se habian producido ataques violentos, sino para aumentar las ocasiones de intervencién fiscal y de afirmacién de los pri- vilegios reales. La «complicidad> daba pie a la imposicién de multas con que el rey obtenfa ingresos estraordinarios. Esto a0 quiere decir que no se pueda sacar informacién acerca de los temas mas amplios de las relacio- cristianos de la documentacién nes sociales entre musulmanes, judio: elaborada por los investigadores reales tra llos. Mis bien significa que.no deberfamos utilizar esta documentacién como un fiel reflejo de los fracasos de la crmuvencia. Asimnismo nos ifidi- ca que deberiamos preguntarsos cémo esta elaboracién monarquics de la complicidad, esta representaci lencia conéra las minosfas, influyé en la forma en que los contemporé- nneos, por no hablar de los histoFiadores posteriores que se han basado en estas fuentes, entendieron esta violencia ara los funcionarios reales, la palabra «complicidad> tenia diversas acepciones, Los judios supervivientes de Montchis, por ejemplo, dijeron en su acusacidn que la Cruzada de los Pastorci sn burocritica de los efectos de la vio- algunos, tanto funcionarios como otros siibditos del rey y de nuestro reino [..] participaron sin miedo on los [erimenes} perpetradios hace poco contra os judfos de Montelis por los lamados pastorcillos, ydieron su consentimiento y presta- ron su ayuda en los crimenes perpetrados por los susodichos pastorcillos contra los susodichos judios yen el rabo eomerido por los mismos pastorcillos contra los bienes de los judios (J Algunos funcionarios y otra gente participaron asimis- ‘mo en el robo de Jos bienes de ia aljama musulmana de Naval, o lo consintieron, Y los fancionatios y comunidades de Barbastro, Ainsa y Naval, ast como de otros lugares, viendo que en estas poblaciones se levaba a cabo una subasta publica de los susodichos bienes robados, no hicieron intento alguno de embargarlos 0 re tenetlos ni de caprurar a los citados asesinos o ladrones alli presentes. Es mis, consintieron que se Ilevara a cabo la subasta y la apoyaron, favoreciendo y ayu- dando a los ladrones y asesinos. Y algunos de estos funcionsrios, asi como otras 64, Parece evidente que los fineionarios reales tFanceses hicieron lo mismo. Véase en «Bl contexto histsrico= n. 35,p. 47 119 personas, finerieron] las manas en este robo, [.-] y hubo otros que compraron rubados. Asimismo, algunos funcionarios y otr bene: es escritas nuestras u drdenes del sobrejan ‘culpables de los crimenes cits, los dejaron escapar y se limicaron a quedarse ccan las bieres y el dinero que Ilevaban {los prisioneros}. ¥ muchos milicians se ir al sobrejuntero cuando éste les orden que persiguieran a los ss hombres del so susodichos mathechoces, y algunos ataecaron e insulearon a brejuntero que llevaban caudivos a varios pastorcillos.® Participar en el asesinato de judios, participar en el robo de los bienes de comprar bienes robados a judios y musulmanes, judios y musulmane dar refugio a los pastoureauce, negarse a formar parte de fas milicias reales sntar una defensa adecuada contra ellos reclutadas para atacarlos, a0 pi {..] Todo esto estaba incluido en la acusacién de complicidad Resulta dificil decidir qué opinién merecen estas acusaciones, fuera de que ef ceralle con que estén formuladas confirma que fueron induda- uno de ellos de fa nobleza, habia siat a los pastoureaux.** Al menos un aragonés cristiat, Semin del rey al principe, particips directamente en la muerte de un blemente ciertas. Seis aragone: aya dado a una on sult tan officiales quam alii subi ctatum et consensutn ac jos in judeos predietos ac super raubaria J etiam |} aliqui (..) eractaw 65. ACAC goss8er-86 domins per necibus perpetratis per dictos paston ti de bonis jude rosdem pastorellas fi facta de bonis aljiame sarracenoramt de Nabal ac ‘Quodguae oficiales et universitaves Basbastri, Aynse et de Nabal ac quoremdam alionira sua ipsoran | cnc eidesn, ccuraverunt et [et] emperare 2 ss predictos inibi existentes. lomo con 1 predicto ae sustinentes 1 ex offcaldhas quata alsin saubaris p jnene et qlus|dam slit de eisdem w prestizerunt, Pe ‘quod non null ears itis manus prohi+ sles plura ex dicts bonis raubacis (penes] se dle ‘aubatis bonis emerunt. Quodque etiamnaligai oficiales er ali qui ex ieerarorta manda sviorum ceperant pastorelos in preinissis obnoxios ) [sib] ipsisaplicantes res et pecunia arioram nolue~ astro} seu ex mandate superi dimaiserunt ens abli}e, eet us erebant Et olures etiam ints jun rum superiun runt seq predietos, et aliqui violencias ciniurias ifrlagaverant homiaibos superiunesarioram captos ducentibus ai jolence~, pp. 347-357 arriba, pp, uosex pa ERUZADA ¥ MASACRE EN ARAGON (1320) judio de Montehis: «En cuanto al juicio que Uevasteis a cabo contra nuestros stibditos inculpados en la masacre de los pastaureaan, cular contra el {stibdico] que enconteé a un judio oculto en e entregé a los pastowreaus para que lo degollaran, os respondemos que nos place vivamente fo que habéis hecho al respecto»." Domingo de na Gro cia, un cristiano de Ainsa y la dnica persona acusada concreta: haber refugiado en su casa a algunos de los participantes en el robo de Montehis y no haberlos denunciado, fue absuelto en septiembre de 1320." A dos habitantes de San Pedro de Ayna se les impuso una nmulta de 250 sueldos por haber comprado una pala y otros articulos menores que los pastuureaux habiasi Fobado a los judios de Montclis.® El lugarte- niente del juez de Jaca y cuatro agentes de policis sin rango de la misma poblacién, fueron absueltos de la acusacidn de haber permitido escapar a varios pastourenue devenidos.” Y, por supuesto, los funcionarios reales que tenian Montelis a su cargo fueron procesados por la Corona: el lu- garteniente del aleaide por

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