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8. El desarrollo de la educacién superior La expansién de la educacién superior Los problemas para definir este nivel Normalmente se define como educacién superior la de tercer grado, es decir, la que puede abordarse después de la aprobacién de los estudios primarios y secundarios, y que abarca la formacién obtenible en universi- dades y en centros no universitarios en niveles de pre y post-grado. No existe en la regién un criterio univoco para distinguir claramente, en el hivel terciario, la educacién universitaria de la que no lo es; la division depende, segiin los paises, de disposiciones legales y administrativas dis. pares. A titulo de ejemplo puede recordarse que la educacién superior no universitaria abarca desde la formacién de educadores hasta el perfeccio- namiento para grupos especificos (como las fuerzas armadas) pasando por ciertas carreras cortas. En cuanto a la universidad, las dificultades comienzan por la defini- cién misma. En algunos paises, como Brasil, el status de universidad requiere la existencia de un conjunto de mas de tres facultades, mien- tras que en otros paises el status se acuerda ad hoc o no existen pautas comunes para la totalidad de las unidades del sistema. En consecuencia, hay una notable heterogeneidad en cuanto a duracién de las carreras, nivel académico y validez de las certificaciones. En la regién coexisten’ con el nombre de ‘universidad’, pequefias unidades con pocos cientos de alumnos y macroinstituciones que tienen mas de cien mil inscriptos. Sélo un pais de América Latina (Uruguay) tiene una universidad \inica, y en él la educacién superiér es considerada monopolio estatal. En los restantes, coexisten universidades oficiales de variados tipos (nacionales o federales, estaduales o provinciales, municipales, y univer. sidades especiales como las tecnolégicas o las experimentales) con uni versidades privadas que no s6lo poseen en general una parte considera. ble y ereciente de la matricula, sino que presentan una gama muy variada de niveles académicos. Alrededor de 1950 la mayoria de las universidades privadas eran confesionales, distinguibles en todos los casos por el elevado nivel social de sus alumnos, y en muchos de ellos Por una reconocida calidad académica. En el lapso que media hasta la actualidad surgieron otros tipos de universidades que pueden ser clasifi. cadas en los siguientes rubros: a) Universidades laicas de alto nivel académico, vinculadas en algu- hos casos a universidades extranjeras, que acttian como ‘enclave’ uni. versitario en el propio pais, o vinculadas a sectores empresarios, 0, 50 finalmente, resultantes de la crisis del sistema oficial, lo que las leva a cumplir, en cuanto a nivel académico, la funcién anteriormente desem- pefiada por las grandes universidades oficiales. Debe sefialarse que algunas universidades confesionales también se transformaron en cen- tros relativamente pluralistas ampliando en forma considerable su atencién a estudiantes provenientes de variadas capas de las clases medias. b) Universidades surgidas para atender a un estudiantado que no logra ingresar en las grandes universidades oficiales, por no aleanzar los puntajes necesarios para la aprobacién de las pruebas de ingreso, y que generalmente tienen un nivel académico mediano o bajo. Este tipo de universidades se desarrolla en funcién de la demanda inmediata del mercado, con subtipos que responden a distintos niveles académiecos y reclutan diferentes capas sociales, ofreciendo carreras que capacitan para una franja del mercado de empleo més cercana a las ocupaciones auxiliares que a las propiamente profesionales, y otorgando certificacio- nes que en muchos casos no son oficialmente reconocidas. Estas univer- sidades tienden a concentrarse en las grandes ciudades, ofreciendo cur- sos nocturnos aptos para un estudiantado que trabaja. Més compleja resulta la clasificacién de la educacién universitaria de acuerdo con el tipo de conocimiento que se privilegia en la formacién. Ha sido frecuente clasificar a las universidades por el predominio de las carreras tradicionales 0 modernas. A fines de la década de 1950, la universidad tradicional estaba articulada en torno a dos grandes facul- tades, derecho y medicina, que abarcaban la mayor parte de la matri- cula, mientras que la universidad moderna era definida por el predomi- nio de las carreras cientfficas o tecnolégicas —predominio medido no necesariamente por el monto de la matricula, sino también por la jerar- quia académica— y por el énfasis adjudicado a los conocimientos vincu- lados a las variables relacionadas con el desarrollo econémico. La situacién actual es més dificil de definir: el derecho ha perdido en casi todos los paises su posicién dominante (menos del 10% de la matri- cula en la mayoria de los pafses), y han emergido las ciencias sociales y Ia educacién, que abarcan actualmente los voltimenes més significativos de la matricula, mientras que las ingenierias y las ciencias exactas y naturales, luego de haber figurado con participaciones significativas en la matricula total, han tendido a decrecer 0 a estabilizarse en la mayor parte de los paises. Este desarrollo de la pedagogfa y de las ciencias sociales es congruente con la importancia que han adquirido las activi- dades del sector servicios en las sociedades de la regién. Pareceria que el actual funcionamiento social reclama voliimenes considerables de tipos especificos de técnicos para funciones en el sector terciario, que en las sociedades agricolas y poco diferenciadas del pasado eran desempefiadas por una elite con formacién en derecho. 51 Sin embargo, el tipo de carreras y profesiones sdlo se refiere a una de las funciones de la universidad, que consiste en formar recursos huma- nos de nivel superior, pero poco dice sobre su caracter cientifico. Se supone que, en la época contemporinea, el nivel cientifico determina el cardcter mismo de la universidad, porque ese nivel significa que la institucién se constituye en centro de creacién y difusién de la ciencia, es decir, que aporta a la sociedad lo que ninguna otra institucion puede aportar: el conocimiento en su nivel superior. Este ha pasado a ser una pieza clave en el desarrollo actual y una base indispensable para las formaciones tecnolégicas que se adquieren en procesos de aprendizaje formal y no formal en los centros de produccién econémica y social, y que estan, cada vez mas, sujetos a una desactualizacién sélo superable a partir de una formacién basica de alto nivel cientifico que posibilite las adaptaciones a un universo tecnolégico cambiante. La clasificacién de las universidades segtin el nivel cientifico de los conocimientos que se imparten es facil de realizar en primera instancia en funci6n de indicadores sobre bibliotecas, laboratorios, informes de investi- gacién, etc. Pero, a partir de cierto punto, slo un analisis especifico de cada unidad académica permitiria evaluar su nivel cientifico; este andlisis, ademis de las dificultades empiricas, es muy complejo, porque dentro de cada universidad puede haber areas o centros que pueden ser definidos como de nivel cientifico satisfactorio simultaneamente con otros que no superan el cardcter de instituciones de formacién profesional o de mera acreditacién. Por ello, el desarrollo del nivel cuaternario, o postgrado, ha sido considerado como un indicador de la evolucién de la universidad cienti- fica. Pero aqui, una vez més, la compleja realidad hace dificil la aplica- cién de criterios univocos. La existencia de relativamente pocos ‘centros de postgrado en los paises del Cono Sur, por ejemplo, no es indicador valido de la falta de desarrollo de la ensefianza en ese nivel ni de la carencia de una politica de desarrollo cientifico, ya que precisamente esos paises habfan desarrollado, desde tiempo atrés, dentro del marco de una universidad tradicional, programas de investigacién e impartido conocimientos de postgrado en el nivel de las profesiones y de las licen- ciaturas, Inversamente se puede sefialar que en paises en los que se ha registrado una vertiginosa expansién de los sistemas universitarios, acompariada de un deterioro evidente de la calidad de la educacién, las formaciones denominadas de postgrado tienen, muchas veces, desde el punto de vista de su calidad académica, niveles de pregrado, y se han implementado tanto para compensar los déficit en el nivel académico de base como para establecer nuevas acreditaciones en funcién de la com- petencia en un mercado de empleo disputado (J. Graciarena, 1974). Finalmente, en algunos patses, se registran politicas coherentes y de nivel académico efectivo de postgrado, entre los cuales seguramente Brasil es el mejor ejemplo, ya que la creacién de esas carreras ha estado controlada por organismos del Estado que establecen fuertes exigencias 52 en cuanto a equipamiento, titulos de los profesores, exdmenes naciona- les para el ingreso a ese nivel y sistemas de becas para los profesionales-estudiantes que acuden en busca de una formacién cientifico-teenolégica de alto nivel. La enorme variedad de categorias a que se ha hecho referencia explica que la informacién sobre el conjunto de la educacién superior sea no s6lo incompleta, sino dificilmente homologable, y que incluya una variedad de situaciones educativas cuya asimilacién es en cierta medida forzada. En consecuencia, la caracterizacién de la educacién universitaria y su- perior no universitaria en la regién solo puede mostrar en forma apro- ximada algunas tendencias predominantes, constituyendo, mas que un relevamiento de la situacién, un marco de referencia para estudios especfficos cuya validez sera fundamentalmente nacional. La expansién de la matricula, comparacién internacional Hacia 1950, en los paises latinos de la regién, la matricula de Ja educa- cién superior comprendida la universitaria alcanzaba en cifras redon- das a 266000 estudiantes; en 1960 ascendia a 542000, para elevarse a 1 560 000 en 1970, mientras que las estimaciones para 1980 la sitiian en 5 383 000 (cuadro 26). Esto implica que en el transcurso de treinta afios Ja participacién de la matricula superior en la matricula total ha pasado del 1,7% al 6.2%. Debe sefialarse entonces que en el marco de un sistema educativo general que, en notable expansién cuantitativa, multiplicé sus efectivos casi cinco veces, la educacién superior no sélo acompané ese crecimiento, sino que incrementé su participacién casi cuatro veces. A esto se debe agregar que la tasa de crecimiento de la matricula superior fue incrementandose en cada periodo decenal. Asi, en la década de 1950 Ja tasa fue de 204%, en la de 1960 ascendié a 288% y en la ultima década fue de 345%, Otra forma de considerar la expansién consiste en comparar las cifras de la matricula con la poblacién entre 20 y 24 afios (tasa bruta de escolarizacién universitaria, TBEU), Los-resultados que se obtienen al aplicar este método son aproximados, ya que los estudiantes reales tienen edades superiores e inferiores a las del tramo considerado, pero la comparacién de la relacién en afios sucesivos permite establecer las tendencias del crecimiento. Hacia 1950 la TBEU** de la region era del * Para la matricula superior se utilizan en este Informe cifras provenientes de los Anuarios Estadisticos de UNESCO (salvo algun caso eapecialmente indicado en los cua- dros). En algunos casos se han hecho ajustes menores originados en informacién nacional de fuentes oficiales que para 1980 son signifieativos, dado que la proyeccién de la UNESCO no se mantuvo para algunos paises. Las diferencias mas importantes se registran para Argentina, Chile y Ecuador. ‘* Las cifras de matricula empleadas paral céleulo de la TBEU registran el conjunto dela ensefianza de nivel superior. 53 Cuadro 26. América Latina: Evolucién global de la matricula educativa por nivel de ensehanza y tasas brutas de escolarizacion universitaria, 1950 a 1980. .... T.BEU. T Primati ‘Superior LUNES. Ajus- 2024 | Total (UNESCO) Total (Ajustada) rimaria (Unesco) (Atay ee Absoluto Porcen- Absolute Porcen- Absoluto Porcen-| Absoluto Porcen-| Absoluto Porcen- Absolute Porcen- taje taje taje laje i 1950 19 882 048 16018489 100 18014662 100 1960 16973572 | 29376822 109 2937444 100 | 26176211 992 | 2esasw 90 512070 1.8 543.601 1,9 a2 32 Te) zas98a14 | 59515270 100 53515905 100 | asowesss 2 | eaizo% 129 | 1550666 29 1500701 29 6s 69 199 $2 187700 | 67 606 149 100 87 279.296 100 | 66128723 757 | 16000766 184 | saeaeo 62 S086 747 58 16.7., 15,7 (Fuente: Matricula 1950 y 1960: UNESCO, Statistical Yearbook 1970, UNESCO, Paris, 1971, COM.71/XiIV, 15/AF., cuadro 2.12. paginas 300 y Sigs. Matricula 1970: UNESCO, Statistical Yearbook 1975, UNESCO, vy Paris, 1976, ISBN 92-3-001412-5, cuadro 5.1, pags. 222 y sigs. Matrieula 1980: Gonferoneia Regional de Ministros de Educacién y de Ministros Encargados de la Planificacién Econémica de los Estados miembros de América Latina y el Caribe, México D-F., 4-13 de diciembre de 1979, Evolucién cuantitativa y proyecciones de matricula de fos sistemas educativos de América Latina y el Cartbe. Anaiisis estadistico, Pars, agosto 1979, Nota: La matrcula superior ajustada en el Proyecto se basa en la fuente UNESCO (Anuarios Estadsticos), pero ene rectiicaciones menores originadas en informacion nacional de fuentes oficieles que para el ano 1980 son Stgniicativas, dado que la proyeccién de UNESCO no se mantuvo para alguns paises. las dilerencias rac significativas se dan en los casos de Argentina, Chile y Ecuador. 1,9%; en 1960 Ilegaba a 3,2; en 1970 ascendia a 6,9; para 1980 era de 16,7. Dicho en otra forma, y en nimeros redondos, hace tres décadas uno de cada 50 jévenes recibfa educacién de nivel terciario y hoy la relacién es de uno cada seis. En el cuadro 27 se registran los datos, ajustados por el proyecto RLA/79/007, referidos a la TBEU en veinte paises de ta region. Si se compara la matricula de tercer nivel de la totalidad de los paises de América Latina con la matricula mundial, para 1960 la primera constituia el 4,7% del total de estudiantes matriculados en tercer nivel en el mundo entero en 1960, el 5,6% en 1970 y el 9,7% en 1976 (cifras de UNESCO, 1980). La comparacién entre las TBEU latinoamericanas y las europeas muestra que en América Latina los paises de mayor desarrollo educa- tivo alcanzan las TBEU europeas slo con una década de retraso (cuadro 28). Como marco de referencia para las comparaciones precedentes se debe recordar que el PIB actual por habitante en América Latina es aproxi- madamente similar al de Europa en 1950, lo que no quiere decir que las, situaciones econémicas y la demanda de recursos humanos del tercer nivel sean iguales. Tampoco implica postular para el desarrollo econd- mico latinoamericano, ni para el universitario, el modelo europeo. Los criterios académicos de seleccién Al considerar el panorama regional se puede destacar que el crecimiento cuantitativo de la matricula del nivel terciario ha implicado un cambio cualitativo que podria calificarse de revolucionario, En el corto lapso de treinta afios la educacién superior —que desde la independencia hasta 1950 estaba celosamente reservada para una minoria de elegidos— ha pasado a ser patrimonio de grandes masas de la poblacién. Aunque mas adelante se considerara el cambio del perfil social de la matricula, importa destacar la magnitud del cambio cultural y su significado en términos de capacidad de recursos humanos, de diferenciacién en el conocimiento, de modificacin en los patrones de comunicacién social, de efectos en las demandas politicas, especialmente en lo que tiene que ver con la racionalidad de las propuestas, y, por ultimo, como una explica- cién del conflicto generacional que ha caracterizado a América Latina en los afios recientes, ya que tras el conflicto de generaciones hay también, sin duda, un conflicto cultural. En grandes Iineas, la expansién de la matricula de la educacién superior esté indisolublemente vinculada a la expansion de la educacién media, y en particular a la de la secundaria, no s6lo por la obvia razén de que ésta es formalmente la preparacién para la superior, sino porque la tendencia parece appntar a que la educacién media de ciclo completo tenga cada vez menor carécter terminal y mayor cardcter preparatorio 55 Cuadro 27. América Latina: Matricula en la educacién superior y tasas brutas de escolarizacion universitaria, entre 1950 y 1980. Paises Ano Matricula Poblacion educacién 20a 24 superior aos 195082531 1578761 874270081 ina 1960 180796 1590726 173 1960 «1720 staais 1970 274634 1929742 14,2 Lid 1975 2881 | 439131 19790 409128 2214100 212 190 8700 s10.449 1990 5022 247264 20 1950 B18 129090 Boiva 198012012 305406 3.9L Norges 1960 «1680168917 1970 35250 961598 10.0 19704900 211459, 4980 60.900 474.204 128 1990 26200 314511 195051100 4965943 1.0 1950 95240 2901705 1.5 Basi «198095691 6104975 1.6 | ween ——«1960««78.882 300168326 1970 430473. 8177379 53 1970 2a7 637 4077965 61 1980 1.932.900 11512200 16.8 1980 747.800 6351992 118 1950 10632 027518 40 1950 860 88612 08 Colombia 1980 22660 1272505 18 1960 1444120407 12 1970 85560 1834848 47 Nicaragua 1970 9385 «16527557 1980 290200 2749851 10.6 1980 94500 249762138 1950 1539-75808 20 1501519 6755822 Costa Rica 1960 470397578 48 | pang 1960 ©4000 A70RB 46 1970 15473148627 106 19708987 12387372 1990 47200 236.467 200 1980 41000178267 23.4 1952 20971 49ea7e 4.2 19501692 N29587 14 Cuba «198019920 61783192 | paraoyg, 1960 «3425 14929424 1970-26342 719945 3.7 vay 1970 8172 188997 4.3 1980 219.500 795.963 276 1980 28800 264600 101 1949 9528 551600 17 1950 16082 S67aa4 24 Chie 190 25462 625129 41 | Pew $960 30987 616497 37 1970 7843084121 9.4 1870 126294 1142.26) 111 1979.8 126436 1105057 144 1980 252600 1636178179 1950 4122 284268 1,5 1950 2267 400 OT Ecuador 1960-9361 367605 25 | Repubica 1960 344828920113 197 98.692 492485 7.9 | Dominicana 1970 23546 35010765 1976» 199126 722405 267 1980 63.800 558682 | 150 1950-1199 18511908 1951 1172219803860 ElSavader 1960 2960 207772 14 ay 196015433 19872578 1970 9515 292547 3.3, Gruguay 1970 21200 211939 10.9 1980 50400 435.804 11.6 1980 38560 228764 15.5 1950 2579 _2e1018 og 19506901. 40965 1,7 Guatemala 1960 5279 301671 18 |v, 1960 28477 61911743 197015609 461244 3,4 vee $970 100767 B65 963 11.6 1980-37400 660391 5,7 L. 1980 339500 1.489972 23,4 2 Para Argentina,Chile y Uruguay, datos de matricula extraidos de G W.Rama, Universida- des y concentracién de poder. ponencia al Seminario Regional sobre Universidad y Desarro io en América Latina, Caracas, diciembre 1980, cuadro 3. pag. 39, sobre la base de datos oficiales nacionales. » Para Ecuador, datos de matricula de Junta Nacional de Planificacion y Coordinacién Econémica, Seccién Investigaciones Sociales, Desarrolio y Educacion en ef Ecuador (1960-1978), Junta de Planificacién, Quito, 1979, cuadro 44. (Fuente: Matricula 1950, 1960 y 1970: UNESCO, Statistical Yearbook 1970, UNESCO, Paris, 1971, COM.71/XIV.15/AF., cuadro 2.12, pag. 300 y sigs; UNESCO, Statistical Year book 1975, UNESCO Paris, 1976. SBN 92-3-001412-5, cuadro 5.1, pag. 222 y sigs. Matr Cuadro 28. América Latina y Europa: Tasas brutas de escolarizacion universitaria, paises seleccionados, 1960, 1970, 1975. Paises T.B.E.U. 1960 1970 1975 America Latina Argentina 11,3 14.24 24,82 Brasil 16 53 10.8 Colombia 18 ar 80 Costa Rica 48 10,6 18.0 Ecuador 25 79° 2246 Guatemala 1.6 34 42 México 2.8 61 10.6 Nicaragua 12 57 93 Venezuela 43 11,6 19.0 Europa ‘Alemania Federal 61 13,4 25,1 ‘Alemania Oriental 163 32,8 29,7 Checoslovaquia 11.0 10,4 12.2 Espana 40 89 208 Francia 98 19,5 24,3 Grecia 38 120 175 Hungfa 65 10.1 11,7 Inglaterra 8s 1441 19.0 Nala 66 16,7 255 Polonia 92 144 16.9 Rumania 45 10,1 92 Suacia 9,0 213 28,0 © Los datos de matricula son de G.W. Rama, Universidades y concentracién de poder, Ponencia presentada al Seminario Regional sobre Universidad y Desarrollo en América Latina, Caracas, 1 al § de diciembre de 1980, mimeo, cuadro 3, pag. 39. » Para Ecuador se han tomado datos de matricula de Junta Nacional de Planificacion y Coordinacién Economica, Seccion Investigaciones Sociales, Desarrollo y Educacion en e! Ecuador (1960-1978), Junta de Planificacién, Quito, febrero de 1978, cuadros 44 y 29. Fuente: UNESCO, Anuario estadistico 1978-79, Parts, 1980. ISBN 92-3-001800-7, cuadro 3.2, Ag. 125y siguientes. Para poblacion: CELADE, Boletin Demogrétfico, ano XIV, N° 27, Santiago 1980. Los datos utiizados son desagragaciones de grupos de edad clasificados de cinco encinco aos. cula 1980: Conferencia Regional de Ministros de Educacién y de Minisiros Encargados de la Plenificacion Econdmica de los Estados miembros de América Latina y el Caribe, México, DF., 4-13 de diciembre de 1979, Evolucion cuantitativa y proyecciones de matricula de los sistemas educativos de América Latina y ef Caribe. Andiisis estadistico, Paris, agosto 1979, £D/79/MINEDLAC/Ret.2. cuadro 4, pag. 114 y sigs. Para poblacién: CELADE, proyecciones de poblacién en Boletin Demogréfico, Afo XIV, N° 27, Santiago, enero 1980. Los datos utilizados son desagregaciones de grupos de edad clasificados de cinco en cinco anos.) para la superior. Asf, en 1960, la matricula de la educacién superior era aproximadamente un tercio de la matricula media de 1950; en 1970, la primera era mas de la mitad de lo que habia sido la segunda en 1960; y en 1980, la matricula superior representaba las tres cuartas partes de la media de 1970. Con estas comparaciones no se pretende afirmar que todo el crecimiento de la matricula de la educacién superior se deba a individuos que contintien sus estudios medios en el tercer nivel, ya que debe tenerse en cuenta, entre otros factores, que ciertas formaciones que tenfan nivel medio se han desplazado al superior (por ejemplo, e] magis- terio) y, en otros casos, que ha habido una prolongacién dei periodo de estudios de las carreras universitarias, Pero, aun teniendo en cuenta estos factores, es notorio que las presiones dirigidas a continuar estudios en el nivel terciario son cada vez més frecuentes, como se ha sefialado en el capitulo 4, donde se consignan los indicadores de la participacion creciente de la rama secundaria en el total de la matricula de la educa- cién. media, y en el capitulo 7, donde se analizan los intentos de introducir una secundaria diversificada entre cuyos objetivos figura reducir la demanda de educacién superior, Desde el punto de vista académico se puede sefialar que en los prime- os afios de las tres décadas consideradas se mantuvieron, para la educa- cién secundaria, criterios de seleccién académica y social que provenfan de su anterior cardcter de educacién para grupos limitados. Posteriormente —y esto es més notorio en los pafses que iniciaron tardiamente la modernizaci6n y la expansién de la educacion basica y media— se produjo un cambio en el cardcter de la secundaria, transfor- mada ahora en un ciclo que otorga una formacién cultural superficial y es muy permisivo para la promocién, En algunos paises, las universidades intentaron frenar la demanda de Plazas por medio de los mecanismos de examen de ingreso. Sin embargo, salvo la excepcién de Chile, no se establecieron sistemas nacionales de admisién con pruebas similares para todos los estudiantes, En algunos paises, las universidades oficiales de mayor jerarquia implementaron Pruebas de ingteso que no fueron adoptadas por las grandes universida- des privadas, manifestando asi su rechazo a sistemas universalistas de selecci6n, para mantener un alumnado que habitualmente proviene de cireuitos educativos que son cerrados desde el punto de vista social. En otros paises, se establecieron mecanismos de seleccién comunes para las grandes y prestigiosas universidades privadas y oficiales, de los que quedaron excluidas las universidades de segunda categoria, tanto oficia- les como privadas, cuya matricula se nutre precisamente de los rechaza- dos en aquellas pruebas de ingreso. Los ejemplos anteriores son ilustrativos de la inexistencia de sistemas académicos nacionales tnicos, establecidos sobre la base de determina dos niveles de conocimiento. Pero debe sefialarse ademas que la imple- mentacién de pruebas de admisién no fue siempre acompafiada por definiciones sobre el nivel cultural y educativo de la secundaria que 58 permitieran compatibilizar la formacién que ella imparte con las exi- gencias de las pruebas de ingreso. En la mayor parte de los casos, los organismos que rigen la educacién secundaria no tienen intervencién alguna en la fijacién de los criterios académicos para las pruebas de admisién en la educacién terciaria; en algunos paises (Argentina, bajo el régimen anterior) se declaré oficialmente que esas pruebas tenian por objeto limitar el numero de estudiantes en funcién de un cupo de plazas; en otros, las pruebas fueron inicialmente elaboradas a partir de modelos norteamericanos, a pesar de que la educacién secundaria responde al modelo francés; ademas, en la mayoria de los paises de la regién no se ha realizado un andlisis y discusién tendientes a definir la formacién que debe impartirse a los futuros estudiantes universitarios. Tal vez Uruguay sea el tinico caso en que se ha registrado una contestacin social ante las pruebas de ingreso, y que puso en tela de juicio su calidad académica y su validez para la seleccién; posiblemente en ese pais ha pesado fuertemente la tradicién que delegé siempre el ejercicio de una seleccién progresiva en el propio proceso de ensefianza, tanto en la secundaria como en la universitaria. En cambio parece comin a todos los paises de la region en los que se introdujeron pruebas de ingreso el hecho de que no se haya intentado que ellas fueran la clave para una transformacién positiva de la educa- cién secundaria, Evolucién de las tasas brutas de escolaridad universitaria El andlisis de los cuadros 27 y 29 revela, para los paises consignados, elementos significativos de los modelos de los sistemas educativos y pone de manifiesto las caracteristicas que asumié la evolucién de la educacién superior. Hacia 1950 sélo tres paises (Argentina, Cuba y Uruguay) ‘registraban TBEU superiores al 4%; otros cuatro (Bolivia, Costd Rica, Panama y Perit) mostraban TBEU entre el 2% y el 4%; y en los restantes (entre los cuales se encontraban Brasil y México, y tres paises con volimenes medios de poblacién como Colombia, Chile y Venezuela) las TBEU no Megaban al 2%. En la categoria mas alta figuraban los paises del Rio de la Plata, con una antigua tradici6n en la ensefianza universitaria, junto con Cuba, que presentaba una elevada desigualdad educativa entre la zona urbana y la rural, pero cuya capital registraba elevados indices de cobertura, seguramente por efectos de imitacién del modelo educativo de los Estados Unidos. En el tramo medio se encuentran paises con un desarrollo de los sistemas educativos muy heterogéneo. Por una parte, Peru, que con los paises del Rio de la Plata habfa sido centro de irradiacién de la Reforma Universitaria de 1918, pero cuyo sistema educativo general adolecia de grave deterioro, junto a Bolivia, con insuficiencias aun mayores en la 59 Cuadro 29. América Latina: Distribucién de paises segin escalas de tasas brutas de escolarizacién universitaria, 1950, 1970, 1980. 1970 TBEU escala menos de 5% 1950 ‘TBEU escala menos de 2% Chile « (1.7) Venezuela a7) México a5) Ecuador (1,5) Paraguay (4) A. Dominicana (11) Brasil (1,0) Colombia (1,0) Guatemala (08) El Salvador (0.6) Honduras. (0,6) Nicaragua (0,6) Haiti (0.3) TBEU escala 2a M% Pew 24) Panama (22) Bolivia. (2,0) Costa Rica 20 ‘TBEU escala 4a 6% Uruguay ® (6.0) Argentina (5.2) Cuba» (4.2) a Para Cuba, 1952: para Chil Colombia Paraguay Cuba Guatemala El Salvador Honduras Haiti TBEU escala 5a 10% (47) (43) (3.7) (3.4) (3.3) 23) (0,7) 1980 TBEU escala 2 13% Bolivia (12,8) México (11,8) El Salvador (11,6) Chile » (11,4) Colombia (10,6) Paraguay (19,1) Honduras: ( 8,3) Guatemala (57) TBEU escala 13 a 20% Costa Rica (20,0) Peri (17,9) Brasil (16,8) Uruguay (15,5) R. Dominicana (15,0) Nicaragua (13,8) Uruguay (10,0) Bolivia (10,0) Chite (9 Ecuador (7,9) Panama (7.2) R. Dominicana (65) México (61) Nicaragua (8.7) Brasil (53) TBEU escala mas de 10% (14,2) (19,6) (14,4) Costa Rica (10,6) 1949; para Uruguay, 1961 b Para Argentina, 1979: para Chile, 1979; para Ecuador, 1978. (Fuente: Quadro 27.) 60 TBEU escala mas de 20% Cuba (27.6) Ecuador » (28,7) Panama (23,4) Venezuela (23,4) Argentina > (21,2) ensefianza primaria y media. Costa Rica, donde la universidad clausu- rada por alrededor de medio siglo se habia reabierto recientemente, manifestaba la expansién propia de un sistema consolidado en la base y represado en el nivel superior, mientras que Panama ya manifestaba alguna de las caracteristicas adquiridas en décadas posteriores: un desa- rrollo pronunciado del sistema educativo, concentrado en aquel mo- mento en ciudades con alto predominio del sector de servicios. En 1980 la escala de TBEU parte de un minimo del 5%, es decir, ningun pais registra, siquiera como minimo, los indices que hace treinta afios eran los maximos en la mayoria de ellos.* El primer tramo esta comprendido entre el 5% y el 13%, el segundo, entre el 13% y el 20% y el tercero abarca las TBEU superiores al 20%. En este tiltimo figuran cinco paises, de los cuales sdlo dos pertenecian al rango superior en 1970 (Argentina y Venezuela); se incorporan Panama y Ecuador, que vienen ascendiendo a lo largo de las tres décadas, con la particularidad, en el caso ecuatoriano, que entre 1971-1972 y 1977-1978 la tasa de creci- miento anual de su matricula universitaria fue del 28%. Finalmente Cuba, que hacia 1950 se encontraba en la categoria de pafses con més alta cobertura y habia descendido al rango més bajo en 1970, vuelve a otorgar prioridad a la educacién superior y pasa en diez afios de una TBEU de menos del 5% a més del 20%; los factores més importantes para este salto son la consolidacién y la generalizacién de la secundaria, que provee a la universidad de un considerable flujo de estudiantes, y el establecimiento de modalidades de estudios superiores para alumnos que trabajan. En el rango medio la presencia de Brasil establece la media de TBEU de la regién, por el peso de su poblacién estudiantil en el conjunto de América Latina. También se hallan Uruguay, que tiene un lento ritmo de crecimiento, y pafses como Peni y Costa Rica que en 1970 figuraban en el rango superior. Tanto Nicaragua como Republica Dominicana son ejemplos del desequilibrado desarrollo de la educacién superior en rela- cién con la débil cobertura en el nivel basico. En cuanto al rango inferior, en 61 se mantienen los tres paises cen- troamericanos, Paraguay y Colombia, y se incorporan Bolivia y México. En el caso de Bolivia, se puede suponer que la TBEU no logra acompa- iar los altos incrementos regionales, entre otras razones, por el estan- camiento de la secundaria. Una situacién similar se producirfa en el caso de México, con el agregado de que en el periodo més reciente las prioridades parecen haberse centrado en la educacin basica y particu- larmente en la dirigida al importante porcentaje de poblacién rural que atin sigue teniendo el pais, cuyas oportunidades de continuar estudios postprimarios siguen siendo bajas, al igual que en Colombia. * Salvo Haiti, que mantiene la misma TBEU que en 1970. 61 2 Cuadro 30. América Latina: Relaciones entre la tasa bruta de escolarizacién universi- taria® el ingreso per cApita, la urbanizacién y el analfabetismo (porcentajes). PiB/habitante Urbanizacion atta 4 Urbanizacion media 4 Urbanizacion baja ¢ 1975 Anaitabetismo: | Alto] Medio Bajo | Allo Medio [Bajo] Alto | Medio | Bajo “ato Venezicia | Argentina | Mexico | Panama USS 900 y mas 423.5) [12,0] | (7,4) [4.2] | (25.8) [16,4] | (21,7) [12.4] eeu 23.4 | Teev 242 | ‘Teeutna | Toe 25. chie | Unguay (11,9) (4,7) | (6,1) (1,6) TaeU s14 | TBEU 155 Medio ato ‘Colombia Brasil Costa Rica USS 600-900 (19.2) [11,5} (33,6) (24,5) (11,6) (5,2) TREU 106 TBEU 16.8 TBEU 26.0 Per (2735) (33.5) TBEU 179 Mecho bape Eouador Guatemala | Paraguay USS 400-600 (25,8) [4,2) (83,9) [45,4] | (19.9) [9,6] ‘TBEU 26,7 TBEU 5,7 | TBEU 10,1 IR. Dominicana El Salvador (32,8) [21,1] (42,9) [28.8} TBEU 150 TBEU 11.8 ajo Nicaragua Bolvia USS menos (42,5) [35,1] (37,9) [17.3] de 400 TBEU 138 TBEU 128 Honduras (48.5) (27.1) THEU 8.3 Has (76.7) 169.4) THEU a7 Las tasas brutas de escolarizacion universiaria estén calculadas como porcantaje de la matricula de nivel terciario (circa 1980) ‘20 relacién con el total de poblacién de 20 a 24 afos. Para matricula, sobre la base de: Conferencia Regional de Ministros de Educscién y de Ministros Encargacos de la Planificacién Eoonémica de los Estados miernbxos ce América Latina y ol Caribe, México DF. 4-13 de diciembre de 1979, Evolucién cuantitative y proyacciones de matricula de Jos sistemas educativos de América Latina ¥ of Caribe. Andisis estadistico, Paris, agosio 1978, ED/79/MINEDLAC/Ret. 2, a excepoén de Argentina, Chile y Uruguay, tomadas de G.W. Rama, Universidades y concentracién de poder, ponencia preseniada al Seminario Regional sobre “Universidad Desarrotio en América Latina’, Caracas, 1 ai 5 de diciembre de 1980, cuadro 3, pag. 39, sobre la base de datos oficiales nacionales. Para Ecuador, sobre la base de: Junta Nacional de Planiicacion y Coordnacién Econémica, Secokin Investigaciones Sociales, Desarrollo y Educacién on of Ecuador {1960-1978}, Junta de Planificacion, Quito, febrero de 1979, cuadio 44 y 28. Para poblacién 20 a 24 aftos, se utlizd CELADE, proyecciones de poblacién en Bolatin Demogréifico, Afio XV, N° 27, Santiago de Chile, enero 1980. Los datos utiizados son desagreyaciones de grupos de edad clasificados de cinco en cinco afios, Producto intemo bruto por habante de 1976. Los niveles en délares de 1970, al costo delos factores y a pracios del mercado indicados en forma sucesiva entre paréntesis, son las siguientes: Ato (mas de USS 900): Argentina (USS 1 364 - USS 1368); ‘Venezuela (USS 1 243 -USS 1 278): México (USS 998 - USS 1 032); Uruguay (USS 976 - USS 1 159); Panama. (USS 940- USS 1 043); Chile (USS 789 - USS 621). Modo alto (USS 600 @ USS 900): Costa Rica (USS 777 - USS 879); Braail (USS 659 - USS 777); Peri (USS 647 - USS 707); Colombia (USS 841 - USS 706). Medio bajo (USS 400 a USS 600); Ecuador (USS 470 - USS. 542); Guatemala (USS 461 - USS 494); Republica Dominicana (USS 448 - USS 503); El Salvador (USS 440 - USS 476); Paraguay (USS 413 - USS 452). Bajo (menos de USS 400): Bolvta (USS 346 - USS 370): Nicaragua (USS 339 - USS 480); Honduras (USS 273 - USS 296); Halt (USS 122- USS 135), Se incluyé Chile en a categoria Ge alto ingreso a pesar de que por la cita de ese afio deberia estar en la do ‘medio alto, porque a lo ‘argo del decenio figuré junto a los paises de la primera calegorfa nombrada, En 1980 una calegorizackin en {ramos de menos de USS 550, 500. 750, 750. 1 000 ypor encima de USS 1 000 mantiane a ios palses en las miemas categories con {a excepdién de El Salvador y Pert que disminuyen respectivamente un escaidn. Fuente: CEPAL, Anuario Estadistico de Amérié Latina 1979, Naciones Unidas (E/CEPAL/G-1126, diciembre de 1980, cuadro N° 114 y CEPAL, Estudio econdmico de América Lating, 1980. Sintesis pretminar, E/CEPAL/G. 1153, abril de 1981, cuadto N° 18. Analtfabetisme citca/1970 segun deciaraciones censales. Ato analfabelisme adulto: 25% y més; Medio: 10 a 25%; Bajo: menos del 10%. Alto analfabetismo de jovenes de 15 @ 24 afios: 20% y mas; Medio: 10 a 20%; Bajo: menos del 10%. La cira entre aréntesis se reliere ai analtabetismo do 1a poblacién de 15 y més afos y la cifra entre corchetes se reflere al de ta pobiacién en el ‘ramo de 15 a 24 afos. Fuente: La inlommacién sobre la poblacién adult proviene de UNESCO: ED-79/MINEDLAG/REF. 2, Evolucién cuantitativa y proyecciones de matricula de ios sistemes educativos de América Latina y el Caribe. Andlsis Estadistico. La informacion sobre anaifabetismo 1524 proviene de! Programa OMUECE de censes 1970, procesada por el Proyecto RLA/79/007 y pubieada en DEALC/24, eslvo para Haitly la Repiblica Dominicana, que so orignia en UNESCO, Estactsucas sobre ef nivel de instruccion y el anaifabetismo. informes y Estudios Estadisticas N° 22, ISBN 92-3-001506-7, Paris, 1977 y para Uruguay, Direccién General de Estadistica y Censos, V. Censa General de Poblacion. Educacién, Montevideo, 1980. 4 Porcentaje de la poblacién nacional residente en localidades de 20.000 habitantes y més de acuerdo con censos reaizados entre 1970 y 1975. El ordenamiento de los paises es el siguiente: Alte urbanizacién {por encima del 41%, promedio de América Latina): Argentina: 68.3; Uruguay: 64,7; Chile: 60,6; Venezuela: 59,4; Colombia: 46,2 y Cuba: 49,4. Media (del 30 al 40%). Pe: 40,3; Brasi: 39,5; Panama: 98,4; Barbados: 37.0; Ecuador: 35,3; México: 95,2; Nicaragua: 31,0: y Republica Dominicana: 30,2. Baja (Por debajo de! 30%): Bolivia: 27.2; Costa Rica: 27,0; Guyana: 26,2; Paraguay: 21,5; El Salvador: 20,5; Honduras: 20,2: Guatemala: 16,1; Trinddad y Tobago: 13,1; Hail: 12,7: y Jamaica: 12.3. (Fuente: E/CEPAL/G. 1125, cuadro 4) Las variables estructurales En el cuadro 30 se distribuyen los paises conforme a su TBEU en 1980, en relacién con tres variables: el PIB por habitante, el grado de urbani- zacion y el analfabetismo; para este Ultimo se establecen dos indicado- res: el analfabetismo adulto y el analfabetismo de jévenes entre 15 y 24 afios. Si bien las mayores TBEU se registran en los paises de mas alto ingreso y urbanizacién (Argentina y Venezuela), y los de mas bajos ingresos y menor urbanizacién tienen TBEU bajas (Honduras y Haiti), no existe una correlacién definida entre las variables estructurales y la cobertura universitaria. En el tramo de ingresos més altos, las tasas oscilan entre el 11,8% de México y el 21,2% de Argentina. En el tramo de ingresos medios-altos figuran Costa Rica con un maximo de 20% y Colombia con un minimo de 10,6%. En el tramo de ingresos medio-bajos, las distancias son atin mayores, ya que figura Ecuador con una TBEU de 26,7% junto a Guatemala con el 5,7%. Finalmente, en el tramo de ingresos més bajos, las distancias disminuyen, ya que excluyendo de la compara- cién a Haiti, el registro maximo es el de Nicaragua con el 13,8% y el minimo es el de Honduras con el 8,3%. La baja urbanizacién parece pesar en cierta medida en la determinacién de TBEU bajas, con la excepcién de Costa Rica, cuya alta TBEU se explica por un sistema educativo desarrollado y una configuracién socicespacial especifica. En el otro extremo de la urbanizacién, si bien todos los registros estan sobre el 10%, las distancias apreciables se miden por las diferencias de la TBEU de Colombia y Argentina. La urbanizacién media registra disparidades similares, como las que van del maximo de Ecuador al mi- nimo de México. La comparacién entre este tiltimo pais y Panama, ambos en el tramo de ingresos més altos y con urbanizacién media, pone de manifiesto la escasa influencia de las variables estructurales, dado que sus TBEU son respectivamente 11,8% y 23,4%. La indeterminacién de una tendencia condicionada por las variables estructurales debe asociarse, en una ultima fase del andlisis, con los indicadores del analfabetismo. Con alto analfabetismo adulto y juvenil y baja urbanizacién figuran los paises de menor cobertura universitaria, como Haitf y Guatemala, y en el nivel mas alto de todas las variables estructurales y también de alfabetizacién se encuentra Argentina, con una posicién constante en el més alto rango de TBEU. Pero en el medio aparece un conjunto bastante heterogéneo de situaciones que en un intento clasificatorio resumido se presenta en el cuadro 31. E} andlisis de los cuadros 30 y 31 permite no sélo registrar la variedad de situaciones de los paises de la regién, sino sefialar que las variables de nivel econémico y urbanizacién pesan fuertemente, cuando sus indi- ces son bajos, como impedimento para el desarrollo de la alfabetizacién y 64 Cuadro 31. América Latina: Relacién entre el analfabetismo juvenil y la cobertura de la educacién superior. Analfabetismo juvenit TBEU (Tramo 15 a 24 afios) (Circa 1980) (Circa 1970) - Alta Media Baja Alto Brasil Bolivia R. Dominicana Ei Salvador Nicaragua Guatemala Honduras Haiti Medio. Ecuador Pers México Venezuela Colombia Panama Bajo Argentina Costa Rica Paraguay Cuba Chile Uruguay (Fuente: Cuadro 30.) de la matricula de la educacién superior; pero en el caso inverso (es decir, cuando sus fndices son altos) no puede probarse su influencia positiva en ambos desarrollos. En cambio, parece poder postularse que.el desarrollo de la matricula superior esté asociado sobre todo a decisiones politicas que se originan en la interaccién de las fuerzas sociales, en las estructuras donde pesan fuertemente las clases medias y en la natura- leza de los proyectos cultural-educativos sostenidos por el poder. Es muy notorio el efecto de procesos de expansién educativa reciente en sociedades que partieron de desigualdades sociales y culturales muy altas: la educacién superior se multiplicé velozmente sin una previa consolidacién de la basica, sobre todo en aquellos pafses que registraban fuerte segmentacién social y/o barreras culturales y lingiifsticas. Entre ellos, el exponente més notable es Ecuador, donde, considerando a la poblacién en edad de asistir a la universidad, se registra un analfabeto y dos estudiantes universitarios por cada seis integrantes del tramo. Igualmente contradictoria es la situacion de Brasil, con un analfabeto cada cuatro jévenes y un estudiante universitario cada seis. En el otro extremo, con marcada coherencia entre eliminacién virtual del analfa- betismo y cobertura media o alta de los sistemas universitarios, figuran 65 los cinco paises que hacia 1950 tenian los mejores registros de alfabeti- zacién, y tres de ellos (Argentina, Cuba y Uruguay) las mejores posicio- nes en cuanto a matricula universitaria; los restantes son Costa Rica y Chile. Pareceria que el desarrollo de una educacién superior a partir de una base sdlida en cuanto a integracién cultural dada por la alfabetizacién proviene del desarrollo temprano de los sistemas educativos, de la am- plia cobertura lograda en el nivel basico y, posiblemente, también del afianzamiento de la calidad académica del sistema educativo general. A ello deberia agregarse que la prioridad otorgada a la educaci6n basica por el gobierno cubano posterior a 1959, al igual que los esfuerzos realizados en el mismo sentido por los gobiernos demécrata-cristiano y de la Unidad Popular en Chile, integraron al proceso educativo a secto- res antes fuertemente discriminados; ello explicarfa los importantes avances de estos dos paises, que los han Ilevado al mismo plano de Argentina, Costa Rica y Uruguay, con procesos més regulares y mas antiguos. Analisis de la matricula Feminizacion EI aumento de poblaci6n constatado en las tres wltimas décadas en la educacién superior es, en buena medida, resultado del proceso de femi- nizacién de la matricula. Para 1950, en s6lo dos paises (Cuba y Pa- namé), las mujeres constituian més del 40% de la matricula. En cuatro (Brasil, Chile, Paraguay y Pert), la matricula femenina constituia entre el 30% y el 20% del total, y en todos los restantes estaba por debajo del 20%.* En 1980 todos los paises tienen tasas de participacién femenina supe- riores al 20%; en el tramo inicial, figuran tnicamente Colombia y Guatemala; en el tramo 30%-40%, Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua y Pera; con mas del 40%, Argentina, Costa Rica, Paraguay, Reptiblica Dominicana, Uruguay y Venezuela; y en Panam, la matricula femenina es el 52% de la total. En sintesis, entre 1960 y 1980 se han incorporado a la universidad 2 100 000 mujeres y mas de 2 700 000 hombres. Sélo en dos paises (Argentina y Panama) los valores absolutos de nuevas incorporaciones son mayores en el caso de las mujeres. * Se carece de informacién, ese aio, para Bolivia, Costa Rica y Uruguay. La informa- cién estadistica est presentada en forma regular en la publicacién anual de la UNESCO, Statistical Yearbook, y existe un desarrollo especffico en UNESCO, Conferencia Regional de Ministros de Educacién y de Ministros Encargados de la Planificacién Econémica de los Estados Miembros de América Latina y el Caribe. 66 La expansién de la matricula femenina esta especialmente asociada a algunas carreras; en primer término figura la educacién, luego las humanidades y las ciencias sociales, aunque en los ultimos afios la Penetracién femenina tiende a verificarse en un ntimero creciente de ellas. Este tipo de evolucién es paralelo a la redistribucién de las posi- ciones asignadas a las mujeres en la sociedad, y por lo tanto varia segtin os pafses. Inicialmente la incorporacién de las mujeres se verifica en las carreras que proyectan en forma mis directa la imagen tradicional del rol femenino. Algunas de ellas tienen que ver con funciones socializado- ras (magisterio primario) y asistenciales. Ninguna de estas carreras es canal habitual de reclutamiento de elites, ni reposan en ellas funciones innovadoras y de cambio social. La adjudicacién a las mujeres de funcio- nes en la transmisién de valores favorables a la conservacién del sis- tema se proyecta a las carreras con mayorfa de matricula femenina y tiene efectos en las caracteristicas de sus practicas académicas, que comienzan a diferenciarse de la tradicién universitaria en la que predo- minan la discusién y la innovacién. Esto es particularmente notable en los institutos de formacién de educadores, que son asimilados por la universidad, pero manteniéndolos separados de los centros donde se imparte el conocimiento especifico del resto de las ciencias (desde la matematica hasta la historia, pasando por las ciencias naturales). De esta forma, los alumnos de las facultades de educacién reciben un cono- cimiento de menor nivel y realizan practicas menos frecuentes en lo que se refiere a andlisis cientffico y desarrollo del espiritu critico. Sin em- bargo, hay ejemplos de excelentes centros de formacién docente con signi- ficativa participacién femenina, lo que indica que los estilos académicos se correlacionan con los proyectos vigentes para la sociedad en mucho mayor medida que la diferenciacién sexual de los estudiantes. La participaci6n femenina en las carreras de mayor prestigio, si bien ¢8 creciente, se incrementa en forma lenta; y cuando se logra en plazos breves, como es el caso de medicina en algunos paises, ello va acompa- Rado de una disminucién en la jerarquia de la carrera, generalmente por la orientacién hacia la prictica socializada (prestaciones a cargo del Estado), manteniéndose el status anterior sélo en los postgrados mas especializados. La incorporacién femenina a la educacién superior implica el mismo tipo de contradicciones que se origina a partir de su insercién en el Proceso econémico. En particular, las relativas a la tensi6n entre la alta especializacién profesional y el desemperio del rol de esposa y madre, por Jo que las mujeres tienden a optar por las carreras que posibiliten un desempefio a tiempo parcial o no registren altos niveles de competitivi- dad. A esto se agrega el retiro profesional temprano.* * En Argentina (1970), la tasa de actividad de los egresados universitarios en la poblacién mayor de 18 anos era del 91,5% para los hombres y del 76,4% para las mujeres. Cfr. UNESCO-CEPAL-PNUD, 1977, pg. 6. 67 En la situacién actual del conjunto de 1a regién, la ineorporacién feme- nina a la educacién superior implica una mayor expansién de las carre- ras orientadas hacia el mercado de empleo en los ‘servicios sociales y comunales’,, y en consecuencia un incremento del porcentaje de egresa- dos de este nivel contratados por el Estado, que tiene a su cargo la mayor parte de esos servicios.* Localizacion En el transcurso del periodo se produjo un importante proceso de crea- cién de universidades en ciudades que no son capitales ni centros domi- nantes en el espacio social nacional. El proceso de regionalizacién de la educacién superior fue particularmente intenso en la década de 1960. Diversos impulsos incidieron en él: i) demandas de grupos sociales loca- les de nivel medio alto, que reclamaban universidad en la zona de residencia, para evitar los problemas de separacién familiar; ii) politicas de desarrollo regional, que consideraron como uno de los obstdculos 1a carencia de recursos humanos de alto nivel vinculados a la problematica local; iii) politicas de democratizacién social y espacial de la educacién superior; iv) politicas de reduccién de las grandes universidades nacio- nales, cuya escala era considerada incompatible con el manejo técnico y el mantenimiento de patrones académico-cientificos modernos; v) poli- ticas orientadas a la dispersion de las grandes concentraciones estudian- tiles universitarias, consideradas con potencialidad politica y social dis- ruptiva. En cada pats, el peso de estos impulsos ha sido diferente, pero los efectos fueron més 0 menos similares en cuanto a creacién de un eon- junto de universidades provinciales, estaduales e incluso municipales, cuyo alumnado es regional y cuyo destino ocupacional generalmente se concreta en la misma zona y en posiciones técnicas y ocupacionales que no son las de mayor status. A excepcién de loa casos de creacién de universidades en ciudades de considerable volumen poblacional y dife- renciacién creciente de actividades sociales y econémicas, la regionaliza- cin universitaria no fue acompafiada por la emergencia de centros de alta calidad académica competitivos con los metropolitanos. En la expansién regional de las universidades jugé un papel muy considerable el translado de la formacién de educadores de nivel secun- dario al terciario. En algunos casos, las disposiciones sobre carrera ocupacional docente, al establecer mejoras en el escalafén para personas con titulo universitario en cualquier carrera, adjudicando a éste mayor puntaje que al esfuerzo aplicado al ejercicio docente, implicaron que la mayor parte de los educadores cursara carreras en las universidades * En Argentina (1970), més de los dos tercios de las mujeres con estudios universitarios completos Lenian ocupacién en los ‘servicios sociales y comuriales' (idem). 68 locales paralelamente al desempefo profesional, en forma tal que una parte considerable de la matricula de esas universidades estuvo consti- tituida por maestros (Cfr. Ecuador). Tanto por lo dicho como por los prejuicios relativos a la residencia de las mujeres fuera del hogar paterno, las universidades provinciales tienden a registrar una sobrerrepresentacién femenina en relacién con los promedios nacionales. Origen social El crecimiento cuantitativo de la matricula universitaria ha sido identi- ficado con una composicién social més democratica. En esta misma Iinea, se ha asimilado universidad de masas con universidad democré- tica, entendiendo por la primera una situacién en la que porcentajes muy considerables de la poblacién en edad tedrica de asistir se inscriben en la universidad. Dejando para una consideracién posterior el andlisis del concepto de masificacién, corresponde sefialar que el crecimiento de la TBEU no expresa necesariamente y en todos los casos mayor democratizacion de la matricula en cuanto a su origen social. Para precisar el fenémeno, conviene establecer las siguientes especificaciones: a) El establecimiento de universidades en ciudades y regiones menos desarrolladas implicé que grupos de status medio-superior, que en vir- tud de pautas de tipo tradicional no enviaban a sus hijos, y especial- mente a sus hijas, a las universidades, comenzaran a hacerlo en vista de Ja accesibilidad fisica de las mismas, sin deamedro de que también otros grupos sociales —de status medio o medio-inferior— pudieran matricu- larlos al desaparecer la carga econémica que significa mantener su residencia fuera del hogar. b) La participacién femenina en la matricula es en si un indicador de democratizacién en cuanto a las oportunidades de acceso a la cultura y a Ja participaci6n de las mujeres, pero los registros sobre origen social de las alumnas no denotan, especialmente en el comienzo del proceso de feminizacién, un origen social mas popular que los de sus compafieros varones.* ©) Parte del crecimiento de la matricula se origina en la generaliza- cin de una pauta de acuerdo con la cual la totalidad de los jovenes de familias de cierto nivel debe realizar estudios universitarios, para mantener el status de origen, o porque esos estudios se han hecho indispenables para el desempefio de posiciones sociales que antes se adquirian en forma adscriptiva y sin el requerimiento de estudios pre- vios. * En la Universidad de Buenos Aires (1958), Jos alumnos de ambos sexos tienen. origen. social similar, aunque entre las mujeres hay menor participacién de padres con ocupacio- hes manuales y sin instruccién o sélo con estudios primarios, Cfr. D. Klubitschko, 1980" 69 d) La expansién universitaria es un fenémeno que se procesa en el marco de una dinémica muy alta de cambio social de la region. Por una parte, la poblacién se urbaniz6, y por la otra, la soviedad se diferencié con el resultado de la ampliacién del porcentaje de posiciones no manua- les, calificadas socialmente como de nivel medio. Paralelamente el sta- tus social pasé a definirse en parte por el comportamiento de consumos materiales y cultural-educativos. Dicho de otra forma, se ha modificado la composicién de las ocupaciones en la sociedad —por ejemplo, reduc- cién de las ocupaciones manuales en relacién con las no manuales— y se ha modificado igualmente la relacién entre los estratos, ya que la misma diferenciacién econémica reclama una diferenciacién social, por lo que el porcentaje de posiciones correspondientes a niveles intermedios de asa- lariados ha crecido ms que el de las posiciones de ejecucién de tareas. Es decir, se registra un ascenso social, porque de padres a hijos se ha cambiado de ocupaciones manuales a no manuales, agricolas a no agri- colas, subordinadas a intermedias, propias de no educados a educados, etc. La totalidad de la estructura socio-ocupacional es la que se ha desplazado hacia arriba, lo que implica simulténeamente que se ha ampliado el sector medio de la piramide y que han surgido nuevas formas de poder, como es el conocimiento, lo que no significa que haya cambiado la totalidad de las relaciones sociales, dado que los sectores bajos pueden estar atin mAs marginados, o que el poder del capital sobre el sistema politico sea mayor. Este hecho plantea un interrogante: gen qué medida la incorporacién a la universidad de hijos de titulares de posiciones asalariadas en el sector terciario moderno* significa democratizacién social en la univer- sidad? {No serfa mds correcto considerar que ha habido una modifica- cién del papel de la universidad paralela a la modificaci6n del entorno, y que lo que esta cambiando no es el perfil de la estratificacién social? ‘Sin perjuicio de las precisiones anteriores, existe un fenémeno de innegable importancia: la TBEU se ha multiplicado por diez en el transcurso de tres décadas y ello significa un cambio social de enorme importancia, aunque no trascienda de los sectores urbanos vinculados a la actividad terciaria. Seria ingenuo esperar que el solo incremento de la cobertura de la educacién superior determine un cambio sustancial en la composicién social de esa matricula. Para que ello ocurriera se requeriria una demo- cratizacién previa de la educacién basica, y mientras aproximadamente el 50% de la poblacién en el tramo de edad correspondiente a ese nivel no logre completarla, mal puede esperarse una real democratizacién de la universidad. En ese sentido, muchos proyectos de reformas destinadas a establecer una ‘universidad popular’ no pasan de meras formulaciones demagégicas que generalmente han significado beneficios relativos para * Las menciones al sector terciario que se realizan en adelante se refieren en todos los, casos a su segmento ‘moderno’, 70 ciertas capas de las clases medias y una considerable confusién sobre el papel de los estudios terciarios, ya que en nombre de la democratizacién se ha tendido a rebajar el nivel cientifico.de la ensefianza como forma de asegurar a todos los aspirantes la posibilidad de ingreso y la aprobacién del ciclo universitario. El anilisis estadistico de los cambios en la composicién social de la matricula universitaria es dificil por la inexistencia de censos regulares en los institutos de altos estudios y por la carencia de investigaciones sobre la estratificacién social de las poblaciones nacionales, o al menos de las urbanas.* A falta de esos estudios, se ha intentado utilizar en forma secundaria los repertorios estadisticos existentes para establecer a continuacién algunas comparaciones. La informacién obtenida para seis universidades en el periodo com- prendido entre 1958 y 1972 (ver cuadro 32) permite observar que la participacién de hijos de padres del estrato calificado ‘popular’, que incluye el conjunto de ocupaciones manuales, oscila entre el 3% en la universidad catélica de Asuncién (1972) y el 18% en la universidad de Buenos Aires (1958). Las sedes provinciales de la universidad de Chile indican un porcentaje aun mayor (26% en 1972), pero como el indicador incluye la educacién del padre y ésta era marcadamente baja en ese pais hacia la década de 1940, tiende a incrementar artificialmente la participa- cién del estrato popular. El estrato calificado ‘medio superior y alto’ (empleador con seis 0 mas dependientes, jefes intermedios y altos, profesionales, etc.) tiene en la composicién de la matricula una participacién que varia entre el 35% y el 55%, mientras que el estrato ‘medio inferior’ (pequefios empresarios, Jefes de menor jerarquia y empleados administrativos) es dominante, ya que, a excepcién del caso de la universidad nacional de Colombia, tiene la mas alta participacion en la matricula de las instituciones considera- das. La aproximacién que brinda el cuadro citado consolida la imagen tantas veces anotada, de que junto al estrato superior, pero dominantes en Jo cuantitativo, figuran los distintos estratos medios, para los cuales la universidad esta indisolublemente ligada a sus expectativas de movili- dad social (J. Graciarena, 1979; G.W. Rama, 1970; G. Bronfenmajer y otros). Los cambios en la estratificacién social de la matricula universitaria se aprecian més claramente cuando se utiliza una clasificacién dicoté- mica de los pafses de la regién. Por una parte pueden agruparse los pafses que al comienzo del periodo ya tenian una TBEU considerable y una tradicién sdlida de educacién superior. En esos paises, ademas, las estrueturas econémico-sociales no registraron grandes cambios en el * El Gltimo estudio comparativo sobre varias ciudades fue realizado en la década de 1960 y comprendié Buenos Aires, Montevideo, Kio de Janeiro y Santiago de Chile. 7 aL Cuadro 32. América Latina: Estratificacién de los estudiantes universitarios segin posicién socio-ocupacional de los padres, paises seleccionados. Niveles de Argentina Brasil Colombia Chileb Uruguay Paraguay astratificacion@ —_ Universidad de Universidad de Universidad Universidad Universidad Universidad Buenos Aires San Pablo Nacional de Chile de Montevideo Catélica 2 Facultades Otras Curso Santiago sedes Probatorio 1958 1970 1968 1972 1972 1968-1960 1972 Popular 18,4 11,9 73 79 266 110 12,2 3,0 Medio inferior 46,2 31,4 37,0 53,4 51,9 57,0 43,4 556 Medio superior y alto 35.4 84,2 55,7 38,7 11,5 32,0 40,6 414 Sin informacion - 25 = - _ — 38 a Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0- 100,0 100,0 100,0 @ Popular: capataz, obrero espedialzado, obrera no especiaizado, Medio interior: patron sin local, empleado no calificado, patron de 1 a 5 empleados, patron sin empleados, jefe menor. Medio superior: patrén de 6 0 mas empleadios, jafe intermedio, empleado {écrico 0 universitario, rentsta, ato jefe, profesional independiente. En el caso de Chile se trata de un indicador integrado con la educacién del padre. (Fuente: D. Kiubitschko, E! origen social de los estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, UNESCO-CEPAL-PNUD, Proyecto “Desarrolo y Educacion en América Latina y el Caribe”, Fichas/9, Buenos Ares, 1980, Anexo A, pag. 81.) perfodo, de manera que los fenémenos de movilidad ascendente han correspondido en general al reemplazo y a la ampliacién moderada de las posiciones sociales de tipo medio; en la universidad, el proceso se ha traducido en una ampliacién de la matricula, paralela a la ampliacién de los estratos medios con ocupaciones en el sector terciario, de tal forma que la comparacién entre los diversos afios no sefiala cambios significa- tivos en la estratificacién de la poblacién universitaria. En términos generales puede decirse que la educacién superior se transformé en un canal habitual al que accede una variada gama de grupos sociales medios ya que la casi totalidad de sus hijos, y mds recientemente de sus hijas, pasaron a educarse en la universidad. En la otra categoria figuran los paises que en el periodo registraron una virtual ‘mutacién’ de sus estructuras sociveconémicas, caracteriza- ble en primera instancia por una urbanizacién acelerada y, en algunos casos, por crecimientos sustantivos del PIB por habitante. Esos cambios promovieron la emergencia, en un plazo muy breve, de una estructura ocupacional dependiente de la industria y los servicios modernos, con un sinnémero de posiciones medias. En consecuencia, en el transcurso de una generacién se produjo un fenémeno de ascenso intra e inter genera- cional muy considerable, que se manifiesta con rasgos atin mas intensos en los cambios en Ja composicién de la matricula universitaria. Mientras del primer grupo son paradigmas Argentina y Uruguay, del segundo lo son Venezuela y Panam, por una parte (mayor urbanizacién y sostenido crecimiento de! PIB), junto a Ecuador y Pera. En estos dos ultimos, los procesos se han acelerado en la década pasada, el nivel econémico es mas bajo y la segmentacién social, acen- tuada por la presencia indfgena, confiere al cambio en la composicién social universitaria un sesgo muy especial, porque si bien es muy in- tenso, tiene como barreras infranqueables dicha segmentacién social, la exelusién educativa de grandes masas rurales y perspectivas de inser- cién ocupacional para los egresados que van poco mas alla de las que ofrece el Estado. A titulo de ejemplo se incluyen los cuadros 33, 34 y 35 que ilustran sobre los cambios en la composicién social en la universidad de Buenos Aires (publica) y en cuatro universidades de Caracas (ptiblicas y priva- das). Desde ya se advierte que las situaciones no son estrictamente comparables, porque tanto los periodos comparados como el universo de Ja muestra y los estratos sociales de referencia son disimiles. Sin embargo, el andlisis de los tres cuadros permite postular las siguientes hipétesis: a) En el caso de la sociedad argentina pareceria existir una cristaliza- cién de las relaciones entre los estratos sociales; las ampliaciones cuan- titativas de la matricula son rigurosamente proporcionales a las posi- ciones ya adquiridas en el pasado por cada estrato y las posibilidades de acceso muestran una graduacién en las oportunidades que discrimina mas fuertemente por posicion socio-ocupacional que por nivel de instruc- cién. 73 bL Cuadro 33. Universidad de Buenos Aires: Poblacién estudiantil (1958 y 1968) segdn estrato ocupacional del padre, PEA nacional masculina (1970) y desviaciones respecto de una participacién igualitaria. 1958 1968 Tasade PEA 1970 Representacién Estratos Absoluto Porcentaje Absoluto Porcentaje crecimiento Porcentaje de cada estrato® 1 Alto 15 805 269 20201 254 278 69 368 1. Patron con personal 18.805 269 20201 25.4 278 W Medio independiente 17.920 30,5 23345 298 30,8 19,7 149 2. Cuenta propia s/personal 12110 20,6 © 14125 17,7 166 3. Profesional universitario 5810 99 Ce) 11.6 58,7 I. Medio dependiente 16.411 28,0 2592 32,5 578 175 186 4, Jetes 7861 134 12.801 162 64,0 §. Empleados 8550 14,6 13.001 163 52,1 \V. Bajo 4555, 77 5713 7A 254 46,4 15 6 ‘Capataces 1369 23 1382 17 09 aeons 3189 54 4331 54 35,9 Otros 3.993 68 4.489 56 12,4 59 Total 58 684 100,0 79640 100,0 + La cifra indica plazas etectivas respecto de 100 plazas que corresponderian de acuerdo con la distribucion de los estratos de la PEA nacional masculina. (Fuente: D. Klubitschko, Ef origen social de los estudiantes de fa Universidad de Buenos Aires, UNESCO- CEPAL-PNUD, Proyecto “Desarrollo y Educacién en América Latina y el Caribe", Fichas/9, Buenos Aires, 1980, cuadros 2 y 3.) Cuadro 34. Argentina: Niveles educativos de la poblacién de varones de mas de 30 afios (1960 y 1970) y de los padres de los alumnos de la UBA (1958 y 1968). Nivel UBA Varones de (1) / (2) UBA Varones de (4) / (5) educativo 1958 mas de 30. 1968 mas de 30. % Censo 1960 % Censo 1970 (1) (2) % (3) {4) (5) % (6) Sin instruccion 23 91 0,25 7 77 0,22 Primaria 41.0 74,9 0,55 38,7 72,5 0,53 Secundaria 34,9 12,1 2,88 35,9 149 241 Universitaria 21,2 38 5,58 23,7 49 484 (Fuente: D. Kiubitschko. E1 origen social de los estudiantes de fa Universidad de Buenos Aires, UNESCO-CEPAL-PNUD, Proyecto “Desarrollo y Educacién en América Latina y el Caribe’, Fichas/9, Buenos Aires, 1980.) Cuadro 35. Venezuela: Poblacién estudiantil de primer ano (1972/1973) en cuatro universidades de Caracas, segiin nivel ocupacio- nal del padre y PEA masculina nacional de 15 afios y mas (1971). Nivel Universidades Universidades PEA ocupacional publicas a privadas» — Masculina Absoluto Yo Absoluto % % Manuai 283 22,4 78 8,0 70,5 No manual bajo 639 50,5 450 46,0 19,1 No manual alto 279 22,0 347 35,5 9.0 Desempleados, jubilados, otros 4 5,1 103 Total 1265 110,0 978 a Incluye Universidad Central de Venezuela y Universidad Simon Boilvar. » Incluye Universidad Cat6ica Andrés Bello y Universidad Metropolitana, (Fuente: D. Klubitschko, E/ origen social de /os estudiantes universitarios. Ei caso de Vene- zea, UNESCO-CEPAL-PNUD, Proyecto “Desarrollo y Educacién en América Latina yel Caribe", Caracas, 1981, mecanografiado,) 75 b) En el caso de Venezuela, los enormes cambios derivados de la rapida urbanizacién y la diferenciacién socio-ocupacional con acento en el desarrollo del sector terciario, introducen una polarizacién muy con- siderable entre quienes no tienen educacién y quienes tienen primaria o mas, siendo mAs débil como barrera la distancia que media entre la condicién manual y la no manual; ello pareceria indicar que, para la generacién de los padres, las oportunidades de movilidad social fueron importantes para la masa de trabajadores manuales, pero no para la masa de no educados. Inversamente, para quienes estan del otro lado de esas barreras, las oportunidades educativas son mas equitativas que las que existen en la Argentina, indicando la extensién del proceso de demo- cratizacién formal —para hablar de democratizacién sustantiva habria que saber cuén efectivas son las oportunidades de ascenso para los grupos inferiores cuando los conocimientos adquiridos en la universidad son esca- S08 y No congruentes con las lineas de desarrollo del pais— a una variada gama de grupos sociales medios y medio-bajos. Distribucién segan carreras a) Evolucién de los modelos universitarios En la distribuci6n de la poblacién universitaria por areas de estudio se pueden distinguir tres grandes etapas. En la primera, correspondiente a la universidad elitista, la matricula se concentraba en las carreras tradicionales de derecho y medicina, y especialmente aquélla tenia un peso considerable en el volumen total de la matricula. En una segunda etapa, que, para una serie de paises se puede situar hacia la década de 1960, se realizé un esfuerzo sistematico para reorientar la matricula hacia carreras técnicas; han sido particularmente favorecidas las inge- nierias y las ciencias agronémicas junto con las ciencias basicas, mien- tras que las ciencias econémicas pasaron a desplazar al derecho en un doble sentido: tanto en el volumen de la matricula como en la funcion social que se preveia para los egresados. En la tercera etapa, el triple proceso de la expansién cuantitativa, feminizacién y aumento de los institutos privados en la cobertura de la matricula superior frena, y en algunos casos revierte, la tendencia a favorecer las carreras técnicas. Como ya se ha dicho, en la década de 1950 la matricula universita- ria abarcaba un porcentaje minimo de la poblacién tesricamente elegi- ble; en ese momento, la mayoria de las sociedades latinoamericanas se caracterizaba por el predominio de la produccién agricola y una indus- trializacién incipiente que no requeria apoyo cientifico-tecnoldgico, ni una dotacién importante de recursos humanos de nivel superior para la 76 direccién y la administracién de empresas que, en su mayoria, conti- nuaban siendo de tipo familiar. Por otra parte, en pocos pafses el Estado cumplia el conjunto de actividades sociales y comunitarias que lo carac- terizaron en décadas posteriores, y su administracién requeria compo- nentes técnicos muy débiles; por lo tanto, no constituye un demandante significativo de recursos humanos de nivel universitario. Finalmente formaciones como la de educadores y carreras que hoy tienen nivel intermedio universitario se realizaban en el marco de la ensefianza media. En esas condiciones, la funcién central de la universidad era formar cuadros politicos para una sociedad tradicional, fundamental- mente a través de la facultad de derecho. Los abogados eran los ‘genera- listas’ de la época y ocupaban la mayor parte de las posiciones de cipula de la sociedad, en funciones politicas, administrativas, como asesores de empresas, y en una variada gama de problemas privados y publi- cos.* La segunda etapa est condicionada por la discusién del papel de la universidad en el proceso de desarrollo. Corresponde a la diferenciacién Productiva y social que se extiende en mayor o menor grado a todos los paises latinoamericanos. Por una parte, el cambio en la industria re- quiere ingenieros en diversas especializaciones, quimicos industriales, etc. Por otra parte, las actividades econémicas se transforman en un quehacer complejo que requiere previsiones, disefio de proyectos y plani- ficacién, impulsando una demanda importante de economistas y admi- nistradores, al tiempo que se reclama del Estado el cumplimiento de funciones en la orientacién y la promocién del desarrollo, que exigen cuadros técnicos. . En este marco de demandas se procesa una ‘acusacién’ a Ja universi- dad de elites y se califica a la formacién en derecho y medicina no sélo como de elite sino fundamentalmente como premoderna. Las distintas perspectivas y argumentos confluyeron, en el plano de Jas propuestas, en el proyecto de transformar a la universidad en una organizacién técnica, con una dedicacién total de estudiantes y profeso- Tes a la tarea académica, constrefiidos por una exigente competencia que los obligara a asumir los respectivos roles en forma especificia y no difusa; esto implicaba suponer que la especializacién elevaria el nivel cientifico-téenico, al tiempo que haria inviable la dedicacién simulténea a actividades politicas. En esta segunda etapa, las universidades de alta jerarquia de los Estados Unidos (generadoras de conocimientos cientificos, formadoras de personal técnico de alto nivel, y en las que estudiantes y profesores estaban exclusivamente dedicados a la creacién, transmision y recepcion, * Ejemplo caracteristico de esta situacién es la sociedad colombiana, cuyos abogados fueron en el pasado sinénimo de cupula social. La polarizacidn faccionalista entre catolicos y masones de la capula se trasiad6 a la formacién de abogados, dividida entre el Colegio Mayor del Rosario y la Universidad Externado. Cfr. G.W. Rama, 1970. 7 del conocimiento) constituyeron el paradigma, cuya imitacién se apoyé en la asistencia técnica bilateral o de los organismos internacionales, y en importantes préstamos, en el otorgamiento de los cuales el BID jugé un papel destacado.* La consecuencia fue la creacién de universidades de nitida orientacién técnica, vinculadas al sector productivo, impulsdndose el surgimiento de universidades privadas. ‘Un claro ejemplo de transicién de la primera a la segunda etapa se da en Colombia: en 1940 e] 31% de la matrfcula correspondia al derecho que para 1960 sélo abarcaba el 9%, mientras las ingenierias retenian al 30% de los alumnos y, sumadas a las ciencias exactas, agronomia y veterinaria, aportaban casi el 45% de la matricula oficial total. Simul- taneamente se presté una atencién privilegiada al equipamiento de esas. carreras y se impuso un criterio de mayor selectividad para el ingreso a ellas (cfr. G.W. Rama, 1970, cuadro 13, anexo estadistico). El mantenimiento de las orientaciones tipo ‘desarrollistas’ que predo- minaron en las reformas de la segunda etapa s6lo era posible a condi de que se implantara una estricta politica limitacionista. En la tercera etapa las presiones de las clases medias dirigidas a incorporar a sus hijos a la universidad no fueron politicamente resistibles; aument6 de manera visible la demanda femenina orientada a carreras para el de- sempefio en los servicios sociales y comunitarios; y parte de esa presién era ejercida por grupos sociales medios provinciales que reclamaban la ereccién de universidades locales, E] resultado fue la masificacién de la matricula con importantes incrementos en las carreras ‘no técnicas’, especialmente en educacién y ciencias sociales (desde la economia hasta la antropologia y, en algunos casos, la psicologia). La tendencia a la expansién de la matricula fue paralela a la privatizacién de la ense- fianza superior y, como se ha dicho, el espectro de las universidades privadas fue mas heterogéneo que el de las oficiales, ya que junto a las de alto nivel académico —cuya matricula estaba generalmente inte- grada por un alto porcentaje de estudiantes provenientes de las clases altas— figuraron sedicentes universidades que, adaptandose a la de- manda del mercado y a la capacidad econémica de una clientela de bajos recursos, establecieron todo tipo de carreras orientadas hacia el sector terciario del mercado de trabajo, con costos minimos de equipamiento que, en algunos casos, no pasaba de un local, sillas y un pizarrén. Por otra parte, la expansion de carreras orientadas hacia el desem- peo en los servicios es una respuesta natural a la importancia que estas actividades han adquirido recientemente en el mercado de empleo. * Algunas obras representativas de las posi K.H, Silvert, S. M. Lipset; D. Ribeiro, R. Atcon. 78 nes expuestas en esta etapa pertenecen a &) Tendencias segun areas de estudio A lo largo del periodo, la preeminencia de las carreras segtin el volumen de la matricula ha variado en forma significativa. Un andlisis del cuadro 36, donde se indican los cambios en la primera y segunda posi- cién de las areas de estudio en funcién de dicho volumen, registrados entre 1950 y 1975, permite afirmar que las universidades latinoameri- canas han pasado a definirse por el claro dominio de las ciencias sociales en su matricula, acompafiadas por las humanidades y las ciencias de la educacién, en lo que ha influido el grado de apertura de las universida- des hacia la matriculacién de mujeres. Los criterios sociales sobre las carreras apropiadas para ellas son los que, en tiltimo término, explican la desigual orientacién hacia matriculaciones en las distintas 4reas de estudio y, por lo tanto, el mayor peso relativo de las mismas en la distribucién de los estudiantes segun éreas. En resumen, puede postularse que la variacién y el incremento de la matricula responden a cuatro grandes factores. En primer lugar los requerimientos del mercado de empleo, en el que Ja proporcién de ocupaciones profesionales y semiprofesionales se incre- menta constantemente, a tasas muy superiores a las del resto de las ocupaciones (véanse capitulos 2 y 3) y en raz6n directa a la importan- cia que tienen los servicios sociales en la sociedad. En segundo lugar, el incremento de la competencia para acceder a esas ocupaciones fomenta el desarrollo de 1a matricula: en Ja medida en que las otras vias para el ascenso en cuanto a ingresos y status se estrechan progresivamente, el canal educativo se transformaré en opcién cada vez mas importante. El tercer factor es la feminizacién, que contribuye en proporciones desiguales al desarrollo de la matricula en las distintas areas de estudio. Finalmente, la demanda de cultura y de una formacién general actiia también como incentivador del crecimiento de la matricula y se enlaza con ias expectativas de oportunidades ocupacionales en relacién con las cuales se puede competir mejor con algun grado de estudios superiores. La forma mediante la cual esos factores influyen en el incremento de las distintas areas de estudio es variable y depende de la combinacin de Jos mismos entre sf y con otros aspectos de la realidad social. Entre ellos debe recordarse: la estructura ocupacional nacional existente y las ten- dencias especificas de expansién de algunas ocupaciones que ésta regis- tre; las politicas oficiales de desarrollo de areas como educacién o salud; la existencia de profesiones con mayores posibilidades de lucro o prote- gidas por disposiciones legales; la mayor 0 menor jerarquia social adju- dicada a cada profesién y, por iltimo y no menos importante, la natura- leza de la oferta de estudios universitarios que resulte de las diferentes politicas de las universidades oficiales y privadas que actian en el sistema universitario nacional. Ante la vigencia de estos factores resulta dificil esperar que la parte més considerable de la matricula universitaria corresponda al drea 79 Cuadro 36, América Latina: Areas de estudio segtin volumen de matricula, alrededor de 1950 y 1975. Paises Circa 1950 Primera Primera posicion posicion Argentina Ciencias Derecho Medicas Bolivia Brasil Derecho Ciencias Médicas Chile Educacion Ciencias Médicas Colombia Ciencias Derecho Médicas Costa Rica (1961) Humanidades Ciencias Sociales Cuba (1961) Ciencias, Ciencias Sociales Medicas Ecuador (1960) Ciencias Ingenieria Médicas Guatemala Ciencias Derecho Médicas El Salvador Ciencias Derecho y Médicas Ciencias Sociales Honduras Ciencias ‘ngonieria Médicas México (1961) Ciencias Ingenieria Sociales Nicaragua (1962) Ciencias Ciencias Médicas Sociales Panama Derecho Humanidades y Educacion Paraguay Ciencias Derecho Médicas Pera Ciencias Ciencias Naturales Sociales RR. Dominicana® — Ciencias Derecho Médicas Uruguay (1960) Derecho Ciencias Venezuela # Circa 1975 Primera Primera posicion posicion Ciencias Ciencias Sociales Madicas Educacion Ciencias Sociales Ciencias Humanidades Sociales Educacion Ingenieria Ciencias Educacion Sociales Humanidades — Educacion y Pedagogia Ingenieria Educacién Humanidades Ciencias Sociales Ciencias Ciencias Médicas Ciencias Médicas Ciencias Ingenierta Sociales Ciencias, Ciencias Sociales Medicas Humanidades Ciencias Sociales Cienctas Ciencias Sociales Médicas Derecho Ciencias Sociales Ciencias Ingenieria Sociales Ciencias Ciencias Médicas Sociales Ciencias Derecho Médicas Ciencias Ingenieria Sociales ® En Repabiica Dominicana figura 38,2% y en Venazusia, 27,0% del total de la matricula sin especificar Area de estutio, (Fusnte: UNESCO, Statistica! Yearbook, 1970.) teenolégica y de las ciencias basicas, porque los requerimientos del mereado de empleo para estas formaciones son limitados. Estas areas podrian ser dominantes sélo en dos casos: i) el caso de un sistema universitario que restringiera fuertemente el acceso y dedicara a esas 4reas el mayor porcentaje de plazas. Pero tal distribucién de’ la matri- cula implicaria la reduceién no sélo en la formacién, sino en las presta- ciones correspondientes a los servicios sociales tales como la misma educacién y evidentemente pondria limites al desarrollo de la educacién superior, dado que el objetivo de una parte de la ensefianza de las ciencias sociales —excluida la economia— es la formacién de los futuros docentes universitarios; ii) el de un proyecto de desarrollo nacional orientado hacia la transformacién cientifica y tecnoldgica de la econo- mia y de la sociedad que en forma planificada invirtiera en equipa- miento, creacién de puestos y formacién de recursos humanos, con el consiguiente cambio en el perfil de la matricula superior. ©) Tendencias seguin prestigio de las carreras El status social de las ocupaciones que desempeiian los titulados univer- sitarios es extremadamente diferente. Cada sociedad establece el tipo de profesion mas adecuada al desempefio de funciones dirigentes, aunque la calificacién varia con el tiempo. Asf, mientras en la etapa de la universidad elitista el prestigio era inherente a la profesién en sf,* la progresiva segmentacién de los sistemas universitarios en un conjunto diversificado de unidades con distintos niveles (sociales y académicos) ha dado como resultado que el prestigio de la profesin esté adjudicado por el nombre de la institucién donde se formé el egresado. Ello hace dificil la determinacién estadistica de una escala de prestigio de las profesiones. Ademés, incluso en instituciones de nivel social y acadé- mico similar, la formacién puede tener una orientacién marcadamente téenica o dirigida hacia la capacitacién de dirigentes sociales, lo que se logra a través de la diferente combinacion de asignaturas en el curricu- lum y fundamentalmente a través de la presencia de docentes prove- nientes de las esferas productiva y politica. Asi, por ejemplo, la forma- cin recibida en una facultad de economia cuyos profesores tengan antecedentes en las jerarquias mas altas de la funcién publica (minis- tros, directores de los grandes bancos oficiales) facilitara a los egresados * Dario Cantén informa sobre 1a alta partieipacién de los diplomados universitarios en la composicién de las cémaras de diputados y senadores. Para los tres afios considerados el Poreentaje fue de 50, 72 y 51 en la primera cémara y de 69, 80 y 61 en la segunda. Los abogados aportaban en 1889 el 85% de los profesionales en la cdmara de sonadores y el 60% en 1946; los médicos constitufan en las tres fechas el 12%, el 21% y el 16% de los profesionales en diputados y el 10%, 10% y 30% en senadores, Es decir, que mientras decrece la proporcién de abogados —abrumadoramente mayoritarios entre los profesiona- Jes— aumenta la de médicos, lo que tal vez en alguna medida pueda atribuirse al tipo de relacién personal que se establece entre ellos y su clientela (D. Cantén). BL una comprensién y socializacién en relacién con los mecanismos del poder, que influird en una insercién en posiciones muy diferentes de las obtenibles por quienes hayan sido formados por docentes ligados a em- presas de mediana magnitud. El problema es atin mas complejo cuando se trata de formaciones orientadas hacia la ciencia pura o la creacién te6rica, porque en ellas pesa sobremanera el nivel académico, que a veces varia con el tiempo en una misma institucién, y que también tiene que ver con el capital cultural del alumnado, es decir, con su extraccién social o con el nivel académico de la formacién preuniversitaria. Ademés, la evolucién de las profesiones genera cambios en el prestigio de las mismas, y en general puede afirmarse que éste es tanto mayor cuanto mayor sea la posibilidad de la practica privada, y menor en los casos en que el ejercicio se realice en relacién de dependencia. La preponderancia de los sexos en la matricula tiene también una fuerte relacién con el prestigio de las carreras; por ejemplo, en la uni- versidad de Buenos Aires, las carreras de muy alto prestigio contaban con un 74% de hombres en 1964, y con un 64% en 1972, en tanto que las carreras de prestigio bajo y muy bajo sélo inclufan a un tercio de hombres en el total de su matricula en los dos afios sefialados. Para ambos sexos, en la misma universidad en 1968, 1a educacion del padre constituia un factor de suma importancia en el prestigio de la carrera elegida por los hijos. Mientras en las carreras de prestigio alto los hijos de padres con educacién universitaria eran dos de cada diez, en las carreras de menor prestigio era uno de cada diez. Inversamente, los estudiantes cuyos padres tenian educacién primaria o menor eran cinco de cada diez en las carreras de menor prestigio y poco mas de tres de cada diez en las de mas alto prestigio (D. Klubitschko, 19804). Un ejemplo de las relaciones entre prestigio de las carreras y tipo de universidad es el caso del sistema universitario colombiano, en el que se pueden distinguir, tanto en el sector de universidades publicas como en el privado, por lo menos dos grandes categorias (A y B), en cuanto a Prestigio, que se definen por el grado de dificultades para la admisién, monto de las matriculas, calidad del equipamiento, tipo de carreras que ofrecen y nivel de la insercién en el mercado de empleo y en las relaciones sociales de sus egresados. La base del proceso de jerarquizacién de las carreras se establece a través de circuitos de seleccién en Ja educacién preuniversitaria, que conducen a distinto nivel de universidad; estas ultimas, a su vez, ofrecen carreras con diferente grado de prestigio. En el caso colombiano ya citado, casi el 90% del alumnado de las universidades privadas de tipo A (como Ja universidad Javeriana y la de Los Andes) habia cursado el primer grado de primaria en una escuela privada. Para sefialar la estrechez social de la base de reclutamiento de estas universidades basta mencionar que en el afio en que los estudiantes universitarios censados habian iniciado la primaria, las escuelas privadas de ese nivel abarca- ban sélo el 10% de la matricula total. 82 Estos circuitos son reforzados por los mecanismos de seleccién para el ingreso a las universidades: las de mayor prestigio establecen cupos que resultan limitados respecto de la demanda para las carreras que se reservan a la formacién de elites, justificandose formalmente esta limi- taci6n por los altos costos que implica su funcionamiento, mientras que el ingreso es practicamente irrestricto en otras areas de estudio. Este mecanismo se evidencia en las diferencias observables en las distintas carreras entre cupos ofrecidos y solicitudes de ingreso; asi, en 1966 en las universidades oficiales colombianas de tipo A, para cada 100 plazas ofrecidas habia 81 postulantes en humanidades, 314 en ingenieria y 417 en ciencias de la salud (G.W. Rama, 1970; Parra Sandoval y ME. Carbajal; G. Bronfenmajer). Mecanismos similares se registraron en Chile en el transcurso del proceso de modernizacién-expansién de la matricula en la década de 1960. Mientras la oferta de cupos en las carreras y sedes prestigiosas registraba muy leves ascensos, la mayor parte de la nueva oferta corres- pondia a carreras claramente orientadas a la ocupacién de posiciones asalariadas con alguna calificacién técnica y, ademés, se canalizaba hacia las sedes ‘menores’ del sistema universitario. El mecanismo fue siempre reforzado por la prueba tnica de admisién que, por una parte, establecfa una escala comin de puntaje para todos los aspirantes, mien- tras que, por la otra, cada universidad —y especificamente cada facultad © escuela— fijaba el puntaje minimo a partir del cual aceptaba estudian- tes. Todo sistema de estratificacién social se reproduce a través de una serie de mecanismos, uno de los cuales es el proceso de culturalizacién, El sistema educativo puede actuar ya sea consolidando las diferencias en el capital cultural originario, o aportando, a través del capital cultu- ral escolar, los elementos para incrementar las oportunidades de los educandos con alta capacidad y baja dotacién inicial. Las formas que asuma el sistema educativo tenderén a consolidar la desigualdad de origen o a reducirla, pero en un momento determinados estudios sélo podran ser emprendidos por quienes tienen mayor capacidad intelectual, mayor nivel de conocimiento, mAs espiritu de logro, etc., y estas condi- ciones aparecen, ante el sistema educativo, como virtudes individuales y no como resultantes del funcionamiento social. La combinacién de estos factores determina que en un sistema social estratificado se adjudique a las distintas carreras una jerarquia de pres- tigio, y que los estudiantes de origen social més alto accedan a las carreras de mayor prestigio. No se trata de postular que la universidad puede, en una sociedad estratificada, cambiar esta configuracién, ya que dicho cam- bio requiere politicas sociales de naturaleza global, y en lo que hace a la educacién, aplicadas especificamente en las etapas preescolares y escola- res. Pero debe subrayarse que la acelerada expansién universitaria en América Latina ha sido acompaiiada, en muchos paises, por una separa- cién creciente entre los estudiantes de distinto origen social y educativo, 83 que se forman actualmente en centros diferentes, perdiendo toda oportu- nidad de vincularse a través de una socializacién comin, elemento desuma importancia para la construccién de una sociedad democratica. El rendimiento de los sistemas universitarios La informaci6n sobre los egresos de la educacién superior (universitaria y no universitaria) es extremadamente defectuosa en toda la regién y revela hasta qué punto las posibilidades de una politica de planificacién. educativa se encuentran comprometidas por la insuficiencia de la informa- cién hasica. La evolucion de los egresos no es generalmente paralela a la tasa de crecimiento de la matricula porque el rendimiento del sistema esta afectado por la desercién y, en algunos pajses, por la lentitud en la realizacién de los estudios. Es muy dificil establecer un patron compara- tivo del rendimiento de la educacién superior sobre la base de los voltimenes de egresados. Las distintas 4reas de estudio ofrecen diferen- tes niveles de dificultad para su aprobacién, y responden a ciclos acadé- micos de distinta duracién; y ademds, los afios requeridos para cursar una misma carrera son distintos en los diferentes paises, de manera que la comparacién regional es indicador poco valido si se pretende extrapo- lar un juicio comparativo sobre el rendimiento de los sistemas universi- tarios,* La tendencia prevaleciente en los sistemas universitarios de la re- gion ha sido mantener carreras de larga duracién y simultaneamente carreras cortas, pero en pocos casos se ha registrado el intento de organizar las primeras en forma tal que al cabo de un cierto numero de aiios, y con el agregado de unas pocas asignaturas especificas, se obten- gan salidas laborales con titulos universitarios intermedios. De la misma manera, el pasaje de carreras cortas a carreras largas en la misma rea profesional (por ejemplo, de enfermeria a medicina) es con frecuencia practicamente imposible, y en la mayoria de Jos casos re- quiere iniciar desde el primer afio la carrera larga correspondiente, y aun aprobar el examen de ingreso y atravesar los mecanismos de selec- cién como si el aspirante proviniera de la secundaria. As{, coexisten en la universidad centros de formacién en carreras largas con centros que imparten carreras cortas, y la tendencia general es alargar éstas para igualar él prestigio de aquéllas, reforzando los mecanismos antedichos. En general, las carreras largas son las més antiguas, y loa colegios profesionales han logrado la implantacién de medidas ‘protectoras’ que con frecuencia tienen un marcado caréeter de defensa corporativa, in- * A conclusiones similares llega A. Rangel Guerra. 84 fluyendo preponderantemente en la separacién entre las carreras largas y cortas de la misma area y constituyéndose en el mayor impedimento para la estructuracién de las largas en una sucesién de formaciones progresivamente més amplias o profundas, con salidas laborales inter- medias. En este mismo sentido —y por razones histéricas— en algunos paises se incorporé lo que podria ser la formacién de postgrado a los estudios previos a la titulacién, alargando asi el ntimero de afios necesarios para poder comenzar a ejercer la profesién. En otros pafses se est introdu- ciendo progresivamente el modelo norteamericano de tres etapas (licen- cia, maestrado y doctorado), pero ello no siempre es acompafiado por una reduccién en los afios necesarios para obtener la licencia, y como el maestrado es adn un ciclo nuevo con una duracién similar al doctorado, las carreras tienden a prolongarse atin mas. Parte de este fenémeno es consecuencia del descenso en los niveles académicos de la educacién secundaria y el pregrado, y asf los déficit en la formacién tienden a ser compensados con un aumento en los aifios de estudio y no con una elevaci6n en el nivel de la ensefianza impartida. EI grado de eficiencia interna de la educacién superior depende en gran medida de que el proceso de seleccién se realice con anterioridad al ingreso o durante el curso de la carrera. En el primer caso, las pruebas de ingreso eliminan un poreentaje considerable de candidatos —aunque no siempre pueda asegurarse que los eliminados tienen menor capacidad para realizar estudios que los aceptados—, los costos de formacién tien- den a disminuir y los seleccionados tienden a continuar los estudios con mayor regularidad. Sin embargo no puede afirmarse que esta mayor regularidad esté asegurada por el sistema de pruebas; paises que las tienen generalizadas para todo el sistema universitario registran eleva- das tasas de mortalidad académica. El factor que parece actuar de manera determinante en el incremento de la eficiencia del sistema es la seguridad de encontrar ocupaciones altamente remuneradas al término de los estudios profesionales y que las ocupaciones accesibles a través de los estudios incompletos deparen status e ingresos muy inferiores. En el pasado esta situacién era consecuencia de la escasez de diplomados, y aunque es evidente que la eficacia aumentaria tedricamente reduciendo los egresos por debajo de la demanda, se convendra que semejante politica tiene efectos altamente perjudiciales en el desarrollo cientifico y en términos sociales. La otra alternativa, la seleccién a lo largo de los estudios, si bien implica una menor eficiencia medida en costos directos y afios invertidos por titulo, es més correcta desde el punto de vista académico. Al basarse en una sucesién de pruebas en distintos tipos de asignaturas, elimina los riesgos de la arbitrariedad y ofrece la posibilidad tedrica de seleccionar y, simulténeamente, redistribuir a los seleccionados segtin‘niveles de formaci6n con salidas laborales o hacia centros de capacitacién en técni- cas profesionales intermedias en los diversos puntos de finalizacién de los niveles en que se estructuren las carreras. 85 Por otra parte, los estudios incompletos no pueden ser considerados siempre una pérdida, ya que otorgan una formacién que posibilita un cierto grado de adaptacién a algunas posiciones de! mercado de empleo, utilizando los conocimientos recibidos en la universidad, aungye la falta de organicidad (que podria lograrse por medio de reconversién de estu- dios hacia formaciones en carreras intermedias) les resta eficiencia técnica. En este sentido, en Argentina se ha podido comprobar que los universitarios con estudios incompletos tienen una participacién mayor que los que tienen estudios completos en las ocupaciones de algunas Yamas manufactureras, electricidad, gas, agua y construccién, mientras que es menor en las subramas de servicios sociales y similar en los servicios gubernamentales, bancos seguros, etc. Estos datos indicarian que los estudios incompletos no son una pérdida, por lo menos en lo que se refiere a la incorporacién de los universitarios a la actividad produe- tiva (UNESCO-CEPAL-PNUD, 1977, cuadro 11, pag. 26). En algunas sociedades (Argentina y Uruguay, por ejemplo) los egresos han mantenido un porcentaje constantemente bajo en relacién con la matrfcula, hecho sobre el que han influido tanto las caracteristicas de universidad abierta con seleccién interna como la naturaleza del mer- cado de empleo. La matriculacién en Ja universidad es, en algunos casos, una consecuencia de las dificultades para encontrar ocupacién, y la conciencia de esa funcién esté también presente en los estudiantes que se retiran de la universidad cuando logran insertarse en el mercado de empleo. Para el caso uruguayo, J. Graciarena ha registrado que uno de los factores explicativos de! bajo rendimiento debia buscarse en las caracteristicas del mercado de empleo. En éste, el diferencial de ingresos entre titulados y no titulados era relativamente bajo, lo que desestimu- laba la realizacién de un prolongado esfuerzo para terminar carreras que se caracterizaban por una duracién efectiva muy larga." Adems, este tipo de situaciones se acentuaba porque el mercado de empleo no exigia en forma rigida el titulo universitario para el desempeno de determinados puestos, a lo que se puede agregar la practica de las empresas respecto de conservar y promover internamente a su personal, de manera que la tendencia es ingresar a ellas mientras se continian los estudios, ascendiendo paralelamente en la carrera ocupacional y universitaria, hasta que las incompatibilidades resultantes de la dedica- cién a ambas actividades se resuelven por el abandono de la carrera + En 1977 la duracién promedio mayor de una carrera fue registrada en arquitectura con 13 afios y la menor en la de analista programador, con 6 afos; en 1979 arquitectura registr6 12 afios, abogacia y ciencias econémicas 11, notariado y quimica 10, medicina e ingenierfa civil 9, las restantes ingenierfas, veterinaria y odontologia 8, agronomia 7 ¢ ingenieria en sistemas de computacién 4 afios, Debe sefialarse que para ol dltimo aio citado habian transcurrido cinco desde la intervencién de la universidad y las huelgas estudiantiles estaban suprimidds en ella, lo que indicaria que la larga duracién de las, carreras responde a factores de Ia estructura social y de la organizacién académica. Fuente: Uruguay. 86 universitaria, cuyo titulo ya no es tan necesario porque la insercién ocupacional esta asegurada (J. Graciarena, 1969, J. Labbens). Otro aspecto no menos significativo en-el rendimiento de los sistemas es el aumento de la participacin femenina en la matricula: parte de las mujeres que ingresan no pretenden desempefiarse profesionalmente y por lo tanto abandonan los estudios en el momento de constituir una familia 0 por otros motivos no relacionados con los problemas académi- cos. Esto resulta evidente en el caso argentino, donde, hacia 1970, mientras s6lo el 23,6% de las universitarias con titulo no trabajaban, el porcentaje de no ocupadas se elevaba al 55,8% entre las que tenian estudios incompletos (cfr. UNESCO-CEPAL-PNUD, 1977, pAg. 6). Expansi6n. universitaria, estratificacién social y mercado de empleo La insercién ocupacional La enorme expansién de la matricula universitaria sin un incremento paralelo de posiciones sociales de capula del tipo de las que desempefia- ban en el pasado los egresados universitarios ha incitado al andlisis de la falta de correlacién entre ambas esferas, sus causas y sus posibles soluciones. El fenémeno ha sido considerado desde tres enfoques distintos. El primero se ha planteado el problema de la inocupabilidad de los egresa- dos, postulando que los sistemas educativos se alejan progresivamente de las necesidades del sistema econdmico, sobrepasando la demanda cuan- titativa de éste, y proveyendo a la sociedad de recursos humanos desti- nados a convertirse en mano de obra redundante para el sector servicios, y en particular para los dependientes del Estado. El segundo pone el acento en el progresivo deterioro de los ingresos que experimentaria la masa de egresados universitarios como consecuencia del desfasaje entre oferta y demanda. Por tltimo, el tercero subraya la contradiccion entre los niveles y tipos de formacion y las necesidades de la estructura econémica y social, atribuyendo esta contradiccién a que tradicional- mente la universidad tuvo a su cargo la formacién de elites y la sociali- zacién para posiciones que implicaban poder: en la actualidad esta funcién no podria ser cumplida por una universidad cuya matricula se ha expandido no sélo en cantidad sino abareando grupos sociales de distinta posicién jerdrquica y que, ademés, selecciona a los egresados conforme a pautas meritocréticas, incompatibles con la preservacién de las posiciones clave para los grupos que ya estén instalados en ellas. El primer aspecto, la desocupacién de los egresados universitarios, no parece constituir un problema tan grave. O, para plantearlo mejor, los 87 egresados universitarios no resultan el grupo mas afectado por la evidente inelasticidad del mercado de empleo de la regin. La comparacién de los datos censales de once paises para 1960 y 1970 demuestra que la categoria ‘profesionales y semiprofesionales, libres y dependientes’ registra un crecimiento intercensal del 73% mientras que el promedio del crecimiento del conjunto de la PEA fue sélo del 28%, lo que significa que casi uno de cada diez nuevos puestos creados en el perfodo correspondié precisamente a esa categoria (ver cuadro 2). Por cierto que no todos sus integrantes son egresados universitarios, pero éstos tienen en ella una participacién creciente que esta destinada a incrementarse en la medida en que avance la tecnificacién de las. ocupa- ciones englobadas bajo este rétulo. Ademas, el perfil educativo indica que por el momento s6lo poco més de un tercio de los integrantes de la categoria tiene trece y mas arios de educacién, por lo cual, ademas de la tendencia expansiva de la ocupacién, puede suponerse que, en el decenio posterior al censo y junto con el aumento de los egresos universitarios, debe haberse producido una sustitucién de escasamente educados por altamente educados. Las cifras de afios anteriores a la crisis econémica de 1a regién en la década del ochenta demuestran que la desocupacién afecta mas grave- mente a los jévenes con menos instruccién que a los que tienen estudios universitarios, y que la masa de desocupados la dahan las primeras categorias, porque son también las més voluminosas aun entre los jéve- nes. Cuando se comparan los desocupados con los activos de su mismo nivel de instruccién, se aprecia que hacia 1970 y en paises tan disimiles como Costa Rica, Chile, El Salvador y México, las tasas de desocupacién eran mayores para los jévenes de los niveles educativos inferiores; en Argentina y Honduras las tasas eran similares entre ambos niveles y sdlo en Colombia la desocupacién era mayor entre los mas educados. Es necesario tener presente que la informacién se refiere a desocupacién abierta, situacién en la que pueden mantenerse los universitarios, pero que dificilmente es posible para los jévenes de menor instruceién —que son también quienes tienen menores ingresos—, obligados a obtener algun tipo de trabajo, por lo que revisten en los censos como subocupa- dos. La crisis econémica —con consiguiente reduccién del gasto estatal, especialmente el social, y descenso de la actividad econémica en muchos paises de la regién—, en momentos en que acceden al mercado de trabajo cohortes més voluminosas de universitarios con estudios incom- pletos y completos, acenttia los problemas de insercién ocupacional de esta categoria que en algunos pafses, como en Chile, se manifiesta como desocupacién abierta, y en otros se expresa a través de perfodos prolon- gados de desocupacién abierta o de subocupacién y lenta insercién en niveles de menores ingresos en ocupaciones menos prestigiosas y menos congruentes con su formacién, desalojando de ellas 2 los menos educa- dos, Ante situaciones de escasa absorcién por parte del mercado de 88 trabajo, lo probable es que, respecto de los mas educados, se registren dos fenémenos: uno, que el tiempo de desocupacién previo al comienzo de la vida activa sea mayor que en el presente; otro, que en la carrera ocupacional se parta de posiciones bajas y se vaya escalando progresi- vamente a lo largo de la vida activa, por lo cual en el futuro el status de los universitarios presentaria marcadas diferencias de nivel de acuerdo con su edad. Debe tenerse en cuenta que una parte muy importante de la ocupacién dependiente del Estado est vinculada a la educacién y al bienestar social, y que ambos sectores, pero fundamentalmente el primero, son fuertes demandantes de personal con formacién universitaria o superior. Se ha afirmado que el Estado, con el objeto de aplacar tensiones sociales, impulsa la expansin universitaria y luego genera ocupacién ‘espuria’ para ubicar a los egresados. En la discusién sobre el papel del Estado se entrecruzan argumentos de diferente nivel: en ciertos casos se reivindica la validez de la aplicacién actual de los postulados teéricos del liberalismo econémico; en otros se cuestiona la expansién de los servi- cios sociales a cargo del Estado (tanto por el planteo de otras prioridades para la inversién y el gasto fiscal como por criterios contrarios a la Participacién social extendida, declarados o no); finalmente, en otros casos, se afirma que la ineficiencia es una caracteristica inherente al funcionamiento mismo del Estado y, en consecuencia, se propone su reduccién al minimo. Dejando de lado el andlisis general del problema de la ocupacién dependiente del Estado, que se ha planteado en otro documento del proyecto (cfr. UNESCO-CEPAL-PNUD, Informes finales/3), es necesario preguntarse si la perspectiva que considera ‘espuria’ a dicha ocupacién no incluye, aunque sus proponentes no lo hayan considerado, una critica a las funciones econémicas y sociales propias del Estado moderno, en su papel en la redistribucién del ingreso a través de la prestacién de servicios de educacién, previsién, salud y comunitarios, y a algunos instrumentos que en sus manos posibilitan el impulso a la participacion de las grandes masas y a su integracién en la sociedad. Si se atiende al nivel de desarrollo econémico alcanzado por la regién, comparable en cuanto a ingreso nacional con el existente en las socieda- des europeas en la década de 1950, debe reconocerse que en Ja mayorfa de los paises latinoamericanos queda atin un trecho considerable por recorrer hasta igualar la asignacién de servicios existentes en Europa en aquel momento, y, en consecuencia, es legitimo postular su expan- sién, que lleva implicita la ocupacién en los mismos de los altamente educados. Por el contrario, algunas experiencias recientes en la regién, basadas en el criterio del cardcter ‘subsidiario’ del Estado, en la concen- tracién de los ingresos tanto en forma directa (a través del descenso de los salarios) como indirecta (reduccién de la prestacién de servicios educativos, sanitarios, culturales, etc.), han aparejado una reduccién en la ocupacién para los egresados universitarios y han repercutido en 89 forma notoria en el desarrollo cientifico y cultural, paralizando la inves- tigaci6n y deteriorando gravemente los niveles educativos y sanitarios de la poblacién. La consecuencia inevitable de este tipo de modelo es ol deterioro de la universidad y el empobrecimiento intelectual del con- junto de la sociedad, que pierde sus recursos humanos de mAs alto nivel (G.W. Rama, 1980°). La segunda de las observaciones sobre los inconvenientes derivados de la expansién universitaria hace referencia al descenso de las remunera- ciones percibidas por los egresados universitarios, que se acentuara en el futuro si sigue la tendencia expansiva. La observacién es cierta, pero merece algunas precisiones. La primera es que la evaluacién de los ingresos se realiza comparando los actuales con los que recibian los universitarios en épocas en que constituian una elite social y cultural Evidentemente el disfrute de posiciones sociales y econémicas es contra- dictorio con el desarrollo de una educacién de masas. La tinica forma de asegurar altos ingresos en sociedades de mercado consistirfa —como se ha dicho en el punto referido a la duracién de las carreras y eficiencia del sistema— en reducir la oferta de egresados en forma tal que los graduados estuvieran en condiciones de imponer el precio de sus servi- cios, y en ese caso el retroceso cultural y cientifico del conjunto de la sociedad seria inevitable. Si, por otra parte, se comparan los ingresos de tos universitarios con los de otros niveles educativos, aquéllos siguen siendo superiores, lo que significa que los estudios terciarios contintan constituyendo un ascensor para la movilidad econémica. La segunda cuestién es que, a igual numero de afios de estudio, los ingresos regis- tran enormes variaciones segtin el tipo de profesién, y son desiguales aun dentro de la misma profesién. Para aquéllas cuyo mercado depende en forma casi exclusiva del Estado —por ejemplo, los docentes— los ingresos son tan bajos que se han transformado en ocupaciones femeni- nas: las remuneraciones no alcanzan para que un jefe de familia sos- tenga un hogar de condicién media baja, que es la correspondiente a un docente. En el otro extremo se encuentran las profesiones cuyo desempefio es fundamentalmente privado y esta ligado a importantes intereses eco- némicos, como 1a abogacia o la economia, Internamente la escala de ingresos es muy desigual, y la percepcién de altos ingresos esté en muchos casos relacionada mas con el origen social del profesional (y, por lo tanto, su facilidad de acceso a una determinada categoria de deman- dantes) que con el titulo universitario. En la parte media se encuentra una serie de profesiones —por ejemplo, la medicina— en relacién con las cuales se.asiste, en muchos paises, a una socializacién creciente de los servicios profesionales; para la mayoria de los egresados, esto significa alguna forma de asalarizacién e ingresos medios, pero que resultan muy inferiores a los que suponia el ejercicio libre para un grupo antes mucho més reducido, mientras que una minoria altamente especializada y con una clientela de altos ingresos logra remuneraciones muy elevadas. 90 En la medida en que la sociedad requiere progresivamente un mayor poreentaje de técnicos con una més amplia gradacién de conocimientos, resulta normal que se produzca el translado del grueso de los universi- tarios hacia tramos de ingreso de nivel medio. Si esto es cuestionado, se debe fundamentalmente a que en sociedades donde las oportunidades de ascenso a través de la actividad econémica son relativamente limitadas y la participacion en el poder restringida, se ha presentado a la educa- cién universitaria como 1a herramienta.eficaz e infalible para obtener tun ascenso social, con la inevitable consecuencia de una grave contra- diccién entre las expectativas creadas y los logros reales. Por afiadidura, la tradicién corporativa de ciertas categorias de uni- versitarios los lleva a exigir mecanismos de proteccién que son més dificiles de lograr a medida que se masifican las profesiones, situacién que provoca otro tipo de insatisfaccién, resultante de considerar ‘despro- tegida’ a la actividad que se ejerce. Universidad y estratificacién social Queda por analizar la tercera de las observaciones planteadas ante la acelerada expansi6n universitaria, y que se refiere a la incongruencia entre sociedades elitistas y universidades de masas. Esta contradiccién ha sido magnificada al tener en cuenta sélo la expansiGn cuantitativa sin observar paralelamente que en muchos pai- ses el origen social de los estudiantes no ha variado en proporcién a la expansion numérica. Sin perder de vista este hecho, corresponde anali- zar las dimensiones efectivas del problema planteado por la expansién cuantitativa en universidades que tradicionalmente cumplieron una funcién de mucho peso en el reclutamiento y la socializacin de las elites. La primera observacién, obvia, es que en las sociedades de la regién el nimero de posiciones correspondientes a la cipula no se incrementa en la misma medida que los egresos, y, en consecuencia, el conjunto del sistema universitario no puede cumplir actualmente las funciones ante- dichas. Ellas quedan reservadas, en algunos casos, a ciertas unidades del sistema en el nivel cuaternario; en otros, se ha producido una segmentacién social del sistema, a través de la cual determinadas uni- versidades (0 facultades) cumplen dicha tarea, mientras que otras se encargan de la formacién de técnicos, cuadros medios y empleados, tema sobre el que se volveré en un punto posterior. La contradiccién entre la expansién cuantitativa de la universidad y la socializacién de una elite tendria en un sistema meritocratico una solucién muy simple, ya que lo los que hubieran egresado aprobando los niveles educatives mas exigentes accederian a las posiciones de cupula. Pero tal sistema sdlo constituye una referencia tedrica dado que toda sociedad, sea cual sea su tipo de organizacién, tiende a reproducirse a1 y los grupos superiores estan condicionados tanto por razones subjetivas como por intereses econémicos para transformar el sistema de seleccién y reclutamiento de elites en un proceso de ‘herencia’ social que sera més © menos cerrado en funcién de los requerimientos sociales en cuanto a capacidades técnicas e intelectuales y fundamentalmente segin el grado de competitividad y la relacién de fuerzas de los distintos grupos socia- les. La contradiccién adquiere mayor relieve en sociedades con fuerte tendencia a la concentracién de los ingresos y el poder, si en ellas el sistema educativo actiia como una agencia de igualaci6n de oportunida- des, fundando la seleccién en 1a capacidad intelectual, que es menos heredable que la fortuna. En las iltimas tres décadas, sea cual sea el Juicio sobre el grado de ampliacién social que ha tenido el reclutamiento universitario, en América Latina éste ha resultado més demoeratico que los restantes mecanismos sociales de reclutamiento, acenttiandose asi las contradicciones. Mientras tedricamente la existencia de un sistema nacional uniforme de educacién superior implica la afirmacién de la igualdad de posibilidades, en el campo de la actividad econémica se asiste a una concentracién empresarial creciente con fuerte predominio de las corporaciones multinacionales y del Estado. Paralelamente, el papel de la politica como mecanismo de movilidad social ha sido limi- tado en algunos casos y suprimido en otros, en virtud de la apropiacin del poder por parte de grupos que, imponiendo sus propios fines como metas societales, se consideran con derecho a tutelar la sociedad y asumen el mecanismo de cooptacién para el reclutamiento politico. Dadas estas caracteristicas, no es gratuita la existencia de una Parti- cular tensién originada en la contradiccién entre las expectativas crea- das por una formacién tedricamente meritocrética en la educacién supe- rior y las practicas concentracionarias y adscriptivas en cuanto el poder econémico y politico y al reclutamiento para posiciones de cipula. Ademés, como se ha dicho antes, la diferenciacién y la jerarquizacin técnica creciente no encuentran correlate en la orientacién de los siste- mas universitarios que, presionados por las expectativas generadas desde el poder, tienden a organizar los eatudios terciarios como si todos ellos estuvieran destinados al desempefio de posiciones superiores, Las universidades intervienen cada vez més en la definicion de la estratificacién social en virtud del progresivo peso que tiene el conoci- miento en las sociedades modernas. En los paises industrialmente mds avanzados de la region, el papel de los conocimientos cientificos y técni- cos en la generacién de beneficios econémicos confiere a los poseedores de los conocimientos (no totalmente transferibles a las instituciones 0 empresas) un poder relativo que se traduce en ingresos y status social. Esto es particularmente evidente en las actividades econémicas de Punta 0 en las que generan altos beneficios, y requieren conocimientos poco difundidos. En el otro extremo se encuentran los titulares de cono- cimientos en el terreno de las ciencias sociales que, en general, no logran 92 Posiciones acordes con su nivel cultural y encuentran fuertes limitacio- hes para poner en priictica sus conocimientos, cuyo campo de accién esta muy relacionado con el ejercicio del poder politico. Esta situacién los impulsa a asumir la condicién de ‘intelectuales’ en el sentido en que lo definis Schumpeter diferenciéndolos de los ‘técnicos’ (J. Schumpeter). La incongruencia entre las diferentes dimensiones de su status se suma a la contradiccién entre la racionalidad adquirida a través de sus conocimientos y la irracionalidad de los estilos de desarrollo signados por las tendencias exclusivistas que bloquean la solucién a los proble- mas sociales, posible a partir de la aplicacion de la tecnologia que ellos dominan. Ambas inciden en una tendencia a la contestacion politica y a que estos intelectuales se asuman no como integrantes de la clase social de pertenencia, sino como miembros de la clase social de referencia, que en este caso es la excluida de los beneficios econémices y sociales. En cualquiera de los casos, el comportamiento efectivo de los intelec- tuales estaré condicionado por la interaccién entre el sistema de valores que hayan asumido y su grado de integracién efectiva con las cupulas del sistema social. Y tal vez en mayor medida, con el grado de moviliza- cién del conjunto de la sociedad, que es histéricamente cambiante. De lo anterior surge la existencia de una influencia indirecta de la universidad en el proceso de estratificacién social, a través de la inci- dencia que pueda tener en la generacién de grupos portadores de una intensa dindmica politica. Ellos han influido y seguiran influyendo en los cambios —progresivos o violentos— de las relaciones entre las clases sociales y en la distribucion del poder. Otro aspecto es el relativo a la creciente importancia de las funciones técnicas del Estado en la conduccién social. Mas alla de las intenciones y con muy escasas excepciones, el Estado tiene un papel clave en una situacién de desarrollo intermedio y de modernizacién acelerada como la que se ha registrado en América Latina en las ultimas tres décadas. Podria afirmarse que, al concentrar y dirigir la inversién hacia deter. minados sectores econémicos y el gasto social hacia ciertos servicios, ha sentado las bases para el desarrollo de clases sociales modernas. Por ello, a pesar de las reiteradas declaraciones sobre la necesidad de redi- mensionarlo, el Estado no s6lo amplfa sus funciones, en una dindmica que se acentiia en razén de la crisis econémica, sino que reclema capaci- dad y eficiencia; esto implica mayores requerimientos de recursos hu- manos calificados, cuyo poder social se incrementa en la medida en que manejan mecanismos de decisién complejos. Esta funcién de los cuerpos téenicos, que segtin los paises tienen diverso grado de institucionaliza- cién y de poder, otorga a los universitarios una capacidad relativa para incidir en las politicas que pueden modificar las lineas de la estratifica- cién social. Universidad y poder Clases medias y Reforma Universitaria* En América Latina, el papel cumplido por las universidades conservado- ras y elitistas registra un cambio sustancial a partir del movimiento de la Reforma Universitaria iniciado en Cordoba en 1918. Aquellas univer- sidades habian carecido de una asociacién relevante con la estructura econémica porque ésta, aun en los pafses mas avanzados, se limitaba a la produceién y la exportacién de bienes primarios que requerian tecno- logias simples y para cuyo funcionamiento bastaba el aprendizaje empi- rico. Las funciones de las universidades se orientaban a la formacion de la elite de poder y de los profesionales para los servicios de administra cién politica, juridica y de salud. En la Reforma Universitaria se ex- presa la aparicién de las clases medias en el escenario social y politico, procurando impulsar la definicién de un estilo de desarrollo que les permitiera una participacién congruente con la importancia cada vez mayor que habian adquirido a partir de la expansién de una economia urbana progresivamente compleja. Pero la inexistencia de un desarrollo industrial que diera apoyo estructural a esas clases medias confirié una orientaci6n claramente politica a su busqueda de insercién en el funcio- namiento social. Asi, Ia demanda de participacién en el poder estuvo determinada tanto por la necesidad de encontrar canales para la movilidad ascen- dente como por el intento de impulsar un proyecto de modernizacién apoyado en la expansién de los servicios, mercado de empleo especifico de las capas medias asalariadas. De ahi que la funcién de socializacién politica de la universidad adquiriera importancia fundamental en el proyecto reformista: partici pacion estudiantil en el gobierno universitario, introduccién de los mé- todos experimentales y de las ciencias fisicas y naturales, libertad de catedra y extensién universitaria, fueron las reivindicaciones concretas, dirigidas a la destruccién del vinculo de solidaridad entre el Estado oligérquico y la vieja corporacién universitaria y a establecer una alianza entre las clases medias avanzadas, los campesinos y la clase obrera, en la que las primeras aportaban el progreso cientifico y asu- mfan el liderazgo. La viabilidad de este proyecto de modernizacién y desarrolio universi- tario pasaba necesariamente por la aprobacién de un estatuto autond- mico, por medio del cual el Estado transferia una cuota de poder a través del gobierno docente-estudiantil. La concesién no fue dificil de otorgar porque implicaba crear un espacio ‘politico’ acotado que podfan * Para las postulaciones de la Reforma, cfr. G. del Mazo y D, Ciineo; para los periodos anteriores, J. Graciarena en G, Bronfenmajer y otros. 94 compartir sectores de extraccién tradicional, vinculados a los gobiernos oligérquicos, con los grupos reformistas y socialistas. En todos los casos, la representacién estudiantil cumplia funciones de control y promovia la innovacion cientifica y la renovaci6n ideoldgica, pero su participacién minoritaria en el cogobierno aseguraba el dominio para los otros estamentos. De todas formas, el hecho fundamental era que ni las ideologias que preconizaban los movimientos estudiantiles ni la audiencia “que podian lograr en las grandes masas constitufan un peligro para el orden esta- blecido. En relacién con las primeras, las propuestas concretas no pasa- ban por la revolucién social sino por la modernizacién y el cambio progresivo de las estructuras. Y en cuanto a lo segundo, hasta prome- diar el siglo, el bajo grado de movilizacién de las masas latinoamerica- has tornaba totalmente ineficaces las propuestas estudiantiles dirigidas a sacarlas de su inercia. Por otra parte, el abismo cultural establecido entre las masas analfabetas y las elites estudiantiles dejaba como tnicos oyentes posibles a sectores obreros industriales poseedores de una tradi- cién politica proveniente de la experiencia europea traida a América por los inmigrantes. Universidad de masas y cambio en las relaciones de poder * Alrededor de 1960 las relaciones de poder en las que est4 involucrada la universidad experimentan un cambio profundo. El comienzo de la masi- ficacién y las contradiceiones entre expectativas y mercado de empleo, entre ideologias y realidad social, se expresan en una crisis de la rela. cidn de las universidades con el poder politico, que, en buena medida, es la crisis de la insercién de las clases medias en la sociedad y de la transicién de los antiguos sistemas oligdrquicos a la sociedad industrial en gestacién. Hasta ese momento, los movimientos eatudiantiles habian cumplido el papel de ‘detonador’ en sistemas politicos de participacién limitada; ellos expresaban en forma violenta la disconformidad de las clases medias y de los sectores intelectuales, enfrentandose generalmente con los milita- res en el escenario erigido por las tensiones entre la clase alta y los grupos medios. Pero en la década de 1960, paralelamente a la expansién cuantitativa de la poblaci6n estudiantil, junto al comienzo de un cambio en la compo- sicién social de la misma y a la puesta en evidencia de las restricciones a la insercién de los egresados en la cipula social, se abre en América Latina una etapa de movilizacién que preanuncia la posibilidad de * Para el periodo considerado en todo el apartado, eft. R. Dooner e I. Lavados (comps.), 1979; y G. Bronfenmajer y otros. 95 notables cambios en los estilos de desarrollo. Comienza un proceso de politizacién, con la difusién de propuestas ideolégicas que apuestan a la inminencia de dichos cambios y postulan estrategias armadas para ob- tenerlo. El triunfo, en 1959, de Ja revolucién cubana genera la idea de que los universitarios pueden constituir la vanguardia, convirtiéndose en agen- tes protagénicos en sociedades cuyas clases potencialmente revoluciona- rias no estén estructuradas y, por lo tanto, no han adquirido conciencia politica. Esta tesis es asumida por universitarios de varios paises de la Tegién, entre los que inicialmente se destacan Venezuela y Colombia. La perspectiva que confiere a los universitarios el papel de vanguar- dia revolucionaria fue compartida por instituciones nacionales y extra- regionales, como se aprecié en su momento por el enorme conjunto de investigaciones sobre los estudiantes y el movimiento estudiantil reali- zadas —en muchos casos con financiacién de origen desconocido— en la década de 1960. Este antecedente y la mayor integracién de los estu- diantes universitarios al sistema en la década de 1970 explican la carencia actual de informacién y anélisis sobre quiénes son y qué aspiraciones tienen los universitarios de hoy. El desarrollo de la universidad de masas origina cambios cuantitati- vos y cualitativos. En algunos paises (por ejemplo, Ecuador), los estu- diantes universitarios son més numerosos que los obreros de empresas industriales; en sociedades de mAs antigua industrializacién, se genera- ron en algunas ciudades (caso Cérdoba, en Argentina) conjunciones entre el movimiento universitario orientado hacia cambios politicos y una maga de nuevos proletarios insertados en la industria més moderna del pais, estableciéndose por primera vez un cédigo de comunicacién y propuestas compartidas por estudiantes y obreros, tal como habian pro- clamado los primeros manifiestos de la Reforma Universitaria. La concentracién de tan elevado ntimero de jévenes en un mismo espacio confiere a los universitarios un poder de movilizacién y de presencia en el Ambito urbano que no puede obtener ninguna otra fuerza social: no hay empresa que concentre tantas personas como los incriptos en una macrouniversidad. Pero el volumen es, en ultimo término, s6lo un dato del problema (en Estados Unidos y Europa hay universidades de tamafio similar y las relaciones politicas son diferentes); lo que cuenta realmente es la difusi6n de ideologias anti statu-quo entre los universi- tarios, y esto translada el eje del problema a las condiciones sociales que generan una adhesién masiva a proyectos que aspiran a cambiarla, independientemente del juicio que merezean esoa proyectos. Ya fuera en funcién de promotor inicial 0 asumiendo funciones de contragolpe, los procesos politicos dentro de las universidades se vincu- laron a los procesos nacionales, poniendo de manifiesto que la crisis de relaciones de poder entre la universidad y el Estado era inseparable de la crisis politica que conocié la regién en ese momento, y en particular del desgarramiento ideolégico de las clases medias. 96 La posibilidad de que la universidad cumpla una funcién de critica y participacién, planteandose el estudio de la realidad social, aportando sus conocimientos cientfficos para la orientacién del modelo de desarro- lo y erigiendo valores alternativos para éste, supone que el poder estd abierto en alguna medida al cambio y que existe cierto acuerdo entre las partes en pugna sobre la amplitud de dicho cambio. Pero en momentos en que el antagonismo social e ideolégico es elevado, la ‘universidad participe’ se desliza rapidamente a la condicién de ‘universidad mili- tante’ (J. Medina Echavarria). Entonces la organizacién académica, la calidad del conocimiento y la libertad de cétedra pasan a ser valores secundarios. Frente a las tendencias hacia la universidad militante, los centros de Poder han actuado de formas diversas, y en muchos casos han creado las condiciones para acelerar su emergencia. Un primer tipo de reaccién se ha registrado en sociedades de acelerado crecimiento econémico, con una fuerte dindmica de cambio social. En algunas de ellas se ha mantenido el respeto a los fueros autonémicos de la universidad. Esta permisividad, que suele ser acompafiada por una dotacién de recursos que permite el desenvolvimiento de las actividades universitarias, reposa en la creencia de que la desviacién politica es reasimilable por la capacidad de integracién propia de la dinamica de crecimiento y un precio indispensable para asegurar el pluralismo aca- démico (dificilmente separable del ideolégico), base del conocimiento cientifico, y para dar soporte al funcionamiento de 1a democracia, que requiere que la socializacién de sus elites universitarias incluya la exposicion de diferentes propuestas ideolégicas. Un segundo tipo se da en los paises de lento crecimiento econémico, fuerte expansién de la matricula universitaria y frustracién creciente de las clases medias. En algunos casos, las antiguas universidades naciona- Jes fueron abandonadas desde su masificacién (0 incluso antes) por las antiguas elites sociales y por las nuevas elites empresariales, que genera- ron universidades privadas para su propia socializacién. Las instituciones oficiales quedan en manos de corrientes estudianti- les radicales asociadas.a grupos profesorales, controlando el gobierno universitario e inhibiendo la realizacién de proyectos alternativos, ya que conciben a la universidad como un centro de contra-poder respecto de los grupos dominantes en el Estado. El resultado es una universidad ineficiente en el plano académico; se anula asf la posibilidad de que en ella se generen contraelites con conocimientos cientificos y sobre la realidad social que puedan postu- larse en reemplazo del establishment. En algunos casos, poderes de tipo populista con alas radicalizadas entregaron intencionalmente 1a universidad a esos sectores, creando asi para ellos un espacio acotado de poder que los mantuviera al margen de los campos en que se dirimia la verdadera pugna respecto de la sociedad. 7 En la mayor parte de estas situaciones, las corrientes dominantes en el movimiento estudiantil impulsaron la expansién desordenada de la matricula como forma de incrementar la base politica para una més ilusoria que real accién social, y la coaccién ideolégica interna no fue menor que la que en otros momentos desarroll6 el Estado en interven- ciones que luego se considerarén. Un tercer tipo de situacién se manifesté como un equilibrio inestable en universidades de s6lida tradicién académica, donde se desarrollaron corrientes de acentuado ‘militantismo’ en el plano de sus érganos de poder interno. En ellas se vivié un régimen de doble tensién: una, entre las orientaciones académicas y las orientaciones ‘militantistas’ en el seno de la universidad; otra, entre la universidad y un poder que tam- bién se manifestaba ambivalente porque reconocfa la existencia de ambas tendencias en los centros de ensenanza y registraba también, en su propio seno, la contradiccién entre orientaciones democraticas y auto- ritarias. En este tipo de universidad, si bien la actividad académica se resiente por el conflicto politico, se mantienen los criterios de seleccién y formacién, por lo que no se registran lamativas expansiones de la matricula ni facilismos en los egresos, lo que se suma a una considerable resistencia a admitir el abandono de la prdctica de la libertad de cate- dra. La existericia de una ‘universidad participe’ supone, ademas del con- senso a que se aludié precedentemente, un determinado tipo de relacio- nes entre el poder politico y el poder universitario. Dicho de otra forma, se requiere un consenso social en torno a la meta de construcci6n de una sociedad en desarrollo permanente, en la cual el aporte cientifico y la racionalided juegan un papel de relevante impor- tancia. Pero ese consenso debe abarcar ademas el objetivo de una parti- cipacién creciente de todos los grupos en los beneficios derivados del desarrollo y el establecimiento de métodos democraticos para la eleccién de las metas. Estas condiciones son propias de una sociedad politica- mente moderna, respaldada en firmes valores democriticos y solidarios, y cuyo sistema politico tenga capacidad para articular los intereses de los distintos grupos sociales en torno a una propuesta de futuro que signifique cambio y crecimiento social, por lo cual no es de extrafiar que en el pasado la existencia de la universidad ‘participe’ y auténoma haya sido excepcional. A pesar de ello, pueden sefialarse diversos paises y periodos en que ese funcionamiento se produjo, y ello autoriza a extraer algunas conclusio- nes. La universidad auténoma y partfcipe reclama un equilibrio muy difi- cil que permita balancear requerimientos que son contradictorios en algunos aspectos. El primero de ellos es seleccionar al personal docente de acuerdo con valores cientificos y asegurar mecanismos de evaluacién sobre la base de criterios académicos. El segundo es la libertad de ensefiar y aprender, lo que supone la libertad de catedra y la libertad 98 de cuestionamiento de lo ensefiado por parte de los estudiantes; para ello es indispensable un marco valorativo que privilegie la jerarquia del conocimiento e impulse el diélogo académico. El tercero es que el go- bierno universitario sea ejercido por quienes tienen mayor responsabili- dad en el desarrollo del conocimiento, y se asegure el control y la recepcién de los aportes innovadores de los estudiantes que participan en aquel proceso. El cuarto es que la universidad debe constituir un centro cuya funcién primordial es el avance en el conocimiento y no una mera instancia para la reproduccién ideolégica del sistema. El quinto es. que los avances en el conocimiento deben ser aplicados al contexto de la sociedad especifica en la que se encuentra la universidad y deben alimen- tarse tanto de los contenidos ya admitidos como de las utopias, para ir prefigurando el horizonte en materia de organizacién cientifica y social, apuntando a que lo posible se transforme en probable; esto significa la libertad de critica sobre la practica social, aceptando que toda la sociedad tiende a reproducirse y anquilosarse, y por lo tanto son imprescindibles permanentemente los aportes del cuestionamiento y la innovacién. El sexto es que la universidad debe asegurar tanto la maxima igualdad de oportunidades para el reclutamiento como la seleccién meritocratica en el transcurso de las carreras, ya que los estudiantes atraviesan la universi- dad para formarse con el objeto de ocupar posiciones sociales (en la mayoria de los casos fuera'de ella) y si se quiere que desde estas posiciones impulsen el desarrollo de una sociedad participativa, el aprendizaje debe incluir la Practica de la participacién con amplios margenes de libertad para la expresién y la busqueda. A lo anterior cabe agregar dos observaciones finales que se vinculan a los cambios estructurales de la regién y a las experiencias politicas recientes. Respecto de lo estructural, figuran en primer término las tendencias en los sistemas productivos de los paises econémicamente més avanzados de la regién. Tanto en la produccién industrial como en la agricola y la de servicios se registra una progresiva tecnificacion que se acentiia con la nueva revolucién tecnolégica de los paises desarrollados— vinculada crecientemente al saber cientifico nacional, que crea una nueva forma de articulacién entre universidad y ambito productivo. En segundo término, debe destacarse la aproximacion de intelectuales y técnicos a los partidos politicos que acceden al poder o tienen razonables posibilidades de lograrlo: se han registrado cambios en la composicién de esos partidos, que han comenzado a incluir politicos-técnicos y politicos-intelectuales suscitando importantes apoyos de sectores de las clases medias técnicas; esto, a su vez, ha operado en la modificacién del “discurso” politico, al que se han incorporado nuevos valores. Por el moments, estas tendencias slo son registrables en los paises de mayor desarrollo industrial y/o mayor modernizacion social. En los otros, especialmente en los de continuidad rural y con estructuras socia- les construidas a partir de la segmentacién social y cultural, no se 99 registran cambios en las fuerzas productivas y la polarizacién politica expresa la similar social y la violenta pugna sobre el estilo de desarrollo, la identidad nacional y la forma de poder. Respecto a lo coyuntural, dos tipos de experiencia politica en contextos muy disimiles parecen: influir en los comportamientos de los actores sociales que intervienen en las relaciones entre universidad y poder. Por una parte, figuran la valorizacién del acuerdo social, de los derechos humanos y de las libertades en muchos paises de América del Sur luego de haber sufrido trauméticas experiencias autoritarias. Por otra parte, la experiencia de procesos de lucha armada orientados a obtener la construccién de la identidad nacional, de un Estado que la represente y de la participacién social, figura como referente, en especial en paises de América Central. Los desfasajes crecientes entre las sociedades latinoamericanas en cuanto a caracteristicas econémicas y sociales de sus estructuras y los diferentes tipos de experiencias politicas que pueden constituir referen- tes, permiten concluir afirmando que las relaciones entre universidad y poder pueden asumir en el futuro orientaciones muy divergentes en la regién. Universidad y sistemas de congelacién politica* Los sistemas o estilos de congelacién politica constituyeron una expe- riencia del proceso social de la regién y se implementaron en especial en Jas sociedades que, habiendo logrado los niveles mas altos de moderniza- cién social, registraron una profunda crisis derivada de las contradiccio- nes econémicas y sociales que dicha modernizacién no fue capaz de resolver. “Las contradicciones... se muestran inmanejables tanto por la discrepancia entre bajo crecimiento y modernizacién, como porque los grupos sociales se vuelean a un conflicto que consideran previo a la definicién de un nuevo estilo de desarrollo, En cualquiera de los casos, el consenso modernizante hace crisis y es sustituido por la imposicién de ciertos grupos sobre otros, ya que este proceso s6lo puede realizarse a base de coercién. E] grado avanzado de diferenciacién y movilizacién sociales hace diffeil que algunos grupos puedan dominar a los demds sin un costo social muy elevado, ya que la sociedad esté basada en una pluralidad de centros de poder social. Por ello, el aspecto social del cambio es la reestructuraci6n del poder mediante la apropiacién de la totalidad del mismo por parte del Estado y la eliminacién de los centros de poder social que compiten en la orientacién de la sociedad” (G.W. Rama 1979°, pag. 60 y sigs.). Determinados grupos liderados por la clase alta o por sectores de la misma, con apoyo variable de ciertos sectores de las clases medias y * El desarrollo de este tema se apoya en G.W. Rama, 1980 y G.W. Rama, 1979". 100

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