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Respecto del arte y la cultura, esta visión positivista fue acogida por las
vanguardias históricas constructivas, sustentadas en lo lógico racional y
estructural del objeto artístico. Se propicia la aplicabilidad de reglas lógicas bajo
la óptica del método experimental científico que se irradio en los procesos de
abstracción pura e impersonal. La matemática y la geometría juegan su
principal protagonismo, se acentúa el despojo de los instintos y el carácter aní-
mico propio de la sensibilidad y la expresión. Se plantea un afán de novedad y
ruptura como soportes de originalidad y desconexión con el pasado. Sin
embargo y a pesar de la acción beligerante del arte en las transformaciones
sociales que va en complicidad con la ciencia, va en detrimento de los valores
simbólicos y la subjetividad; ésta se convierte en un movimiento exterior, en
un ritmo mecánico propio de la civilización técnica que reduce las necesidades
espirituales del sujeto.
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obra. Es la banalidad, el consumismo y el valor del capital, junto a la máquina
como el dios del progreso material. Presupuestos que definen la confusión y el
sinsentido, duplicaciones de la realidad y el simulacro que ponen en evidencia
la irreflexión: el hacer artístico desconectado del pensamiento. Se cuestiona de
esta manera los postulados anclados en la lógica radical del instrumentalismo
racional. Se revisa su recorrido, lo que trae como resultado las derivas y
ambivalencias, confusiones, cambios de rumbo, de avances y retrocesos en el
arte contemporáneo. Se define entonces, la “crisis de occidente” que se
enmarca en el agotamiento del método empírico analítico. Se habla de un
tiempo neoconcervadurista que aspira a desembarazarse del proyecto
moderno, pues la lógica del progreso va en detrimento de los valores humanos.
Por esto se busca la “superación crítica” en la dirección de nuevos
fundamentos que, exigen lo humano como centro.
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Bajo estas circunstancias la idea de progreso queda desvanecida, pues se
invalida el principio de crecimiento positivo. Hoy el desarrollo material de la
humanidad se identifica con la destrucción de los recursos humanos y
naturales, es como el camino a la degradación y el empobrecimiento colectivo.
Se incrementan lo desastres ecológicos y los desequilibrios sociales y
geográficos. La idea del progreso muestra hoy la civilización reducida al culto
por la innovación y la veneración por el presente. Con el final del progreso, el
“fin de lo novum”, se pone en duda el reinado de la razón. La normalización y
estandarización que proyectan los procesos de dominación del mundo de las
comunicaciones y el consumo, han destruido la economía y las simbologías de
los actores sociales, la Modernidad ha apelado arbitraria y coercitivamente a la
libertad del sujeto. Acaso en nombre de la razón y su universalismo se impuso
el poder masculino sobre el mundo, se redujo la sociedad al mercado. Por
sobre el imperio de la razón se incrementaron las desigualdades y
marginalidades. Todo se reduce a una dudosa tolerancia que sólo se
reconoce en ausencia de una justicia social, la que va en provecho de los
poderosos, por esto se busca una nueva definición de Modernidad.
El mundo está cada vez más dividido, el Norte con el poder del capital y su
instrumentalismo, el Sur con sus desigualdades y miserias, angustias y
marginalidades, pero por esto no se puede pensar que todo está disociado, que
el caos no es total en el mundo. Ante estas circunstancias lo que se debe
comprender es que la actual sociedad postindustrial es más vigorosa que la
sociedad industrial anterior en decadencia.
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surrealistas debe plantearse en un sentido cuestionador, que desplace los
criterios de comprensión y verdad apriorística para desplazarse a niveles de
indeterminación, extrañamiento y aleatoriedad a partir de la preocupación por la
lengua que es donde se pueden percibir las profundidades más hondas de la
espiritualidad humana. Es a través del extrañamiento de la palabra, como lo
dice Bretón: “que se producen horizontes de sentido” . Lo que se busca con la
revisión histórica, es la implantación de un “nuevo orden” que nos lleva a
revelar los “otros relatos”, encontrar en la trama de los acontecimientos
históricos otras verdades, aquellas no sometidas por la unilateralidad de las
totalizaciones, generalizaciones y determinaciones positivistas de tiempo.
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Ante estos cuestionamientos a la Modernidad tanto por la crisis de la
racionalidad instrumental, como por la caída del progreso, al igual que del
advenimiento de una posthistoria, conviene conocer las diferentes vías que se
inscriben dentro de la Postmodernidad. Pues producto de los debates
Modernidad-Postmodernidad se intenta una toma de conciencia frente a la
pérdida de valores, se acude a una posición critico-social que transforme ese
proceso general de deshumanización y barbarie impuesto por el exceso
instrumental de la civilización técnica.
La vía intermedia plantea una óptica en la que se debe concebir que, más allá
de lo “premoderno” o “antimoderno”es comprender el rebasamiento de los
radicalismos, en este sentido J. Jamenson manifiesta de manera equilibrada la
“restructuración social del capitalismo tardío” , pues éste es productor de los
cambios que ha sufrido la cultura contemporánea, un tiempo caracterizado por
el postindustrialismo que debe reflexionarse para plantear una especie de
“moralización política” , por lo que la comprensión histórica debe estar por
encima del grotesco carnaval de las repeticiones.
Debemos por tanto entregarnos a una sombría burla del historicismo en
general. En este sentido se plantea la necesidad de revisar la historia,
replantear el fanatismo por la novedad y orientar caminos dirigidos a la
conformación de una nueva mentalidad, en que se interrogue el pasado y los
cambios sufridos por la cultura de nuestro tiempo, relacionar el pasado en
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referencia al consumo, la informática, la genética, etc. Arribar de esta manera a
una revisión histórica de carácter emancipador.
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pues el camino del progreso ya no es el de la libertad, la abundancia y la
felicidad, esto lo ha desestimado la historia.
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pudo ver, a partir de la herencia recibida por el arte conceptual, que fundó las
propuestas artísticas con base en la construcción metódica, principalmente por
lo interdisciplinario, la aplicación de nuevos medios, las relaciones arte y vida,
las intermediaciones entre pensamiento y sentimiento. La reactivación teórica
de finales del siglo XX impulsó el eclecticismo artístico contemporáneo, se
integran las teorías del lenguaje, la intervención de los conceptos científicos en
los problemas artísticos, derivados de la teoría cuántica, la teoría del caos. El
reconocimiento de los fundamentos fenomenológicos como un derecho de la
conciencia para llegar al saber. Se enaltece el valor de la subjetividad, el valor
de la palabra en correspondencia con los desbordes consumistas. Las
influencias teóricas del estructuralismo, permitió que se conjugaran tendencias
opuestas marxismo-freudismo, lo matemático con lo psicológico, lo económico
con lo inconsciente. La semiótica hace que el lenguaje se convierta en un
sistema de signos, plantea que los efectos del sentido se producen por
estructuras de tipo lingüístico en las relaciones significante-significado.
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sujeto”, extrema mercantilización que conlleva la industrialización de la
conciencia.
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soporte de emancipación, autonomía y libertad, porque propicia la presencia de
un mundo justo y plural. La experiencia estética permite reafirmar la
individualidad que posibilita reconducir el hilo de la subjetividad por mucho
tiempo olvidada, para reconocer la irrupción poderosa de una nueva forma de
pensamiento, el conocimiento trágico, que para hacerse efectivo necesita del
arte como redención y esperanza, superando con ello los límites inamovibles
de la lógica.
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