Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Un estudio alemán muestra que cuanto más tiempo se guardan las botellas de agua a
temperatura ambiente, mayor cantidad de antimonio migra del plástico al agua
Sin embargo, en un caso una botella embotellada en Francia pero comprada en Hong
Kong tenía concentraciones de antimonio mucho mas elevadas que las botellas de la
misma marca comprada en Alemania. «No sabemos por qué estas botellas tienen
diferente reactividad», comenta en la misma revista, Environmental Science and
Technology, el autor principal del estudio en la misma revista, Bill Shotyk. La hipótesis
más plausible, y que defiende Shotyk, es que esas variaciones dependan de varios
factores, entre ellos las temperaturas elevadas, el pH del agua y la exposición a la luz
solar, que pueden aumentar la cantidad de compuestos que migran del plástico al agua.
Por su hubieran dudas de que el antimonio que hay en el agua es el que ha ido migrando
del plástico, los propios investigadores explican que en uno de sus experimentos
analizaron muestras de agua de una empresa embotelladora alemana en origen y
midieron 4 partes por trillón de antimonio. La misma marca comercial de agua, una vez
embotellada y comprada en un supermercado, tenía niveles de 360 partes por trillón. «Y
la misma marca de agua, comprada y dejada 3 meses en mi oficina, contiene 630 partes
por trillón», explica Shotyk.
Se estima que a lo largo del día una persona ingiere unos 0,5 miligramos al día, en
función de lo que consuma. El cuerpo lo excreta en seguida así que, normalmente, no se
acumula en ningún órgano. En pequeñas dosis, el antimonio produce dolores de cabeza,
debilidad y depresión. En dosis suficientemente elevadas, el sistema enzimático humano
queda perturbado y causa la muerte en días.
Pero esos niveles fatales de 100 miligramos quedan muy lejos de las partes por trillón
que mencionan los investigadores alemanes que han publicado el estudio de las botellas
de agua. Una parte por billón (que es más que una parte por trillón) es lo equivalente a
un microgramo en una tonelada. Aun así, uno de los aspectos preocupantes sobre los
que no hay respuesta todavía es el posible efecto cancerígeno del antimonio. Y aunque
se trate de dosis bajas, dicen los investigadores, las botellas contienen más antimonio
que el agua corriente y «lo que no está claro es qué implicaciones tiene eso para la salud
humana».