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pS ICT er) Jon Elster TUERCAS Y TORNILLOS UNA INTRODUCCION A LOS CONCEPTOS BASICOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES. TUERCAS Y TORNILLOS Una introduccién a los conceptos basicos de las ciencias sociales por Jon Elster gedisa ‘Nuts and Bots © hy Jon Ester, published by the Press Syndicate of the University of Cambridge, 1989 Traduccién: Antonio Bonanno Disero de eubierta: Gustavo Macri Segunda reimpresidn, septiembre de 1996, Barcelona Introduccién.......... al Derechos para todas las ediciones en castellano ag 205 én humana .. Deseos y oportunidades .. © by Bitorial Gedisa, 8. eeci6a raciomal. nn Mananer eal. ‘uando fracasa la racionalidad . (08006 - Bareetona, Espaiia 5, Miopia y previsi6n.. 6. Egoismo y altruismo, 7. Emociones.. 8, Seleccién natural y social ISBN; 84-7432-396-7 Depésito legal: B-36.443/1996 9, Refuerzo, teraceién Yonsecuencias no intencionales .... 1. Equilibrio. 12, Normas sociales.. 13, Accién colectiva 14, Negociacién, 16, Instituciones sociales, 16. Cambio social. Impreso en Liberduplex Constitucis, 19 - 08014 Barcelona Iinpreso en Espatia, Printed in Spain ENSAYO BIBLIOGRAPICO snes ida prohibida la reproduccién total o parcial por cualquier medio de im- n,n forma idéntica, extractada o modificada, en castellano 0 cual- ‘tro idioma, INDICE TEMATICO ssn Prefacio y reconocimientos Hace muchos afios escuché sobre un libro de un matemético ‘alomdn del siglo x0x, Félix Klein, titulado Elementary Mathe- ‘matics from an Advanced Standpoint (Matemdtica elemental des- de un punto de vista avanzado}. Nunea lo let, pero el titulo se gra- ‘b6 on mi mente, El presente tal vez pudiera subtitularse Ciencias ‘wociales elementales desde un punto de vista avanzado. {40 debiera ser al rovés: ciencias sociales avanzadas desde un \to de vista elemental? En ese caso, mi modelo debiera ser un li- breve y magnifico de Richard Feynman, QED, una introduc- ‘dn a la electrodinamica cusntica para el publico general. La com- puracién no es tan presuntuosa como pudiera pensarse. Por una parte, la capacidad de Feynman para llegar al meollo de un tema, fin tecnicismos pero ademds sin perder rigor, puede ser insupera- ble en Ia historia de la ciencia y, en todo caso, supera la mia, Por la ‘otra, Iaelectrodindmica eudntiea es mas misteriosa que cualquiera de Ios temas que aqui se discuten. En suma, entonces, el lector puede hallar mi exposicin tan exacta como inteligibl El propésito del libro se refleja en el titulo: introducir al lee- tor en los mecanismos causales que sirven como unidades bésicas de las ciencias sociales. Si bien no es un conjunto de normas del ti- po “hagalo usted mismo”, si puede servir como equipo completo de Méalo usted mismo” para promover el estudio. El lector debe ser cauto con el eapitulo sobre el refuerzo, un tema sobre el cual sé po- 0 pero que es demasiado importante para dejarlo de lado. Confio fen que cuanto digo sea correcto, pero quienes saben més al respec- to pueden estimarlo superficial. Una palabra sobre el estilo. He tratado de evitar insistencias sobre lo que ya no esta en vigencia o elaboraciones de lo obvio; ser honesto en cuanto a las simplificaciones inevitables; eseribir de ‘manera sencilla y sin jerga técnica; respetar la inteligencia del lec- tor asi como su ignorancia, Me apoyo en ejemplos, diagramas y ex- posiciones sin tecnicismos ya que, con una sola excepeién, no creo ‘que se necesite mas. La excepcién es el capitulo sobre la negocia- 9 cidn, que ha quedado en relacién con la actual investigacién como el dibujo de un nifio comparado con una fotografia. Mi esperanza es que los otros capitulos sean como cuadros impresionistas en los que luz.y sombra compensan la falta de foco. Las muchas notas al pie cumplen diferentes funciones. incipalmente, como recordatorios de que las cosas son més com= plicadas de cuanto puede sugerirlo el texto principal. Sefialan vvineulos entre los eapitulos que de otra manera pueden pasar inad- vertidos. O discuten paradjas y curiosidades de la clase que en- canta a los cientificos sociales, a menudo en exceso. En alemén “Elster” significa “urraca’, alguien que roba el di- nero de otra gente. Dado que no hay referencias ni se hace men- cign de la obra de otras personas en al libro, se puede entender que las ideas qu se expresan son mas. El Ensayo biblingrficointenta en parte disipar esa impresién, en parte servir como lectura para otros estudios, Como algunos de mis otros libros, éste se inieié en forma de conferencias en la Universidad de Chicago. Les estoy agradecido a ‘mis alumnos por acorralarme contra la pared cada vez que tenfan la sospecha de una ambigiedad, de una inconsistencia o directa- mente de un error, También agradezeo a George Ainslie, Ingrid Creppell, Stephen Holmes, Arthur Stinchcombe y Cass Sunstein por sus comentarios acerca de una versién anterior. Introduccién 1 Mecanismos En este libro se ha puesto el acento en la explicacién me- diante mecanismos. Ofrece una variedad de mecanismos —tuercas ¥y tomnillos, dientes y ruedas— que se pueden emplear para expli- ‘ar complejos fendmenos sociales. ‘Las cioneias sociales, como otras ciencias empfricas, tratan de ‘explicar dos clases de fenémenos: acontecimientos y hechos. La ‘leecién de George Bush como presidente es un acontecimiento. La presencia en el electorado de una mayoria de votantes republica ‘nos es un hecho o un estado de cosas. Se puede explicar muy plau- siblemente la victoria de Bush mediante la mayoria republicana. Se puede explicar también, no menos plausiblemente la mayoria republicana como el resultado de una serie de acontecimientos, ea- da uno de los cuales se delineé como la formacién de creencia por parte de un votante individual. La segunda perspectiva es la mas fundamental: explicar los acontecimientos es lgicamente previo a Ja explicacién de los hechos. Un hecho es una instantdnea tempo- ral de una corriente de acontecimientos o una serie de tales instan- tneas. En las ciencias sociales los acontecimientos elementales son las acciones humanas individuales, ineluidos los actos menta- les como la formacién de creencia. Explicar un acontecimiento es dar un relato de por qué suce- id. Por lo general y siempre wltimamentet esto adopta la forma de citar un acontecimiento anterior como la eausa del acontecimiento que se desea explicar, junto con algtin relato del mecanismo causal que relaciona los dos acontecimientos. Aqui se tiene un ejemplo simple, paradigmatic. Deseamos saber por qué alguien cambié de opinién en cuanto a un empleo que anteriormente consideraba 1 A veces Ia gente explicn los acontecimiontos citando otros acontacimientos ‘que se producon més tarde y no antes en el tempo, Cuando son validas tales expl- caciones sltimamente concverdan con el modele principal. #l tema se discute cn ‘mayer extensién en ls capitulo 8y 9, 13 — muy deseable pero que ahora le resulta carente por completo de in- torés, La explicacién posee dos elementos. Primero, antes de cam- biar de opinién se enterd él de que no tenfa ninguna probabilidad de obtener el empleo. Segundo, hay un mecanismo causal, al que se suele hacer referencia como la reduecién de disonancia cogniti- va, que hace que la gente deje de desear lo que no puede obtener como en la historia de la zorra y las uvas. Un acontecimiento mas complejo podria ser una caida en el promedio de tenencia de em- pleos. El acontecimiento anterior fue una legislacién ideada para aumentar la seguridad de los empleos, requiriendo que los emplea- dores dieran tenencia del cargo a todos cuantos habfan estado em- pleados, digamos, por més de dos aos. El mecanismo causal es la ‘adaptacién racional a la legislacién por parte de los empleadores, ‘que descubren que es en su interés despedir a los trabajadores an- tes de que expire el perfodo de dos afios. ‘Las declaraciones que pretenden explicar un acontecimien- tom deben ser distinguidas cuidadosamente de varios otros tipos de declaracién. Primero, se deben distinguir las explicaciones cau- sales de las declaraciones causales acertadas. No basta citar la causa: también se debe proporcionar el mecanismo causal o al me- nos se lo debe sugerir. En el idioma eotidiano, en la mayoria de los escritos histéricos y en muchos andlisis de las ciencias sociales el mecanismo no es eitado explicitamente. En cambio se lo sugiere mediante el modo en que se describe la causa. Todo acontecimiento dado puede ser descrito de muchas maneras. En las explicaciones narrativas se presupone técitamente que sélo las caracteristicas relevantes del acontecimiento en lo causal son las que se emplean para identificarlo. Si se nos dice que una persona murié como con- secuencia de haber ingerido alimentos putrefactos, suponemos que el mecanismo fue el envenenamiento con comida. Si se nos dice ‘que murié como consecuencia de ingerir comida a la que era alérgi- ca suponemos que el mecanismo fue una reaccién alérgica. Supongamos ahora que la persona murié realmente por envenena- miento con comida pero que también era alérgica a la comida en cuestién, langosta. Decir que murié por comer un alimento a la que ‘era alérgica seria correcto pero poco orientador. Puede sugerir el ‘mecanismo causal equivoeado, Decir que murié por comer langosta puede ser cierto pero poco informativo. Ello no sugiere ningan me- tanismo causal en absoluto y exeluye muy pocos. En verdad, el mecanismo real puode sor casi cualquiera, desde que lo arrollé un coche a que fue aleanzado por una bala, si algunos de esos aconte- cimientos fue desencadenado por el hecho de que la persona comie- ra langosta. ‘Segundo, las explicaciones causales deben distinguirse de las 4 ; sstamos en condiciones locit que un acontecimiento de cierto tipo es seguido invariable © habitualmente por un acontecimiento de otra clase. Esto no nos permite decir que los acontecimientos del primer tipo causen acon- {ecimientos del segundo porque existe otra posibilidad: los dos pue- den ser efectos comunes de un tercer acontecimiento. Considérese Jn conclusién de que los hijos en casos de teneneia disputada su- fren mas que los hijos cuyos padres han Hegado a un acuerdo pri- vyado respecto de la custodia. Puede ser que el mismo juicio por la custodia explique la diferencia al causar dolor y culpa en los hijos. Pero también puede ser que las disputas por la custodia tengan més probabilidades de presentarse cuando los padres sienten una gran hostilidad mutua y que los hijos de esos padres tiendan a ser més infelices. Para distinguir entre las dos interpretaciones se de- be medir el sufrimiento antes y después del divorcio. Aqui tenemos un ejemplo mds complejo, en verdad mi ejem- plo favorito de esta clase de ambigdedad. En Demoeracy in Ame- rica, Alexis de Tocqueville discute la pretendida conexisn causal entre casarse por amor y tener un matrimonio infeliz. El sostiene que esta conexién se presenta sélo en las sociedades donde tales ‘matrimonios son la excepeién y los matrimonios convenidos son la regla. Sélo la gente obstinada suele ir contra la corriente y es im- probable que dos personas obstinadas tengén un matrimonio muy feliz:2 Ademés la gente que va contra la corriente suele recibir un trato malo por parte de sus pares més conformistas, lo que induce a la amargura y a més infelicidad. De estos arguments, el prime- ro se apoya en una correlacién no causal entre easarse por amor € infelicidad. El segundo sefiala una conexién causal acertada, pero no la que tenfan en la mente los eriticos de los matrimonios por amor a los que de Tocqueville dirigia su argumento. Casarse por amor causa infelieidad sélo en un contexto donde esta practica es excepcional. Los bidlogos a menudo se refieren a tales efectos como « “dependientes de la freeuenea”. Discuto esta nocién en el eapitu- loll. ‘Tercero, las explicaciones causales deben distinguirse de las aseveraciones acerca de las condiciones necesarias. Expliear un acontecimiento es dar un relato acerca dle por qué sucedié como su- cedi6, El hecho de que hubiera podido suceder también de alguna 2 Agus el ercer factor no xn acontecmiento sno un rasgo del cardcter: In obatinacin. Boro pare explce un range dal eraser ve dabon invecar acontee= tenon ences ieee el pt nnn ancien do uelep 3 scontecimento sobre lo hochos be prsest Siamen ‘no inmediatamente, ne a 15 otra manera y habria sucedido de otra manera si no hubiese suce- dido como lo hizo, no es ni una cosa ni la otra. Considérese a una persona que sufre de una forma de céneer incurable, que con segu ridad la haré morir dentro de un afio. Pero la persona muere en un accidente automovilistico. Para explicar por qué murié dentro de cierto periodo no tiene sentido decir que debfa morir en ese periodo porque tenia eéncer. Si todo To que sabemos del caso es el comienzo del eéncer, la extensién limitada de la vida de las personas con ese tipo de cfncer y la muerte de la persona, es plausible inferir que murié debido al céncer. Tenemos el acontecimiento anterior y un ‘mecanismo causal suficiente para producir el acontecimiento pos- terior. Pero el mecanismo no es necesario: puede ser anticipado por otro. Para descubrir qué sucedié realmente necesitamos un conoci- miento més fino. La busqueda nunca termina: hasta el ultimo se- gundo otra cosa puede anticiparse al céncer. Sin embargo cuanto mas sabemos mds confiados estamos en poseer la explicacién co- rrecta.s Los dos problemas que aeabamos de discutir equivalen a una debilidad on la teoria mas famosa de la explicacién cientifica, la propuesta por Carl Hempel. El sostiene que la explicacién equivale ala deduccién légica del acontecimiento a explicar, con leyes ge- nerales y declaraciones de las condiciones iniciales como las pre- misas, Una objecién es que las leyes generales pueden reflejar correlacién pero no causa, Otra es que las leyes, aunque sean ge- nuinamente causales pueden ser anticipadas por otros mecanis- ‘mos, Bs por eso que aqui he puesto el acento en los mecanismos, no cn las leyes. Esto no es un profundo desacuerdo filosofico. Un me- canismo causal tiene un nimero finito de eslabones, Cada eslabén se debe deseribir mediante una ley general y en ese sentido por una “caja negra’ acerca de cuyos engranajes internos permanece- ‘mos en Ia ignorancia, Pero para los fines précticos —los fines del cientifico social en accién— es importante el lugar del acento. Mediante la concentracién en los mecanismos, se capta el aspecto dindmico de la explicacién cientifica: e] impulso a produecir explica- ciones cada vez. més finas. Cuarto, las explicaciones causales deben distinguirse de la narracién de historias. Una explicacién genuina da cuenta de 3 La anticipacion causal debe distinguirse de Ia aobredeterminacion causal sta sition se usta con una persona a Ia que hieren simulténeamento dos belas, cada une de lat cdalos hubjese sido suficiente para matarie. La primers se lust ‘con una persona a la que hiere ung balay como conoceuencia eee evitando asi que Tnaleance otra bela, que de lo eontraro la hubiese matado, 16 Jo que sucedid, e6mo ello sucedié, Narrar una historia es dar euen- Jo que sulcedié como podria haber sucedido (quizas haya suce- ido), Acubo de sostener que las explicaciones genuinas difieren de i relatos de lo que debi6 suceder. Ahora digo que también difie~ ‘fon do los relatos de lo que puede haber sucedido. El punto puede Parecer trivial o extrafio. {Por qué puede desear alguien presentar ‘wn relato meramente conjetural de un acontecimiento? {Hay en la tioncia algin lugar para especulaciones de esta clase? La respues- {a 08 que sf, pero su lugar no debe ser confundido con el de las ex- plicaciones. La narracién de historias puede sugerir explicaciones nuevas, diseretas. Supéngase que alguien afirma que la conducta abnegada {0 servicial es prueba concluyente de que no toda la accién es egots- {w o que la conducta emocional es prueba coneluyente de que no to- da la accién es racional.t Se puede concluir que hay tres formas de Conducta irreductiblemente diferentes: racional y egofsta, racional ¥ ho egoista e irracional. El impulso a la prudeneia que caracteriza i In buena ciencia deberfa llevarnos a cuestionar esta visién.s {No ‘puede ser en el interés propio que se ayuda a los otros? {No puede fir racional que uno se sienta dominado por sus emociones? El pri- jer paso en la busqueda de una respuesta positiva es decir una historia plausible para demostrar eémo pueden realizarse estas po- hibilidades. Por ejemplo, puede ser que la gente ayude a otros por- ‘que espera una condueta de reciprocidad o que se enoje porque eso Jn ayuda a obtener lo que desea. Mediante la narracién de una his- toria se puede transformar una cuestion de motafisiea en otra que fos susceptible de investigacion empirica. La cuestién ahora es si las premisas de la historia son ciertas, no si es posible o imposible explicar una variedad de fonémenos en términos de otros fenéme- ‘nos menos complejos. ‘Al mismo tiempo narrar historias puede ser perjudicial si se Jo confunde con la cosa real. Buena parte de las ciencias sociales ‘esta impulsada por la idea de que “todo tiene una funcién”, Ineluso se debe demostrar que la condueta que parece ser perjudieial y mal ‘adaptada es util y, ademés, se Ia debe explicar en términos de su utilidad. Para demostrar la funcién y Ia utilidad los estudiosos re- ‘ Un conacido ejemplo de otro émbito lo proporcionan Tos rtumerosos bidlogos ‘que han afimado que los organismos vvientea no pueden scr explicadoe mediante tcorfas quimieas laces. Sin embargo el sentido del realismo que también caracteriza a la buena elen- cin debe hacernos cautos en cuanto a le tendencia simplista a creer que todos le in- tontos reduecionistas dan buenos rerultados, 7 curren a menudo a 1a narracién de histori rable cantidad de recursos a su disposicién, La conducta que ahora no es éptima pudo haberlo sido en otras circunstancias del pasado. La conducta que no es éptima tomada aisladamente puede ser un ingrediente necesario en una solucién de paquete éptima. Lo que es mal adaptado para el individuo puede ser bueno para la socie- dad. Con cierto ingenio —y muchos estudiosos poseen abundan- cia— siempre se puede contar una historia en que las cosas son puestas en posicién invertida. Pero eso no prueba realmente que sean asf, como tampoco Historias ast no mas de Kipling explica e6- ‘mo obtuvo sus manchas el leopardo o el etiope su color. Finalmente se deben distinguir las explicaciones causales de las predicciones. A veces podemos explicar sin ser eapaces de pre- decir y a veces predecimos sin ser eapaces de explicar. Es verdad que en muchos casos una y la misma teorfa nos permite hacer am- bas eosas, pero creo que en las ciencias sociales ésta es la excepeién antes que la regla. Para ver por qué podemos tener poder explicativo sin poder predictivo, consideremos una vez més la reduecién de la disonancia cognitiva. En muchas personas este mecanismo coexiste con el exacto opuesto, captado en dichos eotidianos tales como “La hierba siempre esta mas verde del otro lado del cereo” y “La fruta prohibi- da sabe mejor”. A veces da la impresién de que la gente quiere ser infeliz deseando objetos demostrablemente fuera del aleance, sim- plemente porque estan fuera del aleance. Se construye un cerco al- rededor de una persona y ésta. enseguida desea salir, mientras antes no tenia tal pensamiento en la mente. Por cuanto s¢ no po- seemos teorias que nos digan cuando operard uno u otro de estos, meeanismos. Cuando opera uno de ellos lo reconocemos de inmo- diato y asi podemos explicar la conducta que genera. Pero no pode- mos predecir eonfiablemente cuando operard. ‘Otro ejemplo nos ayudaré a aclarar el punto. Cuando la gente trata de decidir su participacién en una empresa cooperativa, como recoger los residuos del prado o votar en una eleccién nacional, a ‘menudo intenta ver qué hacen los otros. Algunos piensan de esta ‘manera: “Si la mayoria de los otros cooperan yo deberia hacer mi parte, pero si no lo hacen yo no tengo ninguna obligacién de hacer- Jo”. Otros razonan de la mianera exactamente opuesta: “Si la mayo- ria de los otros cooperan no hay ninguna necesidad de que yo lo haga. Si otros pocos cooperan seré mayor mi obligacién de hacer- Jo”. De hecho la mayoria de los individuos estén sujetos a esos dos mecanismos psiquieos yes dif! saber por anteipado eudl se im- pondré. ‘A-veces se dice que lo opuesto de una verdad profunda es otra 18 ayer verdad profunda.' Las cioncias sociales ofrecen una cantidad de Hlustraciones de esta profunda verdad. Pueden aislar tendencias, propensiones y mecanismos y demostrar que tienen consecuencias, mara Ta condueta que a menudo son sorprendentes y contrarias a la Eiatelin, Lo que meace frecuentemente son capaces de hacer es ‘oxpresar las condiciones necesarias y suficientes en las cuales se ponen en funcionamiento los diversos mecanismos. Hay otro moti- vo para acentuar los mecanismos antes que las leyes. Por su natu- raleza las leyes son generales y no sufren excepciones. No se puede tener una ley en el sentido de que “si p, entonces q’.” En contraste, Jos mecanismos no tienen ninguna pretensién de generalidad. Cuando hemos identifieado un mecanismo por el cual p conduce a 4g, ha progresado el conocimiento porque hemos agregado un nuevo {tem a nuestro repertorio de modos en los cuales suceden las cosa: A la inversa, podemos tener poder predictivo sin poder expli- cativo. Predecir que se comprar menos de un bien cuando suba su precio no requiere la formacién de una hipétesis sobre la conducta del consumidor. Sean cuales fueren las fuentes de la accién indivi- dual —racional, tradicional o simplemente al azar— podemos pre- decir que la gente compraré menos.del bien sencillamente porque puede permitirse menos de ese bien. Aqui hay varios mecanismos que por fuerza deben condueir al mismo resultado, de modo que con fines predictivos no hay ninguna necesidad de decidir entre ellos. No obstante a los fines explicativos lo que importa es el me- canismo. Proporciona comprensién mientras que la prediccién a lo sumo ofrece control.* ‘Ademés a los fines predictivos pierde sentido la distincién en- tre correlacién, condicién necesaria y explicacién, Si existe una re- gularidad como de ley entre un tipo de acontecimiento y otro no importa que se deba a una relacién causal entre ellos o que sean los efectos comunes de una tercera causa. En cualquier caso pode- ‘mos emplear la presentacién del primer tipo de acontecimiento pa- ra predecir la presentacién del segundo. Nadie cree que los prime- © “Opoosto” debe interpretareo on ol sentido de negeclén interns antes que ox: ema, La negacin interna de ‘Le gente prefiere lo que puede tener sobre lo que no ‘puede toner” ea “La gento prefiere le que no puede tener sobre lo que puede tener”. ‘Arbas declaraciones proporcionan nociones eiertas ¢ importantes, La negacién ex: ‘tena do la primera declaracién es simplemente que “La gente no prefiere lo que puede tener sobre lo que no puede tener, declaracién que no sugiere ninguna no- ion importante "Aunque Sidney Morgenbesser he sugerido como la “primera ley de la légica Judie" sp, gpor qué noq? 5 +h lo sume" por razones que se discuten en el capitulo 2. 19 ros sintomas de una enfermedad letal causen la muerte posterior, sin embargo se los emplea regularmente para predecir ese aconte- cimiento, Del mismo modo, a los fines predictivos no importa si un ‘mecanismo necesario puede ser anticipado por otro. Saber que una persona tiene un edncer incurable nos permite predecir que va a morir aunque de hecho muera ono de eéncer. II Accién humana 2 Deseos y oportunidades La unidad elemental de la vida social es la accién humana in- dividual. Explicar las instituciones y-el cambio social es demostrar de qué manera surgen como el resultado de la accién y la inter- tecién de los individuos. Esta vision a la que se suele hacer refe- Fencia como individualismo metodolégico es en mi opinién trivial- ‘mente cierta. Pero son muchos los que piensan de otra manera y algunos de sus argumentos serén encarados en el eapitulo 15. Aqui deseo sefialar que las acciones individuales en si mismas requieren explicacién.t Una manera simple de explicar una acci6n es verla como el producto final de dos operaciones sucesivas de filtracién. Empeza- ‘mos con un conjunto grande de todas las acciones abstractamente posibles que puede realizar un individuo. El primer filtro est4 com- puesto por todas las restricciones fisicas, econémicas, legales y psi- colégieas que enfrenta el individuo. Las acciones coherentes con esas restrieciones forman su conjunto de oportunidad. El segundo filtro es un mecanismo que determina qué accién que esta dentro del conjunto de oportunidad sera realizada realmente. En esta ex- posicién los principales mecanismos a considerar son la eleccién racional (capitulo 3) y las normas sociales (capitulo 12).2 Aqui me coneentraré en los mecanismos generados por eleccién, principal- mente por comodidad de exposicién pero también porque creo que son més fundamentales que los generados por norma, 1B] término “individual” gerd empleado en un sentido extendido que también incuye « los que toman deeisiones en forma eorporativa, como firmas 0 goblernos, (ease capitulo 15). 2 Se puede sostener en cambio que las normas sociales estén entre las restric. ciones que debe enfrentar el individuo. Me results méa util pensar en Ins restrccio- ‘nes como ereadoras de una clare dstincién entre lo que es factible ylo que nolo en. Una persona no puede gastar més de cuanto gana, suspender Ia gravedad o volar cuando no hay elecciones pero puede volar Ie norma que indica que 40 deben lucie ‘rapatos marrones con ropa formal Is norma de devalver los favores, 23, En esta perspectiva las aeciones son explicadas por las oportu: nidades y los deseos, por lo que la gente puede hacer y por lo que desea hacer. La conducta del consumidor es un ejemplo simple. Si voy a.un comereio con veinte délares en el bolsillo y la firme inten- cidn de gastarlos (de lo contrario hardin un agujero en el bolsllo) s6- Jo hay otras tantas combinaciones de bienes que puedo adquirir. Cudll de éstas termino comprando realmente depende de mis de se0s, preferencias y necesidades. La conducta delictiva proporciona tun ejemplo més complejo, B1 efecto de las restricciones legales no es hacer imposibles sino mas costosas las acciones delictivas. Sin esas restricciones el robo sin riesgo serfa una de mis oportunidades. las restricciones mi eleecién es entre la conducta respetuosa y y sin riesgos y el robo riesgoso. Depende de las ganancias seguras y las pérdidas posibles relacionadas con las alternativas y como la ganancia derivada del robo es inmediata y segura mientras que la pérdida es demorada e insegura, depende de mis preferen- cias de tiempo (capitulo 5) y mi actitud hacia elriesgo* Buena parte de las ciencias sociales consiste en variaciones interminablemente elaboradas sobre el tema de las oportunidades y los deseos. 'Trataré de imponer alguna estructura a esta apabu- ante variedad de précticas. Ello también me permitiré diseutir algunas de las razones —buenas y no tan buenas— aducidas por la ‘gente para sostener que las oportunidades son mds fundamentales que las preferencias. 4 Para comenzar podemos observar que no siempre es necesa- rio apelar a oportunidades y preferencias. A veces las restricciones, son tan rigurosas que no queda espacio para la operacién del se~ gundo filtro. El conjunto de oportunidad se reduce a una tinica accién en cuya explicacién no tienen cabida las elecciones (0 las normas).‘ Rieos y pobres por igusl tienen la oportunidad de dormir bajo los puentes de Paris, pero los pobres pueden no tener ninguna otra oportunidad. También hay casos en que la naturaleza del se- 4 Ademés las norman socinls internalizadas pueden impedirme robar aun cuando no existe rage de deteccin y east. ‘T'Hay exuclas de tora social laa que se sacle denominar“estraturalistas” «que sostienen cue ton explicacion de In condveta tara esta forma, Los maristas x Shenudo sostienen, por eemple, que los trebajadores se ven obligaos por las cit- Chores vendor sora als cpa nt cecum tins Sven be {nos porn competencia a explotar alo trabejadore. Pera ver a flla en el argu {onto baste obearvar que nadie nove cbigado nso capitalist; siempre est Ia Op {ion deconverire en tabajder. "Ann pode existir une elccn no trivial en cuanto debajo de qué puente ormirt el pobre, El punto es amy general: el eonjunto de oportunidad rara vor 80 ‘reduce ltereimente ona opel fen Py nde filtro no afoeta el resultado, Como se observé on ol capitulo hecho de que la gente (en el agregado) compre menos de un blen cuando sube su precio puede explicarse con independencia de Jo que motiva a la gente (como individuos) a comprar o no, Si sus ingresos se mantienen iguales compran menos del bien sencilla- ‘mente porque pueden permitirse menos de ese bien. Los estudiosos no concuerdan acerca de la importancia relati- ‘ya de las preferencias y las oportunidades al explicar la conducta. ;nos economistas sostienen que toda la gente tiene en esencia Is mismas preferencias y deseos: s6lo difieren las oportunidades. Aunque suelen ser firmes defensores de la teoria de la eleccién ra- tional, paradgjicamente se ven llevados a sostener que la eleccién asi no importa porque toda variacién en la conducta debe expli- fearse por las variaciones en las oportunidades. Pero la mayoria de Jos cientifieos sociales ereen que la gente difiere en sus deseos ts to como en sus oportunidades y esta opinién me parece tan obvia- mente correcta que no requiere mayor defensa. Pero en casos particulares queda lugar para el debate. Los historiadores de la esclavitud en la antigtiedad cldsica o en el sur norteamerieano han sugerido dos explicaciones diferentes de la ta- fia baja de inversién en esas sociedades. Algunos han afirmado que los propietarios de esclavos carecian de oportunidades para la in- version, Los esclavos trataban tan mal a sus herramientas que la inversién en la produccién mecanizada no era una opeién valida. Otros han sostenido que los propietarios de esclavos carecfan de motivacién para invertir porque preferian una vida de consumo lu- oso y conspicuo. (Los hijes de familias de clase trabajadora aban- donan temprano la escuela porque no pueden permitirse continuar sus estudios 0 porque sus valores difieren de aquellos de los alum- nos con antecedentes de clase media? Estas cuestiones no pueden resolverse sobre bases metodolégicas. Se las debe dirimir caso por caso considerando las pruebas empfricas. Sin embargo se las for- mula a menudo pero erréneamente como cuestiones metodolégicas. Las oportunidades son més bésicas que los deseos en un as- pecto: son mas ficiles de observar, no sélo por el eientifico social no también por otros individuos de la sociedad. En la estrategia nilitar un aforismo basico es que se deben hacer los propios planes sobre la base de la capacidad (verificable) del oponente, no de sus intenciones (inverificables). A menudo esto significa planificar se- fin la suposicién del peor easo: el oponente nos perjudicara si pue- de hacerlo, Si cada lado planifiea sobre la base de la capacidad del otro lado y sabe que éste estd haciendo otro tanto, las reales prefe- rencias de cada lado pueden no importar demasiado. Inclusive otra razén por la cual las oportunidades pueden pa- 25 — recer mas fundamentales que los deseos tiene que ver con la posi- ilidad de influir en la conducta. Suele ser mds fécil cambiar las circunstancias y las oportunidades de la gente que su manera de pensar Este es un argumento de costo-beneficio sobre la efectivi- dad del dolar de politicas alternativas, no un argumento sobre la capacidad explicativa relativa. Aun cuando el gobierno posee una ‘buena teoria que tiene en cuenta la explicacién y la prediccién, ella puede no dejar espacio para un gran control. Los factores que es- tan bajo el control del gobierno no son siempre los eausalmente im- ortantes. Supdngase que un rendimiento econémico malo pueda ‘emitirse a empresarios enemigos del riesgo y a los sindicatos fuer- tes. El gobierno puede estar plenamente convencido de que la acti- ‘tud mental de los directivos es la causa mas importante y no obs- tante puede ser incapaz de hacer nada al respecto, En contraste, Jos sindicatos pueden ser controlados en alguna medida por medio de las politicas salariales. Hasta acd he estado argumentando como si deseos y oportu- nidades se dieran con independencia unos de otros y pueden variar con independencia unos de otras. Ahora paso a casos en que ambos estan influidos por un tercer factor y luego a casos en que puedan influirse mutuamente en forma directa (véase Fig. I.1). Para las ilustraciones del caso A en la Fig. II.1, primero me remito a de Tocqueville. Democracy in America abunda en instan- Deseos aso > hecion a) Oportunidades Deseos fe Leg iae (8) oportunidades — Desere iy a teat © Opertunidades Figura IL 6 Ademfs como se sostuvo luego el mejor modo de eambiar su manera de pen- sar puedo sor cembiar sus cirounstancias, Pero éate es un angomento separado, 26 que He Fastrean deseos y oportunidades hasta una causa co- ‘iin. A veces ambos actian en concierto. Seguin de ‘Tocqueville la ‘selavitud no s6lo impide que los hombres blaneos hagan fortana fino que incluso los desvia del deseo de hacer fortuna. En Estados Unidos de Norteamérica los votantes nunca eligen a hombres dis- Ninguidos para el cargo publico, en parte porque no tienen oportu- id de hacerlo (los hombres distinguidos no desean dedicarse a In politica) y en parte porque no desearian elegir a candidatos su- Periores si éstos aparecieran, De Tocqueville sostiene que en otros fsos el efecto sobre los deseos y el efecto sobre las oportunidades fuckin en direcciones opuestas. No hay ningun momento en la vi- dda de ellos, sostiene é1, en que los norteamericanos tengan el tiem- oy Ia inclinacién a estudiar, de ahi la ausencia de norteameri nos bien educados. En Estados Unidos de Norteamérica la religién sen s{ misma un efecto de la democracia— quita el deseo de hacer Toque la demoeracia permite a la gente que haga. Hay un dicho que dice que la necesidad es ia madre de la in- voncién. Andlogamente, los historiadores sociales a menudo dan Por descontado que las penurias son Ia madre de la revuelta y de tras formas de accién colectiva. Ninguna de estas afirmaciones es ‘obviamente valida. Lo cierto es que cuando la gente esta en malas fondiciones es alta su motivacién para innovar o para rebelarse, Pero su capacidad u oportunidad para hacerlo es la mas baja cuan- do se encuentra en circunstancias dificiles. La innovacién requiere Tecursos, tiempo, inversiones costosas con un rendimiento demora- ido e incierto y esto es exactamente lo que no pueden permitirse las firmas que estén al borde de la bancarrota. Las firmas présperas pueden permitirse innovar pero ellas pueden no molestarse en ha- erlo, La participacién en la accién colectiva requiere capacidad para tomar parte del tiempo dedicado directamente a actividades Productivas, pero eso es exactamente lo que no puede permitirse el trabajador 0 el eampesino empobrecido. Bl eampesino y el trabaj dor medio que han logrado ahorrar algo pueden permitirse partici- par de una rebelién o una huelga, pero su motivacién es menos faguda. Como la innovacién real y la participacién real dependen tanto de los deseos como de las oportunidades y dado que éstos va- rian en direcciones opuestas en circunstancias de penurias, no podemos sefialar a priori qué nivel de penuria tiene mas probabili- dades de favorecer el efecto en cuestién. Marx sostenia que la civilizacién surgié en las zonas templadas porque s6lo en ellas la necesidad de progreso se encontraba con las oportunidades para el progreso. Donde la naturaleza es demasiado prédiga no hay ne- cesidad y donde es demasiado eseasa no hay oportunidades. Deseos y oportunidades pueden afectarse mutuamente en 27 forma directa, Considérese primero el mecanismo indicado por el caso B en la Fig. 11.1. El capitulo 1 se refirié a algunos modos en que las oportunidades pueden afectar los deseos: cla gente puede terminar descando mas de lo que puede obtener” Nuevamente po- demos citar a de Tocqueville acerca de la esclavitud: “ZEs una ben- dicién de Dios o la tiltima maldicién esta disposicién del alma que da a los hombres una especie de gusto depravado por la causa de sus aflicciones?” Esto proporciona mayor razén para considerar las oportunidades més basicas que las preferencias. Oportunidades y deseos conjuntamente son las causas préximas de la accién pero a tancia mayor sélo importan las oportunidades, ya que ellas también modelan los deseos. Pero este modo de expresar el asunto es demasiado fuerte, El mecanismo de las “uvas verdes” asegura ‘que no haya ninguna opeién fuera del conjunto de oportunidad que se prefiere a la opeién mas preferida dentro de él, pero esto no hace que alguna opcidn factible particular sea la mas preferida, ‘También puede operar el mecanismo opuesto, el del caso C en la Figura II.1. A veces el conjunto de oportunidad es modelado de- Iberadamente por los deseos de una persona. No tengo en cuenta acd el deseo practicamente importante pero baladi en lo teGrico de expandir el propio conjunto de oportunidad, sino los casos mas sor- prendentes en gue la gente halla que es de su interés reducir el conjunto de opciones de que dispone. Diseutiré dos razones por las cuales la gente puede mostrar esa conducta autolimitadora. Primero estd la debilidad de la voluntad. Discuto més extensamente este fenémeno en los capitulos 4 y 5 pero también acd os relevante. Como lo ilustra la historia de Ulises y las sirenas, Ja gente no siempre confia en que actuard racionalmente. Si puede prever la clase de situacién en que puede perder la cabeza, pue- de actuar estratégieamente para impedir que surja la oportunidad de hacerlo. Puedo decidir no ir a Ja fiesta de la oficina si temo que hharé algo tonto. El 1° de enero puedo pedirle a mi dentista que me cobre sus honorarios completos si el 20 de enero cancelo mi cita pa- ra el 21 de enero. Un gobierno puede pasar el control de la politica econémica al Fondo Monetario Internacional para impedirse ceder a las demandas populares de incrementos salariales. Luego esta la interaccién estratégica. A veces uno puede me- jorar sus resultados eliminando ciertas opciones del conjunto de oportunidad. Para comprenderlo consideremos un juego entre dos agentes o jugadores, Ly II (Fig. IL2). En este juego es I el que se mueve primero, El puede concluir el juego moviéndose a la izquier- 1 0 mas perversamente o que no pueden cbtener. 28 steer heeirmeniaataiiteeaiiiiiininitiaialiiiiii 4a, eaxo on el que ambos obtienen una recompensa de 3, moverse 4 la derecha, easo en que II tiene el movimiento siguiente. En ese caso II puede asegurarse 2 para sf y 4 moviéndose a la izquierda ‘mientras que si se mueve a la derecha ambos obtienen 1. Bs obvio que si II es racional se moverd a la izquierda, También si I es ra- cional y sabe que puede estar soguro de la racionalidad de Il se moverd a la derecha. Pero debe observarse que el resultado (4:2) no es lo que Il proferird. Bl preferiré que I se mueva a la izquierda con el resultado (3:3). Un modo en que II puede lograr este objetivo es eliminar su opcidn de ir a la izquierda en la segunda etapa. En ese caso I sabe que el resultado de ir a la derecha serd (1;1). Pero ara evitar oso él va a la izquierda. Mas concretamente suponga- ‘mos que Ly II son dos ejércitos enemigos. El primer movimiento de 1 eorresponde a la eleccién entre abrir las negociaciones y atacar. Si Topta por atacar entonces Il tiene la opeisn entre retirarse y lu- char, Como una guerra ser demasiado destructiva sera de interés de II retirarse. Pero II puede usar su estratagema elésica de que ‘mar sus puentes haciendo fisicamente imposible la retirada y He- vando asi a Ia la mesa de negociaciones.* Figura 12 ___ En términos estrictos, hay algo incongruente en la explica- cidn de una accién en raz6n de oportunidades y deseos. Las oportu- nidades son objetivas y externas a una persona. Los deseos son subjetivos e internos. No tenemos ningun problema para entender ‘c6mo los objetos externos pueden actuar unos sobre otros produ- 41 jugudor Il también puede quemar us puentes si prev que la debiided de Ja vountad puede impedine hacher gi ene otra slides 29 a a ciendo un resultado, ni en captar la nocién de Ia eausalidad pura- mente psfquica. Es menos claro eémo pueden interactuar los elementos objetivos y subjetivos para producir una aecién, En rea- lidad lo que explica ia aceién son los deseos de Ia persona junto con sus ereencias acerca de las oportunidades. Como las ereencias pue- den ser erradas la distineién no es trivial. La persona puede no te- ner conciencia de ciertas oportunidades y por lo mismo no elegir el ‘medio mejor disponible para realizar su deseo. Por el contrario, si ‘erréneamente cree que cier‘as opciones no factibles son factibles Ia accién puede tener resultados desastrosos. Serd ingonuo pensar, por ejemplo, que la politica publica puede explicarse mediante los objetivos del gobierno y las oportunidades que objetivamente estén abiertas para él. Antes bien, los objetivos interactuan con las creencias —teorias altamente controvertidas, en realidad— acerea de lo que son politicas econdmicas factibles. 3 Elecci6n racional ‘Cuando enfrenta varios cursos de accién la gente suele hacer lo que cree que es probable que tenga el mejor resultado general. Esta oracion engafosamente sencilla resume la teoria de la elec- cin racional. En este capitulo (y en el siguiente) trato de transmi- tirel tono de las complejidades ocultas detrés de esta formulacién, La eleccién racional es instrumental: esté guiada por el resul- tado de la accién. Las acciones son evaluadas y elegidas no por st ‘mismas sino como un medio més o menos effe tro fin. Un ejemplo simple es el empresario que desea maximizar la ga- nancia, Para lograr ese fin considera cuidadosamente qué produc- tos debe ofrecer, cudntos de ellos produeir y. o6mo producirlos. Un ejemplo mas complejo es el general al que Te han ordenado que de- rrote al ejército enemigo a cualquier costo para él. Antes de desple- gar sus tropas debe formarse una opinién de los planes del enemi- go. Como sabe que los generales enemigos tienen conciencia de ess efleulos y de hecho estén dedicados también ellos al mismo razonamiento, debe tratar de superarlos en sus conjeturas y sus ardides. Un ejemplo més controvertido es el del artista que ests experimentando con diferentes bocetos hasta que “Io consigue”. Esté considerando medios alternativos para el mismo fin, que es la creacién de una obra que posea valor estético, rechazando la mayo- ria de los medios para aceptar finalmente uno. ‘A veces parece carecer de sentido la distincién entre medios y fin, Si cuando se me ofrece elegir entre una naranja y una manza: 1a tomo la naranja, no es por ningtin resultado que deseo producir, No es como si tomara la naranja para crear cierta sensacién en mi paladar.? La tomo porque prefiero una naranja a una manzana. 1 Bn contraste, la conducta guiada por Tas normas sociales no se preocopa por Jos resultados, Este contraste ae explora en el eapftulo 13. "Bevo mi eloceion de la naranja obviamente tiene aigo que ver con el palader, ‘como veremos en el eapstul 9. 31 Cuando decido que prefiero pasar el tiempo con igo antes anode dc au tre atl So on un ani ant ‘un objetivo comin para el cual ambas acciones sean medios alter. nativos. Supongamos que sencillamente es mas importante para ‘mi estar con mi amigo que terminar mi trabajo. Si bien estas elec. cionos no pertenecen a la categoria de medios para un fin, no hay ningtin motivo para decidir que no sean racionales. ‘ Pero hay un modo con el cual se pueden asimilar esas eleccio- nes a la accién instrumental, Pregunténdole al individuo u obser- yando su conducta podemos descubrir e6mo eategoriza las opeio- nes.* Una persona puede preferir tres naranjas a cuatro manzanas ppero elegir cinco manzanas sobre tres naranjas, Una lista de esas comparaciones apareadas se denomina ordenamiento de preferen- cia de la persona, Empleando una treta matemética se puede con- vertir el ordenamiento de preferoncia en una funcién de utilidad, que es un modo de asignar nimeros a opciones de modo que las op. ciones més preferidas reciban ntimeros mas altos.« Entonces pode- mos decir que la persona acta de manera que se maximice la uti- lidad en tanto tengamos presente que eso no es mas que un mado conveniente de decir que la persona hace lo que prefiere. No hay ninguna consecuencia de hedonismo, De hecho su opcidn preferida puede ser aquella que les da placer a los otros y ninguno a sf mis- at La preocupacisn por los resultados puede ser contraproducen- te. $i bien In aesion racional eg instrumental, algunas, frees ae accién instrumental son decididamente irracionales, El insomnio, la impotencia y la tartamudez empeoran si se trata de hacer algo ara remediarlos, Es més probable que desaparezcan si se deja de pensar en ello, pero es0 no es algo que pueda ser el resultado de tuna aceién. La espontaneidad nos elude si tratamos de actuar os Ponténeamente. No podemos creer a voluntad u olvidar a volun- sual Bt Bolen sr opciones qu estan dentro oer du conjta de ports 4 te paso dels preferencia sas funcionos do utilidad toon pile a preference so “ie endian Deben mafcc es eae ona debe poder comprar ds oponescaalenqoirs entre at Deb pefent usa oa our pneras igusment ena La tuna dae ser ohrent nnn Peo encias ft prefere una naranja'e una madtaae y Una iaansane a Une pert tems Sin debe preferr a naranja In prn. (2) La peitonn debe poler compart lores entre si, Para expires condi ov mn fuel woar'vn empl we a ln tn tanto califiea lo eandidaton icamentesegin su dean ashe pice {ribatria salvo cuando tienen In mlsmn psiion acerca de oo auto, en cv caso Jos califica segiin sus ideas sobre el desarme. 5" Enel capitulo @ me entendo mas sobre exo. 32, ‘al menos no podemos en el sentido en que se puede levantar 40 n voluntad, No podemos hacernos cosquillas, sorprender- © engafiarnos deliberadamente por mucho que lo deseemos. wos dosenr ser estimados y admirados por los otros pero las ue nosotros o los otros realizamos con el solo efecto de ‘ese fin se autodestruyen. Un importante ejemplo de politi- ‘de In eroacién de empleos con cl fin de aumentar la autoes- Ta gente, Es verdad que tener un empleo regular es una importante de autoestima, pero sélo a condieién de que el ido principal del empleo sea producir un bien o un servicio por {gue los consumidores o los contribuyentes estén dispuestos a pa- que lo valoran en medida suficiente, La autoestima es en incia un subproducto de acciones-realizadas con otros fines: no le ser el tinico propésito de la politica. O t6mese la opinién da- ‘por de Tocqueville de que el valor principal de la democracia po- lea es que genera actividad incesante y energia superabundante In sociedad, con lo que hace a ésta mas prOspera. Si bien posi- mente sea cierta, la aseveracién no puede ser argumento sufi- te para introdueir las instituciones democraticas. Para que la mmoeracia tenga prosperidad como subproducto primero debe ser mada seriamente como una forma de gobierno. La eleccidn racional se ocupa de hallar el mejor medio para fi- wes dados. Es un modo de adaptarse de manera éptima a las cir- instancias. La adaptacién inmejorable también puede lograrse mediante otros mecanismos aparte de la eleccién racional. Estos fon considerados en los eapitulos 8 y 9. Aqui debemos observar que Jn cleccién racional no es un mecanismo infalible ya que la persona facional puede elegir sélo lo que cree que es el mejor medio. Como te explieé al final del eapitulo 2, esta creencia puede muy bien ser frt6nea, La persona puode perderse algunas oportunidades 0 no ‘acortar por error, No sélo es humano errar: también puede ser ra- tional hacerlo si todas las pruchas sefialan en la direccién errada. En el capitulo siguiente discuto algunas maneras en que la forma- tin de creencia puede no ser racional. Lo que deseo decir acd es simplemente que el proceso puede ser racional y no obstante no al- canzar la verdad. La verdad es una relacién entre una ereencia y faquello sobre lo cual es Ia verdad. Cuando Otelo cree que Desdé- mona lo est engafiando y ella no lo esta haciendo, él tiene una creencia falsa, En contraste, la racionalidad es una relacién entre ‘una creencia y los fundamentos en que ésta se basa. A la luz de las pruebas que lago le presenta, Ia creencia de Otelo podria ser racio- nal Pero este ejemplo sugiere la necesidad de profundizar en el tema porque realmente no pensamos que la ereencia de Otelo fue- 33, ra racional, Como mfnimo él debi¢ haber averiguado mejor sobre lo que habia hecho Desdémona. En un sentido mas general, debemos Tequerir no s6lo que las creencias sean racionales con respecto a la pruebas disponibles sino también que la cantidad de pruebas reu- nidas sea éptima en cierto sentido. Por una parte esté el riesgo de reunir muy pocas pruebas. El médieo debe examinar al paciente antes de operarlo para no cortar en el lugar equivocado. Por otra arte, existe el riesgo de reunir excesivas pruebas. Si el examen del médico es exhaustivo el paciente puede morir. Permitaseme elaborar el segundo de estos peligros. Es probable que una decisién sea mejor cuantas mas pruebas reunimos y cuanto més las consideramos si las otras son iguales, ppero las otras cosas no siempre son iguales. Para el momento en que hemos llegado a una decisién puede haberse perdido la ocasién de actuar. El paciente puede estar muerto, la firma estar en banca- rota o Ia batalla perdida. De manera menos dramatica, los costos de Ia consideracién pueden exceder los beneficios. Los casos de disputa por la tenencia de un hijo proporcionan una buena ilustra- cin, En la mayoria de los pafses occidentales en la actualidad esos casos se deciden segiin “los mejores intereses del hijo”, es decir, se Je da la eustodia al padre al que la corte estima més adecuado para hhacerse cargo del hijo, Este principio requiere prolongadas y afina- das comparaciones entre los padres para decidir cudl es el més adecuado. Supongamos que al final se elige un gran dafio emocio- nal para el hijo, lo que se puede argumentar en caso de que se le dé la custodia al padre menos adecuado, Se deberia preguntar si es en el mejor interés del hijo permitir que la custodia busque los mejo- res intereses del hijo. La decisién que puede ser la mejor si se la encuentra de manera instanténea y sin costos puede no ser la me- Jor, si se considera absolutamente todo, si se tienen en cuenta los ‘ostos de la toma de decisién.* El lugar de la ereencia en la eleceién racional requiere una discusin més cuidadosa, Hasta ahora he argumentado como si las creencias fueran una cuestién de blanco o negro; 0 creemos en que algo es el caso 0 creemos que no lo es.” A menudo tomamos decisio- nes de esta manera y a menudo seria pedante hacerlo de otra ma- En lod casos de la custodia del hijo In prolongada inveetigacén de hechos también puede modificar eudles el intorée del hijo, Como las caries wiclen poner faertemente el acento en la continuidad de In relacion padre-hijo hay una prosun. ‘in, que ae consolida a medida que ol proceso contin, en favor del padre que ies ne la custodiatemparari. 1 Bato no debe confundirse con la siguiente verdad légica. O creemos que algo cseleaso 0 no lo creemos (la distincion entre Ta negacion interna externa), 4 nora, Pero en principio todas las creencias basadas en hechos se ci fran en probabilidades. Para todos los fines précticos puedo cont on que no me aleanzard un meteoro mientras escribo este capi- tulo, pero existe una pequefia probabilidad de que ello sueeda. En muchas situaciones de eleccién se deben tomar seriamente las pro- babilidades. Cuando se eligen entre siembras, los agricultores de ben considerar la probabilidad de la esearcha temprana en otofo © Jas luvias escasas en primavera o excesivas en verano, A menudo protegen sus decisiones eligiendo una siembra que les dé un buen endimiento con independencia del clima. Puede servir un ejemplo numérico. Hay dos siembras, Ay B y dos posibles estados del tiempo, bueno y malo, de los que se supone que son igualmente probables. El ingreso proveniente de las siem- bras en las dos condiciones se dan en la tabulacién siguiente. Los niimeros entre paréntesis indican la utilidad que deriva el agricul- tor de los diversos niveles de ingresos. Se los ha elegido para que reflejen la tendencia casi universal a que cada délar extra de in- greso dé incrementos en utilidad cada vez menores (el principio de Ja utilidad marginal decreciente).* Aw Ba) 10.000 (10) 15.000 (36) 30.000 (60) 20.000 (50) A largo plazo el agricultor ganaré més con Ia siembra A que con la siembra B ya que posee un promedio de rendimiento més al- to. Pero en los afios malos le iré peor con A que con B. Por esa ra- z6n preferird a B sobre A? Si se elige la siembra A el ingreso pro- medio es de $ 20.000 con un nivel de utilidad correspondiente de 50. La utilidad promedio es de 35. Por lo tanto la utilidad del in- gteso promedio de la siembra B es 45 mientras que el promedio de utilidad es 43. Bl ingreso promedio (y por lo tanto la utilidad del ingreso promedio) es més alto con A. Pero no hay ningtin afio en La honestidad inteloctual mo obliga a sedalar que el concepto de wtiidad em- pleado aqut es menos inocente que aquello «lo que me referf anteriormente como “nada mas quo" la expresisn de preforencias. El alcance de le presente exposicién, ime impide entrar en detalles. 9” Ast no hay ninguna necesided de estipular ol conservadorismo campesino pa ra explicar Ie resistencia a algunas de las siembras de alto rendimienta introducl- das por In Revoluein Verde, Si estos eultivos también tuvioren une variacién més amplia la resistencia habria podido ser perfeciamente racional, 35 Gue se realicen el ingreso promedio y el corespondiente nivel de uitilidad. El agricaltor no puede vivir de su ingreso promedio!® co- mo no puede tener una familia promedio de 2,2 hijos. Lo que cuen- ta es el promedio de los niveles de utilidad realizada. Como la utilidad promedio es mds alta con B, ésta es la siembra que se elige. La teorfa de la toma de decisiones bajo riesgo indica a la gon- te que maximice la utilidad esperada. En casos como el que acabo de discutir esto significa lo mismo que utilidad promediada sobre muchos perfodos. Pero la teoria ha sido extendida para que eubra situaciones de opcién que no se repiten dia tras dia 0 atio tras afto. En ese caso se le pide a quien toma las deeisiones que contfie en sus “probabilidades subjetivas” o, en un lenguaje menos formal, en sus pélpitos informados. La utilidad de cada posible resultado de una ‘aceign es gravada por la probebilidad estimada de esa accion de rendir la esperada utilidad de la accién. La teorfa nos dice que adoptemos la accién a la que se asocia la mas alta utilidad espera- da, En el eapitulo siguiente expreso mis razones para ser eseéptico en cuanto a esta extensién de la teoria. AActuar racionalmente es hacer lo mejor posible por uno mis- mo. Cuando interactiian dos o més individuos racionales pueden hacerse mucho més mal a sf mismos de cuanto hubieran podido hacer. Esta visién tal vez sea el principal logro préctico de la teorfa del juego o la teoria de las decisiones interdependientes. Pero la teoria también es «til en varios otros sentidos, Una vez que se ha llegado a apreciarla plenamente parece no ser una teoria en el sentido comiin sino el sistema natural e indispensable para en- tender la interaccién humana. En ese respecto es mas afin a la I6- ica que a una disciplina empirica, Se convierte en una teoria em- Piriea una ver que agregamos principios de conducta que pueden Ser sometidos a prueba y estimados verdaderos o falsos, pero no se yergue ni cae con las pruebas empfricas, Los principios basicos de la teoria del juego estén ilustrados en la Fig. 11.2. Los ingredientes de este ejemplo son comunes a to- dos los juegos. Hay dos o més jugadores. Cada uno de ellos tiene la, opeién entre dos 0 mas estrategias. Cada conjunto de opciones ge- 19 Bl podria hacerlo ei ahorrare en los aios buenos. 11 El lector puede preguntar jstificablementa at la aversion ol riesgo no puede evar al ngricutor & tener también en cuenta la diferencia entre los‘nivelen do lidad en los aos buenos y malos. Como la noeién do wtilidad que ee emplen agut es. ‘4 definida do una manera que ya incoryora las acitudes heci el riesgo, eat pro. puesta implicard el computa doble 36 { Se ey pee SUNN San ESs Fase ee ee ora un eonjunto de recompensas, La recompensa de cada jugador dopende de las opciones de todos los otros, no solo de su propia de- |. cisién, Se supone que los jugadores hacen sus opciones de manera‘, independiente, en el sentido de que no pueden hacer acuerdos vin- culantes para coordinar sus decisiones. Pero en otro sentido sus opeiones son interdependientes porque eada uno debe tomar su de- cisién sobre la base de su previsién de lo que hard(n) el(los) otro(s). Enel partido de la Fig, 11.2 el jugador I debe ponerse en la posicion de I antes de poder tomar su decisién. Por el contrario la deci- sign de II de quemar sus puentes se basard en su andlisis de lo que haria I si se viera forzado a elegir entre negociar y combatir. En el mAs conocido de todos los juegos, “El dilema del prisio- nero”,# los dos jugadores tienen una estrategia dominante, es de- cir, una estrategia que es la mejor respuesta a todos los movimien- tos del oponente: Denominemos a; y by las estrategias cooperantes y as y bs las estrategias no cooperantes. Vemos que para cada jugador la no co0- " peracién domina la cooperacién. Un jugador racional elige la es- trategia no cooperante al saber perfectamente que el otro haré lo mismo y que el resultado producido por sus acciones sera peor pa- ra ambos de cuanto hubiesen podido lograr cooperando. II capitulo 12 estd dedicado a una discusién mAs amplia de esta disyuntiva que es omnipresente en la vida social. Aqui simplemente deseo ad- vertir en contra de la tentacién de sostener que como los jugadores a sabiendas hacen menos por si mismos de cuanto hubieran podido hacer, realmente no pusden ser racionales, Si lon dos jugadores ac juaran como uno, este argumento seria eorrecto, pero como no lo_ eee alan yale ated geen acne est4 definida ~] para un individuo, mo para una colectividad de dos o més indivi- | 12 Bl clea devin a ncn on kn ir rerltadonisrtdon: Dos pisiceros dees que ve oypsha quo han clara (Sit loon ports uci pparaden i pita eden cade uno ge ed ‘teredo 4) i denonci a ote yl oe no lo evn Si ambos ve denunclen mu mre, abostandran res Ades Ge crcl 3 no denna or pre trols Sort pees a da ac os GS ctagens/ cine a in plca ooe proche susene como pare envar a cada ono ala cael por un mea 37 —o, 2~2o-= «duos. Si un individuo tiene una opeién que es superior a sus otras opciones con independencia de lo que haga otra gente, él seria irra- ional si no la adoptara, El hecho de que todos se beneficiaran si todos actuaran irracionalmente no est4 ni acd ni all. 4 Cuando fracasa la racionalidad La teoria de la eleccién racional trata de explicar la conducta humana. Para lograr ese fin en cualquier caso debe proceder en dos pasos. El primer paso es determinar qué hard una persona ra- sional en las circunstancias. EI segundo paso es verificar si es eso _ Jo que hizo realmente la persona. Si la persona hizo lo que la teoria predijo que harfa, puede agregar el caso al lado correspondiente a fu crédito Del mismo modo la teoria puede fracasar en cualquiera de los dos pasos. Primero puede no dar predicciones determinadas. Segundo, la gente puede no conformarse segin sus predicciones, puede comportarse irracionalment Para explicar emo surgen estos problemas permftaseme 1 sumir primero el argumento principal del capitulo 3. Para que sea racional una accién debe ser el resultado final de tres decisiones 6ptimas. Primero debe ser el mejor medio para realizar el deseo de luna persona dadas sus ereenvias. Luego esas creencias en sf mis- mas deben ser optimas dada la prueba de que dispone Ta persona. Finalmente la persona debe reunir una cantidad éptima de prue- bas, ni demasiadas ni muy poeas. Esa cantidad depende tanto de sus deseos —de la importancia que le asigna a la decisién— y de ssus ereeneias acerea de los costos y los beneficios de reunir més in- formacién. Entonees todo el proceso puede visualizarse como se lo representa en la Fig. IV. Aart log daseos ton el nico elemento independiente a] cus! estén subordinados:todos-los.otros..Segxin eseribié David Hume, “Lartaz6n es y s6lo deberia ser la esclava de las pasiones”. Estoy seguro de que no intentaba decir que la razén deberia ceder a cada capricho de las pasiones. En particular él no hubiese legislado el 2 Como sshemos por el espttulo 1 18 explicacién correcta puede ser diferente [La eleoeién racional puede scr superada por otro mecaniamo. O aunque Ia persona no Se rconl por aodente pds hace equ Ie racionalidad puede rues aque bags. 39 a ee “~~ Acolén Deseos —___|__» Creenclas sia vlal nant di poder de las pasiones para actuar direetamente sobre las creencias de uno, como en la expresién de deseo, (En la figura esto esta indi- cado por la flecha quebrada.)* Seguin lo ha expresado el historiador francés Paul Veyne, las ereencias surgidas de la pasién sirven mal ala pasién; para que los esclavos sirvan bien a sus amos deben te: ner algiin grado de independencia y de autonomia de ejecucién. ‘Antes de seguir adelante veamos més atentamente la decla- racién de Hume, Implica que la nocién de deseos racionales carece de sentido. La razén no puede dictar a las pasiones cudles deberian 2 ser sus objetos. Sin duda Hume habria concedido que la razén pue- ( de ser stil para eliminar los deseos légicamente incoherentes como puede ser querer tener una torta y comerla al mismo tiempo, pero por otra parte las pasiones no son sometidas a la evaluacién racio- nal. Uno puede no gustar de un deseo e incluso pensar que es in- ‘moral, pero no tiene ningiin sentido condenarlo como irracional. Esta idea también es la dominante en la ciencia social contempord- nea, Para la mayoria de los economistas en particular los deseos y preferencias son tal como los gustos y “de gustibus non est dispu- tandum”, Luego cuestionaré esta nocién. Primero explicaré cémo puede fracasar por indeterminacién la teoria de la eleccién racional. En general hay dos formas de in- determinacién. Puede haber varias que sean igual y éptimamente buenas. O puede no haber ninguna accién que sea al menos tan buena como todas las otras. Considérese primero la indeterminacién de la accién dados los deseos y creencias de uno, A menudo surgen multiples optimos. Soy trivialmente indiferente entre dos latas idénticas de sopa Campbell's en el supermercado. Deseo una de ellas pero no impor- ta cual, De manera menos trivial un gerente puede maximizar las Figura 1V.1 2 Voremos que alipnos efectos de los deseos sobre el proceso de reeoleeion de prueba son ilgitimos por razones semejentes, 40 inancins de dos maneras diferentes: mediante un bajo volumen je ventas con altas ganancias por venta o un alto volumen de ven- ‘as con bajas ganancias por venta, Lo que haga puede ser muy im- portante para los trabajadores que serdn despedidos si elige la op- ign del volumen bajo, pero si todo lo que le interesa son las ganan- ‘ias nosotros no podremos explicar por qué elige una opeién antes {que la otra. Pero tales casos sélo surgen por accidente, Puede suce- der facilmente que una persona sea indiferente entre dos opciones ualitativamente diferentes pero sélo por aeeidente que éstas estén también en la clasificacién superior en el conjunto de oportunidad. No hay situaciones de eleceién en que los éptimos multiples tien. dan a surgir sistemdticamente.* Surgen casos en que no hay ninguna opeién éptima para creencias y deseos dados cuando la gente no puede comparar y cla- sificar todas las opciones.« Si hay varias acciones de las cuales nin- guna es mejor puedo ser incapaz de decir cul prefiero entre ellas ¥ también incapaz de decir que son igualmente buenas. Esto es incomensurabilidad y no indiferencia. Una prueba sencilla nos per- mite distinguir entre ambas. Supongamos que entre las dos opeio- nes x ey no tengo ninguna preferencia. Si soy indiferente en cuan- to a ambas deberia preferir siempre x junto con un délar extra sobre y. Pero si no prefiero x més un délar respecto de y ello de- muestra que x e y son inconmensurables. Las decisiones importantes a menudo implican opciones in- conmensurables. Por ejemplo la eleccién entre ir a una escuela de derecho o a una escuela forestal, suponiendo que ambas me atrai- gan mucho, es una eleccién de carrera y de estilo de vida. Si yo hu- biera probado ambas por toda una vida habria podido hacer una éleccién informada entre ellas. Tal como son las cosas s¢ muy poco acerca de ambas para tomar una decisién racional. Lo que sucede con frecuencia en tales casos es que las consideraciones periféricas pasan al centro. En mi ignorancia acerea del primer decimal —si mi vida seré mejor eomo abogado que como forestador— considero 1 segundo decimal. Tal vez opte por la escuela de derecho porque ello me hara més facil visitar a mis padres los fines de semana. 3 Una excepcién es la conducte equiibrada con cloeién al azar de oxtratogia. sta tema se diseute en ol expito 1 “También pueden eurgiren casos extratioa como ol siguiente: mo dicen que si ‘eseribo wn nero positive (eatrictamente mayor que cero) cbtendré una recompen- ten ddlares igual al dvidide por eso aimero. Es abvio que por todo nimero que yo pueda “eseribie hay Un nomere menor que puede darme una recompense mayor. ‘jun euando no pueda comparar = ¢ y no tengo difcultades en comparar un Alarcon ningén dalar 41 Esto modo de decidir es tan bueno como cualquiera pero no es tal que pueda ser suscrito por la teorfa de la eleceién racional como su- periox, digamos, a arrojar simplemente una moneda. Las ereencias son indeterminadas cuando la prueba es insufi- ciente para justificar un juicio sobre la probabilidad de los diversos resultados de la accién, Esto puede suceder de dos maneras princi- pales: por la incertidumbre, en especial sobre el futuro, y por la interaccién estratégica. Considérese la decisién de una firma acerca de cudnto inver- tir en investigacién y desarrollo. Para decidir racionalmente la fir- ‘ma debe estimar el resultado probable de la inversién —qué proba- bilidades hay de que sus actividades innovadoras conduzcan a una innovacién provechosa— asi como las inversiones hechas por otras firmas y el probable resultado de esas inversiones. Ahora el resul- tado de las actividades innovadoras es inherentemente incierto. La firma no puede prever con ninguna precisién si obtendra buenos resultados o saldré con las manos vacfas. Con el trasfondo de una tecnologia en cambio constante los registros pasados no sirven pa- ta predecir los buenos resultados futuros. Aun en el caso de que la firma pudiera estimar las probabili- dades de hacer una innovaeién provechosa, tampoco puede estar segura de encontrarla antes que otras firmas. En condiciones de “el ganador se lleva todo” esto es crucial. Cuanto mds invierte una firma en investigacion y desarrollo mayores son sus probabilidades de legar primero. Si las otras firmas invierten una suma grande auestra firma tiene magras probabilidades de ganar. La decisién racional podria ser la de no invertir en absoluto, Pero es presumi- ble que otras firmas estén realizando los mismos edleulos. Si todas ellas deciden invertir poco, nuestra firma deberia invertir mucho. Pero una ver mds este razonamiento conviene igualmente a las, otras firmas y si todas invierten mucho nuestra firma deberia abandonar, Estamos avanzando en efreulos: cada firma deberia in- vertir mucho si y s6lo si las otras invierten poco. No hay aqui nin- guna base para la formacién de creencia racional y por lo tanto ninguna base firme para la accién.’ Para explicar las decisiones 5 stmalirmacién se mantiene aunque la incertiduumbre sobre el futuro 20s im pid decir aad sere do cud grande on ls probabldades en varios niveles Ge 1’ Bsto no es perfectamente certo, Hey un equilibrio en el que todas las firms uusan un recurso del azar para decidir cudnto gastar en investigacién y desarrollo (Como se expica en el capitulo 11 el problema e& que ol eqiliorie os atamenta ines. table, Empiricamente no abservamos firmes que usen Tuedas de lterfa o dados pa. ratomarsus decislones de inversin, 42 ‘aceren do invertir nos convendria seguir a Keynes ¢ invocar los “es- piritus animales" de los empresarios. Hay algunos —son denominados tedricos de la decision baye- siana— que no concordarian con cuanto acabo de decir. Ellos s08- tienen que como siempre tenemos algtin conocimiento acerca de la situacién de eleccién debe ser mejor usarlo para formar estimacio- nes de probabilidad subjetiva que no usarlo en absoluto. El argu- ‘mento es seductor pero no me parece que sea vélido. Si bien es mu- cho lo que sabemos acerea del conflicto en el golfo Pérsico, no hay ‘modo de que podamos reunir nuestra informacién para lograr una probabilidad subjetiva confiable del estallido de una guerra entre Irén y los Estados Unidos dentro de los préximos seis meses.* ‘Tomado en si mismo el conocimiento acerea del segundo décimo de un mimero es estrietamente inti. Esto no significa negar que puedan deducirse tales probabili- dades sino s6lo que sean confiables y que sea racional emplearlas ‘como base para la accién. Podemos ofrecerle a una persona una eleccién entre dos apuestas. Una apuesta dice que si hay una gue- rra obtendré mil délares, de lo contrario nada. La otra apuesta di- ‘ce que obtendré mil délares con una probabilidad del p por ciento y nada con una probabilidad de 100-p por ciento. El valor de p por el cual es indiferente entre las dos apuestas es la probabilidad subje- tiva que la persona le asigna a Ia guerra, Pero resulta que este va- lor depende mucho del proceso empleado para deducirlo. Si comen- zamos con un valor bajo de p y ascendemos el valor es mucho mas io de cuanto pudiera ser si comenz4ramos con un valor alto de p y descendiéramos. Pero si de verdad estamos midiendo algo en la mente de la persona el resultado no debiera depender del metodo de medicién. Pero como depende la probabilidad es un producto del procedimiento, Puede tener riesgos decidir eudnta prueba reunir. Si la situa- cin es altamente estereotipada como suele serlo un diagndstico ‘médico, sabemos muy bien los costos y los beneficios de la informa- cién adicional.# En situaciones que son tinicas, nuevas y urgentes ‘como librar una batalla o ayudar a la vietima de un accidente auto- ® Pecha en que se escrbié:oetubre do 1987. "Para detactar el edncer intestinal se he hecho comin realizar una serie de ssi teats sencllos y econémicos... Los beneicios de los dos primeros vests son sig Rifeetives: Pero cumndo se hacen los ediculos para cada tnd de los sltimos cuatro teats para determinar el eoato de In detoceién de un easo do céncor (ni siquiera cu Tarlo) ae deseubre que loa costoa en délares son de 49.160, 469.634, 4.724.095 y ‘47107214 respectivamenta” 2 Menzel: Medical Costs, Moral Choices, New Haven, Conn, Yale University Pross, 1983, p. 6) 43

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