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APORTACION AL ESTUDIO DEL PLEITO DE LOS ALHORINES EL ANGULO noroeste de la provincia de Alicante se halla truncado por el entrante semicircular de Caudete, que pertenece a la provincia de Albacete a partir de la divisin administrativa de 1833. Los propios caudetanos han considerado siempre antinatural tal adscripcién, que no estd realmente abonada por razén geogrifica alguna. Apenas habjan transcurrido cinco lustros desde aquella divisién provincial, cuando en una magna asamblea de todas las fuerzas vivas de la poblacién, segtin puede leerse en el Acta Capitular de 15 de diciembre de 1861, fue nombrada una comisién para gestionar del Gobierno Ja gracia de que la villa fuese segregada de la provincia de Albacete para trasladarla a la de Alicante, pues de ello surgirfan grandes beneficios a sus habitantes, tanto por la posicién topogréfica del pueblo y su menor distancia a Villena, a cuyo juzgado deberia pertenecer, como por otras razones de no menor conveniencia, “y asi pulula en la poblacién, de cuya idea todos los vecinos abundan”. Nada hizo aquella Comisién, sin embargo, para dar cumplimiento a tan undnime deseo. Otra “oportunidad no aprovechada” se presents en mayo de 1927, a rafz de Ja nueva demarcacién judicial. El Sindicato Catélico Agrario, que contaba con mil seiscientos socios mayores de edad y cabezas de familia, suplicé al Ayunta- miento acudir a informacién abierta “para conseguir que Caudete fuese agregado al partido judicial de Villena, por ser a undnime aspiracién del pueblo y con- yenir al interés general”. Puesto el asunto a votacién, sdlo tres concejales y el Alcalde dieron su conformidad a la propuesta. Los siete concejales restantes vo- taron en contra y Caudete siguié perteneciendo al partido judicial de Almansa, en contra del interés general y de la undnime aspiracién del pueblo, que no fue consultado. Las razones que movieron a aquellos siete ediles para forzar tan grave decision son de tipo histérico, y hay que buscarlas en el apasionamiento producido por una deficiente informacién acerca del famoso y enconado pleito de los Alhorines, que ha enturbiado durante siglos las relaciones entre dos poblaciones hermanas, “la- madas a marchar unidas y en buena armonia dentro de la misma demarcacién administrativa”, para decirlo con Jas mismas palabras del historiador de Caudete Sanchez Diaz,? de cuya obra habremos de ocuparnos muchas veces a Jo largo de este trabajo. ‘Asi lo pensamos nosotros también desde el lado villenense, y no vemos otro modo de contribuir a ello que el de tomar el asunto desde sus origenes y estudiarlo 1 Jess Sanchez Diaz, Historia de Caudete y su Virgen de Gracia, Alicante, 1956. 12 José M.®* Soler Garcia a fondo con toda la objetividad de que seamos capaces, a la luz de muchos datos que no vemos hayan sido aducidos hasta la fecha. SENORIO CASTELLANO DE CAUDETE En el archivo de Villena existe un documento que leva el encabezamiento siguiente: Transllat de una data posada per micer Johan Mercader, ca en rere baile general del Regne de Valencia, en CCXXXXUI cartes del compte per aquell retut en lo ofici den Mestre Racional, la qual fonch feta per lo preu de la compra de la villa e castell de Capdet. Es el testimonio de la subasta que, en 23 de noviembre de 1422, se hizo de Jos bienes de Garcia Jofre de Lisén por deuda que habia contraido con Bernat Despuig, habitante en Jativa. Entre los documentos que recibié el Maestre Ra- cional con motivo de dicha venta, se menciona uno del tenor siguiente: E més avant he cobrat del dit mosstn Garcia Jofre de Lisén una carta bulla blumbea sagellada, feta davant Miircia, a XIT dies de maig, era millésima CC* LXXXII, per la qual appar quel Illustre don Alfonso, fill del Rey don Ferrando, hereter de Castella, e de Toledo, de Leén e de Gallicia, de Cérdova e de Murcia, per servey que Sancho Sincheg de Maguelo li féu, ab plaer del dit Rey son pare e de la Reyna dona Berengela sa mare, dona ¢ atorga al dit en Sancho Sancheg & a tots los seus lo dit castell e vila de Capdet, prop de Bogarra, ¢ Ia torre de Pechin, que és entre Yecla ¢ Chinchella, los quals dos lochs li dond per heredat (lam. X, A). Documento de tal importancia es silenciado por los autores valencianos que se han ocupado del pleito de los Alhorines, aunque no era desconocido de los histo- riadores murcianos. Cascales, por ejemplo, dice que “en aquella ocasién, un Cava- lero que se habia seiialado mucho, llamado Sancho Sanchez de Mazuelo, a quien el Infante Don Alonso, por sus servicios, hizo merced de Ja villa y castillo de Cab- dete y de la torre de Regin, que est entre Yecla y Chinchilla, tenia gente de guerra en las fronteras del Reyno, y traia su trato con el Arraez de Alcira...”? Merino Alvarez dice también que Alfonso X “entregé la villa y castillo de Cabdete y Ja torre de Regin (entre Yecla y Chinchilla) a Sancho Sanchez de Mazuelo”, y aduce la cita de Alfonso Sénchez en Rebus Hispaniae, tomo IV de la Corona Gotica de Saavedra Fajardo, que dice: “Santio Majuelo cujus egregia opera hoc bello enituit Alcaudete oppidam ab Alphonso principe dono datum inde comitum Alcaudete origo”.* El documento citado expresa claramente que Ia donacién, aparte de Pechin, se referia solamente a Caudete y su castillo, que estaban “préximos a Bogarra”, con Io cual result6 un sefiorfo aislado entre los dominios del infante D. Manuel, hermano de Alfonso X y Adelantado de Murcia. 2 Francisco Cascales, Discursos histéricos de Murcia y su Reyno, 2.6 ed., Murcia, 1775, Disc. J, cap. XID 3 Abelardo Merino y Alvarez, Geografla histérica del territorio de la actual provincia de Murcia, desde la Reconquista por D. Jaime I de Aragén hasta la época presente, Madrid, 1915, pp. 65 y 132. Aportacién al estudio del pleito de los Alhorines 13 Durante doce afios, permanecié Caudete en poder de Sancho Sénchez de Ma- zuelo, quien lo vendié en 1256. Asi lo acredita otro de los documentos recibidos por el Maestre Racional, que se describe del siguiente modo: ftem, una altra carta feta en Segovia, a XIII dies de agost, en Era de MCCLXXXXIII anys, rebuda e scrita per m& den Johan Pérez de Qiienqua, notari, 'any quint que lo Rey don Alfonso rego’, per la qual avpar com lo dit en Sancho Sanchee de Maguelo vené a don Gregorio los dits castell e vila de Capdet ¢ lo castell ¢ vila de Pechin, ab licencia del dit Rey don Alfonso. (Lam. X, B). Nada hemos podido averiguar de este don Gregorio ni de lo ocurrido desde que compré la villa, salvo que ésta fue poblada con arreglo a los fueros, fran- quicias y libertades de Chinchilla otorgados por Sancho IV. Asi se dice en una carta de Martin I, fechada en Segorbe el 22 de noviembre de 1401, en la que ordena no se perturbe a Juan Garcia de Lis6n en Ja posesién del lugar de Caudete, que sus predecesores poseyeron y poblaron con atreglo a aquellos fucros, los cuales no prohibian a los religiosos heredar bienes de realengo. El traslado de dicha carta se conserva también en el Archivo villenense. En lo religioso, Caudete quedé incorporada a la didcesis de Cartagena, segtin Ia delimitacién ordenada por Alfonso X en Ia Era 1304 (aiio de 1266), hasta que pasé a la de Orihuela cuando la particién del Obispado por la Bula de Pio IV de 1564. CAUDETE BAJO EL SERORIO DE LOS LISON En poder de don Gregorio o de sus herederos debia hallarse la villa cuando la invasién del reino de Murcia por Jaime II en 1296. Caudete, al igual que sus vecinas Villena y Sax, queds incorporada a la Corona de Aragén en virtud de la sentencia de Torrellas, si bien, por Jo que a Villena se refiere, respet6 D. Jaime a propiedad de D. Juan Manuel, heredero de los estados de su padre, el infante D. Manuel. Asimismo se establecié en el pacto que “si otros castillos havia otro rico home o Ordenes o Eglesias 0 Cavalleros dentro los dichos términos, que sean ¢ finquen de aquéllos quanto a la propiedad”. Por Ja mencionada sentencia, la villa de Axijar, propiedad de un caballero aragonés Hamado Ato de Liséa, debia quedar en los dominios de Castilla, y en recompensa de aquella pérdida, Ato de Lisén recibié la villa de Caudete, que habfa de quedar para Aragén. * Se repetia asi la situacién creada por a donacién a Sanchez de Mazuelo: Caudete permanecfa bajo un sefiorio aislado del de los Manueles que le rodeaban, si bien ahora en la jurisdiccién del Rey de Aragén. La sentencia de Torrellas se firmé el 8 de agosto de 1304, y entonces debié comenzar el sefiorio de Ato de Lisén, Pero en el Archivo villenense se conserva copia de la Carta-puebla otorgada a los vecinos de Caudete por Juan Garcfa de 4 Jerénimo Zurita, Los cinco libros primeros de la primera parte de los Anales de la Corona de Aragén, Zaragoza. MDLXXXV, Lib. V, cap. 66.— 2) Cascales, Od. cit. en nota 2. p. 431. —3) Merino, O6. cit. en nota 3, p. 132. 14 José M.® Soler Garcia Lis6n, que est fechada en Villena el 6 de marzo de la Era 1343 (afio de 1305), © sea, a los siete meses de dictada aquella sentencia. No sabriamos decir si se trata del inmediato sucesor de aquel Ato de Lisén de que nos habla Zurita. Es importante seffalar que este Juan Garcfa de Lis6n, sefior de Caudete, era al propio tiempo Alcaide del castillo de Villena, y que la Carta-puebla est redac- tada en castellano, otorgada ante el notario de Villena y en presencia de testigos villenenses. A Juan Garefa de Lisén le sucedié en el sefiorfo su hijo Pedro Eximeno de Caudete, a quien Alfonso IV de Aragéa confirmé los privilegios de Ia villa por carta firmada en Manises el 10 de julio de 1329, cuya copia se conserva asimismo en el citado Archivo (Lam. XI, A). Se da también la circunstancia de que este “Pero Ximénez, senyor de Alcaudete”, fue uno de los mensajeros enviados por D. Juan Manuel al rey Pedro IV para recibir la carta en que el monatca aragonés concedia a D. Juan el Ducado de Villena. El anuncio de esta concesién esté fechado en Zaragoza el 17 de mayo de 1336. ¢ El 9 de diciembre de 1337, Pedro IV, desde Valencia, confirmé los privilegios de Caudete a Garcia Jofre de Lisén, hermano del anterior y sucesor suyo en el sefiorfo de la villa. Garcia Jofre era vecino de Villena en 1345, y por su cond de hidalgo, estaba exento en ella de pechos y pedidos como lo estaban “los fijos- dalgo de Castilla”, segiin declaracién del propio D. Juan Manuel.? Sin embargo, quedaba obligado al pago de los pechos que echara el Concejo por razén de las heredades que hubiere comprado a pecheros desde 1339. Garcfa Jofre figura tam- bién como testigo en el pleito homenaje prestado a D. Juan Manuel y a su hijo D. Fernando por todos los procuradores de las poblaciones que posefa’en el reino de Murcia, reunidos en Villena el 1 de marzo de 1341 (Era 1379). Vemos, pues, que, tanto Juan Garefa de Lisén como sus sucesores Pedro Exi- meno y Garcfa Jofre, se hallan en una especial situacién de vasallaje respecto a don Juan Manuel, pese a su condicién de sefiores de Caudete, durante el tiempo en que Villena permanecié nominalmente en la jurisdiccién de Aragén después de la sentencia de Torrellas, La situacién del “enclave” caudetano quedé ast difumi- nada, y no volveria a surgir con toda claridad hasta que las “tierras de D. Juan” volvieron de hecho a los dominios de Castilla. No cabe pensar, pues, en cues- tiones litigiosas entre Villena y Caudete por razén de sus términos durante ese perfodo. La sucesién que hemos dado para el sefiorfo de Caudete no concuerda con la que nos da Cascales en el capitulo dedicado al linaje de Lisén, pues afirma que a Ato de Lisén le sucedié Jofre de Lisén, y a éste, Garcia Jofre de Lisén, “que vendié la villa de Caudete —dice— y se vino a Murcia, donde fue Alcayde del castillo de Monteagudo, como consta de una carta del rey don Alonso el Onceno, dada en la ciudad de Sevilla, a 8 del mes de diciembre, Era de mil y trescientos sesenta y ocho”.? 5 José M.* Soler Garcia, La Relacién de Villena de 1575, Alicante, 1969, Doc. IV. ® Soler Garcia, Ob. cit. en nota 5, Doc. XI. T Soler Garcia, Ob. cit. en nota 5, p. 45. 8 Soler Garcia, Ob. cit. en nota 5, Doc. XIII. 9 Cascales, Ob. cif. en nota 2, p. 430. Aportacién al estudio del pleito de los Alhorines 15 Confunde probablemente Cascales a este Garcia Jofre de Lisén con otro del mismo nombre que, efectivamente, vendis la villa en 1422. Ya hemos visto que, en la Era 1368 (afio 1330), era sefior de Caudete Pedro Eximeno. De todas formas, Ia cita de Cascales es un testimonio més de que los Lisén, aunque aragoneses de origen, gravitaban hacia las tierras murcianas, y no seria ajeno a esta circunstancia el hecho de que se pensara en Ato de Lisén para sefior de Ja villa cuando hubo de quedar en Ia jurisdiccién de Aragén por la sentencia de Torrellas. En 1341, como hemos visto, era todavia sefior de Caudete Garcia Joire de Lisén, primero de este nombre, y heredero suyo debié de ser otro Juan Garcia de Lisén, de la Orden de Santiago, a quien Martin el Humano ordené no se perturbase en la posesién de la villa a pesar de su condicién de religioso. El iiltimo poseedor del sefiorio es Garcia Jofre de Lisén, segundo de este nombre, que estuvo casado con Guiomar de Narvéez. Por deudas contrafdas con Bernat Despuig, en 23 de noviembre de 1422 Je fueron subastados la villa y castillo de Caudete, que Johan Rotlin compré para la Corona de Aragén por Ia suma de 41.200 sueldos. Volvemos a recordar que, en la donacién de Alfonso de Castilla a Sanchez de Mazuelo, se comprendian solamente Caudete y su castillo, ademis de Pechin, y que de Caudete se habla solamente cuando se compensa a Ato de Lisén por la pérdida de Axijar. En ambos casos, la villa y su castillo constituyeron un “en- clave” dentro de las tierras de los Manueles. As{ lo consigna Abraham Ortelio en su Theatro del Orbe: “Insula Valentiae in Castellae Regione”. La carta-puebla otorgada por Juan Garcia de Lisén nos suministra datos muy interesantes. Se dice en ella que, para que el lugar se pueble mejor, se da a cada uno de los cien pobladores ocho tahullas de riego y ocho yugadas de tierra albar. Suponiendo la tahulla de entonces como Ia actual de Caudete, de 11°67 areas, y calculando la yugada de secano en 8 dreas y 31 centidreas, que es la equivalencia que nos da Ros Biosca para Fuente Ia Higuera," las 800 yugadas de secano suponen 2.393 hectdreas, que sumadas a las 93 de riego, hacen un total de 2.486 hectéreas de tierras de cultivo para los cien pobladores. La extensién actual del término de Caudete es de 14.321 hectareas, segin Sinchez Diaz," en las que se hallan incluidas las 600 hectéreas correspondientes a Bogarra, como luego vere- mos, Quedan, pues, 11.235 integradas por montes, dehesas, prados y las tierras que el sefior se reservara —que, segin la escritura de compra por la Corona valenciana, eran “los bancals e terra que s6n prop del castell de Ia dita vila, en los quals ha certes plantes de oliveres”— para completar la extensién de Caudete en 1305. Actualmente, quedan ain 8.354 Ha. de montes y de tierras impro- ductivas. # Pues bien: en dicha escritura de compra, fechada en 1422, se dice que “los quals dits vila e castell de Capdet afronten ab terme e terres de la vila de Eccla, e ab terme de les viles de Ontinyent e de Biar, e ab terme del loch de la Font de la Figuera”, todo Jo cual supone una extensién de més de 20.000 Ha., por las 1 José M.* Ros Biosca, Fuente la Higuera. apanies | histéricos, descriptivos y estadisticos de esia villa del Reino de Valencia, Jativa, 1922, p. 1 Sanchez Diaz, Ob. cit. en nota 1, p. 200. 22 Sénchez Diaz, Ob. cit. en nota 1, p. 202. a CAMPO DE 3 MIRRA Almizra Fro. 14~Mapa topogrifico del término de Villena, con Ia situacién de Ios antiguos despoblados. La zona rayada sefiala los territorios en litigio Wibujo SoLeR Garcia) Aportacién al estudio del pleito de los Alhorines 7 cuales se pagaron solamente 41.200 sueldos. No nos extrafia que el comprador se expresara en los siguientes términos: E yo, considerant com los dits vila € castell de Capdet eren e sén situats en la frontera de aquest Regne e prop de les Viles de Ontinyent ¢ de Biar, que s6n clau de aquest Regne; e considerant encara lo gran e notable terme e territoris que la dita vila ha e té, apelli en Ja dita ciutat de Xativa notables gents, axi de cavallers com de gentils homens, juristes com ciutadans, demanant-los de consell, atteses les dites coses e lo preu ques trobava en los dits vila e castell de Capdet, go és, XXXXIMCC sous, si compraria aquells a ops del Senyor Rey e del sou Real patrimoni, per lo bé avenit de aquest Regne per moltes consideracions. Aceptaron, naturalmente, después de “molts e diverses colloquis e parlaments en diverses dies, tots concorditer e nemine discrepante... cat gran proffit sen segui- ria a tot lo dit Regne”. No nos cansaremos de repetir que, tanto durante el sefiorfo castellano como bajo el dominio de los Lisén, no se trasluce la més ligera desavenencia entre Caudete y Villena por cuestién de términos. Es ahora, en el momento en. que el tiltimo de los Lisén vende su villa a la Corona, cuando nos sorprenden los yalencianos con una delimitacién realmente extrafia y que se halla en contra- diccién incluso con el propio Fuero de Jaime I que fija los limites meridionales de sus estados. Si hemos de dar crédito a lo que en el documento que acaba- mos de citar se dice, Caudete ha dejado de ser un “enclave” valenciano en tierras de Castilla, y las antiguas “tierras de D. Juan”, nticleo del futuro Marquesado de Villena, han quedado divididas en dos porciones separadas, sin el secular enlace entre Villena y Almansa. Trataremos de explicar el origen de esta sorprendente anomalia. BOGARRA Y BURRIHARON A unos 3 kilémetros al sudeste de Caudete, en una viiia propiedad de Joaquin Medina Garcia, situada junto al Camino del Balsazo, existen los restos de un despoblado medieval, que conserva un torreén de argamasa de planta hexagonal (Fig. 2* y Lams. I a IV). Altos ribazos de piedra en seco limitan las diversas parcelas de la finca, de las cuales Ja situada al norte del torreén contuvo muros de casas que las méquinas agricolas se encargaron de arrasar. Esta pieza ha venido suministrando gran cantidad de vasijas, tejas y esqueletos humanos. Los testimonios arqueolégicos se esparcen también por el sur y el este del torredn, pero no Ilegan a sobrepasar el camino del oeste. La extensién actual de la finca abarca unas 20 tahullas, equivalentes a unas dos hectéreas y media. En pros- pecciones superficiales, hemos podido recoger cerdmicas vulgares, algunas pintadas con trazos oscuros, otras surcadas de incisiones a peine, y muchas otras con el caracteristico vidriado verde que se da siempre en yacimientos de ascendencia morisca. Aunque hemos buscado con atencién, no hemos logrado encontrar ni un solo vestigio material romano. Los caudetanos conocen bien este lugar, al que denominan “Torre de Bogarra”. 2 TORRE DE BOGARRA ESCALA 1:10 PLANTA FACHADA NORTE Fic, 2.—Planta y alzados de Ja Torre de Bogarra, segtin el ingeniero agrénomo don Jerénimo Ferriz Aportacion al estudio del pleito de los Alhorines 19 Nos dice Lozano que, en 1488, era Bogarra lugar de ochenta a cien vecinos, ® © sea unas yeinticinco familias, agrupadas en otras tantas viviendas alrededor del torredn. Suponiendo para cada una de ellas una propiedad de tierras de cultivo similar a la que Juan Garefa de Lisén concedié a los cien pobladores de Caudete, la extensién total de estas tierras alcanzaria, como mucho, unas seiscientas hect4- reas, Es esto también lo que los restos hoy visibles permiten deducir. Bogarra es un topénimo que se repite en la geografia levantina. Podemos recor- dar el Bugarra de Villar del Arzobispo; el Bogarra albaceteiio, del partido de ‘Alcaraz; y este Bogarra préximo a Caudete, que ya habia desaparecido en 1611, cuando Escolano escribié sus Décadas. Meyer Liibque le supuso origen prerro- mano, pero Asin Palacios deriva su etimologia de “Abu Qurra”, nombre propio de persona. Tal multiplicidad ha dado origen a confusiones, agravadas con la existencia de una Bigerra romana sobre cuya localizacién no se han puesto de acuerdo Jos historiadores. Con Villena la identificaron Ocampo, Mariana, Flérez, Masdeu y algunos otros autores, y el gentilicio de “vigerrenses” se aplica todavia a los de Villena en algunos diccionarios actuales, todo ello basado en la existencia de estas ruinas cercanas a Caudete, cuyos vestigios arqueoldgicos no puede decirse que abonen tal deduccién. " Pero si la Bigerra romana esté todavia por descubrir, esta Bogarra préxima a Caudete fue ya perfectamente localizada por Lozano, aunque con el comen- tario de que debié llamarse “Burjaharon” en el siglo xi1, en lo cual fue seguido por Merino Alvarez y aun por nosotros mismos antes de estudiar mds de cerca Ja cuestién. Se basa Lozano sin duda en la delimitacién de Jaime I, que figura en Ja Rit brica L* del Libro de los Fueros con estas palabras: ..€ axi com hix a Xerelli e a la Serra de la Rua ¢ fencix a Cabriol e al terme de Garamoxén ¢ a la Font de la Figuera, e com hix a Burriharon e de alli Almizrra e al port de Biar, que parteix terme ab Billena. Como més adelante veremos, también esta confusién de Burriharon con Bo- garra ha contribuido al embrollo histérico que estamos estudiando. Un intento de localizar el Burriharon de Jaime I lo debemos a Ros Biosca, quien aduce la existencia en Fuente la Higuera de una antigua “Torre del Bosque”, de la que se habla en el deslinde practicado en 1308 entre Mogente y Enguera ya la que alli se denomina “Torre de Burjaharoy”, “palabra érabe —dice— que, segtin los inteligentes significa ‘Torre de la Fuente’”. Afiade que, en documentos antiguos, se nombra también de “Borrihacen”. 5 No deja de ofrecer reparos tal deduccién, pues si la “Torre del Bosque” estuvo, segtin Ros, en la parte mds alta de Fuente la Higuera, junto a la iglesia parroquial y antiguo consistorio, no se compagina bien esta situacién con la linea que, par 3 Juan Lozano, Bastitania y Contestania del Reyno de Murcia con los vestigios de las ciudades subterréneas, Murcia, s.a., Disc. III, pért. I. ¥ Soler Garcia, Ob. cit. en nota 5, p. 76. 15 Ros Biosca, Ob. cit. en nota 10, p. 25. 20 José M.* Soler Garcia tiendo precisamente de Fuente la Higuera, “sale a Burriharon y de alli a Almizrra y al puerto de Biar”, segtin dice el Fuero y repiten Diago y Beuter, entre otros. Ajiade Ros en otro lugar que “en los limites del término de Fuente la Higuera, confinando con los de Ja provincia de Alicante, sobre la mojonera de Villena y punto conocido por ‘Pla del Moro’, también es tradicién que existié otro pueblo, pues se han encontrado, al practicarse trabajos agricolas, restos de vasijas y mo- nedas de plata y de cobre, cuyos vestigios bien pudieran pertenecer a la antigua ciudad de Bigerra”. * “E] Pla” se llama atin, en efecto, la partida que esta frente a La Zafra, al otro lado de la vereda-limite, y “Casa del Pla’ se denomina una finca que hay al pie de Ia sierra. (Lam. VI, A) Tnteresados en este problema, hemos investigado sobre el terreno, y hoy po- demos asegurar que al pie de la montaiia de La Zafra, no lejos de la mencionada “Casa del Pla”, existen dos antiguos pozos, uno a cada lado de la vereda. (Lams. VI a VIII.) Cerca del que se halla en la parte villenense, en unas vifias propiedad de D. José Solano, las tierras se hallan materialmente sembradas de ladrillos, tejas y fragmentos de vasijas, en una extensién de mas de ocho mil metros cuadrados. Las méquinas agricolas ponen continuamente al descubierto nuevos restos, y no puede dudarse de que alli existié un poblado medieval tan importante 0 mas que La Zafra actual. Asi lo creen también todos los campesinos de los alrededores, que hablan de una antigua ciudad destruida por un cataclismo, aunque nadie recuerda el nombre que pudo tener en tiempos pasados. A Ja pieza en cuestién se la conoce actualmente por “La Gerreria”. (Lim. V.) A la cita de Ros, confirmada por estos restos, viene a unirse un documento existente en el Archivo villenense que copia el parrafo de Beuter referente a estos limites con unas notas aclaratorias, una de las cuales se refiere a Burriharon para decir que est4 “junto al pozo que Ilaman de la Cafra’”. (Lam. XI, B.) La situacién de este despoblado concuerda exactamente con la del que Jaime I situaba entre Fuente la Higuera y Almizra, como puede verse en el mapa que acompafiamos. (Fig. 1.) La misma vereda que hoy sirve de limite entre Fuente Ja Higuera, Fontanares y Villena, (Lam. VII) cruza la sierra por los Altos de la Zafra y desciende hacia el valle de Benejama para morir en la carretera de Villena a Onteniente, entre Cafiada y Campo de Mirra, que es la antigua Almizra del tratado. Mas adelante veremos que, en el compromiso firmado entre Villena y Onteniente en 1490, se fija el “Pozo Ciscar” como limite de separacién de los ‘Alhorines, y se establece que los ganados de ambas poblaciones puedan abrevar en la “Fuente de la Cafra”. Sefialemos también que, en las laderas de la sierra, no lejos de uno de los antiguos pozos, existen otras importantes ruinas: las del “Tejar de la Zafra”, totalmente abandonado hoy, pero cuyos hornos estuvieron en uso hasta hace pocos afios. (Lam. TX.) Es sin duda por estos lugares por donde hay que localizar el antiguo Burriharon de Jaime I. La Bogarra cercana a Caudete, que por hallarse al oeste del puerto de Biar debfa quedar para Castilla, segin el pacto de Cazorla, fue obtenida de los moros 16 Ros Biosca, Ob. cit. en nota 10, p. 22. é Aportacién al estudio del pleito de los Alhorines a por Jaime I, en unién de Caudete, cuando, en la disputa con su yerno Alfonso X, cada uno iba usurpando conquistas del otro. El famoso tratado de Almizra puso fin al conflicto, y tanto Bogarra como Caudete, Villena y Sax, le fueron devueltas al Rey de Castilla, quien, a su vez, devolvié a su suegro las plazas de Mogente y Enguera. Fue entonces cuando Alfonso X hizo donacién a su capitan Sancho Sanchez de Mazuelo del castillo y villa de Caudete, pero no de Bogarra, que qued6, con Villena, en el sefiorio del infante D. Manuel. El texto latino del tratado, que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragén, fue primeramente publicado y traducido por Carreres Zacarés,!” reim- preso por Chabés" y reproducido, con la traduccién de Carreres, por Figueras Pacheco” y por Carmen Sénchez Martinez. Ultimamente ha sido traducido y estudiado de nuevo por Enrique A. Llobregat,” de cuya traduccién copiamos el siguiente parrafo, que es el que mas directamente afecta a nuestro objeto: Que el Rey Jaime precitado, por si y por sus sucesores, landa, concede y determina al citado infante D. Alfonso y a sus sucesores a perpetuidad el castillo y la villa de Alacant, con todos sus confines, y Aguas con todos sus confines, y Busot, con todos sus confines, segtin va el terreno y sale hasta el puerto de Biar, y el castillo y la villa de Millena con todos sus confines, y todo lo otro que esté més alld del limite de Biar, que va hacia el puerto de Biar entre el limite de ésta y el de Milena y hacia la parte de Murcia y de Castilla, excepeién hecha de los téminos completos de cada una de ambas, y todo lo otro que queda entre el confin de Almicran y el de Bogarra, excepcién hecha de los términos completos de cada una de ambas, y Jo que va hacia el comienzo de la sierra de fa Rua que est sobre Ayora segiin la divisoria de aguas de esta sietra desde Ia parte de Cas- tilla y cnal esta sierra esté donde confluye el Cabriel con el Iticar. Si examinamos el mapa que hemos trazado, se observard sin gran esfuerzo que no puede identificarse la Bogarra proxima a Caudete con la del tratado, si han de enlazarse sus confines con los de Almizra, pero Ia dificultad desaparece si Jeemos en el texto Burriharon en lugar de Bogarra, de acuerdo con la Crénica Real y el Libro de los Fueros, y si este Burriharon Jo situamos en los alrededores de La Zafta como hemos propuesto. No seria éste el tinico error del texto, pues también Villena se confunde con Millena, pueblo de las cercanias de Alcoy. Ha de tenerse en cuenta que lo que se conserva en el Archivo de la Corona de Ara- gn es una copia, y no el original del tratado. Por si todas estas confusiones no fueran suficientes, Blanch y Illa, en su Crd- nica de la provincia de Albacete, se encarga de embrollar mas la cuestion. Este autor ignora, en primer Iugar, la existencia de la Bogarra de Caudete, pese a haber bebido en Ia fuente de Lozano, y hace a la villa caudetana poco menos que una 17 Salvador Carreres Zacarés, Discurso leido en el ejercicio de Doctor en Filosofia y Letras el dia 2 de junio de 1908 en la Universidad Central, Valencia, 1908, p. 45. 18 Roque Chabés, Episcopologio Valentino, Valencia, 1909, p. 318. 19 Francisco Figueras Pacheco, Alicante bajo los Reyes de Castilla, Alicante, 1952, pp. 145-147. 2 Carmen SAnchez Martinez, Don Jaime el Conquistador en Alicante, Alicante, 1958, Doce. I, p. 105. 21 Enrique A. Llobregat, Castillos y fronteras medievales en la provincia de Alicante, en Castillos de Espaita, 2." &poca, n.° 3 (70), Madrid, 1970, pp. 130-137. 22. José M.* Soler Garcia aldea de la Bogarra de Alcaraz, a la que identifica como la “Bigerra bastetana”. “Esta villa —dice al referirse 2 Caudete— hemos indicado ya que antiguamente, formando parte de la moderna Bogarra, se llamaba Bigerra”,” y, en esta creencia, todos los datos que maneja referentes a Caudete, los aplica indiscriminadamente a la Bogarra de Alcaraz. Para no omitir detalle, copiamos de su Crénica la des- cripcién de esta ultima: Bogarra, con las aldeas de Cataquerijos de Arriba, Cafiadas de Haches, Dehesa del Val, Fuente del Arenal, Mohedas, Poliche, Vega de San Andrés y Yegiierizas; ‘ocho caserios y siete chozas diseminadas. Esta villa se denominé antiguamente “Bigetra bastitana”. Se cree con fundamento que estaba unida con Ia villa de Caudete, a juzgar por la multitud de cimientos y argamasas, hormigones y gruesas paredes que se han descubierto desde una poblacién a otra, formando en su conse- cuencia una gran ciudad. Aunque sélo se encuentran en el término de dichas villas monedas imperiales, se supone a Bigerra fundada mucho antes de la invasién de las huestes del pueblo rey, o sea trescientos afios antes de J. C. En el siglo xvit se hallaron un oso de piedra disforme sobre un zécalo, urnas cinerarias, armas antiquisimas y algunas alhajas de oro, viniendo a comprobar la remota antigledad que se da a dicha poblacién. Las memorias del tiempo de los godos nos presentan una poblacién con el nombre de “Bigastrum”, a cuya iglesia se trasladé el obispo de Cartagena, y aunque es dudosa su situacién, se cree fundadamente ser la actual Bogarra. Después de conquistada ésta a los moros por D. Jaime de Aragén en 1240, la dio en posesin a los caballeros de Calatrava, quienes tres afios mas tarde Ja restituyeron a Castilla, siendo el infante D. Alfonso sefior de Villena y de Bogarra, En 1355, el concejo de Caudete compré la vega de Bogarra a dota Berenguela Garcia y a N. Lopez. En 1483, con motivo de cierto pleito, declararon los testigos ser propias de Caudete las alquerfas de Bogarra y Oliva. En 1446, por decreto de las Cortes se vendié a Onteniente Ia torre y lugar de Bogarra, frontera de Castilla, desigaando por linderos a Villena, Yecla y Almansa, En 1483, Bogarra era ya poblacién de ochenta a cien vecinos, y se le daban por mojones, ademds de Almansa y Villena, Abiaz [sic], Fuente de la Higuera y Caudete. 5 Para dejar bien sentado el valor de esta fuente, hemos de aclarar que, desde Ja Bogarra de Alcaraz hasta Caudete, hay mds de cien kilémetros en linea recta ; que los hallazgos arqueoldgicos que cita Jos refiere Escolano a una cueva de Caudete ; * que lo que se entregé, no en posesién, sino en tenencia, a los caba- Ileros de Calatrava en 1240 fue Villena, y no Bogarra; que tampoco fue Bogarra la que se vendié a Onteniente en 1446, sino Caudete; que lo referente a limites y poblacién de Bogarra est4 tomado de Lozano, quien lo refiere a 1488, y no a 1483,% y que el Abiaz que cita quiere decir “a Biar”. Y con esta necesaria aclaracién, llegamos a uno de los puntos claves del con- flicto, gestado ya en la creacién del “enclave” caudetano por el principe D. Al- fonso, luego Alfonso el Sabio. En un escrito tardio, de 1696, que recoge las alegaciones de Caudete en el pleito con Villena, se aducen las escrituras presentadas por aquélla al incoarse 2 Narciso Blanch y Illa, Crénica de la provincia de Albacete, Madrid, 1866, p. 13. 2 Blanch y Illa, Ob. cit. en nota 22, pp. 11-12. % Gaspar Escolano, Décadas de ta’ Historia de la Insigne y Coronada Ciudad y Reino de Valencia, Valencia-Madrid, 1879, t. Il, cap. 37, p. 554. % Lozano, Ob. cif. en nota 13. Aportacién al estudio del pleito de los Alhorines 23 el pleito en 1482, una de las cuales era “el tltimo testamento de Garcia Jofre, Sefior de la villa de Caudete, fecho a 13 de julio de 1376, donde dice que el concejo de Caudete compré con sus dineros a Bogarra”.* Este Garcia Jofre tuvo que ser el que, en 1422, vendié Ia villa y su castillo a la Corona de Aragén. Esta escueta cita, con el testimonio de Blanch y Illa a que acabamos de refe- rirnos, son las tinicas fuentes utilizadas por Sinchez Dfaz para asegurar que, “con tal adquisicién, el término de Caudete entré en posesién de los célebres Alhorines de la contencién, por donde lindaba con Onteniente y Fuente la Higuera, asi como con Biar, es decir, que la linea de contacto de Caudete con el resto del reino de Valencia fue ya muy amplia”,” dando asf a entender que ya existia este con- tacto antes de la compra de Bogarra. Tal afirmacién deberia haberla probado con argumentos sélidos, pues no es suficiente alegar el testamento de Garcia Jofre, que sélo dice que “el concejo de Caudete compré con sus dineros a Bo- garra”, o copiar el parrafo de Blanch y Illa que habla de Ja unién de Caudete con la Bogarra de Alcaraz, con s6lo afiadir por su cuenta que estén “distantes media legua”, cosa que no dice el autor copiado, pero que le sirve a Sanchez Diaz para salvar la dificultad de los cien kilémetros y poder aprovecharse de lo de la “gran ciudad”. * Por otra parte, ni dofia Berenguela Garcfa ni N. Lépez, que el cronista de Albacete da como yendedores de “la vega de Bogatra”, son nombres conocidos en la historia de Villena de aquellos afios. De 1345 es precisamente una relacién de los hidalgos villenenses declarados como tales por el propio D. Juan Manuel, asf como otra némina de los que habian de probar su hidalguia para quedar exentos de pechos y pedidos, y ni en una ni en otra figuran aquellos vendedores. ® Dada la confusién en que el cronista de Albacete se mueve, nada tiene de extrafio que involucrara en la venta de la Bogarra de Caudete la de alguna parcela en la vega de la Bogarra de Alcaraz. Merino Alvarez afirma también que, en 1355, se Ilevé a cabo la incorporacién por compra de la decafda Bogarra al concejo de Caudete, “reconocida en firme —afiade— el 1483, con lo que se amplié algo este enclave valenciano dentro de Castilla”.° No aduce tampoco justificacién documental alguna, y bien pudo tomar el dato de la Crdnica de Blanch. Lo del reconocimiento en firme en 1483 es, sin embargo, un dato interesante por lo que luego se dira. Pese a que Bogarra se hallaba en los dominios de Villena y a la abundante documentacién que se conserva referente al pleito, no hemos logrado encontrar ni un solo documento que haga referencia a esta venta. Es més, en los capitulos firmados entre los representantes de Caudete y el Lugarteniente del Gobernador cuando la villa se vendié a Ja Corona en 1422, que mas adelante reproducimos, se habla de Caudete y de la heredad “llamada Oliva”, y no aparece ni una sola vez la aldea de Bogarra, lo que hace mds dudosa su pertenencia a Caudete por aquellas fechas y mds verosimil la afirmacién de Merino Alvarez de que Ia incor- poracién fue reconocida en firme en 1483, es decir, después de iniciado el famoso pleito. 2% Sanchez Diaz, Ob. cit. en nota 1, p. 61. 2 Id, fd. 2 id. fd. % Soler Garcfa, Ob. cit, en nota 5, pp. 46 y 154-160. %® Merino, Ob. cit. en nota 3, p. 82, nota 1. 24 José M.* Soler Garcia No podemos, pues, hablar de lo que Caudete compré mientras no aparezca el documento fehaciente que lo acredite, porque esta compra, como antes dijimos, se ha convertido en una de las claves de la cuestién, segiin puede verse en el pin- toresco pérrafo de Sénchez Diaz que copiamos a continuacién: Fsta villa nuestra —dice— necesitaba gran parte de dicho término para no estar aislada del resto del territorio valenciano, y por lo mismo, comoquiera que Caudete debfa tener una economfa fioreciente por aquel entonces y una no menos honrada administracién publica, su Concejo tuvo tratos con Ia ciudad de Villena y, Ilegados a comin acuerdo, nuestros representantes compraron el aio 1355 la villa y término de Bogarra.3 Pensamos que mejor hubiera sido justificar documentalmente aquellos “tratos” y el “acuerdo” que alegar para Ia compra la “economfa floreciente de Caudete” y ia “honrada administracién publica” de que disfrutaba la villa por aquel entonces. De todos modos, dos cosas se desprenden de este curioso parrafo: primera, la situacién de “enclave” en que se hallaba Caudete y que el propio autor no puede por menos que reconocer, y segunda: que era precisa una floreciente economia para comprar los extensos terrenos —6.220 hectéreas— que se necesitaban para enlazar con el reino de Valencia. Sin base firme en que apoyarse, las contradicciones no pueden dejar de producirse, y el mismo autor nos dice poco después que, “habiéndose dado la propiedad de Villena a don Juan Manuel en la sentencia arbitral de 8 de agosto de 1304, reafirmada luego en 26 de febrero de 1305, el término de Caudete sélo s¢ relacioné con el resto del reino de Valencia por Fuente la Higuera, a través de un angosto pasillo perteneciente a Bogarra, entre los términos de Villena y Al- mansa, ambos del marquesado de don Juan Manuel”. * Prescindiendo del anacronismo de Iamar “marquesado” a las entonces “tierras de D. Juan”, es evidente que, en 1305, es decir, cincuenta aiios antes de la pre- tendida compra de Bogarra, no podfa existir el pasillo de comunicacién, que el mismo autor reconoce pertenecer a esta tltima. 1355 es la fecha que podriamos llamar tradicional de la compra de Bogarra, ya que no tenemos documento seguro en que apoyarnos. Sin embargo, en la demanda presentada por Caudete al incoarse el pleito en 1481, se dice que “las dichas Bogarra y Oliva, partidas y tierras de aquéllas, eran tenidas y poseydas de giento y dugientos y tregientos afios, y de tanto tiempo acd que no havia memoria de jentes en contrario”, frase convencional, pero que no deja de poner de mani- fiesto la escasa informacién o poca memoria de las gentes consultadas. Puesto que los mismos villenenses no Io contradicen, debemos asentir a la compra de Bogarra por Caudete. Lo que no podemos admitir es que los Manueles, poderosos sefiores de un estado semifeudal que se extendia desde Chinchilla hasta el valle de Elda y aun més alld, y que se mostraron siempre muy celosos de su patrimonio, consintieran en cercenarlo sélo para que el enclave de Caudete pu- diera enlazar sus tierras con las del reino de Valencia. Hay sobradas pruebas, como hemos visto, de que las relaciones entre los Lisén y los Manueles eran més que cordiales, y nos parece evidente que si Villena se decidié a enajenar Bogarra 31 Sanchez Dfaz, Ob. cit. en nota 1, p. 60. 2 Id, id, p. 87. Aportacién al estudio del pleito de los Alhorines 25 es porque no existian problemas de términos en aquellos momentos. Estos pro- blemas surgieron cuando el ultimo Lisén perdié el sefiorfo y la villa pasé a poder de la Corona de Aragén primero y de la villa de Onteniente después. En uno de los escritos presentados en el pleito por los procuradores de Onte- niente y Caudete se dice que “Bogarra era logar antigamente de mds de ochenta © cient vezinos”, y que “tenfa e tiene grand término”. Segiin estos procuradores, alegar como hacian los de Villena que su término Iegaba “fasta a dos o tres tiros de ballesta de las paredes de Bogarra, era cosa radiculosa o desviada a verdad”. Afiaden luego que “la dicha villa de Cabdete, fecha sennora del dicho logar de Bogarra por compra que de aquélia fizo, segund se muestra por actos, ha tenido e tiene todos los términos del dicho logar de Bogarra, y que aunque Caudete y Bogarra hayan sido de la Corona de Castilla y Reino de Murcia, empero han seydo después, mas ha de dozientos afios, e son de la Corona de Aragén © encorporados e venidos al reyno de Valencia, e son pasados con todos sus tér- minos ¢ afrontagiones”. Ya vimos que, para los “ochenta o cient vecinos” que los mismos caudetanos asignan a Bogarra, la extensién total de esta aldea no podia exceder de las 600 hectéreas. A mayor abundamiento, el licenciado Chumazero de Sotomayor, Fiscal que fue de la Corona de Castilla, al intervenir en el pleito, sale al paso de las alegaciones caudetanas con estas razonables palabras: Y¥ porque no se podia fundar Ia pretensién de la parte contraria en decir que los términos de Bogarra, que era su aldea, comprehendfan los de la diferencia, porque la dicha Bogarra nunca havia tenido ni poseydo los dichos términos, y si algdin tiempo habia gozado de ellos seria el tiempo que havia sido aldea de Ja dicha ciudad de Villena porque, como su aldea, gozava de los términos de Ia dicha ciudad. En resumen: con los datos que poseemos, sélo podemos asegurar, con ciertas reservas, que Villena vendié a Caudete una pequefia aldea enclavada a “dos o tres tiros de ballesta” de su casco de poblacién (Lam. II, A), y cuyo término no pasaba “del camino del pasillo do ay dlamos”, como especifican los villenenses de entonces, paraje que en la actualidad se llama “el Angosto”, por donde discurre Ia carretera de Villena a Almansa; y que nunca los términos de Bogarra pudieron alcanzar las 6.220 hectareas que separan a Caudete de la frontera valenciana. Mirese sin prejuicios la situacién de Bogarra en el mapa que ilustra este trabajo. CAUDETE, VILLA REAL ARAGONESA. Conviene repetir que, durante cl medio siglo transcurrido desde la donacién a Sénchez de Mazuelo (1244) hasta el reinado de Sancho IV (1285-1291), Caudete estuvo poblada con arreglo a los fueros, franquicias y libertades de Chinchilla, y que la carta-puebla otorgada a sus moradores en 1305 por Juan Garcfa de Liséa esté redactada en castellano, ante notario villenense y en presencia de testigos también villenenses. Hemos de afiadir ahora que el traslado de dicha carta se sacé el 27 de octubre de la Era 1416 (aiio 1378), en virtud de requerimiento hecho a los Alcaldes de Caudete Pero Setilles y Domingo Daiién por los Jurados del Concejo Juan Portell y Juan Garcia, y que en ella se habla de maravedis, tahu- 26 José M.* Soler Garcia Ilas, etc, Todo ello pone bien de manifiesto que, hasta 1378 cuando menos, las instituciones politicas y econémicas de Caudete eran plenamente castellanas, como castellano es el lenguaje que siempre han hablado los caudetanos, aunque los documentos oficiales se redacten en valenciano durante ciertas épocas. Este valencianismo oficial 10 observamos por vez primera a raiz de la adqui- sicién de Caudete para Ia Corona valenciana en 1422, es decir, casi a los dos siglos de establecido el primer sefiorio cristiano de la villa. Transcribimos a continuacién los capitulos que se otorgaron el 28 de noviem- bre de dicho afio entre el Lugarteniente de Gobernador, Johan Rotlan, y los repre- sentantes del concejo de Caudete Miguel Darmelles, Sancho Martinez, Juan de Re- quena, Domingo Garefa, Lazaro Garcia, Pedro Vaiién, Juan de Terol y Juan Martinez: Primerament, que fossen poblats e jutiats segons forma de fur e privilegis del Regne de Valencia, e tenir e servar pes € mesura del dit Regne. ftem, que puixen clegir justicia e dos jurats, mustagaf e cequier e tots altres oficials annuals, segons les altres viles del dit Regne. ftem, oferiren donar al dit Senyor Rey lo dret de morabati de Ia dita vila, segons és acostumat collir e pagar en lo dit Regne, sup- plicants lo dit Senyor a mi en persona sua que encorpore € conprengua ¢ ajuste Ja dita vila del Capdet, térmens e pertenéngies de aquella a la Corona Real, ¢ en lo privilegi de no poder ser alienats ni separats de la dita Real Corona, axf com los de la vila e honor de Corbera havien obtengut del dit Senyor Rey, e que agd sia tengut jurar lo dit Senyor e servar perpetualment. {tem, confessen al dit Senyor Rey e a mi en persona de aquell, que los bancals ¢ terra que sén prop de] castell de la dita vila, en Jos quals ha certes plantes de oliveres, son del dit Senyor Rey, ¢ Ja heredat appellada Oliba, e lo morabati, molf, forn, carneceria, pes, ort de Senyor e los deveniments de la dita vila, afer ne lo dit Senyor a ses voluntats.® (Lim. X, B.) Sigue a continuacién el reconocimiento de los censos, gabelas ¢ impuestos que los caudetanos debian entregar a la Corona. Como puede verse, no se menciona en este documento la aldea de Bogarra, que ya debia ser de Caudete si la compra se realizé, como viene diciéndose, en 1355. Que Caudete fue villa valenciana con voto en Cortes no podemos ponerlo en duda, pero también es indudable que no pudo acudir como tal a las celebradas en Valencia en 1250, como insinta Sanchez Diaz citando a Matheu,* porque entonces estaba la villa bajo el sefiorfo castellano de Sanchez de Mazuelo. Fue el 18 de septiembre de 1427 cuando el Rey Alfonso V la agregé perpetuamente a la Corona, segtin Jeemos en el Memorial presentado por la villa en 1727 para que se la eximiera de la jurisdiccién de Villena, el cual se conserva en el Archivo Histérico Nacional. Quiso el destino que, al poco de entrar Caudete en los dominios de Alfonso V, estallase la guerra entre el Monarca aragonés y el rey Juan II de Castilla. Avan- zadas de uno y otro eran Villena y Caudete, que no pudieron evitar el verse envuelias en el conflicto. Hubo choques entre ambas, y no precisamente por la cuestién de los Alhorines. Recordemos que también Almansa sufrié los rigores 8 Archivo Municipal de Villena. 34 Sanchez Diaz, Ob, cit. en nota 1, p. 55. Aportacién al estudio del pleito de los Alhorines 27 de la guerra, hasta el punto de ser arrasada por las gentes de D. Pedro Maza, sefior de Mogente y de Fuente la Higuera. Las tropas castellanas Ilegaron a apo- derarse de Caudete, que fue restituido al aragonés el 5 de noviembre de 1436, segtin nos dice Sanchez Diaz, basado en un escrito redactado en 1696 por cl doctor don Francisco Escolano. Concuerda bien Ia fecha de esta restitucién con el final de la tregua por cinco afios firmada por los contendientes en 1430, seatin demuestran dos cartas del Rey castellano que se conservan en el Archivo de Vi- lena y que hemos publicado recientemente. * Alfonso V, que por cierto estuvo casado con Ja infanta castellana D.* Marfa, Duquesa de Villena, a quien se le conmuté el Ducado por doscientas mil doblas castellanas cuando su esposo fue jurado heredero de la Corona de Aragén, pre- cisamente para que tan importante estado no fuese a parar a éste ultimo, vendi6 la villa de Caudete a mosén Jaime Ferrer, Camarero del Rey D. Juan, por Ja suma de tres mil florines. Nos dice Escolano que no senté bien esta nueva enajenacién a los tres esta- mentos, que cn las Cortes celebradas en Valencia bajo la presidencia del rey de Navarra, D. Juan, hermano del Monarca ausente, se quejaron de que iba contra Jos fueros enajenar la villa de la Corona, pero que, “caso que la necesidad de dinero en que se hallaba el Rey fuera tanta que le apremiara a ello, le suplicaban se entregase a una villa poderosa como Onteniente, por ser real y bastante a guardar aquellas plazas, que estén cn frontera de Castilla, de los acometimientos de su Rey y socorrerlas en las ordinarias correrfas que hacian los castellanos”. Se refiere sin duda Escolano a las pasadas guertas con Juan II de Castilla, pero Sénchez Diaz, al copiar este pérrafo, cambia “acometimientos de su Rey” por “acontecimientos”, y ello le permite puntualizar por su cuenta que los caste- anos que haefan aquellas correrias eran “de Villena”.*” La obsesién anti-villenense del autor no deja de acompafiarle a lo largo de toda su Historia. Sigue diciendo Escolano que “parecié justa la demanda, y asf, con universal aprobacién, tomé Onteniente los dichos pueblos por tres mil florines (que era el precio concertado y pagado por el Ferrer), reseryandoles el rey carta de gracia a sus vecinos y el derecho de poderse rescatar por los tres mil florines y de reunirse con la corona real. Pero no fue menester, porque teinando ya el Rey Catélico don Fernando el quisto, los de Onteniente, haciendo muestra de su poder, Je sirvieron con restituirsela graciosamente, sin género de paga ni recompensa; que fue por él estimado y agradecido”. La venta se realiz6 el 1 de julio de 1446, y el 17 de agosto del mismo aio, Alfonso V otorgé poder a Jaime de Malferit para dar la posesién a Onte- niente. INICIOS DE LA DISPUTA Hemos dicho ya y volvemos a repetir ahora que ninguna de las fuentes con- sultadas permiten deducir cuestién alguna litigiosa entre Villena y Caudete antes 35 Soler Garcia, Ob, cit. en nota 5, Docs. XLVIT y XLIX. 3 Escolano, Ob, cit, en nota 24, p. 554. 31 S4nchez Diaz, Ob. cit. en nota 1, p. 62.

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