Vous êtes sur la page 1sur 52
RACISMO. REVOLUCION E INDIGENISMO Mexico, 1910-1940 Alan Knight José Jorge Gomez Izquierdo (Coordinador de la serie) CUADERNOS DE ESTUDIOS SOBRE EL RACISMO 1 PRESENTACION El proyecto de investigacién del Seminario de Estudios sobre el Racismo en/ desde México arrancé con una reunién en abril de 1999 en la sede del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologia Social (ciesas)-Golfo. El grupo fundador del seminario estuvo compuesto por tres historiadores: Lothar Knauth, Guy Rozat, Ricardo Pérez Montfort; una antropéloga: Alicia Castellanos Guerrero; un fildsofo: Jacques Gabayet y dos sociélogos: Dolores Paris Pombo y el que esto escribe. En el verano del afio 2000 pudimos publicar los frutos de auestro primer trabajo colectivo en la revista Desacatos numero 4 del citsas dedicada integramemte al tema que nos ocupa: “Racismos”. Después de esa primera etapa se integré la historiadora Fernanda Niifiez Becerra, En el ato 2003 el Seminario encontr6 refugio solidario en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Auténoma de Puebla, donde hemos continuado nuestra colaboracién y cuyos resultados estén a punto de publicarse, con el titulo Los caminos del Racismo. El proyecto toral de! Seminario se planteé como un espacio de encuentro entre investigadores de diversas disciplinas de las ciencias sociales que, desde sus respectivas perspectivas y enfoques, estuvieran en el proceso de concep: twar lo que ha significado y significa el fendmeno racista como un problema estructural de la sociedad mexicana, pretendiendo con ello dar un impulso a la investigaciOn colectiva ¢ interdisciplinaria que eventualmente podria contribuir 2 conformar una tradicién mexicana de estudios sobre el racismo y temas a él. relacionados. Con nuestras“investigaciones, nos proponfamos elevar la compre- sién y la discusién del racismo en nuestro medio, tratando ast de superar las visiones tfpicas de la comprensién vulgar que dramatizan (“el racismo conduce directamente a la violencia criminal y al holocausto”) o trivializan (“los mestizos estamos vacunados contra el racismo”) o banalizan (“el racismo es una seudo stencia condenada a desaparecer”) la comprensién del fenémeno racista y que, Por tanto, impiden piantear adecuadamente las estrategias eficaces para neutra- Tizario. Se trataba, y se trata atin, de una tarea apenas en proceso, que requeriré muchos afios de investigacién y difusién antes de poder cumplir ese objetivo 2 cabalidad. Nos parece claro, empero, que esa labor no puede ser el resultado d un solo individuo, La investigacién del fendmeno en sus miltiples y diversas “4Presiones (en el discurso clitista, en las practicas sociales, en las imagenes “sereotipadas que difunden los mass media y en los prejuicios que aparecen Sempre en Ja conversaciones), requiere la integracion de un equipo de cient{- fos sociales para el desmenuzamiento del racismo en todos sus Angulos; se i pecesita de un abordaje colectivo que ilumine los aspectos Felacionados On gy gencalogia, con su mecdnica de transmisién en la cultura y [a educacign y finalmente, con su manera de funcionar en las Pricticas Sociales que se Susten, tan en el establecimiento de jerarquias, menosprecios, humillaciones Y €xclusig, wes de carécter étnico/racial/cultural. El trabajo de los cientificos SOCiales, pen, samos, debe servir para despejar las preguntas del piiblico “no docto”, asy como aportar elementos dtiles a aquellos que actdan en diversos frentes contra a racismo y otras formas de inferiorizacién y de discriminacién realmente actuantes en nuestra realidad social. La idea de publicar estos Cuadernos del Seminario de estudios Sobre el racismo en/desde México embona a la perfeccién con la dinémica misma del Seminario, consistente en la produccién, discusién y publicacién de textos de investigacign originales en forma de libros o revistas. Ahora, en este ‘espacio, estamos en condiciones de ofrecer al lector interesado materiales surgidos de ese trabajo y que merecen ser publicados, tales como: traducciones de 1a literatura especia- lizada, ensayos propios, trabajos sobresalientes de estudiantes de ciencias Sociales, De hecho, con estos Cuadernos nos planteamos crear materiales de apoyo para la docencia, tanto como para la accién politica y social dirigida a clarificar y diluir los efectos devastadores de las ideas y practicas racistas prevalecientes, Empezamos por dar a la luz los mismos contenidos sobre los que hemos levan- tado nuestras investigaciones particulares y desarrollado nuestros Propios pro- yectos: nos referimos, en primer término, a textos atin sin traducci6n al idioma castellano de prestigiosos cientfficos, autoridades indiscutibles en el tema que nos compete. Queremos compartir y socializar materiales que han aparecido en uestro trabajo, que nos han incitado a Pensar y nos han ayudado a resolver Questros propios temas. see Nada més afortunado Para nosotros que abrir esta serie de Cuadernos con un texto del Profesor Alan Knight, a quien le agradecemos su apoyo entusiasta y en 1986, para la Cambridge University, una de las més documentadas historias sobre Ta Revolucién mexicana,’ la cual fue traducida al espafol por editorial Grijalbo en 1996. Es célebre su acuciosidad en el tratamie Sjemplar su compromiso con el trabajo minucioso a de archivos, que le permiten, a Partir de datos concretos de la a Y localidades de} Pais, Teconstruir con gran Precisi6n los fenémenos . les y los hechos Politicos que conforman ese Suceso apasio- Mante conocido como la Revolucion Mexicana. E] imi i Seguimiento de esa trayectoria pistorica le ha permitido a Alan Knight incursionar en otros temas adyacentes a la Revolucién. De esta manera, pudo publicar en 1990 para la University of Texas uno de los ensayos pioneros’y més clarificadores acerca del papel de las jdeas racistas durante la etapa més ardiente de la construccién nacionalista de nuestro pafs que abarca los afios 1910-1940. Para tal efecto, Alan Knight analiza, sobre todo, el discurso de las prin- cipales figuras del nacionalismo revolucionario: Manuel Gamio, José Vasconcelos, Alfonso Caso y Gonzalo Aguirre Beltran, antropélogos, escritores y polfticos, quienes idearon y dirigieron directamente la polftica de integracién nacional en Jo relativo a la asimilacién de la poblacién “india”. Pero también se apoya en las ricas fuentes documentales resguardadas en el Archivo General de la Nacién de México. Es de subrayar la importancia de la linea de continuidad que establece Knight entre las concepciones racistas de los pensadores porfirianos, influenciados por el determinismo biol6gico del darwinismo social, y lo que é1 llama la “nueva ortodoxia antirracista” tfpica del indigenismo de los nacional/revolucionarios. De esta manera, queda clara la unidad de percepcién entre porfiristas y nacional/revolucionarios en torno al “indio” como el elemento “antinacional” por antonomasia. La diferencia entre ambos grupos radicarfa en el caracter mas ret6rico del indigenismo porfirista en relacién al sentido mds activista del nacio- nal/revolucionario. La “nueva ortodoxia antirracista”, propia de la corriente indigenista/integracionista, decreté oficialmente 1a erradicacién del racismo del pais de los “mestizos”. Knight observa aqu{ con precisién cémo la mirada antirracista result6 ser engaiiosa, al punto de no comprender que era indtil desterrar, s6lo en las declaraciones, el racismo de la sociedad mexicana si no se reconocfa cudn profundamente estaba arraigado en sus estructuras internas. E] indigenismo revolucionario fue una doctrina oficial, elitista, que no surgié como respuesta a Ja presi6n “india” directa. La Revoluci6n no elimin6 al racismo precedente. Lo novedoso de la nueva ortodoxia antirracista de la Re- voluci6n, en todo caso, consistirfa en haber conciliado la vieja antitesis indianistas versus hispanistas con la creacién del prototipo del “mestizo”, s{ntesis de dos “razas” contrapuestas”, quintaesencia del mexicano moderno El culto al mes- tradicion, alcanzaba en el régimen revolucionario, jo del presidente Lazaro Cardenas (1934-1940), el estatuto de ideologia oficial del Estado. El “mestizo” se convirtié en el simbolo ideolégico del nuevo régimen, por medio de! cual se integrarfa al “indio” dentro de la sociedad nacional. El indigenismo revolucionario se qued6 preso en la cércel de las categorias del pensamiento racista, El antirracismo retérico de los nacional/revolucionarios, que niega desde las alturas oficiales la existencia del racismo en México, no pudo afectar la practica diaria del racismo “por debajo”. ee tizo, con provenir de una afieja en particular durante el period Han debido transcurrir casi 14 afios desde su publicacién original para que, gracias a la traduccién hecha por nuestra colega e investigadora del cirsas. Golfo, la Dra. Marfa Teresa Rodriguez Lépez (traduccion revisada y aprobada por el mismo Profesor Knight), se hagan accesibles a los lectores de la lengua castellana las hipétesis y enfoques tedricos por él planteados en su ensayo Racism, Revolution and Indigenismo: Mexico, 1910-1940, que ayudan verda- deramente al objetivo planteado de mejorar la comprensi6n de uno de los aspec- tos caracterfsticos y, obviamente, m4s polémicos de nuestra realidad politica y de la cultura nacional. En todo caso, la valoracién final acerca de la vigencia del enfoque de Alan Knight, deberd correr por parte del lector. Queremos remarcar que con esta Serie de Cuadernos abrimos un espacio a disposicion de otros colegas, estudiantes ¢ interesados en el tema para que puedan publicar también sus aportaciones. Mucho agradeceremos, por fin, a los lectores de estas Ifneas el envio de sus propuestas editoriales, asi como de sus comentarios, dudas y criticas que les merezca esta propuesta editorial. Pueden dirigirse, para ello, a nuestro correo electrénico: jojgomez@siu.buap.mx Jorge Gémez Izquierdo Coordinador del Seminario de Estudios sobre el Racismo en/desde México Cholula, mayo de 2004 Nota * Alan Knight, The Mexican Revolution (2 vols., Cambridge, 1986). Otras publicaciones relevantes para la historiografia mexicana del Profesor Alan Knight son: US-Mexican Relations, 1910-1940: An Inte i i . : tpretation (San Diego, 1987); Ti ican Petroleum Industry in the Twentieth Century (Co) . —“— n J.C. Brown, Austin, 1992), RACISMO, REVOLUCION E INDIGENISMO: MEXICO, 1910-1940" Alan Kaight ‘Traducci6n del inglés: Dra, Maria Torexa Rodrigues Lopes, Profesora-Investigadora del cinsas-Golfo. Introduccién Este trabajo discute el papel del concepto de “raza” y las teorfas racialen on ol México revolucionario, es decir, en el México que emergié de la revolucién armada de 1910-1920, Sacrificando los detalles por la generalizacién, clegi pro: sentar una amplia y r4pida aproximacién con el propdsito de facilitar la compa. racién intercultural. Mi intencién ha sido ir ms alld de los planteamientos publicados por los principales pensadores, y relacionar sus afirmaciones con el contexto hist tico y social. Algunos pensadores/escritores/polfticos fueron muy importantes en el pronunciamiento de teorfas raciales, en especial en relacidn con el papel de los indios en el México revolucionario: Manuel Gamio y José Vasconcelos, mis tarde Alfonso Caso y Gonzalo Aguirre Beltran,’ Debido a que ellos dirigie- ton la cuestion directa y publicamente, sus opiniones serdn revisadas y discu- tidas de manera breve en la mitad de este capitulo. Sin embargo, un andlisis que se limita a los principales pensadores puede volverse abstracto y reificado, una biisqueda de la genealogfa y de los lazos intelectuales que tiene poco que ver con la trayectoria hist6rica real. Por ejemplo, cudl fue la influencia de la nocién de “raza césmica” de Vasconcelos o de la categorizacién racial de la sociedad mexicana de Molina Enrfquez. Por supuesto, sopesar el impacto de las ideas dentro de la sociedad ¢s dificil, en especial cuando, como en este caso, las ideas mismas (relativas a la igualdad o desigualdad racial) se encuentran incrustadas de manera profunda en las relaciones sociales, raramente se expresan de forma abierta y pueden ser disfrazadas o falsamente negadas. Entonces, aunque la ideologia oficial del ee * Texto traducido del articulo de Alan Knight, “Racism, Revolution, and Indigenismo: Mexico, 1910-1940, en Richard Graham, editor, The Idea of Race in Latin America, 1870-1940, Austin, Texas, University of Texas Press, Institute of Latin American Studies, Pp. 71-113. Derechos Teservados, 1990. Cortesfa de la Editorial de la Universidad de Texas. sin duda, enérgicamente resistente al clasico eurocentrismo Lo que la sociedad mexicana ha estado libre de que éstas permanecen nada m4s como mero vestigio de un racismo moribundo.* Por tanto, la seccién final de este capitulo tocaré la cuestiGn del racismo en la sociedad mexicana ¢ intentaré ligar la teorfa y la practica; en otras palabras, se trata de probar en un breve y tentativo modelo, el impacto de las teorfas discutidas. : . El presente escrito pues, NO sélo trata las ideas raciales, su contenido y sustrato légico, sino también el impacto social que éstas alcanzaron. El anilisis mientos formales a las relaciones parte de la teorfa a la practica, de los planteai Be a i informales, del estudio a la calle. Pero cualquier andlisis del racismo mexicano requiere tratar de interpretar el desarrollo hist6rico de las relaciones sociales, en funcién de las cuales se puedan fijar y articular las teorfas raciales y la difusién de las actitudes raciales. Teorfas y actitudes, por supuesto, pueden ser de importancia fundamental, por toda la subjetividad, prejuicios, e incluso absur- dos. Comenta Ashley Montagu: “muchos de nosotros somos conscientes de que en un sentido real nada puede ser més real que lo irreal”.* No es suficiente, sin embargo, simplificar el reconocimiento de la fuerza de las teorfas y actitudes raciales tomdndolas s6lo como un legado histérico. Una aproximacién “fenomenolégica” por la cual “si los hombres tipifican una situaci6n como racial, racial debe ser”, sin duda es insuficiente para entender la realidad més alla de Ja percepcién y, en consecuencia, cémo se construyen las percepciones.’ De- beré empezar por Jo tanto, con un andlisis de la “realidad” de la raza en México, antes de continuar con la cuestién mas relevante de las teorfas y actitudes. México revolucionario fue, racista, es erréneo inferir por © las creencias ¥ précticas racistas, © La “realidad” de raza El México moderno es una mezcla racial. Este lugar comin, el punto de partida un ninfin de tenniaty no tiene amy poder explicativo intrinseco. Las supuestas es genéticas de la diferenciacién “racial” nunca han sido probadas y, por lo _ la a categoria de “raza” ha sido cuestionada,® y con razén. La ai ne fics ee ae es, sin embargo, una mezcla de diferentes grupos _aoseamente = somaticos contrastantes; es el resultado de la mezcla entre particular) noite eel Re rene resales” (nesros, © “exif! pt nace oe me saal eee ener en México (Nueva Espafia) durante tres grado de separacién entre indios y espafioles: S¢ 10 una cuidadosa divisién “racial” -o de castas-; poder y privilegios se ron estrechamente relacionados con la identificaci6n “racial” (una iden- tificacion, Por supuesto, que fue tanto cultural como bioldgica). En muchos aspectos, el México colonial se conformaba bajo el modelo de una sociedad de castas 0 “estamentos”, cuyos grupos de adscripcién —blancos, mestizos, indios, as{ como otras subcategorfas~ gozaban de un acceso diferencial al poder y la ropiedad. Pasado el tiempo, estas barreras de casta fueron erosionadas. La mezcla se dio raépidamente, no obstante los impedimentos burocraticos. No podfa sostenerse. un sistema rigido de apartheid y una verdadera proliferacién de subtipos “paciales” atestigu6 la imposibilidad de una categorizacién terminada.* Cada vez mds -y el cambio se aceleré con el boom econdmico del siglo xvul- jas castas tuvieron un lugar secundario con respecto a las clases como forma de identificacion. Hacia el siglo xvi “el término ‘indio’ [...] significaba mds una categoria fiscal que una étnica”.’ Con la Independencia de México (1821) y las reformas liberales de mediados del siglo x1x se dio un desmoronamiento adicio- nal de los mecanismos que manten{fan la diferenciacién de castas. Durante el régimen de Porfirio Diaz (1876-1911), todos los mexicanos fueron reconocidos como ciudadanos formalmente iguales ante la ley; las etiquetas “raciales” eran atin aplicadas en los registros censales pero no llevaban asociadas connotacio- nes sociopolfticas formales. Para entonces, las generaciones de mestizaje habfan borrado la ordenada divisin racial de la época colonial temprana. Respecto a Jos atributos somaticos, pocos mexicanos eran indios “puros” o blancos (criollos); la mayorfa la confor- maban mestizos de un tipo o de otro. Es verdad que los “indios” se vefan mas oscuros, pero no eran definidos tinica 0 primariamente en términos somaticos. Una serie de caracterfsticas distintas determinaron la identificaci6n “racial” ~o, debiéramos decir, propiamente étnica—: lenguaje, cultura, vestido, religién, organizacin social.y conciencia. Puesto que estos fueron mds bien criterios sociales. que atributos bioldgicos, los cambios eran posibles; el estatus étnico de individuos y comunidades no era inmutable. Bajo la influencia de la educa- cién, la migracién y los desplazamientos ocupacionales (en suma, con el alcance de la “aculturacién” 0, si se prefiere, de la “des-indianizacién”) los indios Fueron viables las transiciones indi- sostuvo mantuvie pudieron llegar a convertirse en mestizos. viduales (con dificultades); las transiciones colectivas formaron parte integral del largo proceso de “desarrollo” mexicano. La movilidad hacia arriba “blanquea- ba” a los individuos: el dictador Dfaz (“un indio mixteco puro”, de acuerdo con un historiador) era, a los ojos de un contempordneo, “supuestamente (sic) sdlo at parte de sangre india”, y de hecho, “probablemente era totalmente eg” 10 Entonces, la movilidad social fue creando una ilusién Optica, en México y en otras partes de América Latina." Fueron més significativas las transiciones colectivas, las cuales pueden trazarse geografica y Se eer tal como el pronunciado gradiente de aculturacié6n comunitaria que Redfield establecig recorriendo geogréficamente del noroeste (blanco/mestizo) de la peninsula de Yucatan al sureste (indio); el sorprendente y claro corte gradiente de aculturacién “lingiifstica”, el mismo que Friedrich establece cronolégicamente en las genera- ‘efios.!2 Los patrones de aculturacién son suficiente- ciones recientes de naranj 5 i ue ofrecen estimaciones mente claros, al parecer, para algunos antropélogos q) ion confiables de transformaciones futuras.'* Por lo tanto, el proceso de mestizaje, que a veces se ve como bésicamente racial, es de hecho social; el “mestizo” es tanto un logro como un estatus adscrito aunque sea un Jogro) que resulta diffcil y que puede durar hasta décadas en el caso de comunidades enteras. La naturaleza de este proceso nos acerca a determinados problemas ana- liticos que debemos confrontar inicialmente. En primer lugar, puesto que la aculturaci6n representa un amplio proceso dindmico, resulta dificil generalizar sobre las relaciones étnicas a través del espacio y el tiempo. Convencionalmen- te, las comunidades indias pueden ser localizadas en cualquier momento dado en un accidentado continuum que parte de las mas acentuadas sociedades “indias” (a veces “tribales”), como los lacandones de Chiapas, hasta las mds integradas sociedades campesinas “indias” del México central. Redfield trazé un continuum dentro de la peninsula de Yucatan (de Tusik a Dzitas -y finalmente Mérida—); Manuel Gamio ofrecié una divisién tripartita del continuum, tipificado por: a) los mayas de Quintana Roo, b) los yaquis de Sonora, y c) los “indios” de Morelos que siguieron las proclamas de Emiliano Zapata durante la Revo- lucién.'* A veces, la atribucién de “indio” se reserva a aquellos grupos loca- lizados hacia el lado ms indfgena del continuum (los lacandones, los mayas de Quintana Roo, los yaquis): grupos que mantienen fuertes caracteristicas lingiifsticas y culturales, y que se localizan principalmente en las llamadas “regiones de refugio” donde sobrevive una acosada cultura india, marginada pero no aislada. Por el Contrario, las comunidades del México central, como las de Morelos nen bilingiies, fusionadas con la Supuesta cultura hispdnica) son consi- cimen aia ca aros ha objetado debido @ que muestran cuantiosos lengua ate 4 pecan indias, en términos no sélo de SU Organizacién social y teligiosa. Esta razén ha ; tdaciopne we mec i ‘te — is pel oe Una revisida gubermamental de 1946 de las polfticas educacionales indigenistas dc los ads treinta a los alos cuarenta conchuyé que “los ceatros educacionales [entonces estabiecidos} [__} sostienen ua esfuerzo totalmente inadecuado frente a la magnitud de las areas que enfrentan™: México: seis atios de actividad nacional (México: Secretaria de Gobernaciéa, 1946). p- 174. De la Pefia, “Orden Social”, p. 313, concuerda. "= “La salida de jefes de familia en la busqueda de trabajo en las zonas cafetaleras (Chuzpas} da um gran impalso 2 Ia incorporaciéa de los indios dentro del estado civi- Ezado”. F. Rodriguez Cabo al Departamento de Trabajo, 30 de septiembre 1935, aan/ ic $33. 4/12. Eseadios de migraciéa de los Estados Unidos hacen frecuentemente el Ero seiialamrento. o "© La migracsa estacional ba servido para canalizar recursos a las comunidades de les Altos de Chiapas o Perd, ayudando a perpetuar las comunidades y sus culturas “indies”. Mids secientemente, 1a migraci6n extensiva de trabajadores de la mixteca de Oaxaca a le Frontera norte, ba resultado en la formacién de una conciencia comunitaria 53 “4 litical Conciousness: From P; % eaney, “Mixtec Pol ‘aSsive to en: Mist : resentado en el taller de “Revuelta Rural, el Estado Meriea” Resistance il Perspectivas Histéricas y Contempordneas”, Center for US.-Mexi, ee tniwied de California, San Diego, Febrero 1986. Ver también Margari Nolaseo, “Los Indios de © partra, “El problema indigena 42-43 a © Redfield, Folk Culture, pp. 66-67; ver también Rodolfo Stavenhagen, Las clasey sociales en las sociedades agrarias (México: Siglo xx1, 1971), p. 238. 1% Comentarios de un cacique de! Valle del Mezquital, citado en Bartra, “El pro. blema indigena”, p. 462. © Stavenhagen, “México: minorfas étnicas”, p. 23. Incluso antes de que fuera erigida Ja actual construceién espectacular en los afios 1960, su predecesor, el Museo Nacional de Arqueologfa, Historia y Etograffa, fue considerado —por indigenistas- “la més genuinna institucién nacional de la Republica”, un simbolo material de los valores étnicos y la identidad nacional: memorandum de 1a Organizacién de los Indios de la Repdblica a Cirdenas, enero 1938, agn/Lc 545.3/147. oeenaany Being Indian, pp. 159-161. = Bartra, “El problema indigena”, pp. 467, 475. Friedrich, Princes, p. 146; “Un hilo fundamental que continuara ligando 4 une Mnismo con las Ifneas de Tos ancestros indios tarascos, o en términos de algtin tipo de clase no-éinica”, os : «_ iedlander, Being Indian, p. 71. ve isitich, Princes, p. 185. "© Oscar h Being Indian, p. 30 (aunque 1a fecha de esta declaracién no esté clard) “sat Lewis, Five Families: Mexican Case Studies in the Culture of rant * Souvenir Press, 1976), p. 68, oo . + PP. 77-79; Vasconcelos, Aspects, p. 38: ‘rch, Princes, pp. 121, 186, , Seine Indian, pp. xv, 76. Mericana de Sociologia 36 dades indigenas de la sierra norte de Puebla" “° Redfield, Fou (1974): 144. Pueden darse otros ejemplos similate® — “El problema ame p 75; ver también Friedlander, Being Indian, PP °° {falta e0 et texig ena”, pp. 461-467. '* Friedlander. 3... et) Robe Reig int Indian, Redfield, P. xvi.” cag? cicaé! Pra, 1946), p, 68. 4n, @ Mexican Village (Chicago: UniversitY of México”, en Grantz, ed., Heterodoxia recuperada, pp, 3 49.350 ", pp. 476-478; Bonfil Batalla, Uropia y revolucién, Revisio

Vous aimerez peut-être aussi