EN EL ACTO DE CLAUSURA DEL CURSO
ESCOLAR
Palabras pronwnciadas por el sefior Presidente del Consejo Nacional
de Educacién en el acto de clausura del curso escolar, realizado el
30 de noviembre en el Teatro Colén
Estas fiestas de clausura del afio escolar, que retinen a las auto-
ridades, al personal docente y a los nifios en grata celebracién del es-
fuerzo comin desarrollado durante un nuevo periodo, deben ofrecer
también oportunidad para apreciar algunas cuestiones planteadas en
ese transeurso y coordinar ciertas observaciones sugeridas por la ex-
periencia.
No ser indispensable repetir una vez mas el elogio de la forma
eficiente en que el magisterio desempefia sus tareas, ni ratificar la sa-
tisfacci6n con que el Consejo comprueba los resultados obtenidos en
su afan permanente de mejorar el aprovechamiento de los recursos
de que dispone. Puede resultar ventajoso, en cambio, reiterar algunos
eonceptos comunes, cuyo olvido suele ser causa de que se juzgue sin la
debida equidad el desenvolvimiento de las actividades educacionales.
En el conjunto de-las iniciativas adoptadas por el Consejo duran-
te el afio que termina, merece especial recuerdo el plan de educacién
nacionalista que se aprob6 oportunamente y que, aparte de coincidir
cou invariables normas de orientacién de nuestra ensefianza, obedeci6
a notorias exigencias de la situacién en que hoy se halla el pais frente
al mundo. 2
La accién de la escuela en la obra de vigorizar el sentimiento na-
cional y afirmar el prestigio de nuestras institueiones es, sin duda al-
guna, primordial ¢ irreemplazable, Como nos lo demuestran hechos ac-
tuales, ella debe cumplirse con particular intensidad en las zonas fron-
terizas de nuestro territorio. En aquellos lugares, @ los que no llega el
influjo de las manifestaciones superiores de la vida argentina,” tiene
mucha importancia que los establecimientos de educacién, simbolos deJa unidad moral de nuestro pueblo, retinan condiciones materiales que
atraigan el respeto e hieran la imaginacién de los pobladores. El es-
pectdeulo de los miseros locales de las escuelas no eontribuye, por cier-
to, a realizar ese-designio.
Desde hace varios afios, el Consejo Nacional de Educacién se ha
propuesto dotar de edificios decorosos a las escuelas de frontera, y
tiene listo el plan correspondiente a la diez y siete que mas lo requie-
ren. Su importe total ascenderia a 350.! 000 pesos. Pero la limitacién
de los recursos que se le conceden ha impedido levar a la practica tan
modesto proyecto.
Este ejemplo, particularmente significativo en la actualidad, ha
de servirme de punto de apoyo para insistir en observaciones formu-
ladas muchas veces respecto de la urgencia de afrontar decididamente
el problema de la edificacién escolar.
Para satisfacer nuestro continuo requerimiento en tal sentido, el
Congreso dispuso en-1938 que se entregaran al Consejo 40.000.000 de
pesos en diez anualidades. De acuerdo con esta ley previsora y repara-
dora, deberiamos haber invertido ya 12.000,000 en nuevas construc-
ciones, y el progreso que se habria alcanzado-en la materia seria en-
tonces notable. Pero hasta la fecha s6lo se ha podido disponer de
2.500. 000 pesos, destinados a las obras apremiantes. El balance no
puede ser menos feliz. Practicamente, habria sido preferible que, en
lugar de la promesa de 40.000.000, se hubiera permitido al Consejo
aplicar a Ja edifieacién escolar, como ellas lo disponen con rigidez, los
2.000.000 de pesos anuales de las Leyes de Hipédromos, que hoy se ine
corporan a rentas generales.
Cireunstancias como éstas demuestran la fragilidad de ciertas eri-
ticas que suelen dirigirse a la accién del Consejo y que no tienen en
cuenta los obstdculos, superiores a su voluntad, con que choea de con-
tinuo. La deficiencia de los locales es tema predilecto del comentario
adiverso. 2 +
La instruceién primaria no tiene mas recursos que los que el Con-
greso vota. La labor del gobierno escolar consiste en invertirlos de la
mejor manera posible. Ellos deben seguir un crecimiento ininterrum-
pido, paralelamente al crecimiento de la poblacién. Pero los aumen-
tos del presupuesto no responden sino a una parte de las necesidades
comprobadas. Puede afirmarse que, desde ese punto de vista, la expan-
sién escolar esta siempre en retardo.
De la investigacién que anualmente se efectiia en todo el pais a
fin de conocer las necesidades escolares, result6 que para 1940 debiancrearse 1312 seceiones de grado en las provincias y 655 en los territo-
rios, 0 sea un total de 1967 maestros nuevos. No fué posible nombrar
mas que 400. Quedé, por lo tanto, un saldo de 1567 secciones de grado
sin titular, con grave reeargo para muchos docentes que deben impar-
tir ensefianza a 100 0 mas alumnos. . e
En 1940 la inseripcién aumenté en 8860 nifios en los’ territorios
y en 22011 en las provineias. Disminuyé, en cambio, en 4579 en la Ca-
pital Federal. Este déficit responde al descenso de la natalidad metro-
politana, que acusa cifras absolutas desde 1931 y se acentiia sibitamen-
te en 1933. La disminucién a que me refiero, en efecto, limitase a los
grados primeros y segundo, o sea a los nifios nacidos en aquel perfodo.
Por felicidad, en 1938 comienza de nuevo el ascenso; pero todavia es-
tamos lejos de los 50.000 nacimientos anuales que ofrecia el Buenos
Aires, mucho menos populoso de 1914, afio inicial de la profunda eri-
sis histérica que ha trastornado la vida del mundo.
Las provincias y los territorios, como hemos visto, mantienen un
indice superior de natalidad, reflejado en el crecimiento de su pobla-
cién escolar. A esa feeunda renovacién de energias sociales debe res-
ponder el Consejo con su empefio de ofrecer medios de edueacién ele-
mental al mayor ntimero posible de nifios argentinos. Si sus gastos no
aumentaran proporcionalmente, la Nacién experimentaria un irreme-
diable retroceso espiritual.
El presupuesto que el Consejo ha proyectado para 1941, de acuer-
do eon las disposiciones de su ley organica, contiene los aumentos de
rigor. Ellos se refieren a sueldos de personal docente, alquileres, cons-
trucciones, material diddetico, servicios de asistencia. Debe sefialarse
que, por el contrario, los gastos destinados a personal administrativo
y técnico-profesional continéan distinguiéndose por la moderacién de
siempre. Representaban el 2,48 % de su presupuesto general en 1936;
se elevaron al 2,67 en 1939, como consecuencia de la reorganizacién auto-
rizada por el Congreso, y han descendido al 2,62 en 1940. No ereo que
puedan citarse ejemplos superiores de parsimonia administrativa.
Me ha parecido oportuno hacer estos comentarios sobre algunos as-
pectos practicos de la labor de la institucién que presido. Siempre es “itil
apreciar con exactitud las realidades, como un estimulo para el mejo-
ramiento y para la saludable reetificacién. No se trata, por lo demés,
de asuntos extrafios al ambiente de esta fiesta tradicional, que los ser-
vidores de la ensefianza miran como una cita propicia para celebrar
los éxitos aleanzados y reflexionar sobre las responsabilidades con-
traidas.ee
Bn su esfuerzo en favor de la suerte de la nifiez, el Consejo Na-
cional de Hducacién se siente alentado por la simpatia de los padres de
familia, que le demuestran en toda forma su solidaridad, de acuerdo
con las previsiones de los ereadores de nuestro régimen educacional,
que vieron en esa vineulacién de los hogares con la escuela la condicién
necesaria de su éxito. La influencia reciproea de esos dos factores en’
jd formacién de las almas infantiles se manifiesta en nuestro medio
con caracteristicas inconfundibles y tiene en esta ceremonia de fin de
curso su tiltima y mAs elocuente exteriorizacién. Por eso ella puede ser
considerada también como, un homenaje que las familias rinden a los
maestros de sus hijos. A fodos ellos les expreso desde aqui, ante la hon-
rosa presencia del Excmo. sefior Vicepresidente en ejercicio del P. B.
y de S. E. el sefior Ministro de Justicia e TInstruceién Piblica, la gra-
titud de las autoridades educacionales y su esperanza de que sigan
eumpliendo su noble misién con la misma fe en los destinos de la pa-
tria, hoy como siempre generosa, pacifica y libre.
Pedro M. LEDESMA