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LOS RAN CORTES es el mejor de fos libros que José Luis Martine ha escrito alo largo de una trayectoria Ge medio siglo. La vocacion de Martinez ha sido la historia literaria y ta literatura hist6rica. En este caso la palabra voca- cin es clave, Se trata no sélo de un hombre de letras que deeidié poner 2 vés de las tormenias, un saber amena- zado por la pélvora y el fuego, 0 peor ‘Xin, por a negligenciay el olvido, La obra critica de José Luis Martinez (1910), comenzada er los primeros atos ‘cuarenta, no ha sido totalmente recop: luda. EI fue quien olfates la muerte de Ja mendaz narrativa postrevolucionaria Y quien, veime aos mds tatde,eecibio ‘con entusiasmo y sensibilidad ala pro- moci6n de los sesentas. Sin embargo, clertico cuyadivisa fue siempre la cor. tesfay la mesura fue desapareciendo en favor del funcionario public y del his toriograto. LIBROS HERNAN Cortés De JOSE LUIS MARTINEZ. Pot CHRISTOPHER DOMINGUEZ MICHAEL * UNAMIFCE, Mexico, 1990, 1015 pp. Los trabajos recientes de José Luis Martinez son mds historiogéficos que histéricos. Frente a las opiniones 0 las idcologis, Martner pefiee los hechos ¥ su base documenta. $s recopilacio- tes y antologis son asumidamente dlcticas y presentan ta oportunidad de valorar ef término en su ms noble acep- cidn. Erudito como pocos, José Luis Martinez 90 hace de la erudicién una hheemenévtica ni de su vasisima cultura un sello de prestigio intelectual. Su de vocin por él enriquecimiento dela tr dicién nacional recuerda a ese humants ‘mo que Antonio Machado y Alfonso Reyes reivindicaron durante cl siglo. Pe- 10 sila obra de Martinez.no pocas ve ces ha parecido superficial o neutra, 2 partir del Herndn Cortés ya no puede setlo. Con un tacto a veces excesivo, Martine pone nel lector la respons: Dilidad dé una elecién que divide nues- tra conciencia histGrica desde 152, ‘Hernan Cortés se presenta como una fui biogrifca que acompatia los cuz {to volimenes de fos Documentos cor- tesianas que vaa publicar el Fondo de Cultura Econdmica y que el propio Mar tinez ha rastreado y esclarecido. Natu ralmente, su libro es mucho més Diseipulo de Alfonso Reyes, Martinez hheredé su claridad de exposicion. Si su estilo noes billante, slo son sus visio- nes panordmicas. La descripcidn de Mar- tinez no busca la poesia de a Vision de Andbuae pero tiene la respiraci6n de los horizontes naturales que pinta Rivera cuando abandona el bosquejo de Is pa- siones de fos hombres. Es ocloso insistr en las virudes de Vuelta 164 36 Julio de 1950, Martinez como investigador pues laste ‘ne notables: informacién abundante mis economia narrativa. Cuando un erudito presenta un libro apoyado en una biblio- graffa tan vasta y logra que su material interes hasta por sus pies de pagina, se ogra un envidiable equilibrio. Tras enu- ‘merar someramente 2 los mundos que se encuentran, Martinez averigua el 0s ccuro origen de Cortés, su viaje juvenil a las Indias y la expedicion a México. Lo {que sigue €s el genio politico del con- quistador, su capacidad para navegar a contracorriente y la conciencia prosis tica de su propia heroicidad al ir redac- tando las Cartas de relactén. ‘Como en Bernal Diaz del Castillo, a quien prefiere el autor entre los cronis- ‘as por su humanismo, son las piginas ‘consagradas al encuentro entre Cortés y Motecunzoma las més fascinantes de la biografia, Una vez mas, como en tan- tos textos, encontramos esa cpopeya donde Ia voluntad vence a la fatalidad. Martinez condena las matanzas del Tem plo Mayor, Tepeaca y Cholula, comet das ya por Cortés, ya por sus capitanes. Las gucrras de conquista desde que son, than sido sangrientas. Es indul que el his- toriador juzgue moralmente un hecho que de stes inmoral, pues entonces ca si todo lo es en Ia historia. Cortés violé cl cOdigo de honor del guerrero, como antes 10 hizo Alejandro y luego Napo- Je6n, para no hablar de los conquista- dores del siglo xx. Vencedores, los antiguos mexicanos no hubieran sido mds clementes. ‘Ala cafda de México ~ Tenochuitlén ef Herndin Cortés reafirma sus cualidades historicas y biogréfias. La fundacion de tuna nueva nacién sobre ls ruinas per- severantes de una civilizacién, que he- ‘ida de muerte sobrevive gracias a una fusi6n que Corésestimulé tanto por su ansiedad de cruzado catdlico como por su codicia Feudal Poco se sabe de un héroe. Incluso Droysen, 1 bidgrafo hegeliano de Ale- jandro Magno, se pregunta si vidas tan Jegendarias pueden ser arancadas de la historia para encarnar en biografias. En 4a intl expedicion a las Hibueras,en los {ediosos jicios de residencia 0 en la fra- casada pretensiGn virreinal de Corés, ‘vemos aun hombre de rostrofragmen: tado, cuyas tonalidades de expresién varlan desde la amarillenta caricatura fi veriana hasta ls hagiografias hispanis tas. Elempetio de Martinez logra dibujar a Cortés en esas multiples imagenes, no pocas insospechadas. Mencidn aparte merece la asombrosa galeria de perso najes menores que José Luis Martinez re: construye, déndole al Herndn Cortés una hermosa densidad de uso noveles co: criadas, fails, soldados de fortuna, Indios conversos, una esposa presumi: blemente estrangulada y ba inasible Do- fia Marina ‘Hernan Cortés aparece cuando se Heankn Conrts acerca el quinto centenario de fo que At varo Mutis ha llamado con indudable acierto una asombrosa hazafianéutica Siendo asi material que José Luis Mar- tinez pone a nuestra disposicin, pese a su reiterada ponderacién, no puede ser neuro. El Cortés de 1521 un conquis- tador legendario; el Marqués del Valle, constructor de un Estado en condicio- es inéditas en la historia; el Cortés de la caida, noble que mendiga crédito y re- conocimiento en ls cortes metropolita. nas, ¢5 un retratolastimero de la funci6n patrimonialista que el Estado da y quita 2 sus politicos en la cultura hispdnica Eljuicio de residencia a Hemén Cor- tés noha terminado y es absurdo espe- ‘aun veredictohistérico que satisfaga a fiscaes y querellates por igual. La jus ticia estan relativa como lahistoriay lo cs aun més cuando ala segunda se le exi- gen dictimenes absolutes. Asombra lo mismo el anequismo impastado, impos. tor y mesiénico que pretende negar el lugar de México en el Occidente de ha- bia espafiola, como el candor, para n0 utilizar una palabra ms fuerte, de algu- 10s estudiosos extranjeros —el mis re- ciente ¢5J.M.G. Le Clézio— que acusan alls esprioles de haber destruido el du- doso edén que la conciencia europea usa para atormentarse con necedad folk- lorica. Para los primeros s6lo vale la cul ‘ura precolombina y la conquista es una larga ocupacién extranjera. Para los se {gundos, ef México posterior 2 1521 €s tuna imitaci6n barata de Europa. Con- mueve Lucas Alamin escondiendo en una cripta las osamentas de Cortés para Impedir la profanaci6n liberal en 1836. Peroes exagerada la patética peticion de Vasconcelos, exigiendo et desagravio el conquistador mediante la ereccién 6e un monumento en su memoria en ca da pueblo de México. Pocos saben dn de estén esos restos en la actualidad Leyendo a José Luis Martinez visitaros Ia Iglesia del Hospital de Jess, templo pobre y abandonado, en efecto. Cortés ‘descansa bien all, Los célculos del azar © de la providencia, segin se quiera, le ddieron a la grandeza y a la miseria Gel ‘conquistador un lugar casi andnimo. Herndn Cortés ¢s un libro memora ble para el lego como para el erudito. Ya los historadores discutirén su pert nencia, Mientras tanto, terminada ale tura, Martinez nos conduce hacta una frase que €l no esctibi6 pero que resul- tanatual al certar el libro: Herndn Cor- 15 es el fundador de México. SUMMA DE MAQROLL EL GavIERO POESIA 1948 ~ 1988 De ALVARO MUTIS Por RUBEN VARGAS PORTUGAL * México, Fondo de Cultura Econémica, coleccion Tierra Fieme, 1990; 242 pp. Prologos de um rio, €8 cosa que se descubre al el primer pocma de esta Summa de ‘Magrol! el Gaviero, cuando el lector se tencuentra con la poderosa imagen de la ‘reciente, con el bronco rumor del agua que ‘se apodera det corazin y lo tum: ‘ba contra el viento” el descabrimien- 10 se confirma mientras s¢ recorren sus Paginas: un viaje, o muchos: navegacio- res por aguas densas y torrenciales, transparentes y profuncas; hacia el final, Q UE LA POESIA de Alvaro Mutis es tes Octavio Paz y Ernesto Volkening. ‘en el Ultimo poema, ¢s una certeza que se celebra con fa luvia, con su intacta maravilla y ‘su paso sorpresivo y bien becbor / que nos preserva del olvido y de ta mansa rutina sin memoria”. bes ta altura, y2 s6lo una sorpresa es posi- ble: la de saber que entre el primer ‘pocma y el dtimo han pasado acaso cua- fenta afios, y que en ambos, una tinica [presencia se impone, confirmando con [misma vehemencia la secreta rama de 1a obra: el agua que viaja y su dominio, Vuelta 164 37 Julio de 1990 Ya se sabe que el agua que viala es ‘desde antiguo metéfora del tiempo: el olvido y ta memoria que transcurren —discurren— hacia ese mar que ¢ el morit. Asi, side alguna idea habria que ‘echar mano para nombrar ala poesia de Mutis, ésta seria quizd, la idea del tiem: po. Salvo que su poesta no esté hecha de ideas sino de imagenes, de presencias Y Sucesos, y que el tiempo no contiene sino pasa. Pasa, y a su paso, como los rfosen su naciente en las alts montafas cordileranas, socava y arrastra: y como Jos mismos rios en su vasta desembo- cadura en las Tierras Bajas, se extiende y deposita, Ast arrastra y deposita sus materias el poema en las orillas de la poesia: “angustias, dias en blanco en espera de nada, verguenzas de la car- ne, falias de amistad, deudas nunca agadas...navegaciones por aguas em- ‘Ponzoadas y cltmas malignos... en in, todos tos pasos que da el bombre ‘ustindose para la muerte”; pero tam- bién "ta fiebre de la infancia, a lenta convatescencia en las tardes de un oto fio incesante, los amores que se prome- Han sin término”, las ciudades encontradas, las historias redimidas del yugo de la Historia, los milagros y las epifanias. En fin, la transfiguracién de ta palabra y la vida, la fértl miseria que hace de la obra del poeta colombiano uno de los puntos ms altos de la poe: sia hispanoamericana de hoy. ‘Summa de MagrollE! Gaviero reine 4a obra pottica de Mutis comprendida entre 1948 y 1988; el Nbro se abre con sus “Primeros poemas” (1947-1952) se cierra con uta recoleccién de sus ‘Poemas dispersos”, Entre estas dos or lias se suceden nueve colecciones: “Los elementos del desastre™ (1953), “Los tra bajos perdidos" (1968), “Resevta de los hospitales de ultramar’” (s.f), "Se hace un recuento de ciertas visiones memo: rables de Magroll El Gaviero, de algunas de sus experiencias en varios de sus via jes y se catalogan algunos de sus obje- tos més familiares y antiguos” (1973), “Caravansary'" (198i), “Los emisarios’ (1964), "Diez lieder” (1984), “Crénica re #2" (1988) y “Un homenaj y siete noc turns" (1967). Dos ensayos acompaian alorativamente 10s trabajos del pocta: Los hospitales de ultramar" (1955), de Octavio Paz y “El mundo ancho y aje no de Alvaro Mutis” (198), de Ernesto Volkening Desplazamiento en ta corriente del agua, materia del tiempo que devasta € inventa o, més bien, que al devastarin- venta, la poesfa de Mutis esté poseida por un énima que es, mismo tlempo, su navegante y su ndufrago: Maqroll El Gaviero. Un personaje, un nombre, una ciffa, un espiritu que se encama y reen- ccarna en poemas y momentos diferen- tes dela obra; una presencia una huella {que se impregna también en sus ausen- cias, Magroll: viajero impenitente, avi zor de distancias y experiencias cextremas, héroe y antihéroe, rebelde de RUBEN VARGAS PORTUGAL Ia estrpe de los desesperanzados; con: ciencia del poeta, como 1o apunta Paz ‘en su ensayo, pero también su mascara La obra postica de Mutis, esta Summa de Magroll El Gaviero, puede ser leida quizds como un largo poema de viaje. Un poema de vie con sus estaciones y demoras, con sus pasajeros transitorios y la constancia de sus petegrinos, con sus adioses definitivos y sus retornos re currentes. Tal ¢s la unidad de ta obra —de “Los elementos del desastre” a “Un homenaje y siete nocturnos—, pero también su poderosa diversidad. Es tun viaje de direcciones y dimensiones desde siempre abiertas a una dilatada sgeografia hecha de paisajes fisicos y hu- ‘manos, espirituales y morales. Decir que EI Gaviero es el navegante y el ndufra go de este viaje, la conciencia y la mas- cara del poeta, ¢s apuntar, siquiera indicativamente, a las configuraciones las formas— de esta empresa poética Viaje inico y divers, la poesia de Mu tis se asienta en una sabia ambighedad textual:

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