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Sócrates
Sócrates nace en Atenas, aproximadamente en el470 a.C. y muere en el 399 a.C. Su manera de
concebir la investigación filosófica es como investigación dialéctica, es decir, basada en el
diálogo. Esto provocó que no dejara ninguna obra escrita y los testimonios que tenemos de su
pensamiento es gracias a las obras de Platón y Jenofonte.
El método socrático
Frente a los sofistas, Sócrates cree que con la razón humana podemos llegar a una definición
después de analizar una serie de casos particulares. En esa definición el ser humano llega a
alcanzar la esencia de la realidad y de esta forma obtiene un conocimiento universal y
necesario o lo que es lo mismo, conocimiento científico.
Las tres características del pensamiento socrático que influyen más en filósofos posteriores
son:
Si el ser humano se queda en lo particular, en los objetos que capta a través de los sentidos,
posee opinión pero no ciencia. La ciencia sólo existe cuando se llega a definir la esencia de las
cosas. Por eso la ciencia es un saber racional, universal y necesario, en lugar de ser un
conocimiento variable, como es el que proporcionan los sentidos.
Según Sócrates, sólo sabiendo qué es la justicia se puede ser justo, solamente sabiendo qué es
lo bueno se puede obrar bien. A esto se le denomina intelectualismo moral. Podríamos
definirlo como aquella doctrina que identifica la virtud con el saber.
Ser virtuoso consiste en realizar el bien, y nadie hace el mal a sabiendas, es decir, obrar mal es
fruto de la ignorancia y consecuentemente cuando se conoce qué es lo bueno, necesariamente
se hace.
Sócrates se dedica a enseñar a sus contemporáneos el camino de la virtud porque según él, en
la práctica de la virtud el hombre encuentra su perfeccionamiento y en consecuencia la
felicidad.
El hombre por lo tanto tiene que ser dueño de sí mismo, es decir, la autonomía del hombre es
una de las características esenciales de su moral, para de esta forma obtener la felicidad.
Sócrates, maestro de Platón, le había señalado las características que el conocimiento humano
debía tener para ser considerado científico: debe ser universal y necesario. Si el ser humano
puede tener conocimientos universales y necesarios, debe existir una realidad universal y
necesaria.
De todas formas, la experiencia nos dice que las cosas de la naturaleza, del mundo en el que
vivimos, son todas ellas concretas, cambiantes y contingentes. Por eso, Platón propone que
además de este mundo (compuesto por cosas particulares y contingentes) debe existir otro
mundo de objetos universales y necesarios., al que accederemos mediante la ciencia: el
mundo de las ideas.
1. Teoría platónica de la realidad
El mundo inteligible no es otro que el mundo de las ideas. Las ideas son entidades
extramentales que tienen existencia objetiva, es decir, no son simples conceptos. Por ejemplo
la idea de belleza existe por si misma, más allá de la mente y con independencia de los objetos
bellos.
Todos los objetos del mundo sensible tienen en el mundo de las ideas su correspondiente idea,
forma o arquetipo.
Las ideas son realidades inteligibles e inmateriales. Son realidades que no captamos por los
sentidos, sino a través de la inteligencia, por el hecho de no ser percibidas por los sentidos no
dejan de ser reales. Son las auténticas realidades denominadas “realidades en sí”, inmutables,
inalterables, no crecen ni disminuyen, no están sometidas a cambio ni a generación y
corrupción, son en definitiva eternas y simples.
Este mundo es la segunda realidad expuesta por Platón. Es la realidad que perciben los
sentidos, es engendrada, está en continuo devenir, se genera y se corrompe. Es una realidad
múltiple y tan sólo es semejante al primer tipo de realidad. Las cosas de este mundo dependen
de las ideas para existir y por lo tanto sólo es una realidad aparente.
-la participación: las cosas sensibles son como son porque “participan” de la idea. La
multiplicidad de las cosas no agota la idea de la que participan.
-la imitación: las cosas sensibles imitan las Ideas, es decir, son sus copias imperfectas.
-la aspiración o finalidad: las cosas sensibles “aspiran” a tener las cualidades de la Idea
(perfección, inmutabilidad) a pesar de que nunca podrán conseguirlas, dada su esencial
característica material.
La pregunta que hay que hacerse es ¿quién o qué principio lleva a cabo el proceso de
configuración del mundo sensible según el arquetipo de las Ideas?
Platón soluciona esta cuestión recurriendo a un ser divino: El Demiurgo. Inferior en perfección
a las ideas, pero eterno e inmutable, inteligente. No es un principio creador, sino un principio
ordenador que tomando las Ideas como modelos ejemplares, configura todas las realidades
sensibles y las organiza según el mismo orden racional, de belleza y armonía del mundo
inteligible, que es eterno.
Frente al relativismo sofista, Platón exige para el conocimiento las características de objetivad
y validez universal que Sócrates había apuntado en su intento de hallar las definiciones de las
virtudes morales.
Según Platón el conocimiento humano tiene dos principales grados de conocimiento: opinión
(doxa) y ciencia (episteme).
La opinión trata de los objetos sensibles particulares, la ciencia versa sobre las ideas.
Intuitivo:
Discursivo:
Creencia:
Dentro del conocimiento denominado opinión (doxa) encontramos el llamado creencia (pistis).
Es el conocimiento de las cosas sensibles, de los objetos materiales. No es un conocimiento
verdadero, pues conoce lo fugaz y lo que se corrompe, no las auténticas realidades, las Ideas.
Imaginación:
Esta teoría de la reminiscencia presupone el origen divino del alma, la inmortalidad del alma y
la teoría de la participación según la cual las cosas sensibles son participaciones o copias de las
Ideas.
Catarsis o purificación: Se trata de una vía moral de acceso al mundo de las ideas. El filósofo
sabe que la contemplación directa de las ideas sólo podrá obtenerla cuando muera, una vez
liberado del cuerpo y lo sensible, por eso mientras permanece en este mundo, su tarea
consiste también en purificarse, es decir, liberarse de los lazos sensibles para así estar más
cerca del saber y preparar al alma a su definitiva separación del cuerpo. El verdadero filósofo
no teme a la muerte, pues ésta supone el paso a la contemplación plena de la verdad, de las
Ideas.
3. Dualismo antropológico de Platón
Para Platón el ser humano es un compuesto de dos realidades distintas: cuerpo y alma.
El alma es de naturaleza espiritual y procede del mundo inteligible. Lo propio del alma no es
estar junto al cuerpo; su origen es el mundo inteligible. Mientras permanece unida al cuerpo
su deseo es librarse de los lazos sensibles que la atan a lo sensible y retornar al mundo
inteligible. Platón la define como un principio que se mueve a sí mismo y es fuente de
movimiento. Es por lo tanto el principio que mueve y anima al cuerpo, que por sí solo es
inanimado. Por lo tanto la unión de alma y cuerpo es una unión accidental. Esta teoría remite a
la teoría pitagórica.
Argumento ético: Si el cuerpo y el alma se destruyeran con la muerte, los que no han
dominado sus pasiones y deseos, al morir quedarían impunes. La justicia y la injusticia
quedarían sin premio y sin castigo. Es necesario que el alma sea inmortal.
Platón ha ofrecido una concepción del alma simple, es decir, al ser semejante a las ideas debía
ser así. Pero a lo largo de su obra se da cuenta que esta concepción es insuficiente para
explicar la complejidad del comportamiento humano y su frecuente tendencia hacia la
injusticia. En sus últimas obras habla tres principios anímicos que pueden estar en conflicto en
un mismo ser humano. Las tres partes son entendidas como funciones:
La parte racional: es la más noble y elevada. Su actividad consiste en conocer intelectivamente
las ideas y así poder dirigir y guiar a las otras dos partes. El alma racional es inmortal,
inteligente, de naturaleza divina y está situada en la cabeza.
La parte irascible: es la fuente del valor, la voluntad y las pasiones nobles. Corresponde a lo
que se entiende por “fuerza de voluntad” Está situada en el tórax, inseparable del cuerpo, por
lo tanto mortal.
La parte concupiscible: es fuente de pasiones innobles (hambre, sed, sexo). Está situada en el
abdomen y es mortal. Coincide con lo que llamamos instintos.
El destino del ser humano está relacionado con la finalidad del alma racional, es decir, la
contemplación de la auténtica realidad, las Ideas. Esta meta no se puede alcanzar plenamente
mientras el alma esté unida al cuerpo. De lo que se trata por lo tanto, es de ir haciendo las
sucesivas purificaciones, para una vez llegada la máxima purificación (filósofos-Pitágoras-
Sócrates-Platón...) alcanzar su destino final, permanecer en el mundo de las ideas. El tema del
destino del alma está directamente relacionado con el concepto de virtud ética.
4. Ética platónica.
Platón concibe la polis como un organismo humano. La sociedad tiene las mismas exigencias y
necesidades materiales y los mismos fines éticos que el hombre. El individuo no puede ser feliz
en medio de una sociedad injusta. Por eso debe haber correlación entre los propósitos ideales
del hombre y los de la sociedad. Cada una de las parte del alma tiene su correspondiente clase
social. Hay, por lo tanto un paralelismo entre el alma individual y la sociedad.
La Idea del Bien (el Bien en sí mismo) es la idea que está en la cúspide de la jerarquía. Esta idea
es la causa del conocimiento verdadero de la realidad y de la esencia de las cosas y es lo que
ha de guiar nuestra conducta.
El objetivo de su ética es el acercamiento de nuestras vidas al Bien. Cada parte del alma debe
realizar su función hacia el bien, cada parte debe cumplir su función.
La función propia del alma racional es poseer conocimiento de la verdadera realidad. El alma
racional será virtuosa (cumplirá su función) cuando sea prudente y conozca el bien, cuando sea
capaz de discernir entre lo bueno y lo inconveniente.
Conocer el bien no es suficiente si no se posee fortaleza. El alma irascible debe cumplir su
función que no es otra que la de auxiliar y ayudar al alma racional a imponer sus designios
sobre el alma concupiscible.
Sólo cuando cada parte cumple su función se genera la virtud que Platón denomina justicia. Es
decir, armonía en la totalidad del individuo, gracias al buen funcionamiento de sus partes.
Cuando el individuo sabe qué es lo que ha de hacer, cuando tiene la fuerza de voluntad
necesaria para hacerlo y sus apetitos no son tan fuertes como para no ser dominados, es
cuando dirige su conducta hacia el Bien. Ahí hablamos de un individuo justo y virtuoso. La
virtud de la conducta humana es el dominio racional de las pasiones.
5. Política platónica
Para Platón son tres los principios que rigen la ciudad: la clase social trabajadora (artesanos y
agricultores), la clase social guerrera (auxiliares y defensores) y la clase gobernante.
La función que en el individuo cumple el alma racional, la ejerce en la polis los gobernantes,
dirigir hacia el Bien. La función de la parte irascible es ejercida por los guerreros y auxiliares,
cuya virtud es la fortaleza o el valor, auxilian al principio racional para ejecutar sus órdenes. La
función de la parte concupiscible (atender a las necesidades del cuerpo) la cumple los
artesanos y agricultores (suministran los medios materiales), y su virtud primordial es la
templanza.
La Justicia, tanto individual como social, es la virtud ética por excelencia, pues se da cuando
cada principio cumple su función.
En la República elabora las bases de lo que se conoce como un “Estado utópico”, es decir que
encarnaría las perfecciones de su proyecto político. Sería el Estado ideal (Kallípolis).
La educación de los niños sería común, sin tener en cuenta su rigen social ni su sexo. Los que
por su capacidad sólo puedan cursar las enseñanzas más básicas y no destaquen en el terreno
de las habilidades físicas corporales de defensa, formaran parte de la clase trabajadora. Los
que destaquen por sus capacidades intelectuales y su constitución física y valentía se les
someterá a una educación más larga y cuidada. Se les introducirá en el cultivo de las ciencias y
en el terreno de la preparación física de grado superior. Estarán capacitados para desempeñar
a la perfección, por el cultivo de su inteligencia, de sus técnicas de defensa y de su valentía, la
defensa de la ciudad. Por lo tanto formaran la clase de los guerreros y auxiliares. Los que
destaquen por su capacidad racional y puedan ir más allá en el estudio de las ciencias se les
introducirá en el estudio de la dialéctica, ciencia suprema del conocimiento de las ideas.
Formarán la clase de los gobernantes. Cada clase social ha de cumplir lo más adecuadamente
posible su función.
Para asegurar que se cumpla efectivamente con lo que se espera de estas clases sociales,
habrá que regular las condiciones de vida que tendrán. Para que los trabajadores cumplan con
su función, es decir que produzcan el máximo de bienes, podrán acceder a formar una familia
y tendrán derecho a la propiedad privada. Los guerreros no será conveniente que tengan
familia ni propiedad privada, ya que si acceden a ellas es muy probable que no cumplan con su
función, defender incluso con su propia vida. La clase de los guerreros viviría en un comunismo
de bienes y personas, es decir, ningún guerrero tendría acceso a la propiedad privada y a los
vínculos familiares. Los gobernantes tampoco tendrían acceso a la familia ni a la propiedad
privada, ya que esto impediría en gran medida que pudieran ejercer plenamente su función sin
desviarse. Al carecer de intereses personales, los gobernantes cumplirían escrupulosamente su
función.
Platón así, cree haber descrito la ciudad justa, ideal, en la cual el objetivo primordial es el Bien
común y en la que los intereses individuales están siempre supeditados a la comunidad. El fin
de la justicia en la sociedad es salvaguardar el Bien común, objetivo de las leyes. En la filosofía
de Platón, el filósofo-rey es muy importante. Los filósofos tienen la tarea de gobernar porque
están en contacto con el mundo de las Ideas, auténtica realidad, auténtico conocer y donde
residen los valores supremos.
Para Platón hay Estados justos (aquellos gobiernos en los que se da una armonía tanto en el
individuo como en la sociedad) y los Estados injustos (aquellos en los que las ciudades no
están sometidas a principios racionales, sino al ansia de honores o de riquezas sin tener en
cuenta el Bien Común).
Aristocracia (monarquía): es el gobierno de los mejores, tanto si manda uno como varios.
Timocracia: es el gobierno en el que predominan las ansias de fama y honores militares. Es una
degeneración que se produce cuando en el sistema aristocrático la clase de los guerreros toma
el poder.
Oligarquía: es el gobierno de los económicamente poderosos. Se produce cuando los
guerreros dejan de atender a la fama y ponen su mirada en las riquezas personales. También
cuando gobiernan los negociantes ávidos de riquezas. Acaba empobreciendo al pueblo.
Para Karl Popper, filósofo del siglo XX, la concepción política de Platón es la primera de las
teorías totalitarias del pensamiento occidental.
En 1943, en plena guerra, Karl Popper escribió un libro muy importante para el análisis de los
problemas políticos: La sociedad abierta y sus enemigos. Entonces estaba en Nueva Zelanda,
exiliado de su Viena natal. La tesis central de la obra postula que el origen del totalitarismo
radica en la superstición de ciertas ideologías que parten de dos falsedades relacionadas:
primero, que la historia se mueve en una dirección de acuerdo con leyes naturales y, segundo,
que ellos, los ideólogos, conocen esa dirección. A partir de esas certezas, basadas en el
determinismo histórico, se construye la utopía: dotados de esa tremenda información, se
edifica un mundo maravilloso en el que los seres humanos serán felices porque el modelo de
sociedad se adapta milimétricamente al sentido natural de la historia. Obviamente, quien se
oponga a la construcción de esa sociedad perfecta, una sociedad cerrada que remite a la tribu,
puede ser considerado un canalla y debe ser extirpado invocando razones morales, como ha
sucedido en todos los Estados totalitarios. Marx era, sin duda, un pensador cargado de buenas
intenciones…pero su lectura de la historia y su propuesta, como la de todos los utopistas,
conducía a la opresión.