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ÉTICA
Bryan Espinosa 5to Nivel de Filosofía y Pedagogia 2017-12-15
Tema
Tiempo e Historia
Contextualización
Tesis
Argumentos
Según Jenkins (2006) la historia, tal como ha sido entendida por gran número de
historiadores, consiste, fundamentalmente, en acercar el pasado a nuestro presente. Pero
esta especie de resurrección del pasado aparece llena de dificultades (pág. 23).
Formular las cuestiones del saber temporal, podría dificultar el quehacer de su evolución,
pues, la forma en cómo entendemos su contenido anexaría las fuentes de la realidad
histórica y sus factores; cuando se busca reconocer las virtudes humanas, dependiendo de
las comparaciones de los tiempos graduales, establecidos en diversos Estados, la
reminiscencia de sus ideas, prácticamente, se verán influenciados y alterados por la
realidad, su acción ante ella y las consecuencias que tornan turbulento la posibilidad de
un “progreso”.
Según Skutch (1904) la masa histórica y la línea temporal pueden promover y abastecer
una fuerte red de transformación real, donde los individuos y las sociedades están
esquematizadas por la historia; mientras el tiempo recorre partes del pasado, presente y
futuro, la frecuencia de canalizar la rehabilitación de las fuentes periódicas parece tener
una relevancia a tener una constante instauración de la vida real humana (págs. 324-325).
La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero no es,
quizá, menos vano esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del presente y
los errores, entre otros contrastes de la formación analítica de la realidad; desde allí, el
conocimiento del presente constituye un dato más en el que captar el ritmo de la historia,
y en el que descubrir las diversas soluciones en las que se anudan los hilos del pasado
(Astudillo, 2005, págs. 85-87).
Recordar el pasado podría perderse la constitución de entender los rasgos del presente, la
fuente de la realidad cognoscible de este periodo contemporáneo radica en la historia y
los rasgos de momentos anteriores, quiere decir, en los fenómenos que constituyen
nuestro entorno; ahora, si la realidad se vería sujeta a una época distante al nuestro, la
formación del futuro se vería disperso en puras comparaciones o relativismos temporales,
donde solo los hombres estarían siendo el centro del tiempo y la posibilidad de progresar
se truncaría a bajos instintos e ilusiones pecaminosas de la historia.
La elite del futuro es algo estructurado de definir o de argumentar, con tan pocas
investigaciones o estudios; sin embargo, la serie del presente y el pasado son proyecciones
a ese “destino”, cuya ocupación de la realidad está restaurando la virtualidad del mundo
y de los Estados diversos, donde la relación entre línea de tiempo continuo y Patria
Cronológica, sus variantes podrán tener concordancia, pero, su fundamento con la historia
es una incógnita, donde solo la labor humana con la sociedad reflejara sus consecuencias.
Según Jenkins (2006) la visión de la historia esta opuesta a las visiones del tiempo, pues,
ambos poseen un cambio fenomenológico en su estructura interna y eso dificulta
comprenderlo como una sola materia, es imposible que la ética pueda contemplar tan
fuertes opciones de la realidad y sus matices axiológicas (pág. 78).
La historia tiene una formación gradual, respecto a los atributos del tiempo, porque está
compuesto de una línea no cronológica, cuya magnitud se ve alterada por las secuencias
del tiempo, pues, la realidad esta observada por el puente humano y nadie mide, ni
canaliza los estados del tiempo, un argumento de proporciones limitadas a la mente
humana, sobre todo a la formación gradual del tiempo.
La relación con historia y tiempo nunca se fue creando o analizando por científicos o
filósofos, la verdadera razón por las cuales estos elementos congenian, es por una aparente
atadura de la humanidad, pues, la gente hace de estos mecanismos, un influjo de la
reflexión ética, la visión desnuda de los errores del mundo y la constante desunión con la
constitución de los valores y morales del sujeto, perdiéndose a la deriva de la relatividad.
Según Villa (1999) el tiempo esta desactualizado por la corte de la historia, a través de
esta explicación:
“Como un camino concurrente, la historia desnivela al tiempo de su
misma esencia, la ética ha tomado soporte de ella y la moral humana
instrumentaliza sus estados, por ende, el criterio reubicación critica,
debe manejar acciones de reflexión continua, no desvirtuada a los
indicios de la inutilidad” (págs. 43-44).
Cuando la cuna del tiempo llegara a romperse de la historia o del espacio, habremos
perdido nuestra realidad, no como míseros novatos de la inconciencia, sino, como
desdichados hombres inescrupulosos y hundidos de su misma desdicha, donde lo que
importa es generar una marcha al tiempo, sin importar sus tesoros o sus planes, atraídos
y cedidos por las generaciones; ser hombres implica perder el interés del tiempo, perderlo
de las manos y aun mejor, desvincularse con la historia (Skutch, 1904, págs. 305-306).
La cualidad del tiempo e historia no va de la par con cualquier máquina, pues, si llegara
a fallar dicho artefacto se destruiría y estaría estático; desde esta aclaración, estos
elementos no son estáticos o reducidos a un material cualquiera, éstos son los extractos
de una relación humana y activa, cuyo formato podrá tener relaciones científicas, pero,
va de la mano con la inducción metafísico, matemático, fenomenológico, entre otras
instancias del pensamiento humano, obviamente, surgidos del análisis filosófico y
científica, conjuntamente; por eso, estos elementos son importantes para llegar a una
posible resolución de ideas o cuestionamientos.
El proceso de entender los estamentos del tiempo no implica recorrer o verificar su forma
física dentro del espacio, de hecho, la historia seria la máscara del tiempo, pues, son los
hombres los que manejan ese límite de uso; entre tiempo e historia, no existen límites
secuenciales o recortados del manejo suspicaz de la rama temporal, en realidad, cuando
la línea del tiempo genera una unidad de evolución gradual, la historia será el motor de
arranque para generar asociaciones del presente, con instancias del pasado y el futuro.
Según García (2010) la ética le da respiro de vida porque agarra las singularidades y
deficientes características de los puentes históricos y temporales, para volverlos uno; mas
allá de la desnivelación, su contraste y operación hacen de este razonamiento, un paso
para llegar a descubrir la inducción de la realidad humana con las instancias del presente
y sus antecesores y predecesores (pág. 67).
Las ciencias han sostenido que es imposible creer en una ruptura total de las instancias de
tiempo e historia, pues, cada una se alimenta de las fuerzas del otro, inclusive, se ve una
unificación inefable de sus partes y abren paso a las diversas relaciones de estudiar temas
de ciencia gravitacional o aportes a la incursión de ciencias sociales u ontológicas,
actualmente; por ende, la historia subsidia la necesidad del humano y el tiempo le brinda
el momento de crear su ejecución responsable.
La verdadera razón por las cuales la desconfianza humana, ante la creciente movilidad
del tiempo se ha visto puesto en tela de duda no va tratado a la superstición o la historia
de los contextos, sino, por el indebido sostén del hombre por despreocuparse de sus
obligaciones y enfrentar, sin responsabilidad, a las crisis de su indebida estructuración;
desde allí, el único mito que se desmiente es el de sentirse apenados por no ocupar los
momentos de la historia, para luchar, en conjunto, contra las fuerzas que nacen de la
imprudencia y la desmotivación de las sociedades y sus épocas (Levinas, 2008, págs. 432-
433).
Conclusión
Entonces, cuando se aplica una ética del tiempo y la historia, retoma ciertos ámbitos de
la conciencia, generando una observación constructiva de la sociedad, donde el hombre
es el actor de su mayor papel en este espacio, la visión de un nuevo estilo de vida.
Bibliografía
Astudillo, D. (2005). La ética humana ante los problemas de la sociedad actual. Madrid:
Scielo.
Jenkins, K. (2006). ¿Por qué la historia? Ética y posmodernidad. México D.F.: Fondo
de Cultura Económica.
Villa, M. (1999). Filosofia. Vol. Iii: Ética, Politica E Historia de la Filosofia (I). Sevilla:
MAD.